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Post by Corneille Black on Jul 4, 2017 0:02:11 GMT
El agradable clima se podía notar mirando en la cara de las personas gotas de sudor pero aún así tenían una agradable sonrisa. Entre aquellas personas una figura delgada resaltaba por sus alas negras como el carbón y aquella capucha pareciendo una Caperucita del lugar. Entre las manos de la joven harpía tenía varios ramos de flores, cada ramo distinto al otro, cada flor era recolectada con una delicadeza puesto que esta pensaba que cada flor estaba destinada a un dueño, todas las flores eran hermosas y a su vista igual las personas eran hermosas. Solo si se maltrataba la flor podía tener un aspecto totalmente lamentable, eso mismo sentía que pasaba con las personas, pero a pesar de todo seguían siendo una flor que con cuidados serían bellos.
Aquella pequeña de no más de 1.65 de altura miraba a los habitantes y de acuerdo a su vista ofrecía a las personas dependiendo su apariencia, así ella sabía que no llegaría muy lejos, pero quería hacer aquel intento puesto que si ganaba un poco más de dinero ofrecería no ramos, si no, plantas que la gente podría plantar y cuidar con cariños. Sus orbes iban de un lado a otro siempre mirando a las personas, sonriendo de manera amable aunque a veces no podía ir más allá de una simple compra, su fuerza no fue la mejor al caminar, así que tuvo que tomar un pequeño descanso en una banca del lugar. -Vamos flores, sé que quieren tener un dueño- Comentó mirando aquellos ramos que tenía entre sus piernas, si, ella gustaba de hacer aquello pensando que la ayudaría al menos un poco.
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Post by Haoyang Lian on Jul 5, 2017 4:28:23 GMT
Inútil... como siempre todo debía hacerlo con sus propias manos. Un mensaje le había llegado por medio de la tableta... decenas de paquetes habían llegado defectuosos, con hojas de espadas sin filo, escudos sin agarraderas, armaduras con cuero podrido. Se encontraba enfurecido y era por esa razón que sus pasos eran pesados, llenos de impaciencia.
Detestaba caminar por el mercado y llenarse de los olores que apestasban el lugar. Animal sucio, podredumbre... desechos biológicos... Era de mal gusto toda la suciedad que parecía ser la característica que más resaltaba de la Ciudadela. Su mal humor que ya lo caracterizaba había empeorado con las incompetencias de sus empleados y sus proveedores; no había tiempo para detenerse y oler las flores...
Las voces de los mercaderes se mezclaban en su cabeza mientras que su único propósito era el de llegar a su negocio y poner orden. No se detenía siquiera para echar un vistazo a los productos que con tanta insistencia los arcanos le ofrecían con sus manos sucias y sus sonrisas encebadas por el sudor. Llevaba un gesto disgustado en su rostro, una cara de pocos amigos que ahuyentaría incluso al más necesitado de todo Mirovia.
Habría llegado sin retrasos a su tienda de no ser que notó a un grupo de goblins intentando descargar un montón de frutas que llevaban apiladas sobre una carreta. La distribución daba mucho a qué desear, algunas se caían, rodando sobre el suelo sucio, mas descuidados e ineptos, se descuidaron de sus alrededores y vencida por el peso, aquella carreta amenazaba con tumbarse y caer sobre una jovencita que indefensa, se encontraba sentada sobre una banca.
Sino actuaba rápido terminaría herida o incluso peor. Apresuró el paso y sin decir más, la tomó del brazo, jalándola para evitar la avalancha de frutas que comenzaron a rodar por todo el mercado. Tanto vendedores como compradores giraron sus rostros ante el evento, algunos exclamando aliviados y otros sorprendidos por la incertidumbre de lo que había sucedido. -Mediocres- masculló sin despegar la vista de los goblins que ni siquiera notaron lo que pudo haber pasado con la chica; estaban más preocupados por recuperar su mercancía que ya estaba siendo tomada por varios niños que corrían reventándose de risa por sus travesuras. Haoyang bajó la mirada hacia la joven en una respuesta involuntaria a lo ocurrido. No parecía haber sufrido ningún daño. -Debería ser más cuidadosa y atenta a sus alrededores, jovencita-. Notó que uno de los ramos había caído al suelo, por lo que se agachó para tomarlo y entregárselo a la extraña. -Tome-.
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wolfeimer
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Post by wolfeimer on Jul 5, 2017 12:57:52 GMT
Andaba en ese día buscando algo para condimentar la comida, y era una ocasion perfecta para quitarme los malos pensamientos de mi cabeza.. pero al andar en las calles senti un gran olor agradable en el aire.. no era comida... no!!! Era el olor de unas flores que nunca habia olfateado .. hize el esfuerzo de seguir el rastro hasta que cuando llegue aquel lugar, me sorprendi... era una extraña criatura con alas negras y una capucha roja... cargada con un ramo de flores... senti algo de compasion de ella, pues de seguro que lo estaba vendiendo las flores para ganarse la vida... lo cual me recuerdo una canción verídica de mi abuela, cuando convíviamos con los humanos:
Decidí aproximarme a ella para comprarle unas flores.. no solo para ayudarla, si no tambien para decorar mi campamento que estaba algo muy solitario.. y sin compañia.. pero de repente un joven se aproxima rapidamente a ella para protegerla... ¿de un accidente? ... asi que rapidamente me aproxime a ellos... ¿Estan bien? no me había fijado que alguien chocaría con esta jovencita... Creo que este no es un buen sitio para estar no lo crees? -Le ofreci una sonrisa para calmar el ambiente- Mi nombre es Wolfeimer... y ¿El de ustedes?
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Icaro
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Post by Icaro on Jul 5, 2017 18:33:05 GMT
Bien, esa no había sido su mejor idea. Por más necesario que fuera, no había sido muy prudente meterse en el Mercado en pleno día, entre toda la gente sudorosa a causa del terrible calor. Había creído que tan solo le llevaría una media hora encontrar lo que buscaba y salir al bosque, donde las copas de los árboles lo protegerían del inclemente sol, pero no había sido así, claro que no. Como era de esperarse, el Mercado estaba atestado y eso significaba que el aire esta tan saturado de olores que Icaro empezaba a marearse. Sí, habían algunos aromas agradables, como el de platillos recién hechos, algunos perfumes exóticos, frutas, y alguna que otra persona que sí había decidido bañarse antes de salir, pero por lo demás… Digamos que no era un ambiente bonito para que un tipo que únicamente contaba con el oído y el olfato para orientarse.
Ah, y el bullicio. Eso tampoco ayudaba en nada. Había estado circulando por un largo rato, sin encontrar siquiera la manera de alejarse de la parte central del Mercado. Siempre salía sabiendo que podía sucederle algo parecido, pero esta vez la paciencia se le estaba agotando. Tenía calor debajo de la gruesa capa con capucha que se había puesto para protegerse del sol, aunque por nada en el mundo de la quitaría.
-Lo siento, lo siento-tenía que ir diciendo a medida que se abría paso entre la multitud. Ya había hecho tropezar una pobre elfina y había chocado de lleno con el carro de un vendedor ambulante. Y ni quería saber a cuantas personas había golpeado con su bastón.
Suspiró frustrado. ¿Para qué se esforzaba? No llegaría a ninguna parte si seguía así, es más, estaba bastante seguro que si permanecía directamente bajo los rayos del sol y atormentado por ese horroroso mejunje de olores, acabaría desmayándose o algo por el estilo. No, señor. Aún le quedaba algo de dignidad. Ahora lo que debía hacer era apartarse del gentío, intentar identificar el camino con sombra y directamente salir de ese lugar. Otro día sería. O tarde. Preferiblemente nublada o lluviosa.
De pronto, le llamó la atención un ruido en especial. Una serie de golpes, acompañada con voces agudas dándose indicaciones y reproches.
Sintió que algo le golpeaba el pie al tiempo que oía otra voz que decía “mediocres” con evidente fastidio. Icaro se agachó para tomar el objeto que lo había golpeado y en cuanto la tocó comprendió lo que acababa de suceder. Era una naranja. A juzgar por el aroma que le llegaba desde la distancia, los golpes no habían sido más que una buena cantidad de fruta golpeando contra el suelo. Mantuvo la naranja cerca de su rostro, disfrutando disimuladamente su olor. Una naranja gratis. Era lo mejor que le había sucedido en el día.
Guardándose el botín en el bolsillo, pensó en acercarse al carro accidentado, que tenía un olor cientos de veces más agradable que el gentío que lo rodeaba. Y además, empezaba a oler flores. Ah, flores, eran como la música de los olores. Guiado únicamente por esto, Icaro se empezó a acercarse distraídamente al origen de tan bella sensación.
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Post by Corneille Black on Jul 6, 2017 6:01:28 GMT
Confundida, ese era el sentimiento perfecto que podría describir como se sentía en aquél momento. De un momento a otro había sido salvada por un chico, miró hacia su espalda, justo donde había estado sentada ¿Cómo pasaba un segundo y casi saldría lastimada?. Observó a su salvador, un pequeño paro a su respiración le hizo mirarlo directamente, tenía un semblante tan autoritario que quizá, aún así se sintió levemente avergonzada puesto que ahora era el centro de atención de aquél mercado, quitando claro el intento de hurtos de aquella zona. Cuando estuvo a punto de hablar para agradecerle, este extendió un ramo que esta misma había hecho, levemente intercambió la mirada entre el ramo y su salvador, le brindó una pequeña sonrisa mientras tomaba la mano de este parando aquella acción de devolver lo que había creado - S-Se lo obsequio, una muestra de agradecimiento por salvarme -Habló tímidamente ante aquella persona, casi un susurro para no molestarlo con su voz. Así fue hasta que escuchó otra voz gruesa a un lado de estos, extrañada y un poco aturdida mordió sus labios mientras asentía ante sus variadas preguntas que daba el que acababa de llegar. Estaba incómoda, no le gustaba tener tanta atención sobre ella, así que su cara mostraba levemente un gesto inconforme por la situación
-Soy Corneille....-Susurró cuando este preguntó su nombre, tampoco podía ser grosera ante alguien que se preocupada por ella. Entre sus manos se reflejaba el nerviosismo puesto que sus dedos jugaban entre ellos mientras miraba a su alrededor. Como si fuese hoy su día de ser vista, encontró un cuerpo joven que buscaba con el olor sus flores, preguntándose si este necesitaría un ramo de entre sus manos.
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Post by Haoyang Lian on Jul 6, 2017 7:23:08 GMT
Miró con severidad a la jovencita quien le obsequiaba aquél ramo. ¿De qué le veía cara? No había lugar en su vida para tales banalidades. El rostro de Lian se mantuvo severo mas podía verse cierto disgusto en su mirada. -Insisto. Quedarme con esto sería casi como hurtarlo; si quiere ser un buen comerciante no debe dar sus productos sin costo alguno-. El tacto cálido de la desconocida contrastaba con la frialdad de sus palabras. El dragón no tenía suficiente delicadeza como para notar la ternura con la que aquella chica estaba efectuando un acto agradecido y totalmente desinteresado.
Como era de esperarse el desafortunado y molesto accidente habría captado la atención de los marchantes del mercado. Un joven les hablaba; le tomó tiempo a Lian para despegar su mirada de la chica para atender al recién llegado. ¿Qué clase de persona usa un momento como ese para socializar? -Este es un mercado; si dice que no es un buen sitio para... "estar" entonces no creo que ninguno lo sea- dijo en un tono escueto, genuinamente molesto por la indicación tan errada del extraño. -Lo recién ocurrido se debió a la imprudencia de los comerciantes, no de la señorita-. La miró de reojo al escuchar su nombre, lo cuál sólo lo irritó más ya que eso quería decir que él también debía presentarse también. -Mi nombre es Lian Haoyang y es más que evidente que nos encontramos sin daño alguno-. Enderezó su postura, elevando ligeramente su barbilla mientras procedía de nuevo a entregarle el ramo a la jovencita. Sin embargo, una presencia nueva llamó su atención; un joven se acercaba, moviéndose con cierta fragilidad hacia ellos con un bastón entre sus manos. Sus pasos delicados y ligeramente torpes, como un ciervo recién nacido. Debía ser ciego, muy probablemente. Se mantuvo callado, observando sus movimientos. Estaba de más hablarle, tal vez sólo interrumpiría su caminata.
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wolfeimer
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Post by wolfeimer on Jul 6, 2017 9:58:31 GMT
La presencia del misterioso joven hacia conmigo fue algo aspera, sombria, como si su vida no tuviera ningún valor, pero no me dejaria caer mi postura facilmente frente a el...
Ok... sseñor.. Lian. es un placer conocerlo, me alegro que la señorita no le hubiera pasado nada... yo.. - luego me dirigi a la jovencita vendedora -por casualidad esta vendiendo ese ramo de flores? yo... presenti su aroma hace minutos atrás, y me gustaría comprárselo, si se pudiera... necesito algo para decorar mi campamento para que no se vea tan solitaria... y creo que esas flores de seguro le gustarían tener un buen dueño que se encargue de ella
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Icaro
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Post by Icaro on Jul 6, 2017 17:00:46 GMT
Podría ser que los olores no fueran tan claros, pero siempre decían mucho más que las palabras. Y eran más interesantes. A medida que Icaro se iba acercando a esa zona algo más despejada, reconocía los aromas de distintas personas con todas sus variaciones. Embelesado como estaba en la fragancia de las flores, solo se interesó por lo que se le parecía más y de inmediato reconoció el olor de una harpía. Curiosas criaturas, las harpías. Como toda criatura alada, siempre conservaban un poco de humedad entre las plumas que les daba su toque característico. Aunque en este caso, el aire estaba contaminado con un claro olor a nervios. Tanto animales como humanos y arcanos emanaban olores diferentes dependiendo de su humor o estado de salud, de manera totalmente inconsciente. Cuando alguien olía de esa manera, transmitía tensión al ambiente, imperceptible para algunos, evidente para Icaro. Sin embargo, en este caso en particular, más que tensionado se sintió enternecido. Esa combinación de harpía, plantas y nervios le hablaba de una criatura indefensa y eso le provocaba un sentimiento extraño, casi… ¿maternal?
Andaba tan metido en sus pensamientos estaba que no llegó a calcular las distancias y de pronto chocó con una ancha espalda. Un olor diferente al que estaba siguiendo lo agobió tan rápido que le hizo poner los pelos de punta. El olor a lobo.
-Discúlpeme, por favor.-dijo automáticamente mientras retrocedía un poco atontado, sosteniendo su bastón con ambas manos.-No lo vi.- Inmediatamente se mordió la lengua. Tantas veces había usado esa frase de broma que ahora se le escapaba sola en momentos inadecuados. Le llegaba una esencia hostil cuyo origen aún no podía identificar, y él andaba diciendo estupideces. Increíble.
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Post by Corneille Black on Jul 6, 2017 20:50:08 GMT
Su actitud le recordaba un poco a su pasado, aún así no quería juzgar al azabache porque quizá detrás de aquel semblante frío y duro había alguien, además la había salvado, cualquiera hubiera dejado que estuviera atrapada entre aquellos frutos. Las palabras duras del contrario hicieron que se sintiera mal, realmente tenía razón, pero aquellas intenciones eran buenas, pensó que quizá fueran algo malos sus ramos pero no, aquellas flores habían sido salvadas gracias al más alto, no debía simplemente dejarlo pasar, si tenía razón quizá era una mala comerciante. -P-pero si no fuera por usted, hubiera perdido toda mi mercancía, además las buenas acciones deberían ser pagadas ¿No creé? -Habló de una manera baja y tímida, esa era su personalidad, un tanto desconfiada pero no del contrario, si no de si misma, esperaba no discutir más acerca de aquella acción de la más baja. Le prestó atención a aquel amigo, quería que el ramo que sostenía su salvador se las quedara él, así que en una sonrisa le mostró más acerca de los ramos que contenía en su posesión, justo al tiempo en donde la pequeña le iba a comentar que tenía una variedad de flores los cuales podía adquirir cuando escuchó una voz suave, su vista se había perdido, aquel chico que había notado hace un rato había chocado con su posible cliente. Rápidamente se posicionó a un lado de aquella persona, preocupada porque a su vista quizá necesitaría ayuda. -¿Está bien? -La voz baja de esta denotaba la preocupación que sentía, insistía en que todas las personas eran buenas solo sus propias acciones dirían lo contrario.
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Icaro
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Post by Icaro on Jul 7, 2017 13:29:12 GMT
La vocecita de la harpía era suave, un poco más que un susurro. Al igual que su olor, le transmitía una agradable paz, quizá solo perturbada por una extraña emoción que florecía en su pecho. Vaya, ¿en qué momento había dejado de ser un tipo normal para transformarse en una especie de abuelita de esas que pellizcaban las mejillas de los jóvenes?
-Oh, sí, yo estoy bien, bonita, gracias por preguntar.
Se había llegado a acostumbrar al olor a licántropo y francamente, se sentía algo avergonzado por esos repentinos nervios que lo habían asaltado hace un momento. Ese olor siempre lo descolocaba; el aroma natural del los lobos y de los humanos combinados en medidas idénticas en un mismo ser era algo chocante, más de una vez lo había interpretado como dos individuos distintos, generando extraños malentendidos. Ciertamente, allí se respiraba mejor y el mareo empezaba a desaparecer.
-Fue mi culpa, andaba distraído.
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Post by Haoyang Lian on Jul 7, 2017 18:46:15 GMT
Apretó ligeramente el ramo entre sus manos, no sabiendo qué haría con tal arreglo pero más por la amabilidad y timidez de la joven que por alguna razón le incomodaban. Poco sabía que esa sensación se debía a una ignorancia de no saber cómo recibir tales tratos y no un desagrado total. Accedió a duras penas, dejando escapar aire de manera un tanto ruidosa por la nariz. Su quijada tensa y sus afilados ojos posados sobre la joven.
El contacto se interrumpió por la voz del otro joven quien no paraba de disculparse. Cómo le hartaba que los arcanos más jóvenes pecaran de sumisos. Si bien Lian no poseía la bendición de la empatía al borde de sus sentidos, ver a un joven con una discapacidad evidente excusándose por eso, no le era sencillo tolerar. -Podría tomar asiento si gusta... para hacer sus ventas- dijo en un tono seco, dirigiéndose a la harpía pero sin despegar la mirada del vampiro.
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wolfeimer
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Post by wolfeimer on Jul 8, 2017 9:27:32 GMT
Justo en ese momento que iba sacar el dinero para comprarlo, senti que alguien se habia tropezado conmigo.... y era un fastidio, ya me habia pasado otra vez con el minotaurp Blyer.. aunque pense que podría tratarse de el nuevamente y que lo hacia como una forma de saludarme.. pero no era el.. era otro... pero cargaba un bastón.. por suerte el golpe no fue nada leve y el trataba de disculparse...
Ohh no tiene que disculparse señor.. no me di cuenta donde estaba parado yo...
La jovencita estaba tratando de ayudar al pobre joven y yo no sabia que mas podria ser yo
occ: Perdon por la redacción del texto y la demora.. trataba de buscarle la secuencia en la historia y me costaba tener algo de motivacion
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Icaro
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Post by Icaro on Jul 10, 2017 19:30:02 GMT
Ya podía distinguir con bastante precisión el origen de cada uno de los aromas, hasta el punto que podía imaginarse la posición de cada uno de los presentes. Bien, así era cómo se ubicaba normalmente. Si lograba mantener esa comprensión de su alrededor, quizá no sería necesario aplazar su recado otro día. Incluso, si le sobraba el tiempo, podía pasar por una taberna…
Por lo que oía, al parecer había ocurrido un incidente con la harpía con olor a flores en el que el dueño de esa voz distante, al que no había prestado atención antes, había intervenido de alguna manera. Un momento… persona 1, harpía, baja estatura, flores, cerca de él; persona 2, pobre licántropo al que había chocado sin querer, adulto, también cerca; persona 3… además de un ligero olor a flores no lograba identificarlo. Sabía que era hombre por la voz, sin embargo, su aroma era como un dialecto diferente del que solo podía comprender en parte. A veces le sucedía con algunas formas selladas con gran capacidad de disimulo, junto a que existían unas cuantas razas arcanas en las que aún no lograba hallar el elemento clave para identificarlas.
Frunció el ceño. No sabía si percibía una leve hostilidad en el aire o era sólo producto de su confusión con respecto al tercer individuo. Qué molesto. Podría solucionarlo si se quedaba un momento más allí.
-Oh, así que estás vendiendo las flores.-dijo dirigiéndose a la harpía.- Mmm, creo que yo también compraré un ramo, si no le importa.
Él había se había librado de la multitud gracias a su dulce fragancia, así que le parecía justo.
Ooc: Perdón por el atropello de antes -.-u no volverá a pasar. Ah, y por la tardanza también, no he tenido la oportunidad entrar al foro en estos días.
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Post by Corneille Black on Jul 11, 2017 3:59:50 GMT
No imaginaba que aquel día terminaría rodeada de diferentes arcanos, aquel que intentó ayudar le había llamado casi como nunca antes, provocándole una tímida sonrisa cuando le llamó "bonita", se sentía muy infantil por eso, pero era una de las primeras veces que no escuchaba palabras halagadoras que no fueran de su hermano mayor. Giró su rostro al escuchar atenta a el joven de ojos más filosos. Por alguna razón siempre que hablaba debía escucharlo a pesar que quizá solo quería salir de esa situación. Negó levemente con la cabeza sacando esos pensamientos tan impuros dentro de ella. Se acercó con una suave y tímida sonrisa a este -Ti-tienes razón, lo haré- En seguida se castigó levemente por aquel tartamudeo victima de su leve nerviosismo que el contrario provocaba en ella. -¿En serio le gustaría una? Podemos sentarnos para continuar como dice el señor Haoyang -Le comentó a aquel extraño que según recordaba aún no sabía su nombre- De igual manera, joven Wolfeimer -Miró a cada uno empezando a caminar hacia un banco, que al parecer estaba libre en ese momento, esperando no volver a encontrarse en una situación similar a la anterior. Aunque no pudo pensar mucho acerca de libertad, pues había pisado una naranja producto de aquel desastre logrando que se resbalara y cayera de espaldas. Ese día quizá su torpeza no le estaba brindando buenas ayudas para sus ventas.
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Post by Haoyang Lian on Jul 11, 2017 19:30:08 GMT
Ya no había razones para permanecer en ese lugar por lo que en cuanto los jóvenes se sentaran para hacer sus intercambios él se marcharía a atender sus asuntos. Ya era muy tarde y seguramente que sus subordinados ya habrían hecho aún más desorden... Al momento en que la joven comenzó a dar pasos para dirigirse al banco, Haoyang estaba a punto de darse la vuelta para marcharse, sin embargo, ya fuese el descuido, la torpeza o la desgracia de su mala suerte, seguía atando a la situación presente. Corneille había pisado una naranja, causando un desequilibrio en su andar lo cual provocó que tropezara. La chipa de adrenalina se encendió a pesar de que su gesto aún se mantenía frío, mientras sus movimientos rápidos y calculados eran óptimos para evitar que la torpe muchachita cayera y se lastimara.
Logró sostenerla antes de que tocara el suelo, apenas la punta de los cabellos de la harpía rozando por encima del suelo. Con una mano la sostuvo de la cintura mientras que con la otra aún apretaba el ramo de flores. Sus ojos, afilados y fríos, se encontraban clavados sobre los de ella, como si se trataran de cuchillos adentrándose en su cabeza de forma hostil y certera. La enderezó con cierta brusquedad mas cuidando de no lastimarla. Retiró su mano del cuerpo de Corneille, la cual cerró en un puño. No estaba acostumbrado al contacto y de igual forma le ponía incómodo. -¿Debo quedarme aquí para que usted sobreviva el día, señorita?- extendió su mano en dirección al banco, indicándole a la joven que tomara asiento. Había cierto sarcasmo en sus palabras mas su rostro se mantenía severo como en un principio.
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