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Post by Deleted on Jul 25, 2017 0:49:45 GMT
Ya era bastante tarde a su parecer, y el camino sería sumamente largo a pie, tanto de ida como de regreso, era algo que ella ni siquiera había considerado. Pero no había de otra si realmente quería participar en el dichoso Festival, las personas comentaban con tanta alegría lo grandioso que estaba siendo, ¿Cómo no querer asistir después de todos esos comentarios tan positivos? Más aún, ¿Cómo no asistir después de leer que habría buena comida y bebida? Sus motivaciones eran bastante simples realmente, de cualquier modo, no perdía nada con acercarse un rato. Ya vería el modo de solucionar las cosas después.
Se apresuró y tomó el camino más corto para poder llegar, se había colocado un pequeño atuendo casual pero un poco formal para asistir de manera adecuada. De igual modo, llevó consigo su Erhu, atado de una forma algo simple a su espalda, caminaba por los senderos con tranquilidad, se preguntaba si había sido buena idea llevar su instrumento, puesto que no conocía a nadie por lo menos podría entretener a otros con su música, y quizá ganar algo de dinero por ello. Además de tener algo que hacer durante el tiempo que estaría ahí.
Después de un rato, finalmente llegó a la tan mencionada Ciudadela, claro, con ayuda de personas que se encontraba en el camino indicándole como llegar sin perderse. La amabilidad de las personas le hacía sentirse a gusto, no era tan diferente a cuando hacia sus viajes, recuerdos de muchos lugares llegaron a su cabeza, sintió nostalgia mientras soltaba un suave suspiro, rostros de personas amables con sonrisas gentiles y manos obsequiándole pan, bellos recuerdos para ella, ¿Algún día volvería a esos lugares?...
Caminó por entre la multitud, buscando un lugar en el cual poder tomar asiento o poder estar sin causar incomodidad a otros. Aquel Festival no era como los que conocía, pero era tan animado y bastante alegre como los otros en los que había asistido, no podía quejarse al respecto, las demás personas parecían disfrutar todo. Finalmente, tomó asiento en una pequeña zona, observando entusiasta como las demás personas bailaban con sus amigos y conocidos. Listones se movían de un lado a otro ¿Simbolizaban algo?
Observaba en silencio, hasta que puedo recordar que llevaba consigo su Erhu, lo tomó y se acomodó felizmente donde estaba, y sin prisa, comenzó a tocar tranquilamente, intentando crear una suave balada para los que estaban cerca, quizá alguien querría bailar lento al compás de su melodía... o quizá podrían acompañarle. Ni siquiera consideró la posibilidad de interrumpir a otros, su melodía era tranquila y agradable, ¿Tendría que disculparse después? Ella no lo sabía, ni siquiera esa idea cruzaba por su cabeza, sólo quería entretenerse un poco. Lo único "inconveniente" era el característico sonido occidental, quizá no era el más apropiado para el evento en el que estaba, probablemente llamaría la atención por tocar algo tan extraño. Los nervios le invadieron mientras tocaba, pero únicamente siguió, ya se arrepentiría después, mientras tanto, disfrutaría el pequeño rato.
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Skye Difan
La Resistencia
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Post by Skye Difan on Jul 25, 2017 1:28:14 GMT
La noche había sido larga, no había creído que iba a pasar todo eso por la tableta arcana. Su cuerpo se movilizó por Mirovia viendo los alrededores con cierto sigilo inspeccionando si había una figura extraña. A conseguido el miedo asustarla logrando que acerque con cierta agresividad su mandíbula hacia arcanos que simplemente pasaban por ahí con cierta lentitud por su vejez. Se disculpó varias veces sintiéndose a penada, todo lo que había ocurrido había sido el punto de estrés que no había pensado nunca tener. Simplemente volvió a su hogar a las afueras de Aqualia para mantenerse tranquila y dormir un poco… sus ojos fueron cubiertos por los parpados casi perdiendo el brillo por lo agotada que estaba tanto física como mental. La criatura torpemente salía de la cueva para ver qué momento del día era. Tarde, se veía el anaranjado cielo con algunas nubes, casi oscureciendo. Simplemente decidió ir hacia el Gran Lago y hacer aquel cambio para poder ir otra vez al festival y poder descansar un poco la mente. Necesitaba que su mente vaya por otra parte cual ave tomando vuelo desde su nido, se debía enfocar en vivir lo que le restaba de años y disfrutar cada momento con su pareja. Al pensar en eso sus escamas levemente se levantaban y volvían a acomodarse, un cosquilleo tan encantador. Nadó lo más rápido que pudo para llegar y cambiarse, notando que había traído consigo aquel hueso que la acompaño de pequeña, cada vez que lo miraba se hacía extrañamente más pequeño. Sacudió la cabeza para poder darse los últimos toques y volver a lucir aquel collar tan precioso que colgaba de su cuello lastimado por los dientes del dragón oscuro. Sonrió embobada y por fin tomó rumbo hacia la Ciudadela, esta vez no encontró la ayuda para que alguien la alcanzara así que el camino fue largo pero útil para que aprecie los sonidos tranquilos que le disponía aquella naturaleza tan encantadora. Las perlas se balanceaban al igual que algunos mechones verdosos, muchas veces cerraba los ojos y disfrutaba de poder escuchar atentamente los sonidos leves y casi imperceptibles que a los ojos abiertos se pierden. Por fin, la música los zapateos se escuchaban a lo lejos y sin antes entrar con aquel listón rojo en la muñeca contraria de las perlas entró. El olor a comida, los canticos y bailes se hacían presentes, el hueso estaba extrañamente aferrado a los pocos mechones que estaban agarrados por una especie de hilo. Su andar era seguro, casi tranquilo mientras avanzaba y saludaba algunos conocidos de antes, muchos se veían encantadores en las ropas que traían. Se sentía algo sola por estar nuevamente casi perdida en el Festival. Como arte de magia, una sonata se hacía presente, frunció el ceño pero era de sorpresa de quien podía tocar una música como esa, posible por dos simples razones; nadie toca ese tipo de música y era encantador. Cerró los ojos, y camino ciegamente abriendolos en intervalos para ver su alrededor y continuar. Se hacía más fuerte hasta que los abrió para encontrarse a una jovencita de dos colores hermosos en su cabeza. Escuchó un rato mas casi un temblar -"¿Nervios tal vez?"- pensó mientras sacaba el hueso de su lugar, y trato de descifrar un poco cuales serían las notas correspondientes de aquella canción que tocaba. Casi daba pequeños giros acercándose y sonriéndole en algunas respiraciones. Sus dedos se levantaban y volvían a caer para dejar escapar aquellos sonidos tan suaves, había cierto error muchas veces porque desconocía dicha canción y simple era puro oído, no era experta en obtener las notas precisas. Pero encantada de ayudarla y acompañarla un rato mientras algunos bailaban o simplemente miraban el dúo.
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Xhial Nalphalem
La Resistencia
Melodias y Voces entonan un Destino
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Post by Xhial Nalphalem on Jul 25, 2017 3:57:18 GMT
Difícilmente lograba encontrar alguna emoción por ir nuevamente a aquel tan llamativo Festival celebrado en la Ciudadela, algunas razones en particular eran que simplemente le disgustaba estar entre tanta gente, y que no estaba aquella persona que desde inicios del Festival esperaba poder encontrar, entonces. ¿Porque volver a ir? Simple, disfrutaba que la gente escuchara e incluso bailara con sus melodías tocadas por la Flauta plateada de Stella, era de las únicas cosas que lo motivaban a continuar caminando tarde tras tarde hasta la Ciudadela en esas fechas, desde su casa ubicada en los Plantíos. Tomo y ubico todo lo necesario: Su Flauta, un pañuelo para limpiarla, y aunque no pudiera usarla, su Alabarda Negra como costumbre, ubicada en su espalda, y una pequeña Bolsa con Mirvos en su bolsillo, por si quería comer o beber algo luego de tocar, ya con todo esto, simplemente salio de su casa y se dispuso a dar la larga caminata hasta la Ciudadela, para alcanzar a llegar antes de que la Luna comenzara a iluminar completamente la oscura noche. Podía notar a toda la gente que se dirigía hasta ese lugar, algunos viajeros que iban en carreta le ofrecían un acercamiento, pero amablemente el Arconte los rechazaba, prefería caminar, seguir su propio ritmo, aunque tardara mucho mas, no le gustaba apresurarse, le gustaba ver como lentamente las estrellas comenzaban a verse en el cielo nocturno y el como la luna las acompañaba.
Al cabo de bastante tiempo de caminata, finalmente veía las luces y escuchaba todo el fervor de la Ciudadela, tan solo quedaban unos cuantos metros para la entrada, Xhial dio un leve suspiro por el leve cansancio de todo el caminar, y se dispuso a porfin dar los últimos tramos para llegar a aquel lugar. Nuevamente alguien le ofreció uno de los Listones tan representativos de aquella fiesta, Xhial negó con la cabeza para hacerle saber que no gustaba de ningún liston, puesto que su intensión no era buscar pareja, y ni siquiera sabia que era el para aquella persona especial en la que siempre pensaba, simplemente se dispuso a seguir con su camino por las calles de la Ciudadela. Daba pasos lentos, con sus manos en los bolsillos de su chaqueta, mirando de reojo a algunas mujeres que lo saludaban, y que luego daban cierta mirada de desagrado cuando el Arconte les devolvía las miradas con esa expresión fría tan normal en su rostro, odiaba que le coquetearan, tenia malas experiencias de la ultima vez que, curiosamente, una sucubo lo intento, pero prefería simplemente dejar de pensar en esa desagradable experiencia. Se detuvo en ciertos puestos, para comprar algunas cosas livianas para comer, la caminata había abierto levemente el apetito de Xhial, así que simplemente compro una pequeña bolsa con galletas, al parecer, con cierto sabor a manzana, para proseguir su camino en busca de un lugar donde tocar su musica.
En medio de toda la multitud, una melodía exótica pero encantandora, llego hasta sus oídos, reconocía el sonido del instrumento más no el nombre especifico de este, pero además, no estaba solo, estaba acompañado de algo que reconocía tan a la perfección como su propio nombre, una Flauta, aunque sonaba levemente distinta a las que estaba acostumbrado a escuchar, no podía equivocarse, había tocado una por casi 100 años, era imposible que su deducción fuera errónea. Camino lentamente siguiendo la musica, con pasos lentos y seguros, de vez en cuando cerrando los ojos para guiarse con tan solo sus oídos, hasta que finalmente llego al origen de tan interesante sonata, una chica relativamente pequeña, con el cabello divido en dos colores que combinaban entre si, con un vestido ciertamente elegante, acompañada de una mujer mas alta, de cabellera verde con unas perlas que resaltaban y un vestido azul bastante bien cuidado. A pesar de no querer interrumpir sus instrumentos, su instinto de musico le impedía quedarse parado simplemente escuchando, y lentamente saco la Flauta plateada de su cinturón, cerrando los ojos, buscando y recordando las notas, para posteriormente abrir los ojos y acercarse quedando cerca de ambas chicas, comenzando a tocar su instrumento con una coordinación casi perfecta para no causar ningun desface en la melodía, y así, decidió continuar tocando hasta que la melodía llegara a su fin o alguna de ellas decidiera darle un alto, pues de cierta forma sentía que podía haberlas molestado al unirse de forma tan repentina.
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Post by Deleted on Jul 26, 2017 19:32:04 GMT
Tocaba con tranquilidad, sus ojos estaban cerrados, sus movimientos fluian conforme la melodía que tocaba con aquel pequeño Erhu. La gente comenzaba a reunirse, sentía nervios pero nunca dejaba que esa pequeña tempestad afectase su melodía o su semblante. Continuó, dejando que el ritmo se marcase sólo, para quienes se acercaban a bailar un poco y para quienes oían atentos.
Recuerdos de sus clases con dichos intrumentos llegaron a su cabeza, y una sonrisa tierna y pequeña apareció en sus labios. "Espero estén orgullosos..." pensó ya más tranquila mientras continuaba, dedicando ahora sus pensamientos a quienes más quería, poniendo más empeño en tocar aquella melodía que le habían enseñado por primera vez. Sintiendo un poco de nostalgia, pues el segundo intrumento con el que había aprendido a tocar dicha canción era el Koto. Ella sabía la letra de la canción, pero se preguntaba a sí misma si sería lo más adecuado. Guardó silencio en los primeros acordes, dudosa de querer cantar. ¿Hace cuanto tiempo no lo hacía?
La nekomata estaba concentrada en ello, silenciosa, hasta que un sonido ajeno llegó a sus oídos. Una flauta, algo insegura de las notas pero motivada por querer completar la melodía. Haize abrió sus ojos con sorpresa, girando velozmente su cabeza hacia la persona que había decidido acompañarle. Una hermosa mujer de finos y largos cabellos, portando un vestido elegante y llamativo. La miró breves segundos mientras sus manos seguían tocando el Erhu, apreciando con interés el como movia sus dedos tan libremente.
La pequeña estaba a punto de dedicarle una sonrisa a aquella mujer que había decidido unirse, pero antes de poder hacerlo, un tercer instrumento hizo presencia. Otra flauta. Eri giró nuevamente su cabeza, divisando a un hombre alto de semblante serio, tocando tan perfectamente la melodía con una flauta color plateado.
- ... - Giraba su cabeza de lado a lado, observando felizmente a esas dos personas que habían decidido unirse, hasta que al final, decidió regresar su mirar a las cuerdas del Erhu, alegre. Dejó escapar una pequeña risa tierna y cerró nuevamente sus ojos, continuando con aquella sonrisa en los labios y con sus dedos moviéndose libremente en aquellas únicas dos cuerdas.
"¿Debería?"
"¡Lo haré!, ¡El arrepentimiento vendrá después!"
Pensó en sus adentros, nerviosa. Sus sonrisa de había borrado lentamente con aquel pensamiento, sin dejar de tocar. Calmó su respiración y dejó escapar un pequeño suspiro, buscando alivio y relajación. Una vez que pudo recuperarse de aquello, abrió lentamente sus ojos y mantuvo la mirada baja. Abrió con calma sus labios, y de entre estos, una pequeña voz a hizo escuchar, algo nerviosa pero sin titubeos. Eri comenzó a cantar con calma mientras continuaba moviendo tranquilamente el arco del intrumento sobre las delgadas cuerdas. Observando a las pocas parejas bailar al compás de los melodiosos intrumentos y su débil pero apacible voz.
Había comenzado a cantar ya a mitad de dicha canción, pero eso poco importaba, estaba feliz, y quería que al menos alguien de los oyentes también mostrase alegría. ¿Las personas que se habían unido recientemente a tocar junto a ella estarían alegres? Sus semblantes eran tan distintos entre sí. No podía siquiera deducirlo con sólo mirarlos.
Tanto la canción como la melodía estaban llegando a su fin, la nekomata cantó gustosa el último verso, dejando que su voz fuese siendo silenciada lentamente, al igual que su Erhu. Finamente se terminó, sus manos se detuvieron con calma, y las flautas de igual modo, iban perdiendo fuerza de un modo tan hermoso, dando un final espectacular a la melodía.
Unos cuantos aplausos si hicieron escuchar al instante, pero la gente no se dispersaba, los ajenos los observaban con tranquilidad y unas leves sonrisas, aplaudiendo con gentileza. Eri, por el contrario, una vez que había terminado de tocar se levantó con cierta rapidez, teniendo el Erhu entre sus manos. Se colocó frente a los dueños de los otros intrukentos e hizo una reverencia en forma de agradecimiento, para después reincorporarse y sonreirles ampliamente a ambos.
- ¡Tocan muy hermoso! ¡Gracias! - Dijo animada, mirándolos con un brillo en los ojos, intentando expresar sus agradecimientos por haberle acompañado. Hasta que una cuestión importante pasó fugazmente por su cabeza ¿Deberían seguir? La gente no a iba...
- ¿Alguno desea tocar algo? ¡Podría intentar acoplar mi Erhu a la melodía que deseen tocar! - Preguntó y sugirió a los contrarios antes de escuchar sus respuestas a lo que había dicho bremente, observandolos con curiosidad e interés, seguramente podrían pasar un buen rato en lo que la gente se dispersaba.
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Skye Difan
La Resistencia
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Post by Skye Difan on Jul 27, 2017 4:10:17 GMT
La sonata no iba a detenerse. Sus pies hacían cierto bailoteó, uno se apoyaba con la planta del pie completo en el suelo y el otro simplemente se apoyaba con la punta del pie, hacia cierto intercambio, sacudiéndose sutilmente casi acorde a la canción. No podía detenerse, el velo del vestido se movía de un lado al otro, más suelto que la falda violácea o morada, no sabía bien el color cual era mas no era importante, simplemente que hacia un leve giro y este se alzaba por el poco peso que tenía.
Sus pies pisaban hacia ciertos giros sencillos delicados al punto que su cabello la seguía de un lado a otro. Le imposibilitaba no quedarse quieta, todo su cuerpo se estremecía ante la llegada de una nueva flauta. Un hombre con una compostura más grande que ambas, pero que iba con igual emoción aunque ella era la más liberal. Recordaba ciertas sensaciones similares al tocar música para los animales y como se acercaban para escuchar o nadar alrededor suyo. Los arcanos cercanos que se interesaron por la armonía y tranquilidad que traía dicha pieza musical y como había dos flautas y un erhu. Sus dedos se apoyaban como si tratara de tapar una botella con su mano para que el liquido no se volqueé mas un leve chorro de agua salía, era una mezcla entre fuerza y delicadeza permitiendo que el sonido sea audible y acompañe.
Lentamente se hizo notoria la voz de la pequeña. ¡Por los océanos! era tan suave que podría compararlo con la suavidad de las medusas al tocar la umbrela. Había abierto los ojos ante la sorpresa de la voz pero los volvió a cerrar disfrutando de la armonía de todos los instrumentos y las cuerdas vocales de la jovencita.
El tiempo paso demasiado rápido para su parecer, trato de suavisar las ultimas notas para despegar sus labios del pico de su flauta mientras lentamente abría sus ojos con una sonrisa. Había sido un gusto tocar aquella sonata con ellos, rió nerviosa mientras sus dedos acariciaban de manera suave el cuerpo del hueso perforado y con ciertos detalles más imposibles de detectar si no se miraba de cerca. No tardaron los aplausos cosa que lograron poner a la dragona nerviosa pero a gusto de una manera muy extraña.
Para su sorpresa simplemente aparecía la pequeña enfrente de ella con una mirada única, aquellos ojos brillantes imposibles de no despegarse de ellos pero se cortó al hacer una reverencia cosa que no pudo evitar poner uno de los pies hacia atrás, con la punta de los dedos apoyados en el suelo, e inclinarse tomando la tela en degrade con sus dedos índice y pulgar (ya que una de sus manos estaba ocupada sosteniendo la flauta). Fue breve pero tiempo suficiente para ver aquella sonrisa.
Rió a lo bajo mientras notaba que la pequeña era una chispa que no se podía apagar, no había dado cierto tiempo para responder a su dicho halago. - Muchas gracias y por cierto, tu igual señorita. - comentó sonriente de manera serena mientras miraba al alto para sonreírle y bajando la cabeza brevemente para volver a mirar a la pequeña y negar con la cabeza. No tenía ni idea cual decirle, casi todas eran o muy alegres o melancólicas. - Lo siento, no tengo alguna ahora en mi mente... - su tono era completamente de angustia a pesar que tenía en el rostro dibujada una sonrisa.
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Xhial Nalphalem
La Resistencia
Melodias y Voces entonan un Destino
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Post by Xhial Nalphalem on Jul 27, 2017 19:49:58 GMT
Las melodias de los tres instrumentos se combinaba en una mezcla armoniosa que llenaba los alrededores, y lentamente la gente se veia atraida hasta ellos, moviendo sus cabezas, sus pies y algunos sus cuerpos a la canción siendo tocada en ese momento. El Arconte cerro sus ojos para distraerse de todo, y solo centrarse en el sonido, diferenciando las melodias de cada uno de los instrumentos, cada uno tenia su su propio encanto que causaba que la canción sonara tan bien, pero posteriormente algo se unio, lentamente Xhial abrio los ojos y pudo admirar a la pequeña cantando con una voz tan tenue y a la vez tan notoria, el Arconte mantuvo la mirada fija en ella, admirando de cierta forma su cantico sin perder su fria expresión en los ojos, para luego volver a cerrarlos y disfrutar de la musica que llegaba a sus oidos, nuevamente la musica lograba llenarlo de paz, en ese momento, eran solo el, las acompañantes, y la musica que provenia de los instrumentos, la gente que los miraba era como si no existiera para Xhial, como cada vez que entonaba su Flauta.
Sus dedos acariciaban aquella Flauta tan preciada, seguian sin fallo a los otros dos instrumentos, aunque el resto del cuerpo del Arconte se mantenia estatico al momento de dejar salir las notas de su instrumento, mirando de reojo a la peliverde a su lado, mas que nada su instrumento, el cual no parecia tener un aspecto normal, mas bien, totalmente exotico. La melodia lentamente comenzo a detenerse dando fin a esta, dejando escuchar por unos momentos mas sus instrumentos antes de detenerse por completo, escuchando los aplausos de la gente reunida a su alrededor, sus animos, y algunas peticiones por volver a escucharlos tocar algo. Fijo su mirada en la pequeña emocionada, la cual tenia unos ojos emocionados y llenos de vida, el Arconte trato de que su mirada no fuera tan inexpresiva, mas para el era casi imposible. Dio una pequeña reverencia a ambas personas que acompaño en esa sonata en señal de respeto.- Debo decir lo mismo de ustedes, fue un placer entonar esa canción con su compañia.- Comento con cierta sequedad mientras escuchaba la pregunta ajena, la verdad no tenia intensiones de quedarse ahi mucho tiempo, pero la mirada de la pequeña casi rogaba que lo hiciera, al igual que la gente que los rodeaba, mas el alrededor no le importaba, quizas podria darle el gusto a la pequeña y acompañarlas en otra melodia.
Llevo su mano a la barbilla propia pensando en algo que pudieran tocar, tampoco queria parecer tan amargado despues de haberseles unido sin preguntar. Luego de un momento, aquella melodia tan melancolica y nostalgica llego a su mente, dio un leve suspiro para mirar a ambas chicas.- Si me permiten, entonare la siguiente melodia.- Miro durante unos segundos su flauta, para posteriormente cerrar los ojos recordando las notas, las cuales no tardaron en llegar a su mente, posando sus labios en la boca de la flauta, respirando profundamente, y dejando salir nuevamente melodia de esta, una llena de cierta tristeza, y a la vez, una sensación de recuerdos felices, recuerdos de momentos gloriosos del pasado. Los ojos del arconte se mantenian cerrados mientras las notas fluian, tan solo disfrutando de la melodia propia, esperando que esta no fuera muy complicada de tocar para las dos personas ajenas, no queria complicarlas, aunque las notas de esa canción fueran algo simples, no todos podian tener la capacidad de reconocerlas al igual que el Arconte.
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Post by Deleted on Aug 2, 2017 6:17:46 GMT
La nekomata sonreía gentil ante las dos personas frente a ella, tan altas... y formales. Las palabras ajenas hicieron que sus mejillas se tornaran de un color rojizo claro. Únicamente desvió su mirar al suelo algo nerviosa, dejando ver una sonrisa algo titubeante por esos mismos nervios de recibir halagos tan dulces. Pero un pensamiento llegó fugazmente a su cabeza; ¿Había sido demasiado informal? ¡No los había dejado hablar hace recién! ¿Y si los contrarios estaban molestos por ello?, esos pensamientos hicieron que se preocupara un poco.
Regresó su vista a la fémina al escuchar que no tenía alguna melodía en mente para poder continuar, pero la amabilidad de sus palabras le llenaron de alivio, pues su tono de voz no se mostraba molesto. Aunque aquello le desánimo un poco su sonrisa no desapareció. Llevó su mirar al arconte que parecía concentrado en su propio mundo ante aquel toque de sus dedos contra su propia barbilla, ¿Estaría pensando en algo? Eri lo miraba con curiosidad mientras sus pies jugueteaban un poco, no fue hasta que la voz del mayor se hizo escuchar con unas palabras que hicieron que la pequeña se alegrase aún más.
- ¡Claro! - Dijo animada mientras notaba como el ajeno se comenzaba a preparar, sin perder tiempo la nekomata volvió a sentarse y del mismo modo que sus acompañantes; tomó posición, esperando a que el amable hombre marcase el ritmo.
Fueron breves momentos de silencio, la gente volvía a reunirse alrededor, observando. Y finamente; una apacible melodía comenzaba a sonar.
Haize se sorprendió ante aquel bello sonido, girando velozmente su cabeza hacia donde el mayor; pues le parecía sorprendente como había logrado hacer tal cambio de ritmos. Escuchó unos cuantos segundos, intentando deducir cuales eran las notas adecuadas.
"Tu ruru ru..."
Pensaba en esos sonidos con despreocupación y curiosidad, pero una idea le hizo cambiar de parecer. Sujetó con cuidado su arco y lentamente comenzó a tocar el Erhu, con suavidad y lentitud un pequeño sonido se hacía escuchar. No eran las mismas notas, sino más bien; eran notas de acompañamiento. La nekomata comenzó a improvisar un poco a lado del mayor, dejando ver su "confianza ciega" para continuar con calma, cerrando sus ojos nuevamente, únicamente guiándose por el sonido del arconte para no estropear dicha melodía.
Tocaba con facilidad, pues sus movimientos eran fluidos. Pero su cabeza andaba por las nubes, recordando cosas agradables con sólo escuchar la flauta de aquel. ¿Cómo era posible que esa melodía que desconocía le trajera tantos recuerdos? ¿Hace cuanto tiempo que no tocaba algo tan tranquilo como recién?... Haize se hacía esas preguntas entre todos aquellos recuerdos. Su mente estaba concentrada en tantas cosas, cosas que para ella era normal. Únicamente prosiguió con una sonrisa leve dibujada en los labios, esperando también con anhelo escuchar el tercer instrumento de la dama gentil de cabellos color verde.
"Esto es lindo... ¿Qué haré cuando termine esta pequeña burbuja?..."
Pensó mientras abría lentamente sus ojos, dejando ver una mirada algo preocupada pero sin dejar de tocar, sus movimientos seguían pero su cabeza sólo hacia preguntas algo innecesarias.
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