Aagron
La Resistencia
"Con o sin Sol en los cielos, con o sin tormentas por delante. Este mi hogar, esta es mi gente"
Posts: 163
|
Post by Aagron on Jan 30, 2018 21:41:28 GMT
La impotencia empezaba a consumirlo. Aagron, sentado en uno de los cientos de los árboles de Shangri Lax, observaba los mensajes en la tableta llegar uno tras otro como un torrente. Torturer estaba ahí, enviando las imágenes de sus “obras” enviándolas para “deleite” del público en general. El dragón no sabía a donde ir, quienes gritaban jamás llegaban a decir un solo indicio de donde estaban, ni de donde estaban ni de qué veían. No podía volar directo en auxilio, no podía y el no poder hacer nada le estaba causando un terrible nudo en la garganta, su corazón también pensaba.
No era capaz de quedarse callado, de quedarse tranquilo y simplemente mirar. Su espíritu clamaba furioso la cabeza del asesino, él quería rugir al cielo con furia, pero nada de ello haría gran diferencia. Debía ir en grande. ¿Pero cómo?
Fue entonces, pocos días luego que se le presentó la oportunidad.
Zobek, ese era el nombre del muchacho que posiblemente pudiera darle una pista que seguir. Por lo poco que sabía, ÉL había estado “ahí” con Amalthea, la había liberado ¿De qué manera le liberaría si no era estando del lado del diablo? La rabia entonces empezó a subir por su pecho y hasta su garganta ¿Era siquiera de fiar?
“Ha estado viviendo conmigo desde hace unos meses”
El mensaje de Amalthea tampoco fue tranquilizador. Aagron mostró los dientes esta vez, los hizo rechinar.
Si estaba viviendo con ella. Entonces ahí debía encontrarle.
El dragón decidió era mejor retomar la compostura, calmarse, viajó desde donde estaba hasta el corazón del bosque a pie y el transcurso le llevó varios días cuando de haber ido volando solo hubiera tomado pocas horas. Era media tarde cuando vio la pequeña choza en el corazón del bosque; Había visitado a Amalthea varias veces después del rescate. Se había quedado con ella por una semana al menos, luego de llevarle con un boticario en la ciudadela; se quedó hasta que se quedó sin Mirvos y para asegurar su estancia por más tiempo debía volver a trabajar. Ahí fue también cuando la urgencia de intentar por lo menos mantener a sus colegas de la corte se hizo presente, y sus viajes se volvieron sumamente pesados, agotadores, a un punto que en su intento de estar en todos lados, una vez colapsó cuando sobrevolaba el Gran Lago de las Hadas.
No se volvió a repetir.
Tomó aire finalmente, frente a la puerta, alzó lentamente la mano y llamó a la puerta con firmeza. Se le veía serio, demasiado para ser él. Aagron no vestía su sonrisa habitual, del mismo modo que su sonrisa era como el cálido sol en un día de invierno, su rostro podía parecer tan duro como una roca.
“Calma —insistió. Forzó sus labios a una sonrisa, una ligera. Quizá Amalthea abriría y ella no era culpable de su furia. No podría tratarla así— Calma. Todo saldrá bien.”
Debía encontrar un rastro que seguir como mínimo.
|
|
Amalthea
Los Grises
La musica apacigua a las almas en pena
Posts: 132
|
Post by Amalthea on Feb 1, 2018 16:21:16 GMT
Los meses habían transcurrido con naturalidad, era la época más serena desde lo que había ocurrido en aquel barco diabólico donde le habían hecho las cosas más horrorosas que ni siquiera los humanos habían descubierto que se podían hacer, eran brutales y brutos, aquellas memorias que había bloqueado casi en totalidad quedaban en lo profundo de su mente, aunque a veces tenia secuelas que solamente Zobek lograba apaciguar, aquel hombre que le había salvado la vida de morir en aquellas celdas solitarias, con quien había congeniado desde el otro lado de las verjas, aquel al que le comenzó a tener cordialidad y esperanzas. Amalthea caminaba con cuidado por la pequeña casa decorada con bellas flores recién cortadas, había preparado el almuerzo para ese día así que colocaba los platos en la mesa mientras sonreía con elegancia, tan frágil y pequeña como siempre…como una rosa blanca recién plantada en el bosque, unos platos con gacha de verduras, carne en su jugo bañada en salsa de vino, una hogaza de pan recién preparado que Zobek había adquirido en la ciudadela para justamente almorzar, Amalthea adoraba hacer el refrigerio de cada día, el desayuno y cena también, sin mencionar la hora del té que sin falta hacían en el pequeño balcón que miraba hacia el manantial del unicornio, era todo tan simple y hermoso, el centro de mesa con unos tulipanes rosados, las flores que más le gustaban desde su niñez que el Rakshasa había conseguido para ella.
—Listo…todo está perfecto…—
Dicho esto con una expresión triunfadora de alguien que había ejecutado un buen trabajo, la unicornio elevo las cejas al percibir el sonido de alguien llamando a la puerta, se sacudió el vestido purpura claro liviano que tenía y camino hasta abrir la puerta con cuidado, notando al hombre de cabellos de fuego formando que una sonrisa de regocijo se formara en su perfecto rostro.
— ¡Aagron!-
De un brinco la unicornio salto a los brazos del más alto entregándole un cálido y afectuoso abrazo lleno de extraordinaria felicidad por encontrarse con él, hacía tiempo que no lo veía y eso le hacía verdaderamente feliz, los amigos que ella tenía eran bastante limitados en número.
— ¿Cómo estás? ¿Qué haces aquí? ¿Tienes hambre? Prepare el almuerzo para Zobek y yo, pero hay suficiente para este enorme y sensible dragón tehehe!!~—
Expreso con una sonrisa de oreja a oreja tomando su mano y llevándolo al interior de la casa.
— ¡Zoooooobek~ sal ya, tenemos visitas y ya acaparaste la tina de agua caliente pequeño gato~!—
Dijo con un tono tan delicado y amable como si hablara con su pareja, era algo cierto que ella estaba encariñada del antiguo bárbaro pero no lo revelaba, no se sentía digna de recibir amor desde lo ocurrido en el festival del cortejo, además a como estaba su físico quizá no era la mejor candidata para tener pareja en esos momentos, pero adoraba estar con Zobek y no lo ocultaba en absoluto ahora, desde que paso la noche de tragos y terminaron juntos en la misma cama, nada sexual pero fue tierno que se abrieron el uno al otro con confianza.
—Perdona el desorden, Zobek saldrá en un momento más mientras tanto yo colocare tu plato en la mesa para que almuerces con nosotros, tu compañía es bien recibida mi pequeño gatito jiji aún no supero que te digan así jajá ahora vengo, siéntete en casa. —
Expreso para retirarse a la cocina en busca de un plato y cubiertos para Aagron.
|
|
|
Post by Zobek Reapersea on Feb 1, 2018 20:41:15 GMT
Estaba al pendiente de la tableta arcaba desde que había hablado brevemente con Aagron, ese día Amalthea había quedado abrumada por leer esos mensajes que seguramente le trajeron recuerdos muy dolorosos sobre lo que había sucedido en el barco, hizo lo posible por calmarla esa noche, sin mencionar que también le dijo algunas otras cosas, lo había conseguido pero ahora estaba muy atento a la tableta, para que Amalthea no volviera a leer nada que borrara su maravillosa sonrisa de su rostro, estaba dispuesto a todo por mantenerla así pero era una tarea difícil siendo que a su estúpido “padre” le gustaba presumir de cada uno sus trabajos y hazañas en el canal de comunicaciones, eso había llamado la atención de muchos que habían comenzado a buscarlo, es más ya había visto algunos letreros con su nombre pegados por las calles, sin duda ya se había ganado su reputación. A pesar de que ya no hacía trabajos de piratería y además de que había sido relevado de su cargo como suboficial aún mantenía contacto con el capitán, además de pasarle información de vez en cuando, después de todo los viejos hábitos jamás se olvidan, pero más que nada en cuanto lo veían o hablaban era mas para advertirle sobre sus acciones y lo que estas podrían provocar, pero Torturer no era alguien que seguía sugerencias u órdenes, él hacia las cosas a su manera asi que a pesar de que era inútil el que le insistiera lo seguía haciendo solo porque… se preocupaba por él, después de todo aún lo consideraba su padre, uno que no lo abandonó.
El cuidar de Amalthea no era problema para él pero se las arreglaba bien para mantener la felicidad mientras ambos estaban juntos, como ser regalandole tulipanes rosados que sabía los amaba ya que se lo había mencionado en una ocasión y también siempre teniendo fresas frescas para ella, ese día en particular había sido uno bueno, sin malos recuerdos solo sonrisas de parte se la unicornio tal como quería verla luego de una mañana de trabajo, regresó a la casa no sin antes haber pasado por la panadería para comprar pan fresco para el almuerzo, en cuanto llegó saludó a la peliblanca con una sonrisa de esas que no solía mostrar y luego de dejar todo lo que había traído consigo fue a darse un buen baño con agua caliente. El momento de relajación le vino de maravilla y en cuanto terminó estaba listo para degustar la maravillosa comida de la la peliblanca pero entonces la voz de la mujer se escuchó anunciando que tenían visitas, rió por la forma en que fue llamado pero no le molestaba que ella fuera tan amigable con él, lo que si le intrigó fue el hecho de que había una visita y por la manera en que la mujer estaba tenía una vaga idea de quien podría tratarse, esperaba estar equivocado pero parecía ser poco probable.
Bajo las escaleras con el cabello mojado todavía y encontrando a Aagron parado en centro de la casa mientras que Amalthea buscaba los algo en la cocina, conociéndola seguramente había invitado al contrario a que comiera con ellos y siendo honesto consigo mismo no le agradaba la idea, solo por el hecho de que sabía el porqué él se había llegado ese día, para hablar sobre lo que le había sucedido a Amalthea, eso era algo que quería evitar y además que no podía evitar sentir celos de como ambos se llevaban. -Aagron, que agradable visita.- dijo seriamente mientras se acercaba al draconio mirandolo de arriba a abajo sonriendo apenas algo, no quería que el ambiente fuera incómodo y menos estando Amalthea allí presente, esperaba que el ajeno no hablara de nada que pudiera alterar a la unicornio y solo se limitara a almorzar con ellos por ahora. -Que suerte, justo llegaste para comer… toma asiento, iré a buscar algo de beber para ti.- expresó para ir a la cocina y ver a la peliblanca feliz buscando los cubiertos y un plato para el visitante. -Te ves feliz, espero que nada borre esa sonrisa.- expresó mirándola alegre de que estuviera tan animada aunque sabía que eso se debía a Aagron, tomó una jarra con limonada para luego volver y servirla al pelirojo. - Hay otras bebidas por si gustas, puedes pedirlas con confianza.- comentó mientras tomaba un poco de la bebida tranquilamente.
|
|
Aagron
La Resistencia
"Con o sin Sol en los cielos, con o sin tormentas por delante. Este mi hogar, esta es mi gente"
Posts: 163
|
Post by Aagron on Feb 1, 2018 21:33:58 GMT
Aagron se había apoyado en la pared los pocos instantes que esperó para ser recibido. El dragón se notó realmente más relajado, su sonrisa fue más natural, de algo postizo pasó a ser un gesto meramente honesto al ver a Amalthea, y verle tan feliz fue casi quitarle su preocupación. Ella estaba bien, quizá mejor que bien desde que había recuperado su sonrisa, eso era suficiente para alegrarlo. Extendió entonces sus brazos, el abrazo que ella ofreció fue respondido con el mismo sentimiento. Él se había alegrado de verle en tan buenas condiciones, se había alegrado de que poco a poco estuviera recuperando su vida luego de lo que había ocurrido. En ese punto estaba seguro de que no podría desearle ni al peor de sus enemigos algo semejante, y quería asegurarse de que no ocurriera nada semejante una sola vez más. Ni a ella ni a nadie más.
Al momento de tomar un poco de distancia, los dedos de una de sus manos se enredaron en los blancos cabellos de la mujer en un gesto que fácilmente podría confundirse con el modo en que un hermano demostraba su cariño, aunque mentira no era que Aargron había desarrollado cariño por Amalthea, tampoco se esforzaba demasiado en disimular que en efecto le apreciaba. Al momento siguiente fue asaltado con una seguidilla de preguntas, una de ellas le embistió el pecho como si se tratara de un toro en cólera (o quizá un minotauro furioso, la sensación era muy similar em ambos casos). ¿Cómo le respondería que no estaba allí por ella esta vez?. Rió un poco, un modo quizá más que raro de ocultar el haber sido tomado por sorpresa, luego habló.
—Estoy bien. Estoy bien —aseguró— me alegro de verte Amalthea —guardó silencio. Ella con entusiasmo le invitó a almorzar, y no había podido rechazar la invitación cuando ya estaba siendo guiado al interior; la mención de Zobek lo golpeó del mismo modo que las preguntas. No había mucho tiempo que perder, pero tampoco era bueno ir con prisas, menos frente a ella. Debía mantenerse calmado, verse natural, verse tranquilo como de costumbre.
Darle tiempo al tiempo, eso era lo que debía hacer en ese momento.
Y fue pronto que se vio de frente con el susodicho Zobek. El primer momento en que le vio, pareció que electricidad hubiera surgido al momento en que los ojos verdes tanto del dragón como los del rakshasa se encontraron. La examinación fue mutua, de pies a cabeza el dracónico no escatimo en evitar detalles; observó cada cosa que pudo, desde el agua aún escurriendo hasta el modo en que él se mantenía de pie, la postura era importante por más que muchas personas pensaran lo contrario. Eso no era un encuentro de dos hombres queriendo ser simpáticos o amigables. No. Aquello había sido el choque de dos bestias tan formidables como temibles, preparadas para atacar con uñas y dientes de ser necesario; listas para saltar al cuello del adversario. Y había uno o dos impedimentos para que no lo hubieran hecho ya. El primero quizá no tan obvio, era que por lo menos debía existir un deseo de no levantar un solo dedo. El segundo, era el más importante: Amalthea estaba presente. El tono serio en la voz del arcano quizá lo delataba: no era bienvenido por él a la humilde morada del bosque. No importaba, no había venido para quedarse.
Quizá fue arrogancia lo que asomó por los labios apretados de Aagron cuando casi en perfecta sincronía, ambos arcanos marcaron paso hacia dos lugares distintos. Él dejó su arma en el suelo tras la silla en la que asumía se sentaría; la Hsu Quadao estaba envuelta en tela y cuero a un punto en que a primera vista parecía más un remo enorme que el arma de mediano alcance que en realidad era. Por último cruzó los brazos sobre la silla aún sin sentarse, no había mostrado de nuevo una sonrisa postiza, pues odiaría obligar un gesto falso dos veces en un día.
—Gracias por recibirme de improvisto, de verdad —mencionó. Desde donde estaba podía ver parte de la cocina. Podía ver a Amalthea caminando de un lado a otro con entusiasmo, eso lo alegraba, lo aliviaba. Pudo ver también a Zobek tomar la jarra y regresar con él— Con esto estoy mejor que bien, muchas gracias.
|
|
Amalthea
Los Grises
La musica apacigua a las almas en pena
Posts: 132
|
Post by Amalthea on Feb 3, 2018 21:01:47 GMT
Estando en la cumbre de su felicidad aquella dama se encontraba ahora rodeada por sus mas queridos amigos, solo faltaba ese pequeño espacio que se había fragmentado en su corazón…Tsuyme, que a sus ojos había fallecido en aquel terrible lugar, al solo recordar eso dejo caer una taza de porcelana sobre las demás cosas, no se rompió pero el sonido hizo que la dama volviera a la realidad del o que estaba haciendo en aquellos instantes, Zobek entro a la cocina denotando que le agradaba verle sonreir esperando que nunca perdiera aquella hermosa sonrisa de su blanquecino rostro, su suave sonrisa se reflejo en el esmeralda mirar del moreno que yacia a su lado haciéndole compañía, además de ofrecerse a llevarle la bebida para Aagron.
—Eso espero…eres muy gentil Zobek, ahora mismo llevo lo que hace falta ¿esta bien?...—
Sonrio dándole un beso en la mejilla de manera amistosa para regresar a lo que estaba haciendo, colocando su tetera justamente encima de la estufa en la casa, para disfrutar de un suave te una vez hubiesen terminado de comer. Pasos lentos pero decididos se abrieron camino desde la cocina hasta llegar al comedor donde ahora Aagron y Zobek se mantenían sentados hablando, lo cual le agradaba bastante a la mujer de cabellera blanca, depositando lo ultimo que faltaba en la mesa y claro colocando asi el plato y cubiertos del pelirrojo, mientras en un ligero tarareo comenzó a cortar la carne y el pan sirviendo a cada uno de los hombres, no sabia si les gustaría aunque Zobek decía siempre que le encantaba su comida, aveces sentía que exageraba pero adoraba oir esas suaves palabras y halagos.
—Oh, Zobek recordé que no fuimos a traer las manzanas para la tarta…—
Dijo sentándose con cuidado y comenzando a comer con cuidado y elegancia como si fuese una dama de la alta cuna, criada por la realeza o la alta sociedad, que en si no hubiese sido jamas una mentira, pensaba en las multiples tareas de ese dia y también en las mil y un actividades que podían realizar juntos, pero la duda la invadio, no era tan atrevida para expresar preguntas a su amigo, si algo lo aqueja el se lo contará.
|
|
|
Post by Zobek Reapersea on Feb 5, 2018 5:07:40 GMT
El ambiente en esa pequeña habitación era bastante tenso, los hombres no se molestaban en disimular el desagrado entre ellos pero al menos hacían un esfuerzo por la unicornio allí presente, ninguno de los dos quería arruinarle el día con sus peleas, por ahora sus planes solo consistían en almorzar. Podía notar lo fingida que era la sonrisa de Aagron frente a su presencia, cosa que cambiaba bastante al instante que veía a la unicornio, eso causaba algo de risa al Rakshasa porque en esos momentos el draconio era como un libro abierto donde podía ver cuánto afecto tenía hacia la peliblanca por eso mismo era que también estaba reacio a que él se acercara tanto a ella, no le importaba de qué manera veía a Amalthea sus celos eran bastantes grandes y ciertamente se sentía amenazado por el dragón; pero no podía simplemente echarlo y ya, se notaba que ella también le estimaba y le hacía feliz, no quería que esa sonrisa se fuera, esa era la única razón por la cual mantenía su temperamento bajo control en esos momentos.
Después de haber hablado con la mujer de cabellera blanca y de haberle ofrecido algo de beber al pelirrojo se quedó sentado sin mirando seriamente al contrario, podía notarse que los ojos de un fuerte color esmeralda con algunas tonalidades amarillas del felino no se apartaban más que para ver a Amalthea quien se acercaba con los platos y luego les servía la comida, el olor de la carne se sentía en toda la habitación inundando a las narices de los presentes, distrayendo un poco a los hombres de su hostilidad mutua. El ex-marinero no lo dudó y comenzó a comer sin perder tiempo de su plato degustando cada bocado de esa deliciosa y jugosa carne, era un manjar exquisito, uno de los tantos platos que tenía el placer de degustar ahora que estaba viviendo en lo de la unicornio. -Amalthea, te luciste con este almuerzo, está delicioso como siempre, de no ser por las visitas me lo hubiera comido todo.- comentó luego de haber hecho una pausa entre bocados mirando a la peliblanca con una leve sonrisa en su rostro.
-Podemos ir a recoger manzanas luego de almorzar, a menos que tengas mucho sueño, si es así Aagron y yo podemos ir a buscarlas.- le respondió con amabilidad mientras cortaba la carne que le quedaba en su plato, en ese momento agradeció que no hubieran recogido las manzanas para la tarta porque ambos tenían una excusa para salir luego. Él sabía la razón que tenía el draconio para haber venido a la casa de la unicornio, más allá de querer asegurarse que estaba bien quería obtener información sobre lo que le había sucedido y también saber el paradero de Torturer, esa sin duda sería una charla bastante tensa debido a todo lo que había acontecido. No quería que esa charla terminara mal pero con la tensión que tenía entre ambos no había muchas posibilidades de que eso pasara, aun asi esperaba que pudieran solucionar todo con palabras como los hombres civilizados que eran aunque habiendo sido un pirata que estaba acostumbrado a solucionar todo a los golpes o con violencia ciertamente se le hacía difícil imaginarse hablando para que se resolviera aquella cuestión pero en esa ocasión no deseaba volver con golpes y dejar que Amalthea lo viera así, era algo que seguramente no aprobaría y menos si sabía que se había peleado con alguien a quien ella apreciaba tanto como el draconio.
|
|
Aagron
La Resistencia
"Con o sin Sol en los cielos, con o sin tormentas por delante. Este mi hogar, esta es mi gente"
Posts: 163
|
Post by Aagron on Feb 6, 2018 3:00:30 GMT
Era necesario repetirlo: La sonrisa de Amalthea parecía ser agua helada para apagar la caldera que bien podría haber escupido fuego en ese instante. Tragó grueso el verle regresar. no supo si era por lo bien que se veía la carne o por haberse dado cuenta de lo rígido que estuvo por varios momentos. Inhaló despacio, luego soltó el aire por la boca en un largo suspiro que fue acompañado por otra sonrisa más; olía bien. Disfrutar de la comida sería una buena distracción, más cuando se trataba de aquello que más disfrutaba: la carne. Como cazador, y un hombre que no se quedaba demasiado tiempo en ninguna parte, Aagron naturalmente tenía contadas oportunidades para saborear algo distinto a la conserva seca que siempre llevaba en su mochila, Y si, funcionó por un instante, saborear lentamente un pequeño pedazo que, luego de que ella iniciara la comida había cortado, sus preocupaciones desaparecieron y volvieron en un parpadeo. Sobe le robó las palabras de la boca, él tampoco podría hablar cuando al segundo siguiente ya estaba comiendo más; asintió en acuerdo a lo dicho por el muchacho ante él. Estaba realmente delicioso, plena ambrosía para su paladar maltratado por las pésimas habilidades culinarias del dragón.
No quiso sacar tema de conversación, de hacerlo quizá se distraería. Sin embargo, alzó la cabeza a mirar al rakshasa cuando mencionó ir a por manzanas. Tragó, tragó todo lo que tenía en la boca y se aclaró la garganta asintiendo nuevamente, bastaba nada más un par de segundos para que la realidad lo golpeara de nuevo, era tocar el cielo por unos instantes y volver a ver como un asteroide.
—Suena bien por mí —concordó. Dirigió sus ojos a la mujer y sonrió un poco— echaba de menos el bosque de las hadas también. Dar una vuelta sería bueno.
Y así prosiguió la comida, Aagron hacía algún que otro chiste momentáneo, ninguno espléndido o ingenioso, sencillos, de aquellos que se escuchan siempre y siempre dan risa sin importar cuanto se escucharan o repitieran, también par de anécdotas, por ejemplo una de las tantas veces que quedó de cabeza por terminar en una trampa. Aagron fue tan elocuente como le fue posible. Pero pasaron los minutos, y fue poco luego de terminar que vio un buen momento para tomar las riendas de cierta manera, un agujero por el que colarse.
—¡Bueno! Aún falta el postre —fue lo que dijo. Aagron se puso de pie y colocó su brazo cual gancho en el cuello del Rakshasa, quizá como si fueran los mejores amigos del mundo por muchos años y ninguno lo supiera,— ¿Me lo prestas? No tardamos
Tampoco esperó un si o un no. Forzó a duras penas al muchacho para ponerlo de pie, y sus zancadas se dirigieron al exterior, hacia el bosque. Fue salir de la choza para que su sonrisa desapareciera, y fue perder la vivienda de vista para que todo gesto amigable se esfumara. Pero seguía teniendo raciocinio, Buscar manzanas quizá serviría para distraer su mente en algo más y no arremeter a golpes a la primera de cambio. SU garganta, en desacuerdo con su raciocinio ardía y en lo más profundo de su boca se veía claramente como esta vez, sin ningún impedimento, la caldera rugía y quizá, haría falta muy poco para hacerla estallar. ¿Cómo empezar ahora? Podría ir directo al grano, podría dar vueltas, podría... No. Mejor no empezar él, Tenía demasiadas cosas en la cabeza para ponerles un orden claro. Fue solo una palabra lo que surgió de su boca:
—¿Entonces?
|
|
|
Post by Zobek Reapersea on Feb 6, 2018 17:26:38 GMT
Era increíble como el ambiente pasaba de tenso a pacífico de un momento a otro, era un cambio muy abrupto pero no podían estar en buenos términos con el draconio, aún así ambos se esforzaban por mantener la calma, incluso estuvo de acuerdo en ir en busca de las manzanas como una excusa para que ambos pudieran hablar sin que Amalthea escuchara algo que la alterara, prefería que se quedara en casa feliz como siempre sin tener que escuchar nada de iban a charlar con el pelirojo. El almuerzo continuó sin problemas con el visitante haciendo chistes para alivianar el ambiente, la unicornio se reía alegre con estos y a pesar de que el Rakshasa también había querido reírse no lo hizo, solo mantuvo una expresión neutral mientras los escuchaba aunque no pudo contenerse al escuchar una de la muchas anécdotas del contrario donde había terminado colgando de cabeza por haber caído en una trampa, el solo imaginarlo le hacía que quisiera reírse demasiado pero solo saltaba pequeñas risas. Luego de unos momentos el draconio habló de nuevo mencionando que aún debían comer el postre, entonces el Rakshasa supo que ya el momento de que ambos salieran para hablar.
Al momento de sentir el brazo del draconio rodeándolo, comportándose tan confiado como si fueran amigos desde hacía mucho tiempo el pelicastaño solo lo miró extrañado mientras levantaba una ceja, claramente desaprobaba ese gesto de parte de el pero se esforzó en sonreír un poco mientras solo para no preocupar a Amalthea. - Esperanos, ¿Si? Volveremos antes de que te des cuenta.- expresó mientras era llevado por el draconio hacia el Bosque no sin antes tomar dos cestos de mimbre para que colocaran las manzanas recogidas allí, ambos hombres salieron de la casa caminando hacía el bosque mientras que la unicornio los despedía desde la puerta alegre de ver que ambos arcanos se llevaban bien, aunque eso no era más que una fachada, apenas salieron de la casa la buena actitud de ambos se esfumó por completo, ambas expresiones se tornaron serias y los gestos amigables murieron en ese instante. Ya no había necesidad de fingir que se llevaban bien pero lo que si era cierto era que debían recoger las manzanas así que el ex-marinero le extendió secamente uno de los cestos al contrario para luego dirigirse a donde estaban los manzanos y sin más empezó a cortar las manzanas de los árboles con calma para depositarla en el cesto escuchando la pregunta del draconio y solo mirándolo un momento serio antes de responder.
-”¿Entonces?” ¿No vas a empezar a recoger manzanas? - preguntó mientras seguía tomando la fruta y dejándola en el cesto, la verdad no tenía intención de responder a ninguna de sus preguntas del draconio pero sabía que no iba a dejar de insistir puesto que se notaba que quería saberlo todo pero para él era muy mala idea, incluso el hablar allí lejos de Amalthea no le convencía del todo. - Sabía que vendrías pero hablar de eso no me llama la atención para nada. - expresó secamente mirando al draconio con una postura firme, esperando poder convencer a Aagron de que dejara de preguntar por aquello, eso solo traería problemas y ahora que ya no era pirata quería evitar todos los conflictos posibles. - Lamento que hayas venido aquí para nada pero al menos pudiste probar una buena comida y además podrás comer de la tarta de manzanas de Amalthea.- habló mientras volteaba a mirarlo solo un momento y luego seguir mirando hacia la fruta en los árboles buscando las mejores manzanas para recogerlas.
|
|
Aagron
La Resistencia
"Con o sin Sol en los cielos, con o sin tormentas por delante. Este mi hogar, esta es mi gente"
Posts: 163
|
Post by Aagron on Feb 6, 2018 18:23:34 GMT
La cesta, bien se pudo haber quemado, pero su cuerpo no era incendiario, su cuerpo por más caliente que se sintiera, por más que de pronto la sangre le hirviera en las venas, no era ignífugo y mucho menos inflamable, menos en esa forma. Aagron había tenido la esperanza de que no opusiera resistencia, sin embargo, parecía que ser paciente y usar buenas palabras no funcionaría. Tendría que actuar de otro modo, no con puños aún, no con brusquedad. Tomó aire por la nariz y exhaló todo de una buena vez, fue un milagro que su garganta no soltara el fuego que quería escupirle en la cara al rakshasa. Sus pasos fueron tras los del muchacho, él se dirigió al árbol siguiente y directamente trepó a las ramassin dificultad. Su problema ahora sería presionarlo. La mirada que le propinó no hizo nada en él, como si su habilidad de piel de acero también fuera un escudo, esa pequeña esperanza de que no insistiera podría ir desapareciendo pronto; no pensaba dejar de hacerlo
—Repíteme algo, me cuesta creer que realmente la hubieras "salvado" de ahí —el sarcasmo al mencionar el salvar a Amalthea fue tremendo, Sentado entre las ramas, el dragón revisaba las manzanas una a una, las más próximas y sin agujeros iban a la canasta, las demás se quedaban. Se planteó incluso lanzarle una manzana en la cabeza al apático hombre, Quizá un buen golpe a la cabeza pusiera a funcionar algún tipo de moral— Para liberarla es simple deducir que no estabas del lado de ella, si no del diablo —prosiguió, su tono de voz cada vez un poco más serio, más sarcástico. A futuro quizá odiaría lo que tenía que hacer ahora y que tampoco estaba pensando demasiado, pero no había un solo paso atrás que dar— Dime, asesino, ¿Qué se siente ser hipócrita ahora y cuidar la sonrisa de una mujer que pudo haber muerto entre tus brazos? ¿eh?
No había honor alguno en su forma de sacar la información, no había moral, lo sabía y empezaba a detestarlo. Pero ya había hecho su promesa, ya había jurado ante el arma y ante el mismísimo sol que brillaba en el cielo que de ser necesario, se dejaría la piel en el camino con tal de evitar ese sufrimiento así fuera a unos pocos, entre más pudiera salvar de aquella atrocidad mejor. Y se podía imaginar la brutalidad de los métodos, podía hacerlo pues había sido él mismo quien en su momento encontró a Amalthea en la playa de Aqualia, lo recordaba bien. La noche que la encontró había sido inclemente y fría, el agua del mar debía sentirse peor que el hielo bajo la piel cuando las corrientes provenían de la isla gélida y la marea subía. No olvidaría aquella imagen, no olvidaría el hecho de que quizá, de haber llegado un solo minuto más tarde, ella ahora no estuviera viva yu habría muerto por alguna infección o arrastrada por el mar. No podía olvidarlo, no podía no imagino lo que le hacían a otros en aquel infierno que él no conocía y no sentir un odio tremendo.
Y por ende, no podía sino sentir una desconfianza horrible, rozando al odio de igual manera hacia el Rakshasa. Hacia Zobek.
Si por él fuera, lo hubiera golpeado nada más verlo, lo hubiera golpeado hasta el cansancio por lo que se vería como una rabieta. Su consciencia le decía por otro lado, que de hacerlo, no sería mucho mejor que aquel arcano al que ahora cazaba como si de un animal se tratara.
|
|
|
Post by Zobek Reapersea on Feb 7, 2018 18:30:37 GMT
El día en el bosque estaba soleado y hermoso, era un paisaje tranquilo donde los pájaros alrededor les brindaban sus canciones a ambos arcanos así también como una brisa suave y fresca hacia que hacía que el cabello de ambos bailara en la brisa junto a la hojas de los árboles pero eso era algo totalmente secundario para ambos hombres en ese momento, ambos estaban recogiendo las manzanas intentando no prestar atención a las malas vibras y notoria hostilidad que ambos sentían con respecto al otro pero era difícil, las cosas no estaban bien entre ellos, solo hacía falta que mecha se encendiera para que ambos explotaran, sin embargo por el momento solo tratarían de que esa mecha permaneciera apagada pero debía ser realista, con el temperamento de ambos no estaba seguro de que pudieran mantener todo bajo control. Deseaba que Aagron hubiera dejado atrás esa idea de buscar a Torturer pero por su actitud se notaba que eran de esos que buscaban la justicia como un defensor, cosa que no le agradaba en lo absoluto, con esos aires de ser un salvador para todos.
Las palabras del draconio le hicieron detenerse para que sus ojos lo miraran desde el suelo a la rama del árbol donde se hallaba recolectando manzanas, se le cruzó por la mente cortar esa rama con sus garras para que el pelirrojo cayera a la realidad de nuevo pero obviamente solo se volteo de nuevo para seguir con su tarea. -Puedes creer lo que quieras, no tengo nada que probar ante ti.- respondió secamente sin dirigirle la mirada, las palabras de Aagron le molestaba pero no iba a explotar, solo iba a permanecer sereno ante sus provocaciones, a todas ellas, además de que no iba a revelar mucho del paradero de Torturer solo para que su búsqueda fracasara, sabía que eso sería un duro golpe para él sabiendo que su objetivo era capturarlo para vengarse por Amalthea y evitar que más secuestros sucedieran. -¿El diablo?... ¿Asi lo llamas tú?..- preguntó soltando una leve risa. -Bueno… no está tan errada esa comparación. Y si, podría decirse que estaba de su lado, pero esos tiempos quedaron atrás ya no tengo nada que ver con ellos.- respondió mientras sostenía una de las muchas manzanas en sus cesto mirándola unos momentos suspirando un poco solo recordando esos tiempos, su mantenía contacto con su ex-capitán pero ero era algo que nadie sabía, ni siquiera Amalthea y eso era lo mejor para ella.
Nuevamente las palabras del Aagron resonaron, haciendo énfasis en la palabra asesino cosa que hizo reír nuevamente al Rakshasa pero esta vez no se volteó a ver al contrario, solo caminó hasta otro árbol cercano a él para seguir buscando las manzanas más aptas para el postre. -Se siente bien. El verla sonreír todos los días hace todo valga la pena, que bueno que pudiste encontrarla en la playa, sabía que alguien vendría a buscarla… me pregunto… si la sirena tuvo la suerte de ser encontrada también…- Respondió mientras murmuraba aquello último haciendo referencia a esa arcana acuática que también había sido prisionera en ese navío y a quien habían desechado al mar atada a una ancla por órdenes de su capitán, era un duda que se le presentaba a veces pero luego se olvidó de eso para seguir buscando la fruta. -Dime, ¿En realidad es necesaria toda esta cacería?... No le veo futuro a esto… No uno bueno al menos...- Miró al draconio solo unos segundos sabiendo que probablemente Aagron se molestaría con él por sus palabras pero poco le importaba que este le odiara, la única opinión que le parecía importante era la de Amalthea.
|
|
Aagron
La Resistencia
"Con o sin Sol en los cielos, con o sin tormentas por delante. Este mi hogar, esta es mi gente"
Posts: 163
|
Post by Aagron on Feb 7, 2018 21:18:08 GMT
—Oh, que orgulloso debes estar de haber dejado atrás a ese sujeto, libre y asesinando sin parar como se le antoje. —Aagron se levantó, de pie en la rama la canasta de mimbre la colgó en otra y se dirigió un poco más alto, aún no estaba a rebosar, quería ver si por demás había algo un poco más arriba. Al regresar, se dejó colgar de cabeza, su agilidad era contradictoria, pues algunas veces funcionaba, y otras todos sus años de experiencia le jugaban una mala pasada
Evasivo. Zobek estaba evadiendo las preguntas. Pero Él iba a seguir insistiendo, era notorio por la determinación que irradiaba. Aagron estiró los labios al escuchar su respuesta, los estiró con desagrado e incluso asco. Para él todo aquello había sonado como si estuviera incluso orgulloso de sus acciones pasadas; simplemente inmundo. Mostró los dientes por algunos momentos y prefirió dejar los ojos reposar sobre la manzana entre sus manos. ¿Estaba tratando de justificarse? Que no le jodiera, él no había hecho tal cosa pensando en que Amalthea fuera encontrada. Impensable.
—Le dejaste tirada donde bien cualquiera, incluso el propio Torturer la hubiera podido ver —respondió a cambio de lo que él había dicho. Aagron, realmente no encontraba otra explicación aún a haberla encontrado en ese estado, le dijeran lo que le dijeran, ¿Y si Zobek intentaba huir y evadir esa realidad también?— ¿En serio quieres que piense que eres su salvador? Amigo, tu la lanzaste a su suerte, la lanzaste a morir, bien fuera por alguna infección, por el agua helada, o porque quizá nadie más estuvo dispuesto a ir por ella cuando pidió ayuda en la tableta. —guardó silencio un instante, volvió al suelo luego de recoger la canasta de mimbre— De haber llegado yo un solo segundo tarde, ya no habría nadie aquí sonriendo cada día. —culminó, se cruzó de brazos lentamente, no lo miró un solo instante, solo escuchó, escuchó con atención y de nuevo sintió su garganta arder— Es necesario —aseguró luego— Es necesario por el simple hecho, de que parece nadie más quiere pararle los pies, tú incluido.
Soltó el aliento, caliente sin dudas. Sus puños se apretaron, De pronto estaba olvidando solo un poco la tremenda desconfianza que había hacia el marinero, aquel que había llamado asesino con conocimiento suficiente para saber que quizá, también lo era. Aagron no decía nada que no considerara verdad absoluta, nada que no creyera en realidad. Y lo decía sin pelos en la lengua.
—no sé como saldrá, pero sé que no puedo permitirle andar a sus anchas y solo mirar —finalizó. Una última acusación salió de sus labios en ese instante— no soy como tú, Zobek, yo tengo moral y orgullo suficiente para decir que esta bien y qué está mal —ahora si lo miró, mostró los dientes inclusive— Y tengo suficiente cerebro para saber que confiar en ti la seguridad de Amalthea es el equivalente a esperar un puñal por la espalda cuando no cooperas para evitar que otros pasen por lo mismo que ella ¿O es que eres tan cobarde que no plantas cara nunca y dejas todo pasar sobre ti?
|
|
|
Post by Zobek Reapersea on Feb 8, 2018 18:18:16 GMT
Una tras otra las palabras del draconio llegaban a él como si fueran espadas o cuchillos que se clavaban en su cuerpo pero a pesar de eso no hacía mucho caso a esas cosas, era como si no le molestara estar herido en lo absoluto, no negaba nada pero tampoco le respondía a ninguna de las imposiciones e interrogantes de del pelirrojo. -Él es un arcano mucho mayor que yo Aagron, no necesita una niñera que le diga que debe y que no debe hacer. - respondió riendo un poco en lo que dejaba alguna que otra manzana en el cesto, realmente se le hacía gracioso todo lo que le decía el contrario, con esos aires de superioridad por no haber cometido crímenes o considerarse un justiciero, bueno algo de razón tenía ya que comparado con la escoria que el Rakshasa se consideraba al menos no podía negar del todo que en ese sentido el draconio lo superaba. A veces se preguntaba también cómo es que la unicornio le había permitido quedarse a su lado luego de todo lo que había sucedido, había cambiado mucho en su estilo de vida ahora que estaba junto a ella pero nada de eso enmendará los crímenes y errores del pasado, aún así, no quería darse por vencido, no con Amalthea, quería permanecer a su lado siempre y protegerla de todo a cualquier costo.
Lo siguiente que salió de la boca del ajeno le hizo voltear levemente a verlo, tenía razón, ese día muchas cosas podrían haber salido mal, pero por suerte Amalthea había sido encontrada y ahora estaba viva, no tenía porqué justificarse ante él, de verdad pensaba que sus acciones habían sido las correctas a pesar de que no habían sido las mejores pero el draconio jamás podría saberlo porque él no había estado allí, no conocía todos los pormenores así que solo podía hablar en base a lo poco que sabía y el Rakshasa se iba a asegurar de que no supiera mucho más de lo que ya sabía. - Si es verdad, las acciones que tomé no fueron las mejores pero fueron acertadas, no veo lo que pudo haber pasado sino lo que pasó, tú la encontraste no Torturer y ahora esta con vida, está feliz, sin tener que volver a recordar esos eventos por los que pasó.- su tono era serio ante las preguntas del contrario y todo que decía de su persona, Aagron podía llamarlo como quisiera, asesino, hipócrita, basura, no le daría información que tanto buscaba para llevar a Torturer tras las rejas y solo se dedicaría a seguir recogiendo la fruta desde las ramas de aquel árbol.
El draconio respondió rápido y seguro a su pregunta, se notaba que no tenía dudas en lo que quería hacer, pero para el ex-pirata era una completa estupidez, no lo entendía pero tampoco buscaba entenderlo, solo queria que se olvidara de toda esa ridícula idea solo por el hecho de que sabía que las cosas iban a terminar mal para él y a pesar de que su bienestar no le importaba sabía que la unicornio lo estimaba bastante y no quería verla triste o preocupada solo porque el draconio tuviera ganas de jugar al cazador justiciero. El Rakshasa suspiró algo frustrado escuchando todo los insultos de parte del ajeno, incluso volteó a verlo notando esa agresividad en su expresión y sus dientes blancos resaltando en su rostro. - Oh tienes razón, no soy parecido a ti en lo mas mínimo, puedes gastar tu energía insultandome cuanto quieras pero eso no te llevará a ningún lado.- comentó con una sonrisa de lado mostrando un poco sus dientes también al igual que él lo hacía. -No podré pensar como tú jamás, yo no me preocupo por el bienestar de todos, solo de aquellos que me importan, Amalthea es la única que tiene mi atención ahora… y mientras ella esté a salvo me importa un carajo los que les pase a los demás… PERO dado que le importas demasiado a Amalthea déjame darte un consejo que podría ahorrarte muchos problemas… DEJA DE INTENTAR SALVAR A TODOS PORQUE NO PUEDES HACERLO.
|
|
Aagron
La Resistencia
"Con o sin Sol en los cielos, con o sin tormentas por delante. Este mi hogar, esta es mi gente"
Posts: 163
|
Post by Aagron on Feb 10, 2018 0:11:30 GMT
Aagron realmente, cada segundo que hablaba con Zobek sentía un repudio creciendo en lo más profundo de su ser. Una espina que se adentraba poco a poco al cerrojo de una jaula sumamente pequeña, tan pequeña que todo lo que ahí encerraba peleaba como si de animales salvajes se tratara por su espacio. Mordidas al cuello, arañazos, patadas; un simple "clic" era necesario para que lo soltara y él fuera incapaz de mantener aquello que en los dragones, se mantenía intacto por más generaciones que transcurrieran: la agresividad. Un dragón, se describía como una criatura territorial, temible cuando la furia los dominaba y también se les describía como seres con un orgullo sumamente grande. Algunos eran considerados deidades ene el mundo humano, otros demonios que debían exterminarse.
El cuerpo de Aagron, empezaba a sufrir cambios pequeños en ese momento. Escamas asomaban bajo sus ojos, el verde de los mismos, antes tan neutral como el del pasto o el de las hojas de los árboles ahora era acompañado un azul casi eléctrico; el dragon, estaba entrando en su forma Fated por la ira que crecía en su pecho. Respiró hondo entonces, debía mantenerse a raya.
Pero poco a poco se le hacía más difícil mantener lo peor de si dentro. Le costaba mantenerse a raya. Su garganta brillaba debido al fuego que ahí moraba con cada respiración. Desgraciadamente, había algo en lo que Zobek tenía razón.
No podía salvar a todos. Era uno solo, un simple mortal sin nada especial ni una meta real en su vida. Era un punto vacío que solo trataba con desesperación ser alguien, o cuanto menos hacer lo que era correcto. Un guerrero que nadie recordaría si muriera, un simple hombre que de morir en su cometido sería olvidado con prisas y nunca más se sabría de su nombre. Aagron se mordió el interior del labio, al cerrar la boca escondía ese gesto. Zobek de pronto se encontraba justo frente a él, justo delante donde podría alcanzarlo sin problema.
Una realidad como aquella, no había sido lo que lo había enfadado por más que lo hubiera puesto a pensar
"Yo no me preocupo por el bienestar de todos, solo de aquellos que me importan, Amalthea es la única que tiene mi atención ahora"
Patético
Asqueroso
Fue cuestión de instantes. Instantes para que antes de que lo hubiera pensado, su puño derecho viajara directamente a la nariz del arcano frente a él con toda la fuerza que podría poseer en su brazo. De haberlo golpeado, no lo había sentido, de no haberlo hecho, tampoco le importó. Aagron solo tenía una sola cosa en la cabeza, quizá estaba tomando el lado equivocado de todo lo que escuchaba, pero realmente no le interesaba ya el mantenerse civilizado o siquiera decente.
—¡Basura! —gritó— ¡Te atreves a hablar de esa manera cuando sabes bien que no te podría importar menos! "Solo Amalthea" dices. De toda la gente que esta allí, de todos aquellos que tú sabes que no merecían nada del mismo modo que ella no se merecía tal sufrimiento, de todos los que no te importaron ¡¿Cómo te atreves a decir que ella si?! ¡¿Cómo te atreves siquiera a tener cara para ello?! ¡Escoria!
Sus ojos se enterraron en el Rakshasa, cada palabra que soltaba estaba llena de ira auténtica, algunas incluso eran acompañadas con pequeñas olas de calor provenientes de su aliento. Se heriría de escupir fuego en ese momento, no debía hacerlo, pero estaba a poco de hacerlo realmente. La ira que en ese momento lo gobernaba lo estaba sacando del juicio sano. Sin dudas.
Pero no era como si no tuviera razones para enojarse.
Existían razones suficientes para que tuviera todo el derecho de enojarse.
|
|
Amalthea
Los Grises
La musica apacigua a las almas en pena
Posts: 132
|
Post by Amalthea on Feb 10, 2018 1:15:25 GMT
La mujer yacia en completa calma esperando a sus colegas que yacian encontrando las mas dulces y enormes manzanas para el mas exquisito postre que tenia planeado hacer, ya todo estaba listo a levadura, la harina preparada el horno encendido precalentando, las nueces y almendras ademas de la azucar, todo colocado con mucho cuidado para no decepcionar a ninguno de sus amados amigos y mas importante, no decepcionarse a ella misma con querer cumplir la expectativas de ambos. —Oh si si si todo listo y preparado para el postre perfecto, espero que a Zobek no le moleste la canela extra…oh cielos no pregunte a Aagron si era alérgico a algo...bueno tendre que preparar uno sin nueces y almendras para ver si le hace daño o no, espero que no, el te esta listo la casa limpia, me parece que todo esta perfecto. —De manera inesperada un sonido de la puerta llamo su atención, la puerta se había abierto, una sonrisa emocionada se plasmo en la cara de la unicornio ante la idea de que sus adorados habían llegado listos para la degustación del exquisito postre, camino hacia la sala saliendo de la cocina quedando en el umbral del recibidor notando un hombre, sus ojos se abrieron con terror, miedo y desesperación…
—n-no…NO….NO!!!! — Como una boca de muerto se abrió entre sus adentros, el terror un llanto de princesa olvidada en el fondo de un infierno al cual creía que jamas volveria, un hombre de cabellos castaños con una sonrisa llena de malicia se lanzo directamente hasta ella, el que le daba los mas horribles castigos, los mas terribles dolores e insufribles torturas enviado por el mismísimo capitán, un grito en su boca pero su boca no grita, su corazón latia desesperado como si deseara salir por entre las costillas, muere el universo de una calma agonía sin la fiesta del Sol o el crepúsculo verde a su alrededor, el dolor revivido en carne propia, sus piernas deseaban correr, deseaba correr escapar y alejarse de todo aquello, cuando finalmente un el hombre se lanzo tomándola del cuello, el aire escapo de su garganta, el ardor de su cuerpo, el miedo y la desesperación, fue cuando propicio el primer golpe en su vida, pero el pirata sostuvo su mano y sonrio de forma casi tan macabra como la del capitán, cuando un sonido de su carne siendo apretada, con fuerza abriendo una herida en su cuerpo, una herida que quizá era vieja, su hombro había sido perforado por las zarpas de lo que era un mounstruo, jadeo con fuerza la mujer y finalmente el grito salio de su garganta. —AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!!!!! BASTA BAAAAAAAAAAASTA BASTA AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH ZOBEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEK!!!!!!!!!!!!!!!!!!! —
El grito era de sumo dolor y desesperación, lo que jamas había pensado que tendría que revivir, la mujer no tenia esperanza ni deseos, su temor era increíblemente poderoso, tan grande que revivio como golpes en su cráneo todas las torturas, las sonrisas las burlas y violaciones de su hermoso cuerpo, las heridas y aquellas miradas terribles, jadeo con fuerza entre esos terribles gritos.
|
|
|
Post by Zobek Reapersea on Feb 10, 2018 5:51:27 GMT
Podía notar esos pequeños cambios en el aspecto del draconio, se le veía molesto o más bien a punto de explotar debido a la furia... sabía perfectamente que era lo que lo provocaba, el odio, todo ese repudio que le tenía y el cual ya no debía disimular puesto que la unicornio ya no estaba allí con ellos, ahora ambos eran honestos respecto a lo mucho que se odiaban el uno al otro. Sabía que todo lo que le había dicho al contrario no hacía más que enfurecerlo y esas eran exactamente sus intenciones, solo quería hacerlo enojar a toda costa pero no por eso quería decir que lo que salía de su boca solo eran palabrería para provocar al ajeno, nada de eso, era cierto, estaba siendo honesto y expresaba lo que sentía respecto a la unicornio aunque claro, no esperaba nada del draconio quien ya había dejado en claro que lo único que esperaba de parte del ex-pirata era una traición o mas problemas; no tenía nada que probarle a Aagron, si quería pensar que él era un potencial traidor podía hacerlo, mientras Amalthea viera que sus intensiones con ella no eran malas entonces lo que pensara el resto era algo sin importancia, asi de importante era la peliblanca para él y por eso había hecho tantos cambios en su vida, todo eso valía la pena si ella nunca dejaba de sonreír.
Fue tal como pensaba, todo pasó con una rapidez que apenas si logró percibir lo que había sucedido, ese potente golpe sobre nariz le había hecho retroceder hasta casi perder el equilibrio haciendo que algunas manzanas cayeran desde su cesto al suelo, el dolor fue bastante y sintió como un líquido caliente goteaba desde su nariz, manchas de color carmesí se presentaron en su ropa y también en su rostro, sin duda el draconio tenía fuerza, eso no iba a negarlo además de también tener algo de temperamento y una voz bastante fuerte a la hora de insultar. La mirada del pelirrojo estaba enardecida, estaba tan enojado que parecía ignorar por completo el cambio de su aspecto físico, hasta inclusive se podía ver como algo de humo parecía brotar desde la garganta del draconio, el Rakshasa tomó la manga de su camisa para comenzar a limpiar un poco la sangre que salía pero esta no se detenía, sus ojos verdes se encontraron con los del ajeno, ambas miradas llenas de enojo chocaron y entonces la comisura de los labios del ex-marinero se elevaron formando una sonrisa en su cara mientras que sus dientes aparecían, una carcajada se escuchó mientras que las gotas de sangre continuaban cayendo. - Asi es… ¡Soy una escoria, basura, mierda entre la mierda!… y aún así… si yo no hubiera intervenido ella no estaría viva ahora.- gritó mirando al draconio mientras aún reía.-¡Que los demás se vayan al carajo o al mismísimo infierno! ¡Ella es la única que me importa!- Exclamó acercándose al pelirrojo de manera agresiva, se podía notar por su lenguaje corporal que una pelea comenzaría pero entonces un grito hizo que se detuviera en seco.
La voz se escuchaba distante, pero el eco logro hacer que llegara hasta los oídos del Rakshasa quien miró en dirección de donde se había escuchado viendo como como los pájaros que estaban en las copas de los árboles cercanos emprendieron vuelo, era Amalthea no había duda de ello y por como había gritado algo no estaba bien, dejó caer el cesto con el resto de las manzanas para luego correr en dirección a la casa no sin antes empujar al draconio para quitarlo del frente. -¡Fuera del camino!- Exclamó mientras lo dejaba atrás y se alejaba dando zancadas para llegar lo más rápido a la casa, con cada paso que daba su cuerpo comenzaba a cubrirse de pelo mientras que su rostro tomaba la apariencia de un tigre, sus músculos y su tamaño aumentaron, era su forma verdadera, aquella que rara vez adoptaba pero que en esa ocasión había salido por mero instinto al escuchar el pedido el alarido de la mujer. La casa estaba a la vista, el feroz tigre entró como dueño y señor a esta buscando con desespero a la unicornio a quien encontró tendida en el suelo con uno de los miembros de la tripulación del capitán sobre ella con sus manos alrededor de su cuello, un rugido enfurecido y ensordecedor se escuchó mientras el Rakshasa entraba a la casa para tomar al pirata del hombro o mas bien incrustar sus garras sobre él hasta que la piel comenzó a sangrar.-¡NO LA TOQUES! - Los gritos del hombre se escucharon y este de inmediato soltó a la mujer para tratar de zafarse del agarre del felino pero fue inútil, simplemente la diferencias entre la fuerza de ambos estaba clara y aprovechando eso justamente el Rakshasa tomó al hombre para tirarlo por una de las ventanas para sacarlo de la casa, pedazos de cristal salieron volando a causa de aquello los cuales quedaron regados por todo el frente de la vivienda.
El pirata se levantó a penas para luego comenzar a correr en dirección al barco mientras se sostenía en hombro adolorido, pero el Rakshasa no iba a dejarlo ir así de fácil, se había metido con su tesoro y eso era algo imperdonable por lo que no tardó en cazar al marinero para empezar a morderlo provocando serias heridas que no tardaron en sangrar, no iba a matarlo, solo iba a dejarlo moribundo pero su furia era tanta que quizás la línea entre la vida y la muerte ahora era muy confusa para él. El sujeto no se movía y el cuerpo del felino estaba cubierto de sangre la cual solo un poco era suya, aún estaba enojado o mas bien enfurecido por este episodio, pero ya no podía seguir contra perdiendo el tiempo con ese individuo, debía ver como estaba Amalthea y eso hizo, volvió a enterar a la vivienda ignorando su apariencia para luego acercarse con un semblante más preocupado y muchos menos agresivo a la unicornio. -Amalthea, esta bien ahora, ese hombre tuvo lo que merecía… dime, ¿Como te sientes?
|
|