Post by Nohak on Jul 11, 2017 23:32:15 GMT
El lugar en concreto parecía normal. Su capucha ondeaba un poco por el viento que se colaba de la puerta. Notó que el patrullaje de los soldados era mínimo por esa zona y lo consideró perfecto para la misión que le encomendaron. Miró a sus costados al ingresar a aquella taberna. La luz era tenue, pero apestaba fuertemente a madera y cerveza, cosa que en lo personal, no le molestaba. Sus ojos pasaron con velocidad por todos los rincones del local, bastando sólo unos cuantos segundos para obtener lo que buscaba. Enseguida se dirigió a la barra del fondo, donde se encontraba el mesero a cargo. Mientras caminaba oculto bajo su capa, recapituló la información importante. "Seis clientes a la derecha, cuatro a la izquierda, dos en el centro y tres meseros". Miró al hombre tras la barra, sonriendo pues no era la primera vez que se veían. -Samuel.- Lo llamó. El aludido se giró, pues se encontraba acomodando cosas en la estantería, con una expresión de gusto por su inesperada visita. - Necesito el cuarto de atrás, ¿Se puede hoy?.- Sus ojos destellaron con una sonrisa tenue, sabía que Samuel le permitía alquilarlo por unas horas, sólo por una módica cantidad. Una cuota especial para su viejo camarada.
El hombre asintió saliendo de detrás de la barra, dándole una señal para que le siguiera. Caminaron por un pasillo a la derecha de los estantes sin iluminar, Nohak detrás de Samuel. El mesero abrió la ultima puerta, topándose con unas escaleras que descendían a una plena oscuridad. El hombre tomó un candelabro que colgaba en la pared, ayudándose para bajar por los escalones que rechinaban bajo su peso. Nohak por otra parte, no necesitaba de tal ayuda con una visión como la suya. Una vez abajo, el hombre encendió una serie de antorchas en puntos estratégicos del cuarto. Brindando una iluminación suficiente para cualquiera. - Gracias, los demás vendrán pronto.- El rakshasa vio como el hombre subía nuevamente, mientras él se quedaba sentando en uno de las sillas, en espera de los demás miembros.
El hombre asintió saliendo de detrás de la barra, dándole una señal para que le siguiera. Caminaron por un pasillo a la derecha de los estantes sin iluminar, Nohak detrás de Samuel. El mesero abrió la ultima puerta, topándose con unas escaleras que descendían a una plena oscuridad. El hombre tomó un candelabro que colgaba en la pared, ayudándose para bajar por los escalones que rechinaban bajo su peso. Nohak por otra parte, no necesitaba de tal ayuda con una visión como la suya. Una vez abajo, el hombre encendió una serie de antorchas en puntos estratégicos del cuarto. Brindando una iluminación suficiente para cualquiera. - Gracias, los demás vendrán pronto.- El rakshasa vio como el hombre subía nuevamente, mientras él se quedaba sentando en uno de las sillas, en espera de los demás miembros.