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Post by Agatha Na. Bronzebird on Jul 4, 2017 1:10:53 GMT
El tiempo había sido largo, desde la última vez que se animó a estar cerca del mar, había sido un viaje un tanto estrepitoso , bajaba de un ave , con cuidado tomaba su arpa que aquel había dejado en el suelo, había escuchado que ese lugar era tan tranquilo , perfecto para poder relajarse, no estaba del todo convencida, la playa siempre le traía momentos melancólicos, pero ¿qué más daba?, además, debía componer una canción nueva, el tocar la misma se volvía completamente repetitivo y eso ya no cautivará los oídos de los arcanos que visitaban la ciudadela incluso, después de haber cometido ese error en la música en una plena tonada, sus pies descalzos mientras más avanzaba comenzaban a sentir el calor de la arena, escuchaba el sonido del mar para poder guiarse, apretujo el arpa un poco, empezaba a sentirse extraña en ese lugar, quizá ante el largo tiempo que no había llegado a ir a la playa. Aquel sonido se volvía cada vez más fuerte , hasta llegar a la orilla, sus dedos apenas rozan unos pequeños oleajes que se acercaban a ella, un escalofrio le recorrio, el agua estaba un tanto fría… dio un respirar hondo, en unos pasos de su torpeza estuvo a punto de tropezar con una roca, sin embargo ante el palpado de sus pies logro sentirla un poco antes. — . . . Gracias a los dioses...— dijo con alivio, inclinándose un poco palpando la superficie, sentándose continuamente, sostenía aquel arpa entre sus brazos, los oleajes llegaban un poco arriba de sus tobillos, dio un respiro hondo, el aroma del mar lo sentía a la perfección, Acomodo su arpa, recorriendo cada cuerda de ella, hasta dar unas notas, unas eran continuas, hasta que su decepción por las mismas le hacían hacer una tonada sin sentido, así volviendo a empezar.
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Ephemeral Zehek
Los Invictos
Los sentimientos sólo son un obstáculo.
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Post by Ephemeral Zehek on Jul 7, 2017 22:38:00 GMT
Era tarde, quizá demasiado tarde para su gusto. Las olas comenzaban a sentirse distintas, más calidas que de costumbre, la molestia del verano aún continuaba. El tritón nadaba quizá algo apresurado por la serena corriente del mar, con su estuche en mano, observando al frente, dejando que lo demás siguiese su camino. Los peces piloto se apegaban a su cuerpo en dicho trayecto, el enorme tritón sólo los ahuyentaba con suaves movimientos, no era momento de comer pues tenía mejores cosas que hacer. Su nadar parecía mostrar prisa pero era lento como de costumbre, pues aunque sabía que llegaría tarde ya no importaba si se retrasaba más. Nadó y nadó, buscando la orilla del mar, buscando las rocas que tanto le gustaban para soltar parte de su dolor, de sus recuerdos, para tocar un poco de música que le llenaban de tranquilidad.
Zehek se aproximaba a la orilla, la playa se mostraba solitaria como de costumbre pero su destino era llegar a las rocas. Continuó con su nadar, el rumbo estaba marcado pero un sonido le hizo cambiar de parecer, aquel delicado sonido había llamado su atención, parecía demostrar confusión respecto al ritmo, un instrumento de cuerdas algo complejo... El tritón no supo en que momento o el porque, pero ya estaba nadando en búsqueda del origen del sonido melodioso del arpa, se acercó a la orilla, apreciando una figura algo pequeña a la distancia, borrosa.
-...- El enorme tritón sacó parte de su cuerpo, asomándose para buscar a la persona que tocaba. Y ahí la vio, a una pequeña dama de cabellos cortos, con un arpa de mano. El mitad tiburón se detuvo a observarla, a escuchar que tocaba, apreciando la delicadeza del pequeño ser que tocaba con cierta "decepción". Un extraño sentimiento le invadió, se vio a si mismo por unos momentos, perdido y decepcionado ante la confusión de sentimientos, ante la melancolía.
Sin prisa alguna se hundió nuevamente en las aguas, y se dispuso a nadar a las rocas más cercanas, nadó lentamente y una vez que estuvo ahí salió del agua con dificultad, colocando su estuche por un lado para poder subir. Una vez arriba, se sentó mejor y tomó consigo el estuche, sacó su violín y su arco, pero guardó silencio.
- Si hay suerte, seguirá el ritmo pese a que yo intervenga...- Fue lo único que dijo para si mismo, y después de ello comenzó a tocar el violín, con calma. Dejó guiar el movimiento de su cuerpo con la melodía que la dama había marcado al inicio, esta vez por alguna razón, aquella tonada le recordaba a la pequeña figura a la orilla del mar. Tocó para ella, expectante a que la pequeña mujer improvisase y que continuase tocando pese al violín que sonaba de vez en vez.
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Post by Agatha Na. Bronzebird on Jul 25, 2017 6:12:49 GMT
Su tono era lento, no sabia porque se equivocaba tanto, posiblemente los pensamientos revueltos eran todo lo negativo que le atacaban en ese momento, se limitó a dar un suspiro, sin embargo… algo le sorprendió, una tonada que provenía…¿del mar? , eso le lleno el rostro de curiosidad, sin embargo, era un tanto triste al no poder ver más allá de quien le acompañaba en ese momento, solo se coloco de pie, avanzando apenas un poco, aferrando aquel arpa a ella, su rostro solo “veía” de un lado a otro, no comprendía porqué, o cómo alguien podía tocar tan bello a pesar de lo que ella tocaba en ese momento.
Un suspiro fue lo que dio antes de acercar su mano a su arpa, acomodandolo una vez más, con tal de tocar de una manera lenta, las yemas de sus dedos daban roses pequeños a cada cuerda de su pequeño arpa, trataba de seguir el tono...así como el ritmo, en algunos momentos, nuevamente sus pensamientos le atacaban haciendo que perdiera la sincronía, negaba con el rostro, mordía su labio y nuevamente trataba de seguirlo.
Así Ella con lentitud logró continuar con la tonada, era hermosa aquella melodia del momento, la ventisca de el momento le encantaba, sentía aquella brisa de la humedad del mar, eso era algo perfecto, las olas suaves, daban un coro algo bajo perfecto para el momento . Agatha no deseaba nada más que poder ver quien era el que tocaba, pero eso era algo imposible a tal momento, sin más siguió tocando, con tal de darle un poco de compañía y gratitud a quien tocaba con ella.
Llegando a un punto en el cual ella se detuvo, para que quien estaba con ella siguiera tocando, ahora ella deseaba escuchar, hasta dar el momento de un silencio por parte el contrario y seguir a la par, agatha empezaba a relajarse, era demasiado calmado aquel momento en el que ambos tocaban…¿era alguien del mar? o simplemente tanto estrés le estaba haciendo alucinar que alguien más tocaba con ella, era tan difícil saber si eso realmente estaba pasando, o solo era el estrés.
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Ephemeral Zehek
Los Invictos
Los sentimientos sólo son un obstáculo.
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Post by Ephemeral Zehek on Sept 17, 2017 6:34:16 GMT
Zehek miraba de reojo a la pequeña dama, quien parecía buscar de un lado a otro el origen del sonido del violín, una punzada en el pecho, eso fue lo único que pudo sentir ante tal escena tan tierna y a la vez, algo lamentable. ¿Quien era? ¿Por qué la decepción asomaba en su rostro? ¿Por qué su melodía reflejaba dolor? Tantas preguntas que quizá no serían respondidas con sólo pensarlo, sus pensamientos estaban algo turbios pero por suerte sus movimientos fluian pese a ellos, estaba acostumbrado a ello, a pensar demás mientras tocaba.
Un suspiro salió de entre sus labios a la par que dejaba de tocar brevemente el violín, dejando que la dama hiciera protagonico por unos momentos, pero en cuanto pudo escuchar que la misma se detenía, siguió. Era hermoso, demasiado para el tritón, en el fondo estaba entusiasta y algo alegre por haber tenido la oportunidad de haberse topado con aquella joven del arpa, sin esperar seguía tocando, sintiendo las gotas de agua caer contra su cuerpo y su rostro. Los sonidos, el ambiente, todo era tranquilo y casi perfecto, pero como todo, pronto llegaría a su fin.
Los últimos segundos fueron apacibles, y su violín lo dio a entender, acallando con lentitud y armonía, dejando que el sonido de las olas del mar hicieran su trabajo.
Hasta que finalmente, hubo silencio.
Sin prisa alguna guardó su violín y su arco en el estuche, y de nueva cuenta se hundió en el agua. Un sonido fuerte resonó, era notorio que había alguien más en el mar. Con un ritmo lento y calmo, nadó a la orilla, llendo hacia donde estaba la fémina, algo expectante por cruzar palabra, por un encuentro algo casual. Finalmente estuvo cerca, más sin embargo guardó distancia y permaneció en silencio, observandola con cierta atención. Parecía confundida, y el mitad tiburón se percató de ello, razón por la cual se aventuró a hacerse notar.
- ¿Se ha perdido? - Cuestionó con un tono de voz neutral, tranquilo y amable, observando con cierto interés aquel pequeño cuerpo que permanecía quieto ante el oleaje del mar.
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