Post by Khorial Ruststeel on Jul 23, 2017 17:30:23 GMT
Me había levantado más temprano de lo normal, bañarme y vestirme, era el tercer día del Festival que estaba comenzando de la mejor manera, la gente seguía animada, llegando y disfrutando de toda la Fiesta de la Ciudadela, por mi parte, no me puse mi traje del Festival, si no, mi ropa normal, la que siempre usaba, ya que ese día tenía algo muy importante que hacer, lo había decidido en el momento que pude ser honesto conmigo mismo el primer día del Festival del Cortejo. Luego de terminar de vestirme, de dejar limpia la Herreria y peinarme, dejándome aquella cola pues decidi que usaría ese peinado un tiempo mas, salí de mi hogar cerrando bien la puerta en dirección al mercado, había algo importante que debía comprar para el viaje que haría ese día, llevando la capucha que use el día que fui al Templo del invierno a presentarme ante el soberano de aquel lugar.
Recorría las calles del mercado que aun estaban llenas del Fervor de la Fiesta, escuchando la animada música que bañaba el lugar, buscando aquel mercader que pudiera venderme aquello que estaba buscando, luego de buscar un rato, pude encontrarlo, acercándome y saludándolo de forma amable, me dispuse a revisar la mercancía que tenía con mucho cuidado y detalle, para posteriormente escoger lo que iba a comprar, un hermoso ramo de rosas, pague los Mirvos correspondientes por aquella compra, recibiendo los comentarios sobre dárselos a mi pareja de aquel vendedor, no, no era para eso, ni de cerca, agradecí por el servicio y me dispuse a caminar nuevamente, esta vez, en dirección a la salida de la Ciudadela para dirigirme a mi siguiente destino, la Ciudad de Reapergate. Caminaba con cuidado de no chocar y dañar el Ramo que recientemente había comprado, hasta que luego de un rato llegue a la salida de aquel lugar, no podía ir en forma de Dragon, podría dañar las flores, así que simplemente le pedí a una de las carretas que me diera un acercamiento hasta el famoso Bosque de los Susurros.
Fue un viaje largo, duro unas cuantas horas, hablaba con aquel anciano que dirigía la carreta, nos reíamos de algunos chistes o de cosas que sucedieron durante los primeros días del Festival, era una persona agradable realmente, hizo el viaje mucho más comodo a mi parecer, pero era hora de despedirse, el amable anciano me dejo a unos metros del Bosque, le agradecí y le prometí que le pagaría cuando lo viera de nuevo, me sonrío y él se dispuso a seguir su camino. Mire a la entrada de aquel tenebroso bosque, no me asustaba, realmente, no era primera vez que iba hasta Reapergate por el bosque a pie. El camino como siempre era confuso, lleno de sonidos siniestros y extraños en las profundidades del Bosque, llevaba mi Gladius en mi cinturón como medida de seguridad, y mi capucha tapando parte de mi rostro, en varios puntos me rasque la cabeza recordando el como llegar, luego de un largo tiempo, por fin llegue a la entrada de aquella Ciudad, Reapergate.
Camine por las calles de aquella Ciudad, recibiendo las clásicas miradas hacia un forastero, prefería seguir con mi vista hacia adelante sin mirar a nadie y por error hacerlo enojar, simplemente seguí mi camino hasta llegar a mi destino, el Cementerio. Camine lentamente por el lugar, veía las múltiples tumbas, hasta llegar a aquella por la que iba, me agache frente a ella, usando mi mano libre para quitarle el polvo a esta, dejando ver la escritura de la Lápida. ''Cain, Maestro Herrero'', Sonreí ante ella, arrodillándome frente a ella y dejando con mucho cuidado el ramo de rosas sobre la tumba.- ... Ha pasado tiempo, Maestro...-Musite en voz baja mirando con nostalgia el nombre de la lápida.- Hay tantas cosas que debo contarte... tantas cosas que ocurrieron desde que te fuiste, la Herreria ha crecido mucho, te sorprendería como he mejorado... Estarías orgulloso haha.- Las lagrimas comenzaban a caer por mis mejillas mientras le hablaba a aquella tumba con una sonrisa en mi rostro.- ... Tus ultimas palabras... las he cumplido... al fin he encontrado a esa persona que cambio mi mundo... -Lleve una mano a mi pecho mientras la otra acariciaba la roca de la lapida, y simplemente me dispuse a llorar frente a esta durante unos minutos. Me levante nuevamente mirando el ramo de flores y la inscripción de la tumba, sonriendo.- ... Gracias por todo, Maestro Cain, eres y siempre seras... mi Padre, y salvador.- Comente antes de caminar en dirección a la salida del Cementerio, y posteriormente a la salida de Reapergate, una vez afuera, tome mi forma de Wyvern, y me dispuse a volver a mi hogar, cambiarme y seguir disfrutando del Festival con la gente que quiero y que aprecio.