Diana
La Resistencia
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Post by Diana on May 15, 2017 0:37:28 GMT
Después de días de viaje, al fin habían llegado al Bosque de las Hadas. Pasaron suficiente tiempo siendo beneficiados por el calor y las gracias de la jungla pero era hora de moverse. El trayecto había sido tranquilo, sin muchos problemas, sólo la ocasional interrupción de animales salvajes que después de todo terminaban por beneficiarlos; ahora tenían suficiente comida para abastarcerse. Diana caminaba casi al frente, siguiendo el paso de Fauce tomando cierta distancia. Resopló por la nariz, tratando de liberarse del agua que se introducía por sus narinas. Inútilmente movía la cabeza para sacudirse el agua que no dejaba de caer sobre ellos; parecía que no dejaría de llover en un buen rato. No podía dejar de pensar en que la interacción entre los dos, si bien, jamás había sido la mejor, ahora se había tornado extraña. No sabía cómo comportarse y lo peor de todo es que miembros de la manada estaban dándose cuenta de ello. Llevó sus ojos hacia la figura del alfa que comenzaba a mezclarse entre la lluvia que era densa y limitaba la vista hacia un destino en específico.
Miró hacia atrás, sólo para asegurarse de que la manada viniera completa y sin problemas. No era extraño que alguno se atorara entre el lodo o resbalaran con las piedras húmedas. Todo parecía estar en orden por lo que sus ojos volvieron al camino que tenían en frente. Por fin, parecía que Fauce se había decidido por un lugar. A pesar de que aún llovía, parecía ser acogedor. Había un pequeño manantial por lo que no les haría falta agua durante el tiempo que estarían ahí. Los árboles eran lo suficientemente frondosos como para aligerar un poco la lluvia, haciéndola sólo unas cuántas gotas de lluvia que golpeaban contra sus pelajes. En seguida, Diana se apresuró a tomar su lugar bajo un árbol; desprenderse de las cosas que llevaba sobre su espalda y regresar a su forma sellada. Fue sólo un momento el que se encontró desnuda puesto que no perdió tiempo en vestirse para protegerse de la lluvia que parecía poco a poco ir disminuyendo. Alejó sus cabellos de su rostro, pasando sus manos sobre su piel para quitarse las gotas de agua que se rehusaban a abandonarla. Debían conseguir leña seca; no podrían prender una fogata con la madera húmeda que llevaban y la noche comenzaba a caer.
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Post by Fauce del Norte on May 15, 2017 5:52:06 GMT
Después del viaje desde Shangri Lax hasta el bosque de las hadas, la manada había al fin llegado al destino marcado. El Manantial del Unicornio siempre era un punto al que recurrían, pues era bondadoso con sus temperaturas y basto en flora y fauna. Sin embargo, esa noche los había pescado un aguacero del cual, sin la ayuda de los árboles, no hubiesen podido escapar secos. Habiendo encontrado un sitio en donde refugiarse, la manada decidió descansar un tiempo en lo que la lluvia cesaba. Sin embargo, la necedad de Fauce del Norte por no esperar demasiado lo llevó a explorar el perímetro, ordenando a los demás a quedarse dentro de la pequeña cueva que había encontrado. A todos, incluyendo a Diana quien, desde hace ya varios días intentaba a toda costa evitar. Sabía que, si comenzaba a ignorarla y convivir menos con ella, sus pensamientos y punzadas en el estómago cesarían de una vez por todas. Llevó sus cosas en su espalda por si la necesidad de regresar a su forma sellada se presentaba.
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Post by Diana on May 15, 2017 6:24:52 GMT
Miró por encima de su hombro, sólo para darse cuenta de que Fauce estaba comandándolos para que tomaran refugio dentro de una cueva cercana. Era lo más sensato, sí, pero también era necesario que se prepararan lo suficiente consiguiendo lo que se requería para preparar la cena. Tomó sus cosas, apresurándose a donde todos iba, sólo para dejarlas caer en la entrada e ir detrás del lobo quien empezaba a alejarse más y más. Sabía que Fauce se molestaría, que la haría regresar a la cueva pero llevaba días sintiéndose extraña con aquella presión en su garganta que a ratos le cortaba la respiración. Necesitaba... sólo necesitaba hablar con él. Estaba inquieta por la falta de contacto; sentía que la estaba evitando y por consecuente ella tampoco se acercaba pero estaba harta. -Fauce, espera-. Su voz se alzó tratando de interponerse sobre el sonido de la lluvia chocando con las hojas de los árboles. Cuidaba de no tropezar al sentir cómo sus pies se hundían en el lodo. -Déjame acompañarte, por favor; tengo que preguntarte algo-. Su tono era firme ya que estaba casi segura de que el rechazo de Fauce sería inevitable. Tenía en mente que debía de regresar a estar con la manada; si el alfa se iba el beta debía quedarse, lo sabía perfectamente pero por unos minutos quería despejarse de sus inquietudes. Tal vez no era nada, tal vez era sólo una racha extraña, parte de sus cambios de humor y existía la posibilidad de que muy probablemente, sólo se sintiera atormentada por la nostalgia de sus recuerdos. Igual y las cosas con el lobo estaban igual que siempre y sólo se generaba ideas que no eran reales en los giros de su mente. Apretó los labios al empezar a dudar de sí misma, al haberse atrevido siquiera de asumir algo. -No... sabes qué... olvídalo. Discúlpame, regresaré con la manada-.
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Post by Fauce del Norte on May 15, 2017 6:58:32 GMT
Fauce se detuvo en seco al escuchar las pisadas de Diana perseguirlo y decirle que debía preguntarle algo. Alzó sus orejas, lentamente girando su cabeza hacia ella con los labios de su hocico levantados. Era claro que no la quería cerca pero, se había detenido. También tenía curiosidad. Poco a poco, el lobo se irguió, transformándose en un hombre, colocándose el abrigo de pieles sobre sus hombros y vistiéndose rápidamente en la oscuridad.
Los ojos de Fauce brillaban en el negro de la noche, mirando a Diana fijamente. - Si tuviste que desobedecerme debe ser algo importante. ¿Qué es lo que quieres? - Preguntó con la quijada trabada. Si hubiese tenido orejas de lobo en ese momento, estarían hacia atrás, en un semblante de molestia. Aunque no eran necesarias para notarlo, pues sus puños también estaban tensos, temblando. Había una mezcla de ira y sed dentro de su cuerpo. Se podía oler.
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Post by Diana on May 15, 2017 7:13:24 GMT
Realmente dispuesta a darse la vuelta y regresar no esperaba que Fauce se tomara el tiempo de detenerse y darle frente a su pregunta. Observó cómo aquella forma iba cambiando, posicionándose ahora frente a ella, imponiendo una sombra sobre su cuerpo, negándola de la luz de la luna. Sintió una chispa de enojo al escuchar aquello; ¿desobedecerlo? Por un momento se sintió como los cachorros rebeldes de la manada, dispuestos a desafiar toda palabra y orden del alfa. Frunció el ceño, mostrándose visiblemente molesta. Apretó los puños, tratando de someter su coraje. Ese sentir era impulsado por el dolor de su rechazo, de cómo veía que se alejaba de ella al acercarse, al querer hablarle. Sus mejillas comenzaron a encenderse, causándole calor a pesar de encontrarse bajo la lluvia que ahora sólo eran unas cuántas gotas que tercas seguían cayendo sobre ellos.
-Tú y yo...- encajó sus ojos sobre los de él, apretando ligeramente la mandíbula bajando por un corto instante la mirada para observar aquellos puños tensos que temblaban por la fuerza ejercida. Volvió a mirarlo ahora convencida de que tenía razón. -Tú y yo tenemos que estar bien Fauce; dime... ¿Me has estado evitando durante estos días?-. Podía sentirlo, podía sentir cómo un calor comenzaba a gestarse en la base de su vientre y poco a poco escalaba cada parte de su interior. -Porque si es así, necesito saber el por qué; si estoy haciendo algo mal, no quiero comprometer a la manada. Te estoy dando la oportunidad de que me lo digas en este preciso momento-. Su tono de voz de pronto se tornó autoritario; se cruzó de brazos esperando escuchar su respuesta. La lluvia se detuvo. Por un momento hubo una pausa, un silencio que dio lugar al sonido de las gotas de agua al caer sobre los charcos, a las hojas de los árboles meciéndose en el aire y a los sonidos de sus respiraciones entre la quietud del bosque.
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Post by Fauce del Norte on May 15, 2017 7:26:21 GMT
- ¿Es esa tu pregunta?... - Dijo a regañadientes, inclinándose un poco para encararla mejor, pero casi después de eso, se volvió a alzar, para no estar tan cerca. No tenía palabras para responder. Estaba atado de manos. ¿Qué se supone que debía decirle? Si, si te he estado evitando porque me causas un enorme malestar. Se me revuelve el estómago cada vez que estamos juntos. Y lo peor de todo es que no puedo hacer nada al respecto...
Resopló por la nariz, arrugando la piel de esta. Sentía que las puntas de sus dedos se quemaban. Su respiración comenzó a acelerarse como si estuviese a punto de atacarla pero sus ojos no estaban puestos más en ella. Cómo quería que la tierra se lo tragase en ese momento. Deseaba matar las ganas de simplemente decirle todo, de poder poner las palabras correctas para hacerle llegar el mensaje que desde hace tanto tiempo tenía atrapado en lo más profundo de su ser.
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Post by Diana on May 15, 2017 7:38:51 GMT
No se movió al sentir el rostro de Fauce acercarse al suyo. Se sentía cada vez más molesta, más impaciente. -No estoy de humor para bromear ahora Fauce; no tengo suficiente cabeza para inventar una pregunta así... Sí, esa es mi pregunta-. A juzgar por su postura, su respiración y su mirada tan enfurecida y agresiva, asumía que la respuesta a lo que acababa de preguntar era afirmativa. Tragó saliva sintiendo un gran dolor en su pecho; quería escucharlo venir de su boca. -¿Te molesta mi pregunta? Lo siento a mí me molesta tu actitud evasiva Fauce. Si bien jamás hemos sido íntimos amigos, trabajábamos bien juntos-. Sintió un temblor en su boca, esta vez no era llanto, era rabia. Sentía demasiada impotencia, deseaba poder estirar la mano y sacarle las palabras de la garganta. Había una voz dentro de aquél hombre que no quería salir. Le ardían las mejillas; estando en la oscuridad estaba segura de que sería difícil poder verlo pero sentía que se encontraban extremadamente enrojecidas. -Si tanto me odias Fauce, entonces me voy. No quiero perjudicar a la manada porque ya no me soportas-. Recalcó sus últimas palabras al presionar con fuerza la palma de su mano sobre el pecho de Fauce.
Había hablado de más, se precipitaba a soltar lo primero que se venía a su mente pero llevaba tiempo con esa inseguridad. Pensando que el rechazo de Fauce se debía a un sentimiento negativo; al desagrado... incluso odio. Sufría por ello y lo detestaba. Sí, sabía que eso causaría problemas, que seguramente saldría una pelea por lo que acababa de decir y por imponerse de esa manera pero... le había salido involuntariamente. La impotencia comenzaba a actuar por ella. Tantos años de darse de topes contra la pared de su carácter, de justificarlo ante los demás, de tolerar su silencio, sus desplantes. Algo había cambiado dentro de ella que ya no era posible simplemente seguir sin cuestionarse el por qué.
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Post by Fauce del Norte on May 15, 2017 7:46:07 GMT
No pudo soportarlo más.
De una manera violenta, tomó el puño de Diana que se encontraba a la altura de su pecho con una fuerza brutal y en un abrir y cerrar de ojos, la empujó en contra de uno de los árboles cercanos, sometiéndola. Sus colmillos salieron de su boca en un prolongado gruñido gutural, justo como el de un lycan a cegado en su sed de sangre. El impacto contra aquel tronco había sido tosco y bastante fuerte, lo suficiente como para aturdir a la mujer. - ¡¿ DE VERDAD CREES QUE ES ESO?! - Le gritó, sin contenerse más. Estaba iracundo. -¡¿DE VERDAD CREES QUE TE ODIO?! - Pudo sentirla a punto de forcejear, pero eso solo hizo que la aprisionara aún más, inmovilizándola de cualquier cosa que pudiese hacer. Quizá la estaba lastimando, pero su furia era tal que no lo estaba tomando en consideración.
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Post by Diana on May 15, 2017 8:03:05 GMT
Sintió como un grito se ahogaba en su garganta al momento en que Fauce tomó su mano. Todo pasó muy rápido, ni siquiera tuvo tiempo de comprender en dónde se encontraba su cuerpo. Dejó escapar un grito seco, al sentir cómo su espalda chocaba con violencia sobre la corteza de aquél árbol; podía sentir ardor en las partes más puntiagudas que le habían raspado la espalda. Se sentía aturdida, su cabeza había sufrido también por el impacto. Por un instante su visión se encontraba borrosa, viendo solamente la figura del lobo. Su voz le retumbaba de manera molesta. Arrugó la nariz, dejando escapar un quejido suave, intentando tomar control de la situación pero era imposible. La fuerza de Fauce era mayor que la suya y comenzaba a lastimar su muñeca eso sin contar que el dolor en su espalda comenzaba a hacerse agudo.
Sus ojos se desviaban de pronto en lo que poco a poco su vista comenzaba a recobrar más sentido. Lo miraba con recelo, levantando ligeramente su labio superior, mostrándose alterada y enfurecida. -¡SÍ FAUCE, ESO CREO! ¡CADA DÍA HACES QUE ME CONVENZA MÁS Y ESO ME DUELE!- comenzó a gritar, intentando impulsar su rostro hacia adelante, tratando de librarse de él, tratando de hacerle ver su dolor. Podía sentir que sus ojos se llenaban de lágrimas pero aguantó. No deseaba que la viera llorar y menos estando en esa posición. Su respiración comenzó a agitarse, podía sentirse llena de rabia, de vergüenza y sobretodo, tristeza. Inútilmente sacudió sus manos intentando zafarse de aquél sometimiento pero era en vano. El ritmo de su palpitar aumentaba a cada segundo; lo tenía cerca, muy cerca.
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Post by Fauce del Norte on May 15, 2017 8:31:47 GMT
La respuesta en grito de Diana fué suficiente como para dar los últimos tirones en la paciencia de Fauce del Norte. Los hilos de su compostura se rompieron. Sin soltar la mano de Diana, Fauce se impuso con violencia a ella una vez más, usando su mano libre para tomarla del cabello cerca del área de su nuca jalándolo un poco hacia atrás haciendo que la mujer levantara su cabeza y se encontrara con lo último que hubiese podido imaginar que sucedería esa noche. Respiros entrecortados y empujones de su propia cabeza acertando aquella dominancia pero con manos temblorosas, esperando el rechazo, el golpe de la mujer pidiéndole que se alejara de ella. Lo que parecía que terminaría en una pelea de tarascadas, concluyó en un prolongado beso que había estado ansioso de presentarse por tanto tiempo, opacado por inseguridades, confusión y comunicación difuminada en la turbulenta ola de atracción que Fauce del Norte sentía hacia Diana.
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Post by Diana on May 15, 2017 8:50:23 GMT
Sintió el tirón en su cabello y la presión en su mano; estaba lista para lo que vendría. Un golpe, una mordida, un empujón más. Ese ardor en su vientre le quemaba, la lastimaba, la hacía querer llevar sus propias manos y arrancarse aquello de una vez por todas. Sin embargo, no esperaba aquello. No esperaba la calidez en sus labios ni ese rostro tocando su propia piel causándole escalofríos. Por un momento sus ojos se mantuvieron abiertos a la par que su cuerpo se tensaba y sus manos busca se abrían ante el impacto y sorpresa de lo que estaba ocurriendo. Sentía confusión. ¿Realmente estaba sucediendo? No concebía semejante idea... Sin embargo, poco a poco su cuerpo comenzó a relajarse. Sus hombros dejaron de mantenerse elevados y sus ojos empezaron a cerrarse.
Ese ardor crecía más y más. No era dolor. Por un momento sus labios se mantuvieron inmóviles, sólo recibiendo los roces de los del lobo. Podía sentir el temblor en sus manos o tal vez era respuesta de su propio estremecimiento. Correspondió al beso aún sintiendo la presión de Fauce sobre ella pero esta vez, no deseaba alejarlo; ahora no. Todo ese tiempo lo había esperado; ansiaba por ello pero jamás pensó en que su sentir fuera correspondido. Por fin las lágrimas corrieron por sus mejillas; al fin su corazón descansaba. Palpitaba con fuerza, chocando contra su pecho. Llevo la mano que no estaba siendo sostenida al rostro de Fauce, pásandola suavemente sobre su mejilla. No pudo evitar sonreír entre el beso al sentir por fin la sensación de su piel y cabello entre sus dedos que tan desesperados habían estado por tocarlo.
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Post by Fauce del Norte on May 15, 2017 15:59:35 GMT
El tiempo se detuvo cuando la mano de Diana acarició con carillo su mejilla, pasando desde su piel hasta su quijada, enterrando los dedos en el cabello de su barba. Cuando el beso le fue correspondido, el hombre dejó de temblar. Ya no había duda de que el sentimiento que había pasado tanto tiempo entre las sombras era mutuo. El hombre inclinó la cabeza solo para profundizar por un momento aquel beso pero sin permitir que fuese demasiado para el primero de muchos más que le daría a Diana en el futuro.
Pronto se separó de ella, lentamente abriendo sus ojos para ver los suyos. Fauce no necesitaba sonreir para que Diana cayera en cuenta de que, de maneras extrañas y muy escuetas, sentía felicidad en su corazón.
-¿Aún crees que te odio? – Preguntó en un susurro aun sosteniendo la nuca de la mujer, con el cabello entre sus dedos los cuales movía para sentir aquella suavidad que añoraba por tener en sus manos.
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Post by Diana on May 15, 2017 18:11:06 GMT
Comenzaba a perderse en las sensaciones de aquél beso; no quería que terminara. Al separarse Fauce de ella, los ojos de Diana se mantuvieron cerrados por un momento, ya añorando ese contacto que tanto había deseado. Lo acarició un poco con su mano, dejando escapar un suspiro profundo mientras bajaba su cabeza, apoyándola contra la barbilla del lobo. Se dejó llenar un momento más por el tacto de Fauce sobre su nuca antes de responderle.
Le parecía aún difícil de creer; de pronto olvidar. Pero ahora comprendía muchas cosas. -No, ya no-. Levantó suavemente la cabeza para mirarle a los ojos, apreciando su brillo tan delicado entre la luz plateada. -Aunque ahora me arrepiento...-. Abandonó el rostro de Fauce para apoyar su mano sobre su pecho. Podía sentir el ritmo acelerado de su palpitar. -... de no haberlo hecho yo todas esas veces... en especial en estos últimos días-. Sonrió. No sentía rencor en su corazón. Veía los desplantes de Fauce y sus constantes rechazos ahora como un reflejo del miedo. Pudo confirmarlo al sentir el cese de su temblor una vez que comenzara a corresponder su beso.
Ahora sin problema alguno pudo liberar su mano del tacto de Fauce para llevarlas ambas hacia el rostro del lobo. Debía mirarlo, grabarse aquél rostro y aquella mirada que al fin podía reconocer, darle un sentido después de tanto tiempo de incertidumbre. -¿Ya no me vas a apartar de tu lado?-. Unas cuántas lágrimas seguían corriendo por sus mejillas pero sus ojos ya se encontraban libres de ellas. Volvió a bajar una de sus manos hacia su pecho para darle un pequeño golpe con su puño. Había cierto reproche en su voz pero era nada entre la felicidad que abundaba ahora en su pecho.
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Post by Fauce del Norte on May 15, 2017 20:03:15 GMT
Todavía le faltaba acostumbrarse a ese dulce y cuidadoso tacto proveniente de las manos de Diana. De cierto modo, lo sentía como algo nuevo, muy distinto al agarre de otras mujeres que lo único tatuado en sus dedos era sed y deseo. La mujer lo estaba explorando por primera vez desde que se conocieron, tenerlo asi de cerca y tocar cada centímetro de su piel sin que Fauce si hiciera hacia atrás, aceptando cada uno de los roces. Fauce alzó una de sus manos sosteniendo la que Diana había puesto sobre su pecho después de aquel golpecillo de reclamo, mientras que la que se paseaba por sus largos cabellos viajó hacia el rostro de la chica, limpiando los residuos de lágrimas acomodados en sus mejillas. – Nunca más. – Dijo con la garganta rasposa, en un susurro que nadie podía escuchar mas que Diana. El hombre cerró los ojos y pegó su frente a la de Diana, creando un lazo dentro de su mente, uno que ya existía más nunca había podido atar hasta el día de hoy.
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Post by Diana on May 16, 2017 0:21:52 GMT
La ternura y el cariño con el que Fauce la estaba tratando era algo que ni en sus más profundos deseos se había imaginado. El roce de su voz en sus oídos, su respiración cálida sobre su rostro y el tacto de su mano, siendo tan suave y delicado acariciando sus mejillas húmedas, la hacían sonreír. Sostuvo por un momento aquella mano que apaciguaba los rastros del dolor que había dejado de sentir. La cercanía de sus rostros compartiendo aquél momento, un silencio que al fin clamaba por ser erradicado, un silencio que era tranquilo, reconfortante que daba lugar a los sentimientos que al fin comenzaban a desbordarse sin temor. Tanto tiempo envuelta entre la confusión y la incertidumbre; estando así en ese momento la hacían sentir que había valido la pena. Ser paciente, complaciente, no conformarse con sus acciones... al final había dado sus frutos.
-Aunque esa no hubiera sido tu respuesta... sabes que no puedo estar lejos de ti. No podía cuando pensaba que no me querías cerca... ahora menos- bromeó, por fin. -Ya me siento libre-. Dejó escapar un suspiro mientras una sonrisa volvía a dibujarse de nueva cuenta en su rostro. Se mantuvo con los ojos cerrados, dejándose llenar por la esencia de Fauce tan cerca de ella y el sonido de su respiración en esa distancia tan íntima. Rodeó su cuello con cuidado, dejando reposar sus manos en la base de la nuca del lobo acariciando con suavidad, transmitiendo el cariño que sentía por las yemas de sus dedos que exploraban la piel cubierta de cabello. Se separó con suavidad sólo por un momento para besarlo justo al costado de su boca. Si bien sentía mucha atracción hacia el, al grado que su cuerpo parecía que lo desobedecería en cualquier momento, en Diana latía un sentimiento de protección que jamás había sentido por nadie. Deseaba cuidarlo, brindarle de un cariño que sentía pedía a gritos con aquellas acciones silenciosas. Volvió a besarlo, esta vez en la frente para después apoyar su propia mejilla contra la del lobo, abrazándolo con fuerza. A pesar de batallar para llegar a su altura, parada en puntas y con la espalda y cuerpo adoloridos, se mantenía firme ante aquél abrazo.
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