Visitas Peculiares [Gideon, Kravla, Ondine y Van]

El elfo miraba su tableta inexpresivo… en... en que lio se había metido. Su clan tenía un historial bastante turbio con otras razas.. los orcos en especial. Había visto elfos negros y orcos enfrentarse en batalla y el poder de la fuerza de un orco guerrero.. Capaz de arrancarle a un elfo obscuro las extremidades si este era lo suficientemente desafortunado de dejarse atrapar por uno. “……….” Gedeón respiro hondo, debía recordar ya no estaba ahí, este era un lugar completamente nuevo donde todas las razas vivían en armonía. Pero aun asi.. Qué tal si aquel orco había escuchado rumores? El se mordió el labio inferior y se apresuró en ir hacia la ciudadela. Hacia bastante tiempo no hacía uso de su agilidad de elfo para moverse lo más rápido posible y llegar al hogar de Van, el le había hecho el favor de cubrirle la espalda con esconder que era realmente pero parece ahora se había metido en un problema aún mayor.

Toco la puerta, estaba impaciente. Apenas la puerta se abrió llevo sus manos sobre los hombros de Van haciéndolo retroceder de nuevo en la casa – “ Necesito un favor.. Otro de hecho!” - no sabia como explicarse, no podía decirle que le habían enseñado que los orcos eran seres temibles y peligrosos, mas aun al leer aquella Orco era amiga de Van. - “ Te lo explicare luego pero necesito me hagas parecer un ser perteneciente al mar! “ - estaba haciendo un esfuerzo grande por no mostrar estaba algo asustado y forzaba una sonrisa – “ Solo debo.. esconder mis orejas!  Mi ropa es de un ser de la tierra.. no funcionara!“ –esperaba Van le dijera que debía usar o como lucir para parecer un ser del mar, no importaba que seria.. un selkie, una mesa, un triton.. lo que sea serviría! De no ser porque la abuela de Van estaba cerca ya habria sugerido intercambiar ropas ahi mismo.

La felicidad de Ondine no podía ser más grande. Una buena charla, un gran reencuentro con su mejor amiga, una pijamada y ahora una visita que parecía tener mucho que ofrecer. Ay... Las mejillas de Ondine estaban notablemente coloradas (por el sol y por la pena), pero eso no le quitaba la sonrisilla de la cara. ¿Quien iba a decir que el día anterior estaban hablando de monstruos y asesinos? Al menos el terror había sido reemplazado con alegría y la seguridad de saber que tenía a alguien que la protegería.

Nunca había sido mucho de visitar a gente extraña, mucho menos de presentarse servidita en bandeja de plata en la casa de un pescador (Que bien la podía hacer sushi si quería), pero el estar acompañada de su querida Kravla nada le daba el suficiente miedo como para querer nadar atrás, nisiquiera el tener que ver como su mismísima amiga llevaba un enorme jabalí aterrador y muerto en la espalda mientras que ella sólo llevaba un montón de inocentes mangos frescos entre las manos. - Que bonito día. - Fueron las palabras que se le escaparon al observar que por fin habían llegado a su destino, donde la orco por fin había golpeado la puerta.

Estaba nerviosa, como negarlo... Pero estaba tan emocionada que decidió darle poca atención a eso y mejor respiró hondo, dando una sonrisa incluso más grande. - ¡T-Trajimos los mangos y el jabalí! - Se atrevió a gritar al igual que Kravla (o al menos a hacer el intento por gritar), liberando con ello mucha de la presión que tenía encima. - ¿Si lo hice bien? - Preguntó a su acompañante, a la cual miró levantando totalmente su mirada debido a lo alta que era.

Sintió un escalofrió recorrerle la espalda, su oído era bastante agudo y pudo notar que ya habían llegado sus demás invitadas. Se le había acabado el tiempo, Van no le dio tiempo de sugerir nada ya que tiro de su mano para guiarlo por su casa, hacia unas escaleras , aunque fue por un pequeño momento pudo notarlo.. una persona mayor sentada mirándolos. Acaso.. era otro familiar? Pronto se encontró en la habitación de su amigo. Observo como Van se asomaba por la ventana y gritaba algo a quienes parecía estaban afuera de su casa. El ya se había preparado. Había un baúl con ropa y una piel improvisada para que usara. Gideon tomo la piel falsa entre sus manos bastante sorprendido por la preparación adelantada, y solo asintió en silencio.

Esperaría Van se distrajera para dar una mirada a su alrededor a la habitación. (“..Así que esto es habitación normal?”) -se dijo a su mismo, notando los detalles de la habitación con pequeñas pertenencias de van en varias locaciones también le hecho de que su familia vivía con el y un ambiente muy tranquilo emanaba de esa casa. El elfo sentía estaba en un mundo paralelo a lo que el conocía..
 
Gideon sacudió su cabeza, no tenia tiempo para estar pensando en eso, debía cambiarse. Su vestimenta actual estaba hecha para un elfo que vive en un ambien frio y húmedo. Camiseta gruesa, bufanda, guantes y colores que fácilmente se mezclarían con un bosque, eso no le serviría! Se quito la bufanda y su camisa remplazándolos por una camisa blanca y una especie de saco de color claro, (unghh….) la tela era demasiado delgada y corta! la sensación era demasiado extraña. Encontro una pañuelo la cual ato a su brazo para cubrir su tatuaje, este había permanecido escondido con su camiseta anterior pero con la ropa actual lo veían rápidamente, lo delataría rápidamente si no lo escondía. Ahora solo quedaba la piel falsa, peino su cabello hacia atrás colocándose la piel sobre los hombros y por encima de su cabeza como si fuera una chaqueta. “…………………….” Seguramente se veía ridículo! Pero si lograba pasar por cualquier cosa que no fuera un Elfo funcionaria. Solo esperaba su instinto no despertara y lo hiciera hacer o decir alguna estupidez. Si lo pensaba a detalle.. esta sería la primera vez se junta con.. Amistades? No, con conocidos. El era bueno adaptándose así que seguro esto no sería problema.

Camino hacia la puerta donde estaba Van y no dijo nada solo levando su mano dándole un pulgar arriba, le daría una mirada de escarmiento si lo escuchaba reir.

Ante la aprobación de Kravla, Ondine sonrió orgullosamente y abrazó firmemente los mangos que traía entre sus manos, mirando segura y decididamente la puerta. (✿ò v ó✿)   Ah... ¿No les iban a abrir aún? ( ó v ò )

Nuevamente retomó su postura relajada, introvertida y normal mientras esperaba, mirando un poco alrededor. ¡Hey, ese lugar ya lo conocía! Quien iba a decir que perderse en la ciudadela y rondar en círculos por allí iba a hacerla visitar un lugar que en un futuro descubriría que era el hogar de un agradable jovencito, era una bonita casualidad. Con eso en mente, la sirenita volteó hacia el piso y se puso a juguetear con una piedrita que estaba enfrente de su piesito, intentando con ello matar un poco el tiempo mientras les abrían la puerta.

Apenas se había tranquilizado jugando con la piedrita cuando escuchó el grito de su amiga, el cual hizo que se sobresaltara demasiado y que a causa de ello algunos mangos casi salieran rodando por el salto que dio. ¿Una abuelita? ¿Donde? Volteó hacia al lado, mirando por detrás de su compañera y... Ahí no había ninguna abuelita... Oh, no estaba mirando en la calle, estaba mirando dentro de la casa por la ventana. Menos mal, pensó por un momento que una rana había envenenado a su amiga de camino y ya estaba teniendo alucinaciones.

Espera, ¿Qué? 

- ¡Kravla! ¡Hacer eso es de mala educación! - Dijo la pequeñita de manera alarmada mientras utilizaba de emergencia sus tentáculos y su vestido como cesta para sostener los mangos y poder así utilizar sus manos para tomar la mano de la orco, intentando jalarla hacia atrás para que la viejesita no la viera y le fuera a dar un bastonazo o le fuera a pegar con una sartén por andarla espiando.

Había hecho muchas cosas extrañas en su vida pero esto era algo nunca paso por su cabeza.. La piel falsa cubría y escondía perfectamente sus largas orejas. Podía escuchar claramente las dos voces de las demás invitadas, una de las desventajas de conocer gente a través de la tableta era el no poder ver el rostro de la persona con la que hablaba.. eso y el hecho que para él se le hacía muy fácil comunicarse con alguien mientras no tuviera que ver a ese alguien frente a frente.

“ Claro. Si tu lo dices” –le responde a Van.  Aun conservaba su altura de elfo pero ademas de eso quizas no se notaria la diferencia. Por el momento no diría nada, era un invitado más. Tenía pensado tomarse su tiempo para bajar, incluso dejar que Van lo hiciera primero para saludar a sus invitadas pero de nuevo este se le adelanto y lo hizo bajar también. Se quedaba detrás de Van esperando este saludara primero.

Asintió con la cabeza y dio una sonrisita ante la disculpa de la orco. Que bonita se veía arrepintiéndose de sus malos actos, casi como una pequeña niña inocente... Una niña inocente de más de dos metros y medio con la suficiente fuerza para romperla si así lo quisiera. - Jiji, a decir verdad me gustaría haber visto a la abuelita también. - Admitió con pena, abrazando y escondiéndose detrás de la mano de la gladiadora para que no se sintiera mal por el regaño que le había dado.

Tan pronto abrieron la puerta y la orco se adentró para levantar al pescador, Ondine se soltó de su compañera para que pudiera moverse libremente. Sin embargo, aquello hizo que se sintiera algo solita y desprotegida cual perrito apartado de su mamá a la fuerza, por lo que decidió abrazar nuevamente los mangos y así aprovechar para ocultarse tras de ellos, como una barrera. - U-Uhm... - Musitó la sirena mientras levantaba su mirada hacia el joven moreno, al cual decidió sonreírle de manera tímida debido a la forma tan tierna en que traía puesta su bonita piel de foca. - S-Sí, soy Ondine... Usted debe ser Gideon... - Murmuró en un tono bajo, para luego mirar hacia el joven de cabello azulado. - Y usted es Van... Es un gusto conocerlos en persona. -  Hizo una reverencia a ambos mientras esperaba que le dieran permiso de entrar, cuidando que no se le fueran a caer los manguitos que traía entre brazos.

El elfo se quedó en silencio, observo con qué facilidad aquel Orco levantaba a Van como si este no pesaba y aquello lo hizo petrificarse. A pesar de las voces a su alrededor no podía escucharlas, su mente estaba trayendo al presente un recuerdo del cual ya se había olvidado, podía sentirse como si aún estuviera ahí .. la primera vez vio de lo que era capaz un orco del norte en un campo de batalla. Le habían enseñado a enfrentarse a ellos y cuidarse de su fuerza. Dio un paso hacia atrás apenas Kravla extendió su mano hacia el. Sabía no pasaría nada malo pero sus sentidos estaban en conflicto con su razón. Temía aquella orco le arrancara el brazo si se daba la oportunidad…

La pequeña voz de la otra jovencita ayudo a despejar su mente. En vez de eso solo inclino un poco su cabeza en señal de reverencia a las dos mujeres frente a el, - “….hola. el gusto es mío” -les dice esperando eso fuera tomado como un saludo apropiado. Agradecía la piel cubría la mayor parte de su cabeza y rostro. No tendría problemas en forzar una expresión normal, pero las orejas de un elfo son muy expresivas y estas se encontraban apuntando horizontalmente en un estado completo de alerta.

Miro a un lado hacia van asintiendo en silencio cuando lo presento.