Pastizal [ Privado ]

No era la típica mujer que iba tras Izark para pedirle cierta dicha por su parte, puesto que, disfrutaba del trabajo y era lo único que disfrutaba hacer. Algunos sirvientes más de la casa le dijeron que se tomara el día libre, ya que había hecho todo lo suficiente durante varios días, semanas… ¿Meses? Lydia veía el tiempo pasar bastante rápido cuando hacía su labor, al grado que a veces olvidaba mantener su contacto con la familia. Sin poder rechistar a lo que “los mayores” le decían, decidió aprovechar el día siguiente… ¿No dañaba a nadie, verdad? Sin más que hacer aceptó y a la madrugada del día siguiente, se vistió con el mismo traje de siempre, el cual caía y se mecía con suavidad gracias a las brisas que se colaban a la casa de los Santori.

Llegó hasta el establo donde su fiel corcel se hospedaba para sin más retirarlo y montarlo para cabalgar hacia la Ciudadela; donde la luz se asomaba, y la bañaba de aquella extraña calidez. Habían tardado bastante en llegar, pero era recién el mediodía. Inspiró el oxígeno del lugar, era un poco más limpio y puro. Siguió andando sobre su caballo en la ciudadela aunque decidió tras un poco de tiempo bajarse de él y dejar que sus pies disfrutaran de la caminata. Sin miedo alguno, avanzaba dejando que sus coletas se balanceaban de un lado a otro, su cabellera comenzaba a ser un punto de mira de otros arcanos, los cuales caigan hipnotizados al verla. Paso por diferentes tiendas y lugares, comprando algo de pan y frutas para comer en el momento o después. Disfrutaba del olor del pan, era esquisito y ni hablaba del sabor… su rostro sin emoción alguno no decía nada al respecto pero por dentro disfrutaba de dar cada bocado.

Una vez que salió de la ciudadela volvió a subirse a Pride quien la llevó a paso firme hacia los plantíos y de allí disfrutar de un poco de la soledad. Era más tranquilo el lugar y era lo que merecía… algo de paz. Prosiguió con la caminata, o mas bien su caballo decidió seguir mientras ella intercalaba las comidas, del pan iba a una manzana, de esta fruta a otra y luego al pan nuevamente. Aun se mantenía caliente así que la suavidad aún persistía y el olor que exponía era ciertamente “potente”.

Brisa, una suave y delicada que removía los cabellos bicolor. Lydia simplemente removía algunos mechones del rostro que molestaban, no tardó en retirarlos para proseguir dando pequeños mordiscos silenciosos. Degustaba cada mordida que le daba o a la fruta que se llevaba a la boca o el mismo pan horneado. Su corcel se desplazaba con lentitud pero con ese toque de gracia, la cabeza alzada como si mostrara lo orgulloso que estaba de sí mismo y de cargar a su dueña.

Una figura comenzaba a hacerse visible, algo difusa al comienzo ya que el detalle de las líneas no se veía con tal definición… cada vez se acercaba más y podía definir a una mujer de un cabello bastante llamativo y podría decirse que precioso, casi como un color verde acuoso, bueno en realidad no sabía bien cómo describir el color pero le era uno bastante bonito. La expresión seria o mejor dicha una fría y sin “emoción” alguna se mantenía en su rostro… lentamente se fueron acercando hasta que podía ver que hacía aquel gesto común de apartarse del camino para que Pride pasara sin preocupación, pero la voz, o mas bien las palabras que había dejado escapar la contraria, hicieron que tomara las riendas y detuviera a su caballo. - Buenos días, pero creo que se equivoca al llamarme de tal forma. - respondió en un tono sin emoción alguno y dejaba que sus ojos con heterocromía se encontrarán con los contrarios, de un tono dorado o amarillento.

Por educación y algo de clase no quiso morder la manzana frente a la ajena, sería como una muestra de desinterés y realmente no quería dar esas miradas.. aunque no le importaría en absoluto. Sus dedos se presionaron en la manzana para luego ver las acciones acompañadas de las palabras apresuradas de la contraria respecto de porque la había llamado de aquella forma. Ladeó suavemente la cabeza para luego ver la fruta. - Tienes buen olfato… y vista.- comentó con sequedad, tal vez decir olfativa era algo improbable pero mencionar la manzana con tal facilidad y no confundirla con otra fruta le pareció correcto también mencionarlo. Realmente la Valquiria no era muy habladora y de cruzar palabras por completo, solo lo necesario.

- No. Provengo de las tierras del noreste… Reapergate más específicamente. - respondió a aquella pregunta que había hecho la joven. Miró a Pride un segundo el cual resopló sacudiendo la cabeza de forma suave. Acarició el cuello de su corcel para tranquilizarlo un poco, estaba ya tranquilo pero prefería mantener un poco el tacto. No tardó en que sus ojos mirasen nuevamente a la contraria. - Pues se puede decir que sí, no vi muchos animales de pastoreo o trabajo por aquí para responderte adecuadamente si son alimentados correctamente y sin muestras de abuso… pero puedo responderte que hay una panadería si vas más al interior, a la Ciudadela. - comentó mientras tomaba algo de su canasta, aquella la cual cargaba la comida que había comprado con anterioridad. Lentamente se podía observar que su mano apresaba algo, una baguette, no tardó en partirlo y mirar aquella suavidad y el vaho calido que exponía al partirlo. Extendió el brazo para alcanzarle un pedazo. - Pruébelo, esta recién sacado del horno y presiento que tiene algo de hambre por su capacidad visual. - comentó para dejarselo. - Soy Lydia Virat… un gusto. -

El vaivén de la cola de la minotauro iba sacudiéndose de un lado a otro, sus ojos perdidos sin aquel brillo vivaz parecía casi perdido en algún lugar y las pupilas viajaban de un lado a otro como si el movimiento de la cola fuera hipnótico. Se había quedado congelada, con la mirada penetrante en la figura femenina mientras de forma ciega o borrosa lograba percibir movimientos torpetes; el movimiento de una mano alzándose, la cabeza bajado provocando que los mechones verdosos caigan y se movieran sutilmente… cada movimiento pasaba casi desapercibido hasta que ella misma volvió en sí al escuchar aquella emoción en sus palabras.

Había sido algo gentil en otorgarle algo de su comida, realmente lo hacía cuando podía y no le hacía un problema para ella, solía alimentarse correctamente en donde trabajaba y su canasta estaba cargada de varias frutas y pan para tener algo “saludable” o delicioso para masticar e ingerir. Los gestos rudos al tomar el pan en las manos y comenzar a comerlo y masticarlo simplemente los dejo pasar aunque su mirada se hizo algo más fría de lo usual, casi como que no aprobaba aquel acto. Lo dejo pasar, le resto importancia para sin más visualizar como los labios se abrían y algunas migajas del pan iban saliendo disparada en el acto del habla.

Suspiro, casi como si viera una de las niñas del hogar que los Santori’s comiendo y queriéndose comunicar con los mayores. Solo dejó que la contraria siguiera con el intento fallido de conversar o transmitir alguna palabra coherente. Tras unos breves segundos la minotauro se dio a conocer. - Minoan, un gusto. - Saludó cordialmente la valquiria con un pequeño gesto, inclinando su cabeza levemente para volver a elevarla y en el mismísimo tiempo que sus ojos con los de la joven hicieron un intercambio había soltado tal barbaridad. - ¿Escolta? Yo no requiero ningún escolta… Los arcanos con mayor poder político o bien situado socialmente tienen escoltas, yo solo soy una simple sirviente- de forma seca, casi fría lo había mencionado. Pero… algo le provocó que su cabeza mirara hacia la canasta y luego de reojo a la minotauro. - ¿No sería inconveniente para usted? La puedo acompañar hacia algún sitio con buena comida. Yo realmente no merezco tanta gratitud. - mencionó tomando un poco las riendas de Pride pero sin la mínima gota de largarse ahí. "<<Tal vez comer acompañada no es una mala idea...>>" pensó mientras miraba la crin de su corcel.

Aquella forma de hablar, esa manera, el comportamiento y algunas pequeñeces más iban haciendo un bosquejo de lo que sería la mujer frente suyo. No más alguien que desconocía un poco la población de “clase alta” o “media” no la culpaba, ella no vivió en sus zapatos. Dejó escapar un suspiro desganado como si diera otro comentario para estabilizar y hacerla caer en cuenta que ella se estaba equivocando. Con cuidado lo miró, cada acción fue juzgada de forma silenciosa.- Pues a decir verdad los sirvientes somos fuertes mentalmente como físicamente. El hecho es que hoy me dieron día libre. - musitó aunque su voz fue seca, sin un tono grato y alegre como el que expresaba la minotauro. - Los sirvientes vestimos de una forma… agradable por invitados o visitas, siempre hay que estar formales ante todo.- mencionó antes de escuchar nuevamente la voz de la contraria.

No era algo que le molestara conversar o algo por el estilo, y menos con arcanos tan expresivos y curiosos, realmente no eran para nada una molestia, quería… aprender de ellos. Cada gesto lo iba incorporando viendo los ojos brillantes y emocionados, los pies, los brazos, cada acción cada parte del cuerpo y piel que iban demostrando las emociones. Lydia estaba lejos de sentir algo como aquello, exponerlo con tanta facilidad o demostrar cómo se encontraba. Imposible, no había algo como eso en su vida cotidiana. - No sé preocupe, las personas olvidan si te vieron con alguien con una vestimenta muy distinta a la tuya o la de otros. Mientras no hagas malos papeles, la memoria del resto se borrara. - Mencionó mientras el corcel daba un paso hacia adelante y luego hacia atrás, parecía que deseaba moverse un poco. Acarició el cuello con delicadeza a la vez que escuchaba la voz fémina. Miró hacia la dirección que señalaba para dejar escapar un “Sí” y luego regresas sus ojos en la figura femenina.

El caballo se volteó para dar inicio a la caminata hacia la Ciudadela. Miró un minuto a la lejanía para dar un suave golpe y así generar que diera inicio al movimiento… lentamente un paso, luego otro, los cascos del caballo iban avanzando, hundiéndose en la tierra hasta que Lydia decidió cortar un poco con el silencio.- ¿Hace tiempo que está caminando por los alrededores de los plantíos?- preguntó mientras la miraba.

El paso era seguro, tranquilo sobretodo. Lydia al igual que la mujer que caminaba al paso de Pride, miraban hacia el frente o eso intuía ya que por el rabillo del ojo podía ver la concentración. Se deslizaban las pupilas de un lado a otro, casi que inquietas por conocer más del lugar. Miró en un momento a la mujer minotauro al escuchar aquella seguidilla de preguntas bastante interesante, algo que acotaba provocando que la mirase mejor… una diferencia entre ellas, una brecha que las separaba.. ¿tan solo con la ropa se podía saber tu trabajo, tu situación...? Pues si.

-Suelo vestirme de otra manera, aunque sí… similar a lo que vez ahora. - mencionó para sellar los ojos y mirar hacia el frente mientras volvía a abrirlos mirando que iban acercándose a un paso seguro y sin apuro alguno. - Buena observación, son muchas telas una bajo la otra… pero realmente con el tiempo y experiencia no sientes calor alguno, si hiciéramos un trueque de ropas seguramente al movilizarte por tanto tiempo o ejercer movimientos de manera constante sentirías calor.- concluyó para luego retomar un silencio el cual Minoan aprovechó para comentar abiertamente que no debía recurrir a la formalidad, pero Lydia algo acostumbrada a hablar de tal forma se le hacía complicado salir de aquella zona de confort. Simplemente agachó la cabeza para para murmurar suavemente. - Lo lamento, es algo que está atada a mi… Evitaré hablar tanto por si le molesta. - comentó con suavidad para mirarla, podría notarse en su tono inexpresivo aquel deje de “preocupación” por dirigirse a ella con tanta formalidad. No quería realmente sentir una diferencia pero lo hacía más bien por educación.

Tomó aire para luego volver a alzar la cabeza y procurar que Pride no se moviera bruscamente o que decidiera desplazarse silenciosamente hacia Minoan, a fin de cuentas el caballo sacaba dos cabezas suyas a la mujer que tenía al lado y tenía las anteojeras y solo iba a ver el frente y no el costado. Con buena suerte el corcel no se había movido tanto al costado donde se encontraba la fémina, así que dejo la preocupación de lado para atender a las palabras de la ajena. <<Con que recien llegada>> pensó para luego hablar.- Pues no es tan así en todos lados, podría decirse que a donde vamos no va a sentir tanto olor a césped y maiz, podría ser a flores, a carne, el arte de la cocina, fragancias nuevas y posiblemente que su olfato se incomode. - mencionó mientras seguían con la caminata. Y aun faltaba para llegar, podrías seguir hablando interesarse más en el camino… para así terminar hablando más cómodas sentadas.

Las palabras de Minoan le trajeron cierta calma, saber que “no le molestaba ese hábito suyo”. Se había hecho la idea varias veces de evitar ser tan cordial con otros pero con los años parecía que ese carácter se aferrara a ella. A pesar que demostraba que le parecía algo curioso o nuevo de ver, mejor dicho escuchar y presenciar, pues le provocó que la mirase con esa misma chispa de interés que exponían los ojos de la contraria. Era algo “común” el hecho de que alguien que estuviera siempre aferrada a lo cultural o más bien a cómo se a criado. El pensamiento la dejo varios segundos calladas, pensando sobre las tierras y cómo su vida no estaba atada a esa idea de servir a otros cuáles esclavos, a tratar a otros de una manera formal y sin poder opinar como tal, o bueno eso creía ella.

Sacudió la cabeza varias veces como si quisiera salir de ese trance que había entrado momentáneamente. - La verdad, cada uno puede hablar, actuar… básicamente ser uno mismo aquí, nadie te hará de lado por como te expreses. - casi que al terminar de mencionar eso una leve sonrisa se iba a exponer, completamente errado pero no quita el hecho que una de las comisuras se elevó. Posiblemente haya pasado desprevenido ya que la emoción de la contraria fue acercarse más a la entrada de la Ciudadela. Se notaba completamente esas emociones que florecían en Minoan, por sus palabras, por su actitud tan liberal y juvenil… le tenía, envidia. - Completamente, es aquí. - mencionó, no creyó que al hablar con alguien el tiempo parecía correr, como si quisiera escaparse de la pereza y quería ser más activo que antes. Cuando salía de la ciudadela el tiempo que había recorrido no era más que paso de caracol. - Vamos. - Dicho eso ya estaba pies en el piso, tomando de las riendas a su corcel para guiarlo y cualquier acción de ajenos que no se asuste. - Primero permiteme que deje a Pride en un establo cercano. - al decirlo señaló a un establo muy cercano de la entrada.