Zaniah Neshmet
Los Invictos
Vive como si tu libertad dependiera de ello
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Post by Zaniah Neshmet on Aug 31, 2017 0:30:37 GMT
Zaniah soltó un respingo al sentir como por unos segundos, pudo sentir que el animal y ella caían, hasta que el agarra de las garras de Sven, aunque saltó en la montura, un grito ahogado se atoró en su garganta mientras se agarraba con fuerza del cuello del animal. Volteó hacia arriba preocupada, ¿Qué estaría pasando? ¿El veneno funcionaba tan rápido incluso en alguien que podía curar las heridas externas?
Su preocupación fue de pronto sustituida por algo más grande. Las paredes de piedra estaban cada vez más cerca, y el fénix parecía no tener intención de detenerse.
Iban a estrellarse.
Pronto sintió que la criatura se despegaba de su cuerpo, poniendo la piel pálida de la mujer, cerró los ojos, y quiso sacar las alas en un momento de desesperación, pero el veneno actuaba con mayor rapidez si utilizaba más energía de lo normal, y además, no era lo único que la había detenido. Cuando abrió los ojos, todo pareció ir más lento, su cuerpo estaba atrapado entre los brazos del fénix, aquello le proporcionó una punzada en el pecho de manera extraña, ¿Por qué? Sin embargo, no había demasiado tiempo para pensar, pues ambos arcanos caían en picada hacia lo que parecía una ventana, Zaniah apretó la mandíbula, esperando el impacto.
La arconte se mantuvo apretada contra el cuerpo del mayor, con el rostro hundido en su pecho, aguantando la respiración, lo único que pudo sentir fue un dolor en las costillas y cómo es que sus pulmones se iban quedando sin aire por cada vez que se movía con brusquedad, aun con Sven protegiéndola.
Cuando la soltó, la arconte aún se aferraba a él, abrió un ojo, luego el otro y soltó un suspiro mientras recargaba la sien en el piso.
―Estoy bien ―Soltó en un susurro mientras se separaba de a poco de él, sus huesos crujieron, y Zaniah mostró una mueca de dolor, aunque frunciendo el ceño, se logró poner de rodillas, su rostro estaba enrojecido, pero no era por el dolor o el contacto con Sven, sentía que todo le daba vueltas. “Maldita sea” Zaniah tomó su frente con su mano, y notó que ésta estaba ardiendo.
Varios arcanos fueron en su encuentro después de haber sellado todo correctamente, entre palabras de asombro y preocupación, ayudaron a levantar a Zaniah y Sven, tomándolos con cuidado entre dos, los escoltaron por un pasillo bastante iluminado por antorchas, hasta que llegaron a una habitación pequeña, con dos hamacas separadas algunos centímetros del suelo, pegadas a la ventana (ahora cubierta por maderas y cortinas).
Los arcanos acomodaron a cada uno en una hamaca diferente, aunque en la misma habitación, era mejor así, pues podrían atenderlos más fácil. ―Lo bueno es que han llegado justo antes de que cerráramos todas las ventanas ―Un hombre con orejas largas los miró con una sonrisa ―Hay una caja dentro de esos estantes ―Señaló con el dedo un tipo librero con una que otra caja y un recipiente con agua, generalmente para los viajeros ―Ahí hay medicinas, vendas… lo que necesiten por si se han herido. ―El muchacho hizo ademán a los demás arcanos a que se retiraran para que pudieran descansar.
―Pueden hablar con cualquiera de la habitación de al lado si necesitan ayuda ―Eso fue lo último que dijo antes de retirarse.
Zaniah se levantó con lentitud de su hamaca, y caminó con pasos inseguros hacia Sven, se tomó con fuerza de una pared, tosiendo un par de veces, pero logró quitarse el cinturón y comenzar a esculcar en los bolsillos, sacó una hierba de color verde pálido, la cual deshizo cuando pasó agua entre sus manos, sin decir nada, comenzó a frotar sus manos en el pecho y espalda del fénix, lo último que quedó en sus manos las pasó por sus brazos.
―Es un relajante muscular, te dejará de doler el cuerpo dentro de unas horas ―Su voz sonaba algo cortada, pero no dijo nada al respecto, era su manera de agradecer el hecho de que la hubiera salvado, tanto de la tormenta como del golpe.
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Post by Sven Velfast on Sept 3, 2017 22:37:21 GMT
Tras el impacto y la calma posterior a esta, lo poco que pudo alcanzar a notar fue la voz de la arconte, por lo que asumió que efectivamente estaba con vida. Todo le dolía. Absolutamente todo causaba molestia- sus oídos timbraban y sus músculos mallugados se retorcían bajo su piel, además de que estaba convencido que se había roto algo. La transición del piso hacia la hamaca fue tortuosa, pero aquellas dolencias apenas y se habían notar en el rostro del ave. Su ceño estaba ligeramente fruncido y sus dientes apretados, pero no vociferaba incomodidad al respecto. Al sentir como las manos ajenas se posaban sobre su piel, hubo entre abierto los ojos con algo de sorpresa, ya que estaba algo desconcertado con respecto a lo que pasaba en su alrededor. -Deje así- murmuró con dificultad, tratando de hacer que la mujer cesara lo que estuviese haciendo sobre su persona.
Empujó uno de los brazos de la arcana, y sintió como algo se movió fuera de lugar en su cuerpo. Al llevar unos dedos a su torso e inspeccionarlo, cayó en cuenta que algunas de sus costillas estaban rotas o fisuradas. Puesto que no había sangre en su paladar, significaba que no habían penetrado algún órgano importante, lo cual fue ligeramente reconfortante a cierto modo. Conforme los segundos pasaron, pudo sentir un aparente alivio, a raíz del ungüento por el que había sido cubierto. -¿Aún va a seguir tras ese templo?- preguntó el ave de manera inquisitiva. No sabía si siquiera estuvieran cerca del todo, y ya habían sufrido un manojo de percances que quitaban que aquello continuara valiendo la pena. Contrario a lo que era ideal, el fénix se levantó y se sentó a la orilla de la hamaca, tratando de recuperar su aliento, el cual le provocaba punzadas en el pecho. Levantó su cansada, aunque afilada mirada hacia la mujer, y antes de volver a cuestionar, se detuvo en seco -Nos va a matar el veneno primero- advirtió el mayordomo, conforme observaba el rostro peligrosamente enrojecido de la otra, y el sudor que no paraba de acumularse en su frente. -¿Qué pretende hacer ahora?- preguntó exasperado.
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Zaniah Neshmet
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Post by Zaniah Neshmet on Sept 3, 2017 23:06:54 GMT
Zaniah apretó la mandíbula cuando su brazo fue apartado del cuerpo de Sven, haciendo que su mano aún con pequeñas partes de ungüento, decayeran sobre la hamaca, chasqueó la lengua, guardándose alguna altanería para sí misma, pues no tenía fuerzas para enojarse por el desperdicio. El enojo fue arrastrado por la risa gutural de la arconte, su piel estaba de un color pálido amarillento, pero aun así sonrió, dejando ver la fila de dientes blancos.
―Claro que si ―Murmuró, levantando la mirada, al dar unos pasos hacia atrás, pareciese que se fuera a desfallecer, pero tan solo se sentó en la hamaca, dejando soltar un suspiro cansado. ―El ungüento que te he puesto te mantendrá en pie por al menos las próximas tres horas, es más o menos lo que duraremos vivos ―Zaniah lo miró a los ojos ―Así que necesito que me hagas un favor…
Tomó el mapa que había dejado en la hamaca, y lo estiró hacia él.
―Sé dónde conseguir el antídoto, pero mi cuerpo al ser más pequeño que el tuyo hace que el veneno se esparza más rápido, por lo que si voy yo, aunque conozca el camino, no lo lograré si gasto energías innecesarias ―Dejó el mapa en el buró de al lado y de sus bolsillos sacó un tipo de anillo de color plata con una joya rojiza justo en medio, el hierro estaba tan liso y limpio que podías ver tu reflejo en él.
―Escúchame con atención, al salir de esta habitación, gira hacia la derecha, dentro de unos pocos metros encontrarás unas escaleras, sigue las escaleras hasta estar en el tercer piso, después a mano izquierda, camina hasta que encuentres un puesto cerrado, la entrada es de tela, con un símbolo de una estrella justo en medio de color dorado ―Dejó el anillo sobre el mapa ―Pregunta por Novis, y cuando alguien abra la puerta, enséñale ese anillo, sabrá de quien estás hablando y te dejará entrar, pídele el antídoto, y entrégale el mapa, él te dirá todo lo que necesitamos saber…
Zaniah tragó saliva, como si algo se le hubiera atorado en la garganta.
―El camino de regreso es engañoso, los pasillos nunca son iguales ―Tomó su cinturón, de donde sacó una caja de color negro, la abrió, dejando ver una hermosa brújula, sacó una daga de sus pantalones, y cortándose un mechón de cabello, la dejó caer a la cajita, acto seguido, la cerró ―Utiliza esto, te dirá dónde encontrarme. ―Después de dejar la tercer cosa sobre la mesa, Zaniah le sonrió.
―Ah por cierto, no te asustes si la joya se colorea de negro, hay mucha magia negra por aquí, pero mientras no toques nada, estarás bien. ―Zaniah se recostó en la hamaca, dejando caer su cuerpo sobre la tela entrelazada, y cerró los ojos.
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Post by Sven Velfast on Oct 15, 2017 20:41:08 GMT
Sven escuchó con cuidado las indicaciones de la arcana, mas dentro suyo aún continuaba con la espina de la duda. Siendo el ser analítico y desconfiado que lo caracterizaba, prefirió romper las reglas que se la había dado, y se aseguró de que no habrían jugarretas de por medio de darse una posible oportunidad para ello. Tomó los objetos que había colocado Zaniah sobre la mesa y se los puso de vuelta en aquel pecho pecoso, con un gesto que parecía entre falta de confianza y de arrebato de ira, refutando lo que la otra había dicho. -No se va a quedar aquí haciendo nada- ordenó el fénix, empuñando el rostro muy a pesar de sentir punzadas a lo largo de su cuerpo. Inmediatamente alzó las palmas y las colocó en los extremos de la cuerda que sostenía la hamaca en puntos distintos, y los calcinó apenas para que cedieran de donde se anclaban. Atajó la cama junto a la que reposaba dentro, y se amarró aquello a la espalda, de una manera extraña que asemejaba como si estuviera cargando un bulto o un cadáver a su espalda, amarrándose la cuerda por el torso para sostener el peso.
A pesar de no ser de alta estatura, la arconte pesaba, pero su resilencia y orgullo ignoraban el cansancio y condición física en la que se encontraba. Si llevaba la mujer consigo podría vigilarla y asegurarse de que no estaría cayendo en una trampa; al fin y al cabo, era ella la que conocía más sobre lo que sea que estuviesen buscando, por lo que era un acto más inteligente llevar a la mujer en caso de algún inconveniente -Encárguese de darme direcciones- comentó, afirmando el nudo sobre su pecho y tanteando el balance del bulto a con el resto de su cuerpo.
Una vez se hubo aclimatado, abandonó la habitación, y se encaminó a la derecha, cruzando un largo pasillo hasta dar con los escalones que la pelirroja había mencionado. Los bajó sin chistar, mientras su respiración se volvía pesada y el dolor se pronunciaba en su caja torácica. Sintió el impulso de preguntar al respecto, pero se reservó el decir algo. A la distancia, se podía notar un puesto cerrado, según lo había denotado la dama que cargaba consigo.
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Zaniah Neshmet
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Post by Zaniah Neshmet on Oct 21, 2017 2:36:01 GMT
Zaniah siempre tuvo un extraño apego a sus pertenencias, pues no había demasiadas cosas en el mundo a las que pudiera sentir cariño sin temer a algo, pero si salvarle la vida determinaba tener que arrancar de sí sus propias cosas, aunque le había calado en su pecho, le había entregado algunas pertenencias importantes a Sven. Que el fénix tuviera la misma punzada de desconfianza que ella le hizo sonreír, pues si bien, mientras dejaba las cosas en el buró, llegó a pensar que Sven la abandonaría después de conseguir la medicina. El movimiento que optó el arcano para acomodarla sobre su espalda le produjo un serio dolor en el pecho, y se preocupó de no poder sentir los dedos de sus manos y sus piernas. El veneno avanzaba demasiado rápido.
Por todo el camino, Zaniah le indicaba con palabras reducidas si el camino que estaba tomando era el correcto o no. Parecía que subían y bajaban escaleras, como un bucle que jamás llegaba a terminar, por un momento parecía que caminaban en círculos, pero cada vez que Sven parecía inseguro del camino, la arconte le decía que iban por el camino correcto. Pronto el lugar de las mantas se hizo presente, no había nadie a los alrededores más que algunos comerciantes y arcanos perdidos.
La arcana tomó con dedos temblorosos con las últimas fuerzas que le quedaban el anillo, y apoyando la barbilla en el hombro del fénix, tomó aire y silbó una pequeña melodía, simulando perfectamente un ave del bosque, los segundos pasaron, y tan pronto terminó, la estrella dorada se movió hacia un lado debido a que alguien abría la puerta. Un arcano cubierto por una capucha de seda blanca los miró con suma precaución, cuando Zaniah le enseñó el anillo y sonrió aún bajo la mirada oscurecida por el veneno.
―Por todos los dioses, Zaniah ―Masculló el arcano, el cual tenía una voz gruesa y raposa. ―Pasen, ¿Qué te ha pasado? ―Se hizo a un lado para dejarlos pasar, y volteando a todos lados, cerró la puerta con cuidado. El lugar de Novis era más grande a lo que parecía, con un enorme escritorio en medio y algunos sillones de terciopelo a los lados, rodeado con estantes altos llenos de pociones, mapas, objetos extraños y cajas que no debían ser abiertas.
―Veneno de escorpión de desierto ―Susurró Zaniah ―Él lo tiene también, pero le he frotado unas plantas de Shangri Lax…
Novis asintió con la cabeza. ―Déjala en el sillón de allí ―Ordenó el arcano, el cual, optó por quitarse la capucha de la cabeza, dejando mostrar un turbante del mismo color que sus canas, tenía un bigote prominente y orejas largas, con unos melancólicos pero fuertes ojos de color morado con negro, como los caparazones de los escorpiones. El arcano se retiró, dejando la capa colgada en un perchero, y poco rato después, regresó con un par de jeringas con un líquido transparente.
―Se los daría de beber, pero corremos el riesgo de que lo vomiten debido a las toxinas, y no deben hacerlo, al menos no ahora. ―Novis se acercó a Zaniah, y tomando su brazo, pasó un pedazo de algodón con un poco de alcohol, frotando hasta que la carne se suavizó, y entonces insertó la aguja en su cuerpo, Zaniah sintió como el líquido pasaba por su cuerpo y tuvo un escalofrío, pero no se quejó, pues el dolor de su pecho disminuía. Novis se volteó con Sven, observando una mirada frívola y poco creíble ante sus acciones, pero supuso que no tenía las fuerzas o el tiempo para oponerse, y haciendo lo mismo con su brazo, inyectó de igual manera el líquido.
Se separó de ellos tirando las jeringas en un bote cercano. ―Estarán bien dentro de una hora. ―Novis se acercó a Zaniah con un paño mojado y se lo acomodó en la frente. ―Iré por algo de agua y comida, luego tú tendrás mucho que explicar ―Señaló a Zaniah con el dedo índice, pero ella solo sonrió y acomodó dos de sus dedos sobre su frente, haciendo un tipo de saludo y cerró los ojos, esperando a que la medicina surtiera efecto. Novis se retiró del lugar, dejando a los dos arcanos solos por unos momentos.
―Gracias ―Dijo Zaniah con un suspiro, aún con los ojos cerrados ―Por no dejarme sola allí abajo, sé que tu intención no fue esa, y sé que no confías en mí, no te preocupes, yo tampoco lo haría ―Soltó una pequeña risa y luego de nuevo se puso muy seria ―Aun así te lo agradezco.
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Post by Sven Velfast on Oct 27, 2017 15:01:44 GMT
Como un chiquillo hastiado por la serie de eventos desafortunados en que se encontraban, las molestias que aplacaban su carne, y la mera presencia de extraños y, especialmente, aquella pelirroja, hacía que Sven torciera el gesto, rechazando aquel agradecimiento. Si bien no tenía por qué continuar en aquel trayecto con dicha mujercilla, puesto que ya habia adquirido el remedio que lo libraría de aquel inmediato peligro, había llegado tan lejos como para partir caminos a tal punto.
La curiosidad era un fatídico demonio que lo llevaría de la mano a una muerte anunciada eventualmente.
El ave exhaló pesado, y sin esperar que una hora transcurriese, se alzó de su reposo rápidamente, oponiendo la necesidad por descanso de su cuerpo. Algo dentro suyo tronó, por la contorsión tan repentina y la tensión de músculos, dándole un conocido sabor de óxido en su paladar. Arrugó la cara mas no permitió exteriorizar más molestias aparte de aquel fugaz gesto, por lo que mantuvo su postura erguida, tal como si estuviera mostrándose como una abatida escultura de mármol frente a la arconte.
-No tengo todo el día- sentenció, como siempre mínimo en palabras -¿Se puede mover, o la debo cargar nuevamente?- preguntó, haciendo notar su desesperación por el permanecer estóicos en aquel área. Tenía poco a nulo interés por ver el intercambio de relatos que aquel curandero había advertido a la dama. Si tenía que llevarla en sus brazos nuevamente, no le molestaría, conforme eso significase que estarían más cerca de su objetivo final.
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Zaniah Neshmet
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Post by Zaniah Neshmet on Oct 28, 2017 2:07:15 GMT
Conforme los largos minutos pasaron, Zaniah sintió ese enorme pesar dentro de su cuerpo de la medicina atacando al veneno, pronto las arcadas se hicieron presentes, y con la ayuda de una vasija que Novis le había proporcionado, la mujer echó todas las toxinas hacia afuera, se había limpiado los labios con un trapo húmedo, y a pesar de que el sabor agrio y ácido del vómito aún se sentía en su lengua, en realidad estaba mucho mejor, como si le hubieran quitado casi cincuenta años de encima.
Ambos arcanos se limitaron a descansar, mientras Novis medía las temperaturas de ambos con sus manos, y otorgándole uno que otro remedio a la arconte para que las molestias llegaran a desaparecer por completo.
Zaniah limpiaba sus manos con un bote de agua limpia y se enjuagaba el rostro, a pesar de los huesos rotos y los golpes, el hecho de que el veneno no siguiera en su cuerpo fue suficiente para que nada la detuviera en lograr su cometido. Escuchó al fénix mientras tallaba su rostro con una manta de algodón rugoso, levantó el rostro, el cual, sorprendentemente había vuelto a su color rosado con las pecas a la vista y los ojos le brillaban con la misma intensidad que siempre.
La arconte le sonrió de manera burlona, pues le daba cierta gracia y curiosidad de que el arcano aún quisiera acompañarla después de lo ocurrido. Antes de poder contestarle, Novis se apareció de nuevo, acomodando su turbante.
―Vaya, te has conseguido un buen acompañante Zaniah, al parecer tu amigo tiene prisa.
La mujer se puso de pie, tomando el mapa entre sus manos y entregándoselo a Novis. ―Te agradezco por habernos salvado el pellejo, Novis ―Zaniah miró a Sven ―Pero no hemos venido solamente para eso ―Al volver a dirigir su mirada hacia Novis, aquel ya se encontraba leyendo el mapa con la nariz arrugada.
―El mapa habla sobre un templo que solo aparece en el anochecer, y nunca está en el mismo lugar ―La mujer apuntó a una parte del pergamino ―Pero según estas inscripciones, dice que aparece dentro de estos puntos… ¿Sabes algo de eso?
―El templo del amanecer incierto ―Masculló Novis en voz baja, como si estuviera hablando consigo mismo, le dio el mapa a Zaniah de vuelta y caminó un par de pasos hacia atrás, buscando entre sus estantes algo que pudiera servirle ―Si, efectivamente, el templo solo aparece al anochecer, y estoy seguro de que los puntos que están indicados están correctos, pero… ―El anciano sacó un libro pequeño, el cual, fácilmente podría esconderse en los bolsillos. ―¿Acaso sabes lo que hay dentro de ese templo?
Zaniah miró a Sven por unos momentos, para luego observar al anciano.
Novis se acercó a ambos, entregándole el libro al fénix, abriéndolo en una página en específica, en ella, varios dibujos de preciosos tesoros aparecieron ante la vista del arcano, bastones bañados con oro, anillos de plata, estatuillas impregnadas con diamantes y justo en medio de ellos, un dibujo de una esfera de cristal se hizo presente.
―Se dice que el tesoro perteneció a un sultán que gobernó por muchos años ese templo, vivía cómodamente, pues en los negocios, en las apuestas y en la política siempre era el ganador, nadie sabía por qué… ―Los dibujos parecían susurrarle la historia a Sven ―Muchos arcanos estaban celosos de su misteriosa virtud, y un día, se casó con la hija de uno de sus supuestos amigos, ésta, extrañada de notar que su marido desaparecía hasta días completos encerrado en su habitación, decidió que, en cuanto fuera de viaje de negocios lejos del desierto, se encargaría de averiguarlo.
>>La mujer logró con dar con la llave que encerraba la habitación del sultán, encontrando miles de tesoros brillantes, codiciosos y con llamados tentadores. Pero aquello meramente salió de su atención cuando, en medio de la habitación arriba de una placa de hierro cubierta por finas telas de seda, se hallaba la esfera de cristal. ―Novis cortó el relato por un momento ―Supongo que habrán oído alguna vez a cerca de las esferas, aquellas que utilizan las adivinas para supuestamente ver tu fortuna, siempre se creyeron de que estas eran falsas, pero este hombre tenía una completamente verdadera, se dice que, en uno de sus viajes hacia Reapergate cuando era joven, una adivina intentó robar su alma a como diera lugar, pero el sultán, asustado, asesinó a sangre fría a la adivina, logrando robar de su cuerpo sin vida, antes de que su lugar colapsara, dicha esfera.
Novis agitó las manos. ―Volviendo a la leyenda… la mujer se acercó a la esfera curiosa y ágil como un zorro, la esfera le mostró su propio reflejo, y pequeñas partes de su vida pasada comenzaron a aparecer en el cristal, cosas que la mujer había vivido, cosas buenas y malas. La esfera absorbía su esencia, y cuando menos lo esperó, su mano reposaba contra el cristal, mostrándole delante de sus ojos una muerte terrible a manos del sultán. La mujer, asustada, decidió cambiar su propio futuro, creyendo que, asesinando primero a su marido, podría librarse de la muerte.
>>La noche que el sultán regresó, la mujer vertió casi un frasco entero de veneno de escorpión del desierto en su vino, esperando que, con ello, muriese, el hombre bebió una gran cantidad, pero el sultán era un hombre paranoico, y como todas las noches, asistió, como la droga más poderosa a su esfera de cristal. La esfera le mostró su futuro ante el vino, y éste, enfurecido, arremetió contra la esposa, manchando las paredes del templo con sangre. Mientras el sultán regresaba a su esfera con el cuerpo siendo cruelmente abarrotado por el veneno, observó su futuro por última vez, mostrando tan solo desgracias. El hombre, invadido por el dolor, el pánico y el odio, soltó de entre sus labios una maldición…
“Aquel que se mire en mi esfera, observará los pasos que tomó hasta llegar a este lugar, y podrá retirarse con suma tranquilidad, si el artilugio ha denotado que puedes marcharte. Pero, por el poder que me ha concedido la muerte y mi servicio al tiempo… si la esfera decide tomarte, y te atreves a tocar sus paredes limpias, el futuro se te hará presente ―Novis levantó el dedo índice ―Solo con una advertencia: Tu futuro no podrá ser cambiado, por más que lo intentes o lo desees, sea bueno o malo, por lo que, sucumbir ante el deseo del saber, podrá ser un gran obsequio o la excavación de tu propia tumba”
Zaniah se quedó en un mortal silencio.
―Pero bueno, es tan solo una leyenda ―Novis entregó el mapa a la arconte, y retiró el librito de las manos del fénix, el nombre pronunciado desde las afueras de la carpa distrajo al anciano de su relato. ―Ya que sé que están completamente fuera de peligro, pueden irse.
No había tiempo para preguntas, y tan rápido como entraron, el anciano los sacó de su carpa, haciendo entrar al próximo cliente.
Zaniah se volteó hacia el fénix. ―Parece ser un lugar interesante ―La mujer caminó en dirección a su anterior habitación, utilizando sus propios sentidos para avanzar ―¿Estás seguro de que todavía tienes tanta prisa? ―Masculló la arconte, caminando con cierto pesar en las piernas.
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Post by Sven Velfast on Jan 18, 2018 0:38:58 GMT
Escuchó atento al relato, con su atención completamente capturada conforme aquellos malos augurios se desenvolvían entre maldiciones y hechos interesantes. El libro que momentáneamente abarcó sus manos se había convertido en su única realidad por algunos minutos, permitiéndole sumirse completamente ajeno al presente. Aquella advertencia final movió la curiosidad de Sven, la cual ya venía siendo agitada desde el momento en que se había encontrado con la pelirroja y aquel mapa.
Al escuchar la pregunta de la arconte, se limitó a mantenerse en silencio con el entrecejo fruncido, no porque le cediera la razón mas porque no le interesaba gastar palabras en aquel cuestionamiento irrelevante. Las palabras del anciano Novis continuaban haciendo eco en su cabeza, dejándole intranquilo y sumamente encantado al respecto. Caminó detrás de Zaniah, anteponiendo un gesto neutral muy a pesar que lo invadiese las náuseas y un dolor punzante ocasional en su pecho de manera molesta.
―¿Cuánto más?― murmuró en voz alta, como si un pensamiento suyo hubiese tenido la irreverencia de escaparse. Comenzaba a anticipar el encuentro con dicho lugar, por lo que estaba plagado de incógnitas al respecto. Al observar de forma más detenida, notó que la dama se movía con cierta dificultad, siendo esta a raíz de los inconvenientes varios por los que estaban pasando. Ante su inquietud, se acercó a Neshmet, siendo algo inquisitivo ―¿Puede mantener el paso?― preguntó en un tono algo despectivo, aunque su intención se dirigía mayormente en otorgar algún apoyo para mantener el ritmo de su viaje.
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Zaniah Neshmet
Los Invictos
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Post by Zaniah Neshmet on Jan 18, 2018 2:37:32 GMT
Los pasillos se apretaban y extendían de vez en cuando, los diferentes locales hechos de madera, piedra y telas se acurrucaban uno contra los otros como bestias salvajes llenas de misterios, pociones, mapas y entre muchas cosas más, tanto oscuras como inofensivas, las escaleras se extendían por doquier, se enredaban como ramas de árboles y cada pasillo parecía ser igual al anterior, como si ambos estuvieran por un laberinto sin salida, sin embargo, Zaniah caminaba con tranquilidad, tan solo deteniéndose de vez en cuando para tocar una esquina de alguna pared y continuar su camino.
Volteó hacia el fénix con una sonrisa brillante y segura, aunque con un cierto dejo de orgullo, abrió la boca para contestarle al fénix con algunos de sus comentarios sarcásticos o alguna bromilla muy de su personalidad. Pero enmudeció. Miraba al arcano a los ojos fijamente, quieta, con los labios separados y los ojos abiertos de par en par, levantó la mano para llevarla a su nuca.
―Sven… ―Susurró mientras con la quijada apretada se quitaba algo entre su piel, lo acercó a su rostro, un dardo con una pequeña plumita de algún ave pequeña. Zaniah se quedó un momento allí parada hasta que se desplomó por completo, cayendo de bruces contra el piso del mercado, completamente inconsciente.
Antes de que el fénix pudiera imaginar las miles de posibilidades de lo que estaba pasando, dos arcanos corpulentos se posaron a cada lado del hombre, tomándolo de los brazos, ambos tenían los brazos tan helados como los muros del castillo del soberano del invierno muy extraño viendo el clima desértico en el que se encontraban.
Un muchacho caminó con cierta empatía hasta posarse en frente de él, si Sven le ponía la atención suficiente muy a pesar de el cierto regreso de la muerte, podía notarse de que era el mismo arcano que los había ayudado a encontrar habitación en el momento de su impacto.
―Ah, disculpa las molestias, no queríamos interrumpir su recién alma devuelta al cuerpo, el solo que… ―Uno de los cinco hombres que lo acompañaban, le entregó el mapa que Zaniah había portado anteriormente con ella ―No pudimos evitar notar que traen algo que es muy, muy interesante, y valioso, sobre todo valioso... ―El arcano sonrió mientras los ojos tan oscuros como su alma miraban al fénix con toda la tranquilidad del mundo, como si el tiempo mismo le perteneciera. ―Así que, si no es mucha molestia, nos gustaría que nos acompañaran. ―Mostró una sonrisa de dientes blancos ―Y no es por dudar de tu inteligencia, pero te recomendaría que no intentes escapar ―El arcano chasqueó los dedos, haciendo que otros dos hombres tan grandes como los que rodeaban a Sven, cargaran el cuerpo adormilado de la arconte. Un escorpión del tamaño de la palma de su mano salió de entre las ropas del muchacho, acurrucándose contra su cuello.
―Porque no creo que tengas más antídoto, ¿O si?… ―Se dio la media vuelta, comenzando a caminar.
―¿Lo cedamos, jefe? ―Habló el hombre a la izquierda de Sven.
―No ―Hizo un ademán con su mano ―No creo que sepa ni dónde está.
Ambos asintieron con la cabeza, tomando al fénix con cierta rudeza, comenzándolo a guiar por los pasillos, los cuales, cada vez se hacían más y más oscuros, alejándose por completo de alguna salida posible.
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Post by Sven Velfast on Apr 2, 2018 19:49:54 GMT
Las cosas habían tomado dirección al sur demasiado rápido. Aún así intentó analizar la situación detenidamente, como era típico de su naturaleza, antes de actuar de manera espontánea y erronea. Había mil ideas que le cruzaron por la cabeza- el alzarse en llamas y quemar a aquellos en cercanía suya. Escupir una bola de fuego hacia aquel sujeto que había osado amenazarlo. Quizás no contaba con la fuerza bruta pero era lo suficientemente ágil como para tropezarlos bajo su propio peso en una oportunidad... pero en todos los escenarios implicaba sacrificar a la arconte.
Naturalmente, eso no sería un problema. Pero Sven, por más podrido que pensaba que estaba por dentro, en su pensar o actuar, tenía ciertas reglas personales, como el no deberle nada a nadie. A como lo veía, aún había cuentas que saldar, por lo que daría el brazo a torcer en una terquedad de aquel tipo. Nuevamente, pensó, buscando pros y contras en sus ideas. Aparte de exponer a Zaniah, no sabía sobre las habilidades de los contrarios. Hasta donde se lo imaginaba, era probable que ellos ya supieran sobre la suya, al menos que fuesen lo suficientemente ciegos como para no haber notado la forma tan estruendosa en que se había aparecido originalmente en aquel recinto. Estaba en desventaja por la falta de información. Además, las manos que se posaban en sus brazos eran anormalmente fríos, lo cual no le daba buena espina.
De alzarse en llamas, y ellos contar con alguna habilidad de agua o hielo, sería suprimido inmediatamente, dejándolo en un estado sumamente precario. Esa idea provocó que se mordiese el interior de su boca. Aún no tenía claro que era aquello que la mujercilla y él buscaban, pero era indiscutible que su valor era exorbitante. Por primera vez, la curiosidad de la cual pecaba el fénix parecía ser vencida por la ira de retribución, por lo que se decidió aguardar y ser métodico. Si guardaba la calma, estaría en todos sus sentidos, y podría tomar una oportunidad en cuanto la misma se presentara ―Un oportunista. ¿Por qué simplemente no nos capturó al momento en que descansabamos?― era una genuina pregunta, pero la tapó en un tono de bufa tratando de obtener respuestas. Pudieron haber sido asaltados en su momento de debilidad y no hubieran representado un mayor problema. No obstante, esperaron hasta esa ocasión, además de mantenerlos con vida y arrastrarlos con ellos ―Quizás, no es uno muy brillante.― afirmó con acidez, esperando una reacción.
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