Bronceandose con la luna (Priado)(Cerrado)

Una vez que su abrigo y sus armas quedaron en la arena, se dirigió al punto donde estaban aquellas bonitas algas luminosas, se metió en el agua despacio sintiendo el agua fría cortarle un poco la respiración, pero el agua fría era a pesar de todo algo que le encantaba.

-De acuerdo- Dijo cuando estuvo a su lado. Metió las manos al agua y sostuvo con fuerza el alga para tirar de ella y arrancarla justo como había hecho él, la sostuvo en las manos incrédula por un par de segundos- ¡Ja! No fue tan difícil, creo que puedo arrancar más... -Dijo dándose la vuelta para ponerla junto a la otra que Quelt había llevado a la arena.

Asintió a sus palabras esbozando una amplia sonrisa antes de concentrarse de nuevo en su tarea. Había una extraña sensación de emoción en el pecho por algo tan sencillo como obtener algas luminosas, y es que era para ella algo extraordinario el ser útil para alguien, sin amigos, sola en su casa y con apenas lo suficiente para comer, era sumamente difícil sentirse alguien productivo, la vida se le iba en medio de la supervivencia y la soledad, hasta ese día del festival, no había tenido mucho tiempo de detenerse a hacer algo que no fuera un esfuerzo sobrehumano en poder ahorrar dinero.

Así que cada vez que volvía a la orilla con un alga, se apresuraba en volver al agua para sacar otra, y otra, y otra... Hasta que el pequeño grupo se redujo a un par nada más, por momentos se preguntaba si la comida se volvía luminosa en la oscuridad con un ingrediente como ese, pero luego pensaba que preguntar eso sonaría infantil, por lo que volvía en silencio a su trabajo hasta que terminó.

-¡Quelt!... ¡Creo que ya terminé!- Gritó desde el punto del agua al que había ido para intentar buscar más- ¿Necesitas que busque otras?... -Preguntó sintiendo que levantar la voz en aquel lugar era casi un insulto a la paz que lo rodeaba.

Al escuchar sus palabras trató de relajarse un poco, bueno, si ya tenía lo que necesitaba no era necesario seguir recolectando demasiadas algas, mucho menos considerando que eso quizá requeriría de adentrarse un poco más en el agua y eso no sería una buena idea, ya estaba bastante empapada como para mojar de más su ropa con el agua del mar.

Se encaminó hasta la orilla alejándose de las suaves olas para escurrir un poco su falda y sentarse en la arena cerca de sus cosas, y ahora ¿Qué seguía...?

Atani lo miró por un momento y tomó lo que le estaba ofreciendo, por el ligero olor pensó que se trataría de alguna bebida alcohólica, pero si había bebido vino algunas veces, no podía ser entonces tan malo. Asintió a sus palabras y tomó un trago, uno que la hizo arrugar el rostro, porque tenia un sabor bastante fuerte para ella, quizá porque nunca la había probado, tosió un poco y se la devolvió de inmediato.

-Cielos... -Dijo con la voz ligeramente ahogada por el calor en su garganta, aquel pequeño trago hizo que una sensación de calor se esparciera por su cuerpo hasta el borde de sus extremidades, quitando cualquier sensación de frío que el paseo en el agua le hubiera dejado. Esbozó una pequeña sonrisa y lo miró- Gracias, aunque bueno, en general soy buena con cualquier tipo de planta... -Añadió de forma casual mientras se encogía de hombros. Carraspeó para recuperar su tono normal de voz luego de la bebida y añadió:- Me alegra saber que las plantas marinas no son la excepción.

Atani miraba también al horizonte hasta que aquella pregunta la sacó de su ensimismamiento, volteando a verlo con algo de asombro. Realmente nunca se había considerado particularmente buena en algo que no fueran plantas, bueno... Y los quehaceres del hogar que había aprendido por instinto en la necesidad, pero que eso le generara algún empleo más fijo era algo para sorprenderse. Irguió su postura y respiró hondo cavilando todas las ideas, porque, si le iba a dejar las mismas ganancias que ya tenía, no valía la pena cambiar de empleo.

-Hmm... -Se llevó el dedo índice a la boca con expresión pensativa- Bueno, eso depende... ¿De cuánto serían las ganancias aproximadamente con eso?

No pudo evitarlo, su rostro se deformó en una nueva de asombro y perplejidad. Dirigió su vista al mar frunciendo el ceño de forma muy pensativa. Pero no estaba pensando tanto en el empleo, sino en la cantidad de dinero que podría ganar ¿Cuánto tiempo le tomaba ahorrar para tener 1000 mirlos? Meses... Muchos meses, a veces incluso casi un año, y eso si se proponía ganar dinero de verdad y trabajaba todo lo que podía. Incluso consiguiendo flores a otros floristas. Y 5000 o 7000... La simple idea le robaba el calor del cuerpo, jamás en su vida había tenido tanto dinero. Bien, el festival no le dejó una pareja pero sí la posibilidad de prosperar económicamente.

Durante toda esa meditación había escodido el rostro en las manos. Respiró hondo y las apartó para mirarlo. No tenía cara de bromear, era en serio.

-Es demasiado dinero... -Dijo todavía sumida en aquella extraña incredulidad revuelta de asombro en que había caído.