You make my World light up - Priv.{Blyer ~ Tsuyume}TERMINADO

No podía ni siquiera tener claro cuanto tiempo había pasado desde que se habían encontrado durante la mañana en la playa de Aqualia... ¿Importaba ya? No podía estar seguro de nada en ese momento, su mirada seguía perdida en la nada mientras caminaban en dirección a la playa, mirando de reojo a la contraria de vez en cuando, en ese silencio incomodo que sabia no podría mejorar. No entendía el dolor, la decepción, el sentimiento de que tomaran la poca y nada de esperanza que le quedaba, y lo destrozaran en meros segundos justo frente a sus ojos, dolía demasiado, y seguía sin saber del todo el porque ''¿Por qué no me dijiste que dolía tanto...?'' Pregunto en su cabeza, una pregunta que probablemente iba dirigida a su padre que en paz descanse, pues él había sido quien le había explicado las cosas referente al amor, a enamorarse de esa persona especial, ahora preguntándose el porque solo le había dicho las cosas buenas, ¿Quizá porque él y su madre jamas tuvieron problemas? Era una posibilidad, aun así... Le hubiera gustado evitar lo que había sucedido, pero ya estaba hecho, no se podía cambiar el pasado, lamentablemente, su error, su misma persona, había arruinado algo que era hermoso, como salido de un cuento, y que luego se torno como si una maldición hubiera caído sobre el Minotauro y no tuviera permitido ser feliz en ninguna circunstancia.

No se tardaron mucho en llegar a la playa, aunque si se tardaron más que cuando iban en dirección al bosque. Las pisadas de ambos se escuchaban igual de vagas que cuando habían empezado el camino de vuelta, mientras eran iluminados por el cálido sol que se posaba sobre ellos. Su mirada se desvió a la Sirena quien había pronunciado su nombre, y por algunos momentos, por alguna razón, una muy leve esperanza había vuelto a él, pero esta murió a los pocos momentos en lo que la ajena dejaba escapar sus siguientes palabras, volviendo así a ese estado desganado mientras miraba el vasto mar frente a ellos.- ... Lo... tendré, no te preocupes...- Comento en voz baja mientras agachaba un poco la mirada, ¿Podía realmente asegurarlo? La posibilidad de que saliera herido por estar distraído eran muchas... Y quizá no solo por eso. Ya no quedaba más que hacer en ese lugar, por lo que alzo suavemente la mirada para ver a la contraria, tratando de dejar de parecer un muerto en vida, para sonreír muy suavemente, aunque esa sonrisa se borro a los pocos segundos.- Creo que es hora de que me vaya...- Dijo en voz baja mientras se giraba despacio para retirarse.- ... Cuidate... Por favor.- Pidió girando un poco la cabeza... Para verla una ultima vez... Una ultima vez antes de entregarse a lo que realmente era, antes de dejar de mentirse a si mismo.

- Y Tsuyu...- Agrego mientras intentaba decir algo, pero las palabras murieron en su garganta antes de siquiera pronunciar una letra.- No... es nada... Hasta pronto... Tsuyu...- Concluyo para, después de un pesado suspiro, comenzar a caminar y finalmente alejarse de la playa de Aqualia, y alejándose de la ultima esperanza que tenia para tener una nueva vida. Se dirigió a paso lento y vago a su hogar en la Ciudadela, llegando casi cuando las estrellas ya se habían formado en el cielo e iluminaban acompañadas de la hermosa luna, abriendo así la puerta de su hogar y cerrándola detrás de él y quedando en medio de la oscuridad de su hogar, caminando lentamente hasta su cuarto, dejando su hacha a un lado de la armadura de acero que reposaba a un lado de un mueble, y aun lado de esta su mochila. No tardo en acercarse al espejo que tenia en ese cuarto, siendo iluminado levemente por la luz que se filtraba por la ventana, con una expresión totalmente fría, mirándose con asco, con odio... Y en un impulso de enojo, golpear con fuerza el espejo con su puño, rompiéndolo en varios pedazos, de los cuales varios quedaron clavados en su mano, cayendo las gotas de sangre al suelo.- Eres... Una bestia... ¡Una maldita... Bestia...!- Se dijo mirando el reflejo distorsionado por el estado quebrado del espejo, dejando de lado en ese mismo instante, aquella mascara con la que se esforzaba por no preocupar a otros.