|
Post by Viktoria Íriell on Aug 21, 2017 21:57:18 GMT
La noche era una de esas que Viktoria adoraba profundamente- luna llena y brillante que relucía a pesar de las nubes que buscaban tímidamente apagarle, conforme lloviznaba de forma tan ligera que las gotas de lluvia eran desplazadas y disueltas, formando un rocío refrescante sobre la flora salvaje. Eran contadas con una mano las estrellas que se podían divisar sobre el manto nocturno, pero su luz era suficiente como para teñir las nubes blanquecinas con distintos tonos nocturnos y exclusivos de aquella hora. A pesar de no conocer mucho sobre la isla en la que ahora residía, recordaba el camino al bosque de las hadas, debido a que tuvo que surcar el terreno previamente con sus pequeños en búsqueda de la ciudadela, claramente ayudada por Mirovianos que le asistieron en su arribo. Esta vez no se limitó a ser un simple traseúnte y llevó consigo su confiable chelo, el cual estaba guardado apropiadamente dentro de un maletín hecho a medida para el mismo. Era algo pesado, pero la dama estaba acostumbrada a llevarlo consigo a todo lado- más allá de representar un instrumento que remarcaba su pasión por la música, el mismo había sido obsequiado por su protector hacía un siglo. Era natural que algo tan importante para ella se mantuviera su lado a todo momento, especialmente ahora que no tenía la vasta colección de instrumentos musicales que solía poseer, de cuando vivía en la mansión de Zurek.
El viaje fue sereno y sin contratiempos. Ignorando si salir a tal hora de la noche por su cuenta fuese peligroso, se encaminó al corazón de aquel mágico bosque, topando con pequeños pueblecillos mágicos que brillaban en incontables tonos y colores, proporcionados por la diversa variedad de hadas e insectos lumínicos que elegantemente decoraban la zona. Era un lugar sumamente poético e inspirador, por lo que el tiempo dejó de ser una preocupación para Íriell, en el momento en que decidió bañarse en aquel exuberante paisaje. Otra notoriedad que no pudo evitar relucir, fue la vasta colección de flores que jamás había visto en ningún otro lugar- de colores suaves hasta llamativos, y otras que brillaban con neónes en la oscuridad. El aroma era dulce y cautivante, exaltando la singularidad de dicha residencia arcana. Su paso, sin embargo, no se detuvo ahí, y su marcha continuó hasta concluir en un área donde los sauces reinaban y doblaban su lomo como cobijo para aquellos que buscaban refugio en su sombra. Viktoria podía sentir en el aire una profunda paz que era casi tangible, la cual relajaba sus músculos con cada caricia de la brisa, y otorgaba tranquilidad en cada gota de rocío.
Frente suyo, unos metros más allá entre la noble espesura de los árboles y plantas, yacía un manantial cuya etérea belleza no se podía explicar con simples palabras. Atraída por el mismo, la nephele se acercó hasta encontrar reposo en un montículo rocoso cubierto generosamente por una capa de césped corto, el cual amortiguaba las asperezas de la piedra que abrazaban. Sintiéndose en completa libertad, permitió la naturaleza de su raza lucir, migrando de su forma sellada a la verdadera y por consiguiente, dejando sus ropas caer al suelo. Por la forma en que fue criada y fuertemente arraigado en sus costumbres, el presentarse en su forma fated o verdadera era una rareza, pero dado que nadie más parecía acompañarle, además del agradable y pacífico ambiente, se permitió liberar su imagen sin remordimiento alguno. Siendo una criatura nacida del cielo y sus nubes, su forma era etérea y transparente, perceptible meramente por los rayos de luna que se refractaban a través suyo tal cual piedra preciosa. Sus rasgos humanoides eran apenas perceptibles, pero suficientemente tangibles como para abrir el maletín que reposaba a sus pies. Al extraer el violoncello, colocó el mismo en posición e inició una melodía, digna de aquella mágica vista y solemne ambiente. Las notas eran entonadas en un hermoso conflicto de esperanza y melancolía, como si el florecer de un efímero recuerdo quisiera brillar entre la adversidad. Conforme un toque proseguía al otro, los ruidos de la naturaleza parecieron cesar- las aves aplacaron su canción nocturna, y los insectos escucharon en silencio el sonido que ahora inundaba cada pétalo, fibra y hoja del paraje. Entregada completamente a su música, el cuerpo de la dama de aire levemente comenzó a rodear el chelo. En su rostro solo se podían observar unos orbes amarillos cristalizarse, y sus habilidosas manos llevaban a su carente público al clímax de dicha sintonía. La mujer, que asemejaba el fantasma de un diamante, miró al cielo, entrecerrando sus ojos y derramando la desnudez de su alma en el punto más alto de su melodía, cuyo final sería marcado por la humedad de una lágrima que encontraría descanso entre las cuerdas.
|
|
Aagron
La Resistencia
"Con o sin Sol en los cielos, con o sin tormentas por delante. Este mi hogar, esta es mi gente"
Posts: 163
|
Post by Aagron on Aug 22, 2017 0:13:13 GMT
Aagron, había localizado su campamento en el bosque de las hadas esa misma mañana. Llevando su confiable arco y su carcaj surtido con flechas de madera emprendió su pequeño paseo entre los árboles. Le tenía cariño a ese lugar, un cariño casi melancólico que llenaba como agua las pequeñas heridas a medio cerrar de su alma y le dejaba privar al mundo de su radiante sonrisa para respirar la pura paz que se obtiene solo cuando no se está preocupado por parecer siempre la mejor persona de todas; cuando lejos de la compañía y de cualquier ojo crítico su naturaleza amable se desprendía de su cuerpo y daba paso a los débiles anhelos de un presente un tanto distinto, a la imaginación de pensar "¿qué hubiera pasado si...?"
Resignado a tales ideas por lo que serían ya varios meses, llegó finalmente se encontró con la sublime imagen del bello Manantial del Unicornio. Lo divisó a lo lejos cuando creía haberse perdido y pensó que sería bastante chistoso -en otras palabras: problemático- encontrar el camino de regreso a su campamento. Si, ese era su nivel de desprendimiento del mundo físico; esa era su escapada ocasional de la realidad y los problemas del mundo a su alrededor. MIrovia era un lugar pacífico, un lugar bastante joven y demasiado tranquilo para el espíritu inquieto del guerrero que encerraba en su propio ser; un lugar demasiado bueno para ser verdad, al menos a su parecer.
Las antiguas experiencias lo habían marcado a fuego, sí, y sin embargo el vivaz guerrero se había suavizado en exceso. Eso es de lo que se dio cuenta cuando acercándose al manantial, su oído captó una gruesa melodía. Su corazón, tan blando en ese momento, tan sensible a la tristeza y a la esperanza por igual, se pudo haber derretido al instante. ¡Desgraciados fueran sus pasos traicioneros cuando el crujido de las pocas hojas caídas resonó en el lugar!
¡Desgraciados sus pasos y dichosos sus ojos!
Aagron se quedó congelado en el acto, como si de pronto fuera una estatua. No daba crédito alguno a lo que sus ojos le mostraban, no podía tampoco: era la primera vez en su vida que observaba en carne propia una Nephele. Y se arrepintió enormemente de no darse cuenta de hacia donde sus pies se dirigían hasta ese momento.
Pues su impresión, literalmente lo dejó sin aliento
|
|
|
Post by Viktoria Íriell on Aug 22, 2017 1:16:06 GMT
La solemnidad que abrazaba el paraje permaneció en un ceremonioso silencio, prontamente interrumpido por un crujir de hojas. Viktoria sobresaltó ante aquel ruido, ya que la sorpresa fue completamente inesperada; a tal grado que el arco de su chelo resbaló de su palma, rebotando sobre la alfombra verde recubriendo el terreno y rodando finalmente hacia el agua del lago que era bañado por una elegante catarata cristalina. En otra situación dirigiría su atención inmediatamente a aquel objeto, que conformaba parte de un tan preciado regalo, pero el desconcierto por aquella visita la había dejado perpleja, tal cual un pequeño felino que había sido acorralado por un depredador.
La nephele retrocedió, escondiendo su figura apenas divisible detrás de su instrumento. Al observar con un poco más de calma pudo notar una rojiza cabellera naciendo de una robusta figura, alzándose imponente a la cercanía. No le tomó demasiado tiempo el reconocer la identidad del dragón, por lo que ahora la vergüenza la invadía, más allá del miedo. Eran muy pocos los que habían llegado a verle en su forma liberada, lo cual inevitablemente causaba que se sintiera expuesta al momento que una mirada ajena se posara encima suyo. Para su ventaja, lo etérea de su forma y pocos rasgos detectables de su versión sellada, hacían una combinación difícil para adivinar su propia identidad. Al menos la dama esperaba que así fuese el caso.
Sin mencionar palabra alguna, su lenguaje corporal hizo detonar cuidado y cierta defensa, al estar escondiéndose tímidamente detrás de su propio violoncello. A pesar de ello, sus amarillos ojos anillados permanecían clavados en la mirada ajena, expectante de su siguiente movimiento. La brisa se había vuelto un poco más fría, y la lluvia ahora caía con un gramo más de pesadez, pero sin quitar misticismo al escenario que ahí se presentaba ante la presencia de ambos arcanos.
|
|
Aagron
La Resistencia
"Con o sin Sol en los cielos, con o sin tormentas por delante. Este mi hogar, esta es mi gente"
Posts: 163
|
Post by Aagron on Aug 22, 2017 2:36:20 GMT
Él se sobresaltó cuando procesó totalmente las cosas.
Lo primero que cruzó su línea de pensamiento fue el temor a un cazador, él llevando encima armas que lo denotaban como tal, las arrojó lo más lejos que pudo: su arco, el carcaj con sus flechas, hasta se deshizo de la hombrera que llevaba por precaución. Había conocido haría poco a una pequeña aterrada de sus instrumentos de trabajo. A él no lo habían perseguido cazadores, solo soldados y aldeanos con antorchas y no conocía el miedo de esconderse sabiendo pelear bastante bien y siendo capaz de defenderse con uñas y dientes; de ser necesario siempre protegió a los suyos con cualquier método a su alcance.
Ante la pálida luz que ofrecía la noche, se pasó las manos por el cabello, lo llevó hacia atrás para que su campo de visión no pudiera ser interrumpido en ningún momento. Le vio moverse, a duras penas, pero logró ver cómo utilizaba aquel enorme instrumento para ocultarse; ¿Vergüenza? ¿Temor? ¿Qué era lo que podía ver en sus ojos? No estaba seguro, su intuición como cazador se había ido directo por el garete en el rato que llevaba corriendo en el bosque bajo la lluvia que ahora lo había terminado por empapar de pies a cabeza, y ante las múltiples dudas que lo asaltaban prefirió ir a lo seguro.
Y quizá ayudaría enormemente que se sintiera capaz de quitarle la vista de encima
¡Pero no podía! ¡No podía ni aunque cada fibra de su cuerpo le pedía que apartara la mirada! ¡Simplemente había quedado totalmente embobado! Sus ojos, verdes no podían desviarse por más que tratara, Su fuerza de voluntad se había destruido totalmente en cada aspecto posible, a un extremo que al terminar de deshacerse de sus cosas había caído de rodillas al suelo. Su enorme figura desmoronándose poco a poco hasta apoyar las manos en el suelo denotaba perfectamente el estado tan frágil en el que se encontraban sus emociones. Tragando grueso, no se golpeó la cabeza contra el suelo para reaccionar por temor a asustarle. Abrió la boca y tomo aire antes de atreverse a hablar
—Está bien, no hay de que asustarse —fueron sus palabras; el repiqueteo de la lluvia contra el suelo le había vuelto difícil hacerse escuchar, así que lo repitió, una... dos... hasta tres veces cuando por fin estuvo convencido de que había llegado el mensaje.
Y no solo a ella, él también buscaba poner orden a sus pensamientos y regresar tan pronto como fuera posible a la coraza del muchacho optimista y sin preocupaciones que siempre mostraba; a la fuerte armadura de sonrisas que se aseguraba llevar con él en todo momento y que sin embargo esta vez había dejado olvidada para empaparse y oxidarse en el campamento un buen rato atrás.
|
|
|
Post by Viktoria Íriell on Aug 22, 2017 3:38:04 GMT
Los ojos amarillos y cristalinos de la nephele relucieron como dos ámbares, al notar la reacción tan singular en la que decayó poco a poco el inesperado visitante. Conforme este se despojaba de sus cosas, ella sentaba su chelo, lentamente y precavida, hasta postrarlo con suavidad en la alfombra verde que se extendía por debajo de sus pies, justo al lado del maletín en el que le cargaba. Aún habían tintes de pena, pero sentía un poco más de alivio al ver que no sólo ella estaba expuesta en aquel momento, y el hecho que no fue identificada. Sin embargo, la desnudez del corazón ajeno ahora la llenó de angustia, como si se culpase de que vulnerabilidad del dragón hubiera florecido por su impertinente reacción.
Cuidó su paso, y se levantó de donde se encontraba sentada, caminando en dirección del otro. Cada pisada era tímida, pero firme. Las gotas de lluvia se estrellaban contra su figura, fundiéndose en la misma sin mucho esfuerzo, intensificando la refracción lumínica de parte del baño plata de la luna misma. Conforme escuchaba la voz profunda y masculina del otro repetirse varias veces, su convicción crecía, de que debía estar allí, para él. Reconfortarlo, apoyarlo, fuese cual fuese la razón que lo hubiera desplomado, fuese su culpa, o la de alguien o algo más. Dentro de su altruista ser, la dama siempre sentía la necesidad emocional y hasta física de servir, retribuir y sanar los ánimos ajenos, las penurias y la tristeza. Aunque no podía del todo identificar el por qué, su corazón la llevaba a que actuara desinteresadamente.
Llegó hasta la presencia del otro tras recorrer los pocos metros que los apartaban. Se puso de cuclillas, arrodillándose ante el otro y usando sus manos libres para sujetar, con un toque frío y terso como la caricia del propio viento, los costados del rostro del arcano. Levantó su rostro, de forma que sus miradas se conectaran. Al poder captar los irises verdes, profundos y sublimes como el jade del contrario, sus palmas se deslizaron a lo largo de su cuello formando un abrazo al erguir la figura del dragón y apretar su delicado torso al ajeno, rodeando la figura del otro con sus efímeros brazos. La altura de ambos era contrastante, ella luciendo tan minúscula, pero su energía era tan grande como para aplacar el odio más pronunciado y enternecer la tristeza más plagante. Descansó su rostro en el pecho del guerrero, olvidándose de si misma y su posición, concentrándose únicamente en aquel gesto, sin la necesidad de decir palabra alguna.
|
|
Aagron
La Resistencia
"Con o sin Sol en los cielos, con o sin tormentas por delante. Este mi hogar, esta es mi gente"
Posts: 163
|
Post by Aagron on Aug 22, 2017 17:18:38 GMT
¿Qué ser vivo en existencia podía transmitir tal tranquilidad?
Aagron era alguien fácilmente arrastrable por sus emociones, alguien que constantemente debía hacer acopio de razonamiento para no dejarse abatir por la fuerza de su corazón ansioso y temerario. De todo el remolino emocional que llevaba a sus espaldas durante todo el día, incluso del mar tormentoso que tenía en sus pensamientos, todo lo que quedó de semejante ajetreo interno fue plena calma. No lo entendía, él hasta haría pocos instantes estaba a merced de los más primitivos sentimientos, a merced de la ira el miedo y la tristeza, incluso susceptible a cualquier sed de violencia que pudiera presentarse ¿Cómo era posible, que algo tan sencillo hubiera sido capaz de poner orden y llegar incluso a plantar paz en el mar picado de sus pensamientos?
El tacto... lo sintió sutil, suave por donde fuera que quisiera percibirlo; contrastante al cuerpo caliente y a prueba de fuego que él poseía. Los gestos pausados, el solo contacto relajó sus rígidos hombros y el resto de su cuerpo; había estado estúpidamente en guardia sin darse cuenta. Sintió sus labios temblar un instante, de pronto, de estar inconscientemente en guardia había pasado a sentirse vulnerable.
No en el sentido de estar amenazado; vulnerable en el aspecto de ser incapaz de erguirse sonriente y ser él quien actuara de pilar como solía hacerlo. Se permitió sentirse débil y necesitado por primera vez en más años de los que podía recordar, ni estando desesperado cuando viajaba con sus hermanos de otra sangre por el continente entre los humanos había logrado quitarse las sonrisas de la cara; él siempre había sido un pilar sin grietas ni debilidades exteriores, alguien en quien todos podían apoyarse, pues él estaba dispuesto a cargar con todos en su espalda de ser necesario; a ser fuerte por aquellos que no podían serlo... pero debía admitir... llevaba demasiado sin darse cuenta de lo mucho que dolía no dejarse caer de vez en cuando... que no había nada de malo en dejarse caer para levantarse más fuerte y descansado de vez en cuando, podría hasta considerarlo sano para todos.
No era culpa de ella, solo era culpa suya.
Alzando las manos, respondió al gesto de la misma manera; le abrazó, con cierta inseguridad por temor a excederse de confianza o estar incluso alucinando, pero lo hizo... una parte de si, insistía en permanecer intacta, aferrándose a su orgullo con uñas y dientes "¡No eres el único que lo necesita! —le escuchaba gritar, como si buscara convencerlo desesperadamente— ¡No te quiebres totalmente! ¡¿Cuánto te costará levantarte esta vez si te rompes la cabeza con las piedras?!"
Si, esa minúscula voz tenía razón, pero estaba agradecido... agradecido de que cuanto menos, hubiera sido un ser tan amable el que estuviera allí en su pequeño punto de quiebre
—Gracias —murmuró. Hubiera hablado más firme, pero aún se recuperaba de la caída a la que él mismo se había arrojado— y... perdón por el susto... No fue mi intención.
|
|
|
Post by Viktoria Íriell on Aug 22, 2017 20:55:17 GMT
La reciprocidad de aquel gesto inundó a la nephele como una marea cálida, que buscaba enternecer su corazón. Al estar en contacto con sus emociones, le era fácil aceptar dichos sentimientos y transformarlos en sus energías positivas, alimentando su buena voluntad y fortaleciendo su confianza en mantener un semblante noble. No deparó en el tiempo que compartió en aquel abrazo, por lo que permaneció lo que consideró suficiente. Aquella cercanía era singular- muy a pesar de su forma casi incorpórea, aún tenía percepción de sus sentidos. El aroma y tacto ajenos tenían una particularidad característica de aquel dragón, la cual era difícil de olvidar una vez percibida. Eso le generó una sensación de familiaridad, llevándole a un estado más sereno y de confianza. Aquel tono de voz sobrio se hizo notar nuevamente, determinando un cese al abrazo que ambos compartían.
Viktoria se apartó, deslizando sus brazos de vuelta a su lugar no sin antes obsequiar una suave caricia durante su retorno. Las palabras ajenas contaban con agradecimiento, aunque se enfocaban mayormente en una disculpa, la cual a ese punto, era completamente innecesaria.
De poder emitir un sonido, la dama hubiera reído inocentemente por lo bajo, ya que aquello era una situación que había cruzado de temeraria a dulce en un simple parpadeo. Le llenaba de gozo saber que sus acciones podían transmitir paz y tranquilidad, y que ahora el pelirrojo estuviese en un humor más relajado que el de hace un momento. El silencio aún prevalecía en la criatura nacida de las nubes, por más que hubiese querido decir algo al respecto, su forma liberada y su temor a arruinar el momento con su identidad la frenaban de tomar alguna otra forma que le permitiera conversar con palabras. El silencio fue adornado con el ulular del aves nocturnas, y uno que otro canto por parte de insectos y hadas escondidas en la espesura de los arbustos. La lluvia continuaba, de forma moderada, incrementando su peso. Lo que era un rocío se había convertido en un baño constante, que no parecía querer cesar en ningún momento pronto. Ante ello, Íriell se adelantó en tomar algunos de los artículos del invitado, y se encaminó de vuelta a su morada bajo un noble sauce, cuyo follaje era lo suficientemente denso como para evitar que la lluvia penetrase. Ahí continuaba su chelo, colocado sin cuidado contiguo al maletín del mismo, justo encima del vestido de la arcana y próximo a una de las piedras en donde la nephele tomó asiento. La mujer colocó el carcaj cargado de flechas junto a su instrumento, y con su mirada y palma volteó en dirección del dragón, gesticulando una invitación para que el otro la acompañase cuanto antes y trajera el resto de sus pertenencias antes de que estas se mojaran más de lo necesario.
Mientras el otro decidía, la mente de Viktoria seguía apostándole a la suerte, contando los segundos antes de lo inevitable. Intentaba prepararse ante la situación en que fuera “descubierta” y como reaccionar de forma apropiada al respecto. Generalmente era una mujer que pocas veces se le podía tomar con la guardia baja respecto a situaciones sociales infería, por lo que era extremadamente cautelosa cuando situaciones del tipo se presentaban. Esperó pacientemente que el otro aceptara su invitación a su lado.
|
|
Aagron
La Resistencia
"Con o sin Sol en los cielos, con o sin tormentas por delante. Este mi hogar, esta es mi gente"
Posts: 163
|
Post by Aagron on Aug 23, 2017 4:19:18 GMT
El dragón se conformó con observarle, contemplarle desde donde estaba por algunos momentos. Cuando juraba había desaparecido entrecerraba los ojos hasta poder distinguirle de nuevo con ayuda de la luz; le vio recoger sus pertenencias, su carcaj y su arco antes de notar cómo se dirigía al refugio que ofrecía el sauce. Se enderezó; primero se sentó en donde estaba y se pasó las manos por el cabello regresándolo a su lugar; era molesto tenerlo tan largo en algunas ocaciones, pero le gustaba lo suficiente como para no quejarse. Tan pronto reconoció sus gestos, se apresuró a tomar la hombrera, esta siendo pesada estaba casi a su lado, solo tuvo que estirarse y luego se puso de pie corriendo a la orilla del manantial a por el arco del Violonchelo. Había caído ahí por haberle sobresaltado, era lo menos que podía hacer, según su sentido de responsabilidad le dictaba.
Y una vez estuvo a salvo de la lluvia bajo el denso sauce, se dejó caer sentado al suelo. Fue en ese momento que a su cabeza, llegó como iluminación divina un detalle sumamente importante:
No se había tomado la libertad de presentarse.
¡Menuda falta de etiqueta! Se había comportado como un salvaje, ni su nombre le había dado... Si su maestro viviera, ¡probablemente le golpearía la cabeza con su bastón por semejante falta de caballerosidad! Luego... No, mejor dejaba de pensar en el viejo oportunista que era su maestro; en ese momento tenía hasta la sensación de que era mejor no mencionar nada al respecto, que sería prudente no intentar curiosear en aquello.
Le tendió el arco con calma. Tomando aire sonrió, le ofreció su mejor sonrisa con toda honestidad y gratitud.
—no había escuchado algo tan bello en mucho... —le dijo entonces.
|
|
|
Post by Viktoria Íriell on Aug 24, 2017 13:34:50 GMT
Las palabras que le dedicó el dragón le enternecieron cada fibra de su ser. Aunque la modestia era una virtud muy arraigada en su personalidad, siempre sentía cierto orgullo cuando su esfuerzo y pasión a con la música era elogiado. Aunque la duda aún inundaba sus sentidos, una pequeña idea arriesgada se hizo notar, al momento que la nephele estiró su brazo y llevó sus dedos al rostro de aquel arcano, usando un simple ademán para que el otro cerrara sus ojos. Al estar privado de la vista momentáneamente, Viktoria tomó la decisión de transicionar a su estado fated, en la cual adquiría una forma más visible y rasgos más notables, pero manteniendo aún una cierta transparencia, aunque sin la necesidad de esforzarse de más para poder divisarle. -Gracias- musitó, de una forma tan suave y débil que asemejaba un susurro del viento. Retiró lentamente la mano del rostro del pelirrojo, confiando plenamente que el otro se mantuviese así, al menos por algún tiempo, y se dispuso en tomar su arco.
Teniendo su instrumento completo, levantó nuevamente su chelo y lo reposó entre sus piernas, incidentalmente cubriendo gran parte de su cuerpo con el tamaño de dicho objeto. Esta vez se limitó a tocar las cuerdas a la altura del puente, como si fuera una arpa, haciendo una pequeña tonada que se acomodaba armoniosamente en el silencio, sin ser suficientemente audible como para interrumpir conversación alguna. Conforme la joven Íriell enunciaba cada nota con su terso toque, de manera paciente y elegante, concentró su mirada en el manantial, el cual exudaba una belleza poética e inspiradora. -¿Cree en la casualidad?- preguntó sin dar contexto inmediato. Las coincidencias algunos las tachaban de sucesos aleatorios sin peso, que suceden sin propósito aparente. Otros, sin embargo, creen que todo tiene una razón, por más minúsculo que fuese.
Esa noche en particular, la doncella había visitado el área para desahogar parte de atribulado corazón, con la intención de esclarecer su mente y tomar una decisión importante que la llevaría rumbo a caminos desconocidos, inclusive hasta peligrosos. ¿Había predicho el destino aquel encuentro? ¿Acaso la presencia de Aagron tendría un significado más importante que una simple casualidad? La mujer miró detenidamente al otro, conforme tocaba cada cuerda y adornaba el silencio con paz en sus notas.
|
|
Aagron
La Resistencia
"Con o sin Sol en los cielos, con o sin tormentas por delante. Este mi hogar, esta es mi gente"
Posts: 163
|
Post by Aagron on Aug 24, 2017 19:49:13 GMT
Él, mantuvo los ojos cerrados; era de las personas que sabían que las acciones tenían motivos, algunas veces no los más comprensibles; quizá esta vez no debía preguntar. Manteniendo los ojos cerrados, de alguna manera se las arregló para apoyar la espalda al tronco del sauce, luego apretó su cabello como una toalla; lo tenía lo suficientemente largo como para secarlo así y al parecer poco le importaba que se enredara más de lo que ya estaba, estaba acostumbrado a tenerlo tan desastroso como lo tenía.
Apoyando los codos en las rodillas, suspiró dejando la cabeza reposar sobre sus manos. No se había dado la libertad de apreciar el ambiente debidamente, tener los ojos cerrados lo ayudaba a apreciar mejor los sonidos, y eso era algo que estaba disfrutando bastante a decir verdad. Alzó la cabeza solo un poco al escucharle hablar, la verdad era que creía en muchas cosas, entre ellas: creía que aquellos que ya no pisaban esta tierra llegaban a las estrellas y desde ahí protegían a los que se habían dejado atrás, pero... ¿la casualidad? no creía que algo así existiera...
—No en realidad —contestó— Algunas veces las estrellas nos ayudan: nos ponen en un sitio determinado sin que nosotros entendamos porqué... pueden ser cosas buenas o malas, solo los dioses lo saben, pero soy creyente de que si las cosas suceden ha de ser por algo...
Muertes, desgracias, bendiciones, júbilo... Para él, todas esas cosas tenían motivos, razones físicas o espirituales y efectos que solo alguien capaz de predecir el futuro podría ver. Nada ocurría por mera casualidad, menos los encuentros en momentos como aquellos en los que el alma pedía auxilio a gritos y el cuerpo en su necedad se negaba a obedecerlos... al menos, ese era su caso.
|
|
|
Post by Viktoria Íriell on Aug 25, 2017 13:52:52 GMT
Ante aquella respuesta cargada con especial atención, en el rostro de la dama se marcó una tenue sonrisa. Sin embargo, era con una pizca de melancolía. "Cosas buenas o malas" Cierto era que una cosa era indispensable de la otra, ya que vivir únicamente bajo la luz haría que la misma perdiera su significado, sin la presencia del contrario para enaltecerla. Creía en las palabras de su invitado, ya que también consideraba aquello como una verdad elocuente. -Así es- respondió sin quebrar su melodía -Sin embargo, es difícil entender el por qué de las coincidencias, y el verdadero propósito detrás de las mismas-
La melancolía se borró en su rostro y fue reemplazada por una pincelada de alegría- aquello le causaba cierta diversión, el mero hecho de que él y ella hubieran terminado ahí, en dicho lugar por cuestiones del destino. La naturaleza social de Viktoria siempre apaciguaba el trato con otros seres, y la mantenían con la necesidad de mezclarse todo el tiempo. Pero en momentos como aquel, ella buscaba refugio en la oscuridad y las lejanías, con el propósito de sufrir en secreto, desnudar sus lamentos más profundos y restaurar su gozo por la vida. Inconscientemente, la nephele se daba la tarea de ser un mástil de energía, amor y comprensión, inclusive si aquello significase sangrar internamente. Es por eso que el retiro espiritual y emocional eran tan importantes para ella, y también en aquella ocasión, en la que tenía que tomar una decisión importante que no podía seguir posponiendo.
-Sire Aagron ¿Tiene usted aún familiares vivos?- cuestionó, apropósito develando su conocimiento hacia la identidad ajena. En aquel punto ya era futil seguir ocultándose, por lo que indirectamente incentivó al contrario de abrir sus ojos. La dama de aire había adquirido una forma donde rasgos como su cabello, rostro y figura eran más obvios, por lo que era inminente ser reconocida una vez el dragón posara sus ojos en ella. -¿Qué tan importantes fueron, o son para usted?- selló, cediendo la palabra al pelirrojo finalmente, y disponiéndose a seguir elaborando suaves melodías para acompañar aquel mágico ambiente.
|
|
Aagron
La Resistencia
"Con o sin Sol en los cielos, con o sin tormentas por delante. Este mi hogar, esta es mi gente"
Posts: 163
|
Post by Aagron on Aug 25, 2017 17:00:46 GMT
—Una cosa es hacia donde nos empujan las estrellas... otra es tener la mala suerte de que los pasos de alguien más nos pasen por encima...
Aagron, por su parte prefirió mantenerse sereno como estaba, no sabía cuando sería la próxima vez que podría respirar sin sentir un nudo en el pecho. Y quizá debió haber alzado su carácter habitual, la próxima pregunta lo cogió totalmente desprevenido.
No había prestado demasiada atención al hecho de que le llamara por su nombre; había quedado tan tieso como una auténtica estatua en el momento que ella le preguntó sobre su familia. Tragó grueso en ese momento, no tenía las mejores memorias del mundo con lo que se refería a familia más allá de sus hermanos de otra sangre con los que viajó por dos años hasta Mirovia, y en buena parte también le dolía pensar en ello. No era un tema del que le gustara hablar; solía incluso evitarlo a como diera lugar empezando por ser él quien jamás preguntara al respecto.
Sus puños se tensaron y se mordió los labios con fuerza, había sido una pésima idea no alzar la guardia mientras pudo; sabía que no había ninguna mala intención, que no era ningún tipo de pregunta capciosa ¿Quien adivinaría que alguien como él tenía un conflicto personal con el tema de la familia? No era algo de lo que soliera hablar tampoco, de hecho casi pareciera que esquivara el tema. Respiró profundamente, obligándose a relajarse tan pronto como le fuera posible y fue milagroso que lo lograra, gracias infinitas a su autocontrol
—Bueno... Familia de sangre no me queda hasta donde sé —contestó— nunca le tuve mucho cariño a mis padres... de hecho me aparté de ellos cuando era un niñato de cuatro años, no sé si seguirán vivos o no; en cualquier caso no les he vuelto a ver. Luego en mis veinte empecé a viajar con un grupo de arcanos que llegué a considerar mis hermanos; pocos llegamos hasta aquí y la verdad no sé mucho de sus vidas... Supongo que siempre he sido alguien bastante... ¿Desprendido es el término correcto? No lo sé... Soy el sujeto que según muchos "vive y deja vivir".
Y al respecto, esa sería la única respuesta que ella recibiría. No iba a seguir hurgando en una vieja herida que se negaba a terminar de cerrar.
—Me toca... —comentó— ¿Tú crees que los deseos realmente se cumplan?
|
|
|
Post by Viktoria Íriell on Aug 25, 2017 23:34:19 GMT
El lenguaje corporal, y la forma recia aunque educada con la que respondió aquella pregunta, dejaron a la dama advertida que aquel tema era demasiado delicado como para seguir indagando al respecto. Un dejo de culpa la invadió, ya que la intención original por la que generó aquella incógnita fue a modo de antesala para abrir puerta a otras que la atribulaban. O al menos, deseaba conocer una perspectiva distinta al respecto. No obstante, lo poco que compartió el dragón fue fructífero, tanto para conocerle como para tener un concepto ajeno a lo que familia refería. -Lo siento- susurró de una manera tan suave, que no estaba segura si llegó a ser audible.
El toque de cuerdas de Viktoria fue mutando en una melodía continua, cuya resonancia aún se mantenía en un margen bajo para evitar entorpecer la conversación. La pregunta del otro la dejó pensando unos cuantos segundos, antes de emitir respuesta alguna -Los deseos...- pausó brevemente -Creo en el poder propio para alcanzar lo que más deseamos- comentó, explicando su pensamiento de forma pronta -El error de muchos es el de sentarse a esperar que las cosas se posen en sus palmas, en vez de crear algún esfuerzo en dirección a sus fervientes ambiciones-
La dama se giró cuidadosamente sin soltar su instrumento, en dirección al pelirrojo, para poder observarle con atención. -Creo que debemos trabajar nuestro camino hacia nuestros sueños- explicó, en un tono algo maternal. -Las estrellas pueden sonreírnos, y brindarnos su luz para iluminar nuestro camino, pero exclusivamente está en nosotros el avanzar en dicha búsqueda por obtener lo que deseamos- como un intercambio equitativo, el destino proporciona conforme a nuestro esfuerzo. A veces el mismo puede responder de formas que podrían no considerarse positivas, o aptas, pero siempre había una razón para todo.
-¿Y usted?- devolvió la incógnita. Le interesaba el pensar de su invitado, el cual aún no podía descubrir del todo.
|
|
Aagron
La Resistencia
"Con o sin Sol en los cielos, con o sin tormentas por delante. Este mi hogar, esta es mi gente"
Posts: 163
|
Post by Aagron on Aug 26, 2017 1:02:27 GMT
Aagron, se había dado a la tarea de volver a su humor anterior mientras le escuchaba contestar; la melodía le ayudó a ello y estaba infinitamente agradecido.
Era bueno saber que ella creía de ese modo en el esfuerzo propio; un pensamiento no muy distinto al suyo en realidad, él siendo un hombre acostumbrado al trabajo duro sabía perfectamente lo que era sentir la satisfacción de un trabajo bien realizado. Abrió los ojos y fijó la vista de lleno en las aguas del manantial más adelante y se rascó un poco la cabeza antes de suspirar de regreso en su calma. Debía intentar mantenerse así, pues siendo ante el público alguien sumamente espontáneo, eran raras las veces que se permitía estar tan relajado. No era lo natural en él, era algo adicional que solía decirse "ya luego despejaré mi mente"... y las veces que lo intentaba terminaba teniendo muchos otros pensamientos que lo dejaban aturdido y encerrado en temores imaginarios; definitivamente habían muchas veces que se comía la cabeza sin motivo.
—Uno tiene que construir las bases de un sueño o un deseo cumplido —Le respondió— pero los milagros también existen —Agregró luego de una corta pausa.
Se podría decir, que él era alguien creyente del karma, y de que lo bueno se hacía esperar. No esperaba caminos fáciles para nada, de hecho algunas veces hacía las cosas de la manera difícil cuando pensaba que la manera más sencilla y obvia podría no funcionar bien; era algo que lo llevaba a reemplazar la cuerda de su arco cada dos semanas si es que le duraba tanto, y varias veces a buscar en madrigueras que él antes juraba vacías solo para asegurarse si había algún nuevo inquilino.
Y el origen de su pregunta, era más que nada curiosidad a ver a alguien más en el manantial. Todas las personas que había visto a sus orillas generalmente estaban allí para abastecerse de agua limpia o rezar. Él mismo había llegado a hacerlo mucho tiempo atrás, justamente en espera de un "milagro" que jamás ocurrió; en espera de la salvación de alguien muy importante para él que desgraciadamente ya no andaba entre ellos
|
|
|
Post by Viktoria Íriell on Aug 26, 2017 20:46:10 GMT
Al escuchar la respuesta del otro, se alegró de saber que concordaban en ciertos puntos. Podría ser que no eran tan distintos después de todo, pero aquello era algo que le tocaría averiguar eventualmente mediante la plática.
Aquel tema en específico le puso a reflexionar sobre su presente, y el futuro. Hacia un puñado de días, había recibido un mensaje mediante un carta, que agitó cada fibra de su ser, y la puso en un estado de cuestionamiento propio e incertidumbre- sentimientos que raramente sufría al respecto. Inconscientemente y de la mano con el silencio por parte de ambos, la melodía que la nephele tocaba empezó a tomar más forma, manteniendo su característica serenidad, aunque invitando a develar secretos del alma Viktoria suspiró hondo, siempre había recurrido a la música para liberar la pesadez que cargaba en sus hombros. -A veces es difícil el perseguir nuestros deseos- murmuró de forma clara, aunque sin energía -Especialmente cuando el camino es turbio e imposible de discernir- pausó, permitiendo que los puntos altos de su tonada se dejaran apreciar, y continuó en cuanto fue más apto -¿Qué se puede hacer en esa situación?- preguntó a modo de retórica -¿Es acaso la forma simple del destino de decirnos que debemos desistir? ¿Qué no nos conviene?- ella tenía una perspectiva muy encarnada con respecto a lo que cuestionaba, pero necesitaba conocer el corazón de alguien más, el encontrar ideas y respuestas distintas a las suyas. Conforme su música concluía, sintió como su pecho se encogía, recordando aquel manuscrito y el mensaje del mismo.
-Desearía no tener miedo...- confesó de forma débil ante el dragón, pero con completa sinceridad. Había tanto, tanto que quería decir, que le hubiera gustado hacer. Habían tantas cosas que quedaron sin concluir, y otras que no esperaba que ahora tomaran suma importancia. Se sentía robada de una oportunidad única en la vida, y todo por el temor que la frenó de ver, de expresarse, de sentir. Un poco más de un siglo, en el que pudo presenciar, pero no formar parte de aquella divina alegría. Y ahora, fantasmas del pasado la empujaban a seguir en direcciones que la llenaban de temor. Ella deseaba un milagro que aplacara sus demonios, y le permitieran tener la fortaleza de levantar el rostro en alto y sonreír de manera genuina.
|
|