Amanecer Dorado [Abierto] [2/2]

Era comun escuchar el bullicio de los habitantes mirovianos dar comienzo a un nuevo dia desde muy temprano en la mañana. De aquellos que apenas comenzaba abriendo sus puertas para atender a los mas madrugadores y de los que recien volvían de un horario nocturno lleno de travesías y misterios. El pueblo entero solia llenarse entonces con aromas de platillos humeantes y flores recien cortadas, algo a lo que había llegado a acostumbrarse bastante bien

La taberna del dragon ahogado, sin embargo, solia ser diferente. Aunque, sin temor a equivocarse, se habia convertido en uno de sus lugares mas frecuentados, nunca se sabia qué podia suceder una vez colocado pie dentro.

- Buenos dias - saludó con firmeza, moviendo apenas con un brazo la cortina de  adorno de  la entrada - hoy es otra de esas mañanas ¿eh? - comentó sin dirigirse a nadie en espesifico abriendose paso hasta los asientos mas cercanos a la barra. La madera crujió bajo su peso y propinando un sonoro suspiro dejó reposar ambos brazos sobre la madera - que sea grande, ah, y no olvides llenar la jarra

Después de darle un vistazo a los arcanos presentes, la kitsune dejó escapar un pequeño suspiro de alivio. No veía a nadie indeseable ahí, nadie que la conociera en absoluto... eso siempre era una buena señal, no sabía lo que pasaría si se encontraba con aquellas personas que formaban parte de su pasado ( y de las cuales no deseaba recordar nada).
Aunque a veces era algo imposible de evitar.

Las orejas de Mifuna se movieron un poco cuando escucharon que alguien ingresaba al lugar, y en el momento en el que la cortina se abrió tuvo que entrecerrar un poco sus ojos a causa de la intensa luz que entraba. ¿Era por la luz... o era por...?
-Woah... -susurró por debajo de su aliento y abrió mucho sus ojos al ver semejante figura entrando al lugar, caminando hacia la barra y pidiendo comida después de hablarle a nadie. ¿Cuándo había visto a alguien con semejante aspecto? Tan... tan...

Las colas de la chica empezaron a onder de nuevo, mientras seguía con la vista al rubio y no apartaba su mirada de él.

- ¡! -las orejas de la kitsune se pararon cuando alguien más le dirigió la palabra. Cerró sus ojos en delgadas líneas y volteó a ver al hombre con cierta curiosidad. ¿La habría pillado espiando al hombre grande de al lado? Pronto una pequeña sonrisita apareció en su rostro para devolverle el saludo- Buenos días, es una mañana muy agradable ¿no es así? -entrelazó sus dedos sobre su regazo.

Mientras quería asaltar a ese bello joven con preguntas muy confianzudas respecto a su aspecto de buen ver, su vista seguía volviendo al hombre grande una y otra vez.
-Lamento ser inoportuna, ¿pero podría molestarlo con algo? -le susurró- ¿Conoce usted al hombre rubio de allá?

El joven unicornio voltearía a ver al hombre rubio del que hablaba la castaña. Sí era muy atractivo, ya lo había visto por ahí pero nunca había cruzado palabra con él. — ¡Hola, buen día! — Saludó al joven pues notó como los había visto. Con una sonrisa voltearía a ver a Mifuna — No lo conozco pero si te interesa tanto podrías hablarle, no se ve mala persona. — Y pues que malo era, porque él ya había empezado a hablarle a aquel hombre, solo para ayudar a la chica quien se veía realmente interesada en él.


— Mi nombre es Kaira.... ¿Ya nos habíamos conocido? — preguntó al rubio irradiando una enorme sonrisa carismatica. — ¡Y ella es mi amiga! — No sabía el nombre de la muchacha pero lo disimuló. — ¿Le molesta si lo acompañamos a comer? Siempre es mejor comer con una buena compañía, no cree? — 

en menos tiempo del que hubiese considerado apropiado , aquello se había convertido en una situación inesperada y hasta un tanto inusual
desayunar acompañado no era algo que formase parte de sus costumbres, pero lejos de molestarse, el hombre había asentido a las palabras del refinado muchacho, asegurándose primero de tragar bien su alimento antes de responder

- el encargado de la botica... - habló entonces con un marcado acento extranjero, dirigiendo su mirada sobre el unicornio para luego pasar a observar a la chica sentada a su otro lado. La ciudadela era un centro grande y estaba seguro de no conocer a todos  los habitantes de  su interior, pero aun asi, mas de una razón tenia pasa asegurar que ella no pertenecía alli - Kalus - correspondió con poca formalidad, preguntándose aun la razón por la cual ambos desconocidos habían decidido acercarse. La  ultima pregunta, sin embargo, lo hizo olvidar todo lo demás  por un momento y  soltar una sonora carcajada que  resonó con cierto  aire de nostalgia - no espero a  nadie  desde hace  décadas - 

-En definitiva Kaira, ahora veo que no esperaba absolutamente a nadie -fue la respuesta de la kitsune, quien sin dejar de sonreír casi parecía dirigirle pequeñas dagas al unicornio a pesar de la tranquilidad de sus ojos. No, no creía que su raza pudiera leer la mente pero si pudiera él sabría que ella le estaba indicando que no se podía retirar ahora.
No cuando llegaba la mesera con el platillo que ella había pedido, y su estómago se permitía rugir hambriento.

-¿Podría traerle a mi amigo algo? -inquirió con amabilidad a la encargada- Creo que él también tiene hambre, ¿tal vez un plato con fruta? -la mujer volteó a ver al chico y luego a la pelinaranja- Si, dele fruta y un vaso repleto de agua, se ve sediento.

La mesera se fue a atender la orden, y Mifuna sonrió triunfante ante eso. ¿Quién rechazaría la oferta de comida obligatoria?

Las colitas de la mujer se empezaron a mecer de nuevo, recordando la carcajada que Kalus dio en cuanto fue cuestionado sobre la compañía. Esa reacción no era típica de alguien normal, se notaba que ese sujeto era un lobo solitario por las facciones de su rostro... pero, bueno, esas sólo eran conjeturas.
-¿Vienen seguido por aquí? -preguntó, dirigiendo su mirada hacia el grandulón a su lado y en un acto juguetón le empezó a hacer ojitos.

Sonrió al ver que finalmente la chica estaba conversando con aquel hombre de buen ver y ya estaba a punto de despedirse cuando la pelirroja hizo su jugada, ¿era venganza o simplemente no quería quedarse sola? — Ah sí... fruta está bien — agradeció el gesto y tendría que aceptarlo a pesar de que ya había desayunado.

— Yo solo vine a dejar un encargo pero... me puedo quedar un poco más si gustan — aunque a él no le gustaba ser mal tercio. — Pero sí es cierto que no vengo muy seguido a la taberna, no acostumbro a beber y generalmente desayuno en casa... — comentó tranquilamente recibiendo la ensalada de frutas para picar un poco.

kalus alzó las cejas con curiosidad, la pregunta de la joven lo habia tomado por sorpresa ¿a que exactamente se refería con "trabajos normales"? la observó con cierto interés,  preguntándose qué clase de persona era la que se habia sentado a su lado, pero no pasó demasiado tiempo para que todo se aclarara. Incluso se sintió  algo relajado al escuchar que ella no era del tipo de personas que iban por ahi asesinando a otras, no porque le diera miedo, claro estaba, sino porque le disgustaban en sobremanera ese tipo de arcanos 

- mmm - se encogió de hombros restandole importancia al asunto - ¿que puedo decir? me gusta lo que hago. Algo de trabajo duro, hm... pero ¿que clase de dragón seria si no pudiera soportarlo? - al final se llevó otra cucharada de comida a la boca y aun con las mejillas llenas, se giró a ver al muchacho.