E2-Luna Roja //Noche de Miseria (Cerrado)

Sabia que esa noche seria larga, muy larga, pero con esa chiquilla ahí le añadía mas peso a la situación. Quería mandarla lejos de ahí pero no podía, no iba a perder su tiempo con aquella extraña. La vida de un arcano dependía de ella, no quería cometer una estupidez...más. Ya tenía suficiente con el remordimiento que cargaba.

Algunos faros de luz alumbraban aquel callejón de mala muerte, el aire estaba muy pesado y aquel silencio podía llegar hasta ser molesto. Sus pisadas y las de aquel par era lo único que se escuchaba, hasta que fue escuchando un ligero ruido cerca de ella. Sus orejas se movieron involuntariamente en señal de sonido, solían moverse ligeramente cuándo tenía que ponerse en alerta.

Frenando en seco una vez más encargándose de que sus botas no hicieran ruido, quitándose el gorro para poder oír mejor, inclinando ligeramente la cabeza que poder percibir mejor, ahora sólo lograba oír las pisadas de los extraños caminar. Su ceño se fue frunciendo entre más se acercaban, sentía que algo no pintaba nada bien.

La bestia se había desviado de su ruta al rastrear a sus presas, por lo que corrió apresurada para llegar hasta ellos. Una vez los encontró, relamió la baba que escurría de sus fauces y salió al notarlos con la guardia baja.

Gruñó y bajó la cabeza, tomando una posición perfecta para atacar, considerando entonces ir por la más pequeña de entre ellos. Clavando sus ojos en Deti, saltó sobre ella con las garras expuestas, dispuesto a matar.

Iba a dar un paso más dispuesta a ignorar aquellos ruidos que empezaban a serle molestos, su instinto le decía que continuara. Hasta que una clase de bestia se iba acercando a paso veloz, deteniendose frente a ella y el otro par, atacando a la chiquilla que amenazó, no creía que se hiciera realidad aquel comentario. -Tsk- tronando la lengua mientras su entrecejo se juntaba, había tratado con toda clase de bestias, pero aquellas...eran muy molestas.

Sacando al instante y de la manera más rápida dos de sus flechas junto al arco, debido a la práctica podía hacerlo sin problema, acomodando éstas sobre la cuerda y apuntando al lomo de éste para que dejase a la niña en paz, disparando sin pensárselo dos veces. Por otra parte vio al sujeto en el suelo, usando aquella velocidad que de naturaleza tenía, poniéndose frente a el para poder protegerlo atacar mejor.

La criatura no atinó ninguno de sus ataques, pero su brazo ahora herido no paraba de sangrar. La joven con el arco, nuevamente apuntaba hacía el monstruo. Disparando con mucha rapidez y sin dudar. El enorme lobo no tuvo otra opción más que la esquivar el mortal tiro, alejándose unos pasos hacía atrás. 

Jadeando y cubriendo por instinto su herida, sintió incertidumbre, duda, tal vez ¿Miedo?. Si se quedaba podría morir, por lo que un brazo herido le fue suficiente para retractarse y huir al oscuro bosque.

Se había aplaudido mentalmente, había logrado ahuyentar a aquella bestia que parecía nunca se iría. En cuanto al par se encontraba bien salvo que con susto, soltando un suspiro por la boca mientras miraba la herida que sin duda no era peligrosa pero si profunda, tenía que aprovechar antes de que el dolor le ganara.

Para su mala suerte al voltear hacia enfrente de nuevo se encontró con aquella flor que estuvo buscando en manos de aquel hombre, un poco de decepción la invadió por dentro, sólo era una pero una es mejor que nada. Vio qué Denard se acercaba a ella con la flor. -Ajá...- un dolor punzante llegó bajo sus costillas provocando que se llevara una mano a la herida, apretando con fuerza al mismo tiempo su ceño se fruncia, no quería demostrar vulnerabilidad por una tontería.

Miraba la profundidad de la herida cuándo Denard le agradeció por haberlo protegido, no sabía cómo reaccionar ante eso limitándose a sólo alzar las cejas mirando indiferente hacia otra parte.

-No realmen-...- no dejó terminar su oración cuándo el hombre sacó un cuadrito con hojas curativas dentro, mirándolo más con precaución mientras tomaba el paquetito con una mano y lo miraba. Había algo dentro de Robin que le impedía poder aceptarlo, y ése era su orgullo. -Te lo agradezco pero estoy bien- devolviendole el sobre mientras su mano seguía en sus costillas. -Es sólo un rasguño- podía sentir cómo el dolor se propagaba por todo su abdomen, pero podía con eso.

Miró cómo partía así sin más aquella flor, y él le entregaba aquel trozo, mirando por unos segundos la flor mientras involuntariamente su ceño se juntaba. -Con esto es más que suficiente- guardando aquella planta en una bolsa de su cinturón cuando regresó su vista hacia enfrente sólo se topó con una mirada pesada hacia ella -...¿Qué?- tenía esa pequeña costumbre por siempre andar preguntando a la defensiva.