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Post by Melfaron Praoxhar on Jul 18, 2017 22:17:50 GMT
Adivina, buen adivinador: ¿dónde viviría una ninfa altísima si tuviera que comprarse una casa en la Ciudadela? ¿Sería en los barrios bajo, en donde los pulgosos y los ladrones proliferaban como la peste? No, las viviendas eran baratas pero nadie habitaba esa zona por voluntad propia. ¿Acaso por el lado oeste, allí donde vivían la mayor cantidad de mercaderes? ¿O quizás en el barrio alto, en una mansión digna de una diosa de la primavera?
No, claro que no. Tenía que ser en un sector con muchos árboles, en una casa cuya puerta midiera más de dos metros, que sus paredes estuvieran tan cubiertas de flores que dejaran sin aliento a quien la viera. Podía ser una casa con un pequeño camino de adoquines que guiara a la entrada y que las ventanas tuvieran marcos rodeados de enredaderas. También podía ser que un hombre cojo, apoyado en un bastón, estuviera observando aquella casa, pensando en que conocía a la ninfa que vivía allí y que (para variar) le debía una explicación por no haber podido hablarle ni ir a verla durante semanas. Habían tenido un par de encuentros en el mercado, pero nunca habían pasado más allá de un "hola" y un "¿cómo estás?", así que... bueno, era como si no se hubieran hablado en mucho, mucho tiempo. Habían sido días bastante locos y ocupados, a decir verdad.
Apoyándose en su fiel bastón, Melfaron avanzó y golpeó con sus nudillos la puerta de madera... ya podía ver que el oso de Eira se le arrojaba encima apenas lo viera, pero, hey, probablemente no fuera a morir esa tarde. Todavía quedaban unas tres horas para la puesta de sol y pretendía poder volver a su propio hogar antes de que anocheciera.
Ya solo le quedaba esperar que Eira fuera a abrirle la puerta (y no lo echara apenas lo viera).
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Post by Deleted on Jul 19, 2017 0:01:06 GMT
Desde adentro de aquella florida casa no hubo mucho alboroto, sólo unos pequeños pasos que venían bajando corriendo por las escaleras y no tardaron en posicionarse atrás de la puerta, abriendo sin dudarlo mucho. Quizá el ver a un pequeño niño elfo que lo miró en silencio en lugar de la alta ninfa que esperaba ver rompió un poco las ilusiones del Baphomet, pero tal como si el destino se hubiese arrepentido de hacerle una broma tan cruel y de mal gusto, Eira no tardó en aparecer en escena, vistiendo un peculiar vestido amarillo y un delantal. - ¡Samson!- Gritó preocupadamente mientras se acercaba corriendo sólo para cargar al niño y alejarlo de la puerta, ignorando completamente el hecho de que Melfaron estuviera allí parado. - ¿Qué te dije sobre abrir la puerta sin preguntar quien era? ¡Puede ser alguien peligroso! - - Lo siento... Creí que eras tú. - Respondió el niño en un tono totalmente inocente y suave, agachando la cabeza. La ninfa sólo hizo un gesto enternecido ante tal reacción y sólo le alborotó el cabello. - Bueno... Pero no lo vuelvas a hacer. - Mientras el pequeño asentía con la cabeza, ella volteó hacia la puerta para ver quien era el que había tocado la puerta y se quedó totalmente paralizada y fría al notar quien se encontraba allí. Oh no... Era él. Bien, perfecto. Nada mejor que reencontrarse con su ex amor mientras desempeñaba su papel de tutora inexperta. Venir cuando se le había invitado era para novatos, pff... Era mucho mejor venir un mes después cuando la anfitriona ya se había hartado de tanto comer galletas y se había asqueado con el té, y para acabarla ¿POR QUÉ NO? Llegar sin avisar con anticipación. Eira forzó una sonrisa y miró al niño, dando una risita nerviosa. - Samson... ¿Por qué no vas a jugar arriba? - c: Preguntó al pequeño mientras lo bajaba. El niño sólo la miró con confusión, pero al notar aquella mirada de "No es pregunta, hazlo." Decidió obedecer y se fue corriendo. - ¡Bye Miss Tree, Bye señor pirata! - Dijo el pequeño antes de retirarse. A la ninfa CASI se le escapa una risa respecto a lo que dijo el pequeño, pero decidió aguantarse y sólo se limitó a sonreír. Ahora estaban solos.- Hello sweetie~ -
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Post by Melfaron Praoxhar on Jul 19, 2017 0:28:27 GMT
Cuando la puerta se abrió y tuvo que mirar hacia abajo en lugar de hacia arriba... no, espera, ¿qué? No. A ver: Eira era joven, no había tenido pareja antes, era cazadora, tenía un maldito oso de mascota. ¿Por qué...? No. ¿QUÉ HACÍA UN NIÑO DE OREJAS PUNTIAGUDAS Y SONRISA INOCENTE ABRIÉNDOLE LA PUERTA?
Justo cuando había llegado a la conclusión de que se había equivocado de casa, Eira apareció por detrás, con un vestido amarillo y un delantal. Por como andaba vestida y por la manera en que se llevó al pequeño y le habló, tan preocupada y afectiva, parecía... parecía una mamá. Todo era simplemente demasiado bizarro. Solo iba a hacerle una visita corta y charlar un rato, no para... ¿para qué? ¿Jugar con un niño? ¿Ignorar a un niño? ¿Aceptar el hecho de que había un niño?
Se quedó parado en la puerta como si fuera una estatua, digiriendo todo. Bueno, si se ponía a pensarlo... no, no tenía ninguna lógica que hubiera un niño que era poco más que un infante ahí.
La voz chilloncita del elfo llamándolo pirata logró sacarlo de ese ensimismamiento en que se había metido. Levantó la mano en el aire y la sacudió mecánicamente, despidiéndose de Samson. Por fin había quedado a solas con Eira.
A decir verdad, estaba levemente arrepentido de haber ido sin avisar.
- Buenas, querida -la saludó, tratando de sonar normal y no en shock-. Perdona que pase sin avisar, solo quería saber si... si estabas bien. ¿Puedo pasar o estás ocupada?
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Post by Deleted on Jul 19, 2017 1:10:04 GMT
Al escuchar las palabras del baphomet, Eira simplemente le indicó con la mano que pasase a la sala, la cual estaba justo al lado. - No, no estoy ocupada, sientate~ -
Esperó a que el tabernero pasara primero para así cerrar la puerta y mantenerse tomando la perilla de la puerta, mirando fijamente a la madera y ahogando un grito interno. La mente de Eira en ese mismo instante estaba en llamas. ¿Qué debía hacer? ¿QUÉ LE DECÍA? "Encontré a éste niño y me dio lástima porque me dijo que se comieron a sus papás, así que ahora yo y un incubo somos sus nuevos papás, jaja." NO. OBVIO NO LE IBA A DECIR ESO. Eso sonaba a una venganza por lo sucedido y a que tenía una nueva relación más que nada. ¿Pero qué podía decir entonces? "Es que me bendijo el espiritu santo" "Es mi hermano" "Soy niñera, el es hijo de mi vecina y me vestí así nadamas porque el clima lo ameritaba". No, no y no. No tenía nada en mente y ya se había pasado más tiempo de lo adecuado mirando a la puerta, por lo que simplemente suspiró y volteó hacia atrás para luego ir a sentarse al sillón que estaba al lado de donde estaba su invitado. - Yo estoy bien... ¿Cómo estás tú? - Preguntó con una sonrisa, tratando de sonar normal y no en pánico, aunque no pasó mucho para cuando la ninfa se levantó de nuevo guiada por la incomodidad. - ¿Quieres té? ¿Un café? - Ni siquiera esperó a que le respondiera cuando ya había corrido a la cocina, tratando de evadir la charla cara a cara. - AHORA TE LO TRAIGO. -
Llegando a la cocina, lo único que hizo fue recargarse en la pared y golpearse tres veces la frente con la palma de la mano. [¡TONTA,TONTA, TONTA! QUE HACES.] Pensó en su interior debido a la manera tan sospechosa e impulsiva en la que se había ido. SÍ, estaba huyendo de él, SÍ, estaba asustada de la reacción que iba a tener si se enteraba de la verdad. No tenía de otra, tenía que encararlo tarde o temprano , pero mientras tanto; El café. Preparó dos tazas de café y las llevó en una pequeña charola junto con una pequeña azucarera, dejando todo sobre la mesa de centro y sentándose nuevamente donde estaba. - Y bien... ¿Cómo dijiste que estabas? - c:La incómodidad era infernal.
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Post by Melfaron Praoxhar on Jul 19, 2017 1:46:32 GMT
El baphomet se sentó y pisó su cola. Cuando estaba inquieto solía moverse sin querer y... oh, dioses, qué extraño era todo. Nunca rechazaba una taza de café, siempre le hacía falta un poco de cafeína para aguantar las largas horas de trabajo en la taberna, que últimamente parecían moverse en cámara lenta, pero... hubiera preferido responder antes de ver a Eira huir de él tan obviamente. Al menos pudo aprovechar el tiempo que pasó solo ordenando sus ideas y tratando de no entrar en pánico. Lo logró a medias. Casi a medias. Eh... ¿cuánto faltaba para que llegara Eira con el café?
Apenas la ninfa volvió, Melfaron tomó la taza de café, le echó suficiente azúcar como para entrar en coma diabético y tomó un sorbo, quemándose la lengua. Qué inteligente de su parte beber una taza de café recién preparada como si no fuera nada. Hizo una pequeña mueca de dolor y dejó la taza.
Cada vez le parecía una mejor idea que esta primera visita a su... ya ni sabía qué eran. Sí, que el tabernero la adoraba y era la mujer más bella a sus ojos violáceos, pero... - Eira, ¿tienes un hijo?
De todas las cosas que pudo haber dicho, de todas las frases que había ensayado en su cabeza, había soltado la más estúpida. "Bien hecho, Praoxhar, después de esto bien podrías mudarte de vuelta a Reapergate y dedicarte a vender sangre."
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Post by Deleted on Jul 19, 2017 3:40:45 GMT
Eira apenas había endulzado su café y le estaba dando un trago cuando escuchó la pregunta tan fría y directa que el tabernero le había hecho, la cual la dejó totalmente helada y amargó tanto su pecho que sintió que ni con toda la azúcar que estaba frente de ella podría quitársela de encima.
Casi se le cayó la taza, pero afortunadamente pudo ponerla antes en la mesa, para luego tomar un gran respiro. Aún no sabía como explicarle lo que había pasado con exactitud, por lo que se quedó en silencio algunos instantes y después sólo dejó que las palabras fluyeran solas. - No, no es mi hijo. - Respondió con seguridad, con firmeza. - Sólo no tiene a nadie que lo cuide. No sé que clase de mujer crees que soy, pero yo no soy capaz de dejar a un niño inocente abandonado en las calles, al menos yo no fui criada de esa manera. -
De cierta manera aquella pregunta le molestó, aunque no fue directamente la pregunta, sino la manera en que fue dicha; Sin tacto. Ella había sido prácticamente una princesa en una aldea élfica, su deber era velar por el bienestar de su gente, tanto de chicos como de los grandes... Al menos así fue hasta el final. - Pero, si el si fuera mi hijo... ¿Te molestaría que tuviera un niño? - Preguntó, curiosa. Sabía que él y ella no eran nada, pero casi llegaron a serlo; Era interesante saber qué era lo que pensaría de ella en ese caso.
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Post by Melfaron Praoxhar on Jul 19, 2017 4:30:16 GMT
Oh, no iba a discutir por eso... pero su temperamento afloró y sus palabras parecieron contaminadas por la rabia. Tóxicas, ofendidas, secas... no había sarcasmo ni ironía, solo una verdad mal expresada por una conversación malentendida. - Oh, sé que clase de mujer eres, querida: hermosa, confiada, orgullosa, creo que una de las primeras características que te asigné fue respetable y todavía no me arrepiento de haberlo dicho. Que hubieras tenido o no a un pequeño elfo no cambiaría eso, ¿por qué debería hacerlo?
Melfaron contó hasta diez en su mente en una mezcla de idiomas que probablemente solo él hubiera comprendido y comenzó a hacer girar sobre su propio eje el anillo que llevaba en su dedo índice de la mano derecha. No podía dejarse llevar por la ira. Agachó la cabeza, dejó escapar todo lo que sentía en un suspiro amargo y, por primera vez desde que Samson le abrió la puerta, el tabernero se sintió como él mismo. - Es loable que hayas adoptado a Samson, Eira, en serio, me alegro por ti -Volvió a recoger su taza de café dulce como el pecado y se llevó la bebida caliente a la boca. No le importaba quemarse, simplemente quería beber algo para justificar que la voz se le estuviera apagando cada vez más-...de verdad, no me hubiera molestado, simplemente me hubiera gustado saber.
De nuevo la incomodidad lo inundó por completo. Ojalá a Samson le ocurriera algo y Eira tuviera que correr a ayudarlo, así tendría una excusa para irse a dormir una siesta o algo así.
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Post by Deleted on Jul 19, 2017 5:20:33 GMT
La amargura no hacía nada mas que aumentar con cada respuesta. Eira no era tonta, sabía que algo andaba mal, lo sentía en su piel, en su alma. - Si yo hubiera tenido un hijo... ¿Crees que hubiera hecho lo que hice? Meterme al castillo de Velfast, ir al bosque de los susurros... ¿O cuidar de un Baphomet en plena Luna Roja? - Con cada palabra, la voz se le iba entrecortando cada vez más y las manos comenzaban a temblarle. [De haber tenido un hijo... ¿Crees que hubiera puesto todo mi amor en personas que nunca supieron corresponderlo?] Pensó en su interior, recordando las razones por las que había estado aquel día tormentoso exactamente en esa cafetería donde había encontrado a Samson, ese día en que estaba lamentandose tanto y en el que de no ser por un orco que supo usar las palabras correctas y llevó las bebidas indicadas, tal vez ya no se encontraría en ese mundo. Cerró los ojos, tratando de tragarse aquel nudo que sentía en la garganta y tratando de ahogar las lágrimas que estaban naciendo en sus ojos. No era el tiempo de ser débil, y no era el tiempo de mostrar qué tan mal debía sentirse como para acoger a un niño y cuidarlo tan solo por buscar una razón para vivir. Todo se quedó en silencio.
Silencio que sólo una voz inocente pudo romper.
- ¡Eira, Eira! No quería interrumpir al señor pirata y a ti, pero tengo sueño y me da miedo dormir yo solito. - Dijo el pequeño Samson, parándose justo al lado del marco de la puerta y juntando sus manos tras su espalda mientras se balanceaba y la miraba con ojos de cachorro. - ¿Puedo quedarme aquí? - La ninfa abrió los ojos instantáneamente y sonrió levemente, dando un leve "Tap, tap" en el sillón al lado de ella para indicarle que se acercara. El pequeño elfo sonrió muy alegremente y se acercó a ella. - Prometo no hacer ruido, seré muuuuy silencioso. - Aclaró poniendo su dedo indice frente a sus labios, para luego recostarse utilizando las piernas de la cazadora como almohada, quedándose totalmente quieto y en silencio, pero sonriendo. - Muy bien, eres un buen niño, pequeño Sam. - Respondió Eira ante lo que dijo Samson y comenzó a acariciarle el cabello. Se le veía tan tranquila, tan maternal... No habían rastros de la Eira deprimida de hace algunos días atrás. Pocos momentos después Samson ya se había dormido. Vaya, sí se notaba que tenía sueño.
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Post by Melfaron Praoxhar on Jul 20, 2017 3:31:16 GMT
- ...No lo sé, querida, no me imaginaba ni siquiera la remota posibilidad de que un niño viviera contigo -le respondió, zanjando el tema. Que Eira se enojara todo lo que quisiera, no valía la pena discutir por cosas que no se podían cambiar. Ella se encontraba un huérfano de mierda y lo acogía en su casa, bien por ella. Melfaron se encontraba un huérfano de mierda y lo mandaba más a la mierda, daba igual. Ella iba a cuidar a un baphomet y él la consideraba una loca por eso (y a la vez le encantaba), pero al final todo seguía dando igual. Otro día pasaba, otra día se acababa, cada pequeña discusión que tenían iban a ser palabras malgastadas. En ese preciso instante, le hubiera venido bien poder fumarse un cigarro.
Claro que otra cosa era verla aguantándose las lágrimas. Otra vez. Por su culpa. Otra vez.
Dioses, cómo le hacía falta un poco de aire y un léxico menos venenoso. Ah, y un cigarro.
No dijo nada más. Dejó que el ambiente se pudriera en el silencio y agradeció inconscientemente la aparición del pequeño y dulce Samson, que como una luz salvadora absorbió la atención de Eira y le al tabernero dio un tiempo a solas (qué curioso era estar acompañado pero a solas). Sin dejar de juguetear con su anillo, le sonrió suavemente al niño, dando a entender que no le molestaba su presencia. Ahora todo estaba calmado, y el silencio había adquirido un nuevo valor... ¿qué clase de magia dominaban los niños? Siempre que se dormían, traían paz, o quizás la paz la había traído la ninfa que lo había acurrucado hasta que cerró sus ojos.
No se vale, no podía seguir molesto si Eira lucía tan tranquila y hermosa.
- Se nota que te quiere -comentó sin un solo ápice de malicia en su voz. Sí, los días pasaban y se perdían, pero no tenía ganas de irse ni de seguir fastidiando a su anfitriona. Lo único que valía incluso menos que el tiempo perdido eran los malos recuerdos, no quería terminar convertido en uno. Al menos no tan pronto.
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