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Post by Zobek Reapersea on Dec 6, 2017 4:29:07 GMT
Los días habían transcurrido tranquilos, el Rakshasa ahora estaba todo el tiempo en la casa de Amalthea, la mujer que había rescatado de morir a manos del sanguinario pirata al que consideraba como el padre que nunca tuvo, aquel que lo acogió cuando nadie mas lo hizo, que le dio un hogar y un propósito en la vida, había sido muy débil ante la unicornio que se supone debería haber muerto en aquel barco pero por primera vez en su vida decido intervenir para cambiar el destino de una de las presas de Torturer y ¿A que costo?... Por haber sido descubierto y haberse negado a terminar el trabajo había sido desterrado y brutalmente golpeado. Hubiera muerto de no ser por la unicornio quien le devolvió el favor, ella curo de sus heridas y hasta le ofreció un techo donde pudiera quedarse mientras sanaban todas sus heridas, estaba muy agradecido con ella a pesar de siempre estar diciendo que no merecía tales tratos de su parte por todo lo que la había hecho pasar, a pesar de que gracias a que el la había liberado del barco es que ella se encontraba con vida de nada servia considerando todo lo que le había hecho antes, para él no había necesidad de que ella hiciera ese gesto y ciertamente le sorprendía porque a pesar de que la visitaba seguido su actitud hacia él siempre era fría e indiferente, aunque no la culpaba por eso.
Era un día algo frío debido a que estaban en pleno cambio de estación y ahora el otoño estaba llegando a la isla de Mirovia, el hombre se encontraba sentado en las afueras de la casa de la casa de la unicornio mirando el paisaje y pensando que pronto sus heridas estarían curadas, lo que significaría que tendría que marcharse de la casa de la peliblanca para buscar un trabajo y otro lugar donde quedarse ya que no podía abusar de su generosidad por siempre, aunque sinceramente no quería eso, en su interior deseaba permanecer a su lado pero ahora era un hombre herido, sin trabajo o mucho dinero y también se consideraba la peor de las basuras que no merecía la felicidad. Sin embargo, deseaba que la peliblanca la tuviera, después del incidente del barco solo quería que esta fuera feliz pero no podía ponerse de acuerdo consigo mismo; quería ver su sonrisa pero quería ser él quien la causara, quería verla que esta se enamorara pero deseaba que solo tuviera ojos para el, quería que tuviera una pareja pero no podía aceptar siquiera que otro hombre la mirara. ¿Que se supone que debía hacer?
Un suspiro salio de sus labios mientras contemplaba el ocaso con todos sus pensamientos hecho un desastre en su cabeza, mientras permanecía recargado contra la pared, la brisa estaba bastante fresca y en esos momentos solo deseaba poder aclarar su cabeza y saber que hacer, en esos momentos eran los que le gustarían tener a alguien que le ayudara organizar sus pensamientos que le dijera que era lo correcto. "Necesito un trago...", pensó mientras cerraba sus ojos, la verdad tenia algo de dinero pero pensaba que no era debía gastarlo en alcohol pero en esos momentos ya le hacia falta relajarse un poco o probablemente solo no quería pensar en ninguna de las cuestiones que lo agobiaban por el momento. Camino hacia dentro de la residencia de la unicornio quien se hallaba leyendo algunos libros para pasar el rato, este se acerco hasta ella sentándose en una silla cercana para luego preguntar algo meramente por impulso. -¿No te... gustaría ir hasta la taberna por un trago?-. Considero necesario explicar mejor el porque así que no tardo en expresarlo para que la contraria lo entendiera. -Es... mi agradecimiento por haber curado mis heridas y todo lo que has hecho por mi hasta ahora... aunque no lo merecía... me gustaría al menos hacer esto...- . En cuanto terminó de hablar tragó saliva algo nervioso esperando la respuesta de la ajena.
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Post by Amalthea on Dec 8, 2017 3:55:54 GMT
Habían transcurrido un numero bastante extenso de lunas, aquel martirio, aquella terrible experiencia de torturas tanto psicológicas como físicas quedaron atrás, casi moría de no ser por un alma bondadosa, por alguien que había salvado su vida en aquella fatídica noche en la que había sido golpeada por un hombre psicópata, pero eso ya era un enorme trago amargo, aun se sentía indispuesta e incómoda con la mayoría de los machos que se le acercaban, incluso aún se aterrorizaba si alguien llegaba por la espalda, era algo que había desarrollado por aquel terror, cuando la golpeaban…ahora estaba más tranquila tratando poco a poco de superar eso, la mujer de ojos amatista había sido rescatada en la playa por un gran corazón, un corazón de fuego a sus ojos en realidad “Aagron” es su nombre, que se había hecho un amigo increíblemente cercano de la unicornio, a veces era visitada por el en su vivienda para compartir una taza de té y galletas aunque el draconico era notablemente tosco con sus tazas, pero guardaba cada taza y fragmento que el arcano había roto accidentalmente y pegado con mucho cuidado, no para usarlas pero con un intenso valor sentimental de un hombre que trataba de tener casi la misma fragilidad que la unicornio, era adorable, era su único amigo en el mundo. Sin embargo no estaba ahora sola en su humilde hogar, hace quizá más de unas dos semanas Amalthea con su pierna aun enyesada por la fractura, lista para ser retirado el yeso recibió una visita inesperada mientras cosechaba sus siembras en el pequeño sembradío afuera de su casa, era un hombre alto, de piel tostada y cabellos marrones con gamas ligeras de dorado que despampanaban como pan recién horneado, unos labios delgados acaramelados que resaltaban bajo esa nariz afilada, las ropas era las de un marino, la mujer tembló aterrada como si estuviera viendo un fantasma pero al notar como aquel hombre alzo la mirada encarando unos ojos verdosos cual esmeraldas, supo de quien se trataba, era el pirata que le había salvado la vida, aquel temor seguía presente en su ser, noto como aquel hombre estaba encorvado por un terrible dolor, sangraba y se quejaba como si le hubiese ocurrido el mismo trato que se le dio a ella en aquel infierno donde lo conoció, su frio corazón sintió que era hora de devolver aquello que él le había ofrecido, una oportunidad…dejo sus cosas y con ayuda de su muleta se dirigió hacia el moreno para servirle de apoyo. “—N-no es….necesa….rio…. —“Expreso el muchacho, pero la unicornio sin gesto ni reparo, con un tono serio dijo. “—Su vida aunque a usted no le parezca, puede tener una salvación por lo tanto permítame devolverle el favor…señor…—“Respondió ella con frialdad. Fue así como ella tomo todas las cosas necesarias para sentar luego al hombre en una silla, tratando de no entrar en una crisis nerviosa la mujer tomo las cosas necesarias y comenzó a limpiar las heridas del hombre, dando saltos asustada cada que este se movía por el dolor de las heridas, había sido muy larga esa noche pero había logrado terminar de sanar las heridas o al menos las más visibles e importantes, luego de eso permitió que el macho se tumbara en su sofá a descansar su cuerpo mientras ella hacia la cena para ambos, ahora había una persona en su casa y hasta que sanara por completo le permitiría partir. Fue así como los días pasaron, el hombre aunque la dama le dijera que no eran necesarias sus aportaciones, ayudaba en los cuidados de la vivienda pues sabía que la albina estaba casi tan herida como el, pero en realidad había algo que ella no comprendía del todo, incluso cuando cuidaba las flores o cantaba atendiendo su hogar, él estaba ahí como si aquello fuese lo más interesante del mundo. —… ¿Por qué aun insiste en encontrarse a mi lado aun cuando le pido que vaya a reposar sus heridas?...—
Dijo la mujer con gran seriedad mientras arreglaba sus flores en el jardín sin mirar al contrario mientras esperando una respuesta que tardo unos minutos verdaderamente largos. —…Por que….en realidad no estoy seguro….pero quiero estar aquí contigo, es relajante mirar con cuanta dedicación les das sus cuidados a estas flores…—
Fue una respuesta inesperada, en realidad solo le enterneció ligeramente lo que él había expresado ¿acaso debajo de la crueldad que yacía en el, había algo tierno y dulce? Quizá sí, quizá no, en realidad no lo sabría nunca o eso pensaba, así fue como los días pasaban y aprendían uno del otro día con día y noche tras noche, Amalthea aprendía del muchacho con cada día que transcurría, era interesante saber lo que le gustaba, sus alergias inclusive, pues había ocurrido un día en que el moreno tuvo una reacción alérgica y tuvo que ponerle ungüento en toda la cara para que bajara la hinchazón, fue ahí donde la primera risa después de tantos días había salido de los labios de la unicornio, al mirar la cara toda roja del moreno a causa de lo que le había causado la alergia, luego de eso ella siempre leía y el muchacho le pedía que leyera en voz alta aunque fuese una receta de cocina. Una tarde la mujer ya estaba caminando sin el yeso, le daba temor absoluto caminar por la fractura pero tarde o temprano debía caminar, se levantó temprano ese día para hacer un desayuno más balanceado, tomando de la cesta unos huevos, un poco de sal y pimienta para sazón y freírlos, luego de eso comenzó a preparar una pequeña tarta de manzana y patatas fritas, sirviendo todo en unos platos y ponerlos en la mesa, ya se había acostumbrado a servir para dos desde que Reapersea había arribado a su vivienda, luego de eso molió granos de café y comenzó a prepararlo, el café era un lujo que no todos se podían dar por los precios y por supuesto que estaba algo retirado el lugar donde lo compraba, pero ya había servido unas tazas para acompañar el desayuno de ese día, luego de haber terminado comenzó a limpiar la vivienda, arreglar los muebles sacudir las encimeras, colocar cada plato y cuchara en su respectivo lugar luego de eso barrer la casa y finalmente su parte favorita, salir a acomodar y regar las flores del jardín, así había transcurrido su día tranquilo como siempre debía ser para ingresar a su hogar cuando la noche se acercaba, tomando su libro favorito, sentándose junto a la mesa de noche en la sala de estar, quizá había transcurrido una o dos horas en completo silencio acompañada por luces de las velas hasta que el sonido de la puerta abrirse anunciando el ingreso de Zobek llamo su atención bajando el libro al notar que se sentaba a su lado, las palabras la habían tomado por sorpresa, causando que alzara ligeramente las cejas y entreabriendo sus labios ligeramente pero no tuvo tiempo de respuesta pues el arcano expreso que era una forma de agradecimiento de su parte el ir por un trago. Era verdad, tenía tiempo en el cual no había salido de su hogar por sus golpes y heridas, además de que la bebida no era un muy buen acompañante con los remedios del boticario pero ahora ambos estaban un poco mejor y podían darse ese lujo, por lo que la mujer aun con su semblante serio expreso. —Si usted así lo prefiere, estoy dispuesta a acompañarlo esta noche, no tengo ningún problema con ello…— Expreso para levantarse y dirigirse a su habitación para al menos ponerse algo más…adecuado para aquella salida en la que compatiría un trago con el hombre, esperaba que al menos encontraran un momento más de relajación aunque en realidad le gustaría bailar un poco, saliendo con un hermoso vestido azul marino con holanes amarillos, unas zapatillas y se colocó una capucha negra, estaba lista para partir además de llevar una pequeña bolsa con Mirvos para cualquier cosa que ocupara y su bebida por supuesto. —Me encuentro lista para partir, cuando guste señor Zobek. —
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Post by Zobek Reapersea on Dec 8, 2017 21:02:13 GMT
Ya no había vuelta atrás, la pregunta había sido pronunciada y solo quedaba esperar por la respuesta de la unicornio aunque en realidad estaba algo nervioso por la respuesta que ella iba a pronunciar, es decir, llevaba muchos días en esa casa junto a la mujer ayudando en los quehaceres a pesar de que ella decía que debía descansar y también tomando pequeños trabajos para llevar mas dinero, sentía que era necesario, pero aún así había una brecha que no podía superar, no podía comportarse como si fueran amigos muy cercanos pero al menos quería salir con ella y pasar un buen rato con su compañía. A pesar de que su expresión lo escondía muy bien estaba muy ansioso por saber la respuesta, sin embargo la expresión seria de su rostro no lo hacía ver de esa manera cosa que era un alivio para el Rakshasa quien no deseaba verse tan obvio en ese momento, solo esperaba que la respuesta de la peliblanca fuera positiva aunque sabía perfectamente que ella podría negarse y si así lo hacía pues solo podía aceptar que en realidad no podía haber nada entre ellos y que solo debía irse una vez que sus heridas sanaran para que ella siguiera con su vida.
La expresión de la albina se mantenía sería, aumentando la ansiedad y el nerviosismo que sentía en ese momento pero al menos había aceptado acompañarlo cuando bien habría podido negarse, luego esta se incorporó para dirigirse hacia su habitación con los ojos verdes del Rakshasa siguiéndola hasta que la perdió de vista; aun no podía creer que hubiera aceptado y estaba feliz de ello a pesar de que su rostro serio no reflejaba aquella emoción, también se puso de pie caminando en dirección a la habitación en la que dormía para cambiarse de ropa, pues ya que la unicornio lo había hecho el no podía quedarse atrás. No era muy bueno escogiendo ropa pero para esa noche encontró el conjunto apropiado para la ocasión, tomo una polera sin mangas de un tono verdoso similar al de sus ojos combinados con un cinturón, unos pantalones y unas botas negras con detalles verdes y dorados, y luego de unos minutos pudo considerar que estaba listo por lo que salió para esperar a Amalthea mientras esta terminaba de arreglarse.
Al cabo de unos minutos la unicornio salió de su habitación con un hermoso vestido para la ocasión, realmente aunque era un vestido simple a sus ojos era maravilloso, siempre le había gustado la ropa que usaba Amalthea, debía admitir que sabía escoger ropa maravillosa; tardó un momento en reaccionar pero luego por fin pudo responder. -Muy bien, entonces podemos irnos.- dijo mientras habría la puerta de la casa de la unicornio para que ella saliera primero, en cuanto ella salió el cerró bien la puerta de la casa para comenzar a caminar rumbo a la taberna en la ciudadela, ya que después de todo la residencia de la mujer no se hallaba muy lejos solo era cuestión de caminar unos minutos. Llegaron a la ciudadela y posteriormente a la taberna del Dragón ahogado, estaba muy concurrido como siempre, ya había estado en otras ocasiones en ese lugar aunque esa en especial prometía ser mas interesante para el Rakshasa estando con la unicornio; se dirigieron a una mesa para dos esquivando a los demás arcanos presentes para que luego ambos se sentaran. -Ah... no tuve tiempo de decirlo antes pero... tu vestido es lindo.- expresó serio pero de manera sincera para luego aclarar su garganta tratando de no perder la calma mientras uno de los meseros de turno se acercaba para preguntar que era lo que beberian.
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Amalthea
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Post by Amalthea on Dec 12, 2017 4:26:12 GMT
El camino había sido bastante tranquilo para los dos arcanos que de vez en cuando tenían conversaciones vagas o no muy importantes sobre anécdotas diversas, incluso hubo una pequeña discusión sobre cuando amalthea desvelada por leer hasta tarde en lugar de poner azúcar al paz de manzana había puesto sal y así se lo dio a servir a Zobek, causando que Amalthea riera con bastante fuerza, algo que tenía tiempo de no hacer la albina, el camino de piedra sonaba con cada paso de la unicornio, sus tacones resonaban uno tras otro. “tab tal tab” era curioso el identificar a una arcana con solo ese pequeño sonido constante, el anochecer podía reflejarse en los ojos amatista de la joven que admiraba este mismo que podría admirarse desde la ciudadela, caminaron por entre los largos pasillos que yacían más y más vacíos conforme la noche se avecinaba, así fue como se encontraron finalmente frente a la taberna del dragón ahogado.
—Vaya…que recuerdos…—
Expreso con nostalgia al recordar cada momento en el que había tenido que venir a cantar a la taberna para poder ganar Mirvos, para poder sacar para comer, estaba sumida en sus pensamientos, recordando cuando conoció a su amigo Garkal el bardo, como lo extrañaba con todo su ser, era su más cercano amigo y el que más estuvo a su lado cuando lo necesito, aun recordaba las largas noches donde incluso ella se embriagaba solo por querer ganarle al beber pero nunca conseguía derrotarlo, pero eso ya era cosa que se debía quedar en el pasado por más que le doliera aquello, ingresaron a esta, en realidad parecía que nada había cambiado salvo ciertos detalles, las miradas estaban sobre ella pero no hubo reacción aparente de la fémina ante las miradas, camino acompañada por el arcano y se dispuso a sentarse en aquella silla donde estaba el moreno ofreciendo que se sentaran, cuando sus cejas se alzaron ligeramente ante el cumplido del hombre, sonrió ligeramente y dijo.
—Es usted verdaderamente atento al expresar eso respecto a mi vestir, nunca olvidare ese tan tierno gesto, ahora permítame expresar que sus vestimentas son verdaderamente apropiadas para esta…reunión… ¿Cómo le gustaría continuar la noche señor Reapersea…?...—
Hablaba propiamente mientras una mesera se acercaba a preguntarles que les gustaría beber, Amalthea se quedó en silencio un largo instante para finalmente pedir una copa de vino frutal, quería iniciar con cosas ligeras pero podría beber casi cualquier licor debido a que Garkal siempre la retaba, ahora que lo pensaba era ella demasiado competitiva.
—…Me gustaría jugar a algo con usted señor Zobek… ¿Qué le parecería jugar a verdad o reto? Nada grave en cuestión a retos, en realidad es solo un pequeño juego para conocernos un poco más, me temo que hay cosas que desconozco de usted y sería interesante conocer quién es Zobek Reapersea bajo esa fachada de pirata…—
Dijo cuándo le sirvieron la copa de vino y dio un pequeño trago a su exquisita bebida, extrañaba el sabor del vino en realidad.
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Post by Zobek Reapersea on Dec 12, 2017 12:39:05 GMT
Aquella noche en particular el ambiente en la taberna era muy animado, nada raro cuando de trataba de ese lugar, siempre tan lleno de arcanos cuyas voces se mezclaban entre ellas haciendo que el ruido fuera insoportable para el Rakshasa, no era un secreto que odiaba los lugares concurridos y ruidosos como lo era ese pero de vez en cuando necesitaba relajarse tomando un buen trago por lo que aguantaba todo el ruido solo para conseguirlo, aunque en esa noche en particular, estando con Amalthea el ruido parecía quedar totalmente en segundo plano. Solo podía concentrarse en ella, y al parecer no era el único que lo hacía, la unicornio era muy atractiva por lo que no le era muy difícil llamar la atención de muchos de los arcanos presentes en la taberna, sin embargo él no aprobaba la manera en la que las miradas se clavaban sobre ella, sabía que mas de un arcano podría querer venir a intentar ligar con ella sin importarles en lo absoluto que él fuera su acompañante esa noche por lo que no dudo en hacerle frente con la mirada a quien sea que tan siquiera mirara a la albina con aquellas intensiones, no estaba dispuesto a dejar que nadie interrumpiera, después de todo Amalthea había aceptado venir con él cosa que le tomó por sorpresa pero estaba realmente feliz de que pudiera estar junto a ella en ese lugar.
La respuesta tan formal de parte de la unicornio lo confundía, ciertamente nunca había sido alguien que hablara con mucha educación y apenas si tenía modales, sabía algunas cosas sobre ese tema pero a la hora de hablar nunca las ponía en práctica, sin embargo la sorpresa ante todo eso era que entre todas las palabras que había oído le pareció escuchar que la fémina había halagado su vestimenta también, o al menos eso quería creer además de que el cumplido hacia el vestido que ella había elegido para dicha ocasión no parecía haberle molestado en lo absoluto, cosa que le aliviaba bastante. -Me alegra haber escogido una... vestimenta... apropiada para la situación, realmente no sabía si había hecho bien en elegir esta ropa.- expresó mientras apoyaba su espalda en el respaldo de la silla y colocaba su mano derecha sobre la mesa. - Y creo que para comenzar la noche realmente no vendría mal algo de Ron.- respondió justo a tiempo para que la mesera tomara la orden de lo que ambos iban a beber y se retirara para buscar el pedido.
Hubo un pequeño silencio entre ellos luego de que la mujer que los atendía se alejara de su mesa, mas este fue roto en cuanto la voz de la peliblanca sobresalió de entre todas las que se escuchaban en ese lugar, las palabras pronunciadas por ella hicieron que el Rakshasa levantara una ceja con una ligera sonrisa de lado, el que ella hubiera sugerido un juego le resultaba peculiar pero también estaba muy interesado en participar ya que esta era la primera vez que escuchaba tal proposición de su parte. -Suena interesante, nunca he rechazado esa clase de juegos pero... te lo advierto... bajo la fachada de pirata no hay nada realmente interesante, es más creo que hasta incluso como pirata soy aburrido.- expresó mientras la miraba a los ojos por unos momentos hasta que la mesera retornó a la mesa para dejar una delicada copa de vino para la dama y un tarro de ron para el Rakshasa quien le hizo señas a la mujer para que esta dejara la botella de Ron y la botella de vino antes de retirarse. No tardó mucho en tomar el tarro para beber una buena cantidad del líquido que contenía este antes de soltar un suspiro de alivio, como si hubiera estado días caminando en un desierto sin haber bebido nada y aquella bebida alcohólica fuera mucho mejor que el agua para saciar su sed, realmente le hacía falta un trago después de todo lo que había sucedido. -Muy bien, entonces podemos comenzar con el juego. Supongo que las reglas serán... decir la verdad o beber en caso de no hacerlo, ¿Cierto?... En ese caso le cedo el lugar para preguntar primero.- hizo una leve reverencia con el tarro de Ron en su mano, no estaba demasiado entusiasmado por revelar cosas de si mismo pero por el momento iba a concentrarse en pasarla bien junto a la unicornio y claro beber con ella que era a lo que habían venido.
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Post by Amalthea on Dec 29, 2017 4:25:39 GMT
La unicornio se quedó en silencio colocando su mano derecha sobre su rostro, acariciando con la yema de sus dedos aquellos suaves y rosados labios que brillaban ligeramente por el pequeño brillo labial olor fresa que tanto adoraba utilizar, se encontraba sumida en sus pensamientos para poder así encontrar el cómo iniciar el juego exactamente, pero no había demasiadas opciones, quería conocer al hombre y saber en realidad quien era el que se ocultaba tras aquella mascara de orgullo, aquel pirata que estaba por fuera ¿Cómo sería en realidad por dentro? Y un mar de preguntas asolo su mente pero ya que tenía claro que preguntaría en caso de que respondiera el “Verdad” ¿Qué haría si el respondiese con “Reto”? no era muy buena poniendo retos a los demás arcanos, en realidad nunca se le había ocurrido, pero luego miro el tarro del hombre y sonrió traviesa.
“—Unos tragos de castigo no sería mala idea, entonces hay que hacerlo. —“ Le tomo unos momentos pero finalmente había formulado, para tomar su segunda copa de Vino y sonreír tomando la botella finalmente vacía, era buena bebiendo bueno en realidad no, así pues fue como la coloco en medio de ambos y le hizo una seña al mesero diciendo.
— ¿Sería tan amable de traernos unos vasos con licor de ajenjo caballero? Varios por favor, esta noche será sumamente entretenida ¿no señor Zobek?— Expreso con una sonrisa ligeramente tierna, sus mejillas tomaron un leve sonrojo ¿quizá efecto del alcohol sobre su cuerpo? En realidad el unicornio desconocía si se encontraba en ese estado o no, solo quería divertirse con el moreno, giro la botella y miro que señalaba a Zobek como el “primer jugador”.
—Bueno caballero Reapersea ¿Qué prefiere? ¿Verdad o…reto?...—
Dijo en un tono ligeramente coqueto mientras daba otro sorbo a su bebida, la noche era joven y estos arcanos seguro tenían un largo camino por delante.
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Post by Zobek Reapersea on Jan 2, 2018 20:56:49 GMT
El ambiente en la taberna era tranquilo y jovial por el momento, el Rakshasa estaba algo mas relajado estando en la taberna junto a la unicornio, su presencia hacia que la noche fuera bastante prometedora y estaba mas que feliz de poder pasar ese tiempo con ella luego de todo lo ocurrido, de verdad era una bocanada de aire de fresco, sin mencionar que ella había sido la que había propuesto la idea del juego lo que le indicaba que ella si sentía algo de confianza respecto a su persona o eso quería creer ya que suponía que si no se sentía cómoda con él bien podría haberse negado a jugar o ya de plano a acompañarlo esa noche. Admiraba cada detalle del rostro de la peliblanca pasando desde su cabello tan brillante, sus mejillas rosadas hasta llegar a sus perfectos labios rosados; aquella sonrisa traviesa que se formó en el rostro de la mujer llamó bastante su atención, realmente era mas que interesante verla sonreír de esa manera.
Levantó una ceja para devolver una sonrisa coqueta a la contraria, esperaba que ese gesto no le incomodara pero es que simplemente no había podido evitar sonreír en cuanto ella lo hizo. -Veo que la idea de jugar te agrada, esta bien, a mi también me gusta. - comentó bebiendo un poco de tarro de Ron para luego sonreír ante la elección de la mujer, el licor de ajenjo era una bebida fuerte, quizás había subestimado a la unicornio y era mucho mejor bebedora que él, no lo sabía pero definitivamente esa noche iba a averiguarlo. - Sin duda alguna será interesante, a propósito, excelente elección aunque creo que es un poco fuerte para ti.- respondió ante el comentario de la unicornio sirviendo un poco de licor para ambos mientras la botella sobre la mesa giraba hasta que esta se detuvo justo frente a él señalandolo como el primer jugador.
La pregunta para comenzar el juego fue pronunciada y antes de responder dió un sorbo para probar la bebida recien traída mientras miraba esa sonrisa en el rostro de Amalthea y por la cual el sonrió también, dejó su tarro sobre la mesa para prepararse para responder. - Verdad.- dijo mirando a la contraria mientras su cuerpo se recargaba sobre el espaldar de la silla pasando su brazo por allí y su otra mano se quedaba sobre la mesa golpeando sus dedos contra esta en orden esperando y ciertamente ansioso por saber que iba a preguntarle la mujer. -Adelante... dame lo mejor que tengas.- dijo sonriendo de lado y casi desafiandola a que le preguntara lo que fuera, vería que tanto podía responder y si no podía... solo tomaría de su tarro.
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Post by Amalthea on Jan 26, 2018 1:49:25 GMT
La unicornio se mantenía decidida por hacer las mejores preguntas para el Rakshasa pero ¿con cuál podría comenzar? ¿Su vida? No era algo que podría averiguar iniciando por obvias razones, sin embargo era algo que quería averiguar sobre su compañero de vivienda, luego considero preguntarle acerca de las cicatrices de su cuerpo, si…esa era una excelente opción sin embargo podría incomodar al arcano.
—Hm…. —
Comenzó a pensar a detalle cada posible pregunta que podía hacerle, cruzando ligeramente los brazos mientras con sus dedos tocaba su mejilla izquierda, apretaba sus labios ligeramente y arrugaba ligeramente la nariz en un gesto de completa concentración, hasta que finalmente su mirada amatista se enfocó en los ojos jade del moreno, sin darse mucha cuenta de lo que hacia estaba mirando cada detalle del hombre, cada cicatriz de su rostro, sus labios suaves como si se tratasen de unos pastelillos de chocolate, su nariz era algo afilada con aquellos pómulos ligeramente marcados con aquella tonalidad marrón rojizo, una mezcla extraña ¿estaba sonrojado? Era un misterio, pero su sonrisa no se borró de sus labios para acomodarse en la silla y con aquella dulce sonrisa escuchar.
“—Adelante…dame lo mejor que tengas…—“
¿La estaba retando? ¿En verdad lo hacía? Esta se mordió el labio inferior ligeramente mientras su gesto paso de tranquilidad absoluta a uno de completa decisión, si habría de hacer preguntas las haría sin dudarlo.
—Bien, usted lo ha decidido, esta es mi pregunta… ¿Por qué decidió convertirse en un…. —
Pauso rápidamente para ver que no hubiese nadie que escuchara lo que diría, al menos no quería que nadie supiera que su acompañante era pirata ¿Por qué? Bueno no le gustaría que lo encerraran en verdad…quizá ya le tenía un afecto después de semanas de convivencia, así que se levantó y se acercó hasta quedar junto al contrario, acercándose a su oído y decir en un susurro.
—… ¿Por qué decidió convertirse en un pirata joven Zobek?...—
Dijo para mirar su cabello con detenimiento y acaricio este con cuidado, entrelazando sus dedos con aquellos suaves y castaños cabellos, hasta darse cuenta de su acción y separarse de manera pronta hasta su asiento, tomando su pequeño trago por hacer la pregunta, cada turno beberían su respectiva copa, eso era lo divertido.
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Post by Zobek Reapersea on Jan 30, 2018 19:09:48 GMT
El Rakshasa se mantenía con su cuerpo recostado sobre la silla observando a la mujer a la espera de la pregunta que iba a hacerle, la veía pensativa y seguramente había mucho que quería preguntar y ahora estaba debatiéndose con cual pregunta debía comenzar, los ojos verdes del felino no se quitaban de em encima de ella observando cada detalle de su rostro mientras ella pensaba sin olvidarse de beber un trago de su bebida de vez en cuando. Los labios carnosos de la unicornio, suaves y brillantes se juntaban mientras que su nariz se arrugaba al momento en que ella seguía pensando cosa que le robó una pequeña risa al ex-marinero, realmente admiraba todos esos detalles que notaba en ella, como ser sus perfectas mejillas que se tenían de un ligero rosado, ¿Era quizás el efecto del alcohol? No podía estar del todo seguro pero no podía apartar la vista de ella, los minutos podían pasar tan rápido que ni notaría el tiempo que llevaba mirándola.
Después de notar aquel gesto de parte de la mujer de morderse su labio inferior y cambiar su semblante a uno más decidido, sin duda ya tenía lista la pregunta que iba a hacerle y por su parte él estaba bastante interesado en cual iba a ser, las primeras palabras se oyeron de parte de la peliblanca pero la oración se detuvo casi llegando al final cosa que dejó al Rakshasa bastante confundido, notó esa actitud cautelosa de la mujer como si estuviera por decirle algo secreto. La mujer se acercó hacía él, eso le sacó una notoria sonrisa, de verdad le gustaba estar cerca de Amalthea y si por él fuera la abrazaría en cada oportunidad que se presentara pero no quería incomodarla y no sabía como iba a tomarse ese gesto atrevido de su parte, por lo que solo se mantuvo tranquilo escuchando su voz melodiosa justo en su oído. No se imaginó que esa sería la primera pregunta y menos se esperó aquel acercamiento de su parte, no estaba seguro de si se debía al alcohol o no.pero solo se dedicó a disfrutar de aquel tacto tan suave y delicado sobre su cabello. -Ah… ya veo porqué estabas tan cautelosa… que considerada, muchas gracias por preocuparse señorita.- respondió dedicándole una sonrisa de lado mostrando un poco de sus dientes blancos, el que ella se preocupara por él o al menos que no quisiera verlo encerrado, eso era algo que le aliviaba bastante, no deseaba ser odiado por ella… pero con lo que le había hecho… sabía que era probable de que nunca consiguiera su perdón y no la culpaba por eso, había sido un acto muy ruin de su parte.
Se inclinó un poco sobre la mesa para para poder hablar sin que otros oídos que no fueran los de Amalthea escucharan su respuesta, no tenía problemas en decirle todo aquello a la mujer, después de todo él también esperaba saber mas de ella en esa noche y antes de comenzar a hablar bebió un poco mas de su jarra, tomó una buena cantidad de aire para después soltarlo lentamente y empezar a contar su historia. -Mi infancia no fue la mejor… mi madre murió al darme a luz y mi padre me abandonó apenas tuvo la oportunidad, me quedé solo sobreviviendo de las cosas que robaba del poblado donde había nacido el cual servía como punto de encuentro para los piratas que surcaban los mares. Había uno en particular que decía ser el mejor de todos los corsarios pero era una mentira… “el mejor de los corsarios” se presentó en la isla para retarlo y obviamente fue vencido… junto que el poblado donde yo vivía.- Hizo una pequeña pausa recordando aquellos días, los cuales habían pasado hace tanto tiempo y luego volvió a mirarla para proseguir. -Me salvé porque me escondí bien y luego… logré escabullirme en el navío de aquel pirata que había masacrado a todos, permanecí escondido por un tiempo, robando comida y agua para sobrevivir, pero un dia me descubrieron y me llevaron ante el capitán. Pensé que moriría pero no fue así, me pusieron a prueba y logré superarla lo que me dejó un lugar en ese barco, fue allí que mi vida como pirata comenzó… claro que desde el rango más bajo… al principio solo era limpiar el barco o ayudar en la cocina.- terminó de hablar con una risa mirando a la unicornio, ya le había dicho como había comenzado en la piratería y ahora era su turno de preguntar, no le tomó mucho el formular la pregunta ya que la había pensado desde hacía tiempo. -Ahora señorita Amalthea… mi pregunta para usted es… ¿Cuantos pretendientes tuviste Hasta ahora? Con una belleza como la tuya… estoy seguro que los arcanos no dejan de acosarte.- comentó mirándola con una sonrisa mientras también observaba de reojo a su alrededor.
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Post by Amalthea on Jan 31, 2018 5:38:04 GMT
Su vida, su infancia todo lo que un niño inocente merece tener se le había sido arrebatado, una madre que había fallecido y un padre que jamás deseo hacerse cargo de su pequeño bebe, la mujer de cabellos blancos entristeció notablemente al solo tener frente a ella a una persona que creció sin el amor de su padre y su madre, le dolió solo imaginar a aquel pequeño niño hambriento y asustado…la albina mordió su labio un poco, no sentía lastima en absoluto pero sintió que el corazón se le encogió acompañado de una sensación en la quijada amenazando con un pequeño llanto, como si sintiese la tristeza interna del moreno reflejada en su corazón, sin embargo expreso como había terminado en aquel barco ¿una prueba? ¿Cómo habría sido? Las preguntas asolaban su mente pero no era su turno de preguntar una vez más.
—No imagino lo difícil que debió ser su vida durante ese largo periodo de soledad, pero…me alegra y reconforta saber que logro salir adelante, aun a pesar de que llevase esa vida…usted es una buena persona, a pesar de esa mascara de frialdad…que poco a poco comenzó a disipar ante mi…le agradezco que me confiara su historia…Zobek…—
Dijo con una tierna sonrisa mientras su mano tocaba la contraria, sintió un calor tan tierno sobre su mano, un gesto de ternura se plasmó en su cara al recordar cómo había cuidado a su primer hijo, fue tan hermoso tener un recuerdo de su bebe cuando el arcano menciono su infancia aunque no tenía nada que ver, hasta que escucho aquella pregunta que hizo estremecer sus pensamientos, recordando varios momentos en los que había sido humillada públicamente por su idiotez, el enamoramiento tonto por el rey del sol que solo había sido algo simplemente fugaz sin importancia que la habían marcado como una mujer de bajos estándares, a la doncella que ella era, después recordó aquello que le había roto el corazón en mil pedazos, su gesto de ternura cambio por aquel lleno de frialdad que hacía tiempo había mostrado al moreno, su mirada bajo a su bebida y suspiro pesado alejando su mano lentamente, si bien ella aun sentía algo por el soberano del invierno Asthur, nunca fue su intención enamorarse ni mucho menos él tuvo intensiones de enamorarla, fue más que una tonta una idiota, se avergonzó de recordar la humillación pública y más aún, el rechazo absoluto de aquel a quien había amado.
—Ninguno. —
Expreso con un poco de dolor hasta escuchar que ella tenía gran belleza, no lo creía menos ahora ¿Por qué era tan amable con ella? En realidad no se percataba de las múltiples miradas hacia su persona por su belleza natural, era más algo falso que nada a sus ojos.
—Agradezco el cumplido pero en realidad me parece que esos “pretendientes” son falsas esperanzas de amor hacia mi persona, al ser la especie que nací, es algo natural que deseen mi cuerpo para fines sexuales por mi belleza que amor verdadero…así que difiero de creer que tengo pretendientes cuando en realidad ni siquiera eh de haber tenido nunca alguna vez uno…solo a mi esposo que en paz descanse…—
Dio un gran trago a su bebida terminándola de un golpe bajando su mirar una vez más, para hacer lo que mejor sabía hacer ahora, sonreír de manera falsa hacia los demás, el arcano había tocado un punto muy delicado pero no era sus culpa, la curiosidad estaba en todos y debía ser sincera con el dado que él lo fue con ella.
—Desde mi niñez todos me querían por mi belleza, lo cual era algo frustrante…porque ningún niño arcano o humano mostraba verdaderos sentimientos hacia mí, decían amarme cuando ni siquiera sabían que me gustaba, ni siquiera sabían cuál era mi flor favorita pero ellos decían sentir algo tan fuerte, mi esposo no…el llego con un ramo de flores intentando adivinar cual me gustaba más, fue tierno…y gracioso pues no se percató que llevaba mi favorita justo sobre su cuerno…era un tulipán rosado…me encantan esas flores…aunque ya no eh visto ninguno en mucho tiempo…—
Sonrió levemente para mirar al contrario y notar que había quizá hablado demasiado, se sonrojo un poco decidiendo reír tímida y decir.
—L-lo siento me deje llevar por esto…pero bueno ahora sigo yo… ¿En verdad eras feliz junto a esos hombres?....ósea… ¿te gustaba de verdad herir personas?....—
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Post by Zobek Reapersea on Feb 2, 2018 19:39:15 GMT
Ya le había contado una buena parte de su vida a la peliblanca, esos dias de su infancia no habían sido los mejores, de hecho habían sido muy difíciles para él pero de alguna manera había podido sobrevivir a todo eso, en parte gracias a haberse topado con los piratas, porque de no ser por ellos seguramente habría muerto pero ahora ya no tenía porqué pensar en eso, por lo menos no esa noche en la que estaba tan agusto hablando y bebiendo con la unicornio a quien podía notar que su pequeño relato le había causado cierta pena y lástima hacia su persona, mas luego ella le agradeció por haberle contado esa historia. -No agradezca señorita, es una parte de mi pasado que… bueno no puedo negar que me ayudó a formar mas mi carácter pero ya no es parte de mi en estos momentos.- respondió tomando de nuevo de su jarra, saboreando un poco la bebida fuerte antes de tragarla hasta que sintió el toque suave por parte de la mano de la mujer, era un gesto gentil y amable, todo un lujo para el Rakshasa quien no había recibido tales muestras de afecto por parte de nadie, por esa razón era que a veces no solía ser tan expresivo pero cuando se trataba de la unicornio trataba de ser honesto con ella respecto a lo que sentía y lo que él sentía era más que simple cariño o aprecio, quizás hasta podía decirse que era una obsesión apasionada que le hacía querer estar con ella todo el tiempo, por suerte ella le permitía permanecer a su lado lo que era más que suficiente pero… bien sabía que cuanto más estaba con ella más le fascinaba.
Esperó intrigado oír la respuesta de su pregunta aunque quizás debería haber pensado mejor lo que iba a preguntar, pero no se había tomado el tiempo para hacerlo por lo que cuando escuchó esa respuesta seca por parte de la unicornio y vio esa expresión fría regresar a su rostro supo que había tocado un tema que no que era delicado, uno que probablemente debería haber evitado pero había hecho dicha pregunta llevado por algo de los celos que sentía con solo notar que los demás arcanos volteaban a mirar a la peliblanca, no era pareja de la mujer como para celarla de esa manera pero no podía pensar con claridad cuando se trataba de ella. -Es verdad que su belleza es atrayente, eso nadie puede negarlo, pero no creo que todos la miren con solo esos deseos, puedo verlo, aunque claro para los hombres es mucho más fácil aspirar a algo solo de una vez … pero de verdad que merece recibir esos elogios. - expresó notando como la mujer seguía bebiendo de su trago para terminarlo de una sola vez, lo sabía, en realidad debería haber escogido otra pregunta pero en su momento no lo notó. -Su esposo fue un hombre muy afortunado, pudo tener el lujo de decir que tenía una mujer maravillosa a su lado… y… creo que haber preguntado sobre tu flor favorita habría sido una mejor opción que la pregunta que hice… lamento haber tocado ese tema, para compensarlo me aseguraré de que haya tulipanes rosas para ti.- expresó sonriéndole levemente con una expresión tranquila para servirle un poco más del licor a la contraria.
Ante la pregunta de la mujer el Rakshasa miró a los ojos amatista de ella con una mirada algo seria, era una pregunta un tanto difícil de responder para el ex-pirata siendo que no quería que la peliblanca pensara mal de él, pero… tampoco iba a mentirle, antes de responder volvió a llevar su jarra hasta su boca para que sus labios se remojaran con la bebida alcohólica una vez más antes de hablar. -Al principio fue difícil… pero no podía ser amable con nadie, mucho menos al unirme a la tripulación de ese pirata, era matar o morir… con el tiempo deje de sentir remordimiento por todo los crímenes que cometí es como si nada eso hubiera pasado, aunque claro ahora no está en mis planes volver a ser un corsario, solo… quiero pasar el resto de mis días sin peleas o conflictos, no lo sé. .. quizás tener una familia…- una sonrisa leve logró verse en el rostro del ajeno al imaginarse con una familia pero se le hacía difícil, es decir con todos los crímenes que cometió, con tantos errores en su vida, creía que ya no era posible para él esa clase de lujos de los cuales no merecía. Aclaró su garganta un poco para disponerse a beber nuevamente ya teniendo sus mejillas con un tono rosado apenas notable y luego mirar a su acompañante, ahora era su turno de preguntar por lo que esperaba no hacerla sentir mal esta vez. -Bueno… otra vez es mi turno, dime… ¿Cantarías para mí?...- preguntó de una vez, quizás se le había escapado pero no había tenido la oportunidad de escucharla cantar desde esa noche en la celda del barco y era algo que de verdad esperaba que se repitiera, aun guardaba esa melodía en su cabeza, aquella que había despertado un sentimiento que creía que no tenía.
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Amalthea
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La musica apacigua a las almas en pena
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Post by Amalthea on Feb 12, 2018 3:28:35 GMT
La mujer de cabellos platinados escucho las suaves palabras en respuesta del caballero que yacía sentado frente suya, el alcohol subía con lentitud por su cuerpo perfecto, suspiro con tristeza pero sonrió a su vez ante el contrario exponiendo que aquellos acontecimientos de su pasado literalmente habían sido dejados atrás, no se podía sentir más contenta porque el deseara seguir por el buen camino, ella sabía que en su interior era alguien con buenas intenciones que tomo decisiones erróneas, a pesar de que su corazón sintió el filo de una espada ligero por la pregunta decidió dejar el pasado atrás de igual forma, los amores perdidos, los no correspondidos y los que podrían llegar a futuro prefirió dejarlos de lado, solo para mirar al moreno con una sonrisa hasta escuchar nuevamente como la voz del hombre se había hecho presente en sus oídos, una risa avergonzada resalto de la fémina, se apeno por lo que el contrario expresaba, su belleza de manera ajena a su físico ¿Qué mujer no se podía sentir halagada por tan hermosos comentarios? Decir que su esposo era el hombre más afortunado del mundo por tener a una dama a su lado causando que sus mejillas se coloraran con mayor intensidad, como si supiese como llegar a sus sentimientos y estremecer los mismos. —No importa…esto era algo que tarde o temprano alguien tendría que preguntarme, no me molesta en absoluto solo…aun es difícil de superar ciertos sucesos del pasado…¿oh?—
Sus ojos se abrieron aún más cuando el moreno expreso que se aseguraría de que tendría muchos tulipanes rosados, se sonrojo aún más y miro hacia otra parte apenada por lo que el contrario decía, era algo tierno, muy tierno en realidad. —No es necesario que usted cumpla mis caprichos con tales acciones…soy feliz con pasar un tiempo con usted tan grato, me gusta estar acompañada por usted…—
Expreso sonrojada ligeramente para darle un pequeño trago a su bebida que después de haberla bebido con continuidad ya había dejado de tener un amargo sabor, ahora era como beber un vaso de agua lo cual para alguien que tenia tiempo sin beber sería bastante fácil embriagarse pero era algo que no tenía la más mínima importancia pues estaba con una buena compañía, una duda se presentó en su mente pero el contrario deseaba solo una cosa. “— ¿Cantarías para mí? —“ Fue tan…curioso, tierno incluso pero eso causaba que más dudas se manifestaran en sus pensamientos, sus manos temblaron ligeramente al momento en que imagino cantar para el ¿Qué significaba eso? ¿Por qué se puso nerviosa? Hacía tiempo que cantaba para muchas personas pero con el…se ponía nerviosa ¿no era algo cómico?, una sonrisa cálida se mostró en su rostro, parpadeando un par de veces al moreno. Asintió ante el contrario sonrojada por los nervios y claro el alcohol, se levantó del asiento y miro a los bardos que yacían en la zona más espaciosa de la taberna, sonrió con dulzura a los mismos y se acomodó en el centro, había hablado con los bardos para que así le comenzara a dar inicio a su pequeño canto dedicado a Zobek decidiendo así, cantar en su idioma natal. La música inundo el ambiente con serenidad absoluta que solo una voz angelical podría presentar ante los oídos de las almas que yacían en la incertidumbre y soledad, una voz que hacía tiempo había caído pero ahora se elevaba con sumo placer y alegría, cuando termino finalmente la música la mujer sonrió y agradeció a los presentes que aplaudieron indudablemente ante tan bello canto, caminando de regreso a su asiento esperando que el hombre no se sintiese apenado por haber decidido cantar ahí mismo, pero ya no había nada que hacer, pues las acciones habían sido hechas, para pasar saliva y mirarle con calma preguntando ahora. —Me parece que es mi turno de hacerle una pregunta…espero no se incomode pero… ¿porque eres así conmigo? No lo puedo comprender…me gustaría saber qué es lo que pasa por esa cabeza cuando me vez…—
Expreso con un poco de pena, en realidad esto se tornaba un poco aburrido, solo bebían sin en si un sentido, quería diversión o ya eran las bebidas embriagantes las que la hacían sentir extraña, pero la duda era verdadera, completamente verdadera, quería saber por qué él se había acercado a ella cuando ella no era absolutamente nadie importante.
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Post by Zobek Reapersea on Feb 16, 2018 21:52:27 GMT
Su pregunta ya había sido hecha y solo esperaba a que la respuesta de la fémina fuera positiva, aunque claro estaba en todo su derecho de negarse si no se sentía cómoda con esa petición, después de todo se hallaban en una taberna concurrida y probablemente estaría nerviosa, por su parte el Rakshasa espera que ella cantara ya que hacía mucho que no escuchaba la preciosa voz de la unicornio, siempre tenía la mala suerte de que había algo que lo interrumpía y no lo dejaba escucharla por mucho tiempo pero esperaba que en esta ocasión todo fuera diferente. Al ver como la peliblanca asentía con ese rubor en sus mejillas le devolvió una sonrisa con la misma calidez que la de ella, su deseo se cumpliría y podría escuchar más de la voz mas bella que jamás había escuchado hasta ese momento; ella se levantó para dirigirse hacia los bardos que se encontraban en el lugar y que estos acompañaran a tan bella voz con algo de música, los ojos esmeralda del Rakshasa no se apartaron de la figura de unicornio en ningún momento, siempre a la expectativa de lo que iba a hacer y admirando su belleza natural desde su asiento sin dejar de beber en ningún momento.
Pronto la música inundo el ambiente tan jovial de la taberna, todas las miradas se posaron sobre la unicornio quien estaba cantando, el rakshasa no tardo en cerrar sus ojos para disfrutar de mejor manera de la dicha de volver a escuchar esa voz, de esa canción que aunque no era la misma que había oído en el barco era igual de hermosa y por la mirada de los demás que estaban allí podía notar que ellos pensaban igual que él. Estaba feliz de que la velada estuviera siendo del agrado para ambos y para todos los arcanos que se encontraban en la taberna en ese momento aunque… siendo sincero consigo mismo no le gustaba que tantas miradas se posaran sobre la unicornio, pero esa noche lo iba a permitir, quizás solo porque el alcohol lo hacía más susceptible en cierta manera y ademas no el comportarse de esa manera probablemente seria un trago amargo que arruinaría lo bien que ambos la estaban pasando. La música termino, todos le brindaron un cálido y honesto aplauso a la dama por haber brindado tan bello espectáculo para que luego ella regresara tranquilamente a la mesa que estaba compartiendo junto al ex-pirata quien al igual que todos los demás le aplaudía incluso cuando ya había terminado de cantar.
-Una canción muy hermosa de verdad… Tienes una voz espectacular… Gracias por cumplir el capricho de este ex-marinero.- comentó en un tono sincero mirando a los preciosos ojos amatista de la contraria hasta que escucho su pregunta cosa que hizo que la mirara alzando una ceja mientras sonreía de lado, miro hacia el suelo mientras reía un poco y negaba con su cabeza para luego volver a buscar la mirada de la fémina y acercarse unos pasos hasta, directamente a su oído. -Puedo responderte, pero no aquí. ¿Que dices si regresamos y probamos con otros juegos mas interesantes?...- le susurro para luego dejar el dinero para pagar por todo lo que habían pedido en esa noche más una generosa propina y luego ofreciendo su brazo para que la unicornio lo tomara y ambos regresaran a la casa de ella. Conocía un juego mucho mejor, con preguntas más interesantes pero prefería no jugarlo frente a tantas miradas curiosas, además algunas preguntas eran un tanto personales pero sin duda entretenidas, solo esperaba que Amalthea aceptara el regresar con él.
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Amalthea
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La musica apacigua a las almas en pena
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Post by Amalthea on Feb 22, 2018 5:35:52 GMT
Las maravillas de la sensación que le daba el cómo los arcanos aplaudían hacia ella, ya no recordaba cómo se sentía que les gustara a los demás tu talento, lo que uno ama demostrarlo y que a todos les gustara, tomo más de su bebida, en realidad era lo ultimo que le quedaba y era lo que más le podía marear a uno al tomar tanto licor y haber mezclado bebidas, pero no le importo en absoluto, estaba completamente feliz de poder disfrutar de tan grata compañía, Amalthea miro como el moreno le aplaudía lo que causo que sus mejillas se sonrojaran con bastante facilidad, era notorio pero no a niveles que podrían interpretarse que estaba siendo una mujer completamente cautivada por la presencia de tan bien parecido caballero, el ex-pirata, como se hacía llamar a sí mismo o ex-marino, una sonrisa pícara broto de sus tan suaves y hermosos labios mientras lo miraba, como si tratara de decirle que estaba completamente a salvo y feliz con ella y solo ella, pero no fue hasta que se encamino hacia ella quedando completamente cerca de ella misma que causo que sus mejillas se tornaran de un hermoso color cereza de total y completa pena.
— ¿S-señor Zobek? ¿e-está todo bien?—
Expreso con su notable voz de ebriedad mientras que se acercaba hasta su oído, se estremeció al escuchar la voz del Rakshasa que hablaba como si fuese un depredador hacia su indefensa presa, no pudo evitarlo pero se había imaginado algo muy impropio, más aun pensó que eso había sido verdaderamente sensual pero…¡¿Qué estaba pensando?! sus mejillas estaban como ahora sí, verdaderos tomates, para reír nerviosa y mirar al hombre cuando su atención capto rápidamente las palabras.
“—Conozco un mejor juego, pero es mejor jugarlo en casa—”
Suspiro un poco pues quería seguir divirtiéndose, pero la idea de un nuevo juego en compañía del moreno, asintió para levantarse tomando el brazo de Zobek que ya había pagado las bebidas y propina, así fue como se dirigen hacia la casa de la Unicornio, sonreía dulcemente mientras sostenía el fuerte brazo de Zobek con timidez, mirando las múltiples edificaciones de la ciudadela, el viento fresco les dio a ambos en el rostro, provocando lo que lógicamente debía pasar, el efecto del alcohol había subido demasiado y la unicornio reía risueña.
— ¿Ya casi llegamos? Tengo mucha haaaaaambre y ya quiero llegar a jugar—
Decía con las mejillas ligeramente infladas en un puchero infantil abrazada del hombre.
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Post by Zobek Reapersea on Feb 23, 2018 21:56:53 GMT
Las reacciones de la unicornio para cuando se acercó a hablarle a su oído fueron bastantes interesantes, no la había visto así de roja jamás, aunque bien podría ser por el efecto del alcohol, aún así debía admitir que ese color en su rostro le sentaba realmente bien; ella había aceptado el dejar la taberna para regresar a casa juntos luego de que el pagara por todo lo que habían bebido esa noche y de paso también se llevara algunas botellas más para que siguieran bebiendo en la residencia además de algo para comer para ambos. El aire fresco de la noche dió en el rostro de ambos y se podía notar que la unicornio estaba algo ebria por su actitud risueña y alegre, por su parte el Rakshasa aún no estaba tan ebrio pero con unos tragos mas seguramente lo estaría, no planeaba dejar de beber, eso haría que la noche fuera mucho más entretenida de lo que ya había sido hasta ese momento sin mencionar que Amalthea se veía emocionada por regresar pronto a su casa para continuar con el juego que había mencionado. -Tranquila señorita impaciente, llevo algo de comer y… no estamos lejos de la casa..- respondió mientras la miraba con una sonrisa de lado.
Ambos siguieron caminando por las calles vacías de la ciudadela en esa noche estrellada, fresca y tranquila en la que los dos estaban juntos regresando con algo de prisa al hogar de la mujer pero no podían caminar demasiado rápido aunque quisieran; por suerte para ellos la noche era joven y tenían tiempo de sobra hasta que esta terminara. Al cabo de casi una hora llegaron a la casa de la mujer donde ambos entraron y se aseguro de llevarla hasta uno de los sofás para dejar que se sentara allí con la comida y la bebida cerca, procedió a sentarse a su lado, muy cerca de ella en realidad sin quitarle la vista de encima, sin dejar de sonreirle en ningún momento, no iba a negar que se veía indudablemente hermosa en esa noche, así que aprovechando que había traído unas fresas consigo acercó una a su boca hasta que esta tocó esos labios rosados y carnosos de ella.
-Di “Ah”... puedes comenzar con las fresas que tanto te gustan y luego puedes seguir con la comida que traje de la taberna…- comentó mientras sacaba las bebidas y las servía en unas jarras para continuar con lo de la taberna.
-Ahora… volviendo a lo del juego… se que estabas ansiosa así que no te voy a hacer esperar… te haré una pregunta que debes responder con la verdad, claro que si no quieres responder no debes hacerlo pero… tendrás que hacer un reto impuesto por mi como castigo.- una sonrisa bastante amplia se lograba ver en su rostro así que no hizo esperar más a la mujer y se dispuso a preguntarle. -¿Con cuantos arcanos te has acostado?... Tengo que advertirte que de negarte a responderme vas a tener que desabrochar mi pantalón pero… con tu boca…- comentó mientras se acercaba a su rostro y acariciaba el mentón de la fémina de manera suave, pasando su pulgar por el labio inferior de ella sin dejar de mirarla. -Entonces…¿Me vas a responder o harás el reto?... - Preguntó de manera algo coqueta ansioso por saber que era lo que haría la mujer, tenia curiosidad respecto a la respuesta de su pregunta pero si se negaba a hacerlo entonces seria mucho mas interesante ver si se atrevía a cumplir con el reto que le había asignado, aunque quizás había sido demasiado para la primera pregunta de aquel juego.
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