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Post by Ariel Ysk on Apr 29, 2017 7:40:42 GMT
Aquella mañana, el recuerdo de su promesa y el aroma de las flores lo había despertado. Abrió los ojos con la violencia de alguien cuya mente regresa una memoria robada. Las sombras se hicieron a un lado para recibir el sol que Ariel necesitaba y antes de poner los pies en el suelo, puso su mano sobre la boca. Necesitaba urgentemente volver a acomodar sus prioridades. La verdad era que ir a lavar las lápidas del cementerio tendría que ser tarea para otro de sus vasallos. Él tenía que terminar con las copias de los registros de sus avistamientos en el Bosque, revisar el conteo general de sus hortalizas, asegurarse de que estuvieran bien regadas y además, responder las cartas personales que les eran enviadas constantemente de todas partes de Mirovia...pero algo faltaba. Se levantó de su cama fría, acomodó su largo cabello sobre sus hombros en el silencio de una mañana triste y nublada y repasó en su mente las prioridades del día. En lo que sus sirvientes se acercaron para ofrecerle agua y frutas, observó con cautela las hermosas flores que su hermana Aesther le había llevado en su fortuita visita hace apenas unas semanas. Lo recordó de pronto. Era como si la noche se hubiese tragado los pensamientos que tenía en la punta de la lengua desde hace tanto tiempo ya. ¿De verdad la luna le había quitado el recuerdo de la fiesta de su hermana? Sí, él se aseguró de que las verduras y hortalizas hubiesen llegado a tiempo para su preparación oportuna...sin embargo, no era suficiente para un evento así. Ella, seguramente, haría lo mismo por él. Juntó suficiente conocimiento para llegar a la conclusión de que necesitaba llevarle un regalo hermoso...sin embargo ¿acaso habría algo hermoso en la tierra que le tocó cuidar y vivir? Las cosas en su mundo estaban muertas y caídas, despojadas de su usual virilidad como un recordatorio constante del estado real de las cosas. Como una ventana hacia el final de la vida...no era nada que la Primavera ni su Soberana pudieran tomar como un regalo digno. Necesitaba algo más. Decidió, después de haber salido de su habitación con el cabello suelto, que iba a conseguirle alguna otra cosa igual de hermosa que ella. Por más imposible que fuera. Su perfil fantasmal se arrastró por los pasillos como la firma de un muerto y llegó hacia su sala en donde guardaba todos sus grandes tesoros. Sus vasallos, curiosos, caminaron atrás de él para recogerle el cabello. —Señor...— se le acercaron. Su amo estaba perdido, observando un par de instrumentos que estaban sobre su escritorio. —¿Gusta que preparemos el carruaje?—Ariel les dijo que sí con el movimiento de su cabeza y en ese instante, ambos caminaron hacia el otro lado del Templo para comenzar los preparativos y su Soberano se mantuvo ahí, recolectando, acomodando y guardando los ingredientes necesarios para un regalo ideal. x.x.x.x. Mandó llamar a su carruaje cuando ya estaba listo para irse. Todavía con el cabello suelto, Ariel se subió a su transporte, un pedazo de hojalata que funcionaba todavía de maravilla gracias al cuidado que le daba de vez en cuando. Se retiró del templo con dos de sus vasallos y comenzaron el viaje al otro lado de Mirovia. Como se imaginó que Aesther había experimentado muchas otras veces, Ariel resintió pronto haber salido de sus tierras secas para entrar a terreno más gentil. El aire cobraba humedad, el cielo se despejaba...le gustaba ver cómo su templo se quedaba atrás en la neblina, oculto por el denso manto de un ambiente celoso. Juraba que era como si la tierra estuviese molesta con su abandono. Pero prometió, después de haber sacado una mano al viento, que volvería pronto. La magia era muy conveniente para cruzar largas distancias, algo que sólo ellos como Soberanos comprendían. A este punto, su carruaje resaltaba con el paisaje que estaba alrededor. Una mancha obscurecida y torcida sobre sí misma estaba acercándose al Templo de la Primavera… afuera, todos estaban seguros de quién se trataba y Ariel se ponía cada vez más nervioso, con su caja de regalo entre las manos. Llegaron en suficiente tiempo para que uno de sus sirvientes arreglara su cabello como siempre y pudiera enredárselo alrededor de la cintura justo antes de que el carruaje se detuviera frente el templo de la primavera. Ariel bajó del carruaje con cuidado y en silencio, sin haberse anunciado. Suponía que ya había hecho suficiente ruido con su presencia para la fauna que estaba a su alrededor. Finalmente, las cosas bajo su mano morían. Entró al recinto y bajó la cabeza con modestia, estaba en lugares que no eran suyos, y empezó a caminar hacia los jardines. Guardó silencio para inhalar el aire y llenarse de aquella vitalidad eterna. No sonrió, pero relajó su perfil. La idea de haber visitado no había sido mala después de todo.
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Post by Masamune Fujimori on Apr 29, 2017 7:48:27 GMT
masamune empezaba a preparar las cosas necesarias para que todo saliera bien, veia que los guardias hacian su trabajo, veia si habia suficientes bocadillos para los invitados, todo tenia que salir perfecto ya que despues de todo era la fiesta de la soberana de la primavera y lo que mas deseaba masamune era complacer a su amable y docil soberana. masamune saba un recorrido, saludando a todos y mirando si no faltaba nada importante cuando sus ojos divisaron la aparicion del soberano del otoño. a masamune le sorprendio verlo en la fiesta ya que el no era muy de estas festividades segundo lo que habia oido. masamune camino directo hacia el con una canasta con dulces que ofrecian a los invitados, talvez guste uno - buenas tardes soberano del otoño, es un gran honor tenerlo como invitado. mi nombre es masamune fujimori mayordomo de la soberana de la primavera dijo para despues dar una humild reverencia - le gustaria probar uno de nuestros dulces de cereza, tomese la libertad de tomar los que quiera
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Post by Deleted on Apr 29, 2017 13:24:24 GMT
Las celebraciones ya se encontraban avanzadas cuando, desde el bosque de las hadas, un ser que por su apariencias distaba de pertenecer a la corte de primavera, se enconaba saliendo sus espeso follaje. Con un extraño artefacto en su mano en forma de cubo, el cual se disponía aguardar rápidamente en un bolsillo de su pantalón, el ser puso rumbo a la entrada de el templo de primavera.
Una ves que este ser dejo las sombras tenues ocasionadas por las copas de los arboles se ceroso de le busque de las hadas, los cuales soltaban un aroma suave y sutil que hacia descansar a los sentidos, el ser pudo recibir la los rayos de sol en su rostro, se trataba de Rever un explorador y cartógrafo el cual solía estar en diversos puntos de Mirovía trazando mapas y buscando objetos para los cortesanos de su corte otoñal.
Pero como un otroñal podía presuntamente atravesar el bosque de las hadas sin la compañía de un Primavereño o algún ser que pudiera guiarle por el sendero confuso de el bosque de la hadas. Era algo que podía deberse quiza a la naturaleza de el busque que en forma mágica abriría sus sendas para los viajeros que desearan llegar al templo, quizas el bosque en esta forma mágica, buscaba obsequiar a Aesther un presente para celebrar su cumpleaños, o quizas ese artefacto que rever sostenía en su mano tubo algo que ver con esto.
Cual quiera fuera el caso, Rever estaba en camino a la entrada de el templo, cuando pudo notar un carruaje que se encontraba llegando a el templo, no se trataba de otro que de el mismo Ariel el soberano de su corte, por lo que rever se dispuso a apresurar el paso y buscar de darle sus respetos a dicho noble ya que si bien Ariel y él no tenia el gusto aun de tratarse en persona, Rever solía aceptar encomiendas de los altos miembro de su corte, por lo cual siempre mantenía un respeto a los miembros de esta corte, así como a los de las otras restantes aunque en una menor medida.
Pero antes que pudiera terminar de llegar y rendir le sus respetos a Ariel noto que este se encontraba junto a una otro Rakshasa lo cual a Rever no le resultaba muy amenos, por lo que se dispuso a acercarse lo suficiente a los dos pero sin que este resultara una molestia para ellos dos y su aparente platica, Rever guardo con cautela encontrar quizas el momento para abordar sin que este fuera una molestia a ellos y su conversación.
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Post by Giselle Vladgun on Apr 29, 2017 16:13:46 GMT
Con una cola de caballo ondeante y el resto de su cabello suelto como siempre acostumbraba y un vestido con la palabra "Witch" resaltada en pedrería en su falda de largo corte ondulado hasta las pantorrillas, Giselle acompañaba a su soberano Ariel hacia el templo de la primavera. El monarca no dijo ni una palabra en el camino y ninguno de los otros cortesanos parecían haberse dado cuenta de que ella se encontraba ahí a pesar de su colorida maldición que nacía desde su coronilla. La llegada del soberano del otoño al templo fue de suma atención para todas las otras cortes que se acercaban con extrema cautela pero sin llegar a importunar a nadie cercano al propio Ariel cuyos rumores estaban muy definidos en ese lugar tan lleno de vida, rumores que nunca eran expresados con palabras, pero se notaban como tatuajes en el rostro de los animales del bosque, de las plantas aterrorizadas y algunos miembros de la corte de la primavera.
con esplendidos modales un Rakshasa de gran porte se acercó anunciándose como servidor de la soberana de la primavera y ofreciendo bocadillos a los que Giselle no se pudo resistir a tomar.
-Algo dulce nunca esta de más -Dijo solemne al mirar a Masamune y sonreírle como quien esconde intenciones oscuras. Pero no era ningún secreto que a donde quiera que iba Giselle, algo tenía que llevarse y algo tenía que dejar. La canasta que cargaba consigo, cubierta por un paño negro como la nada eran testigo.
-Mi señor, me retiro con su permiso, tengo unos pendientes que realizar -Dijo al Soberano del otoño para encaminarse a lo más profundo del templo, donde buscaba solo las flores más hermosas y las más toxicas para sus enigmáticos fines.
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Post by Ariel Ysk on Apr 30, 2017 0:56:02 GMT
Ariel, con cuidado, giró su cabeza para observar al Rakshasa que se le había acercado. Tenía un perfil muy ancho, como si su cuerpo fuera celoso del espacio. Bajó su cabeza, agradeciendo el gesto educado del cortesano. Masamune, un nombre soberbio. Lo portaba con mucho orgullo, parecido al enaltecimiento que dan las joyas sobre el cuerpo. Sintió que sus sirvientes lo saludaron también y se quedaron atrás, resguardando su perfil como dos lámparas de aceite. —Te agradezco.— Sin embargo, no le apetecía comer nada por el momento. Su estómago era delicado con comidas de los demás templos y por más deliciosa que fuera, siempre había que tener cuidado con lo dulce de las frutas. —Eres muy gentil... — Lo pensó dos veces. Lo último que quería era generar groserías en la casa de su hermana y alzó su mano con parsimonia para tomar una de las cerezas. Sin embargo, antes de llevársela a sus labios, el aura de otro ser de su corte se acercó a ambos, pero mantuvo su distancia. Ariel lo observó y, como si se tratara de un animal asustado, bajó su cabeza para indicarle que lo había visto. Aquella era una fiesta en donde la cercanía era un elemento que no podía ser ignorado ni por soberanos ni por cortesanos pero, al parecer, se le dificultaba a más de uno conversar. Confiaba en que el ambiente de su hermana pudiera aligerar los nervios y soltarles la lengua...prudentemente, esperaba.
Se giró de nuevo, la mujer con todos los colores existentes en el cabello que lo había recibido había hablado. Parpadeó para limpiar la imagen, aquella visión lo había lastimado. Haberse acostumbrado a los tristes y apagados colores de su corte lo hacía reaccionar así. Era una lástima no haber renacido en una casa de luz como esa. Contrastante, el aura de su corte pudo sentirse en el aire. La mujer estaba con la mirada en todas partes aunque pronto anunció sus intenciones. Ariel ladeó su cabeza, el cabello que le colgaba de los hombros se movió junto con él. —¿Estás buscando algo?— Preguntó en un afán curioso, extrañado… ¿estar en la cabeza agachada, con la cabeza enfocada en alguna otra cosa, en el suelo, en la nada a mitad de una fiesta? Seguramente debía de tratarse de algo sumamente valioso e importante para importunar así la fiesta de la Soberana. ¿Algún encargo, tal vez...?
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Post by Masamune Fujimori on Apr 30, 2017 2:59:33 GMT
el señor ariel era uno de los soberanos mas curiosos de los cuatros (segun el). sabia que vivia cerca del bosque de los susurros lugar tenebroso de donde salen criaturas sumamente peligrosas ademas era uno de los mas listos pero tambien uno de los mas tranquilos. desafortunadamente masamune no tenia un conocimiento exacto de cada soberano, generalmente era la soberana de la primavera quien se encargaba de esos asuntos mientras que masamune hacia el papeleo y miraba que todos trabajaran adecuadamente. le alegro que tomara uno de los dulces de cereza, masamune personalmente se encargo de que quedaran exquisitos para este dia - se lo agradezco mi señor, espero que la disfrute
a masamune le tomo un poco por sorpresa al ver a una chica de cabellos coloridos la cual no habia notado que acompañaba al soberano ariel. no entendía como se había ocultado teniendo un aspecto tan llamativo como ella - espero que les guste señorita y que disfrute la fiesta, yo mismo los prepare a masamune le daba mucho orgullo sus habilidades en la cocina ya que muchas veces de pequeño se tuvo que encargar de alimentar a su familia. antes de decir cualquier cosa la chica de colores se había ido a buscar algo, solo espero que no rompa nada valioso. masamune por un momento creyó que había alguien mas cerca..... probablemente era su imaginacion
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Post by Deleted on Apr 30, 2017 4:30:03 GMT
Al ver que el soberano Ariel desvió la mirada en su dirección a fin con un gesto saludarle, rever considero oportuno abordar el grupo, para poder presentar sus retos ante el soberano, lo cual se vio por un momento interrumpido por la repentina aparición de una Hidra la cual paso frente de él y rápidamente llamo su vista puesto ella tenia una inusual gama de colores en su pelo, no podía entender como era que no pudo verla venir con antelación a tan colorido ser.
Se quedo unos segundos perplejo con tal suceso, pero luego noto que el Rakshasa y ella compartieron algunas palabras lo que el aprovechara para poder hablar con Ariel sin tener que lidiar con el Rakshasa.
Con una vos seria pero a le ves solemne busco dirimirse pues a Ariel.
Mi señor Ariel, es un verdadero honor el poderle saludar este día, mi nombre es Rever y me dedico a la exploración y le quiero agradecer ya que durante años he recidivo la dicha de trazar algunos mapas para los miembros de su corte, por lo que le estoy eternamente agradecido.
Dicho esto rever prosiguió a hacer una leve reverencia y al ver que la Hidra se dirija nuevamente a Ariel, este busco retomar una distancia modesta, para evitarla que el soberano se sobre cargara, con tantas personas a su alrededor.
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Post by Giselle Vladgun on Apr 30, 2017 6:24:16 GMT
Antes de retirarse se volteo por un momento para responder a su señor que se mostró interesado en su labor de incógnito. -No es nada malo, su señoría -Besó sus dedos indicé y corazón y se despidió con un guiño mandando el beso como regalo a los presentes, solo costumbre suya para aligerar el ambiente tenso. Sus seductores gestos solo podían deberse a su porte que rezumaba misterio. Y a pesar de sus palabras, las intenciones de Giselle nunca traían algo bueno consigo, al menos no para los demás.
Con un pequeño saco amarrado al cinturón de cuero de su vestido, Giselle se disponía a "Intercambiar" las flores del templo por semillas de cardo fundidor que había recogido del cementerio.
"Una flor de un millón por un millón de flores"
Estaba consciente de que lo peor que podría hacer era importunar a la soberana de la primavera en su festejo y avergonzar al soberano Ariel con un descuido, por eso mismo decidió aprovechar la tertulia y la algarabía para buscar un preciado ingrediente que necesitaba: La rosa de Jericho. En vista de que pudieran seguirle el rastro, destapó dos frascos pequeños. Uno de ellos eliminó el aroma de la dama, y el otro borró sus pisadas del suelo.
Giselle sale del thread
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Post by Ariel Ysk on Apr 30, 2017 17:03:21 GMT
Se quedó mirando a la mujer atento, como con desconfianza. No recordaba su nombre, pero su perfil era lo suficientemente brillante ahora como para no olvidarla ya. Sea lo que sea que esa mujer estaba buscando, no era el momento preciso para hacerlo. Algo no le gustaba. —Sea prudente, señorita.— No diría nada más, dejaría que se fuera. No tenía las energías ni el interés para seguirla, pero lo cierto era que no tendría piedad contra quien arruinara la fiesta de su hermana con acciones poco reflexivas, mucho menos si eran de su corte.
Haciendo un lado ese trago amargo, con la fruta entre sus dedos, la acercó al borde de sus labios en donde la mordió. Era sin duda, increíblemente dulce. Tenía un sabor extraño, no se acostumbraba a los gustos de paladares externos...pero no le desagradaba. Se pasó la carne de la fruta en un trago, parecía ser que también se había comido la semilla, si es que tenía. —Veo que la Corte de la Primavera tiene manos talentosas y paladar soberbio.— Comentó, agradeciéndole con la mirada por su invitación gentil. —¿Acaso de ti vino todo este banquete?— Le recordó al tipo de cenas que ellos hacían una vez al año, no le caería mal usar manos de otras cortes para abastecer las bocas hambrientas que se sentaban en su mesa. Lo pensaría.
Después, escuchó el saludo educado de su cortesano. Claro, recordaba ciertos mapas detallados que le habían servido a él y a sus cortesanos para entender mejor las áreas que los rodeaban. Le respondió con la misma gentileza. —Es un honor para mí conocer al talentoso hombre con alma aventurera que diseña esos mapas.— Era una vergüenza no recordar todas las caras, pero la memoria se le había hecho más estrecha y selectiva. Una lástima. —¿Probaste estas cerezas, Rever? — Abrió su mano hacia los postres que tenía Masamune, haciéndose atrás para que se acercara. Los sirvientes de Ariel siguieron sus pasos como si fueran sombras. Acomodaron su cabello en el suelo, acostumbrados a lidiar con él. —El viaje desde las áreas del Otoño puede ser cansado, una comida como éstas recupera la energía y voluntad hasta del aventurero más anciano.— Habló colmado de una paz que provocaba temblores. Nada que fuera nuevo para el aura del Soberano del Otoño.
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Asthur
Soberano del Invierno
Sólo corazones destrozados, dirán que amaron.
Posts: 94
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Post by Asthur on Apr 30, 2017 18:20:56 GMT
La fiesta transcurría tan normal pero no por ello aburrida, había toda clase de entretenimientos, algunos habían hasta organizado concursos de destrezas, sólo por diversión. Compartió una que otra palabra con los demás arcanos, pero sus ojos bailaban por todo el lugar, buscando alguna señal de sus hermanos.
A la distancia, pudo distinguir al soberano del Otoño, Ariel, quién estaba conversando con los demás invitados, sin duda se le veía con bastante temple como siempre. No vaciló un segundo y se acercó a aquel grupo, quería saludar a su preciado hermano, al que no había visto hacía tantos días.
Llegó lo suficientemente cerca como para poder escucharse y llamó la atención del soberano. -Hermano Ariel.- Inclinó su cabeza en una reverencia marcada y después se acercó abriendo sus brazos de una manera más informal y personal. - El tiempo no podrá hacerme olvidar que me prometiste salir a beber conmigo.- Abrazó al hombre en cuestión, para después presentarse con los demás personajes.- Buenas tardes, mi nombre es Asthur del invierno, un gusto conocerles.-
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Post by Laia Bloodwalk on May 1, 2017 4:24:32 GMT
No le molestaba estar rodeada de personas, era incluso agradable estra entre tanta amabilidad y alegría, a diferencia de la agresividad que era común en los bares y mercados de la ciudadela, lo único a lo que no estaba acostumbrada era a prendas tan ligeras y femeninas. Vaya suerte había tenido!! encontrarse con dos elfas cortesanas de la primavera y amigas de la infancia suya. Tuvo que cargar con una sonrisilla fingida ante sus ánimos y preguntas, sin mucho interes en llevarles la contraria , terminó por dejar que las jovenes cambiaran sus prendas de exploradora por unas más amables y bonitas. Después de un rato, logró librarse de las chicas escabulléndose entre las personas, buscando un poco de tranquilidad, se pasó una mnao por el cabello sintiendo las florecillas que le habian colocado, si se veia en un espejo seguro no se reconocería. Caminó a los jardines y después de algunos pasos, sus ojos dieron con una figura que había memorizado desde pequeña, Ariel Ysk, el soberano del otoño.
Casi parecía que el tiempo no le había afectado de ninguna forma, y no solo él sino también en compañía del soberano del invierno, a quien no había visto antes pero casi podía estar segura ante la solemnidad de ambos y la confianza que se tenían. Sintio´un hormigueo en los pues y cuando se dio cuenta ya estaba caminando hacia ellos, manteniendo un aire y aspecto tranquilo. -Mi señor- habló con suavidad acompañando sus palabras con una reverencia principalmente hacia Ariel y luego hacia Asthur -es un agrado encontrarlos en este dia - y como no? era el mismisimo cumpleaños de la soberana de la primavera, no por nada todos habían salido de sus respectivos templos. Alzó la vista hacia Ariel manteniéndose serena, tratando de contener la emoción, había visitado muchas veces el templo del otoño pero siempre le había visto desde lejos, esta era la segunda vez que le hablaba desde tan cerca, no sabía siquiera si la recordaría - me llamo Laia, lamento si interrumpí algo importante.
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Aesther
Soberana de la Primavera
Posts: 138
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Post by Aesther on May 1, 2017 19:56:30 GMT
Sus ojos no la engañaban; al girar su rostro pudo ver a sus hermanos, juntos, en su fiesta. No se esperaba verlos en ese momento, puesto que Ajani tampoco había llegado aún. Dejando sus asuntos sin avisar, probablemente provocando alguna que otra confusión, corrió como usualmente hacía cuando se sentía sumamente entusiasmada. Aesther no lo hacía a propósito pero podía llegar a ser sumamente imprudente, como lo era en ese momento, ya que interrumpió las conversaciones de los que se encontraban acompañando a los Soberanos. -¡Ari! ¡Asthur!- exclamó tomando con sus manos las de sus queridos amigos. -¡Estoy muy feliz de que hayan llegado ya! ¿Ustedes sí van a bailar conmigo, cierto?-. Sus ojos se alternaban entre los dos hombres quienes permanecían de pie frente a ella. Inmediatamente, estiró sus brazos y como pudo con su menuda estructura, los abrazó. Estaba demasiado contenta.
Al separarse del abrazo se percató de que no se encontraban solamente los tres. Apenada, inclinó su cabeza hacia el frente, en un intento desesperado por disculparse. -¡Lo siento! Disculpen por favor. Bienvenidos al Templo de la Primavera, muchas gracias por venir- comentó al enderezarse para mirar a los invitados y sonreírles. -Yo soy Aesther... espero que se la estén pasando muy bien-.
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Post by Masamune Fujimori on May 1, 2017 23:46:09 GMT
tanto la chica de pelos coloridos se les hacían personas demasiado particular. por un lado no entendía que era lo que la chica estaba buscando en el templo no quería que empezara a robar cosas o romperlas pero no había nada que podria hacer ya que debia atender a los invitados, no seria mala idea después avisar a algunos guardias que tengan cuidado con ella. pero de pronto sus sospechas de que habia alguien en las cercanías habian sido confirmadas, era otro racksasha que al parecer era parte de la corte del verano. recordaba en sus tiempos de yakuza las muchas peleas que tuvo con otros de su especie ya que es conocido el espiritu de lucha y temperamento de los rackshaka asi que debía tener cuidado - le agradezco de corazon los alagos que me da su señoria le aseguro que yo mismo tome supervision y ayude en la elaboración de cada uno de los manjares que ofrecemos aqui. nuestra soberana desea que pasen una esplendida velada mientras son nuestros invitados en el templo poco a poco mas invitados empezaban a hacernos compañía, una joven de cabellera plateada y nada mas y nada menos que el soberano del invierno. no lo podia creer ambos soberanos del otoño y el invierno estaban justo enfrente de el y era el el único sirviente que estaba para servirles a ambas presencias y claro a los nuevos invitados. estaba nervioso puesto que si no hacia esto bien le daría muy mala fama a la señorita aesther - buenas tardes mis soberanos e invitados mi nombre es masamune, espero que disfruten la velada ¿gustan un bocadillo? masamune amable mente extendió la canasta con los dulces pero para su sorpresa su soberana tambien estaba aqui. rayoooosss ahora si no sabia que hacer, debia dar una buena impresión a los tres - mi mi mi soberana masamune inclino su cabeza rápidamente en señal de respeto - es un placer tenerla acompañándonos, espero que este disfrutando de todo estaba aliviado que su soberana halla podido ver a sus hermanos, el sabia que la haria muy feliz sus precencias pero.... solo faltaba el verano para llegar
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Post by Deleted on May 2, 2017 1:32:03 GMT
Rever por un momento pensó que no le habían podido oír a causa la hidra la cual parecía no darse cuenta de que el estaba allí, pero mientras veía como se alejaba rápidamente, rever por un segundo pensó en volver a repetir sus respetos al soberano, pero antes que este pudiera analizar los pros y los contras de esta idea, Arial se dirijo a él, no solo le escucho pese a toda la confusión que tenue mente ocasiono la Hidra, si no para sorpresa de rever Ariel, estaba familiarizado con su trabajo, lo que era para el un verdadero honor y le llenaba de orgullo, aunque esta trataba de no exteriorizarlo no podía evitar que sus pecho se inflara un poco en señal de este horno. Aun así el reto mayor para controlar sus emociones vino a la hora de que Ariel, le ofreciera probar las cerezas que el otro racksasha sostenía, rever al oír esto sintió una profunda necesidad de retroceder un paso atrás y colocarse en alerta, pero se contuvo con todas sus fuerzas internas, lo ultimo que quería era ofender a su soberano al rechazar su propuesta, por lo que respirando con calma estiro su manos y tomo una cereza sin que el otro racksasha pudiera notarlo y dijo: Sera un placer el probarla mi señor... pero debo decirle que no he llegado desde nuestro hogar al este, he llegado aquí desde el sur, por motivos de una cruzada.
Sintiendo algo de pena por haber extendido su respuesta por tanto, por lo que guardo silencio y solo introdujo la cereza en su boca y tras la primera mordida sintió como el jugo cubría sus colmillos, no era la primera ves que rever comía cerezas de las tierras de primavera y que en exploración por esta tierra, muchas veces los frutos de el bosque fueron su alimento, pero esa tenían un sabor distinto, eran sumamente agradables y su carne era dulce y facil de tragar ¿a caso este racksasha es él responsable de este sabor? pensó para si mismo. De pronto alguien se acerco a Ariel, el cual rever reconoció rápidamente y como no hacerlo si se trataba de Asthur el soberano invierno, rever estaba impactado, pues tras saludar a su hermano el soberano se dirigió a los dos Rakshasa y se presento lo cual era una muestra de la cortesía de este sobrearo, ya que este no necesitaba presentación alguna. Espero que el otro Rakshasa se presentara y ofreciera nuevamente sus cerezas las cual acto, pues la primera fue muy agradable para él, luego de que este terminara su presentación, rever prosiguió a rendir su respetos a el Asthur Mi señor es un placer el conocerle, mi nombre es REVER y me dedico a la Exploración.
Se sentía algo extraño con decir 2 veces su profesión pero para el era la forma correcta de presentarse ante cualquier persona, mas aun ante los señores de mirovia. Rever miro de forma fría por un momento el otro Rakshasa pero luego inclino su cabeza y y dijo. Señor Masamune tambien es un honor el conocerle.
Su vos era fría y seria algo que trato sin éxito de evitar. un tenue silencio se dio lugar, pero este fue interrumpido para alivia de rever, por una elfa de nombre Laia la cual se acerco y presento a los 2 soberanos. Rever estaba un tanto mas aliviado, pues la tensión previa con Masammune le estaba dejando en una posición muy incomoda. Un sutil estallido de fragancias que provenía de las flores inmundo de pronto el aire de el jardín, al parecer las flores saludaban a su soberana la cual se encontraba entrando en el jardín en el, corriendo pero con una sutileza y elegancia que dejo a rever encantado por un momento, se acerco Aesther a sus dos hermanos y abrasándoles les saludo, luego rever aun encantado por tal presencia la soberana se dispuso a presentarse, rever sacudió tenue mente su cabeza a fin de reavivar sus sentidos y tras dejar que masamune hablara unos instantes con ella, dijo Mi señora no hace falta que se disculpe, siempre sea un honor el poder platicar con usted...
A diferencia de con Ariel y Asthur rever ya tubo el gusto de platicar tenue mente por el chat con la soberana pero luego recordó su imprudencia al hacer este comentario puesto que solo fue a trasvés de el chat de la tableta arcana que esto tuvieron un muy breve conversación. Disculpe mi señora, he tenido un descuido, mi nombre es Rever y solo he tenido el gusto de hablar con usted en una ocasión y no de forma personal, por lo que le pido mil perdone por el atrevimiento que me tome. OOC: Masamune puede entender porque te confundiste con la corte de REVER pero este no es veraniego, el es otoñal igual que leia y Giselle la cual ya salio de el thread, ademas tengo que hacer la acotación a todos los miembros que la imagen que esta en el perfil no es la apariencia final de rever si no que este es un mero boceto, el cual pronto cambiare por un trabajo artístico que contrate, su apariencia esta mas cercana a este boceto de el artista
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Post by Ariel Ysk on May 2, 2017 2:29:46 GMT
—Oh— Rever le había respondido con mucha propiedad. Dejó una mano en su barbilla para analizar sus palabras. Qué valeroso, igual una travesía cansada y lejana. Merecía el descanso que estaba dándose al estar en esta reunión. —Me alegra entonces que tomaras tiempo de tus tareas para liberar tu mente, es importante darnos ese permiso.— Le haria bien de vez en cuando seguir su propio consejo, pero por el momento, silencio. Con la dulzura de la cereza todavía en los labios, su hermano Asthur llegó al círculo. Saludándolo con esa facilidad, la amabilidad de sus palabras no se dieron esperar. Regresó la reverencia para equiparar su gesto y pronto, recibió un abrazo. Como siempre, el impacto de esa acción lo obligó a guardar el aire. Alzó las manos y lo regresó con torpeza aunque no con menos emoción. Era cierto que hace mucho que no se veían. Vivían del otro lado del mapa.
—Hermano...— Había sonreído, algo raro en él. Aquella promesa seguramente la había hecho algún día en que había decidido privarse de la lucidez, algo peligroso en su Templo. Sin embargo, bajó su cabeza para ceder a sus palabras.—El tiempo nos dará un momento para eso.— Giró su cabeza y observó a su hermano saludar a todos los que estaban a su alrededor. Sin embargo, otra chica se había acercado que inmediatamente se refirió a él. Ariel bajó su cabeza para saludarla y darle la bienvenida al círculo, su rostro era muy familiar pero no recordaba a todos sus cortesanos. —Laia.— Repitió su nombre como si lo saboreara y permitió que su memoria hiciera lo suyo. Mientras tanto, daría entrada a su persona. —Es un agrado para mí hallarme con tantos de ustedes. No interrumpes nada, hablábamos de lo deliciosos que son los frutos de la Primavera.— El cabello que estaba colgando de sus hombros de movió, tuvo que volverlo a poner en su lugar. Era molesto en cierto nivel, pero necesario de hacer. De nada le serviría arrastrarlo.
Una sorpresa grata. La voz de su hermana entró al lugar iluminando inmediatamente los rostros de todos. Ariel bajó su cabeza y dejó que Aesther los tomara de las manos, saludando también al resto de los jóvenes cortesanos. Masamune estaba al servicio de su hermana y no esperaba menos. Todo el mundo lo estaría al ver aquella sonrisa. Estaba tan contenta, no estaba dentro de su corazón romperle ilusiones en su cumpleaños. —Sabes que tengo los pies más torpes de todos hermana, sin embargo...— Hizo una reverencia, como disponible a empezar en ese momento. —No hay honor más grande para un torpe que poder bailar con la flor de Mirovia.— Se giró, haciendo un movimiento para que uno de sus sirvientes se acercara. Le dio una pequeña caja de cartón con un hilo y Ariel la tomó en sus manos. Le agradeció con una reverencia y volvió a su hermana. Se agachó ligeramente, haciendo de su postura una visión todavía más extraña. Sus largas pestañas se entreabrieron para ella, y se quedó mirándola a los ojos. Le entregó el regalo en un ademán gentil, como si temiera romperlo. —No es tan hermoso como tus tierras, pero supuse que podría ser de tu agrado.—
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