Préstame la ducha, y de paso acompáñame (Conner-Jeriko(+18)

Nunca esperó que Jeriko llegase a sujetar su miembro con la mano. Apenas le cerraba por el grosor y la dureza del estimulo. Tuvo que hcer un gran esfuerzo para que no palpitase como loco y así fue hasta que Jeriko levantó aquella pregunta, con ese rostro travieso pero inocente, era como contemplar la dulzura de un diablillo antes de que este exterminase el ambiente con una jugarreta.

Tentado, Conner sonrió y se inclinó para susurrar en los oídos del incubo:

-Quizás llegue a crecer más -Sus labios estaban peligrosamente cerca de las orejas de Jeriko, casi al toque de morderlas- O podría suceder otra cosa...

El misterio tendió una trampa a la espera de la suculenta presa que no dejaría escapar. Era el clásico juego de "Te invito a mi casa, dijo la araña a la mosca"

Tras decir eso, se volvió a erguir para continuar enjabonando el cabello de Jeriko que comenzó a perder espuma, después con el jabón en su mano, lo deslizó por la espalda del incubo, dejando que las burbujas se deslizaran por su cuerpo y llegaran hasta su parte baja, pues la espalda, hombros y cuello fueron enjabonados por Conner, y en su tarea, su miembro no dejaba de gotear sus propios líquidos al tocar tan ligeramente el cuerpo de Jeriko.

Conner dudó un momento, peor si, lo que había escuchado de Jeriko fue una tentativa y además un reto. Pero era cierto que Jeriko no sabía a que raza pertenecía Conner, por lo cual este era el momento de que sus habilidades lo hicieran lucir ante el pequeño, sobre todo por el tono que lo dijo que solo incitó a Conner a tomar medidas drásticas.

Recorrió sus pies un poco, avanzando lateralmente para tener una mejor vista de la espalda de Jeriko y de lo que para Conner fue una invitación a copular.

-Veo que haces ejercicios Jeriko -Ese trasero tendría que tener una advertencia: "Peligro Sexy y Mortifero", las dimensiones que abarcaba a comparación del cuerpo de Jeriko no eran exageradas, sino más bien irresistibles.

Pero en ese duelo de seducción, Conner no iba a perder tampoco. Con sus dedos fue rascando la cabeza del incubo y fue bajando por su cuello, dándole un masaje de hombros con el jabón sirviendo de lubricante para el fin deseado. En eso, el miembro de Conner fue realzando su tamaño, creciendo en toda medida hasta deslizarse sobre la espalda de Jeriko en una medida que casi llegaba hasta el cuello.

Las habilidosas manos del rubio no dejaban de hacer brotar la espuma de ese cabello de fronteras en blanco y negro con cuernos de tiara, cuernos que desearía sujetar mientras embestía al pequeño incubo que emitió una risa cuando sintió el inmenso miembro de Conner en su lomo.

-Y se hace más grande mientras más avanzo -Aseguró agarrando su propio miembro y estrellándolo varias veces contra la espalda de Jeriko, salpicando la espuma mientras se mordía el labio inferior.

-Hey Jeriko... ¿Tienes a algún arcano a quien quisieras poseer? -Preguntó en voz baja, en un tono seductor, deseando conocer cuales eran las fantasías del incubo.

Se le escapó un genido al sentir la cola de Jeriko enrollarse en su miembro que cada vez se ponía más y más duro, ese comentario provocativo lo empujaba a acercarse más hasta rozar el trasero de Jeriko con sus bolas.

-No he roto a nadie todavía -Dijo agachándose un poco para rodearlo con los brazos- Pero lo haré si así lo prefieres -Esta vez le mordió una oreja con dulzura.

pero repentinamente Jeriko desenrolló su cola del miembro de Conner y se giró, tocando su cuerpo de una forma seductora. Mientras eso pasaba, Conner creyó estar alucinando, tuvo que bajar la vista ante lo que percibieron sus ojos.

Cayó de rodillas, su cuerpo retornó a la normalidad y se llevó la mano a la frente, parecía que su cuerpo hubiera perdido todas sus fuerzas.

-Y yo que pensaba que mis trucos eran buenos -Repuso con un sudor frío recorriendole las espaldas, pues al contemplar a Jeriko, era como si contemplara un montón de arcanos diferentes.

Intentó recobrar la compostura, sin elevar la mirad aal fente por temor de lo que podría ver. El libido sexual de Conner nunca le había causado problemas hasta ahora, y nunca pensó que llegaría a marearse tras ver tantos rostros y cuerpos diferentes, y era porque su apetito le hacía difícil tener una presa favorita. Como Shapeshifter, las limitaciones corporeas desaparecían, todo cuerpo podía ser suyo, cualquier contenedor de lo que la gente y los arcanos llaman alma.

-No te preocupes -Dijo tratando de sosegar al preocupado Jeriko- Solo me sentí mareado, pero me hubiera conformado con un "Estoy casado" -Repuso en una risa que quebró la tensión residual del altercado.

Se levantó y avanzó hasta el jacuzzy donde dejó que las aguas lo sostuviesen un rato.

-Ya, no te preocupes, eso solo me pasa por no sentar cabeza -Le dijo desde su posición en el Jacuzzy y después le hizo una seña con su dedo para que se acercara.

El incubo se duchó de forma correcta antes de meterse al Jacuzzy, algo que Conner debió de hacer también pero estaba demasiado mareado para hacerlo.

Era curiosa esa forma de pensar, pensar en que de hecho había un "Amor de vida". Si Conner no había sentado cabeza, no había razón, sino un profundo y desolador misterio.

-No lo sé -Dijo con la mirada fija en el tejado- Creo que me estoy divirtiendo mucho -Declaró sonriendole a Jeriko, más con simpatía dulce que con deseo.

Observó su mano desde varios angulos, transformandola desde la garra de un hombre lobo, la de un dragón, una pezuña, un tentaculo, la cabeza de un basilisco pequeño y hasta una planta. Se había olvidado de la conquista sexual por primera vez en mucho tiempo.

Se quedó un tanto desconcertado y sorprendido por la reacción de Jeriko al ver la transformación de su mano. Conner había intuído que Jeriko ya se habría dado cuenta de la raza a la que pertenecía Conner con todas las insinuaciones que le había hecho, pero tal parecía que no era el caso.

-Soy un Shapeshifter -Confesó torciendo una sonrisa de lado con extrañeza- Cuando te dije que podía convertirme en lo que fuera o en quien sea, no estaba jugando.

Aclaró un poco la voz y recargó sus brazos en el borde del Jacuzzy antes de transformarse en Asthur, el soberano del invierno.

-Que te parece? -Lo único que permaneció igual fue la voz de Conner y su aroma.