E3: Luz propia. (Abierto) 2/3

Avara soltó una risa ante el comentario de la kitsune -Ya lo se boba- le dio un pequeño golpe en la nariz con sus dedos y sonrió abiertamente. Tomar el control de vez en cuando era bastante agradable para ella, podía ser escuchada y actuar sin ningún tipo de represalias de su compañera de cuerpo, al menos hasta que a chris se le pasara la vergüenza. A ojos de la chica, la cara que Zealand había puesto por sus palabras era genial, le encantaba causar molestia e incomodidad en las personas, era su forma de divertirse a lo grande y no lo iba a desaprovechar con nadie. 

Cruzó los brazos mientras observaba como el chico se alejaba lentamente -Podrías ser la mejor compañia para cualquier arcano ebrio- dijo en voz alta para que Zealand la escuchara -Puede ser, la verdad esto de andar repartiendo florecitas a todas esas parejas cursis me esta cansando bastante- su atención se centró en Keyko, quien avara consideraba como una de las personas mas geniales que había conocido. 

Una furia desmedida iba creciendo en su interior, la cual terminó por intensificarse cuando la otra tiro de su vestido y lo hizo caer. Estaba por llegar a un punto en el que iba a dejarse llevar por las energías negativas, pero la imagen del rostro sonriente de su madre lo detuvo. Se levantó y revisó que todo su vestuario estuviera en orden. -No quiero quedarme a estar con personas desagradables.-

Se acomodó el peinado y miró a la dragona. Estaba irritado, la cinta amarilla en su muñeca no era más que una burla, y quería ir a casa. Su atención se centró en la cinta amarilla. Realmente era absurdo que tuviera la intención de buscar a alguien, cuando estaba claro que él no servía para eso. Todo él enojo en su cuerpo, fluyó a la tierra, y fue remplazado por tristeza.

Sus cejas se arquearon en muestra de un corazón roto. Resignarse a estar solo para siempre, era algo que no podía hacer, pero las esperanzas de encontrar el amor, parecían cada vez más escasas. -Debo irme.- Se quitó el listón sin pensarlo dos veces y limpió una lagrima que acababa de escaparse. Dejó caer la tela amarilla al suelo y comenzó a alejarse nuevamente.

Simplemente no podía tolerar que las cosas acabasen así entre ellas dos.

Se dio vuelta hacia la mesa de rosas de Chris y se apoyó del borde con una de sus botas para efectuar una voltereta en curva hacia atrás, pasando sobre Zealand con sus colas enmarcando la espalda de la pelirroja y cayendo frente al arcano de largo vestido, frenando su partida.

Y si Zealand no pudo irse, la perpetua sonrisa de Keyko había abandonado el lugar. La ahora indiferente mirada de la Kitsune advirtió el listón amarillo que se quedó pegado al pelo de su cola.

-Es por esto que estas tan nervioso? -Comentó mostrandole el listón, casi reprochando con la otra mano en su cadera y mirando fijamente a Zealand. Sus colas estaban extendidas como si mostrasen una disciplina solida. contadas eran las ocasiones en las que la Kitsune no se mostraba feliz y alegre, pero la actitud de Zealand hacia el rechazo había diezmado su infinita paciencia como si un cubetazo de agua fría hubiese apagado un incendio hasta las cenizas mojadas.

-¿Acaso de verdad importa tanto actuar como todos los demás?! -Exclamó mostrando los colmillos con desagrado por el listón, la primera vez que sentía que no podía pasar por alto algo asi- ¿En verdad vas a dejar que este baile te afecte tanto!? -Jamás pudo entender esa necesidad entre los arcanos, esa necesidad de ponerse a procrear y actuar de forma desmedida como personas.

-No podríamos solo olvidarnos del tema del evento y pasarla bien sin que signifique algo?! Solo mírame a mi, yo no tengo ningún listón! -Confesó extendiendo sus brazos, piernas y cola. Más que un evento para conseguir pareja, se trataba de un baile donde todos podían reunirse para pasar un buen rato, bailar y llenar su historial con decenas de experiencias increíbles.

En breve sus facciones se suavizaron y tomó las manos de Zealand, cerrando los ojos un instante para observar como el listón flotaba entre las palmas de ambas, encendiéndose en llamas hasta consumirse en el viento.

-Yo invito la primera ronda! -Dijo recuperando la sonrisa y su buen humor.

Avara observó con bastante asombro todo el show que keyko estaba montandose, vaya que la kitsune era una caja de sorpresas. En cierto modo aquella palabras le llegaron, rosaron apenas algunas fibras sensibles en la dragona, la cual solo rodo los ojos y bufo tratando de que aquel sentimiento en su pecho desapareciera.

La mirada de Zealand volvió a toparse con la suya y la chica solo sonrió -Como un cortesano en precencia de su soberano- hizo una pequeña reverencia poniendo una mano sobre su pecho y la otra alzando ligeramente su vestido. La idea de ser amable con los demás no era de su agrado, pero algo en ella estaba cambiando drásticamente y mucho tenía que ver su compañera de cuerpo.

La chica de cabellos rojos era extraña, pero era tan efusiva que dejaba a Zealand con una sensación rara en su pecho, la cual no sabía si era asombro o solo unas extrañas y contenidas ganas de reír. Optó por dejar salir su risa, y comenzó a bailar como pudo, ya que estar ataviado en un vestido tan fino y delicado, no le dejaba mucho margen de movimiento.

A pesar de lo que había ocurrido con la dragona, aquella efusiva y extraña kitsune, lo hizo reír, y disfrutar de la celebración. Sus cabellos de plata se movían suavemente, mientras bailaba tanto como le era posible, con una gran sonrisa. Estaba tomando en cuenta las palabras de la otra, y olvidándose el significado de la celebración, y solo pasarlo bien.

Los pasos sonaban sombre el linoleo y la piedra labrada bajo sus altas botas rojas, sus amigas la acompañaban en sus pasos casi como si interpretasen una coreografía, los bardos tocaban cada vez con más ritmo, apresurando los movimientos pero no importaba, ellas podían mantener el ritmo, casi como una lucha entre los bardos y esas tres. ¿quien se cansaría primero? ni los bardos podían tocar tan rápido como ellas se movían. Estaba alegre, se sentía dichosa y con una victoria entre los colmillos de su sonrisa por haber dejado atrás todos los rencores y dejar que el dolor se transformase en risas y carcajadas que ahora adornaban la velada.

Pasaron las horas y agotada, Keyko se dejó caer en una de las sillas, casi sin fuerzas más que para respirar, pero todavía se sentía energizada por la frenética danza que compartió junto a Zealand y Chris.

-Ustedes son asombrosas -Declaró respirando agitadamente y alzando los pulgares al cielo. Después se puso de pie nuevamente, sacudió sus botas golpeandolas suavemente de la punta en el suelo, y como los grillos a plenilunio, era momento de que la Kitsune también se marchase.

-La pase muy bien hoy! espero que podamos repetirlo otro día! -Finalizó abrazándolas a las dos con efusividad y acariciándolas con sus colas en muestra de su afecto y amistad. Posteriormente tomó su camino, despidiéndose al agitar su mano mientras avanzaba.



Keyko sale del Thread

Recibió gustosa aquel abrazo mientras su respiración se calmaba y observaba como la kitsune se retiraba del lugar, no pudo evitar sonreír con cierta melancolía, recién había regresado y le hubiera gustado conocer más a fondo a la chica. Giro lentamente hasta encontrarse con la mirada de Zealand, la dragona bajo su cabeza algo avergonzada, tomando aliento caminó decidida hasta quedar frente a frente, sus mejillas estaban ligeramente rojas, más por la pena que por otra cosa.

-Lo siento muchísimo Zealand- rasco su cabeza evadiendo su mirada -Hay cosas que no sabes de mi y pues- hizo una pequeña pausa para tomar aire -Digamos que hace rato no era yo misma, asi que simplemente lo siento- miro al chico a los ojos con una ligera sonrisa -Por lo de hoy y por lo de esa noche- habían cosas de las cuales ciertamente estaba arrepentida pero entre ellas, conocer a Zealand no era una de ellas.