B̹̫͍́ḷ̶̮̩a͚͔̺c̠̻̦k̹̙ ̛̺̞̝̟S͈̙
B̮̜̳̖͎͌͛̓ͯ̑͗̔͝l̴͓̫̬̬͓̳͉̳ͮa̰̞̺ͪ͊̈ͭ̆ͦc͕̘̍ͤk̴̡̥̬̹͉̮̜̼̣͚ͦ͆͝ ̴̘̭̠̮̻̪̋͋͜S̢̰͇̳̭̯̪͎̼͑͒̆͊͛͊̚͝t̡̢͖̮̳̺̹̺̪ͩͨͤͨ̏̋a̴͚͈̟̐̃̅̀̊̄̒ͭ̋͠g̶̝̹͊̑̓͒
Posts: 29
|
Post by B̹̫͍́ḷ̶̮̩a͚͔̺c̠̻̦k̹̙ ̛̺̞̝̟S͈̙ on Jul 28, 2017 20:47:47 GMT
Lloraba. Lloraba.
¿Por qué lloraba?
No podía sentir miedo. No podía sentir felicidad. No podía sentir nada que la primavera pudiese haber manifestado en el pasado ante su presencia. El ser de sombras y muerte inclinó su cráneo hacia un lado, lentamente, intentando descifrar que era aquello que acongojaba tanto a la vida. Lo que le había preguntado no hacia ningún sentido. No había un concepto para aquel ser de un festival, mucho menos un concepto concreto del día o la hora en la que estaban. Black Stag vivía atrapado en un espiral atemporal o eso parecía por la manera en que reaccionaba a las palabras.
La flor. Aquella flor. ¿La conservaba? La tenía. No la había tirado. Al escuchar eso, el pelaje alrededor del cuello del ser se esponjó como si se trataran de las plumas de un búho, pero pronto volvieron a alisarse al notar que las lágrimas de la chica no dejaban de salir. ¿Qué hacia? ¿Por qué lloraba y sonreía? No tenía sentido. ¿Acaso la Primavera se estaba rompiendo?… ¿Quién la había corrompido como para dejar que sus ojos se volviesen cascadas de dolor?
Tan cerca. Tan cerca.
Tan cerca y tanto tiempo…
Black Stag levantó su largo brazo, señalando la muñeca en donde Aesther llevaba el listón. Pensó que quizá, aquel era el motivo por el cual lloraba tanto. Y en lo más profundo de su vacío ser, esperaba que no lo fuera.
|
|
Aesther
Soberana de la Primavera
Posts: 138
|
Post by Aesther on Jul 28, 2017 21:16:19 GMT
Al ver la forma en que el cuello de Black Stag se esponjó, la ninfa rió de pronto, interrumpiendo aquél río de lágrimas que descendía sobre su piel. Una pequeña distracción de dicha entre el sopor de su tristeza. Le recordaba a las aves que visitaban el templo y de pronto sintió algo de ternura mas el sentimiento se esfumó y la curiosidad la dominó de pronto. Le señaló, lo cual en instantes la desubicó. Bajó la mirada siguiendo aquellos dedos largos suspendidos en el aire. El listón. -Ah...- dijo mientras las respiraciones de su nariz seguían siendo fuertes con rastros húmedos. Las lágrimas continuaban desbordándose de sus ojos pero los sollozos se habían detenido. -¿Esto?- dijo acercándose a él mientras alzaba ligeramente la muñeca. Se trajo consigo el rastro de flores que la seguían. Pasó sus dedos sobre la tela, tan suave y tan cálida. El color brillante sólo era un recordatorio doloroso; pensaba en él pero la imagen de su rostro en su cabeza ahora le traía tristeza.
Suspiró pasando la palma de su mano por sus mejillas, por fin había dejado de llorar. -Soy... muy tonta, ¿sabes?- levantó la mirada para ver aquél cráneo que no decía nada pero que ahora le parecía tan natural encarar. -Pensé que alguien me lo había obsequiado... alguien importante para mí-. Bajó el brazo a la par de su rostro que miró hacia el suelo. Pequeñas flores rodeaban su vestido pero se detenían en seguida ante los pies de Black Stag, como si temieran de su presencia. -Quisiera saber entonces... quién me lo dio...-. Movió con suavidad su cabeza, negándose ante las ideas que se habían sembrado en su cabeza... de haber pensado inmediatamente en el Soberano; habían sido sus sentimientos adelantándose a los hechos. -La persona que pensé que me lo había dado se enojó muchísimo conmigo cuando me lo vió puesto... Seguramente me odia-. Los abismos en ese cráneo que sustitía a un rostro le parecían compasivos; tanta era su tristeza que veía en el errante a un confidente en ese momento.
|
|
B̹̫͍́ḷ̶̮̩a͚͔̺c̠̻̦k̹̙ ̛̺̞̝̟S͈̙
B̮̜̳̖͎͌͛̓ͯ̑͗̔͝l̴͓̫̬̬͓̳͉̳ͮa̰̞̺ͪ͊̈ͭ̆ͦc͕̘̍ͤk̴̡̥̬̹͉̮̜̼̣͚ͦ͆͝ ̴̘̭̠̮̻̪̋͋͜S̢̰͇̳̭̯̪͎̼͑͒̆͊͛͊̚͝t̡̢͖̮̳̺̹̺̪ͩͨͤͨ̏̋a̴͚͈̟̐̃̅̀̊̄̒ͭ̋͠g̶̝̹͊̑̓͒
Posts: 29
|
Post by B̹̫͍́ḷ̶̮̩a͚͔̺c̠̻̦k̹̙ ̛̺̞̝̟S͈̙ on Jul 28, 2017 22:06:41 GMT
Se mantuvo inerte aun y cuando la Soberana se había acercado a el, hablando sobre el significado del listón en ese momento. Como esperaba, no tenía la más mínima idea de quién se lo había dado y al hacer su suposición, el desenlace terminó en tragedia con la muerte de un sentimiento. Tan cerca estaba, que Aesther podía notar como el mensajero de la muerte y la desgracia nisiquiera respiraba. Parecía simplemente una estatua parada frente a ella, creando un área alrededor de sus patas por donde la vida que la Primavera esparcía no podía entrar. ¿Quién podría odiar a alguien como Aesther? El odio era un sentimiento peligroso. El odio era lo que lo destruía todo. El odio… traía muerte. Tan cerca estás ya. Tan lúgubre tu sombra y tan etérea su belleza. Bajó un poco su cráneo y aquella mano que apuntaba, lentamente se retrajo hacia el nivel de su pecho, extendiendo su palma. De pronto, la luz de la luna los iluminó a ambos de manera que ya podían verse con más claridad. Aquella cortina iluminada reveló algo que Aesther no pudo ver en un principio en la oscuridad.
|
|
Aesther
Soberana de la Primavera
Posts: 138
|
Post by Aesther on Jul 28, 2017 22:53:07 GMT
La luz de la luna comenzaba a despejar las sombras que apenas revelaban la figura de Black Stag ante ella; se veía igual que siempre sin embargo, ya no le parecía un ser aterrador sólo una presencia distinta a lo que estaba acostumbrada. Le sonrió al ver aquél cráneo iluminado que se acercaba lentamente hacia ella. Sus ojos abandonaron el blanco que tenía tan cerca para posarse sobre el rojo que destacaba entre un paisaje lleno de oscuridad. La mirada de Aesther brilló sintiendo cierta fascinación por el listón que pendía de la cornamenta del ser que ahora le parecía más misterioso que antes. Acercó su mano, aquella en la que el rojo la envolvía, sintiéndose algo temblorosa para sostener el hilo que pendía de él, deteniendo el movimiento de éste entre sus dedos. "Entonces..." -Black Stag...- su mirada se encontraba perdida en la tela envolvente, como si de pronto fuera el único objeto existente en el mundo. El tono de su voz denotaba confusión y a la vez algo de emoción. ¿Sabía lo que simbolizaba? Estaba amarrado de tal forma que no podría haber sido un accidente... Su mano bajó, colocándose con la otra en la base del hueso que terminaba en aquél filo, como una aguja que apuntaba siempre al suelo. Una criatura como él, a la que todos temían, de pronto se manifestaba ante ella con un mensaje tan claro y aún así confuso. -Tú... tu listón...- no sentía miedo, no sentía desprecio, pero se preguntaba si acaso... "Como la flor". -¿Fuiste tú?- sus cejas se arquearon en un gesto enternecido. ¿Por qué? De ser así... ¿por qué? Era difícil comprender y aún más al desconocer aún la existencia de Black Stag; su esencia, su espíritu. El miedo se había marchado, ahora sólo quedaba confusión, interés por ayudarle, descubrir qué era aquello que parecía querer decirle en cada ocasión que se presentaba en su presencia. Sus ojos no abandonaban el negro de las cuencas que seguían ocultando una mirada, si es que la había, pero Aesther podía sentir como si pudiera verla, como si aquellos hoyos negros transmitieran algo a su alma.
|
|
B̹̫͍́ḷ̶̮̩a͚͔̺c̠̻̦k̹̙ ̛̺̞̝̟S͈̙
B̮̜̳̖͎͌͛̓ͯ̑͗̔͝l̴͓̫̬̬͓̳͉̳ͮa̰̞̺ͪ͊̈ͭ̆ͦc͕̘̍ͤk̴̡̥̬̹͉̮̜̼̣͚ͦ͆͝ ̴̘̭̠̮̻̪̋͋͜S̢̰͇̳̭̯̪͎̼͑͒̆͊͛͊̚͝t̡̢͖̮̳̺̹̺̪ͩͨͤͨ̏̋a̴͚͈̟̐̃̅̀̊̄̒ͭ̋͠g̶̝̹͊̑̓͒
Posts: 29
|
Post by B̹̫͍́ḷ̶̮̩a͚͔̺c̠̻̦k̹̙ ̛̺̞̝̟S͈̙ on Aug 1, 2017 16:19:34 GMT
El pelaje volvió a esponjarse a reacción del tacto de la primavera, haciendo que su piel fría y de hórrida textura vibrase, despertando en el los sentidos que hace eones creía completamente muertos. Se mantuvo ahí, en silencio. Mirando con el vacío de lo que tenía por ojos a aquellos que se hundían en ternura y pureza. De pronto, la Luna y su luz desaparecieron. Ambos se sumieron en una oscuridad abismal, apenas pudiendo vislumbrarse entre ellos. El sonido de la Ciudadela desapareció por un instante y después de el tétrico silencio, se escucharon gritos y lamentos. Una nueva clase de luz coloreó su alrededor. Está vez, de naranjas y rojos. Olía a quemado. Lentamente, Black Stag levantó el brazo hacia en donde hace unos momentos se encontraba la Ciudadela. Estaba en llamas. La gente salía despavorida siendo consumida por el fuego con pedazos de carne colgando como si hubiesen sido rociados con ácido. Había madres gritándole al cielo con los cuerpos de sus bebés en brazos. A lo lejos, toda Mirovia estaba siendo consumida por el rojo de la sangre y el naranja del fuego, con un cielo negro que nunca más volvería a ser azul. El mensajero de la muerte se mantuvo parado ahí. Sin hacer nada. Simplemente apuntando a las terribles escenas de pena y dolor que parecían no tener fin.
|
|
Aesther
Soberana de la Primavera
Posts: 138
|
Post by Aesther on Aug 1, 2017 22:47:40 GMT
No esperaba la repentina penumbra que los rodeó; por instantes pensó que tal vez había perdido la consciencia de no ser por sentir aún debajo de las yemas de sus dedos la frialdad del cráneo el cual aún sostenía. Aún con los ojos abiertos la oscuridad persistía pero fue breve ya que en instantes su entorno se tiñó con el color del fuego. Poco a poco, Aesther desprendió sus manos de Black Stag para encarar lo que aquella mano gris y fría apuntaba justo detrás de ella. Miró. Las imágenes eran claras, el olor pútrido y tan presente de la carne quemada invadía su nariz. Podía sentir el humo depositándose en sus ojos, haciéndola lagrimear tanto por su fuerza y ardor como por lo que estaba provocando en aquellos arcanos que huían, lloraban y algunos otros perecían ya en el suelo, con los espasmos de la muerte. Era tan claro... tan real. La Soberana observaba con terror lo que parecían ser rastros de un terrible atentado. Dio un par de pasos mas no avanzó lo suficiente como para alejarse del errante. -Es horrible- su voz se entrecortó. No había atestiguado semejante horror desde hace doscientos años. Sus pesadillas no eran suficiente como para recordarle con tanta crueldad las tragedias del pasado... ¿Qué era esto? ¿Una advertencia? Si bien aún no comprendía del todo la existencia de Black Stag se convencía cada vez más que sus manifestaciones no venían de la maldad; eso quería creer. Siempre había un dejo de ternura al estar frente a ella, curiosidad, algo que no podía ser maligno. Volvió a girarse ante él, observando su figura, inerte, con su mano aún extendida apuntando al fuego. No podía dejar de llorar, sus manos temblaban pero debía hacer eso a un lado. Por Mirovia. -¿Qué significa todo esto, Black Stag? Dime...-. Recordó aquellas figuras que se aparecieron ante ella aquél día de su cumpleaños; esos entes que se arrastraban, se aferraban a su cuerpo como si vinieran del mismísimo Infierno. Recordaba sus formas, recordaba lo que sintió: miedo pero sobretodo... tristeza. Volvió a acercarse para tomar la mano que apuntaba a la desgracia. Miró aquellas cuencas que parecían vacías, por instantes pidiéndole con la mirada por respuestas. -¿Es esto una advertencia?- su voz temblaba pero se mantenía firme en comprender el mensaje que se le estaba presentando ante su mirada. Sentía aún el calor en su espalda, podía ver aún el reflejo del fuego sobre el hueso, sobre la piel gris, sobre el pelaje oscuro del emisario de la muerte. Sentía miedo pero era distinto esta vez; no estaba asustada de estar en su compañía. Su miedo ahora era el de no poder comprender lo que ocurría, lo que aquella criatura deseaba decirle. Debía hacer algo... -¿Debo decirle esto a mis hermanos? ¿Advertirles de algo?- preguntó de pronto. Se le veía angustiada y con justa razón. De todos los Soberanos, Aesther se sentía la menos fuerte... menos valiente. Dependía tanto de ellos que se sentía impotente.
|
|
B̹̫͍́ḷ̶̮̩a͚͔̺c̠̻̦k̹̙ ̛̺̞̝̟S͈̙
B̮̜̳̖͎͌͛̓ͯ̑͗̔͝l̴͓̫̬̬͓̳͉̳ͮa̰̞̺ͪ͊̈ͭ̆ͦc͕̘̍ͤk̴̡̥̬̹͉̮̜̼̣͚ͦ͆͝ ̴̘̭̠̮̻̪̋͋͜S̢̰͇̳̭̯̪͎̼͑͒̆͊͛͊̚͝t̡̢͖̮̳̺̹̺̪ͩͨͤͨ̏̋a̴͚͈̟̐̃̅̀̊̄̒ͭ̋͠g̶̝̹͊̑̓͒
Posts: 29
|
Post by B̹̫͍́ḷ̶̮̩a͚͔̺c̠̻̦k̹̙ ̛̺̞̝̟S͈̙ on Aug 1, 2017 23:41:41 GMT
Black Stag bajó el brazo al sentir las manos de la Primavera sobre su piel. El silencio reinó nuevamente, así como la oscuridad. El olor de la carne quemada había cambiado por el olor de la ceniza, de la madera después de haberse carcomido por el fuego. Se encontraban ahora en el mismo punto de donde partieron, pero ahora, todo Mirovia no era más que una planicie grisácea sin vida. El suelo se hallaba recubierto de algo que caía como copos de nieve del cielo, más no era frío. Todo aquello no era más que ceniza de todo lo que había perecido después de la destrucción que Aesther había atestiguado. Justamente como se encontraba Mirovia cuando Aesther y los demás Soberanos habían arribado por primera vez. ̝̱̪̱̠͕̻A̡v̛̭̮̤̝i̦̦͢d͇̥̥͙͎ó̱̗͕̹,͉̺̘̫̮̮ ͓m̮͉a҉̪̲̯͉̙͎̺l̞̩̭͇̠͈̰a̛̲̼̦̝͍̮̮m̮͚̺̜̱̳o̜͔̠,̳͎͎ ͙̖f̬̞͖͈̤̀i̶̻̱̤̣̙̞e͙̻̰̯͖̘r̴̘ͅo͙̺̺ͅ,͎͕͔̰̝ ̘̣͎̼̪͙ͅa̷̩n͙̤͓̟̦̰̘͘ta͓͎̱͎̥̠̻ŭ͕̘̗̺̰̺j̛u͏͍̞̳ĝ͏͍͖̦̬̫̖͚o̢̹̻̪͇̹̼̼,̰̭͚̦̲̪ ͓̲̣͇pe͓̰͖̝͈͉r̤͓̺͓̹f͚̭o̪̣̲̪r̩͙̣t̡͖̝̦o̴̖͓,̢͍̫ͅ ̀e̪͇̠͔̟̻ͅn̼v̷̘̖̥̤̞͎͖ḭ̲̮o̘̞̬͙̼ͅ .̰̙.̖͢.̵
La voz espectral del ciervo negro resonó en la cabeza de la chica y sin decir nada más, la oscuridad los envolvió nuevamente para dejarlos exactamente en donde habían partido. Las luces de la Ciudadela brillaban de mil colores y el bullicio de los corazones alborotados se hacía resonar. Habían vuelto a la armonía, a las afueras del festival. El repentino tacto de aquel monstruo sobre la mano de Aesther se hizo presente, depositando en su palma un artículo que, basado en los conocimientos más elementales, era un objeto con un símbolo extremadamente prohibido. Pagano incluso. Algo que era lo suficientemente peligroso como para tachar a quien lo poseía de bruja impía. El ciervo retiró so mano con lentitud, como si quisiera prolongar el tacto entre su piel grisácea y putrida con la de la Primavera, clara y tercia. Cuando al fin había retirado aquel contacto, Black Stag comenzó a evaporarse, partiendo de la vista de Aesther en cuestión de segundos.
|
|
Aesther
Soberana de la Primavera
Posts: 138
|
Post by Aesther on Aug 2, 2017 0:07:55 GMT
Dejó de sentir el calor del fuego en su espalda. Veía lo que caía sobre ellos como frágiles y delicados copos de nieve que comenzaron a cubrir el suelo ahora gris, ajeno a la vida. "Como ese día". Bajó la mirada al suelo, girándose suavemente para observar su entorno. Abandonado, tan necesitado del verde. Sintió lo mismo que aquella vez; esa necesidad latente por hacer crecer lo imposible.
El eco de su voz la arrastró de nuevo para verle y otra vez sus palabras parecían perdidas en el aire. Seguía sin comprender. Sus ojos se empequeñecían intentando descifrarlo y ante la angustia que se aprisionaba en su pecho. Parecían estar suspendidos en el tiempo, aún cuando las luces volvieron a alumbrarlos y el sonido de las risas y la música se hacían de nuevo reales ante ellos. Completamente ignorantes y ajenos ante las visiones... Se sentía caminante entre realidades; una espectadora de escenas que seguía sin comprender. Pedazos fragmentados de una historia que no sabía si estaba en el pasado, presente o futuro.
La tocó; sintió frío. Un escalofrío la recorrió mas fue la repentina temperatura acariciando su piel. Aquél objeto en su mano aumentaba el número de preguntas... las respuestas seguían sin llegar. Lo miraba confundida aún sin lograr registrar el mensaje que con tanta diligencia Black Stag se esforzaba por manifestarle. Al alejarse su mano, Aesther sintió el repentino impulso de detenerlo, de aprisionar sus dedos en los suyos; aún tenía tanto que deseaba preguntar. -No te vayas-. Sin embargo, antes de que pudiera realizar cualquier acción, de nuevo, como antes, como siempre... Black Stag desaparecía entre la negrura de la noche dejándola de nuevo en soledad pero esta vez con un punto... un punto sobre el cual podría comenzar para resolver a todos sus cuestionamientos.
Bajó lentamente la mirada para observar el objeto en sus manos. Sin darse cuenta las lágrimas habían parado. Tal vez... tal vez lo mejor sería callar por ahora, mantener oculto por un poco más lo que acababa de ver. Los otros Soberanos tal vez le prohibirían verlo a solas, tal vez la mantendrían vigilada, y tal vez nunca la querrían sin alguien que estuviera siempre acompañándola, pendiente de notar cualquier irregularidad. Black Stag se manifestaba ante ella con libertad... Ahora estaba segura de que no planeaba clamar por su alma; ya lo habría hecho antes. Lamentablemente sus mensajes carecían aún de una claridad eran sólo piezas, rotas, magulladas de algo que necesitaba ser arreglado. Cerró la mano, resguardando en su puño lo que se le había sido entregado. Tal vez no lo comprendía con palabras pero mediante sus acciones se daba por enterada que había sido elegida por él, para entenderlo y con eso, proteger a Mirovia; eso quería creer.
|
|