Ephemeral Zehek
Los Invictos
Los sentimientos sólo son un obstáculo.
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Post by Ephemeral Zehek on Jun 22, 2018 0:20:19 GMT
El tritón avanzaba entre la flora de los alrededores de la playa, sujetándose con cuidado de donde podía, dejando caer las prendas que tenia de sobra, quedando únicamente cubierto con telas negras apegadas a su cuerpo y sintiendo la frialdad del aire una vez más, viendo al frente, admirando nuevamente la belleza del agua. La oscuridad acechaba con insistencia pero las estrellas se asomaban, corrió como pudo a la orilla del mar para buscar refugio en una de las rocas más grandes que había ahí, y tan pronto como pudo, cayó de rodillas por un lado de la roca más grande, apresurándose a llevar ambas manos a escavar la arena, buscando cuanto antes, ignorante al hecho de que alguien o algo rondase cerca. Sus manos a la brevedad palparon un maletín cubierto en arena mojada. Un semblante anhelante se dibujó con solo ese vil recuerdo, y aquellas pálidas manos tomaron con cuidado lo que era suyo, lo que había dejado oculto para cuando decidiera volver. Lo sacó de ahí y con sumo cuidado se apoyó en la piedra para levantarse, una vez hecho aquello, trepó dicha piedra y tomó asiento en está, dejando que el agua salpicase contra su piel, remojase su pie y enfriase su cuerpo. Agachó la cabeza por un momento, sintiendo sus cabellos caer con lentitud por sobre sus hombros.
Poco a poco, aquellas piernas se desvanecieron y su tamaño aumentó, aquella cola de tritón se hizo ver nuevamente y sus branquias aparecieron una vez más. El aire se había ido pero podría resistir unos minutos, minutos en los cuales no entraría al agua. Con tremor en sus manos abrió su pertenencia y de este, sacó su violín una vez más, palpando con cuidado las cuerdas y admirando el estado de este pese a que estuvo oculto por varias semanas. No dudó, sacó su instrumento y se puso en posición, sería la última vez que lo haría, y que alguien escucharía su cántico.
-No hay ironía en mis palabras, ni mucho menos la pesadez de culpa tras tomar la simple decisión de partir, y aunque únicamente reposé fuera por poco, he admirado lo que tenia que contemplar, tropel que sofoca y carcome con las horas que pasan, los minutos que se marcan y los segundos que trascienden con simples actos mundanos. No, mi cansancio no será mi lecho, mi único pie descalzo me guiará a mi hogar, a la suave arena, al salado y frió mar. Ahí es donde quiero reposar, pues ahí los pedazos de mi alma me fueron arrancados y despojados con suma crueldad a manos de otros, y me pregunto, de ser posible elegir la muerte, ¿Por qué no hacerlo?, no hay cobardía en ello, no hay fragilidad, no hay temor de por medio, quizá. Con temor avanzarán mis pies, mis pasos quedan marcados conforme palpan la arena. El sonido me llamará una vez más y, por una última vez, seré capaz de dejar escuchar mi voz, para ellos, para mi.
Sin más, el clamor de mi voz será escuchado y volveré al oscuro mar, dejaré que el agua me lleve a donde tenga que llevarme y que la sangre fluya y pinte la superficie.-
Murmuró para sí mismo el arcano, apegado a la verdad del acto, a la ignorancia de la espera y con un sutil deseo de no estar completamente solo, no al menos en esos momentos en que entregaría su último aliento.
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Zoe
La Resistencia
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Post by Zoe on Jun 22, 2018 2:24:18 GMT
¿Estaba entonces todo perdido? Luchaba... pero... ¿para qué? Para estar en un encierro, en una jaula de oro que finalmente sería por siempre el sitio donde estuviese... No le dijo a nadie a dónde iría, simplemente dejó detrás una nota con sus tristes palabras.
"Perdóname padre... No soy quien te esforzaste por formar... esa idea se desvaneció... se evaporó en el inmenso aire que hemos respirado por siglos... En ese aire que contiene los rastros de los caídos que rechazamos y temimos por tanto tiempo. Padre... espero algún día puedas encontrar un lugar en tu corazón para recordar el infinito cariño que tengo por ti y no me juzgues por marcharme". Fue así como decidió irse; sin un último abrazo, sin una última oportunidad para darle de cambiar su decisión. Se fue a aquél lugar donde abundaba su elemento y el cual rara vez visitaba. Sintió pertenencia a su vastedad y también a encontrarse en los límites de su existencia, en el sitio donde todo terminaba, donde no había camino hacia adelante. Sentía la arena bajo sus pies, la brisa del mar acarreando la sal del agua, escuchaba el canto de las gaviotas y el rugir del mar; era un absoluto, simplemente... era. Escuchó una melodía a la distancia, mezclándose entre los cantares de la costa. Caminó entre la oscuridad, su andar sólo iluminado bajo el manto plateado de la luna, revelando pequeños destellos sobre la arena. Sus pasos se hicieron notar sobre la arena, que movieron algunas rocas. -Perdón por la interrupción- dijo con un tono inexpresivo. En su rostro se veía el cansancio y la completa falta de voluntad por un mañana. -No quiero ser entrometida... pero sus branquias no están dentro del agua...- más que una observación era una advertencia de que si esa no era su intención... bueno, pasaría lo que ella misma estaba buscando. La brisa se tornó un poco más agresiva; movió los cabellos de la nayade pero ella se quedó ahí, inmóvil, observando al tritón esperando su respuesta.
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Ephemeral Zehek
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Post by Ephemeral Zehek on Jun 22, 2018 4:10:38 GMT
El vaivén de las olas acompañaba sus notas, mismas que iban cesando al pasar los minutos tan silenciosos, sumido en sus propios pensamientos y emociones. Una voz hizo un eco en sus oídos, y con lentitud bajó aquel instrumento al haber terminado la melodía, antes de poder hablar una pregunta le fue dirigida, a lo que solamente pudo responder con una muy leve sonrisa, algo irónica.
- Lo sé. - Murmuró apenas con una voz neutra, haciéndose por un lado en dicho lugar, indicándole con sutileza que podría acercarse a tomar asiento si lo deseaba. - Dentro de poco, tendré la dicha de cerrar los ojos y dejar que la marea haga su trabajo. - Explicó vagamente para dar a entender susituación tan obvia, volteando apenas a ver a la joven de cabellos color aqua. - Si me permite preguntar, ¿Qué le trae por estos rumbos? Tomando en cuenta la situación actual, es raro ver a alguien andando por la playa...- Cuestionó con seriedad, mirando con calma a la fémina mientras que palpaba inconciente la parte en la que hacía falta su aleta, sintiéndose ligeramente extraño pero aliviado pese al momento, resignado.
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Zoe
La Resistencia
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Post by Zoe on Jun 22, 2018 18:28:41 GMT
La melancolía sobresalía de entre esa suave sonrisa la cual carecía de dicha; un gesto que era bien conocido por manifestarse en la alegría pero no había rastros de ella en el rostro de aquél hombre. Caminó hasta quedar a su lado, sobre la piedra, hasta que tomó asiento, sin culpas de quebrar el momento de silencio. -Ah...- susurró, enfocándose en el vaivén de las olas por un instante. -Estamos aquí por lo mismo entonces...-. De igual manera sus labios se curvearon, devolviéndole el gesto al tritón. -Que el océano se lleve los recuerdos; el peso de la carga que llevo en la espalda-. Hubo un silencio de momento en el cual permitió que entrara la voz del mar, clamando por ella. -No pertenezco ya más...-. En su cara había quietud, paz... era como si al decirse aquello sintiera un gran alivio.
-Los tiempos han cambiado...- alzó el rostro para mirarlo. -Nos ha abandonado la esperanza; todo está perdido- murmuró. Le dolía puesto que su sed por justicia, por proteger aquello que amaba se había marchado. Sentía tristeza de abandonar a su padre, de brindarle el dolor y la decepción de su partida, pero el peso de ver derrumbado todo en lo que había creído estaba hundiéndola cual coral entre la arena. Era profundo y sofocante; el hastío de despertar a un nuevo día sin luz, a la oscuridad perpetua donde las luces eran tan pequeñas que no alumbraban bien su camino. -Sólo quisiera dejar de pensar, de sentir esta desolación en mi corazón-. Apretó los puños; sabía bien que era como rendirse a una batalla pero... ¿había algo por lo que seguir luchando? La perdición estaba de su lado.
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Ephemeral Zehek
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Post by Ephemeral Zehek on Jun 22, 2018 19:23:13 GMT
Las palabras de la joven le causaron cierta sorpresa, el que ambos estuviesen ahí por lo mismo, dejando que el agua los llevase junto con la corriente de la simpleza y el olvido. No sería correcto decir que mentiría, quizá estaba interesado en saber sus razones y ayudarle para cambiarle de parecer, pero no podía, si él mismo no podía salvarse, una vida en sus manos tan joven le resultaría imposible. Agachó el rostro para verla, para comprender la pesadez que abatia tal espíritu y corrompía sus pensamientos, se forzó a sonreír nuevamente, apoyando su mano sobre su propio pecho por la agonía interna que le representaba no respirar ni recibir agua. Pero resistió.
- Todos estamos perdidos desde que abrimos los ojos, encontrarse es difícil más no imposible... pero algunos, simplemente no podemos tomar el camino que nos fue otorgado. - Murmuró, regresandole un gesto complaciente y calmado a la joven, tragandose su propio orgullo y aquel egocentrismo que alguna vez pudo tener. Mientras la joven hablaba, el tritón pudo notar cómo apretaba los puños con impotencia, dejando morir finalmente aquel último rastro de anhelo al sentir mundano. Con calma posó su mano sobre la de la fémina, palpando sin intención, solamente intentando calmar aquellas emociones que desbordaban con insistencia. - Entonces, sólo vea el mar... este espejo inmenso donde crece el silencio mientras el aire se estremece complacido, por única vez, escuche el sonido de la marea... - Explicó, soltando así su mano para después apoyarse sobre la piedra, mirando con anhelo y desolación el color del agua mezclándose con la noche misma, intentando recordar el azul claro que se reflejaba antes.
- Sonará egoísta de mi parte...- Interrumpió con calma. -... pero me siento un poco tranquilo al saber que incluso en un momento como este, no estaré sólo como siempre lo he estado. - Tan patético, más en cambio no había pesadez ni cansancio, ni resignación, sólo hablaba, alejándose de todo aquello que alguna vez le causó temor decir en voz alta. - De ser posible, ¿Podría pedirle un favor?...- Cuestionó mientras se deshacía de las prendas superiores que le cubrían y arrancaba con calma el collar que adornaba su cuello; enredando este en su propia mano. Acto seguido, hizo la prenda por un lado y solamente optó por esperar respuesta, mirando de vez en vez a la joven, buscando con discreción algo filoso.
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Zoe
La Resistencia
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Post by Zoe on Jun 24, 2018 22:14:34 GMT
¿Entonces era así? Nunca se había sentido perdida en realidad; su padre le había mostrado un camino... uno que podría caminar con seguridad mientras todo saliera tal cual lo planeaba pero, había una verdad que no se le había presentado antes. Antes de que su padre estuviera en su vida, ella estuvo perdida, abandonada en la hostilidad de la jungla... Desde un inicio no había sido querida; eso pensaba puesto que no hubo nadie que reclamara por ella, que la buscara antes de que llegara a su vida la salvación. Suspiró.
Se despojó de la espada que tan fielmente llevaba reposando en las caderas... ya no necesitaría de su protección. Por instantes hizo como el tritón le había dicho, comenzaba a perderse en el sonido de la marea y en el arrullo de las olas taimándose en la arena hasta que nuevamente la voz del hombre la trajo a la realidad. Alzó el rostro a la par que la mano ajena seguía reposando sobre la suya. No podía sonreír, no poseía las fuerzas para hacerlo pero escuchó a la paz que humildemente decía sentir al tenerla en su compañía.
-Dígame- respondió puntual. El mar comenzó a rugir anunciando presagiante a lo que pronto ocurriría respondiendo a lo que sería testigo en tan sólo unos minutos. No era un llanto era un llamado a traerlos de nueva cuenta a sus aguas; de nuevo a donde toda vida fue origen. Notó que la mirada del tritón era furtiva mas no estaba segura qué era lo que buscaba pero esperaría a que él se lo dijera.
No sentía arrepentimiento, estaba más convencida que nunca de lo que su corazón deseaba. No había lugar para ella ya en ese mundo, en esa tierra desolada. No había más que dar; tan poco que había vivido pero aún así sentía gratitud. Devolvería tales sentimientos en un gesto desinteresado; fuese lo que quisiera el extraño.
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Ephemeral Zehek
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Post by Ephemeral Zehek on Jun 26, 2018 1:14:24 GMT
Guardó simple silencio con sólo escuchar la marea reclamando lo que antes era suyo, se giró a ver el agua rodeandoles y como aumentaba sin que hubiese posibilidad alguna de volver; pero no había necedad de pensar en ello, no volvería. Se forzó a seguir consciente, sin agua o aire, sólo ahí, manteniéndose hasta que sus ojos perdiesen una visión clara del rostro ajeno, hasta que su voz fuera reclamada por el mar.
-De ser posible, me gustaría asegurar que es un hecho seguro y que el agua no devolverá la vida por mero capricho. - Explicó apacible, recalcando la posibilidad tan pobre de no lograr el cometido por el simple hecho de pertenecer a los de raza acuática, un suspiro escapó de sus labios y una vista ya más cansada se dejó ver. - No deseo que cargue con un peso extra a la hora de la partida, más sin en cambio, mi petición es esta; me gustaría dejar este mundo con su compañía, del modo en que usted guste con la condición de que usted no será responsable y que yo, aunque regrese al mar, no podré abrir los ojos nuevamente una vez suceda. - Habló de forma sumamente clara y neutra, sin mucha emoción o mucho menos temor, abandonado del sentir que alguna vez pudo expresar, reflejando con un sutil gesto la añoranza de irse tan pronto como fuese posible para no volver, irse a su hogar, regresar con quienes había perdido.
- Me gustaría saber que piensa de ello. - Murmuró sin contratiempos, esperando en silencio para no crear presión alguna para hacerle aceptar de manera forzada. Separó su mano por un momento y miró aquel collar una ultima vez, escuchando como su violín era alcanzado por las aguas y llevado a prisa por la mera fuerza del mar; fragmentos del mismo cristal del que estaba hecho se regaron y hundieron a prisa, perdiéndose en el tumulto de la espuma marina. No le prestó demasiada atención pese a que había sido algo de valor para él, únicamente dejó escapar una leve risa bastante serena. - Pienso que el agua nos librará de cualquier dolor, y, en el fondo marino, seremos capaces de ver una vez más un color brillante, ese es mi último consuelo. - Expresó sin pena, apegando su mano a su propio pecho mientras agachaba ligeramente su cabeza entreabriendo ligeramente su boca para tomar aire cuando lo que necesitaba era agua, le quedaba poco tiempo pero se resistía. Poco después de ello, regresó su rostro al de ella, viéndola con sosiego y calmando de forma forzada el tremor de su cuerpo.
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Zoe
La Resistencia
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Post by Zoe on Jun 27, 2018 0:37:52 GMT
Sonrió ante la ironía que de pronto cruzó su mente. -El mar jamás nos dejará morir- comentó con un tono apacible, apenas con la sonrisa dibujada en su rostro. Escuchó a su petición sin siquiera sentir una pizca de asombro por lo que le decía. Era, tal vez, el favor más noble que le habían pedido en su corta vida. Bajó el rostro de momento, asimilando lo que estaba por suceder. El corazón le palpitaba fuerte mas no lo veía como una señal para seguir causando tal tarea en su pecho.
Leía en el rostro ajeno esa necesidad por un descanso más allá de lo terrenal; podía sentirlo en las caricias de su voz, tan suave que competían con la rebeldía del océano. Se dio la oportunidad de pensarlo, de darse una pausa para lo que respondería. En sus planes no estaba la muerte asistida, pensó realmente que moriría sola, con su espada atravesándole las entrañas, dejando correr la sangre a las aguas del mar. Tenía miedo de que el fundir el filo en otro trajera sentimientos que la ataran a la tierra nuevamente pero no deseaba negarse a su ruego; no podía... debía cumplirle.
-Lo haré... pero antes... quisiera preguntarle algo; ¿tiene miedo?- era importante escuchar su respuesta; saber que no sería cómplice de interrumpir la vida de un ser confundido. Sí, era cierto que sentía ese anhelo en él; lo percibía tan fuerte como las olas a la marea pero... ¿y si era tan sólo un instante de desolación lo que lo tumbaba a un camino sin rumbo? La nayade por su parte no sentía miedo pero sí incertidumbre; ¿habría más allá de los terrenos ya pisados o era ahí el fin de su consciencia? ¿qué vendría después? ¿nada? -No estoy dudando de mi decisión... sin embargo, es la primera vez que me encuentro con alguien que va por el mismo camino- se detuvo... interrumpió sus propias cavilaciones, cayendo en cuenta que estaba robando preciosos momentos para el tritón. -Perdóneme, usted está ya en su proceso... le quedan pocos minutos de aliento; no deseo ser egoísta y robarle más su voluntad-. Estiró la mano sin despegar la vista del hombre, hasta su espada que se hallaba a su lado; desenfundóla dejando que reposara sobre su regazo, esperando a recibir sólo la respuesta de la pregunta hecha anteriormente.
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Ephemeral Zehek
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Post by Ephemeral Zehek on Jun 27, 2018 20:27:17 GMT
Su vista de tornó ligeramente borrosa y aquel rostro ajeno apenas lo distinguía, la poca luz se perdía y todo se volvía aún más negro, poco a poco. Negó con el rostro al escuchar su pregunta, pero una tos acompañada de un gemido ahogado le robaron la palabra; finalmente su cuerpo se dejó vencer y la piel del tritón se tornó ligeramente más pálida, un mareo apareció haciéndole tambalear mientras sus branquias buscaban con desespero una salvación. Tosió con insistencia y sin más, giró su cuerpo a donde ella, quedando de frente pese a estar a su lado. - No. - Murmuró apenas pudo, dejando ligeramente cerrada la boca sin desperdiciar el aliento, pues usaría sus últimas palabras para responder correctamente. - La posibilidad de descansar, siempre estuvo presente, pero antes me veía atado por la impotencia e incertidumbre, no saber que me esperaría una vez hecho... Pero ahora...- Explicó, hasta que la tos volvió a él, esta vez más forzada y grave, dejándole poca fuerza y un tremor en el pecho. - Esta es mi voluntad ahora, partir de este mundo, recuperar la paz que me fue arrebatada... Descansar y reencarnar quizá. - Balbuceó aquellas últimas palabras, intentando mantener su cuerpo aún con postura, pero poco a poco fue decayendo, sintiendo como su cabeza daba vueltas y los sonidos del mar poco a poco se perdían entre murmullos. El tritón se forzó a mantenerse despierto, pero débil dejó caer su cabeza en el hombro ajeno, apoyándose apenas en la joven. - Dejé de sentir miedo hace años, pero aún así no conocía la paz o la tranquilidad, así que esta noche, tendré la suerte de saber como es que se siente realmente. - Casi perdía su voz, estaba yéndose, pero con todo y su cansancio se dio la oportunidad de apoyar su frente en el hombro de la fémina, cerrando sus ojos y desviando ligeramente el rostro hacia un lado por un momento; viendo el mar. - Por favor...- Masculló entre dientes, sujetando la espada ajena para colocarla en las manos de la arcana con cuidado. Le dio su permiso de proseguir a su vez que le pedía anhelante que cumpliera su deseo sin sentimiento de culpa, sin ataduras.
Irónicamente su mente estaba tranquila, serena y sin demasiados recuerdos del pasado; su único pesar en ese instante era depender de alguien tan joven, el sentimiento de causarle alguna incomodidad o representar alguna atadura, pero ya era tarde para mostrar arrepentimiento, confiaba en la verdad de sus palabras y la determinación que aquellos ojos abatidos reflejaban aún pese a la realidad.
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Zoe
La Resistencia
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Post by Zoe on Jun 28, 2018 2:50:58 GMT
Entonces... no arrebataría una futura ilusión. Si no había miedo entonces, no había duda de que lo que haría sería lo correcto. Permitió que el hombre descansara, dando sus últimas palabras con lo poco que quedaba de aliento. Miró al cielo, a las estrellas, pequeños ojos brillantes en la distancia siendo los únicos testigos del abandono al futuro. Cerró los ojos, dejando escapar un largo y profundo suspiro que completaba la resolución de su propio destino. Entendía la paz en saber que no habría ya nada más en qué pensar, en qué preocuparse; estaba marcando el fin de un camino que no llevaba a ningún sitio.
La espada en su regazo y manos era menos pesada de pronto, por primera vez pensar en blandirla y hundirla en la carne parecía tan natural. Sin embargo, soltó el arma, dejándola descansar sobre sus muslos. No estaba segura si la reencarnación era parte de su destino, si era siquiera real, pero no tenía interés en saberlo; no había nada más por lo cual luchar... era demasiado.
El agua que chocaba contra la piedra comenzó a alzarse, lentamente, como un largo arroyo que a voluntad abrazó el mango de la espada. La nayade llevó sus manos a la espalda del tritón, permitiéndole que descansara con mayor comodidad en el hueco entre su cuello y hombro. -La paz es el mar; su canto y arrullo esta noche, el abrazo de un extraño en quien encuentro compañía en este último camino. Que sea así entonces, que nuestros cuerpos se dejen caer al sopor de la muerte y encuentren así el descanso eterno-. La espada tomaba distancia detrás del tritón, podía ver la punta del filo brillando gracias a la luna. De igual manera se apoyó en el hombro de Zehek, dibujando una sonrisa antes de cerrar sus ojos y así, permitiendo que el metal se hundiera en un movimiento rápido haciéndose paso entre la carne y el alma.
El cuerpo de la mujer se tensó; aferró sus manos sobre la espalda del tritón. Sin embargo, en poco tiempo fue encontrando paz en aquél sufrimiento y de nuevo retornó la paz a su rostro. La sangre comenzó a correr de entre sus pechos, marcando un rastro sobre la roca hasta la arena blanca que comenzó a teñirse de rojo. La marea comenzaba a llevarse el rastro, dándole una probada al océano de los hijos que estaba por reclamar de nuevo a su seno. -Pronto volveremos a sus aguas y esas aguas no podrán salvarnos ya... Gracias... por venir conmigo-.
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Post by Ephemeral Zehek on Jun 28, 2018 3:44:09 GMT
Aquellas palabras parecían un simple murmullo para que, por fin pudiese cerrar sus ojos ante la suave voz ajena. Si, el mar que tanto odiaba y tanto amaba le daría la paz que buscaba, la paz que sus padres habían encontrado extrañamente en la oscuridad del abismo, era cierto, sus cuerpos encontrarían el descanso antes que enfrentar nuevamente la incertidumbre y el abatimiento. Cerró los ojos mientras ocultaba su rostro en ella, depositando su último aliento en un momento tan deseado; hasta que finalmente sintió el filo de la katana atravesando su cuerpo. Hubo un tremor debido a la reacción natural del dolor, su aliento escapó y sus manos de aferraron con fuerza a los brazos ajenos, buscando que ambos permanecieran así, juntos pese a no conocerse. Respiró con lo poco que le quedaba y una leve sonrisa se dibujó en su rostro, y antes de rendirse al dolor, desvió su rostro, únicamente para admirar la paz que reflejaba la mujer de cabellos aqua. No hubo lágrimas, no hubo arrepentimiento, no hubo pena; se sentía dichoso pese al dolor de aquel corte, pero no importó. Sus manos fueron perdiendo fuerza pero antes de caer la rodeó con ellos; para que así, poco a poco ambos cuerpos de dejasen vencer por la pesadez a la roca manchada con su sangre entremezclada.
Abrió por última vez sus ojos, y miró aquellos ventanales claros, liberandose de la pesadez. Le dedicó su última sonrisa, una verdadera, sin falsedad ni pena. Escuchó su agradecimiento, pero él era quien más gratitud sentía en tal momento. - Gracias por permitirme acompañarle. Hasta pronto...- Murmuró al final, apenas acariciando con su diestra aquellos cabellos pero perdiendo el poder sobre su cuerpo. Su mano perdió fuerza y cayó a la roca, sus ojos finalmente perdieron brillo y quedaron cerrados nuevamente, sus escamas perdieron color y la sangre solamente seguía fluyendo, la de él y la de ella, manchando la espuma que se formaba alrededor.
Ambos cerraron sus ojos a la verdad y se abandonaron para sentir paz, misma que les fue otogada amablemente. Y los minutos pasaron, ya no había vida, ni ruido, las estrellas fueron los únicos que atestiguaron aquel acto que no era cobarde; y el mar, sin hacerse esperar reclamó sus cuerpos, la marea subió y los arrastró a la profundidad, a su hogar, a su verdad.
Solamente podía escucharse el retumbar de las olas contra las rocas, y la marea sacudiendose con calma. La sangre se perdió y ambos cuerpos desaparecieron.
Como si nada hubiese ocurrido en ese lugar, como si nunca hubiese existido el dolor.
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