Post by Irenea Novkrov on Feb 8, 2018 4:12:53 GMT
Irenea se zafó de las fauces de la cabeza del lobo y apretó un poco su brazo para que la sangre no brotara con tanta facilidad, por supuesto sin bajar la guardia o distraerse en su cometido de mantener a salvo a los otros dos.
Los lobos se estaban alertas pero fueron intimidados por el potente rugido del caballero, mas no dejaron de gruñir. Uno de ellos se percató de que el cadáver del jabalí había sido abandonado, por lo que con cautela y sin despegar los ojos de los que tenia en frente, tomo a la bestia muerta y la comenzó a arrastrar hacia la oscuridad del bosque mientras que el otro lobo comenzó a retroceder, vigilando que sus anteriores presas no hicieran nada extraño. Finalmente ambos se desvanecieron en la penumbra dejando atrás el cuerpo de su compañero caído.
La centauro relajó los hombros en un suspiro cuando los lobos se fueron, para al fin poner atención a su herida. La piel estaba desgarrada y si bien el sangrado no era tan abundante, este persistía a pesar de los intentos de la arcana por detenerlo y cuando estaba a punto de tomar un retazo de la tela de su propia ropa, el gopling mas viejo se acercó a ella rápidamente ya con una bolsa en las manos.-Permitame por favor- el anciano comenzó a sacar un montón de frascos, unas vendas y un viejo grimorio, comenzando a limpiar y curar con una destreza y delicadeza la herida de la arcana, que incluso esta misma se vio sorprendida por tal maestría.
Una vez limpia y con varios ungüentos en el brazo, el boticario tomo el grimorio con una mano, posando la otra libre cerca de la herida y en un susurro ininteligible, una cálida luz amarillenta aceleró la cicatrización al punto de dejar apenas una marca rojiza sobre la piel de Irenea. El anciano cerro el grimorio y comenzó a guardar sus cosas- Listo, la marca se ira en unos cuantos días y su brazo estará como si tan solo hubiese sido rozado por el pétalo de una flor-le sonrió y se puso de pie para ir junto a su nieto, quien ahora sostenía la ultima antorcha encendida que era la única luz que tenían ahora, mirando a su abuelo como a su héroe mas grande.
Irenea se quedó mirando su brazo de un lado a otro, alternando su vista entre el brazo, el anciano y Bhorem aún sin poder creer del todo tan buen trabajo- Usted es real mente bueno... jamas había visto una herida sanar en tan solo segundos, le agradezco en verdad - Agachó ligeramente su cabeza con gratitud, a lo que el otro solo le negó ligeramente- ¿que dice? si soy yo quien le da las gracias, a los dos, era lo mínimo que podía hacer. ¿Usted se encuentra bien? -preguntó el gobling mirando hacia el caballero.
Los lobos se estaban alertas pero fueron intimidados por el potente rugido del caballero, mas no dejaron de gruñir. Uno de ellos se percató de que el cadáver del jabalí había sido abandonado, por lo que con cautela y sin despegar los ojos de los que tenia en frente, tomo a la bestia muerta y la comenzó a arrastrar hacia la oscuridad del bosque mientras que el otro lobo comenzó a retroceder, vigilando que sus anteriores presas no hicieran nada extraño. Finalmente ambos se desvanecieron en la penumbra dejando atrás el cuerpo de su compañero caído.
La centauro relajó los hombros en un suspiro cuando los lobos se fueron, para al fin poner atención a su herida. La piel estaba desgarrada y si bien el sangrado no era tan abundante, este persistía a pesar de los intentos de la arcana por detenerlo y cuando estaba a punto de tomar un retazo de la tela de su propia ropa, el gopling mas viejo se acercó a ella rápidamente ya con una bolsa en las manos.-Permitame por favor- el anciano comenzó a sacar un montón de frascos, unas vendas y un viejo grimorio, comenzando a limpiar y curar con una destreza y delicadeza la herida de la arcana, que incluso esta misma se vio sorprendida por tal maestría.
Una vez limpia y con varios ungüentos en el brazo, el boticario tomo el grimorio con una mano, posando la otra libre cerca de la herida y en un susurro ininteligible, una cálida luz amarillenta aceleró la cicatrización al punto de dejar apenas una marca rojiza sobre la piel de Irenea. El anciano cerro el grimorio y comenzó a guardar sus cosas- Listo, la marca se ira en unos cuantos días y su brazo estará como si tan solo hubiese sido rozado por el pétalo de una flor-le sonrió y se puso de pie para ir junto a su nieto, quien ahora sostenía la ultima antorcha encendida que era la única luz que tenían ahora, mirando a su abuelo como a su héroe mas grande.
Irenea se quedó mirando su brazo de un lado a otro, alternando su vista entre el brazo, el anciano y Bhorem aún sin poder creer del todo tan buen trabajo- Usted es real mente bueno... jamas había visto una herida sanar en tan solo segundos, le agradezco en verdad - Agachó ligeramente su cabeza con gratitud, a lo que el otro solo le negó ligeramente- ¿que dice? si soy yo quien le da las gracias, a los dos, era lo mínimo que podía hacer. ¿Usted se encuentra bien? -preguntó el gobling mirando hacia el caballero.