Post by Enlynn Sirnava on Aug 6, 2017 2:39:06 GMT
Era un poco tarde, pero aún a tiempo. Enlynn se había distraído tanto en sus propios asuntos que había pasado por alto aquella festividad a la que tanto esperaba el asistir, la cual era el Festival de Cortejo. Aunque en años anteriores no había tenido la oportunidad de ir, o de plano aprovechaba junto a su compañero para la venta de artículos especiales para la ocasión, esta vez no sería así. Alistándose de forma apresurada, esperaba que su pareja estuviera atenta a la hora de salida, para aprovechar así fuese los últimos festejos que darían cierre a dichoso evento.
No era diestra con el baile, ni consumía bebidas alcohólicas, pero sus ganas de ser parte de las fiestas residía mayormente en tener una excusa para compartir con su amante, con el cual estaba caminando el glorioso camino del amor. La valquiria no recordaba la última vez que había vestido de gala, pero al menos contaba aún con un corpiño forjado con metales brillantes, con detalles y acabados finos y delicados, recayendo con una tela dorada opaca que enaltecía la palidez de su piel y cabellos, mostrando elegancia ante todo. La vestimenta se ajustaba a su forma fated, por lo que sus alas no eran tan prominentes o alargadas como las de su forma verdadera; apenas y salían tímidamente de su espalda, pequeñas y ligeras.
Inusualmente, destrenzó su cabello y permitió que el mismo recayera sobre su figura, haciendo un notable contraste con el dorado tostado del corpiño. Casi olvidándose al respecto, amarró un listón rojo en su muñeca izquierda, trenzando el sobrante del hilo. Estando prácticamente lista para partir de su hogar, llamó a por Zerachiel, instándolo a que salieran cuanto antes. Estaba ansiosa por saber qué vestiría, y el compartir tiempo con el mismo.
No era diestra con el baile, ni consumía bebidas alcohólicas, pero sus ganas de ser parte de las fiestas residía mayormente en tener una excusa para compartir con su amante, con el cual estaba caminando el glorioso camino del amor. La valquiria no recordaba la última vez que había vestido de gala, pero al menos contaba aún con un corpiño forjado con metales brillantes, con detalles y acabados finos y delicados, recayendo con una tela dorada opaca que enaltecía la palidez de su piel y cabellos, mostrando elegancia ante todo. La vestimenta se ajustaba a su forma fated, por lo que sus alas no eran tan prominentes o alargadas como las de su forma verdadera; apenas y salían tímidamente de su espalda, pequeñas y ligeras.
Inusualmente, destrenzó su cabello y permitió que el mismo recayera sobre su figura, haciendo un notable contraste con el dorado tostado del corpiño. Casi olvidándose al respecto, amarró un listón rojo en su muñeca izquierda, trenzando el sobrante del hilo. Estando prácticamente lista para partir de su hogar, llamó a por Zerachiel, instándolo a que salieran cuanto antes. Estaba ansiosa por saber qué vestiría, y el compartir tiempo con el mismo.