All roads lead to Aqualia (Beltaine -Rossee) (Cerrado)

Tal parecía que la dama de rojiza melena tenía la misma habilidad racial que caracterizaba a las Nayade y a los Kelpie, pero no podía controlarla a plenitud. Será que acaso era demasiado joven y no podía dominarla todavía?. No, eso sería suponer algún dato erróneo y lo sabía. Bel había tenido una vida dura que lo había obligado a aprender a defenderse a temprana edad de cualquier cosa y eso le sumó una gran fortaleza a su cuerpo. Se podría considerar un experto al momento de manipular su elemento, pero no era el caso para todos y lo había comprobado a mano propia: Marius, Zoe, todos eran inexpertos y no lograban sacar todo el potencial de la afinidad al agua.

-Solo se necesita más practica, solo espero que Atlas no se moleste por lo que estoy a punto de hacer.

Se puso de pie y avanzó hasta la mitad de la plaza donde se encontraban. Una multitud expectante siguió sus movimientos con la mirada a la espera de lo que vendría a continuación, entre ellos algunos niños que casi podían predecirlo.

Debajo del reflejo aguamarina del sol, Beltaine levantó los brazos encima de él y unió sus palmas para luego unir sus dorsos y bajarlos lentamente. Como si se tratara de una sombra imitando al cuerpo, el mar entero se abrió tragándose un pedazo del cielo y encerrando una enorme burbuja entre sus corrientes. De tal magnitud era que fácilmente podría encerrar un barco de buen tamaño en su interior. La burbuja bajó despacio hacia la ciudadela de Aqualia, haciéndose más y más delgada conforme descendía, y en su interior parecía que bailoteaba el aire intentando salir. Justo cuando tocó el suelo marino, la burbuja reventó, fragmentándose y dividiéndose en cientos y cientos de pequeñas burbujas que presurosamente ascendieron a la superficie como un torrente de orbes transparentes. Los niños extendían los brazos para subir unos metros y nadar por aquella corriente que daba suaves masajes a sus cuerpos, incluso algunos adultos se dejaban llevar por su danza torrencial. Una vez la última burbuja subió, toda la multitud aplaudió satisfecha.

-Aqualia nunca caerá! -Exclamó Beltaine con gran ímpetu, seguido de la exclamación de apoyo de la multitud que aclamaba con orgullo su procedencia marina.

El agua se templó, la multitud abandonó el lugar y se dispersó lentamente antes de que Beltaine sintiera el cálido toque de la orquidea roja en su mano, afirmando que Bel era el más fuerte en toda Aqualia, cosa que lo hizo emitir una risa con modestia.

-No, hay muchos arcanos que me dejarían con las agallas en el piso, no puedo llegarle ni a la aleta caudal a Atlas- Repuso al compararse con el colosal guardián que continuaba vigilando la ciudad submarina hasta el final de los días. Pero con el halago de la dama pelirroja, también venía un mensaje de despedida que prometía quebrar la atmósfera. Sin razón aparente, Beltaine sujetó su mano antes de que partiese, no entendía porque se comportaba de esa manera, pero su mente y su cuerpo estaban teniendo problemas de coordinación.



Cuando se dio cuenta de lo que había dicho, se quedó helado en su lugar, sin moverse, como una estatua recién tallada por las corrientes. ¿Porque razón había ofrecido su apartamento? apenas conocía a la misteriosa Kelpie dese hacía menos de 20 minutos y con toda confianza le prometió una estancia temporal para pasar la noche. Esperaba con todos sus anhelos no quedar como un pervertido o un oportunista ante sus ojos esmeraldinos, eso sin duda lo dejaría sumido en otra ola de depresión justo cuando recién se había recuperado de una.

Sin más, se quedó imovil, esperando la respuesta de la dama.

Como deseaba tener puesto su casco en ese momento para que nadie pudiese ver su cara de verguenza. Contuvo la respiración cuando le replicó a modo de pregunta y aún más cuando por un momento titubeo. Si, sin duda lo había tomado como un oportunista de primer nivel. Sin otra salida clamaba a los cielos porque un enorme pantano se lo tragara junto con toda Aqualia ahí mismo para evitarle los pesares.

Pero afortunadamente la dama había aceptado.

-No No para nada! -Repuso consumido por los nervios y un hablar tembloroso que trataba de disimular- Digo, no es un apartamento grande (Como lo era mi mansión) pero tiene un lecho de algas que es bastante cómodo -No supo de donde había sacado aquella simpatía que reemplazó su cordialidad, pero ya no podía dar marcha atrás para declinar la oferta. No importaba si tenía que dormir sobre la arena del lecho marino, lo había hecho varias veces, de igual forma, no podría dormir aunque lo intentase.

Adelantándose unos pasos, asintió y guió el camino hasta los residenciales de Aqualia. El apartamento de Bel era el que se encontraba más esquinado de todos en el primer piso, con una única ventana parchada que daba al patio frontal de los apartamentos.

-B..Bienvenida! -Dijo junto a la puerta con un nudo en la garganta. 

Bel esperó a que la dama entrase a la habitación, pero no cerró la puerta, pues no quería dar lugar a malinterpretaciones, no lo permitiría tampoco. La situación lo tenía tenso pero no sabía porque, había compartido cuarto muchas veces pero lo había hecho con... Ah si, ahora todo tenía sentido.. Había compartido lecho pero solo con Wild quien hace poco había sido su prometido. El hecho de que ahora estuviera en su apartamento con otro arcano, más allá de eso, con una hembra de su misma especie, hacía hervir un mar de hormonas en su cuerpo.

"Controlate Bel, controlate y todo irá bien" -Pensaba una y otra vez sin dejar de mirar el antifaz carmín de la orquídea roja. Ahora que estaba consciente de lo que podría suceder si se descuidaba, puso mayor cautela al momento de actuar.

Al escuchar lo agradecida que estaba, Bel sacudió las manos a la altura de sus hombros para que se detuviera. Aquello no era más que una muestra de aprecio entre miembros de la misma especie. Y así Bel quería demostrarlo.

-No te preocupes, Iré por algo de cenar así que puede esperar aquí! -Excusó antes de salir por la puerta a toda prisa, azotandola sin querer y emprendiendo el viaje por las compras tan rápido como el agua podía llevarlo.

Atrapado y sin escape, la mente de Bel deambulaba una y otra vez bajo la misma dirección. Aún con su expresión usual y carente de reacciones de siempre, se inmolaba por dentro con mil y un pensamientos sobre el mismo tema.
Se apuró hasta llegar al mercado en el centro de Aqualia donde los mercaderes ofrecían regalos de la superficie y otros tesoros del fondo del mar a precios bastante módicos.

Sin pensarlo demasiado, Bel escogió varios ingredientes que colocó en una red de cuerda y pagó a quien correspondía antes de pasar al siguiente puesto, y así sucesivamente. Antes de que se diera cuenta la red estaba casi a reventar por todo tipo de ingredientes, algunos de los cuales todavía se encontraban con vida (Como camarones y ostras de varios tamaños). Pero no les prestó atención, ni siquiera cuando algunos lograron escapar de su prisión de cuerda.

Transcurrieron cerca de 45 minutos antes de que el Kelpie regresara al apartamento donde sin siquiera tocar entró abruptamente poniendo las cosas sobre la mesa. Su mente todavía seguía en las nubes, ni siquiera tenía idea de lo que acababa de comprar, solo despertó cuando un cardumen de camarones pasaron junto a su cara al momento de abrir la red.

Una vez se dio cuenta de que nuevamente se encontraba en su apartamento, la visión que tuvo en frente le llegó como un disparo de plomo en el cerebro. Pues la damisela que se propuso a alojar en su morada estaba cubierta solo con una cortina de baño que trataba de colocar en su sitio, dejando descubierta toda su retaguardia que cegó por un momento el oro de los ojos del Kelpie cuya vista había perdido su función tras contemplar la sedosidad de toda esa piel desnuda. Eran más curvas de las que un hombre podía soportar.

Su cabeza comenzó a hervirle y toda la sangre descendió de las alturas hacia zonas más instintivas y peligrosas. Más en ese momento el pulpo que había comprado el saltó en el rostro salvandolo de parecer un depravado.

-No te preocupes, solo pondré las cosas en su lugar -Dijo con el pulpo todavía de mascara sobre su cabeza- Prefieres almejas o bacalao?

No sabía que clase de cosas le gustaba comer a las damas. Siempre había cocinado solo para él y en algunas ocasiones para Wild cuando estaban juntos. La carne siempre era común, de cualquier cosa pues Bel podía consumir lo que fuese con tal de obtener energía: Plantas venenosas, tierra, animales, incluso algas apiñadas en la superficie de los lagos; ignoraba el sabor solo por la calidad de los nutrientes, lo cual le ayudó a tener su físico monumental que a veces le dificultaba pasar por las puertas.

-Bueno, no hay muchas cosas que no pueda comer -Y al escuchar eso, el pulpo en su cabeza se alejó alarmado por la ventana, dejando su rostro libre- Pero ya tenía algo preparado en casa.

En una esquina del apartamento sobre un fogón ardía un estofado de almejas y otro de bacalao lado a lado que tentaban destaparlos para que llenasen todo el lugar con sus deliciosos aromas.