Pip pip (abierto 4/4)

El león caminaba por el bosque nocturno, cobijado por la luna, iluminado por la viva fauna. Su armadura reflejaba los destellos, y su mirada se concentraba en los detalles. Solía venir al bosque en las noches, a este o cualquier otro, y meditaba, paseaba y comprendía el mundo que lo rodeaba.

Uno de los destellos bailarines de las luciérnagas le llamó la atención. Era diferente, más grande y pesado. ¿Sería la líder de las luciérnagas u otra cosa? Se acercó, sin espantar a las luciérnagas. Tenía un don con la naturaleza que lo hacía pasar desapercibido por los animales: No sentían peligro en él.

Como siempre nuevamente el incubo se encontraba en otro lugar diferente con la noche como su compañera mas fiel pues en ella encontraba el cobijo y la compañía de los cuerpos celestes que vislumbraban desde el cielo todos ellos mirando a los que se encontraban abajo, o al menos así lo veía. Y es que en esta noche a los cristalinos ojos azules del incubo los cuerpos celestes habían bajado para poder revolotear. en un acto de inmadurez el incubo decidió detener su viaje en el bosque de las hadas para poder pasar un momento intentando seguir la danza de aquellos seres luminosos que encendían y apagaban, sin embargo se vio alertado cuando el sonido del movimiento interrumpió su avanzar, algo tan grande como para ser un animal pero luminoso como si del plumaje de un fénix se tratase sin embargo las lucesillas no dejaban de titilar aun a sabiendas de su presencia por lo que la curiosidad le pico y con un lento avanzar se acerco poco a poco hacia la zona donde esta se encontraba ....

-hola?- de sus labios rosados salio la primer palabra mientras la luna iluminaba su rostro, reflejandose en sus turmalinescos ojos.

El león miraba paciente cómo la naturaleza le ofrecía la danza nocturna. Sus agudos ojos felinos, pese a que no eran tan buenos como los de algunos de sus similes, eran buenos, y le permitieron divisar pronto a varios Arcanos a su alrededor. No sentía hostilidad en ellos, pero probablemente se la pensarían dos, o diez veces antes de atacarle. No todos los días se ve un león humanoide con armadura y tres tipos de armas distintas encima. 

Mantuvo la alerta, sus orejas se movían ante los ruidos enajenados del bosque. Miró a su alrededor una vez más, y con palabras calmadas y su voz profunda dijo: "La paz del bosque esté con los Mirovianos, más el viento combate el fuego con lluvia". Estaba muy calmado, planteando los mejores escenarios, pero como siempre, preparado para los peores. Una suave brisa nocturna soplaba, haría frío esta noche.

Al momento en que hablo noto como era que las hojas se movían, cayendo al suelo como las lagrimas de las hadas hacían una de estas se poso en uno de los hombros que celosamente portaba desnudos "no se quiere presentar ..."

Al poco entonces escucho las palabras graves que salían de las fauces de un felino el cual parecía ser o un mercenario o un soldado, "fuerte como el solo e imponente como las montañas" pensó por un momento al divisar como este se acercaba mientras expandía su presencia anchando su tórax con la respiración de sus palabras -poesía antes de filosofía, no es así?- le dirigió la mirada al felino mientras aproximaba sus pasos a el, pasos tranquilos y serenos que solo hacían que se escuchara la sonaja de las hiervas moverse

Sin embargo antes de llegar a siquiera estar a mitad de camino escucho una voz sumamente conocida la cual le llamaba por su nombre a lo que después esta figura se hizo presente de manera repentina como el parpadeo de las luciérnagas ahí presentes quedando parada ahí cerca a el saludando le y cuando diviso de quien se trataba estrecho de este en sus brazos con una sonrisa en su rostro -hola Fernno- le dejo escapar y miro nuevamente al felino para después llevar los hacia arriba del árbol -estaba disfrutando del lugar pero ... me temo que algo mas interesante llamo mi atención pero ahora no se quiere presentar ...- después miro al felino y dijo -disculpe ... podría acercarse?- le dio una sonrisa al terminar

Al divisar a los dos Arcanos que se conocían entre si, Hiro miró el cielo. ¿Llovería? No lo sabía. Podía distinguir en el viento una tercera presencia, pero no podía encontrarla. La calma de la noche y el gentil frío eran ideales para quien no quería ser visto.

El león saludó con su tradicional gesto a ambos Arcanos. Juntó las palmas, dejando la derecha un poco más arriba que la izquierda, las llevó a la altura de su pecho e hizo una leve reverencia. Un "námaste", así se llamaba ese saludo. "El viento les ofrece paz. ¿La noche los acompaña, o acompañan ustedes a la noche?" Se detuvo donde estaba a mirar sus alrededores. Las luces naturales del bosque bailaban, la brisa soplaba, y el león solo miraba.

Se quedo mirando por un momento al felino y como era que avanzaba a saludar de esa forma tan familiar y mientras le miraba agacho la cabeza en señal de saludo a este, después solo callo para escuchar lo que diría, eran interesantes sus modos aun que no esperaba completamente esa calma para alguien que tuviera esa apariencia -heh~- fue lo único que respondió mientras después dirigía la mirada a Fernno el cual parecía haber captado algo en sus cabellos, después le miro e intentando acercarse a este para poder observar los que sus manos cargaban -como lo sospechaba- en ese momento pudo relacionar lo que en su mente pudo haber sido una simple suposición y aun que no pudiera ser nada asegurado, nada perdería por intentarlo aun si este fuera agresivo.

-parece que alguien mas nos hace compañía hehe- dijo mirando a los otros que estaban presentes después tomando con cuidado la corteza de aquel árbol señalo hacia arriba con su mirada -y esta escondiéndose de nosotros- un pensamiento fugas o estupidez del momento -puede que quiera jugar o simplemente nos quiera evitar ... Fernno me podrías ayudar a subir?- dijo después mientras desabotonaba el botón del manto azul que le cubría sus negros cabellos los cuales revoloteaban conforme el viento soplaba.

El león miró por un instante la botita en la mano del Arcano, y luego, algo sorprendido, que se pusieran a buscar con tantas ganas al dueño de la misma. No era una forma normal de hacerla, mucho menos una forma adecuada ante sus ojos. Ya había visto al pequeño, y se veía asustado, hacía ruiditos y evidentemente quería que lo dejaran en paz. "Deberían dejar en paz la vida del bosque, y luego el bosque los favorecerá. No quiere que le encontremos, y deberían respetar eso". Dijo con calma, manteniéndose a unos tres metros de los otros dos Arcanos, por lo que también del árbol. Miraba la situación con interés, aunque con algo de desagrado por la impulsiva reacción que tuvo el Arcano del vestido.