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Post by Giselle on Aug 28, 2017 12:39:49 GMT
Sabía que era buen momento de jalar clientes a la taberna; fechas como estas eran óptimas. Habiendo cientos de corazones rotos no hacía mal para el negocio sugerir un poco de alcohol para ahogar las penas. De paso tal vez atraer a uno que otro interesado por ahorrar unos cuántos mirvos.
Había empezado su turno, justo antes del atardecer. La luz comenzaba a hacerse más ténue y ya no deslumbraba al entrar através de las ventanas. El dueño del lugar se dispuso a encender toda antorcha y vela dando al ambiente una vibra más sombría, acentuando la desdicha de los ebrios que pasaban el tiempo encerrados en el sopor de sus miserias. Giselle limpiaba la barra con un trapo húmedo, suspirando por la seguridad de que sería otro día más, sin nada que fuera distinto, nada que acelerara el ritmo de su corazón. Ya estaba cansándose de lo mismo, de vertir los licores de penuria para llevarlo a las bocas de todo aquél inconforme con su realidad. ¿Era eso lo que en realidad deseaba?
De pronto, un fuerte sonido quebró aquél río de pensamientos que por poco inhundan su espíritu. Detuvo su mano y alzó la cabeza, atenta a su alrededor. Algunos de los clientes habían reparado en el estruendo pero otros parecían aún tener las frentes adheridas a los muebles, como si fueran uno con el otro. Abandonó su puesto detrás de la barra, tomando una escoba que se encontraba apoyada sobre una de las paredes ya ligeramente carcomidas por la madera. Seguramente algún torpe había tirado al suelo su tarro, no era algo extraño... era más bien de esas cosas que si no pasaban resultaban casi siempre desconcertantes, como si fuese un paso importante en un ritual... una rutina.
Bajó los hombros con algo de derrota mientras movía su cuello intentando liberarse de una tensión a la par que sus ojos, clavados sobre el suelo, calculaban el daño causado por el descuido. Un hombre había dejado caer el tarro, se había quedado dormido con el tarro en la mano e inevitablemente sus dedos lo soltaron, haciéndolo caer al piso para romperse en decenas de pedazos. Comenzó a barrer, empujando las botas enlodadas del tipo de pronto con los pies para asegurarse de que no faltara no un solo trozo de cristal. "Lo que hago por unos mirvos" pensó. A veces se preguntaba si debía continuar con semejante empleo, gustaba del dinero, sí, ganaba más de propinas que del salario fijo, pero había algo más que hacía falta.
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Linux
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Post by Linux on Aug 28, 2017 13:22:25 GMT
Caminaba a paso alegre mirando su alrededor, era su primera vez en la ciudadela y lo que en verdad necesitaba era buen trago después de haber pasado tantos días en el mar. Buscaba de entre los locales el mencionado como “Taberna del Dragón Ahogado”, una sonrisa se postro en sus labios al dar con él casi al final de la calle. Al abrir la puerta el sonido de algo rompiéndose le sorprendió causando una mueca cerrando los ojos, notó a una chica yendo a limpiar; atenta observaba a los presentes melancólicos se dirigió a la barra un poco disgustada. Siempre le había gustado cierto ambiente que tenían las tabernas pero aquí todo parecía tan ¿triste? Además de la iluminación no era la mejor, pero quién era ella para juzgar el lugar. Espero con ansias ser atendida, aunque quien suponía era la tabernera no se veía muy feliz.
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Thyward Warden
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Post by Thyward Warden on Aug 28, 2017 15:57:10 GMT
El trabajo de un cazarrecompensas era bien remunerado, el dinero que puedes conseguir por cortar unas cabezas o romper unos cuantos huesos era te daba para comer y beber bien, este era el plan de Thyward ya que se encontraba en la gran Ciudadela, ¿que mejor lugar que ese para encontrar buena comida y un tarro de bebida?.
Se dispuso a encontrar una taberna en la cual emborracharse hasta que se cayera dormido, era un buen plan para un hombre que acababa de matar y estaba dispuesto a olvidar, mas no paso mucho tiempo cuando encontró un buen lugar "Taberna del Dragón ahogado", parecía medianamente decente comparado con otros chiqueros en los que había estado, así que sin demorarse entro, tras una mujer de pelo azulado que estaba entrando de igual forma al establecimiento.
Al entrar observo un poco el panorama, era un nido de tristeza y borrachos, parecía bastante pacifico asi que solo agarro un banquillo en la parte izquierda de la barra y se sentó enfrente de esta, esperando por una bebida y posiblemente comida, aunque tal vez se hiba a quedar esperando ya que posiblemente lo echaran por el pequeño rastro de sangre que su espada ensangrentada habia causado, no le dio mucha importancia, solo se propuso a esperar su bebida.
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Xhial Nalphalem
La Resistencia
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Post by Xhial Nalphalem on Aug 28, 2017 17:23:42 GMT
Su caminar era lento, pensando en todo lo que había ocurrido en el Festival, el ser testigo de las múltiples parejas, y eventos realmente desafortunados de rechazo, para su suerte, no fue su caso, puesto de alguna u otra manera, sus sentimientos fueron correspondidos, cosa que le daba cierta alegría interna. Se dirigía a su trabajo, en la Taberna del Dragón Ahogado, cosa que lograba animarlo, excepto, cuando debía hacer de una especie de guardia, cuando comenzaban a ocurrir problemas en el interior de aquel local, casos como las clásicas peleas de borrachos o simples problemas entre cliente y dueño. Se había asegurado de dos cosas, la primera, el llevar su Flauta plateada para entonar las melodías de esa tarde y noche, y la segunda, llevar su Alabarda como siempre en su espalda, para seguridad, cosas que aveces era innecesario, pero nunca estaba demás ser precavido. Al cabo de una larga caminata desde su hogar hasta la Ciudadela, logro divisar su lugar de trabajo, aquella Taberna que se podía considerar famosa entre la gente que vivía alrededor de esos lugares, tanto por su gran variedad de licores, como por sus animadas noches. Dejo escapar un suspiro mientras se paraba frente a la entrada de esta, ya se podía escuchar lo animada que se encontraba la gente en su interior, cosa que de alguna forma, le hacia sentir agobiado, al pensar la cantidad de gente que se encontraría en el lugar.
Sin más, se dispuso a abrir la puerta de la Taberna, causando que de inmediato todo el fervor clásico de ese lugar llegara a sus oídos, quizás un poco más apagado que de costumbre. Miraba alrededor, gente conocida, algunos rostros nuevos, incluso gente que no le agradaba, pero que podía hacer, era su trabajo, dejarlo significaría un nulo ingreso de dinero, y no podía permitirse algo así. Lentamente camino entre las distintas mesas, recibiendo los saludos de algunas personas que lo conocían por haber escuchado previamente sus melodías, personas relativamente sobrias, y algunas que ya estaban bajo los efectos del alcohol, Xhial solo se dedicaba a devolver el saludo tan solo con gestos con su cabeza o simples muecas con su rostro, aunque algunas veces, esas muecas decían más que sus propias palabras. El ambiente era algo distinto, se podía notar a simple vista, los corazones rotos del festival era obvio que irían a ahogar sus penas con alcohol, estaba más que claro, pero poco le importaba al Arconte, pues el solo iría a hacer su trabajo, y nada más. Mientras llegaba hasta la barra con la intención de beber algo antes de empezar su jornada de trabajo, algunas cosas captaron más su atención que otras, el hecho de una chica peliazul que parecía haberse asustado por el ruido de algo romperse, sonido que no era poco habitual en el lugar, un hombre con armadura y un espadón que parecía tener un rastro rojizo, probablemente un Gladiador, Cazador, o Caza recompensas, y, a aquella dama que se encargaba de servir las bebidas, ahora estaba limpiando con una escoba aquello que se había roto.
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Post by Laia Bloodwalk on Aug 28, 2017 19:32:00 GMT
El día había transcurrido con total normalidad, su único viaje en el día había consistido en escoltar a una pareja hasta los plantíos, iban a visitar a alguien según recordaba, pero no eran de mucho salir, por lo que desconocían el camino. No llevaría más de media hora de haber regresado, decidiendo distraer su mente un rato aprovechando el reciente pago, emprendió camino a la Taberna del Dragón Ahogado, no si antes pasar por su habitación para dejar todas las cosas que cargaba durante los viajes, dejando solo consigo su bolsa de mirvos y su daga, gustaba mucho de su espada pero siendo alguien que evitaba los conflictos innecesarios, cargar con un arma grande no combinaba para nada con la idea de una noche tranquila, pero andar por allí desarmada tampoco era algo que le agradara.
Llegó finalmente al reconocido lugar y abrió las puertas, el bullicio y la acostumbrada mezcla de olores recibieron a la joven elfa, estaba mas lleno de lo usual y pensó que seguramente se debía al despecho que quedaba en los mirovianos después del festival de cortejo, tantos corazones rotos.... apretó los labios formando una linea, sintiendo ligera pena por todas aquellas almas a las que solo les quedaba ahogarse en alcohol, aunque ella no estaba demasiado lejos de la misma situación, si bien los resultados del festival la habían desilusionado, trataba de convencerse a si misma de que desde un principio sabía que eso iba a pasar, que no era nada extraño y que solo le quedaba continuar -vengo a beber, no a lamentarme -balbuceó para si misma acercándose a la barra, regañando a su propia cabeza por pensar en cosas innecesarias, recorrió con la vista el lugar, primero por sobre los otros tres que ocupaban la barra también y luego todo lo demás, encontrando no muy lejos a la joven tabernera que recogía el desastre de un pobre diablo, no debía de tardar por lo que sin más se quedó en silencio esperando.
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Post by Giselle on Aug 28, 2017 19:39:08 GMT
Barría y alzaba la mirada sólo para asegurarse de que no hubieran clientes esperando a ser atendidos. En poco tiempo se encontraban ya tres personas a la espera de que se les sirviera algo por lo que Giselle se apresuró de limpiar cuanto faltara para acercarse al fin a la barra. Recargó la escoba con prisa sobre la pared, sin embargo ésta se deslizó hastsa caer al suelo; ya la recogería después. Apoyó ambas manos sobre la madera, dibujando en su rostro su mejor sonrisa para mirar a cada uno de los jóvenes arcanos que habían dado hasta ahí para mojar su garganta. -Bienvenidos a la Taberna el Dragón Ahogado; el día de hoy tenemos un especial de dos cervezas por el precio de una y en la compra de una más... una pierna de pavo- repetía aquello en un tono artificial mas agradable. Era su labor la de vender la idea de felicidad y dicha en aquél lugar y aún más después de las festividades que arrasaban con la esperanza de los Mirovianos, más que la guerra, sospechaba a veces.
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Linux
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Post by Linux on Aug 28, 2017 20:14:05 GMT
Miro con atención a las demás personas en la barra, algunas preguntas se hicieron presentes en su cabeza pero se terminaron esfumando en cuanto la tabernera se colocó detrás de esta. Pensó en la promoción unos instantes recordando también el que debía guardar algunos mirvos. – ¡Deme de su licor más fuerte! – exclamó con entusiasmo y una nueva sonrisa en sus labios, sin duda le encantaba tener buena resistencia al alcohol.
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Thyward Warden
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Cuando me conocen entienden que soy el Mensajero y el Mensaje.
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Post by Thyward Warden on Aug 28, 2017 20:27:05 GMT
Las dulces palabras de aquella tabernera entraron a su cabeza como flecha en manzana, después de todo eso era todo lo que quería desdés un principio, abundante bebida y mucha comida, ademas, como acababa de recibir su paga, tenia unos mirvos extra para todo lo que quisiera beber.
— Tabernera, tráigame 8 tarros llenos de aguamiel y 4 piernas de pavo! —
Exclamo aquel hombre mientras sacaba una bolsa pequeña llena de mirvos y la postraba en la barra, claramente el grito del hombre despertó algunos borrachos y fue el centro de atención junto con la chica de pelo azul que pedía un fuerte licor a la tabernera.
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Xhial Nalphalem
La Resistencia
Melodias y Voces entonan un Destino
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Post by Xhial Nalphalem on Aug 28, 2017 22:24:18 GMT
Esperaba de forma paciente el poder ordenar algo para poder beber, mientras en su mente repasaba las notas musicales de las melodías que tocaría para todos los presentes en quizás unos momentos más, o cuando simplemente se sintiera cómodo para hacerlo. Por fin había llegado el momento de ordenar, desviando un poco su fría mirada hacia la mujer de cabellos albinos, la cual parecía estar ofreciendo una promoción bastante tentadora, escuchando el animo de quienes también estaban en la barra y la inclusión de otra persona que parecía querer comer y beber como todos los demás, ''Que imprudente...'', Pensó con cierta molestia cuando escucho la petición del hombre de la armadura, era bastante comida y bebida, y probablemente terminaría borracho, pero que le importaba eso al Arconte.- Solo deme una jarra de Vino de Frutos rojos, por favor.- Comento con esa frialdad tan calcada en su persona, para posteriormente observar un poco mejor los detalles de las personas de la barra, y tratando de analizar, tan solo por su aspecto, que tipo de melodías les gustaría a ellos, podía ser frio e incluso antipático, pero gustaba que los demás disfrutaran de sus melodías a la hora de entonarlas.
Desvió su mirada a la Tabernera nuevamente, para poder formular una pregunta.- ¿Quedan algunos frutos secos para acompañar?.- Dijo mientras clavaba su mirada en ella, esperando una respuesta positiva, no bebía mucho, a pesar de tener una gran resistencia, prefería siempre beber en cantidades bajas, y acompañando el Alcohol de algo para picar o comer. No eran muchos los días que habían pasado desde el Festival, pero los resultados de este de verdad se hacían notar alrededor, era incluso patético de alguna manera, esperaba poder entonar algo alegre para aliviar las almas de aquellos pobres diablos rechazados por sus amores.
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Post by Laia Bloodwalk on Aug 29, 2017 4:50:01 GMT
Su atención se enfocó en la peliblanca, su sonrisa no era falsa pero tampoco era la de una persona feliz, una tarde ocupada seguramente sin contar que el día aún no terminaba, recargó ambos brazos sobre la barra juntando las manos cruzando los dedos entre ellos, alzó una ceja y observó de reojo como uno a uno iban haciendo su respectivo pedido, primero las energías de la peliazul, luego el extrovertido sujeto que pidió sin pena las 8 jarras de aguamiel, arrugó las cejas con gracia ya que el tipo había logrado ganarse la atención de algunos que incluso ovacionaron su petición… -hombres- pensó y rodó los ojos con ligero desinterés ante la normalidad de la situación, no comprendía el afán que tenían por demostrar que podían tomarse un barril completo de licor, pero bueno… no era algo que le incumbía.
Siguió entonces la discreta petición del sujeto de cabellera púrpura y finalmente fue su turno, sus labios formaron una línea en forma de sonrisa, con la vista en la joven tabernera –yo me quedaré con las cervezas, una por el momento –indicó con tranquilidad –ah y… si tienes frutos secos, tráeme a mí también –inclinó la cabeza ligeramente como una señal de petición, aunque no había usado al menos un por favor, sus palabras no sonaban demandantes, quería ser amable pero simplemente lo olvidaba, teniendo en cuenta que la mayoría de las personas con las que se relacionaba, no solían tener ese tipo de palabras en su vocabulario.
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Post by Giselle on Aug 29, 2017 5:02:20 GMT
La sonrisa de Giselle estuvo a punto de borrarse al escuchar la manera tan entusiasta de sus clientes para pedirle bebidas y comida. Debía ingeniárselas para servirles rápido, aún no llegaban el resto de los taberneros por lo que contestó con un ligero movimiento de cabeza. Se apresuró a las cocinas donde el calor se sentía más intenso y los olores impregnaban cada parte y rincón. Tomó una charola y sirvió todo lo que se le había pedido; por poco y no cabía pero consiguió acomodar todo.
Con ayuda de uno de los cocineros colocó todo sobre la barra poniendo frente a cada uno lo que había pedido. -Espero no haberme equivocado-. Colocó su dedo índice sobre sus labios, sonriendo de manera dulce más algo coqueta. Sabía perfectamente que nada se le había pasado, tenía una excelente memoria pero gustaba de tratar de ganarse a los clientes con sus ademanes y modos femeninos. Retiró la charola para colocarla en los estantes que se encontraban ocultos a la vista de los clientes, agachándose sólo por unos segundos para después fijar la vista en el grupo tan peculiar de arcanos que tenía al frente.
Todos parecían interesantes, menos mal. La jovencita de cabellos azules parecía frágil y delicada pero sentía ahora intriga por el entusiasmo de beber, no lo habría imaginado. El otro hombre parecía hambriento y sediento, ¿vendría de alguna expedición? ¿pelea tal vez? Pudo notar una mancha de sangre en su espalda al mirar de reojo al extraño. Curioso. Por otro lado, la seriedad de aquél que había pedido el vino de frutos rojos le causaba intriga además de que tentaba a su personalidad tan curiosa y traviesa. Y por último, la rubia, más reservada y tranquila... En conjunto parecían balancearse; sería muy interesante verlos interactuar.
-¿Qué los trae por aquí?- preguntó de pronto mientras tomaba un trapo húmedo para extendérselo al hombre cuya espalda se encontraba lastimada. -Más vale que no traigan consigo una horda de hombres enfurecidos; no tenemos suficiente cerveza para calmar la sed de batalla- comentó en un tono ligeramente suspicaz.
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Linux
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Post by Linux on Aug 29, 2017 19:37:46 GMT
Recibió feliz la bebida y tomo de un solo trago la mitad del contenido. Se sentía bien el revivir antiguos recuerdos, hacían meses que no probaba el alcohol. Escuchó la pregunta de la joven albina y no tardo en contestar. –Días en el mar y algunas situaciones, nada mejor que un buen trago para pasarlo– termino con una sonrisa sintiendo un ligero picor en la garganta. Con un poco de curiosidad espero escuchar a los demás, tomando esta vez con un poco más de calma.
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Thyward Warden
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Post by Thyward Warden on Aug 29, 2017 23:30:54 GMT
Hizo un gesto con su mano agradeciendo por la comida a la albina, no tardo en meter una pierna de pavo en la fisura de su yelmo, directo a su boca. No se quitaba su yelmo nunca, ni para comer, por lo que siempre quedaban restos en este que limpiaba posteriormente en su casa, claro, si no se le olvidaba.
— No estoy muy al tanto de una especie de "Festival del amor" que celebran por aquí, solo se que muchos corazones rotos pagan muchos mirvos para que me encargue de sus "problemas amorosos", eso y la buena comida!. —
Respondió el cerbero mientras devoraba la pierna de pavo, tan rápido como acabo comenzó a verter un tarro de aguamiel en su la fisura por la cual metió la pierna de pavo, claramente el cerbero estaba tomando mas de lo que podía tragar ya que se observaba como la bebida chorreaba de su yelmo, por su cuello y finalmente en su pechera, como si fuera un bárbaro.
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Xhial Nalphalem
La Resistencia
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Post by Xhial Nalphalem on Aug 30, 2017 16:56:27 GMT
No tardo mucho la Tabernera en tomar las ordenes de todos los presentes en la barra, le daba cierto gusto que no tuviera que esperar tanto para un simple trago y unas cuantas cosas para picar, lo que siempre ordenaba, o la gran mayoria de las veces. Se quedo en silencio, en aquella corta espera, escuchando todo el bullicio de alrededor, casi perdido en sus propios pensamientos, pero eso no duro mucho, solo hasta que la mujer encargada de los pedidos volvio con todo lo ordenado, cada uno recibio su pedido, Xhial analizo un poco su jarra con vino, y aquellos frutos secos, todo se encontraba en buenas condiciones, eso era de agradecer.- Gracias.- Comento de una manera bastante seca pero con un muy ligero tono de amabilidad. Justo cuando iba a dar el primer sorbo de su bebida, escucho la pregunta de la Tabernera diriga a quienes se encontraban compartiendo la barra, el Arconte se quedo en silencio mientras escuchaba las respuestas de los demas. Parecia que la chica peliazul habia estado en un viaje por su comentario, eso era de cierta manera interesante, al contrario, aquel hombre de armadura parecia ser un tanto más ''Peculiar'' por lo mencionado, el Arconte sabia a que se referia con sus palabras.
Miro nuevamente al hombre de armadura, por su tan barbarica forma de comer, clavando aquellos ojos rojos carmesi en el.- ¿Puede porfavor mantener la bebida en su boca?, Si se comporta asi sobrio, no quiero imaginarlo borracho.- Comento con un notorio aire de molestia mientras volvia a mirar al frente para dar un corto trago de su bebida.- Y respondiendo a su pregunta, trabajo acá, soy uno de los musicos.- Respondio con cierto desinteres en sus palabras, mirando de reojo a la chica de cabellos rubios que se encontraba en la barra, esperando la respuesta de su razón para encontrarse en ese lugar.
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Post by Laia Bloodwalk on Aug 30, 2017 17:23:19 GMT
La joven tabernera había resultado muy ágil, no solo había tomado las cuatro ordenes de una vez sino que también las había entregado de la misma manera, con algo de ayuda pero de todas formas no le quitaba el merito, mientras ella apenas y había logrado distraerse viendo los cortes en la superficie de la barra -gracias- respondió en cuanto tuvo la cerveza y los frutos secos frente a ella, tomó una almendra llevándosela a la boca, sonriendo con ligera gracia ante el pequeño acto seductor de la albina, así mismo prestó atención a las respuestas de los tres curiosos personajes, sin pasar por alto los nulos modales del sujeto de la armadura, no quería ni imaginarse a que debía de oler si ni siquiera se quitaba el casco para comer con algo más de.... tranquilidad -oye, eso es estupendo - comentó después del peli morado ante la noticia de que era músico -piensas tocar algo ahora? -le gustaban ese tipo de actos, la música siempre era una buena forma de entretenerse y quizás así también alegraría un poco los rostros de algunos en la taberna, gustaba burlarse de aquellos sujetos terriblemente ebrios que terminaban dejándose llevar por la música, convirtiéndose en el objeto gracioso de la noche -oh yo, me gusta tomar un poco cuando regreso de mis viajes, me relaja -mencionó con una ligera sonrisa llevándose otro fruto seco a la boca y en cuanto terminó de masticarlo, tomó la cerveza dándole el primer sorbo.
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