|
Post by Irenea Novkrov on Dec 19, 2017 4:57:56 GMT
El panorama al pie de la montaña cubierto de nieve gracias a las pequeñas motas blancas que caían sin ninguna prisa, danzando con el viento gélido que era como un abrazo de bienvenida para la centauro, quien después de haber entregado todos y cada uno de los paquetes y cartas, regresaba a su hogar para tomar un descanso. La tradicional cena blanca que se llevaba a cabo año con año como una tradición en la familia Novrkrov estaba próxima, por lo que debía hacer algunos preparativos para la dichosa reunión. Con cada paso que daba sobre aquella alfombra blanca un recuerdo venia a ella, pues hacia ya algunos meses que no veía a su madre, a sus hermanos y su padre, añorando ligeramente su compañía pero sobre todo la de su hermano Yurek quien siempre fue su cómplice y su mejor amigo. ¿Que habría hecho en ese tiempo? ¿tendría alguna historia nueva para contarle?. Pero sus preguntas se vieron interrumpidas por un rayo de luz que se asomó de entre las nubes y se coló por las ramas de los arboles sobre un pequeño claro, donde la nieve se encontraba tan llana y sin ninguna huella que la perturbara, que trajo a ella un recuerdo que le provocó un pinchazo en el pecho- Un ángel de nieve...-musitó dejándose envolver por la melancolía. Caminó algunos pasos hasta llegar al claro, cambiando a su forma sellada y llegar justo al centro. Miró al suelo por unos momentos y luego se recostó sobre la nieve, contemplando el cielo por unos instantes congelando su mirada sobre un punto fijo. Sus piernas y brazos comenzaron a moverse despacio pero tomando mas fuerza cada vez hasta detenerse, preguntándose por que se esmeraba tanto en revivir aquel momento, suspirando a la vez que se erguía y con intenciones de ponerse de pie hasta que un impacto en su nuca la tomó por sorpresa. Se quedó atónita mientras la nieve se le resbalaba por la cabeza, había bajado tanto la guardia que ni siquiera se percató de que alguien mas estaba ahí. Se puso de pie casi de un salto mirando en dirección del supuesto atacante donde no había nadie, recibiendo otra bola de nieve por un costado que consiguió irritarla- Quien quiera que seas no voy a caer en tu juego -dijo manteniendo la compostura y sacudiéndose un poco la nieve, comenzando a caminar para salir de ahí y sin embargo solo recibió mas ataques consecutivos que lograron irritarla. Muy bien... tu te lo buscaste-corrió hacia un árbol para cubrir su espalda y comenzó a formar varias bolas de nieve. Una vez mas algunas se deshicieron sobre el tronco en el cual se escondía Irenea, quien logró ver de donde porvenir estas y lanzando su contra ataque. En otras circunstancias habría ignorado la provocación, pero ahora estaba empeñada en descubrir quien era aquel cobarde que osaba atacarla en un juego que conocía bien, logrando divisar una figura que se movió entre los arboles, le lanzó varios proyectiles de nieve con toda su fuerza.
|
|
Deleted
Deleted Member
Posts: 0
|
Post by Deleted on Dec 20, 2017 6:45:59 GMT
—!Hng! Incluso un jenízaro experimentado habría estado orgulloso de él, o tal vez no. Sin embargo nadie podía decir que no había dado pelea. Hacía un par de horas, Eerie fue sorprendido de camino a casa con la idea del fuego y comida caliente por un golpe en la nuca. El mordisco del frío lo obligó a girarse y de no ser porque había vivido la mayor parte de su existencia en los picos más altos de la tierra, ahora estaría congelándose. Un proyectil tras otro sin parar. En un principio pareció divertido. Sin embargo luego de batallar contra el incesante ataque sin que lograra identificar a su atacante y resbalar, decidió recuperarse entre la nieve crujiente y dejar que su frustración e irritabilidad se enfriaran. Y ahí se encontraba, con la respiración rápida y el vaho rodando alrededor de su boca cuando fue sorprendido por un violento golpe que le oprimió las costillas. Como si un peso importante hubiese caído pinchandole los órganos... Y así había sido. Eerie pudo decir que no vio mucho. Salvo que la luz pálida se filtraba entre el material de la tela. Pero no vio mucho, salvo la carne expuesta, rosada por el clima, primero unos tobillos delgados y rojos, y luego las pantorrillas, rodillas, muslos... Pero no vio mucho. Aquella sería la respuesta si alguien le preguntará mientras se alejaba con una sonrisa de gato. —¡Por Ko, mujer!, estoy acostumbrado a que las damas caigan sobre mi de una manera más...suave, pero viéndolo bien, no molesta tanto que una se pose de esta manera sobre mi persona.— Masculló apenas, conteniendo el aliento con la voz de tenor sin dejar de lado la falta de aire y el dolor que sentía sin moverse. Aunque la tela del vestido ajeno se le pegara a los labios y a la nariz, fría y rígida. Igual no podía levantarse hasta que ella bajara, pero y un cuerno que la animaría a ello. Es decir era demasiado, tentadora, deliciosa e interesante,-la situación- como para dejarlo pasar siendo quien era y como era.
|
|
|
Post by Irenea Novkrov on Dec 20, 2017 11:24:13 GMT
Rendirse era una palabra que no estaba en su vocabulario y a consecuencia de ello se había metido en muchos problemas, pero a su vez cumplido sus objetivos y esta no seria la excepción. Después de despojarse de los bolsos vacíos donde suele cargar todos los envíos, con el afán de poder moverse con mas libertad, se escondía de nueva cuenta tras de un árbol completamente seguirá de que lo tenia acorralado... o acorralada cual fuera el caso no tenia escapatoria, pues era correr de frente hacia ella o caer rodando por una pequeña loma en la que habían terminado.
La centauro estaba ansiosa por terminar de una vez con esto, por lo que su ímpetu le jugó chueco y terminó siendo ella la que rodó cuesta abajo. Había subestimado a su adversario pues no contaba con que se trataran de dos, atacada por la espalda y empujada para que cayera.
Por suerte no iba tan rápido como para no poder controlar su caída e impulsarse de tal forma que de un salto llego hasta el final de la loma y caer sobre un suelo menos inclinado. Menos inclinado pero mas rígido, con temperatura distinta y que ademas hablaba. Al principio no comprendió bien lo que dijo pero ya tenia intenciones de quitarse lo antes posible, sin embargo al bajar la mirada y observar la situación en la que estaba cayó en cuenta de un hecho de suma importancia para ella. Su falta de pantalones y de interiores. Con el ajetreo de la guerra de nieve lo había pasado por alto ya que no se imaginaba terminar en una situación así y mucho menos de tener tiempo para terminar de vestirse.
Quedó petrificada, cada musculo de su cuerpo se endureció al punto de cortare la respiración, sus ojos abiertos como platos y el ardor en su rostro producto del intenso rubor que tan extrañas veces se presentaba. No lo podía creer, su mente no terminaba de asimilarlo y como si fuera una acción provocado por su instinto te supervivencia, se lanzó hacia aun lado retrocediendo con pasos tan torpes que la hicieron caer de sentón sobre la nieve; muda, con una mano sobre su boca para retener cualquier balbuceo. No podía ni siquiera mirar su rostro, no quería pues prefería no saber quien fue aquel que vio su piel desnuda. Una reacción exageradamente equivalente a su pudor.
Tal vez el extraño aun no veía su rostro, por lo que de inmediato se cubrió la cabeza con la capucha y se escondió-L- lo-...-apretó los labios unos instantes para que su lengua no la traicionara y la hiciera tartamudear una vez mas-Lo siento mucho... no lo vi -No podía culpara aquel extraño por un error que había sido suyo, algo a lo que ella misma se expuso y que planeaba dejarlo así, en el anonimato y un mal recuerdo enterrado en la nieve. Prefería no ponerle cara ni nombre a uno de los momentos mas vergonzosos de su vida, así que sin mas y una ves que se disculpó se puso de pie para caminar en dirección contraria, aun con el rostro tan rojo y con la vergüenza hormigueandole en la piel, no le importó recibir de lleno una bola de nieve en la cara pues aquello fue mas un alivio que un castigo. Las gotas de la nieve derretida cayeron por su rostro que de apoco se pagaba, caminando a paso firme hacia ningún lado, sin detenerse para averiguar si el otro estaba bien o no. Ese detalle así como su rumbo eran pensamientos que aun no tenían orden en su cabeza, ya que lo único que quería era llegar a su hogar, encender el fuego de la chimenea y descansar.
|
|
Deleted
Deleted Member
Posts: 0
|
Post by Deleted on Jan 3, 2018 2:24:25 GMT
Eerie no vio mucho más allá del relampago rosado barrer su rostro. Un nuevo paso le saco el aire y lo impulsó hacia arriba en un segundo antes de desaparecer. Colocando una mano sobre su diafragma estrecho los ojos con lentitud y se estiró, sentándose. Intentando arrancar los rastros blancos de sus prendas giró la cabeza en dirección a la fémina que se alejaba. Sin entender del todo su reacción. Y como un enorme felino ladeó la cabeza entornando su ojo la examinó de nueva cuenta en silencio antes de hablar. —Esperaba muchas cosas, pero no una disculpa. —Pero para ser lo que eres, fue una reacción absolutamente humana... Agregó colocandose de nuevo la capa que había amasado una cantidad considerable de nieve. Eerie sabía de tipos de personas, de situaciones y de mujeres, así que sin prisa, con tosca elegancia clavó una rodilla en el sueño a punto de levantarse estaba por decir un comentario ingenioso cuando una bola de nieve volvió a golpearlo como a la extraña. Gruñendo una blasfemia se inclino nuevamente y comenzo a lanzar bolas de nieve hacia las toscas ramas y los montículos blancos. Usando los insultos en todos los idiomas que conocía. —Esas alimañas... Y entre el manto blanco pequeños puntos brillantes relucían. Criaturas homónimas de los grandes reptiles, no eran arcanos sino una especie de eslabón perdido que pareció encontrar su salvación en la isla.
|
|
|
Post by Irenea Novkrov on Jan 16, 2018 5:27:26 GMT
A pesar de todo, logró escuchar las palabras del unicornio y solo una palabra la hizo detenerse en seco, mirando fijamente aquella alfombra blanca como quien repasa la palabra en su mente para estar seguro de lo que escuchó. Se giró levemente para mirarlo por sobre su hombro ¿Como es una reacción humana? -preguntó, pero el otro ya se encontraba luchando de nuevo contra el enemigo invisible; enemigo que pasó a un segundo plano al ver la incontable cantidad de ojos amarillos que brillaron entre la nieve, los cuales pronto se alzaron den entre la nieve. Molestos con quien había interrumpido su calma y no había nadie mas que esos dos frente a la "parvada" de lagartija blancas con alas.
Irenea se quedó boquiabierta al ver tantos, en alguna ocasión se había topado con uno que otro y eran bastante molestos y persistentes, no mortales pero una cantidad como la que tenían en frente tal vez podría atentar contra sus vidas, su aliento que se clavaba en la piel como filosas agujas no debía ser subestimado.
Su primer instinto fue retroceder, pero se detuvo al preguntarse si el otro sabia el riesgo al que se enfrentaba, tal vez si tal vez no, paso de ese pensamiento y sin su permiso fue hasta el para tomarlo del brazo y jalarle para llevarlo con ella. Sabia que su cabaña no estaba muy lejos y era el lugar mas seguro al que podrían ir ya que perderlos no seria cosa fácil- ¡Sígame!- lo soltó esperando que el extraño le hiciera caso mientras que las criaturas habian estado esperando una reacción, bastando con que una de ellas chillara y comenzara a volar hacia ellos para que las demás lo hicieran, comenzando a atacar con su aliento lleno de pequeñas y finas estalactitas, algunas dando en la espalda de la centauro y atravesando su capa. Si no fuera por la adrenalina y el apuro, el dolor hubiera sido mas intenso, pero ahora su mente era ocupada por la única tarea de reconocer el camino hacia su hogar.
Una vez que lo hizo, cambió la ruta para ir por el camino mas corto, el cual era travesando un pequeño lago que seguramente estaba congelado. Era un terreno llano y quedaban mas expuestos pero al no haber tanta nieve, eso les permitiría correr mucho mas rápido. El único problema, era que la centauro no contaba con que la capa de hielo aun no era lo suficientemente gruesa como para soportar el paso de los dos arcanos, lo que provoco que casi a mitad de camino, el hielo comenzara atronar. ¡Maldición!- exclamó cuando uno de sus pies se hundió.
|
|
Deleted
Deleted Member
Posts: 0
|
Post by Deleted on Jan 20, 2018 3:39:55 GMT
Distraído, la congregación le pasó inadvertida hasta el toque de la chica, ante el cual sonrio con una frase maliciosa sujeta a la punta de la lengua, si no fuera por ello se habría dado cuenta del peligro, tal vez. Y le habría importado un poco más...tal vez.
Siguiéndola con un gruñido, el unicornio comenzó a tomarse enserio la amenaza de las pequeñas alimañas cuando el dolor atravesó su cuello como una mordedura helada. —¡Ough!, ¿que demonios?—Masculló a punto de girarse, sintiendo como una de aquellas agujas cortaba el vaho de su boca a nada de cortarle. Apurado, movio las piernas, sintiendose estúpido casi al mismo tiempo que corría y se hundía entre la capa de nieve, golpeando rocas y trozos de árboles de paso. A punto de sugerir el cambio para ser más rápido se tragó las palabras en una bocanada de aire dolorosa al escuchar el familiar "crac" bajo sus pies. El rayo blanco partio el delgado hielo apenas dieron un par de pasos.
Levantando la cabeza su ceño fruncido se estrelló contra el rostro de la centauro.—Definitivamente, toda una humana, cielo.—E intentando encontrar balance en los delgados fragmentos sin hundirse volvio a susurrar con acritud.—Algo me dice preciosa, que tu don esta en la fuerza y no mucho en la estrategia.
Sonrió indulgente y a su espalda la masa de pequeños dragones de hielo se agruparon, un par no era problema, un par de pares apenas los harían sudar, pero si ser victima de los escupitajos de las criaturas no fuera suficiente pronto la masa comenzó a compactarse mientras les daban alcance y no tardo en formar un enorme cuerpo blanco del que brotaron dos enormes ojos y un par de protuberancias que asemejaban a las hojas de los árboles.
—¡Por la ver...—Su apelativo a la extremidad de cierto dios griego quedo al aire al escuchar como la estúpida criatura colocaba un pie en el delgado hielo sin pensarselo. Eerie cogio aire mientras empujaba a moverse a la mujer a su lado, nadar se convertía en la única opción que tenían para salir de aquello, pero entre el hielo que los golpeaba compactandose en el agua y la criatura escupiendo sus lanzas heladas las posibilidades de morir eran mucho mayores.
La mujer tenía un arco, y rezaba porque tuviese una cuerda.—¡Ey tu!—Gruño escupiendo un trago de agua cuando con un crujido como un rayo la superficie desaparecía por completo quedando en filosos rompecabezas.—¡Si tienes una cuerda...úsala ahora!
En esa situación no era fácil ser comunicativo, pero esperaba que ella entendiera cuando su ojo se clavó en el largo y grueso brazo de un pino que sobresalía cerca de la orilla ajena. Braceando se colocó entre la mujer y la criatura mientras buscaba dentro de su abrigo, el dragón compuesto se sacudía en el agua aparentemente indiferente destruyendo el hielo a su alrededor. Sus ojos seguían fijos en ellos y de vez en cuando erraba un tiro mortal que se hundía en el lago arrastrado hasta el fondo.
Eerie sonrió a la mujer confiado en que entretenido con los fragmentos de hielo tardaría en avanzar, sin embargo su sonrisa murió al notar como, agitando aquellas protuberancias de ramas, la criatura comenzaba a elevarse de a poco sobre la superficie llegando mucho más rápido a ellos.
Aquel bizarro y obeso animal podía volar.
—¡Dioses como odio la estupidez!—Gruño. Esperando a que la mujer hiciera su parte, en su mano derecha una bolsa a la que el agua no había ingresado se agito. Dentro un par de cristales explosivos descansaban, bastaba lanzarlos con fuerza para que estallaran por el efecto de la fricción pero no eran suficientes. Si pudiesen llegar a tierra sus posibilidades aumentarían.
Esperando a que ella aceptara, lanzaría entonces las bombas.
|
|