Aesther
Soberana de la Primavera
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Post by Aesther on May 16, 2018 16:06:16 GMT
Con un nuevo sentido y una verdad que le había quitado la ceguera decidió que era momento de cambiar el corazón de los Mirovianos. Deseaba poder llenarlos de esa luz conciliadora que sentía iluminaba su camino. Viajó por días hasta llegar a la Ciudadela desde el Bosque de los Susurros donde había tenido su encuentro con Black Stag y estando a pocas horas de llegar convocó a todo aquél que deseara escuchar a una junta en la plaza central. Tal vez si externaba los secretos que sabía, las cosas podrían cambiar, Mirovia dejaría de estar dividida, la gente dejaría de tener miedo y todos abrazarían lo que habitaba en las sombras: a las criaturas de ceniza y a Black Stag.
Su aspecto era distinto, era sombrío. Había perdido esa chispa infantil y ahora portaba una madurez diferente, tal vez muchos no la reconocieron de inmediato pero era ella, el mismo rostro, los mismos ojos pero un propósito distinto. Muchos al notar su llegada se acercaron a ella y dispusieron de una plataforma para que pudiera levantarse y que todos pudieran verla pero sobre todo escucharla.
Por meses los Soberanos habían estado en silencio y ausentes de lo que estaba ocurriendo en Mirovia. Asthur por la pena que embriagaba su corazón desde antes y Ajani… de él no se sabía nada hasta ahora. Su alianza con Lysander Velfast había quebrado aún más el corazón de Aesther.
Se colocó sobre el cajón para dar frente a todos. Hubo un silencio de momento lo cual creaba más expectativa para lo que tenía que decir.
-Mirovia… mi querida Mirovia – juntó sus manos sintiendo una emoción genuina de tener a tantas personas aún dispuestas a escuchar lo que tenía que decir; no era merecido pero necesario. -Antes que nada me pesa mucho admitir que he sido descuidada y negligente con ustedes. No cumplí la promesa de los Dioses, de mantener esta tierra sana y viva… El corazón de Mirovia está dejando de palpitar y eso es por el dolor que nos embarga, por la separación de nuestras almas a causas egoístas, por nuestros orgullos quebrantados y nuestra avaricia por cobrar mayores riquezas… -. Podían escucharse murmullos en la multitud pero nadie se atrevía a interrumpir… aún.
-Debo decirles que se me ha dado el regalo de la verdad… He podido ver el pasado… mas bien… alguien me mostró el pasado y me ha llenado de tristeza y mucho miedo porque de no arreglar nuestra pena Mirovia sufrirá el mismo destino -. Silencio absoluto. Aesther hizo una pausa sintiendo el peso de las palabras que diría al centro de su garganta; debía decirlo, por él… por Mirovia. -Black Stag se ha manifestado en mi presencia en muchas ocasiones… Como ustedes, sentí un miedo profundo… la primera vez pensé que mi tiempo en esta tierra había acabado, que ya no podría obrar por los Dioses a través de mis manos y mi cuerpo… Sin embargo, fui testigo de su piedad, de su ternura, de un profundo amor que no conocía hasta hace poco… Él me mostró la destrucción que arrasó con esta tierra antes de nuestra llegada, antes de que Asthur, Ajani, Ariel y yo llegáramos a este lugar que ahora conocemos como nuestro hogar– agachó la cabeza por un instante, sintiendo un peso enorme abandonar su pecho. -Él siempre estuvo aquí… Ahora puedo entender los ecos de la desolación que rodean su existencia y los escucho como palabras, tal cual me hablaran ustedes… Él también es Mirovia, él también vive entre nosotros y… los seres de ceniza… ellos son los vestigios de nuestros antepasados… todo este tiempo han querido advertirnos de nuestra ignorancia, de nuestra soberbia, de nuestro potencial fracaso… Han visto cómo es que hemos tratado a Mirovia y cómo nos hemos tratado entre nosotros y temen por nuestro destino, ¿podemos culparlos?, ¿debemos temerles? -.
Comenzó a sentir temor, podía ver los rostros de los Mirovianos que tenía al frente y muchos parecían estar siendo impactados por su verdad de la manera que ella esperaba pero otros no… Se llevó una mano al pecho, al pendante que se encontraba oculto debajo de su ropa y se armó de valor al sentir que aquello era un pedazo de Black Stag con ella. Debía ser fuerte; él había aguantado peores ofensas, no era tiempo de acobardarse. -Es por eso que les pido que arreglemos nuestras diferencias… Invictos… Resistencia… Grises… No importa… Realmente no importa porque estamos en este lugar queramos o no… Mirovianos… Es nuestro hogar. Dejen de sentir miedo… dejen de pelear… La codicia nos llevará a la inminente ruina y nos volveremos ecos del pasado, cenizas en el viento… Otros probablemente vendrán a pisar nuestra tierra, sobre el polvo que seremos y viviremos prisioneros de la culpa… Sedientos de salvación pero para nosotros será ya muy tarde. Quedaremos sólo como un vago recuerdo en las plantas... en el agua... pero tal vez... esta vez... no vaya haber alguien que escuche-.
Las palabras de Aesther poseían un peso sombrío pero deseaba realmente tocar el corazón de los Mirovianos, encausarlos a la salvación. ¿Sería posible? ¿Era tan complejo?
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Post by Narrador on May 16, 2018 16:19:25 GMT
Las palabras de Aesther tocaron los corazones de muchos y con su mensaje una esperanza comenzó a brillar en sus corazones, sin embargo, muchos aún sentían temor. Siglos de una historia llena de oscuridad, siglos de mantener una imagen como presagio de la muerte, siglos de temer a unas criaturas que quemaban todo lo que tocaban... No, no era tan fácil. No era tan sencillo despojarse de los recuerdos del errante llevándose las almas de los seres amados ni de las criaturas de ceniza partiendo la carne al contacto. Muchos se habían ido a causa de ellos, muchos aún sentían el recuerdo tan fresco como una herida recién hecha. MUCHOS, eran muchos los que creían que era tan sencillo hablar de esa manera. Una Soberana que vivía protegida detrás de sus murallas de piedra, de sus enredaderas floreadas, habitando en un Templo donde los lujos más grandes que podía haber en toda Mirovia no alcanzaban para describirlo. Claro... era my fácil.
Poco a poco las voces comenzaban a alzarse entre la multitud mas podía vérsele a la mujer entera y dispuesta a afrontar cualquier consecuencia que pudiera venir a su encuentro e impacto.
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Post by Nekojiru Misotaro on May 16, 2018 16:42:20 GMT
No podía creer todo lo que la Soberana de la Primavera decía. Había escuchado muchas cosas antes pero nada como esto. ¿Cómo creerle? Su porte era sombrío… quizá la mujer se había entregado a la locura. Era claro, ningún Soberano más que ella misma se encontraba ahí… Y ahora estaba del lado de quien les traía muerte? Del ser que sin piedad se llevaba las almas de quienes no lo merecían?
- ES UNA MENTIRA!!! - Exclamó Nekojiru, trepando hacia un lugar alto para poder ser escuchado, ya que dado a su corta estatura, era dificil que le viesen todos. - ¡La Soberana Aesther se ha aliado con la oscuridad! ¡Ha caído presa de la locura! ¡¿ Qué salvación existe en la muerte?! -
Nekojiru tenía miedo, el cielo era oscuro y el sol no había brillado en semanas… No había manera de que pudiese sentirse seguro de esta revelación.
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Zaniah Neshmet
Los Invictos
Vive como si tu libertad dependiera de ello
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Post by Zaniah Neshmet on May 16, 2018 17:14:59 GMT
No importa cuánto uno se esconda en la oscuridad, cuando una parte de tu cuerpo pertenece a la luz, cuando aún no se ha podido deshacer de aquel tormento tan reparador y hermoso, resulta que la falta de éste es un pesar peor que la enfermedad más fuerte que pueda asolar un cuerpo tan físico… tan… humano… Zaniah tosió un par de veces mientras se cubría la cabeza con la capucha, observando algunas alfombras que según el mercader prometía ser tan mágicas como las que se encuentran en las paredes de la ciudad del desierto. Ni siquiera en ese estado podría creer semejante mentira.
Las blasfemias del hombre terminaron en segundo plano cuando la voz de la soberana y la gente fueron el motor principal de la situación. Zaniah se alejó de la tienda para observar desde lejos el atisbo de lo que alguna vez fue Aesther, los recuerdos de su fiesta de cumpleaños fueron tan presentes que pareció haber sido tan solo ayer, dos rostros encontrándose en un lugar alegre, sonrisas sinceras, pensamientos vagos y despreocupados mas que de los propios deberes… viéndolo así, pareciese que el cumpleaños fue hace una eternidad, o jamás había pasado. La mujer se subió a un techo cercano para alejarse de la aglomeración, pero lo suficientemente cerca para escuchar atentamente. Frunció el ceño, como si así pudiera estar segura de lo que la arcana acababa de decir.
Era difícil de creer que el camino de la salvación para todos los arcanos era seguir las criaturas que no hace mucho, en la luna roja, se tenía que decir su nombre en casi un susurro para evitar llamarlas y que arrancaran tu vida por mera hambre y penumbra.
La gente respondió ante sus pensamientos, levantándose y gritando en su contra. Zaniah se mantuvo en silencio, mirando de vez en cuando las nubes que cubrían a Mirovia y sumían la Ciudadela en una sombra melancólica.
―Si los arcanos no se matan entre ellos, la oscuridad lo hará primero… ―Comentó para sí misma, mientras se quedaba a la orilla del techo, tan solo observando, y pensando si el futuro de Mirovia sería la penumbra o la desolación. Al menos ya no estaría sola en ello.
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Roma
Los Grises
¿Quieres ver mi colección de hojas?
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Post by Roma on May 16, 2018 17:30:16 GMT
No debería salir, las cosas habían estado algo agitadas y tensas últimamente. Los cielos se habían oscurecido. Roma era prudente cuando sus instintos cosquilleaban y el fuerte en su casa parecía la mejor opción. Pero ahí estaba. Porque podía ser importante. Se colocó cerca de la multitud pero lo suficientemente lejos para no ser pisoteado en caso de un descuido. Escuchó con creciente incredulidad lo que la dama de cabello rosa decía, murmullos alrededor suyo le habían informado que esa dama debía ser la soberana de la primavera, aunque así vestida más le recordaba una sombra que algo bonito como las flores y el frescor de las hojas verdes.
Black stag y los seres de ceniza. Un escalofrío le recorrió y se le erizó el vello de la nuca. ¿Era en serio? ¿Que eran también parte de Mirovia? ¿Que esos ataques eran advertencias? -¿Los asesinatos eran advertencias? ¡¿Qué clase de ayuda es esa?! - ¿Sus familias y amigos muertos advertencias? ¡Absurdo! Incluso con su corta edad podía decir que aquello no tenía lógica. Como si soltar un animal rabioso en medio de la multitud fuera una ayuda de la cual estar agradecidos. La gente a su alrededor ya no se mantenía tan silenciosa, había gritos, murmullos, inquietud profunda. El cachorro comenzó a retroceder, lejos de los pies peligrosos.
Lo único que sonaba bien era la parte de unión entre los mirovianos, pero el resto era ridículo. Igual que la oscuridad o muerte, las arañas y serpientes venenosas también eran parte de la vida, pero no por ello invitaba a esos bichos a su casa o les daba las gracias por picarle.
Casi era como si Aesther quisiera crear un caos a propósito. O Black stag, porque parecía que había enloquecido y la había enviado a hablar para enojar más a las personas que estaban ya bastante asustadas. Leña al fuego. Roma ya no podía sentirse enojado, pese a que quería. Estaba asustado y se sentía triste. Negó y se dió la vuelta, echando a correr para volver a su casa. No quiso quedarse a ver lo que sucedería a continuación, porque la gente estaba aún más agresiva luego de la luna roja y con aquella oscuridad, todo se sentía mal, como una espiral hacia las cosas más terribles, como correr en una pesadilla.
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Hoko Sodza
Los Grises
Nuestro cuerpo es solo una frágil máscara de nuestra alma
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Post by Hoko Sodza on May 16, 2018 17:33:34 GMT
―¿Así que esa es la respuesta? ―Otra voz se dejó escuchar entre la multitud. Hoko Sodza ya había escuchado suficiente. La imponente mujer se cruzaba de brazos observando a la arcana que había iniciado tal alboroto. ―¿Rendirnos ante lo que llevamos luchando durante años desde que llegamos aquí? ¿Seguir las mismas manos que hace no mucho desolaron Mirovia por semanas? ―Los recuerdos de las montañas nevadas aún fueron presentes, como es que la Luna Roja convertía hasta el mas puro de los corazones solo por la especie de la oscuridad.
―Durante los períodos de donde los arcanos necesitaban ayuda, de aquellos sembradíos, ciudades y pueblos donde desde antes se pedía a gritos clemencia, ¿Dónde estaban los soberanos? En sus fortalezas donde todo parece tan bueno y lejos de problemas, tan solo planeando fiestas y banquetes para sus invitados, y ahora en momentos de crisis, después de todo lo que ha pasado se deciden a aparecer, prometiéndonos una vida siguiendo a la muerte. ―Hoko levantaba la voz, mientras algunos arcanos alrededor asentían o negaban con la cabeza. ―¡No los necesitamos, ni a usted ni a Black Stag!
― ―
Lo menos que necesitaba era una multitud ruidosa fuera de su pequeña oficina. Denard bajó las escaleras solo cuando el barullo fue lo suficientemente extenso para llamar su atención, al salir por la puerta observó a una mujer parada en medio de los arcanos, dando una especie de discurso político o quizá meramente social para atraer a las masas y que la siguieran ante unas visiones que le había dado al que normalmente nombraban como el presagiador de la muerte. Aprovechó para sacar su pipa y disfrutar de las hierbas aromáticas y el tabaco mientras escuchaba los gritos a favor y en contra.
¿Qué más cosas tendría deparado la isla para semejantes almas que la habitaban? Quien sabe. Y no era algo que le interesaba averiguar…
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Amalthea
Los Grises
La musica apacigua a las almas en pena
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Post by Amalthea on May 16, 2018 17:36:20 GMT
La mujer de cabellos plata caminaba por la ciudadela en busca de lo que vendrían siendo las multiples proviciones para poder pasar tiempo en su hogar, las comprar era algo verdaderamente importante para la unicornio pero además de eso había escuchado que la soberana de la primavera después de hacia tanto tiempo en la penumbra desaparecida había llegado a la ciudadela y tenia un mensaje para todos aquellos que desearan escuchar su palabra, Amalthea se acerco indudablemente ¿sera acaso que el futuro de Mirovia estaba finalmente a salvo? O quizá eran mas malas noticias que no todos deseaban oir en realidad…a paso lento pero seguro llego hasta la fila de enfrente mirando la muy diferente vestimente de Aesther, la ultima vez que la había visto era tan radiante y llena de vida, ahora un aura demasiado diferente la envolvía y no podía hacer nada para cambiarlo, le entristecio un poco y se pregunto si aquello lo sabia su soberano…no era momento de pensar en cosas de ese tipo, el mensaje había comenzado a ser transmitido a los oídos de todos, con una voz fuerte y decidida, sin temor alguno y con confianza absoluta.
“—El corazón de Mirovia esta dejando de palpitar y eso es por el dolor que nos embarga, por la separación de nuestras almas a causas egoístas, por nuestros orgullos quebrantados y nuestra avaricia por cobrar mayores riquezas.—“
Era cierto, el aura de los arcanos era distinta, sombria desde que había ocurrido la separación de las cortes y creación de lo que venia siendo los “bandos” los invictos, la resistencia y finalmente los que estaban en medio…los que no deseaban ningún confrontamiento de ningún tipo, mas bien ninguna disputa con referencia a las causas de Velfast y a la causa de los que se resistirían a estas mismas, la soberana expreso que había sido bendecida con la visión del pasado otorgada por alguien mas ¿Quién era capaz de poder ver el pasado y mostrarlo a quien desee? No conocía la existencia de ningún arcano con esas habilidades en ninguna parte, desde antes de Mirovia y en Mirovia misma…pero en las palabras de Aesther, pudo sentir como el temor que ella sentía era transmitido hacia los demás…Mirovia sufria y ellos tenían quizá el poder para cambiar las cosas.
—…—
El silencio se hizo presente, la unicornio miro a los arcanos que murmuraban, sentían mucha duda y a su vez algunos sentían temor, cuando una sola palabra la hizo estremecer.
“Black Stag”
Los ojos amatista miraron desconcertada a la soberana ¿ella también había sido testigo del errante? ¿desde hacia cuanto tiempo? Su corazón latio con fuerza y ligero temor, pues sintió el mismo temor del pasado sobre sus hombros, donde los arcanos le habían expresado que Black Stag era aquel que deseaba quitarle la vida a los arcanos ¿Por qué ahora desearía mostrar algo además de la muerte?.
“—Fui testigo de su piedad, de su ternura…—“
Piedad y ternura…”Piedad”…la unicornio pensó muchas veces en las que aquel ser se mostro ante ella, aun sentía el miedo dominar su cuerpo pero entonces recordó algo que ocurrio en el bosque de los susurros, la fémina recordaba como el ser se le había presentado y guiado hacia la salida de aquel bosque donde muchos habían muerto ¿Por qué le habría ayudado a evitar un destino fatal cuando el era aquel encargado de entregar la muerte misma? Era confuso. Pero…la mujer pensó que quizá…las palabras de aquella ninfa eran la verdad pues ella se había puesto en los zapatos de Aesther sin embargo tomaron circunstancias diferentes, Aesther para Amalthea era una antigua amiga que ahora mas que nunca veía por Mirovia y necesitaba mentes abiertas aun cuando el miedo se apodera de las mentes débiles o corazones frágiles, Amalthea quería confiar en ella pues el futuro de Mirovia caia sobre sus hombros, el futuro de su futuro hijo o hija estaba en juego a su vez.
“—El me mostro la destrucción que arraso con esta tierra antes de nuestra llegada, antes de que Asthur, Ajani, Ariel y yo llegaramos a este lugar que ahora conocemos como nuestro hogar.—“
Habia escuchado tantas leyendas de que el Heraldo de la Muerte había llegado a esta tierra mucho antes de que incluso los soberanos existieran ¿sera acaso que Black Stag compartia algo con los dioses incluso…quizá era no un presagio de muerte, la unicornio entonces escucho los gritos de los arcanos, muchos con miedo como ella, muchos sintieron que la soberana estaba loca, incluso Nekojiru el nekomata de las montañas de draconia expreso su temor inmenso, la unicornio no pudo mas, Mirovia sufria, lloraba por sus hijos y pedia ayuda, a pesar de su miedo hacia el errante confiaba plenamente en Aesther, ella le mostro virtud y confianza en el pasado, jamas le fallaría la albina, no le daría la espalda, fue como dio un paso al frente y dijo con voz firme y segura.
—Yo le creo, eh sido testigo de Black Stag y gracias a los dioses jamas me mostro agresividad, fui presa del miedo de los arcanos por las leyendas de que el era el ser que traía tragedia a estas tierras…pero…si usted confía plenamente en el, yo confio en su palabra…Mirovia esta sufriendo ¡podemos sentirlo! Los arcanos que tenemos unión con la naturaleza podemos escuchar el como las plantas nos piden ayuda, Mirovia nos necesita y Aesther nos esta pidiendo apoyo, no debemos temer de lo que dice pues ella y los soberanos nos han traido esperanza y nos han dado un lugar al que llamamos hogar…tengo miedo como todos ustedes pero no debemos cegarnos, debemos unirnos por el bien de nuestra tierra.—
La unicornio se giro hacia la soberana y le sonrio.
—Yo creo en su palabra…—
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Biss
La Resistencia
Silbermondstamm
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Post by Biss on May 16, 2018 17:39:04 GMT
El alfa de la tribu era el único licántropo que había probado ser capaz de resistir sus mas profundos y bajos instintos de consumir, por lo que en sus hombros recaía tambien la responsabilidad de abastecer las arcas de su asentamiento cuando mas de la mitad estaba en condiciones precarias para la agricultura y la recolección. Acompañado por un pequeño grupo de arcanos, de quienes destacaba un centauro de alce que tiraba de una carreta y un rakshasa de lince que hacia de guardaespaldas, terminaba de hacer los últimos trueques para notar una extraña muchedumbre alrededor de lo que olía como el bosque mismo.
¿El olor del bosque a mitad de la ciudadela? Un pequeño tic en el ojo izquierdo puso en alerta al lince que tocó el hombro de su líder.
-Vamos a acercarnos- ordenó para el temor de su asistente.
Fue entonces que escuchó a la mujer hablando, no podia reconocerla como la Soberana de la primavera pero conocía las leyendas detrás de Black Stag y habían visto como la tierra reaccionaba ante sus criaturas (que en realidad, no relacionaban unos con otros hasta ahora), sin embargo...
...Lo que ella decía tenía mucho sentido. Como arcanos semi salvajes, mas cercanos a la vida primitiva que muchos otros enfrascados en aspectos triviales como la política y las posesiones materiales, eran todos capaces de relacionarse mas a las reacciones de la naturaleza, a la vida en primavera y la muerte en invierno, a reconocer las reacciones de una tierra enferma sus "gritos" de ayuda. Fue entonces que notó las malas reacciones de la muchedumbre, la duda de otros y la débil pero creciente afirmación de otros, tuvo que acercarse al escuchar lo gritos y dejar atrás a su espantado cuidador, acercándose a la soberana y apenas a un metro de ella, exclamó.
-La tierra está enferma, grita por ayuda y todos están demasiado ciegos y sordos para oírla. Los cultivos mueren, las crías mueren y los que tienen suerte de vivir lo hacen solo para convertirse en mas sordos y ciegos que poco piensan en lo finito de nuestro hogar. La decadencia no es otra cosa mas que el reflejo de la indiferencia y aunque conozco el mal augurio detrás de este ser, creo que su presencia ahora, en este momento tan critico no lo hace responsable... Si no mensajero de un mal mayor- en el rostro duro del hombre se veía esa pesadumbre que solo un padre cuyos hijos sufren podría expresar. Al ver algunas reacciones violentas decidió quedarse ahí, haciendo presencia para escuchar mas de quien sabía ahora, había sido testigo tambien de una víctima ensordecida por la indiferencia arcana ¿Le escucharía aquella mujer y los presentes?
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Post by Remus V. Helsing on May 16, 2018 17:48:07 GMT
Remus se encontraba entre la multitud. Había sido sofocado entre tantas personas y ya no tenía manera de salir de ahí. Al principio creyó que solamente se trataba de un argüende como en muchas otras ocasiones dentro de la ciudadela, pero esta vez, Aesther se había parado sobre un podio para pregonar aquellas palabras y confesiones escandalosas.
Dándole una buena inhalada a su puro, y expulsado en humo hacia arriba, Remus alzó la voz. - ¿Y por qué razón hemos de creerle? ¿Por qué no viene Black Stag mismo a decírnoslo? Si pudo hablar con usted, bien pudo haber venido en vez de enviar a una pobre doncella como usted a enfrentarse sola a un tumulto enardecido. ¿Qué acaso no es un ser poderoso? ¿La antítesis de los Dioses mismos? - Levantó la ceja con escepticismo. - Creo que usted se ha vuelto loca… - Declaró, lanzando su cigarro ya terminado hacia ella. - Y si sigue con esto… Mirovia la quemará viva. - Se dió la vuelta y caminó fuera del tumulto.
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Xhial Nalphalem
La Resistencia
Melodias y Voces entonan un Destino
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Post by Xhial Nalphalem on May 16, 2018 18:07:43 GMT
Todo había pasado tan rapido… Ya ni siquiera sabía que tanto podía mirar hacia adelante; que tanto podía permitirse ser libre de una vez por todas. Aquel cabello de un intenso púrpura se movía al son del viento mientras caminaba por la Ciudadela en aquella oscura noche que había durado más de lo que a él le hubiera gustado alguna vez. Suspiró, debía comprar algunas cosas para su hogar, además de algunos encargos por parte de aquel anciano al que estaba ayudando con su granja en los Plantíos.
Algo captó su atención, y no solo la de él, si no la de muchos arcanos que comenzaron a reunirse alrededor de alguien… Alguien que conocían, que él también recordaba.- ¿La… Soberana Aesther…?.- Murmuró dudoso el peli morado, se veía tan diferente a como todos la recordaban, tan apagada… Siniestra incluso. Frunció el ceño, y sin ninguna duda se acercó entre la multitud para poder escuchar lo que aquella mujer tenía que decir. Estaba en silencio, apenas y una expresión seria en su rostro como demostración de lo que sentía al escuchar cada palabra que salía de los labios de la mujer, y la reacción distinta de cada persona que se encontraba presente en ese lugar.
Al final de todo, muchos dieron sus opiniones; apoyando, cuestionando, e incluso insultando a la Soberana por tales palabras dichas respecto a aquella criatura tan desconocida para muchos: ‘’Blackstag’’. No le tenía miedo, de hecho… No le temía a la muerte desde hace mucho tiempo..- Después de todo este tiempo… Después de la desaparición sin explicación de nuestro Soberano del Otoño, después de que quisieran imponernos un líder de la nada, ¿Se aparece solo para decir eso, Soberana?.- Exclamó el Arconte, caminando para adelantarse a la multitud, mirando a la mujer con el ceño fruncido, con su Alabarda en una mano, no con la intención de hacerle algo, realmente.- Creo que todos estamos hartos de todo lo que ocurre, de lo que se nos oculta, ¿Como espera que confiemos en usted? O mejor dicho… ¿¡Como demonios espera que confiemos en Blackstag!? ¿Quien se ha nombrado casi como la mismísima muerte en su leyenda?.- Replicó, golpeando la base de la empuñadura de su arma contra el suelo.- Esas criaturas de ceniza, por como dice… ‘’Hacernos abrir los ojos’’, han traído más sufrimiento de lo que usted podría imaginarse, ¡O de lo que los Soberanos y ese maldito de Velfast podría imaginarse encerrado entre las paredes de su castillo! .- Sentenció, volteandose y dejando que los cabellos morados y la franja negra en su sien se movieran.- … Si Mirovia debe caer, la mayor culpa no recaerá sobre nuestros hombros… Aesther.- Concluyó, comenzando a caminar para alejarse de la multitud aun cuando todos lo miraban.
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Post by Narrador on May 16, 2018 18:12:16 GMT
Si había quienes aún se mantenían callados, después de haber escuchado las palabras de muchos Mirovianos que hacían mención de lo privilegiada que era la mujer, la poca credibilidad que tenía ya como Soberana y como Miroviana, ya no se quedarían callados. La sentencia por parte de uno de los testigos de las palabras de la Soberana arrojó un augurio que estaba por hacerse realidad. Mirovia la quemará viva Aquello atizó el fuego que estaba encendiéndose en los espíritus de la gente. El enojo y el sometimiento del desequilibro entre los Soberanos y el resto de los Mirovianos comenzó a cobrar fuerzas. La multitud comenzó a alterarse, a cobrar mayor actividad. Las voces se alzaron más fundiéndose entre gritos que Aesther ya no podia comprender. Sintió un nudo en el estómago pero se mantuvo firme a su compromiso de escucharlos… No podía negarles lo que decían si era todo cierto. De pronto el intercambio dejó de ser verbal; una piedra se abrió camino hasta golpear el pecho de la Soberana. Se hizo hacia atrás, colocando sus manos sobre el área que había sido atacada y así, como primer flecha lanzada en un campo de batalla, decenas de piedras comenzaron a ser arrojadas sobre ella.
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Post by Giselle on May 16, 2018 19:31:01 GMT
Estuvo haciendo sus compras matutinas como era costumbre; estaba lo suficientemente cerca para haber escuchado las palabras de la Soberana pero perdió interés al hallarse incrédula y continuó con sus actividades. Sin embargo, entre los comentarios de los arcanos de la tableta y las voces que comenzaron a escucharse más aguerridas, volvió su atención al grupo de personas ahí reunidas. Caminó sin mezclarse tanto entre la muchedumbre pero lograba escuchar los comentarios incendiarios que se pronunciaban hacia Aesther entre ellos la voz tan conocida de Remus presagiando un destino trágico para la mujer si continuaba con sus palabras.
Estaba de acuerdo… no tenía coherencia y había poca credibilidad por no decir que era nula puesto que al desaparecer por tanto tiempo la gente dejó de confiar en ellos. Era justo en realidad; los Soberanos, desde que tenía memoria siempre los había visto como seres que aparecían sólo en las faenas, cuando la cosa pintaba buena, pero, ¿dónde estaban durante la pobreza y el hambre? ¿qué papel jugaron durante los escenarios donde el crimen aumentaba y el dinero faltaba? Estaba incrédula en realidad porque la mujer planteaba su verdad como si mágicamente los problemas fueran a desaparecer… Tal vez el conflicto se iría pero los Mirovianos se quedarían con sus problemas muy particulares y la vida para ellos continuaría igual.
Su canasto con víveres colgaba de su brazo que se cruzó con el otro en un lenguaje silencioso negando lo que escuchaba, lo que no esperaba era ver a la gente tomar acciones y arrojarle hasta piedras. Todo comenzó a salirse de control, Giselle no pudo hacer más que cubrirse la cabeza porque detrás de ella comenzaron a llegar personas a sumarse al coraje de la multitud.
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Post by Desdemona Grimm on May 16, 2018 19:41:04 GMT
Acudió a la convocatoria de la Soberana como si se tratara de un llamado a la guerra. No fue por responsabilidad civil, no, fue por el dulce presentimiento de que las cosas se saldrían de control. Dicho y hecho. Escuchó lo que decía la mujer y aunque ella era creyente del errante, le costaba trabajo asimilar lo que salía por boca de la primavera. ¿Piedad y ternura? No sonaba al Emisario de la Muerte, al Guardián de las Tinieblas… no sonaba al ser que había sido temido por Mirovia ni por un poco. Esperó pacientemente a que los primeros ofendidos abrieran la boca y así como corderos en los pastizales comenzaron a balar, reclamando por sus heridos corazones, vociferando las frustraciones que por generaciones cargaban los más miserables. Música para sus oídos… Cerró los ojos sonriendo ante la dicha de estar rodeada del caos, del odio y el resentimiento. Los primeros gritos no se hicieron esperar así como las acusaciones y amenazas a los golpes y al fuego. Esperó un poco más. La multitud comenzó a exaltarse y aquello comenzó a erizarle la piel; era estar rodeada de un placer inimaginable, podía sentir la oscuridad de los Mirovianos palpitar en su corazón haciendo que bombeara con más y más emoción. -¡POR MIROVIA! - exclamó tan fuerte como pudo incitando a aquellos que se atrevieron a invocar a la violencia tomar mayor y mayor fuerza de sus emociones. Estaba por venirse una lucha.
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Silver Somnium
La Resistencia
Los ojos lindos ocultan mas de lo que puedes imaginar
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Post by Silver Somnium on May 16, 2018 19:42:34 GMT
Por fin había podido tomar un descanso, movió su cuello para relajarlo un poco después de tanto trabajo, estaba preocupada, la muchacha agradable que siempre venia no se había aparecido en varios días, quizás intimidada por toda aquella aura caótica, había costado, pero habían retomado un ritmo normal luego de la primera tormenta, suspiro, llevaba una cesta a su lado, pensando en donde comprar algo para almorzar, quizás no le afectaba tanto aquella situación debido a su pasado, quizás estaba más acostumbrada a la oscuridad de lo que realmente admitía, ordeno su cabello mirando su mano, no se acostumbraba a aquella nueva sensación. Sonrió, sintiendo sus mejillas sonrojarse, recordando aquella emoción tan dulce y placentera, a pesar de toda la oscuridad que la mujer escondía en su pecho fue aceptada, y ahora…esa posibilidad de tener control de su propio destino, de su familia… era tan palpable, tan irreal y cercana, acogedora, suspiro enamorada
Dio un giro feliz, dejando que la falda revoloteara, cuando vio algo cerca del lugar, por momentos creyó ver un rostro conocido que se preparaba para hablar “¿Es…Aesther?” Se cuestionó, hacía mucho no sabía de aquella mujer, la sentía tan cercana y compartía ese placido recuerdo, deseaba hablar con ella, contarle tantas cosas, que felicidad le provocaba pensar en volver a verla, invitarle a comer de sus galletas, mostrarle las nuevas creaciones, invitarla a su celebración; Se apresuró para llegar al frente, pero no lo logro, la gente comenzó a reunirse hasta crear una multitud considerable, al menos desde su punto de vista, se sintió rodeada, nerviosa, casi asustada ante la velocidad con la que se habían aparecido todos esos arcanos, trago saliva, la determinación de verla más de cerca era mayor, comenzó a pasar entre la gente, buscando espacios, intentando superar su propio nerviosismo cuando la voz de la mujer comenzó a sonar, diferente, Silver alzo la mirada, no recordaba que aquella dulce muchacha que ofreció su mano la primera noche del baile se viera tan… demacrada, tan cansada, algo estaba mal
Una mezcla entre la vergüenza y la preocupación se generó en el corazón de la dragona, vergüenza en considerar lo boba que había sido al no relacionar a la joven directamente con su cargo, con quien era, no cambiaba nada, solo se sentía avergonzada de un par de boberías, la preocupación se acrecentaba con cada palabra, con aquel nombre maldito por muchos –Black Stag…- murmuro, analizando la situación, aprovechando cada hueco que veía entre los arcanos que comenzaban a alterarse entre murmullos, Silver comprendía lo que Aesther decía, lo que aquella criatura le había mostrado, si ella sabia y era capaz de explicarlo podrían ser mejores, podrían llegar a la paz soñada
Ella misma era la victima de la codicia, de la inmundicia y la avaricia, su cuerpo estaba lleno de aquellas marcas, pronto, las personas que amaba las compartirían si toda esa guerra seguía, si se dejaban dominar por el odio y el recelo que los humanos les habían contagiado, trago saliva, por fin llegando hasta el frente, quiso hablar, pero una voz familiar la hizo voltear, su prometido había sido duro con sus palabras, Silver le miro con tristeza, entendía perfectamente lo que sentía Xhial, pero su corazón estaba más con la soberana, comprendía toda la situación, la aceptaba, creía que se podía mejorar con eso, no eran locuras lo que Aesther pedía – ¡Señorita Aesther! ¡Yo estoy de su lado! –Intento alzar la voz lo más que pudo para que la mujer la escuchase, ella había tenido el valor de mostrar su rostro a las personas de la isla
La primera piedra fue lanzada hacia la mujer, y detrás de esta, muchas más, que incluso rebotaban y volvían a la multitud cual paracitos hambrientos. No podía soportarlo, se llenó de coraje, de ira, si hubiera podido subirse a la tarima y protegerla incluso sacrificando su cuerpo no lo dudaría ni un segundo, solo se volteo hacia la gente a su alrededor, extendiendo sus brazos lo mas que podía intentando evitar el lanzamiento de nuevas piedras, no fueron ni siquiera segundos lo que tardo en sentir el dolor de las piedras, la ira de la multitud - ¡Ya basta! ¡Así no llegaremos a ningún lado! La señorita Aesther ha sido capaz de dar el rostro por los demás y venir a contarnos esto ¡¿Y así es como van a reaccionar?! ¡¿Cuáles bestias?! ¡¿Acaso están libres de culpas que creen ser sordos y ciegos?!- Gritaba lo más que podía, su voz se deformaba volviéndose grave, los ojos de la panadera brillaban con intensidad - ¡¿Realmente prefieren vivir en una guerra?! ¿¿Tanto desean que la muerte y el odio reinen nuevamente?! ¡¿Tanto buscan compararse con los humanos?! – Temblaba de la rabia, no podía creerlo, entre los rostros se asomaban conocidos para ella, clientes que incluso esa misma mañana habían comprado amablemente en su tienda y ahora, lanzaban piedras hacia la mujer detrás suyo - ¡Como pueden desear estar ciegos?! ¿Tanto miedo le tienen a ver la verdad de lo que sucede? ¿A hacerse responsables del daño que nosotros mismos estamos motivando?! –Pero nada sucedía, sus palabras parecían ser tragadas por los gritos e insultos, no quería rendirse, no podía seguir agachando su mirada y solo aceptar lo que pasaba, ni siquiera ella misma era inocente
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Post by Mio Kuro on May 16, 2018 20:22:11 GMT
La rabia lo había comenzado a consumir de forma invisible; Se había acercado a escuchar cuando vio a la multitud, considerando la situación en la ciudadela y en la isla en general debía mantenerse informado, debía ayudar, esta vez debía ser útil, para todos, para…el… Trago saliva mientras escuchaba a esa mujer hablar, era bastante información que digerir de forma tan rápida, la mujer tenía en gran parte razón y debía admitir que era valiente aparecer no solo en su propio nombre admitiendo su error, sino también el de sus pares de quienes ya había escuchado demasiadas cosas, el había escuchado demasiadas cosas sobre mucho en esa isla, y no sabía que creer a esa altura, miro su brazo, dando un quejido bajo cuando alguien lo rozo por accidente, si bien la herida ya había comenzado a cicatrizarse la marca debajo de esas vendas era horrible, y aun le costaba recuperar bien el movimiento. El hombre de aquel ser de la muerte salió a la luz, las personas a su alrededor se sorprendieron, casi horrorizadas de que la mujer le nombrara, hablando de aquella criatura impura con cariño, contando sobre su piedad
Mio no sabía en realidad que debía pensar, en ese poco tiempo en la isla había escuchado tanto, el primer recuerdo fue en el bar, donde había conocido a la enérgica muchacha de cabellos rojos quien le había por fin dado respuesta a sus dudas, se había preguntado si realmente llamándolo con la vela aparecería, el sabia incluso por boca de sus amados padres que era fácil dejarse llevar por el miedo y la ignorancia, bajo los mismos parámetros el había recibido una flecha en su inocente infancia, no podía juzgar, no podía decidir si apoyar a la mujer con solo esa poca información. La duda seguía en su mente hasta que aquellos demonios fueron nombrados, las criaturas de ceniza; apretó los puños con furia ¿Cómo podía defenderlos? No, no lo aceptaba, jamás lo haría, no después de lo que habían provocado, de lo que le habían hecho, incluso de que Frits estuviera dispuesto a morir a manos de esa cosa frente a sus ojos, no, aquellos seres no eran ni buenos, ni buscaban advertir sobre nada, solo eran criaturas que buscaban la muerte, y si black Stag estaba de su lado, el podría ser igual o peor incluso
- ¡¿Cómo puede defenderlos?! ¡no son criaturas que busquen advertirnos! ¡Ya han matado a varias personas! – Grito cuando poco a poco comenzó a armarse un escándalo, las opiniones estaban divididas y pronto el conflicto se volvió violento, un instinto que no entendía nació dentro de él, una de las piedras reboto cerca de él, no pudo siquiera detener sus movimientos cuando la recogió, escuchaba una voz femenina gritar invocando más rabia cerca de él, alzo el brazo, dispuesto lanzarlo contra la mujer cuando escucho en su mente una voz clara, molesta, decepcionada, tembló, dejando caer la piedra que fue tomada pronto por otro arcano. La voz de su madre resonaba como una ardiente condena - ¿Qué…estuve a punto de hacer? – se miró la mano horrorizado, él no era así…No… No podía, huyo, empujo a todos los que pudo hasta salir de allí
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