Ajani
Soberano del Verano
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Post by Ajani on Jul 28, 2017 1:54:11 GMT
El cielo se pintó de rosa esa tarde haciendo el paraje de la Ciudadela digno de ser plasmado en un lienzo. Las parejas estaban reunidas, admirando el ocaso que anunciaba el cielo nocturno, todos listos para comenzar con danzas y fuegos artificiales. La paz y el amor eran casi palpables en el ambiente. Nada podía salir mal. Vistiendo su misma ropa de siempre sin tomarle demasiada importancia a ser elegante, Ajani arribó a la Ciudadela de manera triunfante junto a una caravana de miembros de la corte del Verano. Eran fáciles de hacerse notar con aquellos gritos y risas poderosas. Hombres que llenaban la palabra y le daban un sentido sólido a la definición de masculinidad. No se podía esperar menos del Verano. Y aún más, pues la estación era justamente la suya y de ese modo, brillaban con más intensidad. Ajani pronto se integró a la muchedumbre, saludando a todo aquel que le extendía la mano o le regalaba una reverencia. Su benevolencia era genuina, sin embargo, había algo en su mirada que simplemente no estaba del todo atenta a las personas que lo procuraron. Aprovechó para buscar sin ser demasiado obvio a aquella chica del cabello rosado. El motivo de sus molestias y desesperaciones pero también, de su sonrisa y su corazón latente. Caminó y caminó, abriéndose paso entre la gente mientras metía su mano en su bolsillo, haciendo caso a las costumbres a punto de develar el color del listón que usaría esa noche.
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Aesther
Soberana de la Primavera
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Post by Aesther on Jul 28, 2017 2:20:17 GMT
Sin olvidar su propósito, comenzó a buscar otras distracciones. Se había animado ya a bailar con otros Mirovianos y a probar los platillos tan deliciosos que se encontraban esperando a ser degustados sobre las mesas de banquetes. La sonrisa de Aesther brillaba aún más que las luces que adornaban y alumbraban el Festival aunque podía ser más resplandeciente, mucho más. Había decidido tomar un descanso puesto que llevaba ya cuatro piezas de baile sin tomar un respiro; se sentó cerca de las jardineras de la plaza principal observando a las parejas que tan amenamente tomaban sus lugares en la pista. ¡Cómo disfrutaba de ver a todo el mundo tan alegre! Tan despreocupados y dichosos envueltos entre risas. Aplaudía animando a las parejas que aún permanecían bailando sin embargo comenzó a notar un cambio en la energía del lugar.
Habían personas hablando por lo bajo, mirando hacia un lugar en específico. La curiosidad de la Soberana se despertó y movida por aquello se levantó poco a poco mientras la falda de su largo y brillante vestido se deslizaba suavemente entre las piedras del lugar en donde había estado sentada. Alcanzó a divisar algunos metros aquella cabellera que no confundiría entre un millón. Sintió un ardor en su estómago que comenzó a brotar poco a poco hasta acunarse en la boca de su garganta. -¡AJANI!- gritó emocionada. Sus mejillas sonrojadas y sus ojos tan brillantes, más brillantes que el rocío al besar los rayos del Sol por la mañana. Se agachó con torpeza para tomar la parte inferior de su falda y así no pisarla y corrió al encuentro del Rey del Sol.
El palpitar de su corazón se encontraba acelerado y aquél listón rojo que llevaba oculto bajo la manga de su vestido parecía quemarle la piel como si reaccionara ante la visión de aquél que se lo había entregado. Soltó al fin la tela, dejando libres esas manos que siempre se apresuraban a rodearle del cuello pero esta vez podía verse una timidez tan evidente y hasta cierto punto paralizante. Teniéndolo en frente por primera vez sentía que debía acallar un profundo suspiro. Lo miró, parpadeando con cierta lentitud como si tentara a mirarla, ¿y cómo no hacerlo? si ahora el mensaje silencioso pero efectivo de haberle dejado ese listón en su balcón le daba otro sentido a sus muestras de afecto y una emoción que la había hecho despertarse con una ilusión aún mayor de verle. -Qué bueno que viniste- tomó una de sus manos, estrechándola suavemente. -¿Ya viste mi vestido? ¿Te gusta?- lo soltó para dar un par de vueltas frente a él, dándole la oportunidad de apreciar su vestimenta con detalle. Un vestido largo de un tono más sombrío, al menos para alguien como ella sin embargo brillaba con la luz, alumbrando el rostro de la ninfa con pequeños destellos dorados.
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Ajani
Soberano del Verano
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Post by Ajani on Jul 28, 2017 2:42:20 GMT
Fué fácil notar a Aesther entre la muchedumbre. Se destacaba entre todos los demás gracias a su enorme sonrisa y bello rostro. Y claro, el clásico grito aclamando el nombre del Soberano del Verano. Ya todo mundo daba por enterado que ambos tenían una relación que rozaba entre la amistad, el odio y algo más. Ajani se quedó algo boquiabierto al verla abrirse paso entre la gente, corriendo con suavidad hasta llegar a el.
Carraspeó, poniendo su rostro serio y esa faceta de desinterés que pronto se cayó cuando Aesther le tomó la mano. Por alguna razón, se le veía tímida, lo cual era muy raro en ella. Intentó no perder su cordura ante aquellas vueltas que dió para hacer relucir más su vestido que, aunque ciertamente más opaco de lo que normalmente usaría, se le veía espectacular. - Mm... No tiene colores brillantes... Le doy un 7 de 10. - Dijo cruzando los brazos en un tono un poco déspota, instintivamente ocultando su interés en la chica.
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Aesther
Soberana de la Primavera
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Post by Aesther on Jul 28, 2017 3:04:24 GMT
¿Siete? ¡Esa era una calificación aprobatoria! Aesther se encontraba dichosa de recibir su halago pero había una lógica detrás de la decisión que tomó para los colores de su vestido. -¡Quiero que todos te noten más a ti!- exclamó pensando que esa era suficiente explicación para la falta de colores brillantes. Lo miraba sonriente como si esperara algo de él. No se atrevía a preguntarle aún sobre el listón en su balcón puesto que no encontraba las palabras indicadas para hacer sonar su pregunta natural y casual, sin embargo, podía verse cómo echaba miradas de pronto a los brazos de Ajani, buscando algún listón que concordara con el que ella llevaba. ¡Pero era imposible! Toda prenda que el rakshasa llevaba puesta eran justamente de los dos colores tan característicos del Festival: amarillo y rojo.
Suspiró con cierta derrota pero en seguida volvió a tomarle de la mano y conducirlo por varias partes del Festival. Aesther se sentía dichosa, con el corazón palpitando con rapidez al saberse en compañía de quien tanto había estado esperando. Por fin, aunque fuese tomando una caminata y no bailando como ella tanto anhelaba, pero al fin con él. La comida de aquí sabe muy rica, especialmente los pasteles; me comí como ocho galletas... ¡AH! En este lugar las flores huelen tan bonito, planté unas rosas rojas que brillan tanto como tú... En fin, una cantidad de indicaciones y descripciones que había estado guardando para cuando llegara a la celebración. Se había guardado todo comentario para sorprenderlo con todas las observaciones que había hecho (no muy interesantes en realidad).
Se detuvo para observar el brillo de una luciérnaga en uno de los árboles de la plaza principal, aún sosteniendo esa mano que en la de ella era tan grande pero acogedora. Se giró suavemente para mirarlo en un repentino silencio. Había una seriedad en su rostro que ni ella misma reconocería de verse frente a él en aquél momento. Envolviendo la escena sólo podían escucharse las risas y la música del Festival mas por instantes no hubo voz que quebrara la repentina serenidad entre ambos. Sin embargo, como era típico en la ninfa, esos momentos eran breves, apenas un vistazo a las ventanas interiores a su alma; no reinó más la seriedad. -¿Cuenta bailar conmigo si me muevo yo sola?- preguntó tomando la mano de Ajani con las dos suyas, acercándose un poco más a él. Sabía que era la constante problemática entre ellos y para la jovencita ya se había hecho una costumbre hacerle batalla por ello cada vez que la oportunidad se presentara.
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Ajani
Soberano del Verano
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Post by Ajani on Jul 28, 2017 3:24:56 GMT
Con mucha efusividad, Aesther llevó a Ajani a todos los rincones del festival, hablando sin parar diciendo por ahí y por allá datos que en realidad eran completamente inútiles. Parecía que a Aesther se le olvidaba que año con año durante ya más de 150 años, asistían a ese festival. Sin embargo, esta vez era diferente. Ambos ( O eso quería pensar Ajani ) tenían algo más en mente que simplemente estar ahí en modo de Soberanos. Sin oponer mucha resistencia, Ajani se dejó llevar por la mano de la ninfa, la cual en un punto, se detuvo.
Al fin, después de tantas paradas, habían vuelto a la plaza principal, la cual ya había encendido sus bellas lámparas de papel alrededor de toda el área. Por un momento, Aesther se vió más tranquila y seria que de costumbre. Lo tomó de la mano, y una vez más, lo invitó a bailar con ella. El rakshasa suspiró, meneando la cabeza de un lado a otro, de cierta manera resongando a la insistencia de la chica, pero... Se lo debía. Si eso era lo que siempre había querido de el, no estaba de más dárselo. - De acuerdo, pero no te alucines. ¿Está bien? - Dió un paso más cerca de ella y colocó su mano en su cintura y la otra la tomó de la mano. Quería ignorarlo, pero su corazón estaba latiendo rápidamente. De igual modo, sintió un revoloteo en el estómago. ¿Cómo decirle? ¿Cómo hacerle entender que todo esto era por ella? Y sobre todo... ¿Cómo aceptar aquellos sentimientos emergentes que había estado guardando por tanto tiempo?
La música se alzó para ambos, y el baile dió inicio. Un baile tan esperado para Aesther... Y para Ajani por igual.
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Aesther
Soberana de la Primavera
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Post by Aesther on Jul 28, 2017 3:43:53 GMT
¡No podía creer que esta vez hubiera funcionado! Al momento en que Ajani pusiera su mano sobre su cintura, la ninfa dejó escapar una ruidosa exclamación. Era incontenible la emoción que sentía de al fin poder compartir algunos pasos de baile con él. No le importaba no ser observados por nadie más ya que esa imagen y ese momento lo tendría guardado en su memoria. Apoyó su mano sobre el hombro del rakshasa, buscando apoyo para la gran diferencia que había en alturas.
Su sonrisa era tan ancha que sus ojos se cerraban ligeramente por ello; jamás había sonreído así. -Está bien no lo haré... no mucho- comentó a manera de broma, sin embargo, la emoción que se manifestaba en su pecho y vientre era tal que no podía quedarse con semejante dicha para sí misma. Lo miró a los ojos, a esos profundos ojos azules en los que siempre pensaba para anclarse a la realidad, cuando las pesadillas parecían ser tan reales y los miedos se robaban su descanso. -Estuve guardando energías para bailar al fin contigo-. Apoyó ligeramente su cabeza sobre el pecho de Ajani, sintiendo el ritmo de su acelerado corazón palpitar contra su oreja. ¿Era así siempre? Sin despegarse de él comenzó a reír, dejándose llevar por golpecitos en el pecho que iban a su propio tiempo. -Es tan rápido... tan bonito- dijo para sí misma pero tal vez lo suficientemente fuerte para ser escuchada por su acompañante. Se dejaba llevar por el compás de sus pasos, sintiéndose mecida con suavidad, al fin dejándose caer por el vaivén de una danza que había esperado compartir con él por tantos años.
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Ajani
Soberano del Verano
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Post by Ajani on Jul 28, 2017 3:59:29 GMT
Le daba gracias a los dioses una y otra vez de tener la tez morena, porque de lo contrario, el rubor en sus mejillas en ese mismo momento se habría podido divisar hasta Reapergate. En ese justo momento en que Aesther se apoyó suavemente sobre su pecho, sintió que el corazón le iba a estallar. Sin duda alguna, se había dado cuenta de lo nervioso que estaba, pero supuso que no lo suficiente como para saltar a conclusiones sobre como se sentía en realidad. Tragó saliva y continuó con aquel baile. - Creí que la energía nunca se te agotaba... - Dijo en tono de broma para tranquilizarse.
Aesther había musitado algo pero no fué lo suficientemente audible como para que Ajani cayese en cuenta. Y no quería preguntar qué había sido. La vergüenza era demasiada en ese momento. Continuaron bailando hasta que la pieza cesó. Concluyendo, Ajani dió un paso hacia atrás, no pudiendo quitar su mirada sobre los hermosos ojos de la chica. - ¿Satisfecha? -
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Aesther
Soberana de la Primavera
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Post by Aesther on Jul 28, 2017 4:16:12 GMT
Sintió la sombra de la decepción al momento en que la pieza había terminado y Ajani se separaba de ella, dejándola con una sensación ausente en el cuerpo. Ya estaba acostumbrándose a la calidez del otro y a esas vibraciones que tanto le tranquilizaban pero no mostró objeción. Era más de lo que había logrado conseguir en todos esos años. Movió su cabeza en señal afirmativa aún sonriente pero con mayor mesura que antes. Se sentía feliz, sí, pero esta vez había algo que iba más allá de expresar un cariño puro hacia un amigo... existía ese misterio que la había estado tentando desde que había visto aquella estela rojiza desde el espejo de su habitación.
Entrelazó sus manos al frente, dejando caer su cabeza ligeramente ante él mientras los hilos rosados de cabello descendían sobre sus hombros como si estuvieran acariciándola con delicadeza. -Gracias-. Se enderezó para seguir mirando el rostro del Soberano, ese rostro que de sólo verlo lograba iluminar su día. Acarició sus propias manos, dándose suficiente valor para sacar las palabras adecuadas... -Hay algo que quería preguntarte- dijo al fin en un tono más serio, con el rostro más sereno y apacible, como lo había estado minutos antes. Mordió sus labios suavemente. No había duda en su corazón; la emoción de saber que había un sentimiento latente en él, lo suficientemente fuerte que lo haya impulsado a dejar aquél listón en la rama de su árbol era motivación suficiente para encarar sus emociones de manera indudable. Dio un paso hacia él sin bajar la mirada. Tan fuerte... su corazón palpitaba tan fuerte... "¡Se va a ir!" pensaba. Sus propios pensamientos la atacaron causándole que comenzara a reír; la imagen tan absurda de su corazón saliendo de su pecho para salir corriendo le resultaba tan graciosa. Para ocultar su súbito ataque de risa, llevó una de sus manos a sus labios para cubrirse... esa mano en la cual, atada a su muñeca, llevaba aquél listón que apenas se asomó de entre la manga que lo cubría.
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Ajani
Soberano del Verano
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Post by Ajani on Jul 28, 2017 5:15:42 GMT
El silencio se rompió con el agradecimiento de Aesther sobre el baile. No había nada que agradecer. Secretamente, lo había disfrutado de igual modo, pero no lo admitiría. No aún... De nuevo hubo un silencio abisal entre ambos, hasta que la chica nuevamente volvió a alzar la voz, mientras se acariciaba sus propias manos con nerviosismo. ( Acaso este era el momento? ¿Qué era lo que le quería pregunta? ¿Tenía que ver con... ) Carraspeó, sintiendo como la sangre volvía a subirsele al rostro. Nervioso, apretó los puños y se quedó rígido, esperando aquella pregunta.
Sin embargo, algo muy peculiar captó su atención. Algo que hizo que su estómago y corazón cayeran como si tuviesen piedras dentro, de una manera súbita y dolorosa.Su sonrisa se había esfumado. Sus cejas cayeron poco a poco sobre sus ojos. Aquel rubor en sus mejillas se desvaneció como si un vampiro le hubiese drenado hasta la última gota de sangre. Aquello que llevaba en su muñeca... ¿Acaso era...?
-¿Quién te dió ese listón? -
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Aesther
Soberana de la Primavera
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Post by Aesther on Jul 28, 2017 5:23:59 GMT
Inmediatamente perdió la concentración; la pregunta le tomó por sorpresa por lo que sus cejas se elevaron mostrando aquél sentimiento. Sin embargo no se preocupó por ocultarlo ya que Aesther estaba segura que quien le había dado aquél listón había sido él. Hubo un momento de confusión en el cual alzó la muñeca sólo para verificar que se refería a ese listón. En efecto, el rojo contrastando con el verde era más que prueba suficiente de que estaban hablando de lo mismo. Levantó la manga de su vestido para dejar aquél tono carmesí brillar entre las luces de colores del Festival. -Ah... era justo por esto que quería hacerte la pregunta- prosiguió sin despegar la mirada de aquello que envolvía su muñeca. Lo había aceptado sin chistar, inmediatamente recibiendo los que ella creía, eran los sentimientos del Soberano hacia ella.
Volvió a mirarlo con el ámbar de sus ojos brillando con mayor intensidad. Había sido tan tonta... su descuido había develado lo que tanto le había costado ocultar. -¿Cómo no vas a saber?- preguntó pensando que el Rey del Sol sólo estaba jugándole una broma. ¡Debía de ser una broma! ¿Quién más habría puesto el listón en la rama de su árbol? -¡Estaba ahí! En mi balcón; me emocioné tanto al verlo que no dudé en ponérmelo para que lo vieras en cuanto llegaras... porque yo...-. Se quedó con las palabras en el aire. Agachó la mirada ya que de pronto sentía mucha vergüenza y emoción que era difícil contenerse. Sonreía pero estaba dándose el valor suficiente para volver a clavar sus ojos con los de él y decirle de una vez por todas lo que sentía.
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Ajani
Soberano del Verano
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Post by Ajani on Jul 28, 2017 5:49:17 GMT
Meneó el rostro de un lado a otro en negación.
- Yo no te dejé nada en tu balcón... - Lo dijo a regañadientes. ¿Acaso Aesther le estaba jugando una broma? Era una muy pesada si ese era el caso. Pronto, aquellos sentimientos que tenía atorados en la garganta y que estaban a punto de salir volvieron al baúl bajo llave en donde estuvieron antes. Alguien más habái sido lo suficientmente considerado como para ir hasta el templo de la primavera a dejarle el listón rojo a Aesther. ( ¿Uno de sus cortesanos? Quizá alguien del Otoño... ) Su mente se había vuelto un torbellino de inseguridades y frustraciones. Ver aquel listón en su muñeca dolía.
Ajani dió varios pasos hacia atrás. - Estás loca Aesther. Tus jugarretas ya han llegado demasiado lejos. Pensé que eramos amigos pero sinceramente ya no se que pensar de ti. Nunca puedes tomar nada en serio... - Todas esas hirientes palabras salieron de su boca como un mecanismo de defensa, por que le costaba trabajo admitir que le dolía lo que estaba sucediendo. Tal como un puercoespín, Ajani dejó al descubierto sus púas para alejar a Aesther una vez más y esta vez, eran más filosas que las veces anteriores.
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Aesther
Soberana de la Primavera
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Post by Aesther on Jul 28, 2017 6:04:25 GMT
Lo que pensó que era una broma comenzó a materializarse en una horrible pesadilla. "Yo no te dejé nada en tu balcón...". Sintió que el corazón se le iba hasta los pies, queriéndose ocultar incluso debajo de la tierra. Entonces... ¿entonces no venía de él? Sus ojos se abrieron así como sus labios que comenzaron a separarse por la repentina aclaración. Sus ideas se encontraban ya revueltas... tomó la muñeca con su otra mano, observando el listón... como si de pronto hubiera suficiente tiempo para en silencio poder analizar la situación pero de nuevo la voz de Ajani actuó en ella como un comando que la hizo levantar la cabeza.
Sus palabras se clavaron en su pecho con dolor, cada una de ellas. ¿Por qué le decía todo esto? Tanto la ilusión como el corazón de Aesther se quebraba y esa punzada que venía con cada frase pronunciada por él estaba acompañada con una lágrima que comenzaba a acumularse en sus ojos. Bajó los hombros con derrota por un momento en silencio, viéndolo sumamente derrumbada. No había sido él... Claro... Tan ingenua, tan ciega y terca de querer ver la realidad através de un filtro de alegría pero... ¿un juego? Lo adoraba... su amistad, él... todo él significaba tanto para ella que jamás cometería el descaro de manipular su corazón de esa manera. Se llevó las manos al pecho, sintiendo las lágrimas que comenzaban a chocar sobre sus dedos. -¡El loco eres tú por pensar todas esas cosas de mí!- dijo entre sollozos. Apenas tenía control sobre su voz puesto que era tan difícil hablar con claridad con aquél llanto inundando su garganta. -¡Me lo puse porque pensé que habías sido tú!-. No pudo decir más. Debía salir de ahí.
Sólo deseaba huir, correr lo más lejos que pudiera y alejarse. ¿Cómo pudo ser tan tonta? ¿por qué no se aseguró antes? De seguro Ajani la odiaba ahora... jamás recuperaría su cariño. Eso le dolía tanto, casi tanto como saber que tenía todas esas ideas tan negativas de ella en el corazón. Pasó a su lado sin decir más, desapareciendo entre la multitud que perseguía el rastro de la Soberana con la mirada sin saber lo que había pasado.
Llegó hasta las puertas que protegían la Ciudadela, cerrando el paso a cualquiera para salir. Los guardias que se encontraban protegiendo le dieron el paso confundidos pero sin atreverse a contradecir a la ninfa. En seguida, Aesther se encontró en medio de la oscuridad del sendero. Escuchaba a lo lejos las voces y la música pero poco a poco sus pensamientos eran más fuertes que todo eso. Detuvo el paso, dejando correr las lágrimas sobre sus mejillas para permitirles caer sobre la tierra. Un par de flores crecieron, motivadas por la humedad proveniente de los ojos de la Soberana de la Primavera.
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Ajani
Soberano del Verano
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Post by Ajani on Jul 28, 2017 16:32:53 GMT
Alzó la mano para intentar detenerla, pero fué demasiado tarde. Aesther había corrido fuera de su vista, perdiéndose entre la gente y al final despareciendo por completo. Ajani se mordió los labios, aún con las palabras de la Soberana de la Primavera frescas en su mente. ( ¡Me lo puse porque pensé que habías sido tú! ) Entonces… ¿Aesther sabía sobre sus sentimientos? ¿Ella se sentía del mismo modo? No. No podía ser así. Los pensamientos de Ajani lo volvieron a autosabotear, haciendose creer que Aesther había dicho eso solamente como un compromiso. ¿Por qué pensaría que habría sido el entre todos los demás? No tenía sentido.
Alguien más le había dado ese listón. Ya era muy tarde para el.
Después de aquella escena, y esperando que no muchos hubiesen prestado atención, el Rey del Sol se mezclo nuevamente entre la muchedumbre, tapando la confusión en su corazón con risas y charlas de batallas sagaces con sus compañeros de la Corte.
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B̹̫͍́ḷ̶̮̩a͚͔̺c̠̻̦k̹̙ ̛̺̞̝̟S͈̙
B̮̜̳̖͎͌͛̓ͯ̑͗̔͝l̴͓̫̬̬͓̳͉̳ͮa̰̞̺ͪ͊̈ͭ̆ͦc͕̘̍ͤk̴̡̥̬̹͉̮̜̼̣͚ͦ͆͝ ̴̘̭̠̮̻̪̋͋͜S̢̰͇̳̭̯̪͎̼͑͒̆͊͛͊̚͝t̡̢͖̮̳̺̹̺̪ͩͨͤͨ̏̋a̴͚͈̟̐̃̅̀̊̄̒ͭ̋͠g̶̝̹͊̑̓͒
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Post by B̹̫͍́ḷ̶̮̩a͚͔̺c̠̻̦k̹̙ ̛̺̞̝̟S͈̙ on Jul 28, 2017 16:56:59 GMT
Oscuridad y nada más.
Las luces de la ciudadela se atenuaban cada vez más con el llanto de la Primavera, mientras que la vida nacía de sus lágrimas, decorando con amarga belleza el suelo en donde pisaba. La noche y la negrura envolvieron a la chica atraidas por su tristeza y confusión. Aquel pandemonio de sentimientos que oscilaban en su cabeza y que no la dejaban ver más allá de sus cristalinos ojos.
A pesar de ser verano, un viento frío sopló en dirección a la mujer, cambiando la temperatura de su alrededor. Las luces ya no existían más. Era solamente ella, las estrellas, la luna y el suelo que estaba siendo cubierto con una espesa neblina turbia. Al final del límite entre el camino hacia la Ciudadela y los inicios del bosque, escondido entre la penumbra, una sombra enorme e imponente se acercaba, arrastrando con sus patas la hierba que apenas y con un roce de sus pezuñas, perecía.
El olor a muerte y el miedo reinaron fuera del aura que protegía a la Ciudadela entera, postrándose a pocos metros de la Soberana de Primavera.
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Aesther
Soberana de la Primavera
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Post by Aesther on Jul 28, 2017 20:17:36 GMT
Entre las sombras y el frío Aesther permanecía con la mirada nublada por el cristal de sus lágrimas. Su respiración alterada y entrecortada por los sollozos que no le permitían agarrar algo de la brisa que bien pudo haberla calmado. Por un momento sus ojos se mantuvieron cerrados, dándole la sensación de estar suspendida en un abismo; no era un juego. Al fin abrió los ojos que le mostraron imágenes que lentamente la hicieron caer en cuenta de la situación en la que se encontraba.
Plantada al suelo, con las flores rodeándola, haciéndose casi uno con su vestido, se encontraba ahora de pie frente a esa imagen que ya antes se había manifestado ante ella. Parecía que todo había callado de pronto, o al menos así lo fue para la Soberana. Su figura seguía siendo igual de imponente y misteriosa pero el miedo que sintió por primera vez parecía estar embotellado por los sentimientos de tristeza aflorando en su interior. -Hola-. Se esforzó por sonreír, a pesar de las lágrimas que recorrían sus pecozas y enrojecidas mejillas. -¿También vienes al Festival?- entre palabra un sollozo se escapaba intentando a como diera lugar de someter la tristeza de su corazón. Debía estar bien para cualquier Miroviano que buscara su compañía incluso si era él, un ser extraño del cual sabía poco. Se le había advertido antes que no intentara hablarle, que no lo subestimara pero había hecho contacto con ella en el pasado y siempre parecía querer hablarle, acercarse a ella.
Limpiaba sus lágrimas con el dorso de sus manos pero siempre unas nuevas brotaban de sus ambarinos ojos. -Tu flor... tu flor la tengo al lado de mi cama- comentó intentando inútilmente ocultar su llanto.
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