Post by Aesther on Jul 19, 2017 17:56:41 GMT
Había una frescura predominante en la habitación... tal vez era el sereno aún manteniéndose entre las hojas acariciadas por el viento. Se respiraba el verano; ese aire cálido y joven que la abrazaba cada mañana. Estiró los brazos mientras despegaba su cuerpo del colchón... ¡qué hermoso día! Podía sentir cada músculo estirarse causándole aún más alivio y descanso.
Llevaba días en los que no soñaba absolutamente nada... eso era mejor que las terribles pesadillas que constantemente la acechaban. Por esa razón se levantó con una sonrisa... Otro día más para vivir. Sus pies tocaron el suelo; sintió la energía de la tierra en ella, hablándole y dándole los buenos días. Caminó hasta su tocador, echándose su largo cabello hacia atrás que cubría su espalda. Se respiraban vientos de esperanza y mucha alegría; qué bueno... Mirovia se merecía eso y más.
Se sentó frente a su espejo para cepillar su cabello alborotado perdiéndose de pronto en el reflejo frente a ella. Todo parecía igual... permanecía aún a pesar de los años con el mismo rostro... los mismos ojos... Sólo ella sabía de aquellas marcas en su interior que la hacían tan vieja y sabia. Suspiró. "Sé feliz; brilla como el Sol". Su rostro de pronto serio volvió a encenderse con la chispa de una sonrisa la cual se ensanchó aún más al notar algo extraño en el espejo. Un destello rojo entre el verdor de los árboles que cobijaban su balcón. Giró su rostro para mirar mejor; aquél color se mecía con el viento como si estuviera llamándola. ¿Podría ser?
Caminó hacia el balcón sintiendo el calor del día dándole la bienvenida. Llegó hasta el barandal sobre el cual las ramas del árbol dejaban asomarse invadiendo la privacidad de los aposentos de la Soberana. Amarrado se encontraba ese listón... por un momento pensó que pudo haber sido un accidente... que habría volado tal vez de alguna de las fiestas del Templo pero... no... estaba cuidadosamente amarrado a la rama del árbol; alguien lo había puesto ahí.
Lo desamarró con cuidado y lo sostuvo entre sus manos. Brillaba contra la luz y su color resaltaba contra su piel. ¿Quién...? ¿Cómo? El significado de aquél objeto era... era bastante claro... pero ¿de quién venía...? ¿Podría ser? Tapó su boca, sonriendo enormemente mientras que una risa acompaño la melodía del viento. ¿Era en serio posible? Sintió calor en sus mejillas a la par que un rubor comenzó a pintar su rostro. -Esta vez sí bailara conmigo- sus palabras salieron apenas como un susurro mientras apoyó sus manos sobre el barandal. Miró a sus alrededores buscando esa melena que brillaba como si hilos de oro se tratasen bajo cualquier luz.... esa presencia que por sí sola resaltaba entre un mar de gente pero no vio a nadie...
Llevaba días en los que no soñaba absolutamente nada... eso era mejor que las terribles pesadillas que constantemente la acechaban. Por esa razón se levantó con una sonrisa... Otro día más para vivir. Sus pies tocaron el suelo; sintió la energía de la tierra en ella, hablándole y dándole los buenos días. Caminó hasta su tocador, echándose su largo cabello hacia atrás que cubría su espalda. Se respiraban vientos de esperanza y mucha alegría; qué bueno... Mirovia se merecía eso y más.
Se sentó frente a su espejo para cepillar su cabello alborotado perdiéndose de pronto en el reflejo frente a ella. Todo parecía igual... permanecía aún a pesar de los años con el mismo rostro... los mismos ojos... Sólo ella sabía de aquellas marcas en su interior que la hacían tan vieja y sabia. Suspiró. "Sé feliz; brilla como el Sol". Su rostro de pronto serio volvió a encenderse con la chispa de una sonrisa la cual se ensanchó aún más al notar algo extraño en el espejo. Un destello rojo entre el verdor de los árboles que cobijaban su balcón. Giró su rostro para mirar mejor; aquél color se mecía con el viento como si estuviera llamándola. ¿Podría ser?
Caminó hacia el balcón sintiendo el calor del día dándole la bienvenida. Llegó hasta el barandal sobre el cual las ramas del árbol dejaban asomarse invadiendo la privacidad de los aposentos de la Soberana. Amarrado se encontraba ese listón... por un momento pensó que pudo haber sido un accidente... que habría volado tal vez de alguna de las fiestas del Templo pero... no... estaba cuidadosamente amarrado a la rama del árbol; alguien lo había puesto ahí.
Lo desamarró con cuidado y lo sostuvo entre sus manos. Brillaba contra la luz y su color resaltaba contra su piel. ¿Quién...? ¿Cómo? El significado de aquél objeto era... era bastante claro... pero ¿de quién venía...? ¿Podría ser? Tapó su boca, sonriendo enormemente mientras que una risa acompaño la melodía del viento. ¿Era en serio posible? Sintió calor en sus mejillas a la par que un rubor comenzó a pintar su rostro. -Esta vez sí bailara conmigo- sus palabras salieron apenas como un susurro mientras apoyó sus manos sobre el barandal. Miró a sus alrededores buscando esa melena que brillaba como si hilos de oro se tratasen bajo cualquier luz.... esa presencia que por sí sola resaltaba entre un mar de gente pero no vio a nadie...