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Post by Agatha Bloodspell on Jul 23, 2017 9:34:50 GMT
Resistía la tentación de marcharse; la aquejaba a cada instante gracias a la distracción de intercambiar palabras y mirvos entre los asistentes del evento. Por fortuna para su economía, había llevado suficientes flores como para surtir a todo quien se acercara a su carreta. Catalina se encontraba a su lado, comiéndose a escondidas una que otra flor por lo que no hacía tanto ruido al acercarse los clientes. Agatha sostenía un canasto lleno de flores sueltas; había de todos tamaños, colores y variedades. No habría gusto o capricho que no pudiera cumplirse por medio de una flor.
Rodeando el puesto habían dos parejas de arcanos, fascinados con su mercancía; se acercaban a olfatear las flores y como la mayoría, expresaban el gusto por el aroma tan dulce que emanaban. La sucubo sonreía con cierto orgullo pero no tenía la entereza de espíritu para sentir aunque fuese un poco de alegría. -Los lirios quedarían muy bien con su color de ojos, señorita- comentó a una de las jóvenes que rodeaba el puesto quien en seguida se sonrojó y miró a su acompañante. Una venta se había logrado y Agatha era diez mirvos más rica.
Eventualmente esos clientes se marcharon satisfechos por su compra. Agatha los observó marcharse preguntándose qué tan fugaz sería aquél amor; si morirían con el fuego encendido en sus corazones. Sintió una presión en el pecho; esa oscuridad que de pronto pretendía dominarla parecía querer hablar pero estando bajo el hechizo de un aura pacífica aquello sólo provocaba un gran malestar en ella. Se sentó sobre una silla que había colocado al lado de su carreta, tratando de recobrar la compostura. Respiraba con cierta agitación más no tanta como para llamar la atención y preocupar a algún extraño. "Sólo termina el día" pensaba con la mirada perdida entre la multitud sin mantener la atención fija en algo o alguien en específico.
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Amalthea
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Post by Amalthea on Jul 23, 2017 11:50:07 GMT
Las flores, los arreglos, los arcanos felices tanto por estar con sus parejas como tambien algunos estaban por la fiesta que los soberanos celebraban con su amada gente, Amalthea danzaba, jugaba y reia como nunca antes lo habia hecho años atras, en los cuales estaba sola,completamente sumida en tristeza y en su dolor, la joven unicornio sentia una gran felicidad ante todas las adversidades, era feliz, daba vueltas y saltos apesar de llevar un vestido largo, tacones incluso, le importo muy poco lo que estaba pasando a su alrededor. No fue asi hasta que de manera repentina sus ojos cruzaron con la mirada de su amado, sintio una punzada en el vientre, como trago saliva nerviosa mientras sus mejillas se coloraban, ¿su reaccion? detener su danza e irse rapidamente de ahi, era obvio lo que sentia y queria gritarlo al mundo entero pero...¿y si el la odiaba? ¿y si su amor no era correspondido?, camino por la plaza mirando a las parejas felices.
-......ah....como extraño ese calor....pero...¿por que no puedo confersarselo?...-
Decia caminando hasta topar con una carreta llena de flores, la joven salio de sus pensamientos notando luna hermosa flor azulada con un centro amarillo, ¿que recordaba con tan bella flor?, a aquel hombre, miro en busca de la persona encargada pero solo habia una pequeña cabra tan tierna, acaricio la cabeza de esta con mucho afecto y miro la flor una vez mas, suspiro y sonrio sonrojada.
-...de todas las personas en esta basta tierra...tenia que enamorarme de quien jamas podria corresponderme....¿por que el mundo es tan cruel?....-
Decia acariciando con su delicada mano aquellos petalos hermosos y suaves para bajar su mirar y con una sonrisa decir.
-Yo, el alma bautizada como Amalthea, te quiero a ti, Asthur."......" (murmullos) , no importa en que me convierta..."....." (murmullos). Serás mi único compañero...aunque mi amor no sea jamas correspondido...entendere"...." (murmullos) pero...eso no cambiara lo que siento por ti, eres la criatura más noble y más pura que he conocido jamás....Te amo....-
Recito en murmullos para si misma o para quien estuviera tan cerca de escucharla, era como si practicara para el momento de la verdad, se sentia tan colorada que su rostro era como un tomate jugoso, que penoso, que tierno, no fue asi hasta que noto el cuerpo de la joven vendedora, se sorprendio y alejo de la flor de manera rapida, no queria que pensara que la estaba robando.
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Post by Agatha Bloodspell on Jul 23, 2017 17:01:20 GMT
Se permitió reposar un momento sin notar inmediatamente que una mujer se acercó hacia su carreta incluso acariciaba con curiosidad e interés una de las flores más raras que llevaba consigo. Escuchaba mezclados entre el escándalo del Festival los suaves murmullos de la joven. Por un momento no alzó la mirada para verle pero el eco del nombre que justo acababa de pronunciar entre sus delicados labios le hizo voltear como si esa mezcla de silabas tuviera un hechizo sobre ella; un dominio total que hacía que su cuerpo respondiera obediente al nombre Asthur.
Abandonó aquél descanso aún sintiéndose con el cuerpo un tanto débil y el corazón agitado. Sería coincidencia; seguramente que sus oídos la querían engañar y sólo escuchaba ese nombre en todos lados a causa de la culpa que se aferraba a su pecho como una enfermedad que la consumía lenta y dolorosamente. Sonrió a pesar de lo que había en su interior y caminó lentamente hacia esa mujer cuya evidente belleza radiaba inocencia y dulzura. Entrelazó ambas manos frente a su regazo mientras la cercanía entre ambas se acortaba a una prudente y razonable para entablar contacto. -Buenas tardes señorita, veo que la Doncella de las Montañas ha despertado su interés-. La amabilidad de su tono era irrefutable, la perfección con la que las comisuras de sus labios se elevaban para formar aquella sonrisa era casi abrumadora, pero el brillo en sus ojos podía decirse que era casi opaco, manifestando la tristeza y caos del peso de su misera.
-Una hermosa flor para acompañar el brote de nuevas experiencias... Pero difícilmente competirá con la hermosura del amor... aún así... es buen complemento para hacerla distintivo de un momento que permanecerá para toda la vida-. Los ojos de Agatha dejaron de mirar a la joven para posarse sobre la Doncella de las Montañas; sus pétalos de aquél color frío, profundo... que de sólo verlo era suficiente para hundirse en sus matices hasta viajar a la calidez de su centro, brillante y deslumbrante que causaba un despertar de los sentidos. En definitiva un especímen digno para acompañar palabras llenas de dulzura. -Soy firme creyente de que son mis flores quienes eligen a sus dueños... Me sentiría halagada de que ella se vaya en manos tan gentiles como las suyas-. Su mirada se posó sobre la mujer; mirándole aún con ese gesto amable pero ligeramente distante.
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Post by Amalthea on Jul 24, 2017 2:16:08 GMT
Tan hundida en sus pensamientos, aquellos sentimientos encontrados en ella, causado unicamente por una pequeña e inocente flor, sus ojos purpura se encontraban ensimismados en aquel hermoso regalo de la naturaleza que aquel vendedor o vendedora tenia bajo su cuidado, sus pensamientos se esfumaron cuando noto el cuerpo que aparecia frente suyo, una mujer de una gran belleza con ojos profundos, la distancia entre ella y la mujer encargada de las flores era minima pero razonable. " -Buenas tardes señorita, veo que la Doncella de las Montañas ha despertado su interés-.".
-Ciertamente señorita...es....preciosa....-
Cuando alzo su mirar encarando a la mujer, logrando asi observar con detalle el rostro de la misma, a su mente llego aquella noche en la taberna del dragon ahumado, donde habia conocido a unos arcanos, Gabriel Lucellas el vampiro que yacia con un peculiar modo de dar a entender sus puntos de vista y unos crueles comentarios, Remus Van Helsing, un hombre que saco a bailar, serio y misterioso en realidad pero de manera extraña no parecia ser una persona con malas intenciones, sin embargo el pasado no era de gran importancia ahora mismo,observo a la mujer, aquella hermosa mujer de piel porcelana, su nombre llego a su mente como un destello para sonreir escuchando las hermosas palabras que expreso. "-Una hermosa flor para acompañar el brote de nuevas experiencias... Pero difícilmente competirá con la hermosura del amor... aún así... es buen complemento para hacerla distintivo de un momento que permanecerá para toda la vida-".
-Tiene razon....este hermoso especimen me recuerda unicamente a aquella persona que...me hace sentir convida... afable, elegante, brillante y deslumbrante, apesar de tener un frio exterior, el centro es calido y colorido...algo que realmente me enamora...-
La joven sintio un calor en sus mejillas mientras admiraba a la Doncella de las Montañas, " -Soy firme creyente de que son mis flores quienes eligen a sus dueños... Me sentiría halagada de que ella se vaya en manos tan gentiles como las suyas-", Amalthea se sintio avergonzada levemente ante aquellas palabras gentiles de la joven.
-Siento que exagera un poco respecto a mi señorita...¿Agatha? ¿no es asi?, nos conocimos tiempo atras...-
Apesar de todo, Amalthea si deseaba tener esa bella flor que le recordaba a su amado, deseaba obsequiarle aquel presente al momento en que tenga el valor suficiente para confesarle su amor, observo el mirar de Agatha, opaco, triste, Amalthea cambio su sonrisa por un gesto de preocupacion para decir.
-Le noto mal señorita...¿habra algo que pueda hacer por usted?...ademas de comprar su flor....claro....-
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Post by Agatha Bloodspell on Jul 24, 2017 4:39:38 GMT
Agatha parpadeó un par de veces al escuchar su nombre pronunciado por aquella mujer. ¿La conocía? Su rostro ahora que lo observaba con atención le era familiar. Se quedó en silencio un momento examinando sus facciones y recordó aquella noche en la taberna pero sobre todo esa voz tan hermosa. -Qué vergüenza... Amalthea... Se ve radiante. Me temo que bajo la luz de aquella taberna su belleza no brillaba tanto como el día de hoy. Mil disculpas por no reconocerla-. Inclinó ligeramente la cabeza rindiendo honor a la doncella.
Las palabras de Amalthea poseían una dulzura que se notaba a la primer sílaba, ¿tan miserable era que su rostro lo manifestaba? La sucubo sonrió, suaviando un poco la dureza de su mirada. Negó lentamente con la cabeza. -Señorita, por favor no repare en mi bienestar. Sólo es el cansancio del trabajo y el sol... Pero por favor... hablemos más... Esta flor... tal vez acompañe los sentimientos que usted siente hacia ese... alguien especial-. Acercó una de sus manos hacia los petálos de la flor; dejó su piel rozar contra ella de manera suave como si sintiera de nuevo las caricias que eran tan prohibidas. Su mirada se encontraba perdida en el centro amarillo de la Doncella de las Montañas; deseaba nadar en el ámbar.
-Disculpe, tal vez hablé de más... Lamentablemente la escuché murmurar. Intenté no prestarle atención... pero no se preocupé, apenas distinguí unas pocas palabras-. Mentía; había escuchado todo, palabra por palabra. Ahora que reconocía a la mujer, el nombre... sabía entonces que el nombre que escuchó no había sido coincidencia pero calló esperando no avergonzar a la señorita.
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Post by Amalthea on Jul 24, 2017 5:35:46 GMT
Habia sido escuchada, habia sido escuchada por Agatha, eso causo que sus mejillas se pusieran tan rojas como un par de tomates, para luego mirar con una sonrisa nerviosa a Agatha. -La verdad....son palabras muy hermosas y tiene total y completa razon en sus palabras señorita...quiero entregarsela a la persona de la cual comence a sentir algo muy especial...- Dijo sonriendole con ternura y sonrojos, para observar a Agatha con la preocupacion nuevamente.
-¿acaso escucho...a quien....me referia?....- Dijo apenada ante la idea de que sea avergonzada o humillada por aquel momento penoso, por el pequeño momento de confesion que habia tenido hacia una hermosa flor, la cual miro con amor y sonrio para tomarla con timidez, con cuidado y tomar una bolsa que tenia con sus Mirvos, para decirle a Agatha. -¿Cuanto le debo señorita Agatha? me gustaria llevar esta hermosa flor para entregarsela a mi amado...-
Cuando noto como la pequeña cabra comenzo a saltar alrededor de las jovenes arcanas, Amalthea rio con ternura para ver a Agatha, dejo la flor en un lugar y sonrio para tomar las manos de Agatha y comenzar a bailar con ella junto a la carreta no muy rapido pero tampoco lento, compartiendo un momento para que el sentir tan triste de la joven Agatha recobrara algo de su energia y alegria.
-Espero no le moleste! jajaja me parece que compartir un momento asi con usted seria algo muy lindo, ademas su pequeña compañera parece divertirse tanto como nosotras ¿no?- Decia por la pequeña cabra danzarina y alegre que las rodeaba dando baladas de alegria como si celebrara el festival con ambas jovenes doncellas.
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Post by Agatha Bloodspell on Jul 24, 2017 7:17:27 GMT
Su mano se separó de los pétalos de aquella flor y sus ojos volvían a prestar atención a la mujer de cabellos de plata. Agatha sonrió con suavidad. Las mejillas sonrosadas de la unicornio competían con el carmesí de las rosas; parecía porcelana pintada con bellos matices rojizos... una obra de arte. -De mi boca jamás saldrá el nombre- respondió Agatha, acallando a la joven de cualquier temor que pudiera tener sobre que sus sentimientos fueran ventilados por ella y a la vez recordándose a si misma lo indigna que era de usar su lengua para insultar la existencia del Soberano.
Miró a la doncella buscar entre sus pertenencias algo, mirvos... asumió. Agatha usó sus manos con un movimiento suave para negarse a aquello; no se atrevía a cobrarle por la flor, no si llegaría a las manos agraciadas del Señor del Hielo. Incluso en silencio, en un gesto anónimo, deseaba enviarla su respeto... su arrepentimiento. -Señorita... para usted, es un obsequio-. Bajó la cabeza ante ella, sintiéndose con ese compromiso pero sobretodo ese deseo. //Sus manos...// Sintió náusea... esa oscuridad volvía a despertar. Debía pensar en algo más, despegar sus pensamientos de aquellos ojos, aquellas manos, y aquella voz soltando la tristeza en el aire.
De pronto se sobresaltó para hallarse en una situación bastante familiar. El tacto de la chica era el mismo que el de aquella noche al igual que la repentina energía que la forzó a moverse de lugar. Dió un par de vueltas, observando de reojo a Catalina quien daba saltos sin saber lo que aquello estaba causándole a su dueña. Agatha sonreía más podía verse algo de dolor en su gesto; no se sentía bien. -Señorita... Me alegra verla con tanto júbilo... pero como sabe.... soy algo tímida para el baile- intentaba decirle a la chica entre tanta vuelta. Las imágenes a su alrededor es hacían borrosas, muy difíciles de distinguir. Esperaba que se detuviera pronto.
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Amalthea
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Post by Amalthea on Jul 26, 2017 3:57:46 GMT
Su alegría llenaba el ambiente o eso creía cuando abrió sus ojos amatistas y se quedo mirando los azulados de la dama, notando que su mirar yacía con dolor, Amalthea detuvo la danza de manera inmediata mirándola completamente preocupada. -Oh por la luna ¡discúlpeme, debí ser mas observadora en lo que hacia permitame ayudarla a sentarse señorita Agatha!- No tardo nada para acercarse a Agatha y con extremo cuidado llevarla a la silla donde descansaba, Amalthea poco a poco ayudo a que se sentara, realmente preocupada le mira para poner su frente contra la contraria. -Perdone que haga esto, solo verifico que no tenga fiebre, podría estar enferma....- Una vez que supo que la señorita no tenia fiebre se alejo.
La dama se quedo en silencio unos momentos para pensar que hacer por su amiga. -¿Gusta que le traiga agua?¿algo para beber? ¿llevarla con el boticario mas cercano?, no me molesta para nada hacerlo, podría si gusta descansar y yo cuido sus flores...- La unicornio siempre se preocupaba por los demás antes que por ella misma, para acercar un pequeño banco de una de las mesas que había en el festival y sentarse a su lado entregándole un vaso con agua, preocupada por Agatha pensó que quizá una conversación que no tuviera que ver con su salud le animaría un poco a su malestar. -¿no le parece que es una linda noche? ignorando el festival...las estrellas se ven muy hermosas, aunque claro en el templo también lo son...¿tiene alguna constelación que sea su favorita señorita Agatha?-
Miraba el cielo con tranquilidad para bajar su mirar hacia una persona que se encontraba en el festival, el soberano Asthur que estaba bailando con la soberana Aesther, se ponia notar en su mirar aquel sentimiento tan tierno y puro que la joven se veia mas radiante al solo mirar y sentir aquello, su mano derecha apretaba temblorosa un muy pequeño liston rojo, lo arrugaba de los nervios mientras jugaba con el, para esperar la respuesta de Agatha y se distrajera de ese sentir.
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Post by Agatha Bloodspell on Jul 27, 2017 2:42:45 GMT
Permitió que la mujer la ayudara a sentarse; no era necesario pero no le negaría la caridad que tan preocupada estaba por otorgarle. Poco podía decir, la unicornio no parecía tomar descanso entre palabras y preguntas; negaba lentamente con la cabeza ante cada pregunta y sugerencia que se le daba pero al final de cuentas terminó por recibir un vaso de agua, el cual sustuvo entre sus manos. No se sentía sedienta mas bebió un poco para calmar su ser y también al saber las molestia que se había tomado la chica para dárselo. Esa náusea no había sido provocada por la danza de Amalthea pero sí había empeorado por ello, aún así, intentó enfocarse en conversar con ella y así olvidar aquello que le había costado sumisión por parte del hechizo de Aura Pacífica el cual acalló los pensamientos oscuros de su ser de manera tan hostil.
-Virgo- respondió con una voz suave mientras recuperaba un poco el aliento. Miró hacia el cielo que ya se encontraba cubierto de miles de ellas. No la miró por momentos, sólo se enfocó en aquellos astros que adornaban la noche preguntándose si se verían más hermosas en el Templo de Invierno. Suspiró para bajar la mirada y hacer contacto con Amalthea a quien notó distraída en otra escena. Sus ojos fueron indicativo del lugar al que miraba y dio hasta aquél momento que la unicornio presenciaba. El Soberano, bailando con quien asumió era la Soberana de la Primavera; poseía un gesto serio mas su elegancia se podía notar desde aquella distancia. Estaba totalmente distraído y ajeno de estar siendo observado desde la distancia. Se permitió cometer semejante insolencia, sabiendo que si él se enterara de que estaba siendo mirado por sus despreciables ojos, se enfadaría bastante. Al mirar a Amalthea, notó que el listón que llevaba en su mano estaba preso de sus manos; podía verla preocupada, su cuerpo lo expresaba de tantas maneras. Pensó en tocar su mano mas no había suficiente confianza de su parte para hacer semejante cosa. -El tiempo parece transcurrir lento, señorita Amalthea y dormimos tranquilos pensando que así es en realidad cuando de pronto nos alcanza la vida; se nos escapan las oportunidades- sonrió apenas aún observando el movimiento trémulo de sus manos. -Regale la flor a quien ama; libere la verdad que habita en su ser de las ataduras de sus temores-. La miró a los ojos. Podía ver la sinceridad en sus ojos, su pureza y sobre todo la dignidad. Cualidades que ella carecía, cualidades que parecían tan lejanas y ajenas a ella.
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Post by Amalthea on Jul 27, 2017 5:17:47 GMT
El mirar a quien amaba la hacia sentir entre feliz y a la vez nerviosa cuando la voz de Agatha se hizo presente una vez mas, girando su cabeza hacia ella para encontrarse con sus ojos, Amalthea sintio como su corazon se aceleraba al escuchar aquellas palabras que la motivaban a que liberara aquel sentir que tenia encerrado muy en el fondo de su corazon, tenia razon, el seguir acallado ese sentimiento por mas tiempo, podria significar que lo expresaria cuando fuera demasiado tarde, cuando el dolor en su corazon llegase por que fue cobarde, para mirar al cielo, dio un suspiro bastante largo. -Lo bello asusta,impacta, sorprende...Entre las pocas cosas que temo hay una que temo más,la cual me ha marcado,tengo miedo de amar sin llegar a ser amada...a heridas de mi corazón aun siguen sin cicatrizar, el recuerdo aún está vigente y me hace mucho mal...pero...el encontrarme con aquellos ojos, aquellas manos...aquel corazon me hacen sentir convida...Yo quiero volver a amar de nuevo, pero tengo miedo de amar una vez mas-
Amalthea suspiro una vez mas mirando al soberano queria llorar pero se habia hecho la promesa a si misma de que no lo haria mas, al menos sin una razon de verdad, queria ser fuerte, queria no sentirse de aquella forma, tenia miedo... - El sentimiento invade mi alma señorita Agatha...y siento que mi corazón va a estallar...lo quiero solo a el...y no lo sabe aun...-
Observo a Agatha para sonreir un poco y decir. -¿como puedo expresar mi sentir si yo misma me niego a creer que puedo hacerlo? ¿por que nos detenemos nosotros mismos de tener la oportunidad de ser felices?...-
Miro en silencio su liston rojo era tan pequeño y delicado para apretarlo un poco mas. -¿por que cree que nosotros nos sentimos tan agenos a lo que realmente somos?, por que queremos siempre ser algo que...sabemos que no podemos ser?...como si algo controlara nuestras acciones....¿estoy mal?....-
Amalthea miro la flor en silencio ¿pero que pensaba?, queria gritar su amor, queria abrir su corazon y ahora tenia la oportunidad, Agatha era una amiga cercana a ella o al menos asi queria sentirlo, para tomar la mano de Agatha y sonreir un poco. -El gesto de entregarme la flor para demostrar mi amor es algo muy bello, muy amable por su parte...en verdad quiero pagarle ese hermoso regalo...aunque no se el como hacerlo...-
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Post by Agatha Bloodspell on Jul 27, 2017 5:57:59 GMT
No comprendía del todo el temor de Amalthea puesto que no había tenido la dicha de conocer el amor aún. Sabía por los cantos románticos, las palabras de conocidos y en general, el conocimiento popular de que el amor también era dolor. Escuchaba los conflictos de la joven, sin saber por qué todo aquello tenía que llegar a sus oídos. Podía percibir por la forma en que se expresaba que sus sentimientos eran reales, puros y que no había duda en su corazón respecto a lo que experimentaba por el ser amado mas Agatha dudaba que pudiera llegar a ser correspondida. Por accidente había dado con los secretos más profundos del Soberano y lo sabía aún anclado al amor de un fantasma. Por supuesto que eso quedaría oculto, jamás lo diría.
No conocía las angustias personales de la joven pero la escuchó, dejando que expresara las inseguridades de su persona. No estaba del todo segura si sus palabras iban más allá de simplemente confesar sus sentimientos o si de conflictos más personales, de su caracter y su esencia. Permitió que la unicornio tuviera ese tacto con ella y le respondió de igual manera con una sonrisa. -Señorita, no se preocupe en pagar algo así... Todo sea con tal de que libere su pecho de la duda que alberga en él. No sé cómo responder a sus preguntas... Ni siquiera sé si pueda reflejarme en sus sentimientos puesto que desconozco de emociones tan fuertes y profundas pero... nunca va a saber lo que pasará... si sus sentimientos serán correspondidos si no los expresa-. Tragó saliva. Sentía culpa puesto que conocía en carne al Soberano, a aquél hombre a quien Amalthea decía amar, sin embargo sabía perfectamente que ella no sería obstáculo para ninguno de los dos.
Si algo sucedía, el Soberano parecía ya estar perturbado desde antes de lo que había pasado entre ellos... Amalthea podría ser la cura para su lastimado corazón o una víctima en el fuego cruzado de las angustias del Rey del Hielo. Colocó su otra mano encima de la de ella, reforzando sus palabras. -El miedo probablemente nunca la abandone pero lo que no debe permitir es que eso domine el impulso de sus acciones-. No sabía qué otra cosa decirle; se sentía bastante indigna de hablar de ese tema con ella, sabiendo que ese amor era hacia el Soberano. Estar de manera indirecta a algo que tendría gran impacto en él le hacia sentir una presión en el pecho. Si se enterara... si supiera lo que estaba haciendo... No quería imaginarlo.
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Post by Amalthea on Jul 31, 2017 1:13:29 GMT
La mano de la mujer tan hermosa, que sentia que ella era una amiga tan cercana para si, le estaba dando animo para que pudiera librarse de aquellos sentimientos que la inundaban. "El miedo probablemente nunca la abandone pero lo que no debe permitir es que eso domine el impulso de sus acciones-." tenia razon ¿que estaba esperando para demostrar su amor?, Amalthea sonrio una vez mas y tomo la mano de quien consideraba amiga. -Usted es una mujer maravillosa...señorita Agatha, creo que usted y yo podriamos ser buenas amigas.-
Miraba hacia el cielo y señalouna estrella que brillaba con intensidad, aunque las luces del festival opacaban estas mismas, para encarar a Agatha y preguntar. -¿le molesta que nos conozcamos mejor?, me gustaria conocerla ya que en la taberna del dragon ahogado no tuvimos esta oportunidad de socializar...- Sonrio dejando la mano de agatha, que pena no se habia percatado que aun estaba tomada de la mano con ella.
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Post by Agatha Bloodspell on Aug 2, 2017 0:26:17 GMT
No supo qué contestar a las palabras de la joven. Sólo se permitió sonreírle ya que no se sentía digna de aceptar los cumplidos que venían de aquellos labios. ¿Maravillosa? No había ni un centímetro de su cuerpo que se sintiera de esa manera. -No podría negarme a tan dulce deseo, señorita Amalthea-. No comprendía el por qué del encariñamiento de la joven; poco había hecho por no decir nada para ganarse aquella simpatía. No se sentía como si la hubiera traicionado al haber estado de manera íntima con el Soberano mas se preguntaba si la fragilidad de Amalthea se quebraría al estar ante la violencia que habitaba el corazón del Rey del Hielo.
De sólo recordar la forma en que su voz salía de aquél pecho, ronca, con tanta profundidad, la manera en que sus manos la tocaban sin decoro, sin reservarse ante un tacto delicado... Parecía quebrado, muy quebrado... -Lo recuerdo... recuerdo esa noche- continuó sintiendo el calor de la mano de Amalthea abandonando la suya. -No hubo mucha oportunidad, como usted dice, de conversar ampliamente; como acabo de decirle... No puedo negarme ante su petición. Me halaga de sobremanera su simpatía-. Era sumamente agridulce; saberse apreciada sin hacer mucho y sentir que no lo merecía. En su estado actual le era imposible aceptar algo positivo en su vida sin latigarse por ello. Tan sucia, tan ruin...
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Post by Amalthea on Aug 2, 2017 4:28:55 GMT
El sol ya se consume en su radiante lecho dando paso a la luna como tierra en barbecho, el croar de las ranas acompaña el canto de los grillos prietos y el suave susurrar de las cigarras brinda a la noche el coro de su estreno. El unicornio admiraba los colores de las lamparas que las parejas encendian, para que su amor fuera consumado por los dioses en los cielos,reflejados en las estrellas, los espiritus de los antepasados,de quienes amamos y quienes nos guiaron hasta el punto de nuestras vidas en el que uno se encontraba. "tarde crepuscular, espíritu sereno" penso mientras su mirar estaba enfocado en los farolillos que se elevaban con lentitud, miradas llenas de esperanza, miradas llenas de dicha y miradas que tambien yacian con tristeza, para aquellos que sienten amor y tristemente no son correspondidos, los dias seguian para ellos sin pasar en realidad, el tiempo deja de ser importante... -...¿Puedo saber el por que habia ido esa noche a la taberna?...¿usted...disfruta de su soledad en verdad señorita Agatha?...- Dijo con temor a ofenderla, temor a hacer que ella la odiara, pero...despues de todo no seria la primera persona que lo haria, sin embargo queria saber, aun sin retirar su mirar del cielo que se llenaba lentamente de aquellos farolillos de esperanzas. Si bien Amalthea notaba algo raro en Agatha, no queria involucrarse mas puesto que podria molestarla pero...¿que le tenia asi?¿podria ayudarla?, bajo su mirar del cielo y le miro con curiosidad y duda, para pasar su mano por la espalda de Agatha. -No se que pueda ocasionarle tanto malestar señorita Agatha, pero...confio en que todo resultara de la mejor forma, pues no estamos solos en este mundo...quisiera ser algo de apoyo, un hombro en el que usted pueda sentirse tranquila...y encuentre la felicidad...-
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Post by Agatha Bloodspell on Aug 3, 2017 0:03:48 GMT
Agatha se perdió por un momento en las luces que poco a poco se elevaban en el cielo haciéndolo aún más bello a pesar de que se encontraba ya adornado por estrellas brillantes. Sus labios se entreabrieron con sorpresa una vez que Amalthea volvía a hacer contacto con ella. ¿Disfrutar la soledad? La joven parecía indagar mucho sobre ella, llegar a niveles desconocidos para la súcubo quien no comprendía cómo es que alguien pudiera sentir tanta simpatía por alguien que apenas conocía, mas se mantuvo con la mente y los oídos abiertos. Sus ojos descendieron al suelo acompañados del aire que salía de sus labios. Suspiró apenas permitiendo que las comisuras de su boca se alzaran para dibujar una minúscula sonrisa. -Bueno, aquella noche visité la taberna porque me quedaban pocos días en la Ciudadela. El sonido de la música fue lo que me llamó hasta ahí- mintió. -La soledad es y siempre ha sido, parte de mí señorita. No la rechazo, tampoco la busco-.
Se quedó callada por un momento, levantando la mirada para verla y no dejar aquellos ojos amatista en la soledad. -Agradezco su apoyo y preocupación Amalthea; sin embargo la vida se encuentra llena de obstáculos- "Muchos causados por los errores de nuestras acciones" pensó sintiendo un malestar en el pecho. -Aunque la felicidad sea lo idóneo, muchas veces uno debe conformarse sólo con sobrevivir...-. Se mordió el labio inferior, de pronto sometiendo una risa que comenzó a burbujear en su pecho. -No me malinterprete- continuó dejando escapar aquél sonido que para cualquiera podría significar dicha pero era más bien una respuesta al escuchar sus propias palabras, al pensar que sus palabras podrían ser tomadas como un intento de victimizarse. -No le digo esto para que se sienta mal por mí o para preocuparla... Es a veces complejo... difícil para muchos admitir que nuestras almas muy probablemente se encuentran enlazadas a la desgracia; no muchos nacen bendecidos a poseer un destino que culmine en la felicidad. Yo me he reconciliado con eso... mi mente ya está en paz con esa verdad-. Desvió la mirada hacia la glorieta central, donde las parejas parecían encontrarse felices pero, ¿era felicidad? o ¿era sólo la sensación momentánea de satisfacción?; una satisfacción que se disiparía y quedaría sólo como un recuerdo.
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