Compras - [Cerrado]

El sol comenzaba a asomarse por el horizonte cuando la dragona ya había puesto un pie fuera de su hogar. Cargaba consigo una canasta muy sencilla de bambú lo suficientemente amplia para que en ella guardara y acomodara las compras de la semana. No era una lista larga ni compleja, buscaba un buen vino, unas flores aromáticas para decorar su habitación y quizá algo de bisutería si corría con suerte para el final del día.
El negocio en estas temporadas no era muy bueno, con el festival presente los ciudadanos y extranjeros centraban toda su atención a éste y dejaban de frecuentar la taberna; si no había movimiento en ese establecimiento, las personas tampoco se molestaban en ir a pegar sus afiches con mandados o misiones para los caza recompensas. No le molestaba en absoluto la tranquilidad presente, al contrario, de vez en cuando era bueno bajar el ritmo y dedicarse a sus propias aficiones.

– Veamos... creo que lo mejor sería conseguir primero el vino y algo de queso para acompañar... las flores serían mejor si las recolecto al último o podrían magullarse en lo que termino de hacer las compras... pero ahora con el festival todos quieren marcharse temprano... –suspira pesadamente– lo estás haciendo de nuevo, Feli, estás hablando contigo misma....

Lo primero en agregar a su canasta fue la botella oscura con el mejor vino disponible que pudo encontrar. Cuando se trataba de bebidas no escatimaba en costos. La cubrió con una seda decorada con bordados dorados para ocultarla del sol y preservar su sabor y prosiguió su camino hacia el mercado. La nariz le picaba con la mezcla de deliciosos olores: pan recién horneado, frutas de temporada, la carne y condimento fundiéndose en las brazas...  Había salido tan temprano que no tuvo oportunidad de ingerir alimentos y ahora cargaba con una incómoda opresión en el estómago. Su cuerpo le pedía que eligiera algo, lo que fuese con tal de colmar su apetito.

La dragona andaba despreocupada entre calles. Con la mirada buscaba algo ligero y rápido de consumir. Los comerciantes incitaban con sus fuertes voces a pasar a visitar su tienda y el aroma de las delicias la invitaban a degustarse con todo lo que pudiera comprar, como si buscasen hacerla olvidar su propósito inicial.
Entre tanto murmuro, charlas y gritos acorde a la mercancía le tomó un segundo para percatarse de que le estaban hablando precisamente a ella. Detuvo su andar, un poco sorprendida por la joven tan animosa que preguntaba sobre la seda que llevaba cargando en su canasta. La joven extraña parecía haber salido de compras al igual que ella, intuía aquello por la cesta y el papel que cargaba.

– Sí, sí lo son – respondió con una sonrisa alegre. Tomó una esquina de la tela y se la ofreció a la contraria para que la viera de cerca si ese era su deseo– Es seda de una pequeña tienda que vende telas extravagantes y un poco de bisutería. Pareces conocer los materiales… – acotó – …No cualquiera hubiese diferenciado su calidad de materiales comunes. – junta las manos luciendo muy emocionada de un momento a otro, tanto que su sonrisa se había ensanchado – ¿Eres diseñadora o algo parecido?

Observó a la arcana inspeccionar el pañuelo, con aquellos ojos que denotaban experiencia y gusto por lo que tenía entre manos. Al recuperar la tela volvió a acomodarla de tal forma que cubriera la botella por completo.

– ¡ah! eso lo explica todo, vaya – por un momento su sonrisa se vio sustituida por una mueca, el estómago aún le daba guerra pero el energético carácter de la elfa hizo que se contagiara del buen ánimo y el hambre pasó a un segundo plano. Era la primera vez que conocía a alguien tan singular y vigorizante, inclusive por esos segundos creyó haber encontrado alguien con un temperamento más radiante que el de ella misma. Le agradaba. – ¿uh? ¿”calidad”? – El comentario la tomó por sorpresa y una risita ahogada se coló por los labios. Sus mejillas se sonrosaron tenuemente, era la primera vez que de cierta forma halagaban lo que llevaba– ¡Gracias! Yo soy Felicia, soy una dragona Fae y bueno… –llevó una mano a la barbilla, pensativa. Creyó educado comentar su oficio de igual forma– Soy tabernera y a veces también Caza recompensas… No son trabajos muy glamorosos por lo que en mis tiempos libres me gusta hacer este estilo de cosas – señala los bordados en la seda – Me parece de ensueño tu oficio – comentó con una mano en la mejilla, como si fuese un sueño inalcanzable para ella–

— El gusto es mío, Martina — le responde sonriente. Era la primera vez que hablaba con un elfo; estaba consciente de que eran seres cultos y con una gran conexión con la naturaleza y precisamente esa conexión tan mística con la madre tierra siempre le había parecido inaudito. — Pues verás… — comenzó a pensar en la manera más corta y cómoda para explicarle — A veces no tienes mas remedio que ir a lugares tenebrosos. Es un poquito agobiante si comienzas a pensar en todas las desventajas — enfatizó haciendo un gesto con el dedo pulgar y el índice, entrecerrando un ojo.

Escuchando las razones por las cuales estaba aquella mañana en el mercado puso su memoria a trabajar. Recordaba unos cuantos locales proveedores de herramientas, telas, joyas y demás pero no precisamente de alguna sastrería. Seguro que revolucionaría la moda en la ciudadela.

— ¡Eso se escucha fantástico! Tener tu propio negocio, que envidia. Seguro que te irá bien.. No es por nada pero hace falta una buena diseñadora que le enseñe a este pueblo el fino arte de la alta costura — parpadeó y cubrió sus labios como si un secreto inquieto acabase de escuchar— También he venido de compras, buscaba un queso con el cual acompañar el vino que adquirí y quería algo de pedrería para un broche de cabello. Hay un Festival que se festeja estos días, ¿sabes? ¡Deberías darte una vuelta! — le comenta brevemente sobre la celebración. No sabía si ya estaba al tanto de la situación. Habían muchos afiches y la noticia estaba en boca de todos. — y también buscaba algo de comer en estos momentos. Me salí sin desayunar y ya llevo un buen rato en las calles. Si quieres podemos conseguir algo qué comer y te muestro la zona donde se concentra la mayor cantidad de proveedores para la tienda que buscas abrir. Si no encuentras un local disponible al menos localizarás la competencia — le guiña un ojo de forma juguetona—

Quedó pensativa ante la mención de las costumbres del lugar. La dragona pasaba la mayor parte del tiempo atendiendo la taberna o en misiones de búsqueda y recolección que le hacían salir por varios días de la ciudadela por lo que muy rara vez formaba parte de las festividades locales. Por ese lado no creía poder ser una buena guía para la recién llegada.

– No, en realidad no – negó con la cabeza manteniendo una pequeña sonrisa en el rostro. Estar en buena compañía siempre era motivo de regocijo. — Trabajo en “La Taberna del Dragón Ahogado”, aquí en la ciudadela. Me encanta servirle a los que nos visitan con sed de diversión. He visto de todo en ese lugar, claro y precisamente si tuviese que manejar yo el negocio pasaría la mayor parte del tiempo tras un escritorio. — voltea a mirar a la joven mordiendo su labio para reprimir su sonrisa — No soy esa clase de persona. Prefiero ser parte de la acción — Regresa su atención al camino, esquivando uno que otro transeúnte distraído o que pasaba con prisa entre ellas, interrumpiendo momentáneamente la conversación. Buscaba con la mirada algún puesto que sirviera comida práctica para ingerir en el camino. Le preocupaba que con el baile los negocios que deseaba mostrarle a su compañera estuviesen o muy llenos o cerrados. — ¡ah! ¿qué te parece comer Yakitori? — señala un puesto con poca fila. Aún desde donde estaban, se podía escuchar el crujir y siseo de la carne y las verduras sobre la plancha caliente. — por cierto… — alza las cejas suavemente — Dices que buscas dónde abrir tu negocio… ¿eso es porque eres nueva en la ciudadela? o.. en la isla… o … porque te volviste independiente… o… piensas expandirte.. o… — su voz disminuía con cada opción que salía de sus labios.

— pero tú creas, ¡haces arte! creo que eso compensa muy bien el estar en un mismo lugar — ríe levemente cubriendo sus labios y luego suspira como si frente a ella una escena conmovedora estuviese desarrollándose — Creo que lo maravilloso de nuestros trabajos… — comienza a explicarse — es que de una u otra forma le entregas a los clientes una sonrisa.

Ante la clara confusión de la Elfa ladea la cabeza un poco sorprendida. Quizá de donde ella provenía no tenían tanta variedad de alimentos. Al ser una isla donde tantas razas diferentes conviven entre sí diariamente, la gastronomía debía ser mucho más amplia y variada que en otros lugares. — Es solo pollo o carne con verduras asadas en un palito — le explicó jugando con sus propios dedos, como si éstos fuesen los ingredientes que había detallado. En ese instante habían ya llegado a formar parte de la ansiosa fila. Abrió grande los ojos con el súbito gesto de su compañera pero pronto éstos volvieron a cerrarse mientras una gran carcajada se colaba por sus labios, tanto por la imitación como por su comentario hacia sus prendas — Bueno, ¡de lo que se perdieron! seguramente tus diseños son muy bonitos. — toma un vistazo a su ropa de igual manera y lleva una mano al pecho, sintiéndose halagada. Sabía que en realidad no había recibido un elogio pero claramente se sentía orgullosa de portar prendas tan vistosas. Aunque nunca nadie le hubiese preguntado directamente, como a diferencia de Martina, la gran mayoría podría cuestionarse la existencia de algo que le cubriera bajo su atuendo debido a lo revelador que podría llegar a considerarse — Verás… qué clase de “ciudadana modelo” sería si no vistiese algo debajo… aunque sea algo pequeño — dijo con picardía — La tela clara es gruesa y pesada pero la cola y éste adorno.. — señala la parte más oscura que cubre desde su abdomen hasta la entrepierna. Un complemento a base de piel, rígido y poco flexible — … evitan que las corrientes de aire hagan de las suyas. — termina por explicarle justo a tiempo para pedir una orden de esas famosas brochetas— Se que muchos no comparten mi forma de ver el mundo pero siempre he dicho que si tienes algo de lo que estés orgullosa, debes mostrarlo al mundo — le guiña un ojo —


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_{OOC: Quería pedir una disculpa por haberme tardado en contestar salí de viaje de imprevisto. Usualmente soy responsable con mis threads (?)}

— ¿de verdad? — preguntó asombrada por lo conservadores que parecían ser en su lugar de origen. Bajó su vista a las prendas de la chica y ladeó la cabeza, llevando una mano a la mejilla, sosteniéndola. — Pero si tú te ves muy bonita de pantalones.Acentúan tu figura.. yo creo que nunca te vieron usarlos y por eso decían esa clase de cosas — sonrió y tomó en un plato hondo de papel de colores 3 brochetas humeantes y con estupendo aroma. Pagó por las dos y agradeció con una sonrisa sincera para luego voltearse y ofrecerle uno de los palillos a la chica. Después de que Martina tomara el primero eligiría el suyo.

— ¿uh? — sus cejas se arquearon con tal petición y de un momento a otro su mirada se iluminó, entusiasmada de escuchar aquello. De tan solo imaginarse de usar algo diferente y elaborado por una verdadera sastre sus mejillas se sonrosaron. Movida por el momento dio unos brinquitos en su lugar y comenzó a hablar más alto de lo que lo había estado haciendo hasta ese momento — ¡Si! ¡pero claro que sí! ¡confío en tu buen gusto! úsame de experimento si eso deseas ¡jaja! oh pero… con la condición de que algún día me dejes invitarte una cerveza…!