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Post by Eoin Kavanagh on Jul 25, 2017 4:54:39 GMT
Era de esperarse que el simple hecho de estar presente en este evento le incomodara. Desempolvando trajes que llevan consigo más vagos recuerdos que nada, decidió vestirse de forma discreta pero apropiada para el baile. No tenía intensiones de encontrar pareja el día de hoy, ni en cualquier otro día si ese fuera el caso, hace mucho que se había dado por vencido en encontrar a su "media naranja". Tenía un objetivo muy claro por cumplir, y ese era encontrar información acerca de su hermano. Por lo cual, sacando un par de zapatos negros que hicieran juego con el desagradable conjunto de tonalidades similares que llevaría puesto, se vistió para partir al baile. Claramente evitando portar listón de cualquier tipo y color.
-No es necesario que interactue demasiado..- Se decía para si mismo mientras rondaba por la Ciudadela. Una que otra vez había caminado por aquellos pasillos sin objetivo alguno, meramente por curiosad, observando todo lo que pudiera encontrar. Ahora, más que fijarse en los alrededores, los cuales parecían más decorativos y festivos de lo usual, estaba en búsqueda de arcanos, arcanos de todo tipo y apariencia, todo el mundo puede tener información valuable o probar ser buena compañía frente a tanta alegría.
Llegando a un área decididamente "amontonada" podía alcanzar a ver a parejas bailando, personas comiendo a lo lejos sentadas en mesas impecables y amigos riendo y compartiendo historias, así que decidió empezar a observar, observar todo lo que le llamara la atención, que estimulara sus sentidos, o que le causara desconfianza, observar todo esto desde los rincones en las sombras.
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Post by Viktoria Íriell on Jul 25, 2017 7:14:20 GMT
Otro día más de celebraciones, de alegrías y especialmente, de amor y cariño. En cada vuelta del corazón de la ciudadela se podía observar los puñados de parejas intercambiando afecto, luciendo sus vistosos listones y gozando lo que el Festival de Cortejo tenía por ofrecer. A diferencia del día anterior, esta vez la jóven Nephele asistió con algunos de los jovencitos más maduros de los que cuidaba, siendo uno de ellos un chico de cabello oscuro y órbes grisáceos, vistiendo decente mas cargando una expresión seria y hasta algo molesta. El otro era un arcano rubio de írises verdes, un poco más alegre, de ropas vistosas y fácilmente distraído por los arreglos florales, la música y las carcajadas ajenas. Ninguno de los dos superaba las dos década de edad y ambos cargaban un instrumento consigo, siendo flautas dulces respectivamente. Viktoria, en constraste, llevaba un maletín casi tan grande como ella, cuya figura curva apuntaba a ser un instrumento de cuerdas. La arcana, a pesar de la carencia de un listón, vestía con ropas y colores alusivos a las celebraciones, más sus intenciones ese día distaban de ser los mismos que los propósitos natos del Festival. Siendo una mujer de espíritu ligero y corazón alegre, cualquier aglomeración que se reuniera, para enaltecer mediante una fiesta, sentimientos puros como el amor, era suficiente razón para ella unirse y compartir la felicidad de otros. Su tiempo en Mirovia era apenas contado con una mano, y para su gracia, Viktoria llegó justo a tiempo para uno de los momentos más alegres de la misma. El día anterior tuvo la fortuna de conocer un puñado de peculiares arcanos y esperaba que ese también fuera el caso, aunque esta vez intentaría agasajar a los residentes de la ciudadela con la música producida por su persona y sus acompañantes. La Néphele instó a los jóvenes que le acompañaban a que se adentraran en uno de los círculos de gentío, donde distintas bandas parecían entrar y salir, conforme las parejas bailaban a sus tonos. Conforme se mezclaban entre la multitud, Íriell incidentalmente golpeó, aunque de forma leve, a un hombre que destacaba por el contraste de su cabellera blanca y sus ropas oscuras, aparte de una notable cicatriz en su frente. El cello enfundado que llevaba en las manos lo habría golpeado lo suficiente como para hacerse notar, por lo que le extendió una pronta disculpa -Lo lamento, señor.- enunció con una sonrisa suave, buscando no agitar su espíritu. Sin quitarle la mirada de encima siguió su camino, llegando finalmente al centro de aquella media luna de arcanos atraídos por la música. Los jóvenes junto a la dama de viento se colocaron de forma que no interrumpieran la pista de baile, y finalmente se acomodaron para compartir su música. Las flautas de los jovencillos sonaron primero, empezando con una tonada suave que el Cello de la dama acompañaría de forma sútil sin quitarles protagonismo. La melodía parecía nacer de sus dedos de forma tan natural, que podía darse el lujo de mirar a los presentes, repartir sonrisas y endulzar con la mirada a los más estóicos. Fue así como, nuevamente, los ojos de la Néphele se clavaron en los del unicornio de hace unos momentos, invitándolo a acercarse más a la pista de baile.
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Post by Gianni on Jul 25, 2017 8:06:41 GMT
No había podido llegar antes a la ciudadela, se mantuvo ocupado reuniendo las cosas y terminando unos cuantos adornos para venderlos en la fiesta, lo bueno de esta festividad era que podía hacerse más dinero que otras veces, puesto que las parejas solian comprar recuerdos entre ellas, ademas llevaba listones, por si alguien terminaba y quería un listón amarillo para pasarla bien y conocer otra persona(?) aunque fuera difícil de creer ocurría y Gianni iba a aprovechar aquellas circunstancias relacionado a lo económico, obviamente.
Paseando por las calles podía ver a toda la gente, venia con una larga capucha roja y dentro de ella pequeños compartimentos en donde tenia sus productos, se quedo hasta tarde cosiendo para hacer eso, ademas llevaba un bolso debajo de esta, con algunas reposiciones y sus particulares frutas. La música llamo su atención, así que se acerca y alcanza a divisar la pista de baila y todos los arcanos disfrutando. no iba a negarlo, el ambiente se sentía muy ameno acompañado de los bellos adornos y luces del lugar lo cual lo hace sentir extraño, el no conocía a mucha gente de aquí y de cierta forma le daba envidia las buenas relaciones que se podían crear.
Se distrajo cuando tocaron su hombro, volteo y se trataba de una clienta que solía ver cuando pasaba por la ciudadela, el querubín la saludo sabiendo que mas o menos que era lo que buscaba, así que luego de enseñarle lo que tenia le vendió uno de los listones amarillos, se había peleado con su novio así que usaría eso como para sacar celos, Gianni no entendía realmente pero no era su asunto, el solo quería vender lo que traía.
Tras aquello se acerca a mirar de nuevo a las personas bailando, le llamo la atención una pareja que vestían muy bien, se veían elegantes y eran guapos, no era el único, mas arcanos les tenían la mirada encima, quizá ademas por la larga cabellera plateada del hombre y el exuberante cuerpo de la mujer. Saco una de sus frutas del bolso y le dio una mordida, siendo espectador de aquella danza.
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Post by Deleted on Jul 25, 2017 8:41:43 GMT
Su estancia en el evento era relativamente corta, la multitud expresaba euforia y alegría. Todo tipo de música se hacía escuchar por el lugar, danzas alegres y bastante rítmicas. Palmadas aplaudiendo por más, pidiendo más melodías para poder así, dar unos cuantos pasos con sus conocidos o parejas. Listones de colores se hacían notar entre tantos varios de la multitud, cada uno con un significado y una historia especial. La pequeña Nekomata únicamente andaba entre la multitud, buscando que hacer mientras tanto. No llevaba tanto tiempo asentada en aquel lugar, y el evento era algo "nuevo" para ella. Pues no había tanta diferencia a los festivales humanos en los que había podido estar presente. Se sentía perdida pese a estar acostumbrada a estar rodeada de tantas personas, su mente divagaba con preguntas tontas y simples, caminaba entre personas más altas que ella, con su Erhu atado a la espalda de una forma tan simple y poco formal.
Finalmente se perdió entre las multitudes después de caminar sin rumbo ¿Acaso no aprendía nada? Eso le había sucedido ya tantas veces, comenzaba a acostumbrarse.
Cierta melodía se hizo presente, la pequeña mujer de cabellos bicolor prestó atención, intentando averiguar de donde provenían y quienes tocaban pese al ajetreo externo. Caminó con cierta prisa hasta donde la música se hacía más y más fuerte, hasta que finalmente llegó. Encontrando a dos jóvenes y a una bella y alta mujer tocando alegremente, los miró breves segundos, deseosa por escuchar más de esa música. Recuerdos vagos aparecieron fugazmente en su cabeza, dejó escapar una sonrisa alegre por la oportunidad de estar presente en el dichoso Festival, los mensajes en la Tableta arcana tenían razón, era un evento que valía la pena visitar si uno deseaba pasarla bien. Escuchaba con atención la melodía, hasta que ocurrió un pequeño accidente, un choque "accidental" con un transeúnte que pasaba por ahí. Aquel descuido hizo que su instrumento cayese al suelo, justo debajo de sí misma. Pero el arco no había tenido la misma suerte, pues había caído cerca de donde los contrarios tocaban.
"Por suerte" era algo que no provocaba tanto ruido al caer. Únicamente observó con atención la pieza "perdida" y esperó pacientemente a que la música se detuviese un momento para así poder acercarse a tomar lo que era suyo sin interrumpir a los demás. Sin más opciones por el momento, siguió escuchando la musica, pero más atenta a que la pieza faltante del Erhu no se perdiese de su vista. Alzó con cuidado su intrumento, y lo mantuvo entre sus manos para que no volviese a caer nuevamente. Había tenido suerte, sólo un pequeño raspon había quedado en la base del pequeño objeto. Pero el momento había sido algo incómodo para ella.
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Post by Kaira Voll on Jul 25, 2017 21:00:02 GMT
Con una copa en mano, caminaba entre la gente con cuidado de no estorbar a nadie. Muchos se encontraban en danzando alegremente y él pues, aún se cuestionaba si había sido buena idea asistir. Además de los compromisos con sus amigos no había nada más que hacer ahí. No podía dejar de tener esos pensamientos pesimistas "debes divertirte" se trataba de convencer. Conforme avanzaba observaba con detenimiento a los presentes; todos elegantes pasando un buen tiempo "dejate contagiar por ellos" se decía. Respiró profundamente exhalando en un largo suspiro y entonces se sintió listo.
Notó que a su lado se encontraba un joven rubio con una caperuza, quien al parecer guardaba cosas en su interior. ¿Un vendedor? quizá tenía algo para él, quien sabe... No dudó en saludarle y sonreir amablembete. - Disculpa, no pude evitar notar que llevar mercancía contigo... ¿puedo ver qué tienes? - el chico tenía un rostro hermoso, y se veía bastante joven. Su atención se centró en la banda pues la manera en que abruptamente detuvo la música lo preocupó un poco. Notó una chica quien al parecer había tropezado. ¡pobrecita! pensó sintiendo la necesidad de ayudarle si es que se encontraba herida.
- ¡Hey! ¿Estás bien? - le preguntaría alzando la voz para que le escuchara, después de todo no se encontraban tan lejos. El unicornio caminó hacia la Nekomata no sin antes dejarle en claro al querubin que regresaría de inmediato; caminando apresurado tuvo la mala suerte de chocar contra un hombre alto de ropas oscuras, tropezando apenas perdiendo el equilibrio pero no pasó a más. - Le ruego me disculpe... - diría apenado a él y a su acompañante pues parecia que había interrumpido el baile con su torpeza.
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Post by Eoin Kavanagh on Jul 25, 2017 21:42:54 GMT
A miradas lentas pasaba la vista por sus alrededores, no podía evitar notar hacia dónde se dirigían las festividades, había gente danzando, bebiendo, uno que otro revisando si la persona de su interés traía puesto algún tipo de listón que delatara su situación sentimental actual. A lo mejor si fuera una persona más sentimental dicha situación le causaría algún tipo de sentimiento, pero la verdad festividades como la de hoy le eran indiferentes. A parte, el ver a personas desmayadas por tanto consumo de alcohol y sustancias dudosas no eran de su agrado.
Estaba rondando sin destino alguno cuando, a ligera sorpresa suya sintió un pequeño empujón hacia su persona. Volteando, quedó de frente a frente con una arcana de rasgos finos y cabellera larga recogida. Únicamente asintió con su cabeza ante la disculpa de la mujer manteniendo la mirada que parecía regresarle. La estuvo observando de reojo mientras presentaba su pieza musical, algo de aquella mirada le hacía mantener presente la presencia de la mujer. Decido y a persuasión de la música que lo rodeaba, se acercó lentamente hacia la joven cruzando por en medio de la pista de baile.
–Espero que no le moleste que la invite a bailar una pieza- comentó seriamente mientras alzaba su mano a la espera de la de aquella. Hacía mucho que no danzaba en eventos como estos, pero como era propio en su educación, danzar de manera elegante y decidida estaba bajo su dominio, pasos largos, pasos cortos, todos siguiendo el ritmo de la tonada fueron el marcapasos que dieron inicio a su conversación. – Debo decir que es bastante buena con el cello, las melodías que produce son…cautivadoras- Estaba entrado en la conversación cuando escuchó un pequeño ruido a la distancia, como si alguien hubiera tirado algo, normalmente no le habría prestado atención, pero con sus agudos oídos no podía notar la distracción. Alzando la vista alcanzó a ver a lo que tendría que ser un Querubín debido a su inocente belleza y porte pero a la distancia encontró quién parecía haber sido una pequeña nekomata en el suelo. Sin embargo, antes de decidir cualquier acción, notó entre ojos como un pequeño ser estaba a punto de chocar contra su persona. Se iba a mover de lugar para evitar dicho suceso hasta que vió el cuerno en su frente. Con el cuerpo firme recibió el ligero choque del pequeño unicornio. Hace bastantes años que no estaba en contacto con arcanos de su “raza” y no podía evitar mirar a aquel ser detenidamente. Era hermoso, lo suficiente para confundirla como mujer, tenía rasgos bastantes delicados y afeminados, aparte de que portaba un vestido que acentuaba su figura con exactitud. Enfocando la vista en el rostro ajeno terminó por ladear momentáneamente su cabeza, pareciendo olvidar el hecho de que acabaran de chocar con él. -…¿Cómo te llamas?
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Post by Viktoria Íriell on Jul 26, 2017 3:54:32 GMT
Conforme terminaba de presentar aquel acto musical, la concentración de la Nephele se habían posado sobre la figura del elegante hombre de tez y cabellera pálida, el cual fue atraído por la invitación en su mirada y melodía. Al aproximarse hasta su presencia, le tomó por sorpresa que el mismo le extendiese una invitación, la cual la joven Viktoria titubeó por un momento en aceptar- no porque tuviera pena o se sintiera incómoda, pero por el mero hecho que estaba siendo acompañada por los jóvenes flautistas que cuidaba. Ante la duda, el arcano de cabellos dorados esbozó una sonrisa de oreja a oreja, y empujó de manera obvia, aunque suave, por la espalda a la mujer, mientras que el adolescente de cabello azabache desvió la mirada algo molesto -Lady Íriell, yo me encargo de Isaac, no tiene de qué preocuparse mas que de divertirse- explicó el rubio, con una risa entre dientes conforme tiraba de las ropas del otro chico de forma juguetona, en son de llamarle la atención. Isaac se reservó en asentir, como forma de consentimiento hacia la arcana que era invitada a la pista de baile.
Con paz en el corazón, la dama se reintegró a con el unicornio, el cual se mantenía expectante a su decisión. -Será todo un placer, señor.- respondió en un tono alegre, desvistiendo una suave sonrisa en su rostro al tiempo que posaba su mano sobre la ajena. La música sonó nuevamente, ahora gracias a unos bardos que se reunieron junto a los jóvenes flautistas, entonando ritmos alegres cuyas tonadas agasajaban los sentidos de los presentes. Con calidez y cierta confianza, la Nephele tomó las manos del arcano de semblante serio, y guió los primeros pasos. -Gracias... eso es a lo que aspiro, el cautivar el corazón ajeno- respondió con naturalidad, ante el elogio del caballero con el que danzaba. Debido a la cercanía de ambos cuerpos, Viktoria pudo apreciar de forma más cercana las facciones del otro, siendo estas refinadas pero no menos masculinas- la piel blanquecina y su estructura facial parecían talladas por un habilidoso escultor, desbordando una belleza artística en cada detalle. Su apreciación se vio interrumpida, al momento que una criatura de peculiar encanto tropezara con su acompañante. La respuesta inmediata de la dama fue preocupación -¿Se encuentra bien?- extendió la incógnita hacia el unicornio, del cual aún no podía deducir del todo su género. La pregunta del otro le tomó algo desprevenida, ya que estaba distraída con la tercera presencia -Viktoria Íriell... ¿Con quién tengo el gusto?- preguntó de vuelta con gentileza, con el propósito de averiguar la identidad del caballero de ropas oscuras.
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Post by Gianni on Jul 28, 2017 6:59:05 GMT
Al escuchar aquella voz salio enseguida de sus pensamientos, al mirar a esa persona asintió, abrumado también por su singular belleza, las criaturas de mirovia si que eran guapas, al menos con las que se había topado últimamente. Se abre la capa un poco, enseñándole al unicornio productos como tarjetas, cintas,un osito y sus artesanías, hechas con distintos materiales que le daban una apariencia muy bonita.-Claro, adelante.- en ese momento ambos se distrajeron por el ruido de algo caerse, tanto Kaira como Gianni se acercaron a la nekomata por si se encontraba bien, le llamo la atención el instrumento,a él le gustaba la música por eso se preocupaba de que el instrumento haya sido dañado...la persona igual, por supuesto.
Solo observo como el unicornio ahora chocaba con otra persona, quizá era por toda la gente que había o porque estuviese algo tomado, no se había percatado en el momento en que cruzaron palabras, pero se fijo que había sido con el hombre de porte elegante y cabello plateado que había visto hace poco.
El querubín regresa su mirada a la nekomata y mete su mano a su bolso.-¿Estas bien? ¿el instrumento no se daño?-dice genuinamente preocupado sacando un pequeño pañuelo, se lo entrega a la chica.-Tiene un poco de suciedad allí, para que lo limpies.-
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Post by Deleted on Jul 28, 2017 8:07:47 GMT
La Nekomata observaba con atención el arco de su Erhu, tal parecía que la música seguiría y quienes bailaban no se moverian. Soltó un suspiro, revisando sus manos, tenían leves raspones pero poco importaban. No fue hasta que una voz se hizo notar a la lejanía, una persona bastante hermosa de cabellos rosados le estaba gritando con preocupación si se encontraba bien. Giró con cierta sorpresa su cabeza hacia donde provenía aquella voz, notando como se acercaba.
- ...Ah...- Titubeó nerviosa, agachando al instante la mirada. "¡Me vieron caer!...¡Ah, que vergüenza!...." pensó nerviosa y avergonzada por haber sido vista en ese momento tan bochornoso, olvidando casi por completo la parte faltante de su instrumento y con un leve rubor en las mejillas. No fue hasta que escuchó una amable voz preocupada y una mano ofreciéndole un pañuelo frente a ella que pudo reaccionar. Elevó su mirar a dicha persona, un joven de cabellos cortos color oro. Guardó silencio, sin poder mucitar siquiera una palabra por la impresión del momento, hasta que una nerviosa voz salió de entre sus labios.
-... ¡Ah!... E-estoy bien... gracias. - Comentó con una voz baja mientras aceptaba el pañuelo. Miró aquel pequeño trapo entre sus manos y dejó escapar un leve suspiro, al instante lo utilizó con su Erhu, limpiandolo adecuadamente. Se encontraba en el suelo, de rodillas como si nada; hasta que se percató del momento. Reaccionó y se levantó con cierta prisa, no podía ser un estorbo para quienes rondaban cerca... Limpió en pocos segundos, pero mientras lo hacia, no pudo evitar desviar un poco su mirada a la persona gentil de cabellos rosados de hace unos momentos; quien parecía estar en una situación quizá algo problemática, pues había tropezado con un hombre bastante alto y de semblante serio. ¿Estaría bien?
Terminó de limpiar con el pequeño pañuelo, regresó su vista al joven que tenía al frente y le dedicó una amplia sonrisa, amable y gentil. - Muchas gracias por tu ayuda, ¡Fuiste muy amable! - Dijo entusiasta mientras le miraba, manteniendo el pañuelo entre sus manos ¿Debería regresarselo? Estaba algo sucio por lo ocurrido, quizá sería algo grosero regresarlo en tal estado. Sintió una ligera punzada en el pecho, recordando el arco que había caído al suelo. Giró su cabeza hacia la dirección donde estaba y le buscó con la mirada algo preocupada y ligeramente desesperada.
-¡Ya regreso, espera por favor!- Le dijo al joven mientras comenzaba a correr hacia donde estaba su pieza, corriendo a prisa entre las parejas que bailaban y conversaban, evitando chocar nuevamente. Finalmente llegó a donde estaba la problemática pieza, la tomó con felicidad al notar que estaba completa y una vez que la tuvo en manos regresó a prisa donde estaba el rubio. - ¡Lo siento! ¡Tenía que recuperar esto antes de que se me olvidase! - Explicó con alivio y la respiración agitada después de haber corrido en tan ajetreado momento, mostrándole el arco al muchacho con una sonrisa triunfante.
- Deberíamos ir con la persona gentil de hace unos momentos, debe estar con preocupación...- Sugirió con amabilidad y sin prisa amarró nuevamente su intrumento a su espalda y comenzó a caminar hacia donde se encontraban los unicornios y la dama de cabellos color castaño. Con cada paso que daba se preguntaba que debería decir al momento de llegar con los ajenos ¿Sería mal momento para interrumpir con algo tan trivial y sin importancia? Los nervios le invadieron un poco pero pese a ello, seguía andando. Buscaba con la mirada la cabellera rosa, pues Haize quería agradecerle al haberse preocupado por ella, y de igual modo, deseaba disculparse por causarle problemas con tan tonto momento.
Finalmente dio con los contrarios, eran un poco más altos pero igual se sentía pequeña a su lado. Los miró con algo de nerviosismo, sin siquiera el poder de hablar. "¿Qué debería decir?..." Se preguntaba en sus adentros mientras desviaba un poco su mirar, evitando hacer contacto visual con alguno. Hasta que una idea llegó a su cabeza.
- ... Ah, disculpen por interrumpirlos - Comentó en voz baja mientras regresaba su mirar a los ajenos. - Sólo deseaba disculparme con... -Dudó un poco al ver la esbelta figura del unicornio de cabellos rosados, ¿Era un hombre o una mujer?... Reaccionó y sólo siguió con sus palabras.- Con esta gentil persona, se preocupó por mi y noté que debido a ello chocó por accidente... Quería disculparme por ello. - Dijo finalmente, bajando la voz conforme terminaba de hablar, desviando su mirar un poco, algo apenada. La Nekomata se preguntaba que dirían ante sus palabras, ciertamente era algo innecesario pero era lo único que se le ocurría ante tal momento.
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Post by Kaira Voll on Jul 29, 2017 1:48:11 GMT
El unicornio por un momento se distrajo del accidente de la chica cuando el hombre de rubia cabellera le preguntó su nombre. La manera en que lo observaba le intimidó, avergonzado esbozó una gran sonrisa para él y su acompañante.
- Mi nombre es Kaira Voll, un placer. Y diganme ¿con quien... quienes - corrigió- ... tengo el gusto? - La chica que lo acompañaba era sin duda hermosa, y esa piel tan blanca como las de esas muñecas de porcelana. - Lamento me disculpen, venía distraído por intentar ayudar a una señorita que ... -entonces alguien más se acercó interrumpiendo, era la pequeña que apareció a agradecer la preocupación del unicornio -¡oh, no es nada! Me alegra saber que estás bien. Hay que tener más cuidado. - el cabello de la nekomata era bastante singular y en ella se veía adorable.
Junto a ellos, también se encontraba el muchacho rubio, aliviado le saludó con la mano. - Disculpa por dejarte así, no fue intensional. - diría sintiendose apenado con el querubín.
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Post by Eoin Kavanagh on Jul 29, 2017 6:19:35 GMT
Pareciendo salir de un recuerdo momentáneo, remendando su compostura a pesar de que para los espectadores esta nunca hubiera cambiado de su estoico ser, notó cómo lo que parecía ser un simple encuentro guiado por la música se convirtió en un encuentro casual entre desconocidos.
- Eoin – comentó brevemente como presentación hacia los arcanos de su alrededor de manera general, pues parecía haber una confusión en cuanto a quién se dirigía inicialmente. De manera sutil abrió campo para que estuviera de frente dirigiéndose y observando de reojo a la mayoría. Tenía a un lado a Viktoria, la cual parecía tampoco tener problema alguno con el suceso. –Parece que nuestra pieza terminará de manera abrupta- comentó ligeramente hacia la mujer mientras pasaba de verla a ella hacia los demás.
Había una interesante mescolanza de arcanos de los cuales únicamente parecía estar seguro de que uno era unicornio y otro un querubín.
La que consideraba ser una nekomata no parecía estar lastimada, por lo que evitó hacer comentario alguno, no estaba acostumbrado a intervenir ni en ayudar en situaciones que consideraba que la persona podía arreglárselas sola y aun así solo en situaciones críticas hacía acto de presencia. – No hay problema – comentó seriamente a la nekomata, tratando de verla a los ojos pero el nerviosismo de aquella parecía evitar dicha acción.
En cuanto al querubín no pudo evitar notar mientras conversaba con Kaira que parecía tener una interesante selección de objetos consigo, desde listones y artesanías probablemente para vender. Ambos le recordaban a las creaturas parlanchinas y felices del bosque del que provenía, más aún con la pequeña nekomata que parecía venir con ellos, por lo cuál no podía evitar observarlos de reojo de igual forma. – ¿Son vendedores ambulantes? Comentó de manera general, tratando de ver qué información podrían traer con ellos.
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Post by Viktoria Íriell on Jul 30, 2017 20:20:52 GMT
-Descuide, señor Eoin. Ya tendremos oportunidad de continuar nuestra danza- asintió hacia el comentario del unicornio de ropas oscuras, el cual apuntaba a tener que interrumpir el baile. Con cuidado prestó atención a los demás presentes, los cuales parecían haberse reunido en aquella zona específica con la intención de ayudar a una jovencita de agradable apariencia y peculiar cabellera. La escena enterneció a cierta medida a la nephele, la cual observó atentamente sus gestos, palabras y movimientos. Así mismo, aquello le ayudó a identificar al arcano de cabello rosa como un varón.
Sin dudarlo, Viktoria le dirigió la palabra a la nekomata -No tiene por qué disculparse- sonrió con sinceridad, tratando de apaciguar el nerviosismo en la misma -Esas cosas pasan- mencionó, al tiempo que brevemente posaba una mano sobre el hombro de la chica a modo reconfortante. Su mirada se desvió momentáneamente, haciendo contacto con el instrumento que la jovencita cargaba en su espalda. Los ojos de la castaña resplandecieron ante el encanto de aquella sorpresa y sintió la necesidad de preguntar al respecto -¿Eres música también?- extendió la retórica, intentando confirmar sus sospechas.
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Post by Gianni on Aug 4, 2017 5:54:08 GMT
Ginni siguió con la mirada a la chica de cabello bicolor, esperaba que pudiera encontrar la otra pieza y así fue, luego esta regresa con el grupo. Como todos se estaban presentando decidió hacerlo también- Soy Gianni...un gusto.-gira a mirar al unicornio y niega lento.-No se preocupe, no es algo que me afecte mucho pero si desea puedo seguir enseñándole las cosas...a todos-debería aprovechar este encuentro esporádico y hacer un poco de negocio(?)
Enseño lo que había bajo su capa en general, respondiendo así la pregunta de Eoin pero desconocía si los demás eran comerciantes, no lo creía la verdad, venían demasiado arreglados y sin cargas como para hacer eso. -Quizá les interesen las artesanías, para las damas o para los hombres también, tengo varios modelos.-y particularmente aquello era lo mas llamativo de su mercancía por su belleza.
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Post by Deleted on Aug 8, 2017 23:48:39 GMT
La gentileza que mostraban los contrarios le hizo entrar en confianza en unos pocos segundos, sin dudar elevó su rostro hacia los ajenos, mirándoles con gentileza mientras hablaban de todo lo sucedido y mostraban sonrisas amables.
-¡Tendré más cuidado la próxima vez! - Le comentó animada pero con un tono de voz tranquilo al unicornio de cabellos rosados, con una sonrisa dibujada en los labios por tal momento tan ameno y curioso que se estaba dando. La voz de la fémina de cabellos castaños se hizo escuchar con tan comprensivas palabras y un pequeño acto lleno de gentileza; su mano posandose sobre su hombro para darle confort y apaciguar el momento. Le sorprendió un poco aquello, aquel tacto tan gentil, no pudo evitar recordar cosas del pasado con sólo ese pequeño gesto de amabilidad. La nekomata volvió en sí al instante en que pudo escuchar la pregunta de la misma mujer, quien parecía mostrar alegría por ver su instrumento. Giró su rostro mientras tomaba aquel pequeño Erhu entre sus manos y le dedicaba una sonrisa gentil a la contraria, en unos pocos segundos lo soltó de donde lo tenía amarrado a la espalda y lo colocó frente a la castaña para mostrarlo- Podría decise que si, no me dedico a ello, pero disfruto mucho tocar de vez en cuando...- Explicó mientras observaba con cierta añoranza aquel objeto.
Guardó silencio breves momentos mientras observaba los alrededores de reojo, hasta que la pregunta de aquel hombre tan alto e imponente se hizo escuchar, Haize no pudo evitar sorprenderse un poco ante tal idea, únicamente giró un poco su cabeza hacia donde se hayaba el mayor y negó lentamente, aún mostrando una pequeña sonrisa. - Yo no lo soy...- Comentó amable, y al instante pudo notar como aquel joven de cabellos dorados elevaba su capa, mostrando así varios objetos para vender, no tuvo oportunidad de decir nada más ante el momento, sólo prestó atención a los objetos que el contrario llevaba, apreciando cada uno de ellos.
- Se ven muy bonitos...-Agregó ese pequeño comentario mientras miraba con sumo detalle dichas artesanías, seguramente alguno de los presentes estaría interesado en algo.
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Post by Kaira Voll on Aug 26, 2017 22:20:50 GMT
- Me encantaría. - respondió a Gianni observnado la mercancía; había una cantidad de artesanías con un gusto delicado, era increíble que tuviera tanta habilidad en ello; si él lo llegase a intentar jamás le quedarían así de detallado; sin duda su trabajo era de primera. - Creo que quiero ese listón... -comentó señalando un largo listón amarillo con detalles en dorado. - Eres un chico talentoso. ¿cuanto cuesta? -preguntó sacando de su pequeño bolso de mano un monedero de piel donde guardaba algunas monedas. -
El unicornio no pudo evitar escuchar la conversación entre ambas chicas por lo que sonrió emocionado. - ¡musicos! Es una profesión maravillosa. - comentó intentando integrarse. - La manera en que provocan y transmiten emociones con solo tocar un instrumento es algo de admirar - Entonces, su atención se volvió al más alto, al unicornio de cabellos de plata. - Entonces... Eoin, usted a qué se dedica? -preguntaría ya que estaban en ello. - Yo soy boticario, tengo mi tienda en el mercado de la ciudadela, cuando necesiten algun remedio, con gusto les ayudaré. -
- A que sí son bonitos. - reafirmó lo dicho por la nekomata. - ¿Qué comprarás? -preguntó curioso, pues la chica se veía muy interesada.
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