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Post by Regis Salvatore on Sept 13, 2017 22:58:37 GMT
Regis, suspiró profundamente observando a los pocos clientes que habían a aquellas horas. "El Peregrino" se llenaba más durante las noches, pero lo que disfrutaba de estos momentos, era que la gente era mucho más calmada. Su humilde postín, había crecido mucho desde el día en que lo había abierto, y estaba orgulloso de ver cuanto había cambiado todo.
El vástago, caminó a una de las ventanas con calma. Sus pasos firmes y lentos sobre la madera del suelo poco ruido hicieron mientras se acercaba a la ventana a observar detenidamente el exterior. Reapergate también había crecido bastante desde que él había llegado, y de cierto modo le llegaba a doler el saber que en aquella lúgubre ciudad el mercado negro hubiera echado raíces junto a varios de los peores hombres que veía recurrir ahí con frecuencia. A todos los había echado de su taberna, había tenido que hacer acopio de su carisma para poner a varios de sus clientes a su favor; "El peregrino" siempre fue y siempre sería el lugar en el que se recibían a los inocentes necesitados; jamás concedería el gusto a algún ladrón o bandido el utilizar su negocio como punto de reunión. No señor.
Y ahí: apoyado en la ventana y observando a aquel nublado cielo que no permitía pasar la luz del sol, Regis suspiró con una ligera sonrisa llena de melancolía. No podía evitarlo: echaba de menos su vida de harían doscientos años. Su corazón no lograba olvidarse de esos años en los que vivió casi sin preocupaciones a su parecer ¿Qué podía hace para quitarse esos sentimientos del pecho? No lo sabía, no había sido capaz de averiguarlo por más tiempo que hubiera pasado. Y con las mismas que se había tomado un respiro, regresó a su labor. Las jarras de cerveza no se llenaban solas, y los trabajadores en la cocina tampoco tenían mucha paciencia cuando ya tocaba entregar algún pedido.
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Post by Izrlo Miéville on Sept 14, 2017 7:40:09 GMT
Por las calles de Reapergate una figura bastante peculiar caminaba o más bien arrastraba por sus calles, es habitual que un ser marino tomase su forma bípeda para entrar a tierra firme y moverse libremente a causa de sus limitaciones a falta de su anatomía falta, pero aquel no era el caso del cecaelia. Sus tentáculos le servían perfectamente para movilizarse sobre la tierra, ocho extremidades casi del doble de su tamaño cada uno, gruesos y fuertes como brazos como capaces de agarrar cosas como gigantescos dígitos.
El pulpo, por así llamarle, traía en los dos tentáculos de al frente una caja del tamaño de su torso, lo cual no resultaba muy grande ya que su pecho era bastante pequeño al ser el de un joven de dieciséis años , su rostro infantil causaba que los curiosos que notaban su presencia les resultara completamente inocente más con aquellos bellos ojos de color verde jade que parecían brillar tan hermosamente bajo la tenue luz del día que apenas y lograba atravesar las gruesas nubes de la ciudad de Reapergate.
Sus tentáculos lo movían a una velozmente por las calles de Reapergate a un buen ritmo, pero el cansancio en sus y movimientos era notorio así que sus ojos vagaban por los sitios, cada uno sin llegar a agradarle en lo absoluto para pasar el rato y tomar algo para refrescarse la garganta, pero entonces vio uno que si parecía acomodarse a sus gustos.
“El Peregrino”
Entusiasta se arrastró al interior del local, no reparo en las miradas que se fijaron en él y sentándose en una mesa un tanto apartada en una esquina del local se sentó dejando que sus tentáculos descansaran a su alrededor como una flor con sus pétalos decaídos a su alrededor. Espero allí un rato a que le atendieran mientras ocultaba aquella caja bajo su silla, rodeado por sus tentáculos de forma un tanto recelosa.
El arcano de forma infante espero silbando de entre sus labios una dulce melodía.
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Post by Regis Salvatore on Sept 14, 2017 13:35:50 GMT
Regis logró captarle por el rabillo del ojo. Le pareció sin dudas curioso que alguien con semejante aspecto, pudiendo ser fácilmente una víctima o un blanco de algún tipo de malhechor, le alivió enormemente que pudiera llegar con bien a su negocio. Cortesía de la casa, dejó a uno de los trabajadores a cargo de la barra y se dirigió a la mesa en la que el cecaelia se había acomodado con una jarra de agua y un vaso sobre la bandeja que llevaba consigo. Cortesía de la casa y además por la vieja y buena costumbre de darles la bienvenida a todos personalmente. Era su educación, sus modales: los clientes eran lo mismo que los invitados a un vals en palacio.
—Bienvenido a El Peregrino —fueron sus palabras al servirle— ¿Gusta algo de comer? ¿Un lugar para descansar a gusto? No se abstenga, aquí tenemos sitio más que suficiente para aquellos que deseen pasar una noche tranquila.
Y sí, también hizo referencia a la segunda utilidad de su local. Regis no tenía problema en recibir a nadie mientras no causara problemas. De ahí que la reputación de El Peregrino fuera la de un rincón ameno para los que no gustaban de lo lúgubre que era el resto de Reapergate. El frío exterior de piedra contrastaba fuertemente con el interior de madera alumbrado por los cálidos colores del fuego; las lamparas de aceite colgaban alrededor y un horno tras la barra servía de calefacción en las noches frías de por ahí. Regis sonrió con amabilidad y entonces empezó a recitar diligente y con un porte que bien podría ser el de alguien de alta sociedad lo que tenía para ofrecer; si el muchacho preguntaba, con mucho gusto explicaría que era cada cosa. Era su trabajo después de todo.
Fue al final de su pequeño tour por sus ofrecimientos que finalmente se presentó "Mi nombre es Regis y es un gusto servirle en su estadía ¿algo llamó su atención?" fue su ya muy ensayada y repetida presentación, que por más años que pasaran, seguía sonando igual de educada y solemne como si fuera la primera vez que la recitara.
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Post by Izrlo Miéville on Sept 14, 2017 20:03:09 GMT
—Muy buenas ♪ — Respondió educada y melodiosamente ante aquella agradable recepción por parte del buen mozo que se presentó junto a él dejando en la mesa redonda perfecta para dos personas una bandeja con una jarra de agua y un vaso para que se sirviera. Con disimulo aparto levemente la jarra de agua.
—Pues me gustaría pedir dos cosas— Respondió luego de su educada presentación —El mejor plato que pudiera dar la casa como licor si no le importa— Uno de sus tentáculos bajo la mesa toco el tobillo del vampiro mostrándole una bolsa llena de mirovios. Su tamaño y la cantidad que debería tener en su interior debería ser algo considerable, lo suficiente para que alguien bueno, matase por ella y como era claro el pequeño muchacho deseaba evitar que miradas indeseadas se fijaran él y su pequeña recién adquirida paga. Oculto nuevamente entre sus tentáculos aquella bolsa con una tierna sonrisa impresa en sus labios.
—Y quisiera saber si este lugar tiene al menos un poco de con sus huéspedes— No sabía hasta aquel momento aquel local también servía como hospedaje, pero por las palabras de Regis así lo tomaba y a decir verdad, desde que estaba recorriendo las calles de aquella lúgubre ciudad resultaba ser esta la posada que más confianza le daba no solo por su aspecto sino también por su servicio —Y si es posible, saber cuál es la habitación más alta que pudieran tener.
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Post by Regis Salvatore on Sept 14, 2017 22:16:14 GMT
Regis se lo planteó algunos momentos, su rostro mostró los varios momentos en los que estuvo pensando y pensando. ¿lo mejor de la casa? Pues bien, tenían asado de cordero, una delicia sencilla de preparar pero bastante difícil de conseguir con lo costosa que era la carne adecuada. También para aquellos que querían algo "más saludable" servían buenas ensaladas ¿Qué se adaptaría mejor al gusto de tan peculiar visitante? Por no decir que su impresión de que era un chiquillo se esfumó de golpe ¿Quería sobornarlo? No sería tan simple. Sobornar a alguien que en el pasado descubrió mentiras de quienes se querían hacer pasar por sus consejeros sería más simple si amenazara con quitarle la vida a alguien.
Sus pasos se dirigieron rápidamente a la despensa. Los mejores licores que tenían a disposición no serían más que vinos elegantes que a su gusto, no tenían gran comparación. Desconocía los gustos del nuevo invitado, pero nada le costaba mostrarle la selección y dejarle elegir. No era un trato muy especial que se dijera, además: solo le cobraría lo justo ¡la honestidad era mejor que cualquier chantaje!
—Pues bien, joven, con respecto a la comida dependería mucho más de su gusto. Tenemos una buena carne, y también varios vegetales y granos. —le dijo con mera educación— Y las habitaciones están en el piso de arriba, puede coger la que quiera; no estamos ajustados al respecto.
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Post by Izrlo Miéville on Sept 16, 2017 14:53:08 GMT
—Carne roja de cualquier tipo acompañada de una porción de maíz y...— Miro pensativo los licores que se le daban a escoger, no deseaba emborracharse ni que el licor terminara por socavar el sabor de la carne —Vino blanco— Indico al que más le traía la atención, una botella negra con un corcho rojo sellado con cera negra, el nombre le tenía sin cuidado como su valor. Pidió la botella entera, no se la tomaría toda en la cena y deseaba llevársela a sus aposentos terminada la comida.
—Cuando acabe de comer me encantaría que me enseñara la habitación— Sonreía gratamente pues en aquel local se podía respirar la tranquilidad, aunque esperaba que no fuera superficial y fuera tal como se mostraba, cálida y acogedora. Sus pensamientos también se podían ver cuerpo pues sus tentáculos se tornaban color roble claro a su vez que se deslizaban y sujetaban la madera de su silla perezosamente, era ahora más que notoria la comodidad que había encontrado el cecaelia en aquel local.
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Post by Regis Salvatore on Sept 17, 2017 23:34:50 GMT
Asintiendo, Regis recogió los vinos restantes y de forma eficaz, dejó la orden a otro de sus trabajadores que además iba camino a la cocina. Era rápido en lo suyo sin duda. Un poco de trabajo rápido y sencillo y luego a sentarse en el primer sitio que encontrara para volver a su inconstante descanso. Regis no se veía cansado, en lo absoluto, pero su expresión: una sonrisa tan triste como podía mostrarse mostraba que su corazón llevaba algo pesado encima, algo de lo que él no se había logrado deshacer. Y sin embargo, ahí estaba: abriendo los brazos a todo aquel que lo necesitara.
Su amabilidad, destacó a aún más cuando en un intento de lograr que el cecaelia además de comodidad, tuviera alguien con quien charlar, inició una sencilla conversación.
—Me permite preguntar ¿Cómo se llama? —inició— Usted ya conoce mi nombre, espero no le importe compartir también el suyo.
Pedir el nombre, era una buena manera de empezar. Había que conocerse un poco ¿No?
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Post by Izrlo Miéville on Sept 18, 2017 22:07:41 GMT
Observo como se retiraba dejado en su mesa únicamente el vino el cual el eligió. Destapando con algo de dificultad la botella lleno el vaso que anteriormente el mozo había traído consigo junto al agua ahora llenando este con el contenido de la botella. Tenía un color un tanto dorado, un aroma suave y cuando al fin, luego de observar el vino arremolinarse en su vaso de cristal probo de su contenido degustando el suave saber de este. No era un catador profesional de vinos y hasta quizás tuviera el sentido del sabor un tanto maltratado, pero sabía que aquel vino realmente valía cada moneda y que le disfrutaría aún más cuando llegase la comida.
Perdido en su vaso se sobresaltó un poco al escuchar nuevamente la voz del mozo.
-Izrlo Miéville— Respondió a su pregunta con suma claridad. Por unos segundos se mantuvo en silencio, pero notando el interés del contrario en conversar con él. Esta vez él fue quien le pregunto.
—¿Y cuantos años tiene este local? No se ve muy viejo, a decir verdad, pero es claro que lleva tiempo aquí— O al menos aquellas eran sus impresiones.
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Post by Regis Salvatore on Sept 23, 2017 22:30:10 GMT
—Poco menos de doscientos años —respondió con orgullo.
Regis sonrió radiante, satisfecho consigo mismo al recordar todo por lo que el pequeño lugar había pasado. Varias veces se había visto a sí mismo al borde de cerrarlo y empezar a buscar empleo; no le hubiera gustado tener que seguir ordenes de alguien más, menos si se hubiera visto en la necesidad de recurrir al Lord de Reapergate cuando no tuviera donde quedarse. No era por apatía a Lyssander; simplemente no toleraba tener que vivir bajo las reglas de alguien más en cualquiera de los casos, menos luego de estar tan acostumbrado a ser él el que llevara el mando.
—Ciento ochenta y dos para ser exactos —prosiguió— este lugar empezó como algo sumamente pequeño. De hecho dormía bajo la barra porque los pisos superiores no existían ¿Te imaginas? Con esta estatura era golpearme la cabeza constantemente
Dos metros con treinta lo volvían alguien con un aspecto relativamente intimidante. Algo que contrastaba bastante con su carácter tan ameno y humilde, de hecho era su estatura una de las razones por las que las vigas del techo estaban más arriba de lo que lo estarían en cualquier otros establecimiento. Antes debía andar medio agachado o sentado todo el tiempo; algo bastante malo para su espalda.
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Post by Izrlo Miéville on Sept 24, 2017 4:42:30 GMT
—Yo creía por su aspecto que debía tener menos de dos décadas— Tomo de su vaso buscando otro para servirle a Regis, pero como solo había traído junto a la jarra un solo vaso se limito a tomar.
—En serio debes tenerle mucho cariño a este lugar para tenerlo tan aseado, bien iluminado e incluso sin el aroma de humedad es... bastante sorprendente— Que una estructura no se cayera por el tiempo, el descuido y los agravios del tiempo e insectos para dudar varias décadas era algo de admiración y mas si permanecía en aquel estado tan bien conservado y no solo el propio local si no sus muebles como decoraciones.
Pasaron unos segundos luego de haber escuchado a Regis y dicho aquellos comentarios para soltar una pequeña risa entre labios para observar los ojos de Regis con una dulce sonrisa.
—Lo siento, es que te imagine golpeándote la cabeza y encogido bajo la barra para golpearte la cabeza cuando despertabas— Otra risa salio de sus labios divertido ante aquellas imágenes que se creaban en su mente.
—¿Y tu edad? No quiero sonar grosero, pero ya sabes, los arcanos podemos ser engañosos ante nuestra edad como... bueno, su local— Y sus palabras no podrían estar mas cargadas de verdad.
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Post by Regis Salvatore on Sept 25, 2017 22:57:52 GMT
No lo culparía por reírse, de hecho era bastante cómico el propio recuerdo. Incluso él se había reído al mencionarlo, sí. Pero la pregunta sobre su edad le dejó helado algunos instantes
Ah... Diciendo que de por sí el local tenía bastante tiempo, y teniendo más que conocimiento de sobra sobre los procedimientos sería imposible esconder cuan mayor era, menos si se ponía a especificar sobre varios asuntos que un joven no debería saber. Regis sonrió apenado unos momentos. Muchos solían decirle que se conservaba de maravilla para tener tal edad (O al menos esa era la opinión mientras no se enteraban de su raza) Suspirando, terminó pasándose una mano desde la frente hasta la nuca, llevando junto con ella algunos cabellos de regreso a su sitio.
—Doscientos noventa y ocho, en poco cumpliré los doscientos noventa y nueve... Estoy viejo ¿Eh?
Si, su apariencia se había estancado en los cuatrenta años de edad, la misma edad a la que había aprendido a controlar su sed de sangre. No se veía excesivamente mayor, pero tampoco como un anciano. Simplemente era un aspecto maduro y que sin dudas obedecía a los estándares de belleza europeos, algo notable a plena vista para cualquiera. Regis, debía admitir que se sentía tan viejo como decía ser, pero no por ello no iba a intentar pensar como un muchacho tonto. Ojalá le fuera tan simple
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Post by Izrlo Miéville on Sept 27, 2017 6:03:31 GMT
Izrlo trago tranquilamente de su vaso lo poco de vino que le quedaba para llenarlo nuevamente, esta vez acercando este a Regis con un gesto de gentileza.
—Diría que me superas por bastantes años... pero— Una leve y fina sonrisa se dibujó en sus labios para ser ocupada por la botella de vino a la cual le dio dos grandes tragos. La había dejado hasta la mitad a la vez que la dejaba sobre la mesa con una sonrisa socarrona en sus labios para pasar nuevamente su rostro a una imagen infantil e inocente. Sus ojos se posaron nuevamente en la botella, pensativo.
—Quisiera pedir otra botella de la misma cosecha— Esperaba a otra persona y ahora por su pequeño deslice había tomado más de lo educadamente tenía que tener una botella en su interior al momento de llegar una compañía a la mesa y no se refería a Regis.
—Y no quisiera parecer inoportuno o maleducado, pero ¿Cuánto falta para que esté lista la comida?— Aunque no fuera muy perceptible el olor de la comida que se cocinaba llegaba a la nariz del cecaelia y se le estaba haciendo agua la boca, aunque lograba disimularlo con otro trago a la botella de vino.
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Post by Regis Salvatore on Oct 4, 2017 0:52:32 GMT
Regis aceptó la bebida por mera cortesía. Si de alcohol se trataba era más apegado al ron, o al ponche, pero un buen vino siempre hacía bien. Alzó un poco el vaso, a modo de decir "salud" solo con el gesto y luego dio un largo trago. Se había sentido algo extraño, ver a alguien con un rostro tan infantil beber como si la vida se le fuera en ello, le había calculado unos cien, pero esos jóvenes en su mayoría conservaban la compostura y sus límites al beber. Debía tratarse de un arcano bastante mayor, quizá, un arcano bastante cercano a su edad, teniendo en cuenta lo que acababa de decirle. Con respecto a la comida, realmente se estaba dando cuenta de que tardaba algo más de lo habitual. Haciendo un ademán para levantarse, dejó el vaso en la mesa de nuevo
—No debería tardar mucho más. Permiso
Salvatore se levantó y con una reverencia apresuró sus pasos a la cocina, fue el pasar de unos minutos cuando la puerta de la zona de empleados azotó de nuevo, y el dueño del bar salió intentando arreglarse la camisa con una mano mientras la otra estaba ocupada manteniendo en equilibrio la bandeja con la comida y una nueva botella. El desastre que se vio momentáneamente al otro lado de la puerta estaba siendo recogido a velocidades vertiginosas también.
—Perdón, la cocinera está algo... ¿Cómo decirlo...? No, mejor no.
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Post by Izrlo Miéville on Oct 6, 2017 7:53:42 GMT
Inclino la cabeza a modo de corresponder sus palabras al momento en Regis se retiró de la mesa para dirigirse a la cocina, Izrlo le siguió con la mirada hasta que desapareció de su vista para nuevamente dirigirla ahora al vaso donde el dueño de aquel local había bebido, sin pudor tomo el vaso y tomo lo sobrante. Ni una gota debía desperdiciarse.
Volvió a rellenar de aquel licor, era suave y tenía cierta resistencia a los brebajes como la mayoría de los alquimistas, aquello casi parecía un sello de su profesión, pero nunca le había visto problema pues resultaba ser a veces un punto a favor cuando se encontraba en lugares menos discretos de aquel local.
La atención del cecaelia se dirigió nuevamente a la puerta que daba a la cocina al escucharse nuevamente, no pudo evitar que en su rostro se dibujara una infantil sonrisa al ver a Regis y su exaltado estado.
—No hay que perdonar ¿Por qué no tomas nuevamente asiento? Comer acompañado no es algo que pueda disfrutar no muy a menudo— Uno de los tentáculos movió la silla en la que había estado sentado Regis invitándole a que siguiera en su compañía, poder hablar mientras se servía una comida cálida junto a otro arcano no era algo usual en él, no al menos en la que su acompañante no pidiera mayor plazo en sus contratos.
—Ya que me contaste algo de ti, creo que por cortesía me toca hablar de mi— Tomando el cuchillo y tenedor que venían juntos con el plato en la bandeja que trajo el dueño del local junto a su comida Izrlo no tardo en empezar a cortar la carne a su vez que seguía con la conversación —Soy un alquimista y no hace muchos años llegue a Mirovia, pero aun así con el poco tiempo que tengo aquí...— Tomo el pedazo de carne en su boca, ternura, pudo notar a su vez que tragaba y se disponía a cortar otro trozo pinchando por debajo de la carne unos cuantos granos de maíz —Mi negocio ha crecido bastante, ahora de hecho estaba por entregar unos encargos, pero— Otro trozo de carne junto a maíz llego a parar entre sus dientes, esta vez se tomó unos minutos más que antes ya que en su rostro era notorio el placer que le causaba el grato sabor de la carne y su calidez —Me perdí, por lo que mañana seguiría buscando a mi cliente si es que él no me está buscando ya.
Una débil sonrisa escapo de sus labios que nuevamente abriéndose introdujo en su boca aquella jugosa carne esta vez acompañándolo con un trago de su vino.
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Post by Regis Salvatore on Oct 7, 2017 13:25:56 GMT
Para Regis, era un total regocijo ver que su invitado realmente disfrutaba de la comida. La cocinera, por más que fuera una mujer de malas pulgas, siempre había sido sumamente dedicada a su trabajo; difícilmente encontraría a alguien con la misma dedicación. La cocina podía ser muchas veces un desastre, si, pero era porque ella tendía a reñir en exceso a los demás trabajadores por el hecho de que mu has veces movían las especias de donde ella las había dejado. No podía culparla por ello, pero si tenía un par de quejas sobre sus métodos arcaicos de tratarlo incluso a él.
—Entiendo... Por eso necesitas donde pasar la noche —concluyó. Una de sus manos se dirigió a su rostro, Regis se estaba pasando las puntas d los dedos por los alrededores de la boca y la barbilla, la barba estaba empezando a crecerle de nuevo.— Bien, realmente si lo que necesita es solamente un lugar donde quedarse, ha dado con el lugar correcto —sonrió— Y si necesita un guía en Reapergate, también puedo ofrecerle una mano; siempre da gusto ayudar a la gente.
En ese momento, fue que el vástago notó que su vaso había vuelto a ser llenado. Agradeció con una pequeña inclinación de cabeza, y nuevamente dio un buen trago. Si, en efecto era una buena bebida para acompañar la carne, eso seguro. Bajando de nuevo el vaso a la mesa, sus ojos regresaron a su interlocutor, esperando su respuesta al ofrecimiento.
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