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Post by Erdos Balderoth Karaz on Dec 8, 2017 4:34:56 GMT
El viento soplaba como de costumbre, con una gran fuerza debido a la temporada. El sonido de las ramas agitandose le daban al lugar una apariencia de paz, tranquilidad máxima digna de aquel que buscase ser uno con la naturaleza. O por lo menos eso era al entrar al bosque, por que si se merodeaba un poco más en él tarde o temprano llegaría a sus oídos un constante golpeteo. A las orillas del bosque, casi al final se encontraba un sujeto haciendo su humilde trabajo. Era el demonio quien le asestaba una tremenda golpiza a un enorme árbol con el deseo de partirlo en dos. Con ayuda de un hacha visualmente desgastada golpeaba a un ritmo exquisito, tratando de imitar la melodia que un pueblo ya extinto tocaba las noches de luna llena. ¡Talar y componer, chico. Talar y componer! Sin embargo, en su rostro se notaba algo de enfado, mas no de cansancio. Si bien era verdad que su profesión requería de una enorme resistencia físico el chico contaba con ella, atreviemdome a decir que incluso tenía mas de la necesaria. Pero entonces ¿Por qué esa cara tan larga? Bueno, eso se debía a que en realidad no le entretenía del todo. ¿Que no le gustaba? Yo nunca dije eso. De hecho le parecía una completa estupidez sustentarse de algo que bien podía hacer cualquier persona pero que no querían hacer. Excepto por los ancianos. Realmente le agradaba ganar dinero fácil. Incluso podía aprovechar su jornada para trabajar sus bíceps y otras partes que ésto beneficie. Pero, a diferencia de sus trabajos anteriores éste no contaba con tanta acción. Era duro, claro. Pero jamás se compararía a matar gente. Y aunque suene fácil tomando en cuenta la clase de ser grotesco y repulsivo del que estamos hablando había veces que las presas no eran tan fáciles de cazar. No todo en su vida había sido matar borrachos y gente no apta del agrado de alguien adinerado. No. Muchas veces había tenido que jugarse la vida contra gente importante. Seres que poseían un inmenso poder gracias a la plata que tenían (cof robadaalpueblo) y que por eso mismo podían hacer lo que se le viniera en gana. Pero que por más joyas que le cubrieran sus peludos cuerpos también sangraban, y por ello se resguardaban con lo mejor de lo mejor. Gente con experiencia en batalla y manejo de armas capaces de partir un buen lechón a la mitad. ¡Con todo y hueso! Por otra parte se encontraban sus colegas. Asesinos muy bien amaestrados para acabar con facilidad a aquellos guardias ya mencionados. Seres sin corazón alguno que les diera capacidad sentir pena, culpa o al por lo menos cosa de ver tanta carne y hueso. Tan desalmados que después de matarte se robaban a tu lechón partido y se lo cenaban bien a gusto. Ésto, aunque lo obligaba a exponer enormemente su vida le entretenía al máximo. Cada sujeto le implicaba un reto, pues la mayoría de las veces le desconocía por completo. Su apariencia, experiencia, su tasa de asesinatos o su gusto por el té. El ignorar estos datos le llevaba a actuar con una mayor emoción y disparaba en él una gran descarga de adrenalina a la hora del encuentro. Era sin duda un juego al azar en el que siempre se apostaba la vida. Volviendo al tema, el comparar su vida de sicario con la que actualmente llevaba era una falta de respeto. ¿O cómo reaccionarías si alguien comparara tus mugrosos frijoles sin sal con un caldo de lechón partido? Bueno, pues eso era lo que molestaba en gran parte al demonio. Recordar su antigua vida y restregársela a sí mismo. El golpeteo cesó. El chico había llegado a su límite (el cual de por si era poco) y por el bien de su inexistente salud mental decidió que era hora del descanso. Así pues, tomó asiento bajo el mismo árbol al que daba muerte buscando en él sombra y descanso. Ahí esperaría recobrar algo de fuerza y ánimos para proceder a almorzar. Sí, comería lechón.
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Post by Amandi Mortuu on Dec 8, 2017 5:36:43 GMT
La naga no había visitado en mucho tiempo las primeras trampas que armó las cuales fueron en el bosque de los susurros, un lugar que le era igual de agradable y bonito que el mismo bosque de las hadas. No le gustaba de momento tomar una forma sellada, debido al problema que tuvo con su atracción por un humano y a la reprimenda con fuertes palabras de parte de su madre que aún en estos días resonaba en su cabeza constantemente como un fantasma que lo acosaba.
Se tomó la molestia de ir de un bosque al otro, tomando caminos largos pero que le aseguraban que nadie la vería, o al menos no más de un par de personas de vez en cuando. Le llevó una semana aquel viaje, hubiese tardado más si se quedaba en algun lugar a descansar o comer pero no lo necesitaba. Traía con ella todo lo que pudiese necesitar y lo guardaba bien en el gran bolso de cuero que siempre llevaba colgando a un lado de su cadera; en el llevaba un odre con agua, los cadáveres de varios pájaros y ardillas por si llegaba a darle hambre además de ramitas y hojas secas que podría usar para decorar las trampas que iría a revisar.
Antes de entrar al bosque estiró sus brazos con emoción y dijo alegremente -te saludo de nuevo, gracias por recibirme- mantuvo una sonrisa en su rostro y se adentro al mismo. Recordando los lugares en donde armó sus dichosas trampas, llegó prontamente a una pequeña y sacó su lengua olfatear si algo o alguien había pasado por ahí pues la trampa estaba vacía pero tenia rastros de pelaje y algo de sangre.
Logró captar un aroma muy distinto, un arcano.
Rápidamente su cuerpo se tensó quedándose completamente quieto, tan solo movió velozmente su único ojo intentando encontrar a quien se encontraba allí además de ella. Se topó con alguien de apariencia llamativa y pesada quien talaba un árbol con determinación...eso o era enojo.
Se le quedó viendo por un largo rato sin moverse ni un centímetros ni parpadear, hasta que este decidió descansar bajo aquel árbol (oh, ya no esta ocupado. Quizás pueda ir a charlarle~) Pensó esbozando una pequeña y permanente sonrisa. Se animó a acercarsele con mucho cuidado -hola~- saludo elevando sus manos, mostrando que estas estaban cubiertas de descuidados vendajes al igual que en su cuello -estás cansado? puedo ofrecerte agua?- terminó de arrastrar su largo vientre en cuanto quedó en frente del arcano y se inclinó bastante para poder examinar su curioso rostro.
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Post by Giselle Vladgun on Dec 8, 2017 6:03:55 GMT
Las hojas secas la acompañaban al ras del suelo, movidas por la brisa de su andar desde el templo del otoño donde fue a dejar un último jazmín para su soberano perdido. Aunque ciertamente no era cercana a su soberano, había recibido protección de su parte durante el tiempo que estuvo dormida hasta que su lacayo Vermont había llegado. Agradecía sobre todo que el soberano Ariel nunca se enteró de sus actividades ilícitas, pues era mejor que todo quedara bajo llave.
La soledad del bosque era un alivio reconfortante para sus piernas acalambradas y su pelo de colores deseaba refugiarse entre las castañas tonalidades de las sombras de las ramas, en especial una curvada raíz muy gruesa en la que decidió descansar y desde la cual pudo observar una Naga con un singular parche en su rostro.
-¿Que habrá pasado con su otro ojo? -Acaso este formaba parte de la colección de partes que Vermont le había llevado? no se acordaba; los múltiples y miembros que su lacayo le proporcionaba eran más de los que podía recordar después de su longeva siesta de varios meses. Giselle permaneció entre las sombras del bosque con la mirada puesta en la joven reptilica que con alegría revisaba sus trampas en busca de alguna presa. Pero los caminos del bosque de los susurros siempre conducen a los cazadores a ser presas y ese parecía ser el caso cuando la ingenua naga se acercó a un demonio que reposaba bajo un árbol.
-Bueno, espero sacar algo de partido aquí -Comentó para si misma esperando que tras la carnicería del demonio, quedaran algunas sobras que ella pudiera usar para alguna poción.
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Post by Josephine on Dec 8, 2017 21:42:58 GMT
Mientras volvía de la ciudadela con un canasto den donde llevaba las flores de su venta la presencia pelirroja que se encontraba ahí observaba con cuidado a los lados de cada parte del extraño bosque por el que cada día deambulaba tratando de recolectar algo, aun que aun no sabia bien que era algo le llamaba desde la profundidad de los bosques.. un constante golpeteo ... un ritmo que le hacia retroceder en sus recuerdos a los cantos de guerra que sonaban cuando la guerra se avecinaba -mmmmmh?- fue el sonido que de sus fauces retumbo explayando la duda que en su mente le llegaba, no sentía temor pues la lejanía le protegía. Sin embargo aun a pesar de saber que quizá no seria prudente y que se desviaba de su camino, decidió adentrarse, haciendo sonoros sus pasos entre las hojas secas que yacían caídas en el suelo y crujían al soportar su bajo peso sobre ellas.
Finalmente al acercarse el retumbar rítmico de aquellos golpes cobraban sentido pues con la lejanía veía al hombre que los causaba el sonido que le llamaba la atención y cuando la distancia fue la suficiente para ver con mayor claridad los detalles puso observar la complexión del hombre que por lo que se veía era un leñador, este podría haber sido un guerrero fuerte por la destreza con la que manejaba su vieja hacha, sin duda le trajo recuerdos de todo tipo a su memoria pero fácilmente los pudo ocultar con el simple hecho de esbozar una sonrisa en su rostro mientras con su mano apretaba el mango de su canasto, aquel tan perfumado a rosas, orquídeas y gardenias que tanto le agradaban (aun que también por los recuerdos). al estar cerca a acercarse a la parecencia que ahora se encontraba en reposo vio como una primera figura se acercaba a el por lo que sus pasos cesaron en ese momento solamente contemplando como era que ella se desevolvia "podría ser peligroso" pensó en ese momento pues miraba ahora a alguien con un hacha y una Naga las cuales generalmente se caracterizan por su habilidad en la cacería .... simplemente paro un momento "pero sera mejor que sepan de mi presencia o podrían confundirme .... mejor revelar me y ellos revelaran sus intenciones"
Después mientras caminaba en dirección de ellos vio a la tercera fémina la cual se ocultaba también quizá también por lo mismo, pero como muestra de solidaridad en el temor de ella se decidió a simplemente dejar caer un pequeño botón de gardenia cerca de ella conforme iba pasando después simplemente salio de por ahí entre unos pequeños matorrales los cuales anunciaron su llegada a la zona donde los otros dos se encontraban -b-buenas- dijo abiertamente a aquellos que le escucharan mientras abría camino hacia el centro ce atención de forma un tanto agraciada mientras miraba a los que ahí se encontraban -lamento mi intromisión pero ... creí haber escuchado a alguien por estos lares-
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Post by Irina Székely on Dec 9, 2017 2:25:08 GMT
El dia de la naga no había sido tan entretenido como ella lo había planeado...con la temprana despedida de su compañero de vivienda Erdos, tuvo que esperar agónicamente a la visita de alguno u otro cliente, siendo la sangre su pan de cada día: mutilaciones que suturar, pociones que crear para distintos males (remedios o venenos), algunos quienes pedían consejo referente al uso de cierta planta mortífera, todos pagando una buena suma de dinero al terminar la labor de la lúgubre mujer quien, con los ojos fijos en ellos aceptaba su pago para despacharlos así de su laboratorio. Suspirando pesadamente contó los mirvos: era suficiente para sobrevivir por una semana, pero no debía derrocharlo tanto en plantas (como lo había hecho un tiempo atrás). Guardo entonces todo en una pequeña caja fuerte que enterró celosamente en el suelo al ala oeste, en una ubicación secreta, solo ella la conocía (como era de paranoica, pensaba que en cualquier momento alguien saltaría para robarle todo lo que tuviera).
Tras todo aquello, saco su fiel libro de botánica para repasar las ultimas muestras que había conseguido, efectivamente tenia apuntes de algunas hojas, hongos, cortezas, tierra, entre tantos otros especímenes pequeños como escarabajos rojos venenosos, y mas. Decidió llévalo entonces por si en algún lado lograba identificar algo nuevo (tratándose de una fanática de los venenos trataba de probar un poco para experimentar por si misma los efectos secundarios y apuntarlos a detalle (era un riesgo que le encantaba correr). Un bolso de cuero negro que había conseguido en el mercado, donde coloco aquel libro de portada escarlata, pasta dura y un sello con una cerradura que lo protegía de las miradas curiosas (la llave la llevaba escondida tras el vestido, en un bolsillo oculto de la falda de este). Algunas jeringas (¿porque no?), frasquitos de cristal con distintos líquidos para defensa propia, un spray que contenía el veneno de sus colmillos, algunas agujas, y un cuchillo con mango decorado a mano.
A pesar de todo lo que había pasado frente a ella y Erdos...de como ver sus cambios de humor y todo lo demás, había en ella una curiosidad creciente, como un científico quien descubre una enfermedad biológica contagiosa, un nuevo espécimen o un naciente compuesto químico (era fascinante). Aclarando su mente, relajándose, encaminose entonces a uno de sus lugares favoritos en toda mirovia: el bosque de los susurros. Ah, aquel lugar lúgubre, obscuro como el mismo era el reflejo del alma de la mujer, no podía emocionarse internamente cada ves que lo recorría, era como si un niño pequeño entrase a una dulcería. Recordó también que era un lugar donde, habría una gran posibilidad de encontrar a aquel demonio talando algún árbol por ahí. Sus dos mascotas, aquellas mambas negras que la acompañaban noche y día sin descanso, sus fieles amigas estaban arrastrándose al unísono con cada paso que daba, miraban a los lados atentas, asechando algún peligro, o simplemente observando algo que a su ama le pudiese interesar.
Se detuvieron las pequeñas siseantes, quienes se acercaron a Irina para susurrarle algo que solo ella podía entender, después de un intercambio de palabras, noto lo que ellas le habían descrito: a lo lejos, podía reconocer esa silueta monstruosa, tarareando alegremente al vaivén del hacha que cercenaba poco a poco el tronco de un árbol solitario. ¿Era el?...si, era el...acercose al asecho la naga poco a poco, mimetizandose entre el follaje de los arbustos muertos y la hojarasca, noto también otra de las suyas, su corazon se acelero dichoso: el ver a alguien de su especie le daba un ligero pinchazo en el pecho. Espero entonces escondida tras ese arbusto enorme y frondoso, una segunda criatura hacia interacción con el demonio, maldecía internamente el no tener esa facilidad de socializar...era algo que el tenia que ella deseaba. Una cabellera como llamas ardientes se hizo presente, al igual que una voz melodiosa y un contoneo peculiar: 3 criaturas acompañaban al chico que conocía desde antes...la serpiente solo se limitaba a observar, analizando el comportamiento de los presentes, esperando el momento justo para interactuar (o salir huyendo). ¿Porque era tan dificil?, noches antes logro charlar con extraños...con gustos en común, pero logro hacerlo, aquí la cosa era diferente.
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Post by Erdos Balderoth Karaz on Dec 9, 2017 8:18:13 GMT
A pesar de aquel día perfecto y el estar descansando al fin aún rondaba la molestia por el rostro del chico, el cual reposaba en el tronco mientras, con los ojos cerrados dejaba que sus pensamientos le atormentasen. Y es que no solamente los natos recuerdos de su tan experimentada juventud eran los que le arrebataban la poca tranquilidad de la cual podía disfrutar. Era más que obvio que, si se deja de practicar algo en lo que se es bueno la experiencia bajara considerablemente dependiendo del tiempo. Y ese era exactamente el segundo problema que revoloteaba por la mente (hueca) del demonio. Si bien su experiencia no era de días, semanas, ni siquiera años, si no de siglos hace unos cuantos años que no experimentaba esa placentera sensación de asesinar a alguien. Y es que al verse más apegado a la dragona (a quien solía ver como parte de su ridícula familia) una parte de él que creía había muerto le había incitado a abandonar la mayor parte de la violencia a la cual había estado acostumbrado. Pues aunque normalmente era un ser al que le preocupaba un reverendo pepino la lógica y los sentimientos, aquel pequeño y pichirriento cachito de Cha'ak que apenas y sobrevivía en su retorcida mente le incitaba a ser un buen ejemplo para su chica. - Ah~... No quiero que ella siga mis pasos. No los malos. - murmuró con una seriedad nunca antes vista en él. Al menos no en su forma arcana. Un suspiro desgarrador puso fin a aquel milagroso momento que como fácil llegó, fácil se fue. En un instante aquel gesto levemente serio se marchitó dando lugar a su tan característica mueca sádica y risueña. Sintiéndose bien de nuevo la cultura viviente procedería a comer tal y como lo había planeado. Por fin había sido capaz de realizar tan siquiera uno de sus planes, aunque este fuera diminuto y absurdo. Al menos no había terminado en desastre. Mas no todo estaba bien. El demonio abrió lo ojos al instante al percibir un sonido cerca. La tierra se movía y no era causa del viento, era presionada y arrastrada por algo de gran peso. Y aunque le agradaba la idea de poder entrenar un poco sus sentidos asesinos su misma acción le arruinó el momento. Tal y como lo había pensado un ser familiar se había acercado a él y ahora se encontraba a escasos metros, aproximándose cada vez más con un semblante despreocupado. "Mierda. Sí que he perdido el toque." Pensó, refiriéndose a la lentitud de sus sentidos y su reacción. Cuando lo que parecía ser una Naga se detuvo ante él no hizo más que mirarle con esos ojos inyectados y la ceja levantada, enmarcando en todo momento su mítica sonrisa. Pero al escuchar las palabras del ya antes mencionado ser su semblante cambió un poco, mostrando algo de decepción. - ¿Hola, cansado... y agua? - dijo entre dientes sin despegar la vista de la chica y, sin preocuparse siquiera en lo correcto abrió sus piernas de par en par. - Esto es lo único que necesito. - musitó nuevamente al tiempo que palpaba el gran bulto que se divisaba sobre una de sus piernas. Luego de repetir este mismo acto varias veces lanzó una gran carcajada y se puso de pie. - Vamos, puedes tranquilizarte. - exclamó entre risas. - No es nada más que mi almuerzo. Sólo era una pequeña broma. - Una vez que su chiste sin gracia fue aclarado caminó sin pena alguna hasta el árbol vecino, del cual colgaba su incondicional morralito en el cual introdujo el brazo para luego sacar una pierna de cerdo (Obviamente cocida. Estará demente, pero se cuida de los cisticercos) y mostrársela a la Naga. - ¿Lo ves? No es más que carne. - comentó para luego darle una gran mordida a su comida. Mientras disfrutaba de su grasiento banquete otro sonido llamó su atención, a lo cual sólo reaccionó girando sus ojos hacia los matorrales de donde provenía éste. Sin cambiar ni un momento su actitud conforme observó como una segunda persona entraba en escena. Mas esta vez su gesto emanó un cierto repudio por su nueva visita. - Oh, genial. Justo lo que necesitabamos. - le dijo a la Naga mientras agachaba el rostro para escupir el papel que había tomado al morder la carne. Mientras la fémina terminaba de unírseles el chico se posó a un lado de la Naga y le abrazó por encima del hombro al mismo tiempo que observaba a "la nueva" con un semblante altivo y serio. Incluso intentaba proyectar más su sentir metiendo su mano sobrante en el bolsillo de su pantalón y alzando el rostro. Cuando la chica por fin se dirigió hacia ellos solamente correspondió con un ligero movimiento de cabeza, mostrando también por un momento una sonrisa forzada. - Tranquila, no es ninguna intromisión. - dijo intentando darle algo de emoción a sus palabras sin bajar el rostro. - Pues sí. Hace un momento estaba talando. ¿Ves? - dijo bajando por fin su porte de molestia al tiempo que señalaba el árbol talado a medias. - Sólo que, pues decidí descansar un poco y éste chico pasó a saludarme,¿Cierto colega? - Dejó de apuntar hacia el árbol y nuevamente pasó su brazo por detrás de la Naga, dándole esta vez unas ligeras palmadas en el hombro como si se tratara de dos amigos de toda la vida. - Y tú... ¿Qué haces por estos lugares? Digo, no creo que esas flores las hayas recolectado por el bosque. - dijo sin dejar aquella actitud fastidiosa. Y no es que la chica hubiera tenido una actitud o hubiese dicho algo desagradable, si no que simplemente el demonio odiaba a las mujeres por problemas en su pasado ajenos a la florista.
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Post by Amandi Mortuu on Dec 9, 2017 18:43:02 GMT
Miraba al arcano imaginandose que clase de respuesta le daría, y a pesar de que tenía cara de pocos amigos y la manera en la que hablaba y se vestía eran diferentes de lo común ella se mantenía con esa dulce sonrisa arcaica la cual ayudaba de alguna manera a aliviar sus dolores.
Ladeo levemente su cabeza con confusión al verlo abrir las piernas para darle palmadas a un bulto y luego reír como si alguien le hubiese contado un hilarante chiste o una tragica y dolorosa historia -...eh?- por un momento llegó a creer que se refería sobre algo con temática sexual pero se dio cuenta de lo equivocada que estaba cuando el arcano explicó la situación -oh~ tu almuerzo- soltó una risa un tanto incomoda y avergonzada, se dio unas palmadas en el rostro para luego juntar sus manos sobre su vientre. Le siguió con la mirada para ver que esté sacaba una pierna de cerdo cocida de una bolsa que colgaba en la rama de un árbol -lo veo- respondió asistiendo levemente -yo también traigo comida!- mencionó alegre pues le sugeriría que almorzacen juntos, metió un brazo a su gran bolso tratando de alcanzar algún pequeño cadáver que se encontraría al fondo y justo cuando sus dedos rozaron un plumaje detuvo su acción para ver en la dirección en donde se género un sonido, llegando a clavar su mirada en una mujer de cabellos rojos (lo que necesitamos?) Dirigió su mirada de momento al arcano que ahora la abrazaba por un costado lo que le hizo ponerse internamente nerviosa y a la vez emocionada; se agachó un poco más para no opacar la imponente figura que quería mostrar. Algunas de las serpientes que salían de sus cabellos centraron su atención en el arcano y sin moverse de donde estaban comenzaron a olfatearlo sacando sus delgadas lenguas; captaron un aroma a sangre, uno muy distinto al que la naga portaba debido a los animales que mataba pero aún así era familiar.
Vió el elegante porte de la mujer de cabellos rojos quien sostenía una canasta con flores muy bonitas, de donde las traería? Apartó su atención y mirada fija de la mujer para ver al arcano nuevamente al cual ya consideraba su amigo; sentir esas palmadas sobre su hombro prácticamente le confirmaban la amistad. Le pareció un poco extraño que le llamase chico y colega pero no le molesta en lo absoluto -cierto- afirmó asintiendo sonriente mientras movía su larga cola hasta cerrar un amplio círculo alrededor de ambos; de cierto modo mostraba posesión sobre el arcano y la vez una barrera.
Tardó un poco en notar la disconformidad que le tenía su nuevo amigo a la mujer, por lo que prefirió callar y dejar que él guíe la charla, asi no diría alguna tontería. Sus serpientes se mostraban algo inquietas por lo que la naga comenzó a escudriñar con la mirada el lugar, llegando a captar más presencias; esto llegó a alarmarla pero su expresión seguía vacía. Llevó un brazo tras la espalda y apretó el mango de una de sus dos espadas curvas que colgaban de su cinturón, lista para sacarla y tajar a quien se atreva a molestar.
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Post by Giselle Vladgun on Dec 9, 2017 22:40:29 GMT
La presencia del demonio era un imán para los entes perdidos del bosque, pues la naturaleza muerta y silente era opacada por la conversación de ambos arcanos, de aquella Naga con serpientes por cabello y el demonio de inquietante sonrisa. Pero otra figura se hizo notar en el bosque tras dejar una flor cerca de Giselle. Sin duda habrá visto su pelo de colores contrastando con el follaje muerto. Esperaba que no revelase su escondite si es que acaso corría peligro en un intento desconsolado por recibir su ayuda, una situación que se iba encaminando a su descarnado desenlace, pues desde su escondite Giselle advirtió que tanto la naga como el demonio observaban a esa pelirroja más como una presa que como otro arcano. Algo curioso de ver, era natural que se matasen unos a otros por cualquier insignificante razón, pero pocas veces tenía la oportunidad de conseguir ingredientes frescos de arcanos canibales. ¿Se les podría llamar así? despues de todo no estan consumiendo a individuos de su propia especie, pero el canibalismo era algo que se daba incluso en las bestias más feroces, aún si no tenían hambre.
El silencio volvió a romperse una vez más, esta vez con el siseo constante que acompañaban a otra damisela cerca de ahí que Giselle pudo ver pese a lo bien camuflado de su atuendo.
"Vaya, esto es una fiesta de vigoras" -Pensó con despechado interés, reluciendo sus ojos tricolor ante el fragor de las escamas que observaba. sus ojos rosas, rojos y azules, los ojos de tres individuos en uno solo, los ojos de una Hidra que vivía en el ayer.
Tenía sumo interés en ver como se desenvolvería la situación actual, solo esperaba que no fuese una orgía que acabase en masacre. Algo como eso arruinaría los ingredientes manchandolos con el detestable aroma del deseo. No necesitaba afrodisiacos, sino partes manchadas con las intenciones más oscuras, como la suya.
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Post by Josephine on Dec 11, 2017 22:47:43 GMT
Conforme los otros dos comenzaban a hablar y a desenvolverse poco a poco antes de llegar pudo darse cuenta de la relación que existía con estos dos pues las formas en que ahora se expresaban corporalmente el uno con el otro parecían de una forma un tanto "sobrecariñosa" pero no era algo que le preocupara, pues aun en el cariño mostrado el uno al otro se pudo dar cuenta de la ligera distancia que existía en ambos al momento de dedicar las palabras hacia el "algo le molesta ... y su afecto no es sincero ...." finalmente pensó al observar los y terminar de escuchar lo que le decían pero no terminaba de descifrar que es lo que le pasaba hasta que escucho la palabra "TU" ahí fue cuando descubrió lo que pasaba "tan despectivo a su acompañante ......... no sabe su nombre, y tan despectivo hacia mi .... finge" pensó en lo mas profundo de su mente poco antes de poder siquiera soltar las palabras de su boca
-Ehehe tiene razón señor vengo de la ciudadela pues fui a intentar vender algunas de mis flores pues las ventas en Reapergate han sido malas- mientras dijo eso acariciaba una de las flores que por ahí se asomaban, era rojiza tirando con un tallo color lila - y ... me temo que solo me desvié de mi camino pues el retumbar de su tala me parecía emocionante, parecía incluso el sonido de la música de una fiesta, pero ahora veo que era en realidad algo muy diferente a lo que pensaba hehehe- finalmente tomo aquella flor para poder disfrutar de ella en sus manos -oh ... y que desgracia, me temo que también he interrumpido su almuerzo .... bueno tengo algo de beber aquí mismo- dijo mientras con un suave jalón hizo brincar su canasto afirmando la presencia del liquido ahí -si gustan podría ofrecer les un poco hehe- dijo mientras veía el pedazo de carne el cual ya estaba mordido y los animales que tenia la jovencita
después con una sonrisa lanzo finalmente lo que esclarecería sus dudas a demás que de ser el tipo de chica que el pensaba haría que lo que sea que fuera que buscara en su espalda la hiciera detenerse pues solo un ciego no se daría cuenta del cambio en la personalidad de la Naga -quizá una flor para su novia seria un dulce detalle para develar esa hermosa sonrisa hehe, esta misma flor brilla con la dulzura de sus cabellos y solo la tengo en 2 mirvos- finalmente miro a los ojos del leñador con los ojos siendo adornados por los músculos de su cara que esbozaban una sonrisa mientras echaba el canasto a su cadera siendo sujetado por el pannier que usaba con su vestido
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Post by Erdos Balderoth Karaz on Dec 16, 2017 3:13:07 GMT
La peliroja contestó a las preguntas del demonio, mas parecía no inmutarse con su desprecio. "Mmmh. ¿Es tonta o su inocencia es tanta?" Se preguntó sin dejar de observarla. Cada acción de la chica le provocaba una pequeña descarga de cólera.Pero, aún cuando su intención era la de incomodarla aún ardía en su ser aquella pequeña brasa de humanidad. Se sentía sumamente molesto con su simple presencia, pero aún así no podía evitar sentir pena por ella. Los tontos valores que se arraigaban a él le hicieron posar su brazo delante de la naga. - Oye compadre, suelta la maldita arma.- Dijo con una voz bastante entonada mientras con la otra palmeaba el cuerpo de la naga que le rodeaba. - Si quisiera ver sangre correr ya la habría asesinado. - Luego de ésto entonó un par de carcajadas llenas de todo menos de gracia. - Además ¿Qué mas dá que nos haga compañía? Si intenta algo... - No logró completar su frase cuando la chica pronunció aquellas desafortunadas palabras, que rezonaron en la mente del ahora inerte demonio. Pasados unos cuantos segundos y con mucho esfuerzo ladeó su rostro congelado y con la mirada más fria que podía salir de él su sonrisa comenzó a disolverse lentamente, hasta que no quedó más que un gesto de verdadera molestia.
- ¿M... Mi novia? - musitó entre dientes mientras su cuerpo se tensaba. - ¿Qu... Qué demonios crees que estás diciendo, maldita? - Se podía notar a simple vista el esfuerzo que hacía por no explotar en cólera, al igual que su rabia la cual crecía cada segundo. - ¿Crees que puedes irrumpir mi descanso, arruinarlo con tu mísera presencia, incomodar a mi amigo y encima llamarnos marica? - La voz del chico había subido de tono de una forma descomunal y ahora sonaba no sólo más gruesa, sino tambien felina. Pero, no era lo unico que estaba cambiando. De su cuerpo comenzaron a surgir pedazos de obsidiana que le dieron una apariencia más similar a la de su raza y su tamaño aumentó apenas unas décimas. - ¿Tienes idea de con quién carajos estás hablando? ¿Piensas que por no asesinarte tan sólo verte podrás esclavizarnos o humillarnos?- Ya llegado casi a su limite y al ver que no podría suprimirse por más tiempo volteó hacia la naga. - Escucha Junior, será mejor que me sujetes con todas tus fuerzas si no quieres que la asesine.- Exclamó su poca humanidad que perecía contra el ejercito de locura con quien luchaba. - Corre, perra...-
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Post by Amandi Mortuu on Dec 19, 2017 1:25:44 GMT
Pareció salir de un trance cuando oyó la gruesa voz del arcano a su lado -eh?- se giró un poco para verlo sin dejar de apretar el mango de su arma, intentaba mostrar preocupación; con su ojo que siempre estaba completamente abierto como si no tuviese párpado sería difícil, quizás si incluso poseyera cejas tendría la capacidad de emular más expresiones -ha...hay, nos ven- balbuceo en voz baja. Quizo llamarlo por su nombre pero aún no habían intercambiado esa información, intentaba advertirle de las otras presencias que los estaban observando.
Viró su mirada hacia la mujer de cabellos rojos sin dejar de escuchar al arcano (nov...ia? Hermosa sonrisa?) Puso una expresión en blanco al oír aquellas palabras pues no sabia como reaccionar, se le hizo muy raro recibir ese tipo de halago cuando usualmente decían que todo en ella era desagradable. Devolvió su mirada a quien se encontraba a su lado, había tomado una actitud más negativa que la anterior y de alguna forma todo eso le emocionaba haciendo que su sonrisa se agrandara. Le escuchó sin inmutar su expresión, aún preguntandose porque la trataba como chico (cuando las cosas estén más tranquilas le preguntaré...oh! le gustaría ver mi colección de pieles? También debería preguntárselo luego no?) estaba metida en sus pensamientos con la mirada perdida en aquel rostro que se deformaba haciéndose más tosco.
No estaba del todo distraía, aún las serpientes de sus cabellos vigilaban atentamente los alrededores y algunas ya estaban fijas en las dos arcanas que no estaban muy lejos de ellos.
Ladeo su cabeza cuando la voz gruesa le dirigió palabras nuevamente -si yo no quiero??- pero que pasaba si quería que algo terrible ocurriese? O si simplemente no le importaba lo que fuera a pasar a todos? La mujer no había hecho nada en su contra pero si enfureció a su amigo, quizás con una simple disculpa todo se arreglaría -uhm- observó el cuerpo del arcano el cual cambio de apariencia, incluso de tamaño; no sabia por donde agarrarle para detenerle y debía actuar rápido pues podía sentir la tensión en el ambiente. Con su mano libre tomó la muñeca del arcano con firmeza y el final de su rabo lo enrosco en uno de sus tobillos -le has hecho enojar- le reprochó con voz tranquila a la mujer -podrías diculparte?- le sonrió con gentileza esperando a que lo hiciera. En ningún momento soltó su arma, aún se encontraba preparada para tajar cualquier cosa.
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Post by Giselle Vladgun on Dec 19, 2017 7:50:51 GMT
Pese a no tener buen oído, la quietud del bosque le otorgaba una ventaja invaluable al poder escuchar claramente la conversación aún desde su lugar. Pero eso también significaba que Giselle debía esconder su existencia lo más que pudiese, entre el denso follaje que solo le permitía mirar por espacios entre las ramas la interacción riesgosa de los tres arcanos, Sobre todo de la pelirroja que estaba a punto de ser cazada como animal de corral.
"Parece que no tendré que tomar partido aquí, e incluso si lo hiciera, mi gas corrosivo podría ser percibido por los agudos sentidos del demonio y me destrozaría de un solo tajo" Pensó llevando su mano al mentón a la expectativa del rumbo que tomarían los participantes de ese juego de engaños. Le resultaba graciosa la forma en la que reaccionaban todos, sobre todo el demonio el cual no pudo reconocer el genero de la otra Naga.
"Cielos, en mis 250 años había conocido a alguien tan ingenuo, ¿que te pasa innoble cazador, en tu cabeza no existen las variantes a tu verdad?" Estaba ansiosa porque la carnicería comenzara, pero entonces se percató de que algunas de las serpientes de que la Naga tenía por cabello la estaban observando. Advirtiendo el peligro, Giselle alzó una ceja con suspicacia.
"Parece ser que no tengo otra opción"
Se puso de pie con cuidado y movió la cabeza de lado a lado para confirmar que las serpientes seguían sus movimientos. Después sacó de su vestido un frasco con un líquido traslucido que tras beberlo, procedió a soplar lentamente, llenando el aire poco a poco de un gas imperceptible casi tan denso como el oxigeno.
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Post by Josephine on Dec 21, 2017 1:33:56 GMT
Las cosas pasaban a formar parte del descontrol y la furia quizá por parte a sus palabras pero eso no le preocupaba nada pues en parte era lo que ya se esperaba dentro de si, sin embargo no esperaba encontrarse con alguien parecido a el, eso fue lo único que le saco de control pero rápidamente supo como poner todo en control solamente llevando de nuevo aquella flor de nuevo a la canasta pues sabia que ahora podrían significar una ventaja "gracias a dios no se vendieron tantas" pensó para si mismo mientras con la mirada gacha pero prestando atención llevaba su mano a los mechones sueltos de su cabello, volviendo a recogerlos con su oreja y terminando en desabrochar un pequeño botón el cual le aseguraba su ropaje del cuello "listo" después mientras volteaba a mirar a los dos de ahí -oh! entonces no son pareja? ... como lo lamento, ha sido mi error por favor disculpen el malentendido-
Después de eso dirigió su mano hacia el canasto que tenia y saco una pequeño barril el cual no era lo suficientemente grande como para parecer pesado pero era mejor que nada, ademas que así dejaba un poco de camino libre -tomen por favor hehehe como forma de arrepentimiento- decía a la señorita la cual ahora parecía ser la mejor para razonar pues era la que sujetaba al otro, bien sabia que la raza a la que pertenecía tenia fama de ser un tanto mas fuertes de la mayoría
Pero después se pudo dar cuenta de que era lo que pasaba con sus serpientes, estas no solo se ponían al suficiente pendiente en el sino que era en alguien mas de quien ellas advertían y por lo que recordaba (incluido a la dirección hacia donde estas miraban) se trataba de la señorita que hacia poco había visto escondida cerca a los matorrales, pero las vivoras no parecían tranquilas por alguna razón, por lo que de forma casi abrupta volteo a mirar a esta, dejando caer el barril al suelo y mientras el barril comenzaba a partirse en el suelo solo fue razón de
1 ..
"que es lo que esta mal?"
2 ...
"esta de pie ... por que?"
3 ......
!!! "el piso! maldita sea!!"
En ese momento se había dado cuenta no gracias a su nariz o tacto, la mujer a la cual habría ofrecido su apoyo en realidad no se encontraba ahí escondida por intriga o por temor a ser descubierta, estaba buscando algo diferente y no atacaría por ello, ataques así no acostumbraba a verlos pero el movimiento de la imagen en el suelo como si se estuviera viendo atravesar de los espejismos del desierto era mas que evidente "es un gas!". El mal ya estaba hecho por lo que había que moverse rápido así que salio a toda velocidad que pudo en dirección a la Naga y el demonio -ES UNA EMBOSCADA!- grito mientras dejo caer la parte superior del vestido que llevaba dejando ver entre partes el torso de una armadura y con la otra mano sacaba lo que parecía ser una forma larga y un pañuelo por entre las flores de su canasto, corriendo lo mas lejos que pudiera de la dirección en donde se encontraba la atacante ....
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Post by Irina Székely on Dec 22, 2017 0:13:07 GMT
Se había limitado a vislumbrar aquel espectáculo como el depredador que era, no dada tanto su poca empatía hacia los extraños, sino ver como reaccionaba el chico ante diferentes interacciones. Noto ademas la descarada confianza con la que abrazo a la otra naga, seguro tenia gustos particulares...pero, un ardor en el borde de su estomago le daba señal de que lo que estaba viendo no era del todo agradable. Palabras iban y palabras venían, nada interesante a su parecer...la presencia del ser de cabellos rojizo digamos que puso un poco de tensión en el ambiente, haciendo que la de coletas sacase un arma blanca, entonces lo vio: Vio como poco a poco aquel chico que apreciaba pero tanto negaba en querer (porque según ella misma no sabia que era) iba perdiendo la paciencia, la estabilidad, de como su vocabulario cambiaba, su mirada, esa mirada afilada y penetrante, tenia que hacer algo. Desafortunadamente su plan de intervenir se habia ido al traste gracias a que la muchacha de su misma especie habia tomado la iniciativa de inmovilizarlo (bueno, ya estaba en escena así que no podía decirle que no por mas que quisiera). La tensión estaba aumentando de manera súbita, por lo que debía guardarla calma, no por algo era el cerebro entre el y su persona. Debía analizar bien al situación, no por algo andaba armada porque si, un buen uso de sus instrumentos, sus mascotas o ella misma seria la pieza clave de esta jugada. Como depredador que se respete analizaba cada acción de sus presas, la naga era un bocado del que hablar, un poco impulsiva como Erdos pero con una ingenuidad algo llamativa. La criatura de cabellos rojos, algo despistada, con intenciones claras en idealizar unos simples roces con una situación comprometedora...ironicamente era esta criatura quien se estaba dando cuenta del peligro por los gestos que esbozaba. -"Esto se esta tornando interesante"- Ahora bien, poniendo cartas al asunto estaba poniendo se el aire un poco mas denso que de costumbre, lo noto rápido recordando aquellos experimentos que habia hecho en su laboratorio, olfateo el aire...nada sospechoso al principio pero y si...¿era algún gas extraño?, lo suficientemente ligero para confundirse con el aire, no era obra sino de alguna pieza que no estuviese en escena...que estuviese en la misma posición suya: asechando. Dio entonces una señal a sus serpientes para que buscaran al buitre escondido entre el follaje, relamió sus colmillos, tenia una buena carga de veneno en ellos por si la situación se daba. El grito de la peli-roja dio la señal, espero a que sus niñas encontraran algo y ella, transformando su parte inferior en una serpiente, se arrastro en el suelo con delicadeza para emboscar a quien lanzo aquel gas. No iba a dejar que alguien mas matase a aquello que ella apreciaba.. .no antes que ella.No seria la unica que activaría las cartas al asunto, por lo que decidió esconderse en otro arbusto un poco mas cerca y sacar una jeringa, era un calmante que habia diseñado ella misma, guardo entonces aquel arma en su bolso, cerca de una abertura secreta para su fácil acceso, si la peli-roja seguir haciendo mas escándalo tendría que usarla en ella...pero por ahora no. En algún lugar de su pecho...le parecio una situación bastante divertida, que alguien mas quisiera poner cartas al asunto a la tensión. Una sonrisa maquiavélica se formo entre sus labios, alguien con una mente tan torcida como la suya quería incendiar todo el lugar, envenenarlos, inmovilizarlos o todas las anteriores. -"Es hora de ver al doctor..."- penso para sus adentros cuando sus mascotas regresaban hacia ella...habian sido lo suficientemente cuidadosas para recorrer un tramo del terreno, el "enemigo" no se encontraba tan cerca como ella pensaba, estaba en juego la sanidad del chico con el que convivía, pero la diversión latente de unas vidas en peligro sacaban lo peor de ella. Su respiracion se agito un poco, debía ayudar al enemigo, su corazon palpitaba emocionado con la mera idea de hacerlo. Busco entre los frasquitos que tenia hasta encontrar uno que reaccionaria con el aire, algo así como una bomba de humo, lo tomo para lanzarlo contra el suelo y hacerlo reaccionar: una cortina de humo blanco se empezó a formar entre el follaje, cegando la visión de aquellas almas ingenuas....el juego habia comenzado. -"UFUFUFU...."- sus ojos se afilaron aun mas y entonces decidió cambiar su posición para que el ruido del impacto no la delatase ... - "Quizá solo yo sepa lo que es mejor para ustedes..."- ...penso revisando de nuevo entre lo que habia traído...algunos se veían bastante prometedores pero esperaría al momento indicado para usarlos.
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Post by Erdos Balderoth Karaz on Dec 23, 2017 0:01:46 GMT
El demonio volteó hacia su compañero observándolo con un gesto enfurecido. “Al parecer no captó mi mensaje. Realmente piensa que la dejaré ir con una simple disculpa.” Pensó riendo ante la inocencia del pequeño. “Da igual. Más diversión para mí.” Esta vez sus risas se volvieron carcajadas puesto que la pelirroja siguió las órdenes de la Naga. Esto le enfureció aún más. Verla tan tranquila y amable, aparentando buenas intenciones como la mayoría de los que habían terminado por clavarle un puñal en la espalda. Eso era lo que más lo enloquecía. La hipocresía de los demás tratando de aparentar ser perfectos, de buen corazón. Por lo menos él admitía su locura, su desagradable ser. Pero ellos… Apartó la mirada de su acompañante para nuevamente clavarla en la chica como afiladas estacas del Congo. Mas al hacerlo se percató de que, aparte de perturbar su paz con su desagradable presencia parecía estar distraída o en el mayor de los casos ignorándole. Las pupilas del chico perdieron tensión al igual que el resto de su cuerpo. Sus hombros cayeron haciendo que sus brazos se balancearan como zarigüeyas que dormitan. Y no era que el presente ofrecido por ella hubiera calmado su ira sino que intentaba asimilar lo que estaba ocurriendo. “¿Acaso… ella…? ¿Ella está ignorándome?” Pensó perdiendo la dirección de su vista en el vació. -¡¡¡TÚ!!! – Bufó desinflando su pecho, expulsando su aliento entre sus dientes con una gran violencia. Estaba decidido. Su meta había sido añadida a la lista en donde sólo sus deseos más enfermos y caprichosos deambulaban. No se iría de ese lugar hasta tener su melena rojiza de adorno. O eso era lo que pensaba hasta que notó el interés de la apacible mujer hacia su acompañante. “¿La quieres, maldita? Pues te reto a que vengas por ella.” Pensó mientras aprovechaba el agarre de la Naga para tomarle de la muñeca, reclamándola así como suya. Deseoso de sangre se relamió los ásperos labios con su enorme lengua, embozando una grotesca sonrisa mientras veía como la chica dejaba de lado su actuación y se despojaba de su ropaje, dejando al descubierto lo que parecía ser una especie de armadura. “¡]Jaja, que estúpida mostrando sus ventajas!! ” Exclamó para sí mismo pensando en lo que habría sucedido si le hubiera atacado. Seguramente sus garras habrían recibido un gran daño. De cualquier forma ahora tenía la ventaja sobre ella. Tomó una posición defensiva en el instante que la chica comenzó a correr. Pero, a pesar de su inmensa ira podía notar que algo andaba mal. A pesar de que en todo momento su atención se había centrado en la sus siglos de experiencia le habían dado la cualidad de usar sus habilidades de una forma natural, por instinto. Debido a la vida difícil que había llevado sus sentidos se desarrollaron considerablemente. La constante inseguridad que otorgaba la vida de sicario le permitió aprender un sin fin de cosas. Al ser necesario el sigilo extremo se le había enseñado a leer las intenciones e incluso predecir los movimientos de otros por medio del cuerpo, en especial el rostro. Las facciones reflejaban sus emociones, las cuales estaban ligadas a las decisiones. Usando esto a su favor el demonio podía idear opciones de lo que su oponente tuviera pensado hacer. Ponerse en los zapatos del otro, analizar su situación, sus ventajas y desventajas. Esto sin perder de vista la situación de uno y al mismo tiempo hacer uso de sus sentidos. Observar los alrededores y al adversario, poner suma atención a los sonidos, diferenciarlos, percibir su origen y considerar la distancia. Sentir la temperatura, suelo, dirección del aire. Olfatear al oponente y suponer sus cualidades (cualquier clase de material que pudiese usar a su favor) e intuir la localización del mismo usando el aire ya mencionado. En este caso el rostro de la Naga no lograba transmitir mucho, más las serpientes que llevaba consigo siseaban alteradas. Además de que aunque parecía haberse preparado para la batalla la florista se notaba preocupada y no parecía tener intenciones de atacarles. Fue en ese momento, al comprender que algo no seguía su rumbo que su espontaneo espíritu de asesino lo obligó a controlarse por un momento para encontrar la pieza que no embonaba. "Los animales poseen un instinto mayor. Junior me cubrió con su cuerpo en señal de protección y tomó un arma punzante. Su pose en defensiva y sus palabras. “ “¡Sus palabras!” Pensó al tiempo que giraba los ojos hacia su acompañante, escuchando su aguda voz retumbar en su cabeza. “Nos ven…”Rápidamente giró su mirada hacia la fémina, quien huyendo del lugar exclamaba lo peor que podría haber salido de su sensual pecho, siendo confirmada por la espesa nube de humo blanco que se divisó al instante. El demonio se congeló por un segundo al darse cuenta de lo estúpido que había sido. Se había cegado de locura y su impulsiva necesidad de violencia. Y lo peor de todo era que se había percatado de ello demasiado tarde. Su cuerpo reaccionó a la advertencia de la chica apretando su agarre hacia la muñeca de la Naga y halándola hacia él, cubriéndola con sus brazos al mismo tiempo que se doblegaba en busca de usar su cuerpo para protegerla lo más que le fuera posible.
Habilidad usada: Halo de Guerra. La presencia de estos demonios sume a las personas a su alrededor en un estado de descontrol, sedientos de venganza y violencia. Puede ser controlada por su portador sin embargo si se encuentra en un estado de ánimo negativo esta fluirá sola de su aura.
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