Post by Irenea Novkrov on Feb 8, 2018 5:05:43 GMT
El tipo no se inmutó ante la aparición de ambas arcanas, no hasta que Giselle se acercó a el de una forma que le pareció brusca, provocando que echara su cabeza ligeramente hacia atrás. La miró fijamente a los ojos por unos instantes de una forma que parecí querer entrar en los mas profundo de su mente; luego la desvió hacia Tiana, el pan y por ultimo al cuervo. Se quedó viendo a la nada hasta que finalmente reaccionó, separó los labios solo para tomar aire y apretarlos con un poco mas de fuerza, regresando de nuevo sus ojos lentamente hacia los de Giselle.
Con ambas manos devolvió el pan a su dueña con cautela, bajando ahora la mirada. Precia estarse disculpando por lo sucedido, pero cuando parecía que la arcana tomaría de nuevo lo suyo, el cuervo estiró su cuello y gritó- ¡NO! ¡BASTARDO!¡NO!-El sujeto dio un ligero respingo, así que tomó la mano de la peliblanca para por fin dejar en esta el pan. Su tacto era frió y se había atrevido a aquello solo para apresurarse y atrapar con dos dedos el pico del ave haciéndola callar de inmediato. Esta sacudió la cabeza y se esponjó enojada aleteando hasta que se soltó y voló hasta una rama cercana.
Aprovechando que tenia de nuevo las manos libres, tomó su libreta y la pluma para escribir en ella, mostrando a las otras dos su mensaje. "Espero puedan disculparme, ese cuervo tienen la mala costumbre de robar comida y traérmela."
Le creyeran o no, volvió a escribir algo su libreta para de nuevo mostrarles. "Me llamo Edgar. Usted debe ser la mensajera ¿verdad?" Trenza, piel y cabello claro, según el la descripción encajaba... o al menos lo mas importante, y de entre las paginas sacó un sobre negro sellado con cera roja, revisó que fuera el correcto y se lo entregó.
Mientras tanto, Irenea fue guiada por el arcano de las dos cabezas hasta aquel extraño hombre y como había cumplido su parte, le pagó lo prometido y este se retiró.-Buenas tardes, siento interrumpir pero creo que usted me ha dejada una carta sin poner el remitente- Miraba al hombre con algo de distancia, de pie y mostrando le el sobre - Si es usted el dueño de esta carta, necesito que ponga su nombre en ella pues no entrego cartas anónimas... espero pueda comprender- El extraño hombre la miraba mientras aun sostenía su taza de té, dando un trago a este y dejándolo sobre la mesa de manera parsimoniosa
-Pero no se quede ahí parada, siéntese conmigo... le invito un té- no esperó a la respuesta de la otra, cuando ya estaba haciendo señas a la mesera para que fuera.
-Señor... solo necesito que ponga su nombre, deb-... -El hombre la interrumpió levantando su dedo indice para que no dijera ni una palabra mas, insistiendo cordialmente a que tomara asiento. La centauro suspiró y arrastró la silla para sentarse de mala gana.
Con ambas manos devolvió el pan a su dueña con cautela, bajando ahora la mirada. Precia estarse disculpando por lo sucedido, pero cuando parecía que la arcana tomaría de nuevo lo suyo, el cuervo estiró su cuello y gritó- ¡NO! ¡BASTARDO!¡NO!-El sujeto dio un ligero respingo, así que tomó la mano de la peliblanca para por fin dejar en esta el pan. Su tacto era frió y se había atrevido a aquello solo para apresurarse y atrapar con dos dedos el pico del ave haciéndola callar de inmediato. Esta sacudió la cabeza y se esponjó enojada aleteando hasta que se soltó y voló hasta una rama cercana.
Aprovechando que tenia de nuevo las manos libres, tomó su libreta y la pluma para escribir en ella, mostrando a las otras dos su mensaje. "Espero puedan disculparme, ese cuervo tienen la mala costumbre de robar comida y traérmela."
Le creyeran o no, volvió a escribir algo su libreta para de nuevo mostrarles. "Me llamo Edgar. Usted debe ser la mensajera ¿verdad?" Trenza, piel y cabello claro, según el la descripción encajaba... o al menos lo mas importante, y de entre las paginas sacó un sobre negro sellado con cera roja, revisó que fuera el correcto y se lo entregó.
Mientras tanto, Irenea fue guiada por el arcano de las dos cabezas hasta aquel extraño hombre y como había cumplido su parte, le pagó lo prometido y este se retiró.-Buenas tardes, siento interrumpir pero creo que usted me ha dejada una carta sin poner el remitente- Miraba al hombre con algo de distancia, de pie y mostrando le el sobre - Si es usted el dueño de esta carta, necesito que ponga su nombre en ella pues no entrego cartas anónimas... espero pueda comprender- El extraño hombre la miraba mientras aun sostenía su taza de té, dando un trago a este y dejándolo sobre la mesa de manera parsimoniosa
-Pero no se quede ahí parada, siéntese conmigo... le invito un té- no esperó a la respuesta de la otra, cuando ya estaba haciendo señas a la mesera para que fuera.
-Señor... solo necesito que ponga su nombre, deb-... -El hombre la interrumpió levantando su dedo indice para que no dijera ni una palabra mas, insistiendo cordialmente a que tomara asiento. La centauro suspiró y arrastró la silla para sentarse de mala gana.