¡Los Mejores Mariscos De Mirovia! [Abierto] [Finalizado]

Van cruzó los brazos, aún curioso sobre la naturaleza del arcano. - ¿Por qué quedaría tan impresionado de ver tu forma real? - preguntó el chico. - No sé, me suena a presunción. ¿Y qué tiene uno que hacer para verla? Por cierto... ¿Qué tipo de arcano eres? ¡Sigues sin decirme eso!

La verdad era que el selkie sentía tanta curiosidad como sorpresa ante el comportamiento y las palabras de su cliente misterioso. Además, se preguntaba si intentaría huir sin pagar la cuenta. Después de todo, ¿A quién reportas a los guardias? ¿A tí mismo? ¿O al gato? La verdad es que en dicho caso tendría las de perder. Por su propio bien, el joven locatario decidió apartarse del tema en su cabeza y atender el que tenía en frente. - No creo que tu forma real sea tan especial - dijo en un tono retador, sonriendo juguetón. Tal vez así se atrevería a mostrarla.

Van estaba a punto de decir que estaban en plena mitad del mercado y que, si se transformaba, en realidad mucha gente lo vería. Pero claro, él no contara con que su clon exacto violara las normas sociales más básicas y decidiese saltarse sobre el mostrador y pararse frente a él. Por un momento, consideró la colateralidad de espantar a un doble exacto con el cuchillo para limpiar pescados, pero no pasó a mayores porque el otro se transformó antes de que el pensamiento concluyera.

- Bueno, digamos que no ves a un arcano como tú todos los días. Me puedes pintar de sorprendido desde que te apareciste - respondió el selkie. Se tomó unos segundos para observar al arcano con detenimiento. Parecía una forma sellada, y de mucha normalidad. El chico era decente de ver y parecía tener buen cuerpo. Tal vez era un guerrero o ejercitaba mucho o, probablemente, podía adquirir la tonalidad que deseara de todas maneras. Era curioso. - Admito que esperaba algo bastante más espantoso.

El chico de cabello azul soltó una pequeña risa tras las vanidosas declaraciones del misterioso cliente. Si algo podía decirse, era que su autoestima superaba incluso la del mismísimo selkie, lo cual era una sorpresa que no se daba tan común. Después de todo, solía ser todo alegría, pero este arcano pasaba casi a narcisista. - Bueno, pero es lo que se espera de alguien que tenga que ocultar su apariencia disfrazándose de otros arcanos, ¿no? - se explicó.

Cuando el sujeto saltó hacia él, el joven tendero se cubrió la cara por instinto. Sin embargo, la sensación de algo caminando sobre su cabeza lo hizo voltear hacia arriba, y posteriormente vio a la ardilla asomada. - Bueno, una ardilla sería un espía muy eficiente, porque pasa desapercibida. Supongo que tendré más cuidado de lo que digo en público de hoy en adelante. No me vayan a escuchar las ardillitas, ¿verdad?

- Y sin embargo, en lugar de estar en todos lados, estás aquí dejando que tu caldo se enfríe - respondió Van, poniendo los ojos en blanco y retirando parte de la manta de su cara. Intentó retirarla, con la intención de depositarle del otro lado del mostrador, y suspiró. - Supongo que tienes habilidades muy útiles. ¡Genial por tí!

El chico miró a su alrededor, dándose cuenta de que la gente en el mercado ya iba bajando. Su atención retornó al gato-vuelto-clon-vuelto-hombre-vuelto-manta. Algo surgió en su mente, y no pudo evitar cuestionarlo. - ¿Se supone que me estás vigilando? - cuestionó. No lo creía factible, pero mejor sería preguntar. - ¿Es por eso que estás aquí?

- ¿Cómo te daría información valiosa si no sé que tipo de información estás buscando en primer lugar? - Van preguntó con una risita ante lo vago del asunto. - Si bien es cierto que como locatario me sé muchos de los chismes del mercado y de los clientes, no creo que sea como para que contraten a un espía cambiaformas, ¿verdad? ¿...Y cuánto pagas, de todos modos? - Nunca está mal un ingreso adicional, si es que algún día se cruzara con información que el arcano podría utilizar, después de todo.

Una señora se acercó a comprar un pescado, por lo que Van se alejó momentaneamente del curioso cliente para atenderle y cobrarle. En cuanto se retiró, volvió a él con algo más en mente. - ¿Qué es lo que clasifica a una persona como valiosa, según tú? La verdad es que tus preguntas no son muy concretas que digamos. ¡Eres muy sospechoso!

- Bueno, no tengo a nadie de momento, ¡pero de todos modos no creo que me serían infiel! - dijo el chico, sonriendo y mirando hacia el mercado brevemente de nuevo. La verdad, le parecía algo extraño contratar a alguien para investigar ese tipo de cosas. Eran los lujitos ridículos que se daban los nobles ricachones, de seguro. La familia del selkie no era precisamente adinerada y todas las ganancias eran inversión para más producto, sin mucho sobrante como para contratar espías que gustaban de ligar en pescaderías.

Cuando el tan curioso cliente pidió una orden adicional de la picada de pescado, el locatario asintió inmediatamente. Fue para la olla y colocó un poco del contenido en uno de los envases delgados desechables de arcilla, diseñados para tirarse después de un uso. Lo tapó y regresó al mostrador, colocandolo ahí. - Vas a ver que con eso se va a contentar tu amigo contigo. ¿Te ofrezco algo más?

- Bueno, si tú lo dices. La verdad no sabes si la he tenido o no, pero supongo que no importa. En realidad yo no opino igual - respondió el tendero, mientras secaba con un trapo el plato que había dejado la clienta anterior. - ¡Serían seis mirlos en total, por favor! - respondió cuando el arcano pidió su cuenta. Parecía que le había gustado el platillo, lo cual era muy bueno y agradable. - Te recomiendo que no tardes mucho en dárselo a tu amigo, porque sabe mejor caliente.