Post by Silver Somnium on Jul 5, 2017 3:54:18 GMT
La noche había caído hacia unas horas, majestuosa en el cielo, la luna iluminaba todo lo que lograba tocar de una forma cariñosa, dando cobijo a los viajeros, y consuelos a los desamparados. El plantío se regocijaba con aquella hermosa luz, y el suave mecer del viento acunaba la siembra con amor, si era una bellísima noche, pero lamentablemente no era así para todos.
Entre los sembradíos, una pequeña figura corría, asustada, temerosa de ser atrapada, sabia lo mal que estaba hacer aquello, pero tenía hambre, y los alimentos que le habían dejado sus anteriores cuidadoras se acababa, no conocía a nadie, no tenía dinero, ni siquiera sabía cómo llegar a otra parte… Parecía que la mala fortuna nunca la dejaría en paz, el viento se colaba por detrás de su cuello, la capa que la cubría se había soltado nuevamente, se apresuró a colocársela para correr más rápido, agarrando con fuerza el bolso de tela desgastado. Finalmente había llegado, el lugar más alejado del plantío, donde pocas veces veía personas transitar, se apresuró en recoger los frutos de las plantas, mirando paranoica a todos lados, pero para su decepción aquellos frutos no estaban en buen estado, negros, las raíces se habían podrido sin que nadie lo notara, Silver sintió un retorcijón en su estómago, el hambre se incrementaba, al igual que las ganas de llorar, demasiado miedo como para buscar otra cosa que hacer
Intento calmarse mientras respiraba, tendría que caminar cerca del silo para ver si había otra planta con comida, sería bastante extraño que así fuera, ya era la época de cosechas y la comida se hacía más escasa para ella. No podía venir en el día, cualquiera de los cuidadores podía atraparla, de noche era más fácil, aunque le daba mucho más miedo, quien sabe que criatura podría aparecerse frente a ella. Sin darse cuenta las lágrimas habían salido por sus mejillas, se apresuró en limpiarlas para caminar, lamentándose de la suerte de ese día, sabía que tenía que hacer algo, había esperado demasiado que volvieran…su cabello que antes era corto por sobre el cuello había crecido hasta llegar un poco más debajo de sus hombros, al igual que ella, la ropa comenzaba a quedarle más pequeña, el tiempo era evidente… y aun así la joven de ojos violeta esperaba en la puerta, y todas las noches, se quedaba sola en la oscuridad, acompañada de algún libro o de un animal nocturno que se posaba en el techo de su hogar.
Se le rompía cada vez más el corazón, el pensar que nuevamente estaba sola en el mundo, pero esta vez era libre, esta vez no se preguntaría como sería la tortura del día, si la golpearían, si el cuchillo se enterraría más de lo normal, si la sangre en su boca sería el único sabor en semanas. Negó con la cabeza, no podía retener las lágrimas otra vez, demasiada tristeza contenida, aunque ahora no tenía sentido sonreír, no había nadie que la mirara… nadie a quien hacer feliz, o con quien fingirlo o en el mejor de los casos…serlo.
Respiro profundo, aclarándose la garganta, lentamente comenzó a tararear, la única canción que sabía, aquella que calmaba su alma, la que con tanto amor, aquella alta mujer le había enseñado, aquella a quien había considerado como su madre, su ángel, su heroína, la que la salvo de aquel infierno en vida, cuando sintió que su garganta estaba mejor, y su llanto había sido calmado, se atrevió a pronunciar las primeras letras, más que como un canto, como una simple frase, suave, tímida, avergonzada de pronunciarlas
“Well I heard there was a secret chord, That David played and it pleased the Lord
But you don't really care for music, do you? Well it goes like this: the fourth, the fifth
The minor fall and the major lift The baffled king composing Hallelujah” Lentamente la voz comenzaba a ser mas armónica, triste, rota, pero más armónica, con más corazón, sus suaves pisadas eran acalladas por el viento y su voz, que poco a poco comenzaba a tomar fuerza, dejando salir aquellas sensaciones que la consumían
“Hallelujah” Repetía, una y otra vez, cada vez más fuerte, sus labios tiritaban y las lágrimas acompañaban los temblores, esta vez no intento reprimirlas, no tenía caso, los recuerdos habían inundado su mente mientras caminaba, las sensaciones cálidas que una vez le habían llenado el corazón estaban presentes, incluso podía escuchar la suave música comenzar dentro de su cabeza
“You say I took the name in vain I don't even know the name But if I did, well really, what's it to you? There's a blaze of light in every Word It doesn't matter what you Heard The holy or the broken Hallelujah” La voz de Silver resonaba en el lugar, no le importaba, nunca había nadie a esa hora, demasiado tarde para los cuidadores, aunque había olvidado la posibilidad de ser atacada, no le importaba en ese momento, solo quería cantar lo más fuerte que pudiera, aun si desgarraba su voz en ese intento. Ese canto estaba expresando todo lo que llevaba meses guardando, reprimida, asustada, aislada de cualquiera dentro de su casa, se secó con fuerza las lágrimas y tomo una bocanada grande de aire, aun escuchando la melodía en su cabeza, siendo más y más fuerte
“¡Hallelujah!” Era un canto fuerte, cargado de sentimientos, se repitió una, dos, tres veces, pero cuando estaba por pronunciar la cuarta su voz desapareció, sentía la sensación ardiente al final de su lengua, había esforzado demasiado la voz y la sed le impidieron seguir cantando… Pero la música seguía
Con pavor se quedó en silencio junto al silo, escuchando, no había estado en su cabeza… Había alguien tocando un instrumento suave, dulce… Había alguien tocando. Llena de miedo la chica corrió devuelta el camino, volteándose cada cierto tiempo para ver si alguien la seguía, no lo sabía, se tropezó un par de veces y se levantó, ni siquiera sintiendo el dolor de su pierna, solo se sintió segura cuando entro a su casa y cerró la puerta, las piernas le temblaban por el esfuerzo y su corazón amenazaba con salirse del pecho, se acercó a la ventana y se asomó, nada… no había nadie.
No pudo dormir en toda la noche, finalmente cerca del amanecer termino por desmayarse, el agotamiento y el hambre terminaron por ganarle, cuando despertó ya era de tarde, nadie se había asomado, nadie le había seguido, se sintió aliviada… Su estómago sonó con fuerza, tomo el bolso para recogerlo, nuevamente tendría que salir en busca de comida. Confundida miro dentro del bolso al sentir peso, estaba casi lleno con maíz, ella no recordaba haberlo recogido… ¿Quizás lo hizo? No estaba segura, solo recordaba el sonido de aquel instrumento… y una duda
¿Debería volver a pasear por el silo?
Entre los sembradíos, una pequeña figura corría, asustada, temerosa de ser atrapada, sabia lo mal que estaba hacer aquello, pero tenía hambre, y los alimentos que le habían dejado sus anteriores cuidadoras se acababa, no conocía a nadie, no tenía dinero, ni siquiera sabía cómo llegar a otra parte… Parecía que la mala fortuna nunca la dejaría en paz, el viento se colaba por detrás de su cuello, la capa que la cubría se había soltado nuevamente, se apresuró a colocársela para correr más rápido, agarrando con fuerza el bolso de tela desgastado. Finalmente había llegado, el lugar más alejado del plantío, donde pocas veces veía personas transitar, se apresuró en recoger los frutos de las plantas, mirando paranoica a todos lados, pero para su decepción aquellos frutos no estaban en buen estado, negros, las raíces se habían podrido sin que nadie lo notara, Silver sintió un retorcijón en su estómago, el hambre se incrementaba, al igual que las ganas de llorar, demasiado miedo como para buscar otra cosa que hacer
Intento calmarse mientras respiraba, tendría que caminar cerca del silo para ver si había otra planta con comida, sería bastante extraño que así fuera, ya era la época de cosechas y la comida se hacía más escasa para ella. No podía venir en el día, cualquiera de los cuidadores podía atraparla, de noche era más fácil, aunque le daba mucho más miedo, quien sabe que criatura podría aparecerse frente a ella. Sin darse cuenta las lágrimas habían salido por sus mejillas, se apresuró en limpiarlas para caminar, lamentándose de la suerte de ese día, sabía que tenía que hacer algo, había esperado demasiado que volvieran…su cabello que antes era corto por sobre el cuello había crecido hasta llegar un poco más debajo de sus hombros, al igual que ella, la ropa comenzaba a quedarle más pequeña, el tiempo era evidente… y aun así la joven de ojos violeta esperaba en la puerta, y todas las noches, se quedaba sola en la oscuridad, acompañada de algún libro o de un animal nocturno que se posaba en el techo de su hogar.
Se le rompía cada vez más el corazón, el pensar que nuevamente estaba sola en el mundo, pero esta vez era libre, esta vez no se preguntaría como sería la tortura del día, si la golpearían, si el cuchillo se enterraría más de lo normal, si la sangre en su boca sería el único sabor en semanas. Negó con la cabeza, no podía retener las lágrimas otra vez, demasiada tristeza contenida, aunque ahora no tenía sentido sonreír, no había nadie que la mirara… nadie a quien hacer feliz, o con quien fingirlo o en el mejor de los casos…serlo.
Respiro profundo, aclarándose la garganta, lentamente comenzó a tararear, la única canción que sabía, aquella que calmaba su alma, la que con tanto amor, aquella alta mujer le había enseñado, aquella a quien había considerado como su madre, su ángel, su heroína, la que la salvo de aquel infierno en vida, cuando sintió que su garganta estaba mejor, y su llanto había sido calmado, se atrevió a pronunciar las primeras letras, más que como un canto, como una simple frase, suave, tímida, avergonzada de pronunciarlas
“Well I heard there was a secret chord, That David played and it pleased the Lord
But you don't really care for music, do you? Well it goes like this: the fourth, the fifth
The minor fall and the major lift The baffled king composing Hallelujah” Lentamente la voz comenzaba a ser mas armónica, triste, rota, pero más armónica, con más corazón, sus suaves pisadas eran acalladas por el viento y su voz, que poco a poco comenzaba a tomar fuerza, dejando salir aquellas sensaciones que la consumían
“Hallelujah” Repetía, una y otra vez, cada vez más fuerte, sus labios tiritaban y las lágrimas acompañaban los temblores, esta vez no intento reprimirlas, no tenía caso, los recuerdos habían inundado su mente mientras caminaba, las sensaciones cálidas que una vez le habían llenado el corazón estaban presentes, incluso podía escuchar la suave música comenzar dentro de su cabeza
“You say I took the name in vain I don't even know the name But if I did, well really, what's it to you? There's a blaze of light in every Word It doesn't matter what you Heard The holy or the broken Hallelujah” La voz de Silver resonaba en el lugar, no le importaba, nunca había nadie a esa hora, demasiado tarde para los cuidadores, aunque había olvidado la posibilidad de ser atacada, no le importaba en ese momento, solo quería cantar lo más fuerte que pudiera, aun si desgarraba su voz en ese intento. Ese canto estaba expresando todo lo que llevaba meses guardando, reprimida, asustada, aislada de cualquiera dentro de su casa, se secó con fuerza las lágrimas y tomo una bocanada grande de aire, aun escuchando la melodía en su cabeza, siendo más y más fuerte
“¡Hallelujah!” Era un canto fuerte, cargado de sentimientos, se repitió una, dos, tres veces, pero cuando estaba por pronunciar la cuarta su voz desapareció, sentía la sensación ardiente al final de su lengua, había esforzado demasiado la voz y la sed le impidieron seguir cantando… Pero la música seguía
Con pavor se quedó en silencio junto al silo, escuchando, no había estado en su cabeza… Había alguien tocando un instrumento suave, dulce… Había alguien tocando. Llena de miedo la chica corrió devuelta el camino, volteándose cada cierto tiempo para ver si alguien la seguía, no lo sabía, se tropezó un par de veces y se levantó, ni siquiera sintiendo el dolor de su pierna, solo se sintió segura cuando entro a su casa y cerró la puerta, las piernas le temblaban por el esfuerzo y su corazón amenazaba con salirse del pecho, se acercó a la ventana y se asomó, nada… no había nadie.
No pudo dormir en toda la noche, finalmente cerca del amanecer termino por desmayarse, el agotamiento y el hambre terminaron por ganarle, cuando despertó ya era de tarde, nadie se había asomado, nadie le había seguido, se sintió aliviada… Su estómago sonó con fuerza, tomo el bolso para recogerlo, nuevamente tendría que salir en busca de comida. Confundida miro dentro del bolso al sentir peso, estaba casi lleno con maíz, ella no recordaba haberlo recogido… ¿Quizás lo hizo? No estaba segura, solo recordaba el sonido de aquel instrumento… y una duda
¿Debería volver a pasear por el silo?