Diana
La Resistencia
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Post by Diana on May 24, 2017 23:56:12 GMT
Sentía que aún podía satisfacerlo más sin embargo no se opuso a la interrupción de Fauce, finalmente, sabía a la perfección que lo que vendría después le beneficiaría demasiado. Por fin saciaría esa sed que tanto había estado perturbándola por años, culminando de la mejor manera posible. Sus besos y sus caricias eran como beber un poco de agua estando en el desierto más árido pero sabía que ahora estaría a punto de tomar más y más.
Se dejó ser sometida por completo, apoyándose contra los hombros del lobo mientras este se colocaba encima de ella dejando caer sobre su cuerpo una sombra que la cobijaba de la luz de la luna. Aún estando en la oscuridad, acostumbrada ya a ella, podía ver el rostro de Fauce casi a la perfección; una visión que por mucho tiempo se había inventado en su cabeza y que constamente la visitaba por las noches. El roce de sus labios qué húmedos volvían a explorar los suyos era siempre un evento que no terminaba por creerse todavía aún estando en semejante situación. Se prendió de él lo más que pudo, correspondiendo a sus besos con suaves caricias en las mejillas, presionando su cuerpo contra el suyo, sintiendo la calidez de su piel contra su pecho.
Al separarse, sus ojos volvieron a encontrarse con los suyos, volviendo a respirar de manera agitada. Estaba emocionada pero a la vez sentía una sensación que comenzaba a gestarse en su vientre. Estaba nerviosa. Era definitivo que un acercamiento tan íntimo como ese no era el primero, sin embargo, la explosión de sentimientos y eso sin contar que nunca había estado con alguien que poseyera las cualidades que él tenía, hacían del evento algo sumamente nuevo. Sintió cómo su cuerpo comenzaba a estremecerse de manera involuntaria al momento en que Fauce entró en ella. Empezó a experimentar un dolor agudo el cual hizo que se abrazara con firmeza de su cuello, como si estuviera aferrándose a él por su propia vida. De su boca escapó un ligero gemido que delataba lo descuidadas que había dejado aquellas necesidades tan carnales. Aquello la había desacostumbrado a ese contacto tan particular. Reposó por un momento, dejándose llenar por el olor de Fauce que tan concentrado se encontraba en la base de su cuello. Sentía dolor pero se sentía segura a su lado. -Estoy bien- dijo aún refugiando su rostro, sintiendo las gotas de sudor que ya estaban recorriendo su frente y espalda. Besó con suavidad aquella piel que la resguardaba y sintiendo una ansiedad difícil de contener mordió conforme la fuerza que tenía sobre él comenzó a hacerse cada vez más débil hasta que volvió a permitirse ser protegida por la suavidad del colchón. Suspiró profundamente para después dejar escapar una sonrisa y mirarle de nuevo a aquellos ojos que siempre lograban hechizarla. -No me hagas esperar más, por favor-. Con aquellos ojos suplicantes, se abrazó del cuerpo del lobo con sus piernas, causando mayor presión dentro de ella. Podía verse el dolor de Diana en su rostro pero aún así, sus caderas comenzaron a moverse lentamente, tanteando poco a poco aquellas sensaciones que comenzaron a sacarle suspiros ahogados y que tanto descontrol causaban en su cuerpo.
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Post by Fauce del Norte on May 25, 2017 6:39:51 GMT
No pudo evitar preocuparse por el súbito cambio de expresión de Diana. Era de esperarse que semejante acción le hubiese dolido al principio pero, aún así, le suplicaba por no dejarla esperando, reafirmando su deseo con la manera en que sus piernas le dieron la vuelta a su cuerpo, como sus caderas ya se movían pidiendo más y cómo sus brazos se colgaron del cuello de Fauce.
La experiencia le daba el conocimiento suficiente para saber que el dolor que las mujeres sentían al principio se degradaba con el pasar del tiempo y de los movimientos, haciendo que no se preocupara más y comenzara su labor. Al principio los movimientos fueron lentos pero certeros. No podía concebir que estaban haciéndolo. Pensaba que en cualquier momento despertaría a una manada dormida a los pies de una fogata, con el sol asomándose lentamente sobre el horizonte del sitio en donde habían decidido pasar la noche.
Pero la sensación en su carne era real. Real y placentera. Tanto, que tenía que hacer el esfuerzo de no terminar hasta que Diana se lo pidiera. Ambos cuerpos estaban tan húmedos y calientes que casi podían sentir como se derretían uno con otro. De ahí, las cosas se tornaron más violentas y duras. Fauce comenzó a acelerarse, embistiendo a Diana con fuerza, la misma que hacía que todo su cuerpo se moviese al compás de aquellos golpes placenteros. Los minutos pasaban, cambiaban de posición de vez en cuando para no cansarse. La noción del tiempo se había perdido a manos del éxtasis absoluto que derramaba aquella habitación.
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Diana
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Post by Diana on May 25, 2017 7:48:59 GMT
En un principio el dolor permanecía en su interior aún distorsionando su rostro con muecas de un dolor imposible de ocultar. Sin embargo, los minutos transcurrieron con rapidez al igual que las sensaciones de su cuerpo comenzaban a responder con las de Fauce, estando ya a su nivel. En su intensidad y falta de control por sus reacciones, apretaba y mordía la piel ajena sin dejar que nada se quedara dentro de su ser. Deseaba hacerle saber lo mucho que estaba satisfaciéndola y llenando de placer.
Los movimientos arrebatados de Fauce aunque en ocasiones le causaban dolor no le desagradaban para nada. Al contrario, cosa que por primera vez pasaba, semejante dominación sobre su cuerpo parecía tener efectos bastante placenteros. Su piel se estremecía y el temblor en su cuerpo era aún más notorio y constante. Entre sus respiraciones, aceleradas, interrumpidas por el sonido de su voz escapándose sin permiso de su pecho, llegaba a pronunciar el nombre del lobo como un mantra para aferrarse a la realidad ya que aquella experiencia parecía venir directamente de un sueño.
Con cada posición que adoptaban su cuerpo parecía explorar áreas completamente nuevas, dándose la oportunidad de sentir en su totalidad aquél cuerpo con el que parecía aún necesitar fundirse por completo. Era como si no fuera suficiente estar adheridos tan íntimamente; pensó erróneamente que su sed se iría por completo al tenerlo por fin en su interior, pero... qué equivocada estaba. Estaba condenandose a una vida de necesidad constante... es sólo que ahora podría beber de él cuanto quisiera y cuando así lo deseara.
A pesar de que sus piernas temblaban aún se sentían con suficiente fuerza, por lo que se apoyó en esa energía para volver a someter a Fauce debajo de ella. Había hecho demasiado y además había un impulso en su interior de brindarle todo su ser cuanto fuese posible y en esa posición podría cumplir su cometido. Apoyó sus manos contra el pecho de Fauce, ya humedecido por el calor del roce de sus cuerpos. Rasguño suavemente mientras sus caderas se movían en un aumento de frecuencia, dándose toda la libertad de sentirlo a su voluntad. El rostro de Diana mostraba una satisfacción inmensa; sus labios, antes sometidos por la presión de sus dientes, se entreabrieron dejando escapar aquellos suspiros y gemidos que ya no se preocupaba por someter. Llevó su rostro al de él en un movimiento rápido y ligeramente entorpecido por la anticipación. Había una desesperación que casi podía saborearse en los movimientos de sus labios y mordidas sobre aquella boca que ahora le parecía tan dulce y difícil de abandonar. No dejó de moverse, más bien, sus caderas y piernas comenzaron a moverse más rápidamente, causando que los besos se interrumpieran de pronto, dejando su aliento sobre el rostro de Fauce. -Te necesito, ya- pidió con cierta autoridad, apretando ligeramente la mandíbula antes de separarse y refugiarse en la mirada determinada del lobo. -Por favor-. Se enderezó suavemente echando su cabeza hacia atrás dejando caer su cabello sobre su espalda.
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Post by Fauce del Norte on May 27, 2017 6:17:49 GMT
La alocada manera en que Diana se movía de arriba hacia abajo, ejerciendo toda su fuerza para poder hacer que Fauce se adentrara hasta las zonas más profundas de su cuerpo era algo que juró solamente haber visto en sueños. Su piel estaba completamente enrojecida e hirviendo en el área de su rostro y cuello. Sin dejar que Diana hiciera las cosas sola, el mismo alzó sus manos para tomarla de las caderas y embestirla desde abajo, llegando a zonas que creía imposibles, golpeando contra una suave pared en su interior. Si bien Fauce no gesticulaba los mismos gemidos sin control de su pareja, si respiraba con más dureza y severidad. Los gruñidos y gemidos secos que ahogaba en su garganta para no ser tan vocal estaban ganando lo mejor de si mismo. ¿Hace cuanto tiempo que no se disfrutaba de esta manera? Todo era mejor cuando a la persona que estaba haciendo suyo en cuestión era alguien con quien compartía un lazo sentimental.
Diana bajó hacia su rostro para depositar en su boca los gemidos, acompañados de besos y mordidas sobre los labios ajenos, los cuales, Fauce correspondió a duras penas. Justo cuando escuchó la suplica de la mujer, supo que habia llegado la hora de terminar con esto. Hubiese querido seguir, pero siendo honestos, no sabía cuanto tiempo llevaban ya en ello. ( ¿Un par de horas quizá? ) - D-Diana...!!! - Hundiendo los dedos sobre la piel de Diana y apretando los dientes, dió un último golpe con sus caderas mientras arqueaba su espalda llegando al pico máximo del placer, llenando las entrañas de Diana con el . Después de un par de espasmos más, eco de las sensaciones que acababa de experimentar, dejó su cabeza recostarse sobre la cama, jadeante y exhausto.
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Diana
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Post by Diana on May 27, 2017 6:56:28 GMT
La voz de Fauce pronunciando su nombre, en aquél contexto sonó diferente. Acostumbrada a su tono generalmente enfadado, escuchar llamarla entre las respiraciones cortadas y su aliento a punto de vencerse al placer, le envió una cálida sensación por todo su cuerpo. Tan satisfactorio era ser testigo de aquél sonido, que por un momento pensó en no detenerse y continuar, así poder seguir escuchándolo clamar por ella.
No quería quedarse atrás; entre más sentía la fuerza de lobo imponerse dentro de ella, sus caderas parecían responder con mayor deseo e impaciencia aquellos movimientos que bruscos y desesperados buscaban llegar a un punto máximo. Inevitablemente su espalda se curveó al sentir aquella sensación cálida llenarla por dentro; una sensación que no era desconocida para ella, sin embargo, la emoción de al fin poder fundirse en uno solo con él la llenaba de un éxtasis que se mezclaba perfectamente con el físico. Ya sometida al fin a la cúspide de sus cuerpos, soltó un gemido más fuerte sintiendo una ola de emoción chocar en su cuerpo.
Dejó caer su torso sobre él, pasando sus manos por debajo de su nuca para refugiarse sobre su pecho. Aún sin despegar su intimidad de él, permaneció permitiéndose sentir el latido agitado de ese corazón que por años había deseado conocer. Se encontraba ahí, debajo de ella, manifestando sin necesidad de palabras una verdad que había estado buscando. Dejó reposar un rato más su mejilla casi permitiéndose quedar arrullada por ese constante golpeteo sintiendo el propio a la par de ese ritmo tan intenso. Suspiró, apoyándose sobre el pecho de su pareja para impulsar su rostro hacia arriba, quedando con la imagen de Fauce. Estaba agitado y cansado, podía verlo en su rostro y aún con ese sonrojo invadiendo su piel. Pasó su mano por la mejilla de quien ahora tenía total certeza era con quien deseaba estar. Si bien, confundida entre sus propios sentimientos era una convicción ya sembrada en su mente ahora sus propósitos iban más allá de mera lealtad a su manada. Lo amaba, totalmente, estaba segura de ello. -Tantos años junto a ti...- dijo apenas con un hilo de voz. -Fuimos tan tontos-. Comenzó a reír antes de bajar con suavidad su cabeza y depositar un beso corto pero no menos cariñoso. Dejó su frente sobre la suya, aún conservando aquella cercanía entre ellos. Sabía que debían descansar pronto y precisamente por eso quería dejarse llenar de su presencia antes de perder consciencia y separar su cuerpo de él.
Involuntariamente una angustia comenzó a gestarse en su interior, de pronto borrando la sonrisa en su rostro. Por fortuna se encontraba tan cerca de él que sabía que Fauce probablemente no notaría tal cambio. No era momento para atender semejantes pensamientos ni manchar algo que había esperado por tanto tiempo con los fantasmas y tormentos de su pasado. Se abrazó con más fuerza de su cuello a la par que una lágrima corrió por su mejilla. Volvió a sonreír aunque esta vez con cierta tristeza en sus ojos.
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Post by Fauce del Norte on May 27, 2017 7:12:21 GMT
Sus brazos la envolvieron mientras descansaba sobre el, escuchando solamente la respiración de ambos y sintiendo el palpitar de sus corazones sobre el pecho. No cabía la menor duda que era ella con quien quería pasar el resto de su vida. Si, había pasado tanto tiempo en la penumbra, ocultando aquellos sentimientos de la manera más celosa e inmadura. Se tardó demasiado en desquebrajar aquel muro que los separaba, pero al fin, aquellas paredes habían llegado a su fin.
- Yo fuí el tonto. - Dijo con aquella voz exhausta, confesando su soberbia ante la mujer que por tanto tiempo había batallado con el. No significaba que dejaría de serlo, era una parte muy arraigada de su personalidad, pero al menos, podía reconocerlo en una situción como esta.
De pronto sintió a Diana aferrarse con un poco más de fuerza a el. Aún no se habían separado y no creyó que podría hacerlo con ella tan cerca. Estaba bien, no quería hacerlo aún. Sin darse cuenta de la tristeza de Diana, Fauce apretó un poco más aquel abrazo, aún dejándo que permaneciera arriba suyo. Por ella, lo que fuera. Poco a poco sus ojos se comenzaban a cerrar. El viaje había sido largo, la caminata y el bochorno del mercado lo habían hartado y, para cerrar lo que había acontecido lo tenía a el y muy seguramente a ella bastante cansados. Dejó salir un suspiró largo, anunciando su pronto descanso. - Te amo. - Dijo solo para ella, en un susurro apenas audible y con el que finalmente, el alfa se había desvanecido hacia un profundo sueño.
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Diana
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Post by Diana on May 27, 2017 7:31:04 GMT
De nueva cuenta sus palabras lograban sacarle reacciones totalmente inesperadas. "Te amo" resonó en su cabeza antes de poder cobrar total realidad de lo que estaba escuchando. No pensó el impacto tan agridulce que tendría el recibir semejante sentimiento. Se enderezó para verlo mejor, ya casi inconsciente dejándose caer al sueño que tanto les era necesario. Alzó ligeramente una de sus piernas para permitirle mayor libertad al lobo, que pudiera descansar con el cuerpo libre del suyo, sin embargo, no se separó totalmente de él. Mantuvo sus brazos rodeando aquél pecho que esa noche serían su cobijo y soporte.
Apoyó su rostro sobre sus hombros, acomodándose sobre él sintiéndose tan cómoda rodeada de su calor y esencia. -Yo te amo más- agregó con la voz entre cortada por lo bajo de su susurro y el nudo que comenzaba a generarse en su garganta. Estiró la cabeza sólo un poco para depositar un beso en su mandíbula, sintiendo el roce de aquella barba en sus labios. No estaba segura si la había escuchado o no pero tenía certeza de que no había necesidad de haberle dado una respuesta. Fauce ya debía saberlo; que lo amaba y que era totalmente suya. "¿Seguirás amándome al saberlo?" pensó recordando aquellos hijos que jamás vieron la luz del Sol, que nunca se refugiaron en el seno materno, aquellas criaturas cuyo llanto jamás escuchó.
Sintió la pesadez de su respiración, indicando que ya había caído presa de su cansancio. Ella debía hacerlo también por más que un miedo tan real y amenazante se impusiera sobre su felicidad y paz. Pasó una mano por su mejilla para después dejarla descansar sobre el pecho de Fauce, sobre aquella cicatriz la cual acarició hasta el movimiento de su propia mano comenzó a arrullarla hasta quedar sometida a la fatiga y cansancio.
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