Denard Fantôme
Los Grises
El pasado es solo una sombra que yo mismo puedo pisotear
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Post by Denard Fantôme on May 13, 2017 23:31:42 GMT
--¡Terrible, terrible! --Gritoneaba un hombre con sombrero de paja y grandes cuernos que se enroscaban a cada lado de su cabeza con precisión a pesar de estar todos maltratados por tanto trabajo duro y condiciones en las que no podía permitirse un buen lustrador.
--¡Los espíritus! --Se quejaba otra señora, regañando a su marido, reprimiéndole por no haberle hecho caso de plantar en otro lugar.
Denard solo observaba en un sumo silencio el molino chueco, y los plantíos alrededor devorados, quemados y pisoteados. Todo aquel asunto del niño perdido lo tenía demasiado ocupado, aunque volver a las andadas de resolver pequeños misterios como este, le alegraba el alma. Volteó hacia el cielo, las nubes grises cubrían el sol, lo que al detective le agradaba de muchas maneras, pues así ya no tendría que estar usando su sombrero cuando había días soleados, para que éste no le estuviera molestando a su preciada vista de grifo. Aunque tenía la ligera sospecha de que iba a llover, pues el viento soplaba de una manera especial sobre la piel, y el aire olía a humedad, lo cual no era ninguna novedad en esa parte de la región. Siguió escuchando los alaridos de los granjeros, escupiendo maldiciones y groserías acerca de la mala suerte que se cargaban.
El detective se acercó a uno de los granjeros.
―¿Alguien vio algo?
―No sabría decirle ―Dijo un granjero con los brazos cruzados, intentando reprimir toda la furia que tenía ―Fue muy de noche, y nuestros hogares no están tan cerca del molino. Creíamos que, si hacíamos nuestras cosechas aquí, los espíritus alejarían a los animales de rapiña, pero la maldición de los campos ha caído sobre nosotros.
Denard frunció el ceño, pensando, bien podría preguntarles a cada uno de los pueblerinos, pero primero lo primero, se arregló los guantes, tomó su pipa de madera oscura, y en un chasqueo de sus dedos un chispeante color naranja con rojo sobresalió de ellos, prendiendo su pipa al instante, saboreó las cenizas sobre sus labios, soltó el humo, el cual se formó un pequeño monstruo de humo gris corriendo sobre los prados, una graciosa representación. El detective agitó su mano, quitándolo de su vista y se dirigió a los sembradíos destruidos.
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Post by Desdemona Grimm on May 14, 2017 1:18:40 GMT
Desdemona llevaba varias semanas radicando en la ciudadela, en una de las casonas que se había logrado conseguir con la fortuna que se había hecho con el paso de los años. El caso del unicornio la tenía sumamente intrigada, su mente divagaba a ratos, tratando de encontrar más pistas. Mandaba a varios de sus sirvientes a conseguir información mas ninguno había conseguido nada que fuera de suma relevancia para la investigación. No se había visto con el señor Denard desde aquél día en que interceptaron al fauno. Las comisuras de sus labios se elevaron de sólo recordar la humillación de aquél rufián. Sentada en una de las sillas de su cómodo y elegante estudio, miraba a través de la ventana. Extrañaba la niebla de Reapergate y sus fantasmas decadentes. Pronto volvería.
De pronto uno de sus fieles sirvientes entró a la habitación, colocándose de manera siempre respetuosa y distante frente a ella. La baphomet no giró el rostro, se mantuvo con la mirada perdida, casi como si no se hubiera percatado de su presencia. -Una de las harpías acaba de llegar... dice que vio a Denard Fantôme en los plantíos, mi señora-. Desdemona apoyó una de sus manos contra su barbilla, deliberando su siguiente plan de acción. Era posible que el hombre estuviera investigando un caso menor, cosa que le interesaba muy poco... Considerando que su cliente más reciente había sido Lysander Velfast... No quería perder el tiempo en casos de gente simple; excepto el del niño unicornio. Aún así, su curiosidad estaba despierta e impaciente... Se apoyó contra los descansa-brazos del asiento y se levantó con una gran sonrisa dibujada en su rostro. -No me esperes-. Abrió la ventana para apoyarse contra el marco, sacar sus alas lentamente y emprender vuelo sin perder más tiempo. No le tomaría mucho tiempo; ya podía ver en la cercanía los plantíos.
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Post by Denard Fantôme on May 14, 2017 2:03:17 GMT
Al llegar a la aplastada tierra, se detuvo para observar todo a su alrededor, y se desvió un poco del caso, ¿Por qué los granjeros tenían tan mala suerte? Odiaba tener que estar todo el tiempo interviniendo en sus asuntos, si él tenía los suyos mucho más... no diría importantes, pero sí había que ponerle una debida atención, como aquella muchacha pelirroja que había enviado al Castillo Velfast por un pedido personal, volteó hacia las copas de los árboles, esperaba que estuviera bien, no quisiera cargar con la muerte de un inocente sobre sus hombros, y menos de personas tan jóvenes.
Una sombra llamó su atención mientras se perdía en la nubosidad del cielo, dos alas se esparcían con elegancia, mientras sobrevolaba los árboles, Denard sonrió mientras aquella figura pronto tomaba un color rojizo, y la reconoció al instante. Dio unos pasos por la tierra, intentando no pisar algo importante y alzó su mano derecha, agitándola suavemente de un lado a otro, indicando a Desdemona dónde se encontraba el detective exactamente.
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Post by Desdemona Grimm on May 14, 2017 19:18:03 GMT
No le tomó tiempo ver al señor Denard desde las alturas, agitando su mano para indicarle su ubicación. Desdemona descendió, moviendo sus alas de tal manera que realzaran su gracia y belleza mas no se preocupó por levantar la tierra a su alrededor que golpeó los ojos de varios de los agricultores del lugar. -Buenas tardes señor Denard, veo que se está divirtiendo sin mí. Me siento un poco olvidada- al decir esto levantó ligeramente su mano, esperando a que el grifo la tomara.
Paseó su mirada por los alrededores, mirando sin pena con aquella sonrisa en su rostro que parecía nunca se borraba. -Cuanta miseria- dijo entre risas. Pudo notar cómo esto molestó a los campesinos quienes apretaban la mandíbula ante el sonido de su voz pero poco podían hacer al estar prácticamente paralizados por los efectos de su Aura Caótica*. -¿Y ahora qué acontece en la vida de los más simples?- preguntó llevándose las manos a la cintura, inspeccionando con mayor atención los alrededores. Esta vez su rostro se veía enfocado, serio, como si los comentarios ofensivos que acaba de hacer justo antes no le pertenecieran a esa mujer que tan poco tenía de qué preocuparse por la desgracia ajena.
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Denard Fantôme
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Post by Denard Fantôme on May 14, 2017 21:59:03 GMT
Cerró ligeramente los ojos para que ninguna molécula de polvo entrara en sus grisáceos ojos, desempolvó sus ropas negras para después acercarse a Desdemona con una sonrisa, tomando su mano con delicadeza. --Buenas tardes señorita Desdemona, desde hace tan poco que somos socios ¿Y ya me está siguiendo el paso? --Soltó divertidamente, pues no recordaba haberle dicho a nadie sobre el incidente del lugar, y conociendo a la mujer que tenía frente a sí, a pesar del poco tiempo que se conocían, debía de tener conocidos para seguir a aquellos que les quería tener un ojo encima, el grifo la miró con ojos brillantes, para luego besar el dorso de la mano de la mujer. Se separó de ella, dando algunos pasos hacia atrás.
--Lo sé, estos granjeros no tienen ni siquiera la suerte de trabajar tranquilos --Dijo el detective mientras observaba todas las pisadas, aparentemente hechas por animales salvajes, o algún tipo de monstruo con garras enormes. --Según los granjeros, dicen que un monstruo atacó la cosecha, terminándola por quemar por completo. --El detective se acomodó en cuclillas hasta que sus rodillas estuvieron a punto de tocar el suelo, y tomó un pedazo de maíz medio quemado. --Pero para eso estamos aquí, ¿No? Para desenvolver esta mentira --Denard miró con una sonrisa a la Baphomet mientras arrojaba el medio maíz a unos centímetros de sus rodillas.
Dicho esto, se puso de pie de nuevo y comenzó a caminar, dando algunas vueltas sobre sus talones, se acomodó su sombrero sobre su cabeza, dándole a su mirada un toque de oscuridad y usando su agudeza sensorial* se dispuso a decirle su discurso a la señorita. --Las marcas en el suelo dicen que hubo una criatura que atacó los plantíos, es cierto, pero, a excepción de ese pedazo de maíz, se puede observar que toda la comida ha desaparecido... --Señaló con su dedo la tierra llena de escombros de plantas y piedras quemadas. --Si una criatura "salvaje" hubiese hecho esto, por lo menos hubieran rastros masticados, rasguñados o quemados de los cultivos.
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Post by Desdemona Grimm on May 16, 2017 5:43:30 GMT
Desdemona observaba los alrededores sin mirar al señor Denard quien comenzaba a darle su punto de vista de la situación. Los plantíos quemados, sin un pedazo de verdura o legumbre utilizable. Alcanzó a girar su rostro a tiempo de capturar la sonrisa del detective, la cual le devolvió con puntualidad. -Concuerdo señor Denard-. Caminó hacia él lentamente, mirando hacia el suelo, poniendo especial atención a las marcas que comenzó a describir a detalle. -No sólo eso. Como dice, esto no parece obra de una criatura errática sin razonamiento lógico. Todo parece estar sumamente calculado. El hecho de que sólo estos míseros plantíos hayan sido el principal objetivo... bueno... eso deja mucho qué suponer-. Se cruzó de brazos, separándose de su compañero para caminar hacia los campesinos. Comenzó a rondar uno, al que se veía más negado ante su presencia. Lo miró de pies a cabeza conforme las palabras comenzaban a salir de su desquiciada boca. -Esto me parece más un incendio provocado; ¿alguna deuda sin pagar?- conforme Desdemona dirigía sus preguntas, tomó los hombros de aquél hombre acercando sus labios a sus oídos. - ¡No! No, no, no... Mejor... ¿Infidelidad?- podía verse un entusiasmo casi infantil en la manera en que pronunciaba sus teorías. Su tacto abandonó el cuerpo de aquél hombre cuyo color había empalidecido por la cercanía de aquella mujer.
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Post by Denard Fantôme on May 17, 2017 0:02:25 GMT
El detective escuchaba con atención lo que Desdemona decía mientras éste caminaba por los plantíos, se agachó un poco a olfatear el suelo y luego se levantó haciendo una mueca, moho, y un poco de basura si no se equivocaba. Se dio la media vuelta, observando como Desdemona jugaba con el pobre campesino, Denard soltó un suspiro mientras metía sus manos a sus bolsillos y frunció los labios, ¿Una deuda sin pagar? Podría ser... Levantó la cabeza de pronto.
--Infidelidad --Soltó más en un susurro, como si algo dentro de él lo hubiera hecho por su cuenta. -- Del latín, "infidelĭtas" Producto de la falta de fidelidad o compromiso que le debe alguien a algo, una falta de lealtad. --Se quedó callado un momento mientras su mente trabajaba lo más rápido que podía para ser claros en el asunto, se acercó al campesino tomándolo de los hombros.
--¿Me podría repetir por qué han puesto sus plantíos aquí, señor?
El hombre parecía haber salido del trance en el que se encontraba y balbuceó hasta recobrar la consciencia.
--Yo... ¡Desde que la desgracia nos ha atacado, hemos decidido dejar de lado a los dioses que antes nos protegían y utilizar a los dioses fantasmales! --El campesino volteó a ver el Molino Chueco, producto de varias historias de terror.
--¿A qué Dios le rezaban?
--Como sabe, detective, tenemos varios Dioses, pero había uno en especial, era Ceres, señor.
Denard se quedó en silencio, pensando, tomó a Desdemona del brazo y caminó por la senda de tierra, dejando que ambos hablaran solos por un momento.
--Ceres, la diosa de la agricultura, tomada por los humanos y arcanos cuando había hambrunas, en otra mitología era asimilada con Perséfone, hija de Zeus y Deméter... --Se quitó su sombrero frunciendo el ceño --...La que fue secuestrada por Hades... Dios de los muertos, de las tinieblas. --La volteó a ver con un brillo extraño en sus ojos --¿Qué tal si, el autor de nuestro desastre, utilizó estos métodos religiosos para darse a conocer de tal manera de que solo le rindieran culto a él? Es decir...--Movió su mano de un lado a otro, intentando darse a entender lo mejor que podía.
--Los granjeros le rezaban a la Diosa Ceres, al caer el infortunio sobre ellos, decidieron cambiar de deidad, Hades, el hombre de las tinieblas, sumamente lo contrario a la diosa que le rezaban, lo que "causó" el "enojo" de la anterior diosa. Ahora, ¿Estamos tratando un asunto de Dioses? ¿O nuestro criminal busca lograr algo con jugar con las creencias de los granjeros?
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Post by Desdemona Grimm on May 19, 2017 18:24:45 GMT
Desdemona de cierta manera había perdido el interés rápidamente; al no ser este su caso poco podía importarle llegar a una conclusión acertada, por el momento sólo estaba más dedicada a causar reacciones en los pobres campesinos y mantenerse cerca de Denard por si el caso tomaba rumbos más interesantes o relacionados al unicornio que estaban buscando. Cooperó al ser tomada por el detective, caminando a su lado mientras lo escuchaba teorizar sobre el modus operandi del criminal culpable de semejante barbarie. -Bastante elaborado- comentó sonriéndole con cierto cinismo. -Sin embargo, no es difícil jugar con las mentes simples, señor Denard-. Giró su cabeza para mirar por encima de su rostro a los granjeros que ya se habían juntado para hablar entre ellos. Sintió un rastro de burla, sin embargo, se volvió a Denard, enfocándose en cooperar con él. -Creo que usted se encuentra muy cerca de adentrarse en la mente del culpable de este crimen pero aún falta descubrir la razón. ¿Por qué motivo un criminal se enfocaría en estos raquíticos plantíos?-. Entrecerró sus ojos paseándolos de nuevo por el paisaje tan carente de abundancia. Si bien, disfrutaba de atormentar a las personas, se preguntaba por qué un arcano perdería el tiempo con esos granjeros a menos que se tratara de una criatura inclinada hacia el caos, como ella.
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Post by Denard Fantôme on May 19, 2017 22:08:41 GMT
Denard salió de la puerta más adentrada de su mente, aquella la cual, intentaba meterse en la de las demás, sus ojos parecieron hacerse igual de oscuros y fríos que siempre y parpadeó un par de veces, regresando a la tierra bajo sus pies, le sonrió de una manera divertida a Desdemona y se acomodó el saco.
--Control, Señorita Desdemona --Dijo el detective mientras avanzaba un par de pasos, observando las cenizas crujir bajo sus zapatos. --Generalmente las especies que hacen este tipo de cosas, lo hacen por mantener alineados a sus subalternos, para enseñar una lección, alguien que no mantiene un control de las personas, no puede exprimirlas como desea --Explicaba Denard mientras aplastaba una piedra hecha de tierra en su mano hasta que se deshizo por completo, dejando caer algunos pedazos.
--Los granjeros son una presa fácil al no poseer suficiente educación y ser demasiado creyentes a sus principios --Frunció el ceño. --Quizás tratamos con un perfecto estafador de bienes, alguien que no quiere conseguir sus propias cosas a través del trabajo duro. Alguien que... quiera aprovecharse de las mentes débiles --Denard observó el bosque, oscuro, imponente. Era una buena respuesta, pero, ¿Quién exactamente? ¿Cómo podrían encontrarlo?
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Post by Desdemona Grimm on May 20, 2017 4:53:36 GMT
Aún sosteniéndose del brazo del grifo, se inclinó ligeramente hacia él dejando escapar una risa coqueta y llena de descaro. -¡Señor Denard!- exclamó dándole un pequeño golpe en el hombro. -Pensaría que se está refiriendo usted a mí- indicó con un tono bromista. Tapó su boca con su dedo índice mientras sometía la gracia que le causaba la situación mas no tardó en volver a comportarse como era debido. -Es lo mismo que pienso... siendo una persona que gusta de aprovecharse de las mentes débiles puedo confirmarlo- al decir esto llevó su mano libre a su pecho expresando orgullo de poseer semejante característica. -Sin embargo, esta persona debe de ser alguien cuya presencia es fuerte en la vida de estos infelices... Hay que encontrar la raíz de esta "adoración" puesto que dudo que esto sea un acto divino, señor Denard- de pronto se mostró más seria. -Sería bueno saber de qué forma estos desgraciados han rendido su "pleitesía" a estas deidades de las que hablan. Debe de haber algún lugar de ofrenda... algo que nos lleve al verdadero culpable de esto, ¿no cree?-. Se soltó del agarre de su compañero para darse la vuelta y encarar a los granjeros. Se encontraban ya lejos, pero eso no la detuvo de gritarles desde aquella distancia. -¡Hey! ¿Y dónde le rendían tributo ustedes a sus diosecitos?- llevó ambas manos a los costados de su boca para acentuar el volumen de su voz. En su rostro podía verse aquella sonrisa sinvergüenza que rara vez quitaba de su faz.
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Denard Fantôme
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Post by Denard Fantôme on May 22, 2017 0:44:26 GMT
El comentario de Desdemona arrancó una sonrisa en los labios pálidos de Denard mientras sobaba un poco el lugar donde la detective le había propinado el golpe con cierto tono de cariño. --Quien sabe, a menos que sea una Diosa--Soltó en tono de broma mientras observaba como a la Baphomet le parecía tan divertido el sufrimiento ajeno. Cuando notó que Desdemona volvía al caso, Denard decidió hacer lo mismo, y frunció el ceño, escuchando a su compañera. Si eran ciertas las suposiciones de ambos detectives, encontrar al culpable sería un poco más fácil.
Una mujer volteó en respuesta del grito de la mujer, aquella esposa que aprehendía a su esposo hace unos minutos, portaba orgullosa un cuerno de unicornio partido a la mitad, aquella granjera, de estatura pequeña pero bastante robusta debido al trabajo duro del campo, se acercó con grandes zancadas a la mujer de rostro rojizo y el hombre de cabellos negros y blancos.
--¿El lugar de tributo? --Se volteó hacia el molino y frunció la boca. --Aquí definitivamente no es. Vengan, los guiaré hasta allí. --Al decir aquellas palabras, la mujer hizo ademán de que la siguieran y comenzó a avanzar por la tierra sin importar que su vesido largo color caqui se estuviera ensuciando.
Denard observó por algunos segundos a Desdemona, y luego se dispuso a seguir a la mujer, levantando los pies, intentando de que ninguna molécula de tierra ensuciara sus hermosas botas, sacó su pipa, acomodándosela en la boca, en eso, un poco de humo se propagó por el aire, siendo llevados por el viento.
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Post by Desdemona Grimm on May 24, 2017 20:17:42 GMT
Desdemona correspondió a la mirada de su compañero pero en ella podía verse la sombra de sus pensamientos más perversos. Le causaba gracia ver aquél cuerno que llevaba la mujer; vaya qué desgracia y humillación. Una parte tan valiosa tambaleándose entre los dedos regordetes de una campesina sin ambiciones. Pensó. Sin embargo se mantuvo callada puesto que por mucho que deseara hacer sus comentarios llenos de veneno y maldad le tenía suficiente respeto al señor Denard como para no comprometer su investigación, que ahora, al parecer, también le correspondía. Caminaron detrás de la robusta mujer hacia un camino desconocido; Desdemona no era alguien que gustara de hacerse de expediciones, la mayoría de sus casos se desenvolvían en las ciudades, lugares poblados puesto que la humildad de los campesinos no costeaba para pagar los precios tan altos de sus servicios.
Se acercó un poco más al grifo, llevando su rostro cerca del otro para conversar con mayor privacidad. Mientras hacía esto lo tomó del brazo, sometiéndolo un poco para que bajaran el paso y que la mujer se adelantara y así no ser escuchados por ella. -¿Le parece mucha coincidencia, señor Denard?- comentó aún con su mano sobre el abrigo del detective. Al hacer su pregunta sonrió de forma siniestra causando un aspecto sombrío en su bello rostro. No dijo más. Soltó a Denard y comenzó a retomar el paso, no sin antes guiñarle un ojo antes de proseguir con su fachada seria y comprometida. -Dígame señora, mientras llegamos al sitio... ¿cuáles son las ofrendas que estos dioses preferían más? Asumo que teniendo tan buenas cosechas algo de lo que sembraron bastaría para tenerlos contentos... o acaso... ¿Acaso debían de hacer mayores sacrificios para mantenerlos satisfechos? ¿Mh?-. Al decir esto ya se encontraba caminando muy cerca de aquella mujer, asomando su cabeza sobre el hombro ajeno con un tono evidentemente inquisitivo. Esbozó una sonrisa al notar cómo la mujer comenzó a sudar, despidiendo temblores que evidentemente delataban un secreto bien guardado.
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Denard Fantôme
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Post by Denard Fantôme on May 24, 2017 22:56:41 GMT
El brazo de Desdemona envolviendo al suyo lo tomó por sorpresa, sin embargo, no quiso inmutarse por respeto a la detective, para que no pensara que estuviera incómodo o algo por el estilo. Acercó su rostro al rojizo de la mujer, mirando de vez en cuando a la unicornio, moviendo su gran cuerpo de una manera tosca y poco femenina. La pregunta resonó en su cabeza, ¿Coincidencia? ¿A qué se refería exactamente? Pensaba Denard. Si era el hecho de estar en el mismo lugar, lo dudaba, pues sabía que Desdemona era una mujer de contactos, al igual que él; Aunque quizás se refería más bien al hecho de que tantas cosas sucedían por los plantíos, el mismo lugar donde había desaparecido el niño unicornio... Demasiadas coincidencias en un lugar tan pequeño.
La mujer volteó con una cara de pocos amigos. --Si, generalmente le damos una parte de las cosechas, las más frescas o las más grandes, aunque a veces también hacemos pequeños regalos hechos de piedras preciosas --Dijo mientras a lo lejos se veían algunas casitas de madera y tierra de cultivo sin revolver. --Aunque... últimamente los tiempos han estado muy difíciles --Dijo esto último en voz baja, esperando a que ninguno de los dos la hubiera oído. --Allí está --Apuntó a una dirección, para indicar que aquella conversación se había acabado.
El grifo escuchaba atentamente cada palabra de la mujer, con una serena sonrisa en el rostro, pero sabiendo que había mucho más que no les estaba diciendo.
Llegaron a una parte de los plantíos, donde las casitas se amontonaban sin un acomodado en específico alrededor, a una distancia considerable de sus cosechas, para asegurarse de que todo estuviera en orden, pero resguardados de algún peligro que pudiera suceder. Una estatua de piedra de una mujer con una toga blanca que llegaba hasta el suelo, sosteniendo una canasta en una mano y la otra palma extendida, en conjunto con una corona de flores y fruta alrededor se hizo presente, la estatua medía casi los cinco metros, y estaba posada sobre una base hecha del mismo material.
--Dejamos regalos a nuestros Dioses justo aquí. --La mujer se quedó callada, observando a los detectives --Si gustan preguntar algo, hay muchos granjeros a la redonda --Y sin decir más, se fue lo más rápido que pudo antes de que pudieran hacerle otras preguntas. Vaya que los granjeros eran gente extraña, y muy resignada a lo que sea que les pasara.
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Post by Desdemona Grimm on May 29, 2017 5:49:23 GMT
Desdemona observó a la regordeta mujer con un gesto un tanto burlón sin embargo conforme el paisaje iba cambiando, la baphomet alzó la cabeza, comenzando a divisar las raquíticas construcciones del resto de los plantíos. Siguió la dirección marcada por aquél robusto dedo hacia una estatua que se imponía entre aquellas casitas que parecían en cualquier momento caerían por las inclemencias del viento. La siniestra mujer miró por encima de su hombro, buscando la mirada de aquél hombre quien tan tranquilamente caminaba escuchando atento a todo.
Al llegar cerca de la estatua, la mujer se marchó de forma escueta, tácitamente dejando ver que ella no quería tener que ver más con sus preguntas e investigación. Desdemona se cruzó de brazos, bufando sin vergüenza. Levantó aquellos enrojecidos ojos, recorriendo con ellos cada parte de aquella figura. Dio un par de vueltas a su alrededor, buscando algo que llamara la atención pero además de sus detalles tan meticulosos, sólo había un pequeño nicho en donde se encontraban semillas y ramas secas, seguramente de una ofrenda vieja. -Me interesa ver... qué clase de arcanos son los granjeros que trabajan esta tierra- indicó sin mirar a Denard. Sus dedos se encontraban puestas sobre su barbilla, quietos, como si aquello estimulara la circulación de sus ideas. -Ese cuerno... ¿por qué razón un unicornio se mutilaría de esa manera? ¿Dinero? O un sacrificio-. Bajó la mano, quedándose parada frente a la estatua.
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Post by Denard Fantôme on May 29, 2017 22:44:53 GMT
No había necesidad de utilizar la Agudeza Sensorial para saber qué es lo que tenía frente a él, dirigió su mirada hacia Desdemona, quien hacía especulaciones acerca de lo que había sucedido en aquella imponente e importante estatua, observó el rostro de la diosa, se veía tan tranquila contrastando todas las desgracias que sucedían a su alrededor.
Denard estaba a punto de articular palabra, cuando la voz de una mujer lo interrumpió de dar su propia hipótesis acerca del tema.
--Un sacrificio --La voz era temblorosa y apagada, casi como un susurro, como de aquellos que se escuchaban en el Bosque, cuando el anochecer había acariciado las ramas muertas. La mujer se acercó lentamente, sosteniéndose de la base de la estatua. Denard abrió mucho los ojos, quien se encontraba frente a ellos era la madre del niño que se había extraviado. No pudo reconocerla al principio, pues su rostro estaba tan delgado, demacrado y sus ojos estaban sumidos en tanta oscuridad que solo parecía el fantasma de la mujer.
--Desde que Barleem desapareció, este lugar ha estado mucho más seco, más oscuro que siempre --La mujer volteó hacia el horizonte, observando a los granjeros hablar entre ellos --Las cosechas comenzaron a escasear, y pensaron que, dejando partes importantes de su cuerpo, podrían arreglarse las cosas, regalos mucho más caros... --El cuerno de la mujer no estaba presente, pues había decidido dejar su forma Sellada.
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