E3: Daisuki (priv. Kouhei-Rallis <3)

-No sé qué es una crepa, pero claro que quiero- dijo con una pequeña y tierna sonrisa, mirando con mucha curiosidad al arconte, ya que desconocía lo que iban a comer, pero seguramente Rallis lo sorprendería con algo genial, y eso era justo lo que esperaba el kitsune.

Se acercaron al puesto y se podían ver los ojos de Kou brillar al instante sólo con ver los ingredientes, eran todos cosas dulces. Se imaginaba que podrían combinarse y eso los haría aún más deliciosos. De verdad no sabía cómo funcionaba esto, pero ya se había emocionado por estar a punto de probar un dulce que parecía ser de lo mejor. Estaba apoyado del puesto moviendo sus colitas y pegando el rostro del vidrio que guardaba los ingredientes, viendo cómo la señora metía las frutas y la crema dentro de la masa delgada de la crepa, persiguiendo con la mirada aquel dulce y babeando cuando aquel pedazo de gloria, de un segundo para otro, estaba siendo sostenido por el zorro. -G-gracias amor - decía estando algo atontado por el resplandor de perfección que veía emanar de su crepa. Era una de las comidas dulces más hermosas que había visto. Probablemente la colocaría en el segundo puesto, quedando debajo de sus amados mochis en forma de conejito, pero lo decía aún sin haber dado un mordisco. En lo que Rallis exclamó por lo buena que estaba, Kouhei probó un bocado sin dudarlo. Podía oír un leve coro angelical, sus ojos se habían aguado, movía sus orejas como si fuera a salir volando con ellas y había quedado con una manchita de crema en la nariz y en la mejilla -(empate con los mochis)- fue lo único que logró pensar. Se quedó con una sonrisa de pura felicidad llevándose una mano sobre los labios, masticando con los ojos cerrados para concentrarse en el sabor. El Arconte, una vez más, había acertado con algo que le fascinaba.

Estaba un poco perdido en su crepa, así que no había notado cuando Rallis se entristecía por las parejas rechazadas que se encontraban alrededor. Los celos de Rallis eran entendibles, Kouhei suele actuar con mucho cariño hacia aquellos arcanos que tienen ganada su confianza. Normalmente abraza y les manda corazones por el chat a sus amigos -cofcofCorinacofcof-, pero él ama enormemente a su pollito, y la verdad es que si viera a Rallis dándole cariño a alguien más, al kitsune le darían ganas de recibir inmediatamente el mismo gesto. Igual él contaba y estaba seguro de que el arconte se quedaría sólo con él.

Al rato se le había acabado su pequeño pedazo de cielo, notando la dulce sonrisa de su pequeño rayito de sol y mirándole con ternura. -V-vale amor. Cualquier cosa me pegas un grito- dijo estando algo preocupado de que se lastimara estando solo, pero quizá sólo iba al baño.

Escuchó al animador que estaba en la tarima detrás de él. En ese momento estaba empezando aquel juego del que Kouhei estaba escapando para evitar morirse de pena. Pensó que se había subido cualquiera a hablar sobre su amor, pero sus orejas se levantaron a lo más alto de un golpe cuando escuchó la voz de su pareja diciendo su nombre. Se sonrojó de inmediato y se paró de donde estaba sentado para caminar hacia la multitud que estaba alrededor del escenario. Empezaban a brotarle lágrimas por lo bellos que eran sus sentimientos, feliz de que el arconte lo viera de la misma manera maravillosa con la que él veía a su tierno pollito. Pensaba que las lágrimas lo delatarían entre el público, pero varios arcanos también miraban con ojos llorosos a Rallis. Muchos deseando conocer una amor así y otros sintiéndose identificados con esos sentimientos, aunque aún así, el kitsune era el que lloraba con más fuerza...tal vez demasiada...



Cuando el arconte terminó de hablar, Kouhei hizo todo lo posible para atravesar el gentío y poder llegar hasta la tarima. -RAAAAALLIIIIS!!!- gritó en medio del llanto corriendo hacia su amado, saltando a darle un abrazo con toda la fuerza que le permitía apretarlo sin hacer que las heridas le dolieran. El animador estaba algo sorprendido de que aquel que se había subido en la tarima no era una chica, pero bueno, el amor viene en muchos formatos. Le restregaba una y otra vez su mejilla contra la de él, mojándole la cara sin querer con esas enormes lágrimas que ya habían borrado su maquillaje por completo. Era incapaz de hablarle bien estando así, pensaba que su llanto conmovido no era suficiente para hacerle saber a Rallis lo mucho que lo amaba. Él creía que decírselo con palabras era mejor, pero los sollozos y la pena de ser escuchado por muchos, no se la dejaba fácil. Tomó su abanico y lo abrió para cubrir el rostro de ambos de el público, pues Kouhei le iba a dar un beso apasionado, aceptando con todo su corazón aquella propuesta que le hizo el arconte.

Kouhei no paraba de llorar de la felicidad, aunque lo hacía escandalosamente y de verdad no se podía decir con seguridad qué pasaba con él. Quería poder decirle todo lo que tenía en su corazón, pero pensar en eso le daba muchos sentimientos, haciendo que su llanto se intensificara. Estaba tan colorado como su pareja o más, deseaba poder calmarse y corresponderle las palabras a su amado, pero sólo fue sorprendido por el animador, tomando entre sollozos unas de las florecitas. Se las puso en el cabello de Rallis y volvió a abrazarlo, dándole miles de besitos en el rostro mientras aún se podían ver salir sus lágrimas,

Ambos bajaron con cuidado para evitar que su pollito tropezara con uno de sus escalones. De verdad Kou lo estaba sobreprotegiendo, pero no podía permitir que le pasara nada a Rallis. Volvieron por un momento a la banca en donde estaban sentados antes, pues habían dejado sus peluches ahí y no quería que alguien se los llevara. Aprovechando que ya no había tanta gente, Kouhei se concentró en calmarse para poder hablarle a su pareja correctamente. -Rallis, yo te... *sniff* *sniff* yo te a... a... aAAAAaaaaaaahhhh...- no podía hacerlo bien, pensar en todas las cosas lindas que le iba a decir lo ponía extremadamente sentimental. Por ahora sólo pudo volverlo a abrazar y esconder su rostro lloroso en el hombro del arconte.

ooc: oki doki, tú tranqui 👍🏼✨

Quería apachurrar a Rallis con todo su amor, pero tenía que aguantarse las ganas por las heridas que tenía su amado. El arconte no paraba de darle razones para que continuara llorando. Con cada palabra bonita que decía, a Kouhei se le escapaba una lágrima. Al no poder reaponderle con palabras y tener que limitar la fuerza de su abrazo, sólo pudo darle miles de besitos, dejando uno grande en sus labios al final.

Decidió que ya era momento de parar el llanto, pues si por él fuera, se quedaría llorando hasta el final del día, pero si eso sucedía, no podrían disfrutar al máximo del festival. Tomó fuerza y comenzó a luchar para que las palabras de Rallis dejaran de resonar en su cabeza. Sin duda era algo que atesoraría toda su vida, pero ahora quería que la diversión fuera lo que mantuviera su cabeza ocupada. Secó sus lágrimas con la manga de su kimono y se sopló los moquitos en un trapito que traía. Asintió con una sonrisa medio tembrorosa a la propuesta de Rallis y apretó su mano para seguirle.

Llegaron a un puesto de juego distinto y Rallis dejó una ranita en las manos del kitsune. -Q-qué hay que hacer?- Kouhei no tenía idea de cómo se jugaba a esto, y ni siquiera sabía a qué premio estaba apuntando su pollito. Le alegraba jugar, pero tenía miedo de meter la pata por no saber las reglas.

Kouhei siguió a su pollito hasta quedar frente al juego, escuchando la explicación que le daba su amado. Era una suerte que no fuera tan difícil, más bien era un poco parecido al tiro con arco. -Hm!- Asintió con seguridad mientras apretaba la ranita de sus manos, dando a entender que había captado todo.

Rallis colocó las manos de Kou en su cintura para pegarse a él y mirarlo. Era inevitable que Kouhei se sonrojara. -Siempre eres mi inspiración, bebé- dijo justo antes de ser besado, cerrando los ojos por un segundo. Luego se colocó frente a la resortera, poniendo a la rana en medio de la banda elástica, dando unos pasos hacia atrás a la vez que estiraba la goma. Dejó cerrado un ojo para poder apuntar bien, como en la vez anterior, procurando no estirar la resortera de lo que debía. Ya tenía todo medido, estaba casi listo para disparar, pero Rallis había decidido acercarse a susurrarle en el oído. Kou se sorprendió, se puso rojo y sus colas se esponjaron, pero también lanzó a la ranita sin querer. La suerte no sería la misma del juego amterior, pues la rana cayó lejos de la flor, aunque eso significaba que Rallis le daría ese premio suyo al llegar a casa. -L-lo siento, Rallis- se disculpaba por haber fallado, y también por sentirse algo culpable, porque en el fondo deseaba la recompensa que le darían al perder, aunque no estaba seguro si de verdad era lo que él imaginaba así que preguntó avergonzado: -A-amor...¿C-cuál es el premio por perder?- dijo mientras meneaba levemente sus colas, mirando hacia abajo con su cara colorada mientras jugaba con sus manos un poco nervioso.