La Maldición de Mirovia #2 (Lleno 4/4) (+18)

Aquella madrugada había sido de lo más peculiar: Una carrera a muerte con una pantera, una exquisita cena con hongos de dudosa procedencia y hasta un orangután a forma de almohada. ¿Que si un pollo podía vivir sin un nido? Pff, claro que sí, sólo había que ver a Blair, un fénix sin hogar pero con mochila, guitarra (nueva por cierto) y hasta capa al hombro, escondiéndose donde podía para poder dormir a ratos y así sobrellevar la rutina como los demás arcanos. ¿Quién necesitaba una cama cuando podía despertar en lugares insospechados y continuar con la aventura? Por ejemplo, ella se había dormido encima de un orangután a media selva y había despertado recargada en una palmera al lado de un ruidoso río con muchísimas cosquillas. ¿Qué cosas tiene la vida, no?

Ah, espera... Sí había un río, pero el sonido no venía de él, sino de... ¿UN MONTÓN DE ABEJAS ENCIMA DE ELLA?


Su grito se pudo escuchar a la distancia, incluso se pudo ver hasta el humo que causó al incendiar su alrededor al tratar de quemar a las abejas antes de que la picaran, pero pronto todo llegó a la quietud nuevamente y fue así como la fénix, después de tanto escándalo y de robarse un pedazo del panal a medio rostizar, caminó sin rumbo hasta pudo escuchar una vocesilla viniendo de algún lugar cercano.

- ¿Qué cosa está encantada? - Preguntó la chiquilla de plumaje anaranjado por cabello que salió repentinamente de entre la vegetación, acercándose así al rubio y sentándose a su lado sin vergüenza ni cuidado, casi como si lo conociera de antes. - Sea lo que sea, si necesitas a alguien para practicar hechizos me puedes usar a mi. Creo que ser convertida en sapo es mejor a seguir entre las malditas plantas y sus insoportables trampas mortales. - Dijo casi con un tono molesto mientras sacaba una cucharilla de su mochila y se la zampaba llena de la miel del panal.

- ¿Quieres?-

un paseo por mirovia no le hace nada mal a nadie en especial a alguien que no suele salir mucho y se la pasa con los ojos en libros caminaba en mi forma liberada para que las criaturas hostiles no se atrevieran a atacar a una solitaria leona de biblioteca, trataba de observar todas las cosas que me llamaban la atención para poder escribir todo en mi diario, asi podre recordar todas mis aventuras desde que me salvaron de los humanos que llegaron a Egipto.

-que interesante es todo aquí tal vez debería dejar de leer tanto y empezar a caminar mas- de pronto a lo largo de mi recorrido vi un lago y algo muy llamativo un joven rubio (al natural) que revisaba lo que parecía un cofre de un tesoro lo extraño que no había ni oro ni joyas si no lo que parecía un dado y un pergamino, me acerque lo mas que pude y me escondí en un arbusto para poder pasar desapercibida.

al parecer se trataba de un juego que o de una misión, lo mas raro es que dijo que necesitaría mas gente, me pregunto que dirá ese papel, pronto se percato de la voz de una chica la cual al parecer tiene mas información sobre el juego, creo que según sus palabras los dados estaban encantados, ¿que estaba escondiendo ese cofre?

Welscher desde una distancia prudente había observado como una extraña se le estuviera ofreciendo miel ¿Acaso ella era su novia o algún amante? Ignoro por completo su comentario, pero dio un gran suspiro puesto que el rubio cubrió sus partes entimas, percantandose que se encontraba frente a frente a un Shapeshifter.

Mira lo que tenemos aquí...un Shapeshifter.....tengo varios años estudiando sus secretos...conocí a uno en mis viajes por las tierras del nuevo mundo...enseñándome una poción que permita cambiar la voz...claro que se requiere de varios ingredientes...en cuanto a cambiar su olor...es otra cosa..

Poniéndose en pie para estirar sus piernas y brazos, acepto acercarse mas para experimentar ese juego que nunca había escuchado, a medida que lo hacia, presentía que había otros 2 arcanos mas que estaban escondidos entre los arboles.

A ver chico espero que seas mas listo que tus transformaciones... ¿De que trata este juego? Que yo sepa nunca escuhe que hubiera alguna maldición en Mirovia jajajaa

Después de que ya varios arcanos estuvieron cerca de aquel cofre, el rubio invitó a todos a jugar. A Kou le encantaban los juegos, y el simple hecho de escuchar esa palabra, hizo que comenzara a mover levemente sus colas, aunque aún no estaba muy seguro de acercarse así sin más, o al menos no hasta que la fénix lo llamó. El kitsune se atrevió a dar unos cuantos pasitos tímidos hacia ellos, esperando la aprobación de todos (o por lo menos de la mayoría) para sentirse más cómodo al jugar.

Como no tenía ni idea de qué era la maldición de Mirovia, supuso que aquel papel era una sorpresa que se revelaría a medida que avanzaba el juego, por lo que no hizo mucho esfuerzo en tratar de ver lo que tenía escrito, ya que probablemente alguien sería el encargado de leer el contenido y decirle a Kou y a los demás lo que tenían que hacer. Y tras el comentario de la fénix, no había nada qué temer. Parecía ser un juego sencillo y divertido, cosa que hizo que se le escapara una leve sonrisa. Una sonrisa de un pobre kitsune ingenuo que no sabía lo que le esperaba al sumarse a este juego.

(ooc: plox, que nadie le pase el papel todavía :v)

Las condiciones que Conner deseaba se habían reunido, no tenía nada en especial reunir cinco individuos para jugar aquel juego, pero para el rubio así resultaba mucho más divertido, sobre todo si había variedad y diversidad de especies, una de sus cosas favoritas, pues en su carne se podía plasmar a voluntad la forma de todos y cada uno de ellos con solo intentarlo.

Al haberse transformado y cubierto con follaje parecio haber llamado la atención de forma fortuita, pues varios otros arcanos se habían acercado a ver lo que aquel cofre contenía, y uno de ellos parecía ya tener conocimiento sobre su especie y algunos datos que incluso Conner desconocía.

-Vaya vaya, deberá hablarme de esa poción más adelante -Dijo con sumo interés en lo dicho por el forastero con pinta salvaje y sombría. Había escuchado hace tiempo de una pócima capaz de modificar aún más su esencia, pero la practica siempre hacía al maestro, pues Conner todavía no dominaba enteramente su poder para transformarse más allá de una forma quimérica.

Entre los nuevos jugadores que habían acudido estaban aquel gran hombre, la chica de melena abundante y rojiza, un jovencito al cual Conner llamó con aire amistoso para que se acercase a participar y una curiosa chica alada con rasgos felinos que parecía mucho más intrigada que los demás. Por lo cual Conner no demoró más en comenzar a explicar la dinámica del juego.

-Parece un juego, lo encontré en un cofre aquí arriba, supongo que la mejor manera de averiguarlo es jugando -Supuso bien, pues apenas lanzó el dado sobre la piedra plana, este rebotó en el límite de los bordes como si estuviera cubierta por un domo transparente; así continuo hasta detenerse en el numero 5. Conner se acerco al papel y leyó la pregunta que le correspondía.

-¿Como te gustaría morir? -La pregunta estremecía la sangre, pero en la ligera vida que llevaba el rubio, nunca se detuvo a pensar como acabaría su camino. Los Shapeshifter cambian tanto de formas que el peso de la vida no recae sobre sus hombros, pues sus mismas vidas pueden estar basadas solo en mentiras.

-Rayos, no se como contestar eso.

En cuanto pronunció aquellas palabras, la penitencia #5 escrita en el papel se remarcó en un color y brillo rojizo. Del cesped y la tierra al lado de donde Conner estaba sentado, brotó un tallo que dio fruto a un grueso y brillante chile cuya piel tenía grabada la frase "Eat me"

-Oh...Entiendo -Dijo temeroso al ver aquel fruto nacer de la nada y ordenarle comérselo. Pero si el juego estaba realmente encantado, entonces Conner no tenía otra alternativa. Tragó el nudo que se le formó en la garganta, arrancó el chile del tallo, miró con resignación a los presentes, y mordió la mitad con fuerza, salpicando el abundante jugo del fruto que corrió por su barbilla y escurrió por su pecho.

...

Hubo un solo segundo de silencio antes de que el rostro del rubio adquiriera un color rojo tras el segundo bocado donde terminó de comer aquel chile. Sus ojos se hincharon derramando lagrimas, empezó a respirar agitado por la boca y en desesperación exclamó buscnado.

-Agua!! -Rápidamente se levantó y de un salto con una cola de canguro que mutó trás de si, se sumergió en las turbulentas corrientes cercanas a la catarata.

Al parecer el juego había comenzado ya, y vaya que se estaba poniendo interesante. Después de todo no todos los días veías piedras y esfinges salir de la nada y mucho menos a rubios buenotes mordiendo chiles casi en pelotas como si nada, deformándose raramente y santando al agua en busca de salvación.

Blair solo podía reírse y cubrir su boca para no ser tan obvia, ¿Pero es que como podía evitarlo? La única manera en que por fin se pudo callar fue cuando el señor tomo el dado y después lo lanzo, confesando el color de sus calzoncillos. ¿Será que de verdad eran verdes? Intentó mirar un poco y nada discretamente a hacia su parte inferior para examinarlo, pero en cuanto vio que soltó el dado no pudo evitar distraerse tremendamente y tomarlo de inmediato, apropiándose del siguiente turno. - Veamos que hay para mi~ - Dijo con gran interés en su tono y comenzó a agitar su mano para "atraer la suerte".

Dio su tiro: 5. Ow... ¿Un número repetido? Ya qué.

La mujercita dejó la inmadurez de lado y dio un respiro, levantando la mirada después totalmente dispuesta a revelar la verdad, pues no quería comer nada que matara a su lengua o peor aún, le cobrara por otro lado. - Pues para mi, una muerte digna de mi persona sería tomando una botella completa de vino envenenado en el momento en el que decida que ya he vivido suficiente. ¡Me cogeré a la muerte antes de que ella me coja a mi! - Exclamó mientras levantaba el dado como si aquel fuera una copa y estuviera haciendo un brindis, más luego pasó ese mismo dado al chico zorro que tenia a un lado, sonriéndole de manera decidida. - Tu turno. -