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Post by Ivka Lawson on Dec 29, 2018 6:01:41 GMT
El suave tacto de la femina en el rostro le hacía perderse en aquellos ojos, hermosos y sensibles que no olvidaría aunque quisiera. Amaba verlos aunque no lo admitía, un ligero sonrojo se pintó en su rostro y el movimiento fue suave a la par que cruzaba su mirada con ella ante el intento del beso que parecia no darse correctamente. Lento se movían pero podia sentir su palpitar y su propia respiración tan rápido, tan diferente que creía que se volcaría en esa cúspide de emociones. Era testigo de la lujuria y deseo dibujados en la mujer pero había algo más, un brillo que lo hacía ameno, dulce... Perfecto. Lawson escuchó su voz y los agradecimientos tan bajos, su delicada voz apenas saliendo entre los gemidos del extasis y de la dificultad por contenerse. La vio echar su cabeza hacia atrás y se apegó a ella, subiendo su diestra para finalmente palpar ligeramente la nuca femenina. Acercó sus labios al seno de la femina y degustó con lentitud, jadeante y con la respiración algo pesada y sonora dadas las sensaciones tan placenteras. - Evangeline...- Murmuró su nombre de forma suplicante y posesiva. Se separó apenas de su piel y sin dudarlo se apoyó de su diestra entre los cabellos de la mujer para guiarla directo a sus labios. - Yo tampoco me había sentido de este modo... - Respondió con dificultad mientras se torturaba con los labios de la arconte, tan cerca, ambas respiraciones cálidas encontrándose de forma exasperada e inquieta. No esperó, la guió a su boca y la besó de forma apasionada y lenta, mezclando tantos sentimientos que comenzaban a quedar claros. Aquellas manos cual carbón se aferraron a la cintura de ella y los movimientos de sus caderas aunque seguían, eran más lentos. Él se tomó su tiempo para degustar los labios de la mujer, para perderse en sus ojos y para recibir lo que ella quisiera darle.
Era tan placentero que nada parecía importar más, nada de lo que había sucedido siquiera lo recordaba en dichos instantes. Solamente ellos, compartiendo más de lo debido, aferrandose cada uno al calor del otro. A un sentimiento.
Lentamente separó sus labios de los de ella, pero no alejó su rostro. Se detuvo a verla, y con cierta duda colocó suavemente su diestra en la mejilla de la arconte, acariciando con suavidad. - Tan hermosa...- Susurró, hasta que reaccionó a sus palabras, su actuar. Parecía que ya estaba vulnerable ante ella, pero no lo negó y prosiguió a besar aquellos labios con insistencia y deseo una vez más. Él siervo tomó de nueva cuenta las caderas de la fémina y comenzó a moverse otra vez junto con ella, ahora él dejándose caer lentamente sobre las almohadas de la cabecera para quedar ligeramente recargado en esta, sin terminar ese beso, obligándole a apegarse más a él. - Está vez usted tendrá que moverse un poco más...- Susurró entre jadeos mientras aún rozaba su boca con la de ella, sintiendo su aliento tan de cerca que le ponía aún más extasiado y ansioso. Él hombre colocó sus manos sobre las almohadas y cojines e intentó levantarse apenas un poco, apoyándose solamente para verla. - Puede hacer lo que quiera... ¿O desea que le indique?...- Ofreció de manera provocativa pero sería, mirando con serenidad a la fémina.
No tuvo sus dudas, pero estaba curioso e interesado de ver que haría; lo ansiaba más que nada, y en dicho momento pese a que las palabras estaban atoradas en su garganta, sentía que al final debería decirlas en voz alta. Sólo a ella.. ¿Pero cuándo?...
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Post by Evangeline on Dec 30, 2018 0:55:19 GMT
La sensación era cálida; sentía como si estuviera sumiéndose en una eterna paz... lo que creía era la gracia de Dios. ¿Por qué se había abstenido de permitirse ese placer? Tal vez... tal vez era porque no había habido un ser que impulsara ese deseo por explorar la carne. No se había sentido con las ganas de hacerse una sola con nadie... hasta ese momento. Respondió a los besos aún torpe por su inexperiencia pero sincera y entregada, abriendo sus labios para permitir que el calor ajeno le llenáse por dentro. El mal rato de esa tarde parecía haberse recluído en un rincón de sus conciencias o tal vez, había sido el miedo a la muerte y el asomarse a la oscuridad lo que incentivo a esa llama para que se encendiera, tan sólo motivando a algo que se encontraba ya latente entre ambos.
Le ardió el rostro ante esa declaración... Esas palabras que enaltecían su físico... su alma. No era algo nuevo pero esta vez era distinto. La voz del señor Lawson se repartió por todo su cuerpo, exaltando cada parte de su piel, respondiendo a su ternura... a sus pensamientos. Podía verse en el rostro de la mujer un sonrojo que además de ocurrir por el calor entre ambos cuerpos se dio precisamente por ser testigo de esa confesión. ¿En qué momento había ocurrido? Respondió nuevamente a su beso, suave y lento, como si la eternidad fuese siempre con ellos. Se movió con él conforme éste se dejaba caer a reposar sobre las almohadas, quedando por encima de él, teniendo oportunidad de verle a mayor detalle. Lo poco que quedaba de las velas era apenas suficiente y aún así lo necesario para confirmar con sus propios ojos que la belleza que tenía en frente era quizá inigualable.
Sintió bochorno. Era complemente ignorante a las artes de la carne pero era lo justo y además, ella deseaba poder otorgarle al amphitere por medio de su cuerpo los sentimientos que estaban despertando con fuerza en su interior. Colocó sus manos sobre el pecho del señor; deseaba poder ser diestra en ello... -Quisiera poder darle todo lo que usted me ha dado hoy...- respondió aún algo agitada. Sus cabellos se habían posado sobre sus hombros, cubriendo su pecho hasta caer sobre él como una delgada cortina al momento en que Evangeline se inclinó ligeramente hacia él. -...No quisiera abusar de su ternura... pero... ¿podría guiarme?-. Aún así movió suavemente sus caderas, incierta, casi temerosa de no ser suficiente. -Yo quiero poder mostrarle cuánta gratitud y amor siento por usted- susurró, posando sus labios sobre los de Ivka, como si deseara que esas palabras se metieran a su propia alma por medio de un suave beso.
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Post by Ivka Lawson on Dec 30, 2018 2:36:13 GMT
Y las palabras eran más fuertes que su propia consciencia, la miraba y escuchaba con suma atención cada detalle, buscando más lejos de esa belleza física que le cautivó en primer lugar. Cabellos finos y un suave movimiento de autocomplacencia para ambos, el dragón cerró sus ojos por brevedad mientras ella actuó levemente, sintió sus labios delicados y la sinceridad de sus palabras, tan bellas que no las merecía.
- Ya me lo ha demostrado...- Respondió a prisa intentando palpar su cuerpo con gentileza.- Pero con solo decir "si" será más que suficiente, sólo necesita responder ese "sí" a lo que le preguntaré. - Susurró, mientras sujetaba el rostro de la fémina con cuidado, manteniéndose cerca. - Acérquese a aquí, a mi lado... - Le indicó mientras la guiaba, apartando un momento la unión de sus cuerpos pues ansiaba dedicarle sus palabras y pensamientos, ya el ardor en su garganta era incomparable al hecho de retenerlo aún más. La claridad estaba ahí, lo había descubierto junto con ella, desde antes de la unión carnal. - Evangeline...- Pronunció su nombre nuevamente mientras que ella se posaba un lado suyo, ambos ahora sobre dichosas almohadas. - Sea sincera. - Pidió entre pausas, intentando ocultar su vergüenza mientras que apegaba a la mujer a su cuerpo, abrazandola con ambos brazos intentando mantenerla sólo ese instante. El dragón guardó silencio y aunque temía en ese instante, se atrevió a juntar su frente con la de la mujer, mirando aquellos ojos claros. Guardó silencio mientras se calmaba su respiración algo jadeante. Hubo silencio por un instante y aquel brillo de las velas iba bajando poco a poco...
- ¿Me permitiría amarla?...-
Él susurró con dificultad mientras que cerraba los ojos y degustaba el aroma del cabello femenino. Esa fue su única pregunta, sólo debía preguntar eso aunque incluso sin su consentimiento, algo florecia dentro suyo desde mucho tiempo antes; desde el primer día en que la vio tan perdida y sola. Solo ella. - Permítame intentar darle lo poco que tengo que ofrecer. Solo a usted Evangeline...- Reafirmó sus palabras mientras que esperaba la anhelada respuesta, incauto pero aún con seriedad en su tono de voz, tan sereno. Llevó su diestra al rostro ajeno, y apenas con dos de sus dedos acaricio su mejilla, como si en cualquier instante temiese quebrarla - No digo esto tras lo sucedido, digo esto porque desde el primer día... Usted se metió en mi cabeza. Cada pensamiento, cada suspiro, cada respiración... Sólo eran para usted. - Las palabras salían y el solamente la abrazaba, aferrandose a su calidez.
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Post by Evangeline on Dec 30, 2018 3:51:17 GMT
Cedió a conciencia, eso era claro, pero la voz del señor Lawson parecía mover cada fibra, cada centímetro de si misma. Se recostó a su lado, hundiéndose en esos ojos que parecían poder ver más allá de lo que su rostro mostraba hasta que poco a poco su rostro fue hundiéndose en el pecho del otro, fundiendo su palpitar con el de él. Su nombre pronunciado de sus labios era siempre un catalizador para las sensaciones más agradables que jamás había experimentado. Lo escuchó conforme este se daba pauta para decir aquello tan íntimo y preciado. Quedó helada a pesar de que debía ser obvio ya para ese momento, Evangeline estaba consciente de sus propios sentimientos aflorados con el paso de los días, entre la rutina y entre ese sentimiento de querer estar ahí presente para alguien.
Se hallaba incrédula pero a la vez rebosaba de felicidad. Correspondió al abrazo, llevando sus manos hacia la espalda del amphitere, cuidando de no lastimar su cuerpo aún herido. Colocó su rostro debajo de la barbilla del señor, permitiendo que sus labios rozaran el cuello de él y ahí, le besó con cuidado. ¿Quién era ella para permitirle o prohibirle algo? Nadie... -Por favor- respondió a su pregunta. Se aferró con más fuerza como si no fuese suficiente un abrazo para tenerlo cerca. -Señor Ivka... está usted dándome más de lo merezco. Me siento más en deuda, cada vez más usted me extiende la mano y me muestra que hay más luz en el camino que usted dispone; siempre. Tuvo merced y bondad hacia mí en los momentos en los que yo estuve buscando de un refugio... y sin quererlo, sin considerarlo siquiera, el refugio que usted me ofreció no era el que necesitaba. Terminé por depositar la seguridad de mi espíritu en usted... se convirtió en mi hogar-. Alzó ligeramente el rostro para verle a los ojos que capturaban las tenues llamas de las velas. -Usted me ha dado más de lo que se cree capaz- besó su barbilla.
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