La Maldición de Mirovia #2 (Lleno 4/4) (+18)

Welscher empezó a sospechar que algo extraño estaba ocurriendo con el juego, pues la mayoría de los presentes le había salido el numero 5 y eso le preocupaba, quizás si el juego esta hechizado y que por alguna razón estaba en un baúl.Noto que a la pelirroja no le había afectado para nada como si no tuviera temor alguno, pero al hombre con orejas veía su rostro algo triste y le dio un dolor en su corazón verlo sufrir que se acerco a el para darle una suave palmada en su hombro y consolarlo.

No te preocupes amigo...se que algún día tenemos que partir de este mundo...pero lo mas importante.. Es que tendrás a tus seres queridos que siempre pensaran en ti y no te olvidaran nunca.

Mientras le hablaba había llegado nuevamente el rubio recomendado no comer el chile, lo cual el lobo dio un suspiro de indiferencia. Al ver al joven, le hizo recordar a su hijo Wolfeimer, que en donde quiera que se encontraba en Mirovia, andaría también asustado y triste.

Sus pensamientos fueron interrumpidos otra vez con el rubrevelar un secretondo mencionaba que los llevaría a todos en la cama, lo cual a Welscher le parecia algo estúpido e inmaduro, pero cuando lo señalo a el para satisfacer sus gustos carnales, dejo de dar palmadas al joven y bajo sus manos cubierto con su guante para formar puño en el la para luego acercarse a él frente a frente.

Ni por un millón de mirvos jamás me acostaría con usted

Esperaba que su mirada amenazadora le hiciera olvidar esas sucias y pervertidas fantasías del rubio y concentrarse en mas en terminar el juego. Arrebato otra vez el dado y el numero que le salió el 4.

Esto le puso su cara roja, revelar un secreto oculto y penoso, el único que tenia era que estaba enamorado de Lamat, pero si lo confesara, le daría el gusto al rubio en burlarse de el. Leyo con determinación la penitencia,"Dejar que los otros jugadores te manoseen el pecho", después de todo no era tan grave recibir que los presentes le estuvieran tocando su pecho.

Sin mas que esperar, se quito su ropa que cubría su pecho mostrando su semilledudo que cubría en ciertas zonas sin mencionar el trabajo de entrenamiento de sus pectorales.

Prefiero que me toquen antes de contar cosas privadas de uno...eso no se cuenta..

Mientras esperaba que le tocase observo a la mujer del pelo rojo haciéndole una mirada para que continuara con el juego.

Con las palmaditas que le dieron 2 de los jugadores, comenzó a sentirse mejor. Los golpecitos en la espalda lo distraían de sus pensamientos, pero la respuesta de la esfinge a la pregunta que le correspondía, hizo que se alterara un poco ¿sería una pregunta nada más para chicas o también tendría su versión para los varones? Pues, quería creer lo primero.

El shapeshifter había regresado de lavarse el picante de su lengua. Tuvo que ser muy horrible como para dejarlo en el agua hasta su siguiente turno, y Kou sintió cierto alivio al haberse atrevido a responder su pregunta. Después de asegurarse de que el rubio estaba bien y dispuesto a continuar, el kitsune esperó un poco ansioso a ver qué otras preguntas habían. No había leído la pregunta en el momento que tuvo el papel en la mano, pero la respuesta fue inquietante. Kouhei quedó rojo como un tomate, paralizado en su puesto y con las esperanzas de que la cosa no se fuera más allá de la pregunta, pero no ser el preferido, fue quitarse algo de peso de encima.

Después de que el licántropo lanzó los dados y vio la pregunta que le tocaba, no dudo en quitarse la topa para quedar con el pecho expuesto. Kou pegó otro pequeño brinco en su asiento cuando aquel hombre los llamó a todos para que tocaran su pecho. El kitsune no quería, Welstcher tenía unos músculos bien formados que eran bastante atractivos, PERO Kouhei estaba en una relación feliz y no le iba a tocar el pecho a un extraño, o por lo menos eso pretendía, hasta que vio a la chica de al lado ser tomada por una fuerza desconocida para que le metiera la manota al licántropo. Kou quizo evitar que le pasara lo mismo, por lo que con mucha pena, se vio obligado a ponerle un dedo sobre uno de sus pectorales.

Terminado el momento incómodo, otra incomodidad surgió cuando el turno de la fénix llegó. Kou se coloró tras la respuesta de la chica, bajando la mirada para evitar tener contacto visual con ella. Pensaba que los hombres eran los únicos que olvidaban su ropa interior, porque siempre creyó que las chicas eran más elegantes y organizadas que los varones, pero este no era el caso.

Ahora, otra vez era el turno del zorro. Entre tamtas preguntas y respuestas incómodas, nada más le tocaba rezar para que no le cayera algo feo, y tuvo bastante suerte; el dado cayó en 1. Su pregunta era la parte favorita de su cuerpo, a lo que respondió con muy poca pena: -E-estoy entre mi cabello y mis manos- expresó mientras mostraba ambas partes -P-pero si tengo que decidir...diría que mis manos ganan, pues con ellas hago de todo, y las quiero porque con ellas trabajo- agregó con un tono tierno, dirigiéndose a mirar sus palmas con una sonrisita.

El forzudo hombre pareció enfurecerse cuando Conner lo selañó respectivamente a él, pero al rubio eso no le afectó, ya estaba acostumbrado a lidiar con mentes cerradas que no habían explorado su sexualidad a fondo. Conner quien rebosaba de experiencia de ese tipo solo se limitó a sonreírle ampliamente cuando el dado se detuvo en el numero cuatro tras girar unas cuantas veces.

-Si no vas a confesar, prepárate entonces -Mostró sus palmas descubiertas que se transformaron en un centenar de tentáculos pequeños altamente sensibles, a simple vista parecían un par de pulpos con bocas humanas en lugar de los usuales picos afilados, que se relamían una y otra vez.

Grande fue su sorpresa al ver que el juego no solo manifestaba las condiciones para que la penitencia se cumpliera, sino que también ejercía una fuerte influencia en las acciones de los jugadores que se volvían involuntarias e incapaces de negarse a la fuerza de la maldición.

-Ahora entiendo porque se llama la maldición de Mirovia -Dijo sintiendo como sus manos eran obligadas a posarse sobre el pectoral del rudo varón. Y Conner no era quien para desobedecer la voluntad del juego.

Los tentáculos se posaron sobre el musculoso pectoral, sintiendo en cada centímetro la rigidez de aquellos músculos tan bien entrenados y el grueso vello corporal en la zona central donde se formaba la línea divisoria entre ambos. Las bocas fueron puestas una en cada pezón, donde mordieron suavemente aquellos botones rosas, lubricandolos para otorgarle las mismas sensaciones que el rubio experimentaba a través de sus palmas. Sus mejillas se colorearon con asombro y el cabello de su cabeza se alargó en un rubio más llamativo, casi de oro y que cubrió sus ojos llegando más abajo de sus hombros.

Todo sucedió en menos de 10 segundos, pero para Conner el gozo fue tanto que le parecieron horas. Al despegarse los tentaculos, los pectorales del hombre tenían marcas de ventosas en sus remarcadas venas. Las manos de Conner retomaron su forma original y el rubio se sentó para esconder las reacciones más impropias de su cuerpo.

Aquella situación había llenado todo el ambiente de una escencia sutil de erotismo envuelto en testosterona, pero fue rápidamente arrasado por la fragancia de la ternura que manifestó el pequeño zorro. Al verlo, Conner quedó embelesado, casi llegando a perder el deseo que tenía, pero empatizando con esa dulzura que desprendía alguien tan inocente como él.

Y finalmente se declaró una ganadora. La esfinge de corta melena había obtenido un perfecto numero 10, pero eso implicaba o revelar su mayor secreto, o saltar desde el lugar más alto. Y aquel no era otro que la cascada del trueno, lo cual dejó pensando a Conner si el juego solo la llevaría hasta el borde de la orilla para que cayera, o cancelaría todas sus habilidades dejando que se estrellara contra el suelo o contra el agua mas abajo la cual seguramente estaría plagada de rocas afiladas.

Pero no sucedió ninguna de las dos. En lugar de eso la Esfinge, ahora conocida cono Najima, decidió revelar su mayor secreto el cual parecía ser el origen de su nombre. La candidez se apoderó del lugar cuando esa dulce estrella derramó algunas lagrimas tras revelar su secreto escondido.

Cuando pasó el turno de Najima, el dado brilló con fuerza, elevandose en el aire; las letras en el papel destellaron colores rojizos y el pergamino saltó enrollandose una y otra vez sobre el dado, hasta que se consumió en la nada, desapareciendo.

-Y el ganador podrá hacer lo que quiera con los perdedores una sola vez -Recordó Conner poniendose de pie y volteando a ver nuevamente a Najima- Creo que ahora te pertenecemos -Solo faltaba esperar que era lo que les ordenaría hacer, y sería ahora o cuando la oportunidad se diese, la chica ahora tenía a 4 arcanos a su disposición. 

- Si quieren, después de que termine el juego podemos conseguirles una habitación, eh~ - Dijo la pelirroja después de presenciar toda aquella escena homoérotica entre el shapeshifter y el lobo, aunque realmente aquello no le afectó el humor para nada y nisiquiera había hecho que se incomodara. Pero... Igual había sido bastante extraño presenciar una escena tan inusual. Definitivamente, Blair ya no podría volver a ver a los pulpos como antes.

Después de la escenita y cuando se reanudó el juego nuevamente, el comentario del Kitsune con respecto a su "parte favorita" de su cuerpo hizo que la fénix no pudiera evitar emitir un sonido al aguantarse una carcajada, pues con su mente cochambrosa y la actitud tímida del zorro, no pudo evitar divagar y llegar a una conclusión del por qué le gustaban tanto sus manos. - Dicen que los tímidos son los peores. - Comentó la chiquilla mientras miró al zorro e hizo una seña bastante clara con su mano, cerrándola en un puño y moviéndola arriba y abajo por encima de sus piernas en repetidas ocasiones, para luego reírse sin culpa alguna por lo que había hecho.

Sin embargo, su risa se enmudeció apenas comenzó a escuchar la triste historia de la esfinge, pues al parecer existían más personas como ella que no les gustaba su nombre, que les avergonzaba, les molestaba. Era un alivio que al menos algunos tuvieran buenos amigos y conocidos que pudieran re bautizarlos y hacerlos sentir cómodos... A comparación de ella, claro, que se había tenido que conformar con ser llamada por su apellido el resto de sus días por ser un asco con respecto a tener amistades verdaderas o al menos duraderas.

- Bueno, felicidades señorita 10... Estoy a tus órdenes~ - Dijo cuando por fin el pergamino se había ido, levantándose al igual que el rubio y poniéndose las manos a la cadera. - Espero que lo que sea que nos hagas hacer al menos sea interesante. -

Para mi asombro y alegria el juego me habia procamado la ganadora, me sorprende que solo dije la verdad aunque me gustaria olvidar lo de mi talla de sostén, pero volviendo al juego, tenia a mi disposición a cuatro personas. No me gusta eso de tener que obligarlos a hacer Cualquier cosa que yo quiera puesto que conosco la vida de los esclavos y me gustaria no tener nada en común con los invasores que mataron a mi faraón.

-mmm que dificil decisión.

Pensaba mientras todos esperaban que yo decidiera que hacer empeze a ver a lados aleatorios por si de la nada llegaba una idea, en un momento me distraje con el tatuaje de escarabajo que tengo en la mano, uno de mis favoritos y alli llego una gran idea que espero que a nadie le moleste cumplir.

-todos nos haremos tatuajes, cada quien escojera donde quiere un tatuaje y de que lo quiere, esa sera mi decisión ¿que les parece?

¿Un tatuaje? ¿Eso es todo? Era una bendición especial que la joven esfinge escojiera ese tipo de castigo para los perdedores, pero le vendrían bien uno, pero como siempre hay personas que son tan inconformes, escuchaba y miraba la insistencia del Shapeshifter. El lobo lo analizaba en todos los sentidos que buscaba un desafío mas grande, un reto demasiado peligroso y extravagante.

Acercándose a la esfinge y dándole un tirón con su hombro al rubio-Si buscas un desafío chico, por que no andas por allí a buscar a mi hijo..no todo en esta vida es pura diversión y placer..cada uno de nuestras vidas es frágil como el cristal...si no tienes a alguien a quien querer, protegerlo con toda su fuerza, entonces seras un Shapeshifer que jamas experimentaras lo que es tener una familia .aquí entre nosotros tu sería incapaz de realizar esta acción..y señorita...quiero un tatuaje de cara de lobo en mi brazo izquierdo...si no es molestia.

Lo que se suponía que debía ser una penitencia fatal, terminó siendo casi que un regalo...más o menos. Kouhei siempre había querido un tatuaje, pero la idea de que te clavaran una y otra vez una aguja no era muy bonito. Solía asombrarse con aquellos hombres que se tatuaban el cuerpo entero, de seguro pasaron por un infierno para poner quedar así.

Si el juego estaba realmente encantado, puede que el tatuaje se hiciera con magia, esa era la mejor posibilidad. El kitsune comenzó a planear el tatuaje entre los distintos diseños que había pensado hace un tiempo, también sacando un plan B para el tatuaje en caso de que se hiciera manualmente, ya que le daban grima las agujas y no soportaría hacerse algo que no fuera muy pequeño.

Kou sólo se quedó en silenco, sentado con la piernas cruzadas y con sus manos apoyadas en los tobillos. Los demás no parecían estar de acuerdo con lo del tatuaje, por lo que iba a esperar a ver qué se decidía al final.