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Post by Mio Kuro on Dec 2, 2017 4:33:13 GMT
Mio sonreía de forma suave, escuchando como Frits hablaba de su hermano, podía notar el amor con el que lo hacía, se notaba – Me encantaría conocerlo – admitió reacomodándose nuevamente, trago saliva cuando vio aquellas delicias dulces ser puestas frente a él, luego de darle carta blanca para que comiera a gusto; No se resistió a su hambre y sin duda tomo una, dando un gesto con su cabeza en forma de gratitud; se metió aquella galleta a la boca “Esta deliciosa” Dejo escapar un suspiro de placer mientras seguía masticando, hacia tanto que no disfrutaba de algo así .Sintió sus mejillas enrojecer fuertemente al escuchar aquellas palabras salir de la boca de Frits, Mio por poco se atraganta, le costó un poco hacerlo por los nervios y su mirada se clavó en las galletas, como si fueran la cosa más interesante del mundo. Se tardó unos largos segundos en pensar una respuesta – Te… te agradezco que pienses eso de mí... en verdad me alegra poder hacerte feliz con mi platica – Las mejillas del zorro seguían tan rojas como hacía unos segundos – Yo…también disfruto de tu compañía… para serte sincero me alegra mucho haberte conocido, es una pequeña burbuja de felicidad dentro de todo lo que ha pasado últimamente – la voz del joven iba bajando poco a poco a medida que su vergüenza subía
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Post by Frits Gouden on Dec 6, 2017 18:45:52 GMT
Frits tomó una galleta con suavidad y la acercó a su boca. Un pequeño mordisco, mientras miraba a Mio y le escuchaba. Era un joven tan gentil, que le hacía sonreír incluso más de lo habitual. El té había comenzado a hervir, por lo que sin quitarle la mirada de encima a su amigo, se dispuso a servirlo. -¿Te han pasado cosas malas, Mio? Mi madre solía decir que la vida nos prepara las más maravillosas sorpresas para premiarnos por aguantar lo malo que nos sucede.- Dos tazas pequeñas, emanaban fragante vapor. El aroma a canela llenaba los sentidos mientras que las notas del té entibiaban el corazón. Frits le acercó uno de los vasos a Mio, con ambas manos, le sonrío y murmuró: -Ten cuidado, está caliente-
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Post by Mio Kuro on Dec 11, 2017 18:05:58 GMT
El zorro tomo aquella taza con mucha delicadeza, agradeciendo con la mirada mientras se acercaba el té, podía sentir aquella calidez emanar de la cerámica, acomodo sus manos, no le molestaba que estuviera caliente, se sentía incluso familiar, de los tiempos de antaño, cuando se sentaba junto a sus padres, a disfrutar de una pequeña merienda, recordaba las risas, las conversaciones vagamente, como un zumbido, suspiro, soplando un poco aquel líquido, sabiendo que aquel gesto no lo enfriaría lo suficiente, por ahora solo disfrutaría de su calidez hasta que ya no pudiera
-Pues…- comenzó, meditando aun su respuesta, como si no supiera realmente que contestar, suspiro nuevamente mientras se mordía ligeramente los labios – Bueno, a todos les ocurren cosas malas… ¿no? – no podía verlo todo pesimista, sencillamente las cosas pasaban, la muerte era inevitable, el odio humano había arrasado con muchas especies – Puede que sea así… Ese pensamiento es muy positivo – sonrió suavemente antes de dar por fin el primer sorbo a su te, alejando con cuidado la taza segundos después, con un gesto chistoso en su rostro, se había quemado la lengua
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Post by Frits Gouden on Dec 13, 2017 16:28:42 GMT
Mirando su taza, y el contenido de la misma, el Kirin escuchaba con atención a Mio. La forma en la que fluía la conversación era agradable, no habían prisas. Sorbió suavemente un poco de té, luego cogió la galleta que había empezado a comer y la mordió. Disfrutaba del momento, y de la compañía del Kitsune. Esa indescriptible sensación de alegría lo llenaba, al igual que el calor que le llenaba al beber el té.
El aroma del té lo llevaba a viajar por recuerdos y sueños, ese aroma maderoso y algo picante de la canela, olía a bosque, olía a mercado. Miró a Mio sin decir nada y le sonrió algo sonrojado.
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Post by Mio Kuro on Dec 19, 2017 3:21:09 GMT
Suspiro suavemente, aquel dolor inicial se había disipado levemente, volvió a llevar la taza a su boca para beber, no podía quemarse más ¿no? Lo mantuvo unos segundos en su boca a pesar de la temperatura, degustando en silencio aquel nuevo sabor, respiro profundo, dejando que aquel aroma entrara por su nariz, dulce, extraño, por breves instantes recordó el olor de la tierra humera, la madera que se seca lentamente con la luz del sol, la suave brisa, aunque estaba seguro de que no tenían ninguna relación aquella pequeña especia con todos esos entornos, trago, dejando que el calor quemara por breves instantes su garganta, mas no era doloroso, su lengua era la que había sufrido el peor daño, se había acostumbrado tanto a una temperatura más baja, ni siquiera se había dado cuenta de ese cambio hasta ese momento “ella no podía beberlo más caliente” una sonrisa nostálgica se escapó de los labios rosáceos del joven zorro, quien se había sumido en una burbuja de pensamientos acompañado del silencio y de los suaves aromas, la calidez de aquel ambiente, la misma compañía de Frits
Subió los ojos de la taza cuando la conciencia de aquel silencio lo golpeo, se había callado de golpe, solo bebiendo aquel te, miro a su amigo, notando que el joven kirin lo estaba observando, los ojos de ambos se encontraron, Mio analizo los ajenos unos momentos, el color, la forma, esa paz que sentía al verlos, el joven tenía unos muy bonitos ojos. Inconscientemente Mio ladeo su cabeza, silencioso, curioso, aquellos gestos felinos heredados por su padre resplandecían en situaciones como esa, cuando algo llamaba la atención del joven músico, quien sonreía de forma suave, una conversación silenciosa
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Post by Frits Gouden on Dec 26, 2017 16:08:38 GMT
Frits volvió a beber con suavidad de su taza. Un poco de té, suficiente para saborearlo, pero no demasiado. El calor del vapor le mantenía el rostro, normalmente blanco, de un color rosa pálido propio de quien se sonroja. Sus miradas se encontraron, y Frits sonrió con algo de vergüenza. -¿En que piensas Mio?- Le dijo de pronto al Kitsune. El silencio no le incomodaba, pero había tanto que hablar, seguro que si. Una vida completa, más larga que la de cualquier humano, habría de tener suficientes historias para pasar mil y una noche hablando de ellas.
Se acomodó en su lugar y rió suavemente y casi en silencio. Recordaba cosas que quería contarle a su nuevo amigo pero no sabía por donde empezar. -Recuerdo... que en mi tierra natal mi padre nos llevaba en su lomo con mi hermano mayor a recorrer los cielos sobre campos de tulipanes. Tu pelo... me recuerda al color de algunos de esos tulipanes, tan vivo y elegante...-
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Post by Mio Kuro on Dec 26, 2017 18:14:25 GMT
Las mejillas del kitsune ardieron rápidamente, quitando su mirada y bajándola al te que se había entibiado levemente, bebió avergonzado, negando con la cabeza ¿Cuándo tiempo había pasado mirándolo? Es que sencillamente no había podido evitarlo, aquel pequeño mechón de cabello que sobresalía de la parte superior del joven kirin le había llamado la atención y esperaba volver a verlo moverse de manera suave “Que vergüenza” bebía un largo sorbo de té, no quería contestar aquella pregunta, sí que sería extraño que Mio que se le hubiese quedado mirando de forma embobada. La voz de Frits le hizo levantar la mirada, se veía feliz de contar aquel recuerdo, aquella pequeña parte de su vida, el joven zorro miro su cabello, meditando lo que el chico había dicho – creo que nunca eh visto flores de mi color de cabello… Nací en una región de mis tierras muy fría, pero me encantaba, extraño un poco la nieve, a decir verdad – sonrió con cierta nostalgia mientras suspiraba, estirándose para tomar una galleta
-Debe ser hermoso poder volar, en especial si alguien tan amado te lleva en su lomo… es un hermoso recuerdo – halago imaginándoselo por breves instantes - ¿Era hermosa la tierra de la que vienes? – pregunto animado antes de sacar una enorme mordida a la galleta, disfrutándola en su totalidad
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Post by Frits Gouden on Jan 2, 2018 3:00:07 GMT
Bebiendo el poco de te que le quedaba en el fondo de la taza, Frits asintió con un gesto de la cabeza. Su mirada volvió a encontrarse con la de Mio y ordenando su mechón de la frente, murmuró: -Eran tierras coloridas... Felices. Campos enormes de pasto verde, y flores, muchas flores. Aún así...- El Kirín titubeó un momento dejando la taza a un lado y luego sonriendo hacia el techo. -Mis recuerdos están mezclados con los colores de la guerra. Con los colores del miedo...- Usando el dorso de su manga limpió sus ojos que se habían humedecido un poco y luego volvió a sonreír mirando al Kitsune.
-Pocas veces vi nieve... Nunca he puesto los pies en ella tampoco... Según tengo entendido en el norte de Mirovia hay nieve... ¿no?- Cada pausa iba acompañada de una mirada de reojo hacia un lado. Daba la impresión que intentaba concentrarse en algo, pero era difícil saberlo en realidad. -Podríamos visitar la nieve un día, suena como un paseo divertido para realizar con un amigo.- Tomó la taza de te y se la llevó a los labios, pero al notar que estaba vacía, la miró fijamente y la dejó donde estaba. Sus pensamientos divagaban en el pasado.
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Post by Mio Kuro on Jan 2, 2018 8:31:58 GMT
El joven zorro miro a su amigo fijamente unos instantes, escuchándolo hablar, sus gestos, incluso aquel detalle con la taza, había visto a su padre hacer lo mismo, una sensación de tristeza invadió al kitsune, había tocado una fibra sensible en su nuevo amigo, tal y como había echo por error en el pasado con su padre siendo un adolescente, bajo lentamente la taza de té para dejarla junto suyo, volteándose ligeramente para tomar su instrumento y cambiando la posición de sus piernas para acomodar correctamente la Biwa, siempre que su padre se dejaba consumir por los recuerdos tristes y el dolor el cantaba, cantaba lo mejor que podía, lo más suave y cálido, miro a Frits unos segundos antes de comenzar a tocar, le compartiría un pequeño trozo de su pasado, una canción que solía escuchar cantar a su madre al anochecer, junto a ella, su padre tocaba la guitarra con amor. Dejo que sus dedos pasaran suavemente por las cuerdas mientras cerraba los ojos – Los veo a todos… y veo el amor que está dormido – Comenzó a cantar en tono bajo, su voz era suave, tersa, no demasiado profunda – Mientras mi guitarra llora suavemente…- una sonrisa se marcó en los labios del joven músico, aquella melodía era especial y se alegraba de poder compartirla – miro al suelo y veo lo que necesitaba barrer… Todavía mi guitarra suavemente llora- Abrió suavemente los ojos para ver al joven frente a el – No sé por qué nadie te dijo… como desplegar tu amor- Dejo que la melodía sonara unos momentos más, trago saliva, quizás aquello había sido extraño para el joven kirin, se aclaró la garganta, dejando de tocar –Yo…siento haberte echo recordar cosas tristes Frits…- Se disculpó bajando la mirada e inclinándose suavemente aun con la Biwa entre sus manos – Y me encantaría ir contigo a la nieve- contesto la pregunta anterior con una enorme sonrisa
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Post by Frits Gouden on Jan 7, 2018 4:34:08 GMT
Cada acorde, y cada palabra con la dulce voz de Mio, le llevaban de viaje a un lugar feliz, lejos de guerras, lejos del miedo... -Lejos del ayer- Pensó Frits. Sonreía con la cabeza levemente gacha mientras escuchaba. Era de verdad placentero, y su mente agradecía el gesto del Kitsune. Poco a poco se iba perdiendo en la melodía, alejándose de su tienda, alejándose de su tierra natal, y acercándose a Mio. Sin darse cuenta, se arrastraba poco a poco, siguiendo el ritmo, hacia su amigo, y cuando este se disculpó, se arrojó a sus brazos y lo estrechó cerca con un abrazo cálido y sincero. -Recordar cosas tristes me ayudan a valorar las cosas felices en mi vida... Cómo haber hecho un amigo... Cómo estar con él compartiendo té y música- Sus ojos estaban aún húmedos, aún le dolía un poco lo que había recordado.
-Extraño mucho a mi hermano, a mis padres... de verdad que si...- Dijo mientras sollozaba. -Pero sigo aquí, buscando la felicidad. Nunca los olvidaré, pero no puedo quedarme en el ayer para siempre- Apretujó un poco más al Kitsune mientras temblaba un poco. -Se que ellos querían que yo fuese feliz... Y no pierdo la esperanza.-
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Post by Mio Kuro on Jan 9, 2018 19:14:38 GMT
Las mejillas del kitsune se encendieron cual lámpara en esos instantes, mirando sorprendido y avergonzado aquel gesto repentino por parte del Kirin, aunque poco le duro aquella sorpresa, escuchando atentamente sus palabras sonrió, comprensivo, y acomodando la Biwa en su regazo para que no cayera correspondió el abrazo, acariciando la espalda del joven de cabellos como el cielo, disfrutando de ese contacto y de su calidez –Tienes razón Frits… tus palabras son sabias…- hablo en tono suave mientras sentía a su compañero temblar en sus brazos, lo apretó un poco más, comprendía en cierta forma lo frágil que se sentía recordar aquellos aspectos tristes, pero Mio era optimista aun si no se podía serlo, no podía ver el lado malo de la muerte, la muerte no era siempre el fin – Nuestro pasado define nuestra historia, nuestro ayer, a nosotros, pero no marca ni define nuestro futuro…- Hablo en forma más seria, acariciando el cabello de su amigo – La felicidad es algo que buscamos sin darnos cuenta que siempre ha estado con nosotros, en las pequeñas cosas de la vida, en las flores, en el viento, en la familia, en el amor y la amistad – Busco la mirada del chico, los ojos del zorro brillaban, eran hipnóticos realmente – No pierdas la esperanza, porque aunque no estén contigo físicamente, aunque no los puedas ver, estoy seguro de que ellos siguen contigo, siempre cuidándote y amándote Frits, y esa sensación es algo que te dará esperanza en los tiempos más oscuros – Una sonrisa amable afloro en sus labios
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Post by Frits Gouden on Jan 11, 2018 22:48:59 GMT
Y así pasó la tarde, bebiendo un poco más de te y conociéndose un poco mejor cada vez. Frits se sentía muy a gusto en compañía del Kitsune, pero empezaba a anochecer y debía dormir para trabajar el día siguiente. No tenía corazón para pedirle al muchacho que se fuera tampoco, por lo que tímidamente bebió un poco del te que le quedaba y luego murmuró: -Está anocheciendo... Ha sido una tarde muy agradable, ¿No crees?- Se levantó para estirarse y caminó hacia el mechero donde hervía suavemente el concentrado que utilizaría para hacer perfumes. Le colocó algunos pétalos de las flores que había traído ese día y luego volvió donde Mio.
-¡Puedes venir cuando gustes! Podemos comunicarnos por medio de la Tableta Arcana, también- Le sonrió, estando de pié a su lado, avergonzado por no saber, o más bien no querer, pedirle que se fuera.
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Post by Mio Kuro on Jan 14, 2018 19:10:41 GMT
Realmente el tiempo pasaba de forma diferente cuando la compañía era grata, el sabor del té, el olor del mismo y de las galletas habían dado un toque casi mágico a esa reunión, había disfrutado cada instante, cada segundo de aquella platica, sumiéndose en esa paz tan placida, por eso fue que cuando el joven frente a el comento aquello casi se ahogó con él te, buscando ver hacia afuera, era cierto, el sol poco a poco se ocultaba en la lejanía y dejaba a su paso pequeños hilos de luz, suaves, desteñidos –Ay no… debo irme – comento apenado, no debería haber sido tan descuidado, se supone que debía buscar el cuarto donde dormir antes d que anocheciera, esperaba no demorar mucho, realmente le haría bien poder dormir en una cama esa noche, dejo sus cosa ordenadas, terminando de beberse él te que le quedaba y levantándose, volviendo a amarrar su amada Biwa en su espalda, acomodo su cabello y luego miro lo que Frits hacía con una sonrisa, cuando el joven se desocupo Mio tomo sus manos con una sonrisa enorme
-Sera un placer volver a verte Frits, no sabes cómo te agradezco toda tu amabilidad, hoy ha sido una tarde memorable y estoy muy feliz de haberte conocido – la sonrisa suave en los labios del kitsune evidenciaba lo realmente bien que se sentía, con nueva energía para la vida – Nos veremos Frits, disculpa que me vaya tan tarde- Se despidió con un abrazo, soltándolo luego de unos segundos y haciendo una reverencia de gratitud, para luego retirarse con el mayor cuidado de aquella tienda, suspiro aliviado cuando estuvo fuera, volteo hacia adentro una vez más antes de irse apresurado, recordando la dirección de la que sería su morada esa noche, sentía esperanzas para el futuro, unas enormes esperanzas
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