Denard Fantôme
Los Grises
El pasado es solo una sombra que yo mismo puedo pisotear
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Post by Denard Fantôme on Apr 25, 2017 23:57:29 GMT
Al ver que Desdemona desplegó sus alas, sabía que era momento de hacer lo mismo, miles de plumas negras como la noche y una que otra blanca sobresalieron en su rostro, su cabello se hizo un poco para atrás, al instante, un par de alas negras y brillantes aparecieron en su espalda, dio un salto, llegando al lado de Desdemona en poco tiempo y comenzó a volar despacio. Normalmente volaba mucho más rápido que ello, pero, era obvio que su compañera no era un Grifo, por lo cual, no tenía las mismas habilidades que él.
Reapergate apareció en el horizonte, tan silencioso pero lleno de horribles secretos, callejones más oscuros que los cuencos vacíos de las damiselas sin corazones por el hechizo de una bruja, y seres peligrosos, pero audaces como un zorro. Cada vez que Desdemona se volteaba para mirarlo, Denard le regresaba la mirada grisácea que llevaba consigo. En cuanto la mujer le indicó el carruaje, Denard bajó de una manera suave y elegante, hasta que tocó el suelo con sus finos zapatos negros, sus plumas desaparecieron al instante en el que los caballos levantaron polvo por la imponencia que emanaba Desdemona.
En una fracción de segundos, Denard escrutó todos los detalles del carruaje. Oscuro, por supuesto, un carruaje demasiado llamativo siempre atraía miradas indeseadas, así que solo podía significar dos cosas: Gente importante o mercancía importante.
--Buenas noches caballero, espero que no hayamos atrasado su viaje --Denard comenzó a caminar alrededor del carruaje, acercó sus dedos a las llantas, y sacó un pedazo de pasto verde limón, lo acercó a su nariz, tierra húmeda, pasto mojado, uno que otro pedazo de estiércol de caballo. --¿Puedo preguntarle de donde viene?
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Post by Desdemona Grimm on Apr 29, 2017 2:04:11 GMT
Se quedó cruzada de brazos observando a Denard mientras éste hacía las primeras preguntas. Era una mera cortesía y en verdad disfrutaba la manera en la que el fauno comenzaba a asustarse y ponerse nervioso al grado que parecía que su cuerpo se fundiría en cualquier momento sobre su asiento. -V-v-v-ve-vengo del Bosque de los Susurros- dijo en un intento inútil de sonar seguro de sí mismo. Vaya que aquellas reacciones le alimentaban su espíritu, deseaba poder asustarlo más pero primero debían sacarle toda la información posible.
Caminó lentamente, al ver que éste parecía que no cooperaría. A su paso, rozó su mano contra el lomo de uno de los caballos del carruaje que al tacto relinchó del susto. Sin embargo, estaba tan asustado que no podía ni siquiera echarse al correr. Estaba paralizado. -¿Qué crees que haces Desdemona? Ha-ha-habíamos quedado que... y-y-y-y-yo no me metería en tus asuntos y tú no estarías metiendo tus narices en los míos; ¿qué hay de nuestro trato?-. En los ojos de aquél fauno podía verse cierto dolor por aquella promesa rota. Qué ternura... -Me temo que las cosas cambian, querido. Además, nosotros sólo queremos conversar... dime... ¿qué llevas en esos paquetes?- estiró el cuello para asomarse al interior de la carroza, pudiendo ver sólo unas cajas cubiertas por unas sábanas... Bien podría traer al mocoso en partes pero no soltaría aquella información. -No eres lo suficientemente relevante para ser considerado un criminal digno de capturar, así que no te des tantos aires y sólo responde a las preguntas que el caballero y yo te haremos-. Pensó en someterlo por un momento, pero el verlo así, con aquellas gotas de sudor sobre su frente, era sumamente placentero. Torturarlo un poco más sería demasiado satisfactorio, además... No quería que fuera tan fácil el asunto; necesitaba algo de entretenimiento todavía.
-¿Qué opina usted, señor Denard? ¿De verdad cree que venga del Bosque de los Susurros? Dudo que traiga consigo un cargamento de productos de tan buena calidad... algo me dice que lleva algo de mayor valor-. Tomó la barba de aquél fauno y la jaló para acercarla a su rostro en un acto de poder y sometimiento. El terror en sus ojos... los patrones erráticos de su respiración; vivía para ver tanta humillación.
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Denard Fantôme
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Post by Denard Fantôme on Apr 29, 2017 2:49:49 GMT
Los intentos del fauno por querer esconder su mentira, eran, de las peores actuaciones que Denard había visto en su vida, pero parecía que a su acompañante le divertía de muchas maneras, como si se alimentara de ello, no se tenía que ser un genio para saber que este desgraciado tenía la lengua atorada, sólo había que desatorarla.
Se subió al techo del carruaje, poniéndose de pie y dio unos cuantos saltos. --El bosque de los susurros es bien conocido por ser uno de los lugares más lúgubres, escurridizos y atrapantes de toda Mirovia, el oxígeno está tan espeso, y el suelo tan muerto, lleno de lodo, hojas chirriantes y uno que otro animal perecido.
Se agachó de pronto, pegando su oreja al techo. --Este techo está intacto, una que otra rasgadura, heces de pájaro, lo normal --Se sentó en el techo, acomodando sus pies más cómodamente --Si este carruaje hubiera pasado por el bosque de los susurros hubiera aunque sea una rasgadura que atravesara el techo, así que, este caballero es un mentiroso de ocho cuerdas.
--¿Qué tiene en el carruaje señor? --Su mano se transformó en una pata de pantera, sacando algunas uñas afiladas. --¿O tendremos que averiguarlo por nuestra cuenta?
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Post by Desdemona Grimm on Apr 30, 2017 19:15:03 GMT
Desdemona observaba los métodos de su compañero temporal; eran diferentes a los suyos. No intervino puesto que parecían tener su eficacia. Aunque era evidente que el fauno no venía del Bosque de los Susurros era buen método exponer tal mentira con hechos. Las reacciones que esto causaba en aquél hombre eran deliciosas. -N-n-n-nada que sea de su incumbencia escorias- al decir esto lanzó un escupitajo al suelo. Desdemona arqueó las cejas con sorpresa; no se lo esperaba definitivamente. Que aquél fauno cobarde fuera a tener de pronto un arrebato de orgullo y altanería le dio razones suficientes para tomarlo fuertemente del cuello y presionar para amenazarle. -Me estás colmando la paciencia- comentó aún con la misma sonrisa que había llevado en todo ese rato, incluso hasta parecía estar aún más complacida. La rabia, desesperación, el miedo y el coraje tenía efectos de lo más curiosos en la baphomet. Entre más se molestaba, parecía que más se complacía. -¡Q-q-q-quítame las manos de... encima... perra!-. El aliento del patético Fauno se cortaba por el sofoco que se estaba provocando en su cuello pero obviamente, tal orden pasó desapercibida por la mujer quien presionó más su mano contra su piel. Comenzó a hundir sus uñas en él sintiendo cómo comenzaba a sacar un poco de sangre. No era un vampiro pero aquello le parecía extremadamente suculento. -Señor Denard; me parece que recibimos permiso para inspeccionar el cargamento, ¿no le parece?-. Al decir esto, el tono de su voz era escalofriantemente dulce considerando que sus enrojecidos ojos miraban fijamente al fauno que se encontraba asfixiando en ese momento.
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Denard Fantôme
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Post by Denard Fantôme on Apr 30, 2017 19:28:12 GMT
Así como la cobardía del fauno comenzaba a incrementarse, la paciencia de su compañera disminuía, y se notó cuando lo tomó del cuello después de haber hecho un acto tan asqueroso de descortesía, odiaba cuando la gente escupía al suelo, ¿Qué se ganaba haciendo aquello? ¿Mostrar fuerza? Uno solo tenía derecho a escupir cuando estaba atado a una silla, con la sangre sobre sus labios y los matones que querían que abrieras la boca frente a ti, pues era una manera de decir que no tenías miedo, pero, a parte de eso, le parecía repugnante. Y mucho más cuando le llamó de un tono tan altanero a la mujer frente a sí, frunció el ceño, el faltarle el respeto a una dama era lo peor que un hombre podía hacer, pero al parecer, Desdemona lo tenía bien controlado.
--Me parece perfecto, Srita. Desdemona --Sus garras de felino brillaron ante la luz de la Luna, miró el techo del carruaje, era una tela tan preciosa que le dio un poco de lástima, pero que mas daba, era tela criminal. Le propició un zarpazo, y tres rasgaduras de unos cinco centímetros se dejaron ver al instante, se puso de pie en una esquina del carruaje y saltó en el centro de aquellas tres rasgaduras, cayendo dentro de pie, al tantearse un poco allí dentro, quedó exactamente en medio de todas aquellas cosas cubiertas por sábanas, las tomó entre sus dedos frotándolas un poco, y acercó la tela a su nariz, pateó con fuerza la puerta de la entrada del carruaje, haciendo que se abriera con rudeza, se asomó por la puerta y sonrió a Desdemona.
--El carruaje está listo damisela --Dijo esto con un dejo divertido en su voz, se volvió a meter, observando las sábanas, tomó una de ellas con sus manos y las jaló, haciendo que un poco de polvo de la tela se levantara, arrojó la sábana por la ventana, y se dispuso a observar lo que había debajo.
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Post by Desdemona Grimm on May 1, 2017 1:22:54 GMT
No le despegaba la vista al fauno quien a este punto temblaba de terror e incluso comenzó a orinarse en sus pantalones. A pesar de ello, de estar completamente extasiada de lo que su presencia provocaba en la criatura, se encontraba atenta a los sonidos para más o menos visualizar los movimientos del señor Denard, quien fue puntual al abrir la puerta del carruaje, dándole entrada para inspeccionar lo que fuese que trajera aquella sabandija consigo. -No te muevas o te mato-. Dejó de someter su cuello y al decir esto pasó uno de sus dedos para acariciar su mandíbula. El fauno aunque quisiera, no podía moverse, el terror era paralizante. Con cuidado, se sostuvo de las orillas de la entrada para entrar en el carruaje mientras le sonreía al grifo como agradecimiento. No era tan estrecho pero sí un poco apretado por lo que debía moverse despacio para no invadir a su compañero.
Golpeó las tapas de las cajas, haciendo que estas se rompieran. No eran de un material tan resistente por lo que no fue de lo más complicado. Había de todo en aquellos paquetes: cráneos de orcos con incrustaciones de diamante, zafiros y rubíes, aletas de sirena disecadas, pelucas hechas con lo que parecían ser cabellos de ninfa por sus colores tan particulares, entre productos menos ilícitos como pociones, armas y algunas bombas. Chasqueó con los dientes... no había señal de cuernos de unicornio, polvos hechos con dichoso material ni nada. En un movimiento rápido se bajó del carruaje sólo para encontrar al fauno en la misma posición en la que se había quedado antes de entrar. -¿No llevas nada de unicornio?-. El hombrecillo no podía ni siquiera hablar por lo que sólo movió su cabeza para emitir su respuesta. A este punto Desdemona se encontraba intrigada aunque el fauno no era el único que transportaba los productos. -¿Alguno de tus colegas?-. El fauno a este punto suspiró, sin embargo, podía verse todavía un temblor en su cuerpo. -No hemos recibido ningún tipo de... artículos de esa especie- contestó con un gesto serio. Desdemona se quedó de pie, considerando tal respuesta. Parecía decir la verdad, sin embargo, miró a su compañero sólo para confirmar que los dos creyeran tal cosa.
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Post by Denard Fantôme on May 1, 2017 1:43:01 GMT
Tantas partes de animales, le hacían pensar en lo que les había ocurrido, secuestro, miles de horas de tortura física y emocional, y al final, la muerte, en cientos de cajas para todos los habitantes de Mirovia que quisieran su poder, o su cuerpo, Denard cerró los ojos, pensando un momento en todas aquellas criaturas que desearía poder salvar de las garras del mercado negro, pero para su suerte (o quizás no) el cuerno del muchacho no se encontraba allí. El brazo de Denard se llenó de plumas, en conjunto con sus garras, y, arrancándose de cuajo una pluma negra, la dejó sobre una de las cajas, con cuidado, sin siquiera tocar alguno de los artilugios que se encontraban allí.
Denard se acercó al fauno, lo tomó del cuello de la camisa y lo lanzó al piso con fuerza, haciendo que soltara un gemido de dolor por perder el poco aire que le quedaba, pero no se movió, pues el miedo paralizante aún seguía en él, Denard lo miró desde arriba con un semblante tan oscuro, que en sus ojos se podía reflejar todo el odio que sentía por criaturas como él. Se quedó en silencio unos minutos, mirándolo fijamente.
--Dice la verdad --Escupió, aunque quisiera no hacerlo, pues tenía ganas de matarlo con sus propias manos, levantó la mirada un poco más calmado y se acercó al carruaje --Entonces, supongo que ya no hay nada que nos sirva aquí, ¿O sí? --Quería la aprobación de su acompañante antes de efectuar su próximo movimiento.
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Denard Fantôme
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Post by Denard Fantôme on May 1, 2017 1:52:43 GMT
Tantas partes de criaturas, le hacían pensar en lo que les había ocurrido, secuestro, miles de horas de tortura física y emocional, y al final, la muerte, en cientos de cajas para todos los habitantes de Mirovia que quisieran su poder, o su cuerpo, Denard cerró los ojos, pensando un momento en todas aquellas criaturas que desearía poder salvar de las garras del mercado negro, pero para su suerte (o quizás no) el cuerno del muchacho no se encontraba allí. El brazo de Denard se llenó de plumas, en conjunto con sus garras, y, arrancándose de cuajo una pluma negra, la dejó sobre una de las cajas, con cuidado, sin siquiera tocar alguno de los artilugios que se encontraban allí.
Denard se acercó al fauno, lo tomó del cuello de la camisa y lo lanzó al piso con fuerza, haciendo que soltara un gemido de dolor por perder el poco aire que le quedaba, pero no se movió, pues el miedo paralizante aún seguía en él, Denard lo miró desde arriba con un semblante tan oscuro, que en sus ojos se podía reflejar todo el odio que sentía por criaturas como él. Se quedó en silencio unos minutos, mirándolo fijamente.
--Dice la verdad --Escupió, aunque quisiera no hacerlo, pues tenía ganas de matarlo con sus propias manos, levantó la mirada un poco más calmado y se acercó al carruaje --Entonces, supongo que ya no hay nada que nos sirva aquí, ¿O sí? --Quería la aprobación de su acompañante antes de efectuar su próximo movimiento.
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Post by Desdemona Grimm on May 1, 2017 4:46:32 GMT
Desconocía los métodos del señor Denard pero sonrió con satisfacción al verlo actuar de manera tan violenta. Hasta cierto punto se sintió emocionada, conmovida incluso. Dejó al detective hacer lo suyo, sin intervenir. No siempre tenía que tomar violencia por mano propia, se disfrutaba igual o hasta más dejar cuando eso sucedía. Se veía tentada a usar su habilidad Battle Seducer* llevar aún más al extremo aquellos golpes y agresividad pero se contuvo al recordarse a sí misma que estaba trabajando.
-Parece ser que no; no por ahora- comentó desde la distancia en la que estaba, cruzada de brazos observando la escena con una gran sonrisa. Había subestimado al señor Denard, debía admitirlo. No lo hacía un hombre de métodos tan... violentos y excitantes. Se acercó lentamente, poniéndose de cuclillas al lado del fauno. Lo tomó suavemente del cabello por un instante, enfocándose en aquella mirada llena de horror que sólo clamaba piedad. -Supongo que ya no nos sirve seguir haciendo preguntas; tú y yo seguimos a nuestro trato habitual. No es una pregunta-. Al decir esto, jaló el cabello del tipo, obligándolo a que la mirara a los ojos. El sudor se confundía con las lágrimas que corrían por sus mejillas. El tipo era un desastre y entre más grotesca se hacía su faz por el miedo, parecía que la presencia de la baphomet brillaba más y más. Soltó el cabello del tipo y se puso de pie, chocando sus palmas una con la otra para sacudirse.
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Denard Fantôme
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Post by Denard Fantôme on May 1, 2017 4:57:41 GMT
Respiró profundo, el "por ahora" lo obligó a detenerse, era cierto, no podía hacer absolutamente nada hasta que haya terminado el trabajo por completo, sacó un cerillo de sus ropajes y prendió la pipa que siempre traía consigo, soltando muchas bolas de humo que se dispersaban en el aire, agitó el cerillo hasta que éste se apagó por completo, y caminó hacia el fauno, y le soltó el palito de madera chamuscado a la cara.
--De tu trabajo me encargaré luego --Dijo casi con un susurro, se dio la media vuelta y comenzó a caminar, esperando a que Desdemona lo siguiera, después de un rato, se quedó parado en medio del camino, pensando, ¿Y ahora qué? Inhaló una gran cantidad de aire, soltando el humo que quedaba dentro de su cuerpo por su nariz, y de nuevo volvió a ser el mismo caballero de antes.
--Bueno, como no tenemos nada más que hacer aquí, podríamos ir al pueblo donde vivía el pequeño, y preguntarle a alguien si vio algo sospechoso --Era lo más cercano que podían tener a una pista, después de todo, los pueblos pequeños siempre tenían ojos en todos lados, más si eran granjeros, pues los ladrones acostumbraban a entrar a sus tierras para quitarles las cosechas, así que un buen nido de ratas, necesitaba un gran nido de vigilantes, Denard estaba seguro de que por lo menos una persona había visto algo, o por lo menos, por qué camino se había ido el niño.
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Post by Desdemona Grimm on May 4, 2017 0:13:00 GMT
Desdemona se encontraba perdida en sus pensamientos; intrigada entonces... ¿dónde podría encontrarse aquél miserable chiquillo? El señor Denard parecía aún estar sumamente alterado por los negocios del fauno pero eso poco podía importarle a la baphomet. No trabajaba en base a principios sino al dinero. Poco podría importarle lo que había ocurrido con las criaturas que se encontraban descuartizadas dentro de aquellas cajas. Algo habrían hecho o seguramente que estaban en lugares donde no debían. Inútiles.
-No es una mala idea señor Denard; me parece que este caso resultará más entretenido de lo que pensé, no cree?- comentó mirándolo mientras enfocaba la vista al sendero que tomarían para ir a aquél pueblillo. Dudaba de la veracidad de los testimonios que encontrarían... los granjeros eran gente sencilla de mentes sencillas; o sea, ignorantes. Cualquier cosa la tomaban como un suceso extraordinario, lo cual, sería difícil de tomar como algo veraz hasta no investigarlo a fondo... Pero ya estaba sumamente intrigada; el hastío y la flojera no era algo que estuviera sintiendo en aquél momento.
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Denard Fantôme
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Post by Denard Fantôme on May 4, 2017 1:36:50 GMT
--Parece que así será, señorita Desdemona --Denard sonrió al igual que siempre, acomodando sus guantes negros, y peinando su oscura cabellera hacia atrás, mientras movía su pipa de un lado a otro con ayuda del humo que esta misma herramienta creaba. Caminó por el sendero, pensando en quién podría haber visto a un niño salir de su hogar para entrar a la oscuridad del bosque.
--¿Qué cree que pudo haber sucedido? --A veces le gustaba hacer suposiciones de los hechos mucho antes de tener las pistas, ¿Era acaso una manera de probarse así mismo sobre su manera de ver el mundo, o tan solo una prueba de sus propias habilidades? Quería conocer los pensamientos, y suposiciones de otro detective, y más si iba a trabajar con él durante un tiempo, pues parecía que aquel caso, parecía ser mucho más interesante de lo que se veía a simple vista.
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Post by Desdemona Grimm on May 6, 2017 3:02:11 GMT
Caminó al lado del detective, fijando su vista al frente, hacia el atardecer que anunciaba la llegada de la noche. Se cruzó de brazos pretendiendo pensar en una respuesta pero realmente, estaba totalmente seca. Admitía que esperaba encontrar rastros del chico en aquellas cajas pero por otro lado... el hecho de que el resultado no haya sido el esperado le daba una sensación de intriga que despertaba su curiosidad. -No le voy a mentir señor Denard, no tengo idea... Sin embargo, esta frustración es... es nueva para mí, me siento feliz- comentó con una gran sonrisa en su rostro. -Espero comprenda que mi mente se inclina por las cosas más perversas. Admito que siento una profunda decepción en este momento, sin embargo, pueden haber otros factores que no estamos ubicando por completo-. Era el crepúsculo y de pronto las sombras empezaron a desaparecer para quedar en ese punto medio por unos cuántos minutos. -Algo que... no se encuentra frente a nuestros ojos-. Su rostro se tornó un tanto serio mientras caminaron en silencio por aquél trecho. ¿Qué les esperaría al final de esta historia?
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Denard Fantôme
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Post by Denard Fantôme on May 6, 2017 4:34:31 GMT
Denard caminaba con pasos medidos, intentando no tocar piedra alguna que pudiera maltratar sus finos zapatos negros, perfectamente pulidos, pensaba en todas las posibilidades que surgían en su mente, solo por la desaparición de un niño pequeño, y eso, era lo que más lo movía, en Reapergate, cientos de niños se quedan sin padres por la muerte que emana de aquella ciudad, miles de criaturas desaparecen, ¿Por qué este niño en especial traía tantos misterios?
--Lo entiendo --Cada detective tenía su propio estilo de ver las cosas, mientras tanto, Denard seguiría vagando en su interior, intentando resolver el caso en las estrechas y complicadas puertas de su mente. --Quien sabe, señorita Desdemona, sospecho que hay algo más oscuro de lo que creemos en todo esto... --La miró de reojo, imponiendo una sonrisa divertida con un toque de maldad. Le gustaban ese tipo de casos, lentos, misteriosos, y sobre todo, oscuros. Tanto como el camino que se cernía tras de ellos, ocultando la verdad, en las garras de la penumbra.
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