Post by Corneille Black on Jul 6, 2017 3:21:12 GMT
Caminaba hacia su primera ronda de búsqueda hacia sus artículos que vendería hoy. Fue así que en su vista se notó un pequeño espantapájaros entre los cultivos, su vista a pesar de ser de un color oscuro siempre mantenía un brillo aunque esta vez ese brillo no estaba, puesto que en sus memorias un recuerdo no era tan agradable.
En estos recuerdo yacía una pequeña corneille, su cuerpo era pequeño en edad humana sería un aprox. de 6 años. Aquella niña abrazaba sus piernas mientras lloraba en un profundo silencio, cualquiera que no la viera no se daría cuenta que estaba llorando.
Aquella mañana de la joven harpía había sido una muy mala, en su aprendizaje cotidiano notó como uno de sus hermanos de la misma edad que ella decía una respuesta incorrecta a la que su instructor pedía, pero claro, eran los herederos de la familia, aquél pobre profesor no iba a llevarle la contraria, pero ella en su inocente cabeza debía corregir aquel error.
Se levantó de su pequeño asiento y orgullosa dijo la respuesta correcta, ¿Por qué no se pudo quedar callada? ¿Por qué se tuvo que levantar? Esas preguntas llegaron después cuando un molesto hermano jaló el cabello de la pequeña y ocasionaba que se sentara de nuevo. Asustada por la acción miró el odio reflejado en el que compartía sangre, aquél no dejaría ese suceso solo con un pequeño jalón de cabello.
En la merienda cuando toda la familia se reunía por tradición, aquel hermano más cercano a la pequeña albina furioso por lo sucedido hace unas horas se levantó llorando, fingiendo grandes gotas de cocodrilo al momento que acusaba las acciones de su hermana, no todas eran ciertas, incluso algunas había hecho él. Pero no podía hablar, aquella mirada de desprecio de su madre la hacía temblar incluso con solo sentirla.
Castigada, si por intentar corregir a alguien, siendo ella no tan digna para alzar la voz fue sentenciada a un fuerte castigo. Dentro de la familia Clack eran temidos, pues no se temía la edad o el género, se debían cumplir si lo dictaba la cabeza de la familia. Así fue, que aquel cuerpo delgado fue amarrado a un poste, en medio de los cultivos familiares, ella debía ser el sustituto del muñeco, un espanta pájaros real. Sus pequeños hermanos disfrutando la agonía de la contraria amarraron sus alas mientras las estiraban, exclamaban insultos y burlas hacia la chica mientras en la cara de esta solo había un gran vacío.
Aquél que provocó aquello tomó un poco de lodo oscuro mientras se lo echaba en el cabello la más delgada.
"Ahora si mereces ser parte de la familia, hermana" Aquellas palabras que siempre esperó, habían sido sacadas con sarcasmo y unas cuantas risas.
Duró aprox. 8 hrs sin comer, daba chillidos al acercársele los pájaros pero nunca derramó una sola lágrima. El único que quería intervenir era su hermano mayor, pero aquél no podía hacer nada más que mirar.
En estos recuerdo yacía una pequeña corneille, su cuerpo era pequeño en edad humana sería un aprox. de 6 años. Aquella niña abrazaba sus piernas mientras lloraba en un profundo silencio, cualquiera que no la viera no se daría cuenta que estaba llorando.
Aquella mañana de la joven harpía había sido una muy mala, en su aprendizaje cotidiano notó como uno de sus hermanos de la misma edad que ella decía una respuesta incorrecta a la que su instructor pedía, pero claro, eran los herederos de la familia, aquél pobre profesor no iba a llevarle la contraria, pero ella en su inocente cabeza debía corregir aquel error.
Se levantó de su pequeño asiento y orgullosa dijo la respuesta correcta, ¿Por qué no se pudo quedar callada? ¿Por qué se tuvo que levantar? Esas preguntas llegaron después cuando un molesto hermano jaló el cabello de la pequeña y ocasionaba que se sentara de nuevo. Asustada por la acción miró el odio reflejado en el que compartía sangre, aquél no dejaría ese suceso solo con un pequeño jalón de cabello.
En la merienda cuando toda la familia se reunía por tradición, aquel hermano más cercano a la pequeña albina furioso por lo sucedido hace unas horas se levantó llorando, fingiendo grandes gotas de cocodrilo al momento que acusaba las acciones de su hermana, no todas eran ciertas, incluso algunas había hecho él. Pero no podía hablar, aquella mirada de desprecio de su madre la hacía temblar incluso con solo sentirla.
Castigada, si por intentar corregir a alguien, siendo ella no tan digna para alzar la voz fue sentenciada a un fuerte castigo. Dentro de la familia Clack eran temidos, pues no se temía la edad o el género, se debían cumplir si lo dictaba la cabeza de la familia. Así fue, que aquel cuerpo delgado fue amarrado a un poste, en medio de los cultivos familiares, ella debía ser el sustituto del muñeco, un espanta pájaros real. Sus pequeños hermanos disfrutando la agonía de la contraria amarraron sus alas mientras las estiraban, exclamaban insultos y burlas hacia la chica mientras en la cara de esta solo había un gran vacío.
Aquél que provocó aquello tomó un poco de lodo oscuro mientras se lo echaba en el cabello la más delgada.
"Ahora si mereces ser parte de la familia, hermana" Aquellas palabras que siempre esperó, habían sido sacadas con sarcasmo y unas cuantas risas.
Duró aprox. 8 hrs sin comer, daba chillidos al acercársele los pájaros pero nunca derramó una sola lágrima. El único que quería intervenir era su hermano mayor, pero aquél no podía hacer nada más que mirar.