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Post by Deleted on Sept 11, 2017 3:28:44 GMT
"¿Por qué?" Era la única pregunta en la mente de la pálida sirena que ahora parecía ser la única alma en aquel lago en esa solitaria noche. Su mirada se extendía hacia el bosque, hacia lo más lejano que se podía observar. Su pecho se sentía abrumado por una profunda tristeza, pero no era una tristeza normal, sino de aquellas que invaden el corazón cuando el amor se va. Desde aquel día en el festival del cortejo, Ondine había sentido aquella tristeza desde lo más profundo de su ser, mas actuaba como si aquello no fuera la gran cosa e intentaba ser tan positiva como siempre. Es una pena que los problemas no se puedan ignorar por siempre. Sentada sobre aquella roca que ya tan familiar e intima era con ella, había llegado al lugar con intenciones de visitar a su supuesta prima en busca comprensión, pero al parecer no había nadie en casa, por lo que tuvo que conformarse con la suave brisa que se levantaba con el aire como su única compañía. La medusa abrazaba fuertemente ese viejo cinturón que siempre traía lleno de pócimas sujeto a la cadera, ese regalo que le fue entregado por la persona más especial que en su vida llegó a conocer y que aunque le quedara bastante grande, la hacía sentir como si le estuviesen dando el más grande y apretado abrazo de todos. Zack... Zack... Su fantasma seguía presente, no había forma de borrar su esencia. Que cariño tan fuerte se le tenía a ese humano, y que dolor tan profundo había dejado en aquella sirenita que se quedó atrás en aquel oscuro camino llamado vida. Quizá aquel sentimiento había sido guardado en el fondo del alma de Ondine hace mucho tiempo, todo con la intención de seguir adelante. Pero en momentos como ese... El recordar aquello era el único apoyo que sentía que tenía. ¿Era cruel el apoyarse en el recuerdo de un viejo amor para intentar superar uno nuevo?Su mirada bajó lentamente, escondiendo su rostro entre su clara y larga cabellera ondulada. Las lágrimas no tardaron en correr por sus mejillas, pero el silencio no se rompió ni por un momento mientras aquello sucedía. A nadie le gusta hacer escándalo mientras se siente decaído.
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Post by Izrlo Miéville on Sept 11, 2017 7:16:14 GMT
La luna se mostraba cariñosa en lo alto del cielo, parecía compadecer a la triste figura de la sirena que bajo ella parecía llorar desconsolada.
El reflejo de la blanca Luna se proyectaba a los pies de la piedra donde descansaba el cuerpo de la sirena, como un plato de porcelana parecía invitar a que se subiera a ella y olvidara aquel dolor que aquejaba su corazón, pero no era más que un reflejo, una ilusión, como los recuerdos de un pasado añorado en la soledad de noche.
Dos temerosos orbes verdes brillantes relucieron en medio de aquel plato blanco que era el reflejo de la luna los cuales parecían mirar curiosos a la sirena.
La luz de la luna iluminaba como los cabellos de aquella desconocida figura se iban secando y tomando una forma más esponjosa, cabellos de color roble claro que ocultaban levemente esos ojos atentos a la triste figura de la sirena.
Un pequeño murmurar que se asemejaba al cantar de cuna, el confort de una canción que intentase calmar a aquella triste figura o simplemente de aquel modo intentaba hacerse notar frente a la triste figura de Ondine que aun no parecía percatarse de aquellos orbes que penetraban en su figura los cuales ahora le llamaban con el confort del musitar de una canción.
Aun así, la figura no parecía deseosa de surgir de las tranquilas en medio del reflejo de la apacible luna.
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Post by Deleted on Sept 12, 2017 5:06:10 GMT
Cuando sintió que la soledad que la abrumaba y torturaba internamente podría durar horas, días e incluso años, una sutil melodía llegó a los oídos de la desconsolada sirena, la cual levantó su mirar hacia aquel joven que yacía entre las aguas del lago. Aquel sonido era tan puro y melodioso que causó que sus ojos llenos de cristalinas lágrimas parecieran preguntar por si mismos "¿De donde ha salido?" "¿Por qué está cantando esa melodía para mi?" Quizá las respuestas no aparecieron, pero al menos aquella canción hizo que la sirena dejase de llorar momentos después y comenzara a limpiar sus lágrimas con sus pequeñas manos, poniéndose de pie después de hacerlo para observar bien al joven desconocido.
- ¿Q-Quién es usted? - Preguntó de manera tímida mientras se aseguraba nuevamente el cinturón a la cadera y posterior a ello juntaba sus manos frente a su pecho, mirando al castaño con algo de temor, mas poco después relajó su postura debido al recuerdo de la bella canción que estaba murmurando. Alguien con el valor suficiente de brindar una melodía de apoyo a un desconocido no podía ser malvado... O al menos eso pensaba ella. - Tiene una voz hermosa... -
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Post by Izrlo Miéville on Sept 13, 2017 9:07:07 GMT
Se mantuvo por un par de minutos levemente oculto por el agua mientras su murmurar seguía resonando en los oídos de la sirena, una melodía lenta, tranquila y apacible que flotaba en las aguas del lago y reflejadas aquella pasividad en el reflejo inerte de la luna en el lago en la cual poco a poco emergía la figura de un inocente niño, quizás no mas allá en su apariencia que la de un joven de dieciséis tiernos años.
De la cintura para abajo aun permanecía oculto, pero con una sonrisa cálida en sus labios se acercó hasta la roca a solo dos metros de ella se detuvo observándolo con aquellos ojos verde jade que brillaban tenuemente por el reflejo de la luna en las aguas del lago.
—Mi nombre es Izrlo— Hablaba con melodiosa voz, como si aquello le resultara natural y de hecho lo era, aun sin ningún encanto detrás de aquellas palabras o hechizo su voz resultaba suave y encantadora como las olas del mar al romper en la blanca arena de una isla solitaria en el mar.
Pero sus ojos resultaban, aun cuando eran decoradas por aquella pequeña y fina nariz, esos labios suaves y rosados, pómulos suaves y una piel un tanto bronceada por un cálido sol se veían inteligentes, casi como si hubiera visto varios siglos pasar y mantuviera en oculto aquel secreto incluso para el mismo.
—Lo siento si le asuste o incomodo, pero… es que no pude evitar intentar consolarla al oírla llorar de forma tan desconsolada— Palabras dulces como la miel eran arrastradas perezosamente a los oídos de la sirena, como un sedante que intentase apaciguar aquel dolor que hizo aflorar su llanto.
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Post by Deleted on Sept 14, 2017 3:00:22 GMT
Así que la razón del canto de aquella persona era porque notó que estaba llorando... La medusa no pudo hacer otra cosa mas que avergonzarse y desviar la mirada, sintiendo como sus mejillas comenzaban a arder tenuemente, señal de que se estaba poniendo colorada. No era que estuviera apenada por tan bello gesto y estuviera de enamoradiza, no, sino porque estaba avergonzada de haber perturbado la paz de otro con sus lloriqueos a medio bosque.
Nuevamente se fue deslizando lentamente por la roca que estaba a sus espaldas hasta quedar sentada, pensando en qué debía decir o hacer para disculparse con aquel joven por molestarlo con sus irrelevantes problemas, aunque antes que nada, debía presentarse por supuesto. - Un gusto conocerlo, Izrlo... - Musitó la sirena en un tono gentil y suave, fijando nuevamente su mirar en aquellos ojos color jade tan hermosos a la vista. - Perdóneme por perturbar su tranquilidad con mi horrible llanto, no sabía que habría alguien más aquí... Fue egoista de mi parte, lo siento... - Después de haber bajando nuevamente la mirada en señal de arrepentimiento, la sirena abrazó sus rodillas y ocultó parcialmente su rostro, dejando a la vista solo sus ojos violeta, los cuales se desviaron hacia el reflejo de la luna. - Es tarde... Quizá debería volver a casa. -
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Post by Izrlo Miéville on Sept 14, 2017 18:51:15 GMT
—No se disculpe, por favor— Sus suaves palabras acompañaban su lento acercar, apenas les separaba un metro cuando nuevamente el muchacho rompió aquel triste silencio que envolvía a la melancólica sirena.
—No me perturbo más allá de si alguien escucha a alguien llorar ¿No está en la responsabilidad de uno intentar consolar a aquella persona? La triste, aunque muchas veces es buena puedo ver en su rostro que esta lleva mucho tiempo con usted— Tiernas palabras como el arrullo de un riachuelo salían de la boca del muchacho —Y no podría volver a casa, no podría dejar a alguien sumido en la tristeza y soledad, así que me quedare un tiempo a su lado, si no le molesto.
Acercándose a la roca teniendo cuidado de no tocar o hacer sentir incomoda a la sirena empezó a emerger de las aguas, no movía sus manos pues bajo él podía mantener el equilibrio gracias a su forma semi-humana la cual pudo observar Ondine ante el reflejo de la luna. Al igual que ella resultaba ser una sub-especie de las sirenas, un Cecaelia. Los ocho tentáculos que resultaban ser su anatomía inferior eran casi del doble del tamaño de su torso y gruesos como un par de brazos, a la vista de la sirena estos eran lisos como la piedra pulida por suaves marejadas en una costa y blancos como la propia luna. Mas que extremidades de un ser marino Izrlo parecía llevarlos como un elegante vestido que resaltaba la inocencia de su figura.
Sentándose a un lado de Ondine aun guardando distancia no se mantuvo en silencio pues nuevamente empezó a murmurar una canción entre sus labios, una lenta y de tono triste, pero en la cual unas notas parecían volar y cruzarse, como dos amantes que aun en aquel mar de melancolía lograban encontrarse por encima de toda adversidad.
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Post by Deleted on Sept 15, 2017 3:22:35 GMT
- Puede... Puede quedarse. - Fue la única respuesta que hubo de parte de la sirena, la cual después de haber dicho aquello, retomó su actitud seria y melancólica, la cual solo fue interrumpida al momento en que observó como el joven salía por fin de las aguas mostrándose como aquella figura semiacuática tan peculiar.
Sus tentáculos adornaban su cuerpo cual fino vestido de seda blanca, el cual brillaba hermosamente con ayuda de la blanca luz nocturna. Aquella escena trajo consigo un recuerdo, un recuerdo tan antiguo y enterrado que por un momento pareció tratarse de una simple ilusión o un efecto óptico. Ahora no veía al joven saliendo del agua, sino que veia a un hombre, un padre... Un tritón medusa. [¿Papá?] Pensó la sirena en sus adentros, tallándose los ojos por un momento para intentar aclarar la imagen y así mirar una vez más sólo al joven... Un joven que no se parecía en nada a aquel hombre de hace un momento.
Quizá aquella tristeza en verdad la estaba afectando, nunca había experimentado nada por el estilo antes. ¿Será que su cordura se estaba yendo lentamente por la borda? Tal vez era así... Tal vez se aprovechaba de su silencio y su soledad para escapar, en aquel momento en el que no tenia nada, excepto por ese murmullo... Y esa canción. - ♪ When you're alone, silence is all you know... ♪ -
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Post by Izrlo Miéville on Sept 16, 2017 11:42:00 GMT
La voz, aquella delicada voz sonaba tan melancólica en aquel ambiente que por unos instantes su murmurar se detuvo atento a la letra de aquella triste canción. No pudo evitar también entonces recordar momentos de su vida, momentos que extrañaba, pero a su vez no deseaba volver a sentir.
— ♫ Give me your hand and come to me~ — Repetía como un coro las palabras de la sirena entonando aquellas notas con melancolía, pero a su vez con cierta alegría. Aquella que uno lograba obtener al olvidar el pasado, a pisarlo y enterrarlo en lo más hondo de las heridas que dejo.
Cuando Ondine hubo terminado su triste canto en el cual Izrlo le acompaño hasta su última letra rompió como antes el nostálgico silencio que parecía anidar entre ellos dos.
—Perdiste a alguien, lo sé, pues aquel tono no se olvida aun cuando intentas enterrarlo en lo mas profundo de tu corazón— A veces la soledad y la tristeza se lograba sobrellevar de mejor con la ayuda de otros que bien podrían compartir aquella melancolía.
—¿No es así?
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Post by Deleted on Sept 19, 2017 2:21:23 GMT
Sorpresivamente el tritón parecía conocer la canción que ella estaba entonando, por lo que se sintió confiada y hasta cierto punto cómoda mientras ambos seres marinos entonaban aquella canción, haciendo que al terminar de cantar la sirenita diera un suspiro e instintivamente voltease a ver a su acompañante. Después de aquello hubieron unas cuantas palabras de su parte que golpearon cruelmente en el pecho de la mujer e hicieran que su interior comenzase a arder, pero por más que doliera era la verdad, así que no pudo hacer nada excepto asentir y bajar la mirada después de hacerlo.
- No lo perdí... Renuncié a él, y es lo que más duele. - Contestó en un tono melancólico, pero sincero. - Aunque quiera estar con él, él ya no sabe quien soy. No tiene sentido arruinar su cordura por un deseo egoísta como el mío. - Agregó mientras comenzaba a acariciar delicadamente la piel de su pantorrilla, en la cual se podía notar una cicatriz que bien parecía una mordida de tiburón. Una herida que dio el inicio a todo.
Al hacer eso, una vez más pequeños ríos cristalinos como el hielo comenzaron a descender lentamente por sus mejillas, siendo acompañados de una respiración que trataba desesperadamente de controlarse y algunos lamentables y bajos sollozos, los cuales eran demasiado lastimeros como para ser provocados por un sentimiento apenas existente. Era obvio que ella le apreciaba demasiado. - Nos olvidó... -
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Post by Izrlo Miéville on Sept 20, 2017 5:26:09 GMT
Escucho atento aquellas tristes palabras de la sirena, aun cuando no estaba cantando parecía que cada letra era parte de una pequeña melodía la cual se tejía en la melancolía de sus recuerdos la cual lentamente iba cubriendo a Izrlo el cual lentamente se acercó hasta a la pequeña sirena. Sin que ella lo notara hasta muy tarde pudo sentir la calidez del cuerpo ajeno el cual se apoyaba contra su espalda de forma suave y sin dejar que su peso cayera sobre ella.
—Renunciar a algo a veces es lo más sano, quizás porque amaba a alguien más, sus diferencias, la situación o el amor no correspondido. A veces...— Pauso un momento mientras el cecaelia alzaba la vista al cielo para luego volver a mirar las tranquilas aguas del lago —Hay que olvidar aquello que nos hace daños.
Sus tentáculos blancos se acomodaron alrededor de su dueño sin tocar aun a la sirena para no incomodarle creando un pequeño nido blanco con el cual cubría su parte de la roca a su vez que una pequeña sonrisa se dibujó en los labios del cecaelia la cual no pudo ver la sirena al estar a espaldas de él. Una pequeña sonrisa maliciosa en aquel rostro amigable e inocente.
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Post by Deleted on Sept 27, 2017 1:34:14 GMT
- ¿Olvidar lo que nos hace daño...? - Preguntó la pequeña, levantando un poco su mirada para poder mirarlo de reojo. - ¿Cómo se puede olvidar a una persona por la cual se siente tanto? No es posible. - Se respondió a si misma en un tono bajo, desviando la vista una vez más. - No creo que sea posible... -
Sí, ella había tenido experiencias dolorosas con respecto a algunas personas en el transcurso de su vida, pero el tiempo ya había hecho su trabajo y aunque las cicatrices aún adornaran su piel, al menos ya no ardían como antes. ¿No era mejor dejar que lo hiciera nuevamente en ésta ocasión? ¿Qué otra solución podría haber? Había que admitir que existían cosas fuera del entendimiento de Ondine, tal como la magia. ¿Será que existía un conocimiento mágico que pudiera borrar de su mente aquel indeseable dolor? Pero... Si así fuera, ¿Estaría dispuesta a aceptar hacer algo tan sucio como olvidar a alguien a quien quiere tanto? ¿Pagaría con la misma moneda a aquello que la hacía sufrir tanto?
Las preguntas respecto al tema comenzaron a invadir la mente de la medusa, la cual sólo pudo apoyar la cabeza sobre una de sus manos y mirar hacia el lago, pensando. Inconscientemente se hizo un poco para atrás, sintiendo por fin de manera notoria el cuerpo ajeno (cosa que no le molestó del todo e ignoró después de unos momentos) quizá en circunstancias normales ya se hubiese quitado y disculpado, pero por alguna razón se sintió en confianza. - Bueno, pero si fuera posible... - Murmuró. - ¿Cómo se podría hacer? - Preguntó por fin, poniéndole atención nuevamente al cecaelia en busca de respuestas.
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Post by Izrlo Miéville on Sept 28, 2017 5:59:04 GMT
Escuchaba con atención sus preguntas noto en aquello la mirada de Ondine que se fijaba en él por lo que sin que ella pudiera llegar a lograr notarlo borro aquella sonrisa maliciosa de sus labios para convertirla en una mueca de preocupación y comprensión a la vez que prestaba atención a cada duda que resonaba de la boca de la medusa.
Las duda estaban asolando la mente de la joven arcana, lo sabía sus palabras se lo decían como el momento en que sintió su piel posarse sobre la suya, cálida y a la vez tan insegura por culpa del traicionero amor, capaz de dejar cicatrices que jamás se podrían borrar del interior de uno, pero si siendo uno capaz de hundirlo, cubrirlo, sepultarlo dentro de uno tan profundo que se podría olvidar, se podía ignorar como los muertos ignoran las estrellas que descansan sobre sus cabezas.
—Hay formas de olvidar, algunas más difíciles que otras— Se separo del tacto de la piel de Ondine para moverse con sus tentáculos por la roca de forma lenta y segura hasta quedar frente a su compañera —Como algunas mucho más fáciles.
—El dolor del amor, se por lo que sientes, también una vez ame con fervor, pero se puede olvidar, ocultar aquellos recuerdos que nos atormentan y no nos dejan descansar como seguir nuestras vidas, puedo ayudarte, pero antes...
Izrlo se acercó a Ondine ofreciendo su mano para que la tomase de forma gentil.
—Quisiera saber tu nombre, pues no me lo has dicho— Una fina y suave sonrisa se formó en sus labios. Sus ojos de color jade ahora parecían pertenecer a alguien que tenía cientos de secretos que jamás serian descubiertos en una sola vida.
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Post by Deleted on Oct 12, 2017 20:37:31 GMT
La pequeña sirena escuchó con interés cada palabra por parte del cecaelia, al cual observó atentamente mientras se desplazaba hasta quedar enfrente de ella y que ahora extendía su mano hacia ella, haciendole notar aquella grave grosería de su parte. - ¡Oh! Lo siento... Me llamo Ondine..... Sólo Ondine... - Respondió al mismo tiempo que acercaba su mano a la ajena y la sujetaba de forma delicada y amable, mirando al mismo tiempo fijamente a los ojos del chico de manera casi hipnotica. ¿Cómo es que un "joven" como él había podido leerla tan rápido? Había que admitir que el chico era hábil.
- ¿Tú...? Mmm... ¿Usted puede ayudarme a olvidar? - Cuestionó nuevamente, ladeando su cabecita a modo de duda. - ¿Cómo puede hacer a una persona olvida--? UHM... - Una idea rara y casi vergonzosa pasó por la mente de la sirena, la cual casi instantáneamente después de imaginarlo apartó su mano y desvió su mirada de manera penosa hacia el suelo. - No será que usted está proponiéndome una cita aprovechando mi situación ¿Verdad? S-Si es así debería saber que no soy de ese tipo de mujer y... Uh... N-No salgo tan fácil con extraños... -
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Post by Izrlo Miéville on Oct 17, 2017 5:40:42 GMT
"Bonito nombre" Pensó el cecaelia al momento en que sostenía aquella suave y tersa mano entre sus dedos bajando gentilmente su rostro y besando esta apenas y rozándola con suma gentileza ya dispuesto a contestar las preguntas que nuevamente asaltaron a la medusa hasta que malentendió sus palabras. La reacción de Izrlo fue solo soltar una leve risa ante aquellas palabras negando lentamente con un movimiento de su cabeza. —Me malinterpreta, además si fuera así seguramente llegaría un momento en que recordaría aquel dolor— Separo su mano de la joven mientras debajo del agua Ondine podía notar como los tentáculos del muchacho se movían con lentitud entre ellos buscando algo entre si —No, yo soy más eficaz que eso— Se acerco a Ondine con una dulce sonrisa para que escuchara en un melodioso susurro su voz. Un brebaje que te hará olvidar. A aquel que alguna vez llegaste a amar. Y lo que hoy te lastima, ya no será mas que un recuerdo que termina.
Te tengo una cura, Pero como todo, mi lindura. Algo deberás pagar.
Con dulce sonrisa, pero malicia en sus bellos ojos de jade el cecaelia volvió a poner espacio entre ellos haciendo emerger de debajo de su cuerpo sostenido por dos de sus blancos tentáculos una caja lisa con el símbolo de un pulpo morado estampado en la tapa superior de esta. La caja no mostraba relieve o si quiera líneas que mostraran que aquello no era más que un pedazo de madera pulido a la perfección pues ni si quiera un clavo era visible para demostrar que aquellas tablas de roble que formaban aquel rectángulo del largo de un antebrazo y grosor de un puño se encontrasen unida de alguna forma. —El amor de alguien que deseaste con todo el alma es algo que jamás se puede olvidar, algo que uno recuerda aun cuando encuentra nuevamente un nuevo amor pues somos seres capaces de vivir siglos sin envejecer y nuestras mentes como nuestros cuerpos jamás envejecen ni olvidan… a menos claro— De un toque de su dedo índice en el estampado del pulpo en la madera se pudo escuchar el resonar de un resorte en el interior de la caja dejando ver en su interior gracias a la blanca luz de la luna y del propio brillo que nacía del interior de la caja pequeñas botellas no más grande que un pulgar que brillaban en distintos colores, algunas con una luz más potente que otras que parecían absorber la luz que les rodeaba. Izrlo tomo entre sus dedos uno de aquellos frascos, por mera decoración aquella pequeña pócima tenía la forma de un corazón, un corazón trizado por la mitad cuyo contenido era blanco como la nieve y de ella nacía una luz blanca, una luz tan blanca como la de la luna de aquella noche. —¿Y qué dices Ondine? ¿Quieres olvidar el dolor?
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Post by Deleted on Oct 17, 2017 23:55:09 GMT
Al notar que sus suposiciones no eran mas que ilusiones raras y que el jovencito se estaba riendo de lo que dijo, Ondine no hizo nada mas que sonreír de manera nerviosa, apartar su mirada hacia el suelo y ponerse tan colorada como una pequeña uva (debido a que su sonrojo era moradito). - Ay... Discúlpeme por suponer eso tan a la ligera. - Respondió de manera apenada, para luego observar como los tentáculos del muchacho se movían de manera algo inquieta. Estuvo tan distraída con aquel hipnótico movimiento que casi se distrae de lo que decía el cecaelia, hasta que escuchó aquella rima que le heló un poco la sangre.
A pesar de la dulce sonrisa del joven, la sirena no pudo evitar sentir como un escalofrío le recorría por la espalda y causaba que sus propios tentáculos comenzaran a moverse de manera nerviosa de un lado a otro, aunque muy levemente. [¿En qué me he metido?] Se preguntó la pequeña mientras escuchaba atentamente las palabras del chico y veía como aquella caja se abría y mostraba su interior. Aquellas botellitas eran de lo más hermosas, pero aquella que Izrlo había sacado en específico fue la que más captó su atención. - Olvidar... El dolor... - Repitió la sirena mientras observaba atentamente la botellita y después miraba al chico de nuevo.
- ¿Qué tendría que dar a cambio? - Preguntó con temor en su voz, juntando sus manos frente a su pecho y encogiéndose un poco por el miedo que le daba el escuchar su respuesta.
Aunque no sólo eso le daba miedo, sino el descubrir de qué sería ella capaz de dar con tal de borrar un recuerdo que fue tan feliz en sus mejores días. ¿Daría su voz? ¿Su cabello? ¿Daría su sangre con tal de satisfacer un deseo egoísta como ese? Sin duda alguna, en tiempos oscuros siempre salía a relucir la peor parte de cada persona.
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