Asthur
Soberano del Invierno
Sólo corazones destrozados, dirán que amaron.
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Post by Asthur on Jul 8, 2017 22:16:49 GMT
Se sentía tan perdido."¿Qué estás haciendo?". Tanta pasión, tantas emociones contenidas, tantos años negándose a admitir que sus sentimientos por Alyn no se habían marchitado, estaban destruyendo una parte importante de su ser. ¿Cuan ingenuo podía llegar a mostrarse? Permitiendole entrar de nuevo y no sólo eso, aceptar que él nunca la olvidó. Sin duda su cordura ya estaba rayando a la demencia, pues pensó que lo único que lo conectaba ahora a sus días más felices, a sus recuerdos más hermosos, era ella."Detente". Las manos de Agatha circulaban libremente por todo su cuerpo, pasando por sus brazos, pecho y espalda, todo con un orden aleatorio y caótico, dejando finas marcas rojas contrastantes con la blancura de su tez, que lejos de causarle dolor, le provocaban un enorme deleite. Ya no había forma de salvarlo, no había manera de regresar sobre sus pasos, él estaba dispuesta a lanzarse a aquel oscuro abismo de deseo carnal. Si era con ella, saltaría incluso a su perdición.
Sintió sus besos, sus caricias y aquellas mordidas que provocaban una sensación de pertenencia, de sumisión. Sintió su ser estremeciéndose, sus ojos se cerraron y sus labios se entreabrieron emitiendo un breve quejido. Nadie debía saber lo que estaba pasando, nadie nunca debía enterarse de que su debilidad latente había vuelto. Ni si quiera los otros soberanos. "Ya no caigas más". -Alyn.- Pronunció aquel nombre con enronquecida entonación, al sentir una intensa presión en su vientre bajo, tan molesta como placentera. Ya no podía convencerse de esperar, de tener paciencia, sus manos fueron desatando todo cordón, botón o broche a su paso, despojándola poco a poco de lo que la protegía del inclemente clima. Sin detener los besos ni disminuir su intensidad, se prometió que no existiría un rincón en ella que no probaría esa noche. Sus ojos, su frente, su mentón, su único propósito era el de marcar toda la piel que tuviese expuesta y a su alcance.
Sentía cómo sus exhalaciones se mezclaban en la lucha entre sus bocas, cómo sus cuerpos creaban aquella poderosa fricción y el fuego corría entre ellos como caballos desbocados. "¿Lo dejarías todo?" . Sus manos al fin cumplieron con su importante tarea, ahora una simple tela era lo que le separaba de la piel de Agatha, de su tersa y ardorosa piel. Lamió su cuello, mordió su hombro, beso el corazón de sus abultados senos, entonces se detuvo. La miró impaciente, demandante, pero no podía continuar sin antes tener su consentimiento, un gesto o una mirada de aprobación. - ¿Puedo...?- Posó una mano sobre su vientre con mucha suavidad. Deseaba llevarla a la locura junto a él, al punto en donde se convirtiera en su necesidad más grande, en su demencia. Sin dejar de mirar aquellos ojos perdidos y nublados por la creciente excitación, bajó su tacto hasta la pelvis de la mujer, sintiendo calor, sintiendo electricidad y fuego, no podía estarse imaginando aquello. En verdad ella lo deseaba.
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Post by Agatha Bloodspell on Jul 9, 2017 2:07:20 GMT
El choque de sonidos en su consciencia, palpitaban y resonaban siendo ecos que se forzaban por detenerla. "No... no..." //Sí...// Cuán atormentada se sentía; sabiéndose ahora una amante de lo ajeno; de robarse las caricias y los besos de alguien cuya alma seguramente yacía más allá del inframundo, en donde los recuerdos se pierden envueltos en la oscuridad. Los suspiros del Soberano que chocaban sobre su piel, aquellos besos, caricias y ardientes mordidas que más que dolor motivaban su pasión... nada de eso le pertenecía en realidad.
Era evidente lo que estaría por ocurrir y parte de su ser lo agradecía, lo pedía a gritos. //Que entre; aliméntate// ¿Cuánto tiempo había transcurrido sin atender su apetito? Su piel lo necesitaba, sus entrañas lo exigían... Pero el peso de su consciencia aún persistía... coexistía con la lujuria, con la pasión que estaba al borde del desenfrene absoluto. Los movimientos desesperados de Asthur trajeron consigo la suavidad de su voz que se había sometido en la garganta de la sucubo y que ahora se mecían libres en el aire tan frío que los abrazaba. Seseó... a punto de acceder más se resistía, se resistía... pero era tan difícil. -No soy quien cree que soy...- dijo en voz baja, acariciándolo, enredando sus dedos entre la blancura de su cabello que parecían hermosos filamentos de plata... ¿Cómo podría engañar a una criatura tan hermosa? ¿Tan pura? //Mánchalo...//
Estaba a su merced, totalmente; no había necesidad de consentir puesto que el momento en que sus labios se encontraron, su cuerpo ya era suyo. Pero la culpa... la culpa era enorme pero la lujuria era aún más poderosa, el deseo era más intenso. Sus manos se deslizaron sobre sus propios muslos, levantando la falda de su vestido para descubrir su piel. "¿Por qué no puedo detenerme?" Tal vez había sido demasiado, tal vez se había excedido en intentar detener lo que habitaba dentro de su ser. Demasiado había sido el tiempo en el que se había reservado de los placeres de la carne y su corazón le pesaba, su cuerpo se cansaba... Qué tonta había sido, descuidada... totalmente.
Tomó la mano del Soberano para guiarla hasta la suavidad de esos muslos que exigían el tacto ajeno; las caricias desesperadas de un hombre sediento por el calor del cuerpo. -Creo que usted sabe perfectamente la respuesta...-. Sus palabras desobedecían por completo a su razón. No era propio... no era justo. Aún así... sabiéndose de lo más ruín lo deseaba tanto, lo necesitaba. Sus labios se acercaron con desesperación a los otros, mordíendolos, fundiéndose en ellos como si aquél fuera el único lugar donde debieran estar. Rodeó su cuello con sus brazos, intentando inútilmente fundirse con su carne.
Podía sentirse casi revitalizada aunque no... era sólo la anticipación de lo que estaba a punto de ocurrir; como una luz al final del túnel. Sus rodillas elevadas dando la bienvenida al fuego que estaba por crecer aún más. Separó sus labios para acariciar la mejilla ajena. Se encontraba cerca de su oído, tentanda a susurrar los secretos de su corazón, de aquella soledad que atacaba su existir cada día. Deseaba ser amada... deseaba ser extrañada de esa forma, de la forma tan agresiva, tan pasional que se desbordaba entre los dedos del Soberano. -Ámame- susurró apenas rozando con sus labios el lóbulo de Asthur, tentando su voluntad y retando a su propia consciencia.
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Asthur
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Post by Asthur on Jul 9, 2017 22:49:11 GMT
"¿Estás tan solo que no lo quieres ver?" Su mano bajó a petición de la mujer, encarnándose en su muslo ahora desnudo y expuesto para él. Sintió como el abrazo de Agatha con el cual se aferraba a su cuerpo, inundandolo con su femenina esencia, terminó por romper la pizca de autocontrol que había logrado mantener hasta el momento. Sus labios ahora se movían fieros y agresivos, ya no podía seguir siendo gentil, esa parte de él se iba perdiendo poco a poco dentro de un mar de carnalidades, pues el cuerpo que en sus brazos se derretía así lo demandaba, así se lo exigía. Más fuerte, más rápido, más intenso. Fue cuando de entre las llamas de la locura, una pequeña vacilación se instaló en su pecho. "Alyn siempre provocaba a tu gentileza". Siempre frágil y sensible, de corazón pasivo e inocente, incitaba a protegerla, a no tocarla con demasiada pasión o la terminarías quemando. Sin embargo no fue capaz de crear conjeturas sobre la identidad de Alyn, pues se veía, hablaba e incluso olía como ella. Pero...¿Por qué estimulaba actitudes diferentes en él?, ésta creciente necesidad de utilizar su fuerza para someterla, de mirarla ansiosa y deseosa de su virilidad, no era normal.
Aquella petición con la que clamaba por su cariño, exigiendo el sentimiento que le correspondía por derecho y la forma en la que sus labios tocaron rozando su piel, le produjeron una emoción tan intensa, tan fuerte, que podía sentir una amplia sonrisa delatando a sus pensamientos. De pronto el recuerdo fugaz de la soberana de la primavera llegó a su mente. Así se sentía la felicidad de la que hablaba con Aesther, esta era la felicidad que no podía confundirse con tranquila neutralidad. Incontrolable y explosiva.
Sin embargo al sentirla tan entregada a la pasión, tan dispuesta a todo para lograr provocarlo, el pensamiento de desconocerla volvió a su mente. "Date cuenta". Sin duda ciertas actitudes en ella habían cambiado, pero se dijo que sus ojos no podían estar engañándolo tan descaradamente. "Nunca escuches sólo lo que digan tus ojos" .- Siempre lo hice...Y siempre lo haré.- Con su mano libre bajó hasta tocar su escote, retirando con lentitud la tela que cubría a su pecho, exponiéndolo por fin ante él. Tan deseoso y hambriento, no podía perderse detalle de aquellas perfectas cimas que subían y bajaban al ritmo de su respiración. Lamió sus labios que de pronto sintió resecos, y sin perder más tiempo tomó uno de ellos, dando pequeños y suaves apretones a éste, moldeando su forma a su voluntad, mientras que su otra mano paseaba bajo el vestido de Agatha, subiendo por sus caderas y descendiendo por su trasero, permitiendo que sus dedos dejaran marcas al hundirlos sobre su piel. Sin embargo, no había logrado ahuyentar a la creciente fluctuación dentro de su mente. Alyn había cambiado, por lo que existía la incomodidad de no poder reconocer su comportamiento, de no poder encontrarla dentro de sus ojos.
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Post by Agatha Bloodspell on Jul 10, 2017 4:48:01 GMT
Estaba completamente esclavizada a sus caricias, a la forma en que sus dedos se hundían en la carne, plantándose en ella como si desearan quedarse ahí hasta el final de los tiempos. Suspiró ante su tacto desesperado, sintiendo escalofríos al momento en que su pecho estuvo expuesto al frío pero a las ardientes manos del Soberano. "Mal... todo está mal". Sus pensamientos no se aplacaban pero era como una pared que impedía a la razón hacerse cargo de la situación.
Los movimientos de Asthur eran cada vez más certeros, más impacientes, despertando en ella de la misma forma esa necesidad de tenerle aún más cerca pero... la culpa seguía creciendo, la culpa se comenzaba a transformar en arrepentimiento. Pocas veces le había ocurrido algo así... y era porque a quien tenía ahora sobre ella era alguien de buenas intenciones y de buen corazón... No era una víctima que había elegido por sus pecados, por su falta de compasión... al contrario... Tenía a su merced a alguien misericordioso, un salvador de la tierra en que vivían. Ese concepto causó culpa... culpa y aún más deseo.
En un arrebato de lujuria llevó sus manos hacia la base del vientre que se presionaba contra ella. La piel fría y suave, apenas asomándose entre la interferencia que aún había entre su desnudez y las telas que cubrían una intimidad tan prohibida. Podía sentir las reacciones en él; saberse tan deseada, saber que las caricias infundidas en ella también provocaban aquella tensión que tentaba los pensamientos más oscuros de su ser. Pero era todo un espejismo... Ese amor y pasión eran para un fantasma. -No es a mí a quien ama-. La verdad lograba salir entre respiraciones cortadas y suspiros profundos que parecía le vaciarían de aire los pulmones. Echó la cabeza hacia atrás estando a total merced de esas caricias que aunque no era el tacto más atrevido que había recibido, en ese momento la tenían al borde de un arrebato pasional.
Llevó sus manos sobre la cama, apretando las cobijas entre sus puños. Era imposible contenerse. Sabía que debía detener lo que estaba pasando. Estaba quebrando sus propias reglas y jugando con aquellas emociones... tan puras... tan leales. //Rómpelo// ¿Por qué? ¿Por qué esa parte de su ser deseaba con tantas fuerzas aprovecharse y manchar ese amor a costa de calmar su hambre? Mordió sus labios, sometiendo un gemido que amenazaba con rasgarle la garganta. Tan despiadada... tan hambrienta. -Aunque no sea yo... quisiera...-. Volvió a someter sus labios con sus dientes; no quería decir más... no estaba bien, era horrible. //Dilo; ruégale. Grita// -...quisiera conocer su amor-. Sentía envidia y curiosidad; se castigaría por ello.
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Asthur
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Post by Asthur on Jul 11, 2017 2:26:59 GMT
Lejos de entender lo que Agatha le advertía, se sumió más en su miseria pasional. Más fuerte, más rápido, más intenso. Llevó a su boca el pecho de la mujer, deseando probar de él la fogosidad que Agatha desbordaba. Su lengua pasó sobre el pequeño botón de su seno, oprimiéndolo, presionándolo y dando vueltas a su alrededor. Sus dientes que con cuidado se cernían a él, daban pequeños y sutiles mordiscos, mientras lamia y succionaba su piel. Sintiendo la irrupción entonces de un par de manos ávidas, tocándolo de aquella forma tan indecorosa, presionando su virilidad, provocando una reacción natural de crecer y endurecerse aun más. Haciendo que la prenda que cubría dicha zona fuera aun más incomoda. "Abre los ojos"
Su mano viajó a terrenos mucho más peligrosos. Abriéndose paso entre sus piernas, Asthur pudo sentir un intenso calor, pero también una increíble humedad. Tocó con levedad la tela que lo separaba de la feminidad de aquella mujer. Primero con un dedo, después con dos, haciendo que éstos danzaran sobre la zona, explorando nuevamente después de tantos años. Besó los labios que no paraban de hablar e insistían en decir incoherencias "Escúchale".-Te equivocas...- Su agitada respiración, dejaba a su voz sonando como un susurro, ronco y grave.- Tu conoces esto perfectamente.- Dicho eso presionó sus dedos contra aquella entrada tan prohibida y privada, dejándola arquearse y retorcerse bajo su peso. Que vista tan más hermosa, se dijo internamente. Y sin querer esperar más, hizo a un lado aquella prenda que resguardaba mil y un recuerdos de su pasional historia. Tantas noches juntos y muchísimas más separados. "Ella ya no está viva"
Contuvo el aliento cuando sus dedos por fin tocaron la piel más ardiente en el cuerpo de Agatha, la más suave y delicada dermis que hubiese sentido nunca. Devorándola con la mirada, recordó todos las noches en los que sus sueños llegaron a esta parte, teniendo a Alyn a su merced preparada y gustosa por recibirlo, y al final todo se desvanecía, haciéndolo despertar con un increíble vació. Pero esta vez sería diferente y no sólo lograrían consumar su acto, si no que también permanecerían juntos. Ya vería cómo explicar la presencia de un humano en Mirovia. "No es posible su presencia aquí" Abriéndose paso en su pequeña entrada con movimientos lentos, Asthur miró como su cara era deformada por el placer incontenible de estar siendo ultrajada de aquella manera, por sus dedos, por él. Una vez dentro, comenzó con un tortuoso vaivén acompasado, dejándola acostumbrándose a su invasión. Arrancando más de un suspiro de la garganta de la mujer. Alimentando la desesperación por un ritmo más intenso.
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Post by Agatha Bloodspell on Jul 11, 2017 4:19:06 GMT
Cuánto había esperado por esas caricias... sentía el fuego pero también ese cariño atrapado en esas manos que tan impacientemente tocaban su pecho, el calor de aquella boca que saboreaba cada parte de su piel. Jaló aún más las sábanas mientras sus piernas respondían desesperadas al momento en que sintió al Soberano explorarla con sus dedos. Lentamente, con delicadeza como si deseara preservarla, tantear el territorio, acostumbrarse a esa humedad que su presencia provocaba.
//Házlo que se funda contigo// Su cuello se encontraba tensionado, aún con la cabeza echada hacia atrás. Se reprimía los gemidos, las ganas de pedirle que la tomara y la hiciera suya. Estaba mal... muy mal. Sin embargo el poco control que aún poseía se perdió al momento de escuchar la profundidad de aquella voz insistiendo que se hallaba en un error. La hacía vacilar, empujando su voluntad al abismo. Se encontraba ya totalmente perdida entre esa pasión y añoranza que había sido despertada en Asthur al ver en ella la imagen de su amada.
Con el cuerpo tendido debajo de la figura de Asthur quien estaba imponiendo dominación, total control de la situación estaba a punto de ignorar totalmente a su consciencia y dejarse llevar por sus instintos. //Qué importa... No eres tú pero de ti beberá// Emitió un quejido, tratando de aullentar a esa voz que era cada vez más difícil de controlar. La había tenido tanto tiempo en el encierro y ahora estaba orillándola a la locura.
Abandonó las sábanas que ya había arrugado por la fuerza con las que las había estado sosteniendo entre sus dedos. Era imposible resistirse; no podía más. Sus manos regresaron al punto de tensión; en donde su virilidad esperaba ansiosa por conocer su intimidad. Frotó suavemente a pesar de que sus manos deseaban ser bruscas, hambrientas por su contacto. Sus labios se separaron permitiendo la suavidad de su voz escaparse entre suspiros. La mano que se encontraba libre la llevó hasta la nuca de Asthur, jalándolo suavemente hacia su cuerpo, pidiéndole con el lenguaje silencioso que explorara más. Levantó ligeramente su cabeza, lo suficiente para rozar sus labios con los de él.
Permaneció así, con las frentes pegadas, exhalando sobre su rostro. El vaho que salía de su boca a causa del choque del calor de su aliento y el frío del ambiente, los rodeó apenas por segundos, haciendo una cortina para lo que saldría después de su boca. -Por favor...-. Su petición fue frágil... casi mostrando esa vulnerabilidad que a veces quebraba su corazón. Podía sentir de nuevo las lágrimas asomándose entre sus pestañas, haciéndole de la visión una cristalina imágen, borrosa... así como su juicio nublado por su lujuria. //Házlo// -...por favor...- volvió a pedir, esta vez presionando aún más su mano sobre él, pidiéndole con su tacto que respondiera a sus plegarias. Cerró los ojos, buscando en su interior una última vez algo de sentido común... algo de moralidad, pero lo poco que quedaba no era suficiente... Estaba totalmente mezclada entre lo prohibido y lo que su cuerpo le pedía.
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Asthur
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Post by Asthur on Jul 11, 2017 5:59:29 GMT
No podía más, su miembro se encontraba tan erecto que ardía bajo sus ropajes. Era un dolor que se extendía hasta su vientre y que sólo podía curar la mujer debajo de él, pues era la única responsable de su agonía palpitante. Incluso había convertido su cama en un montón de telas arrugadas, pues sentía un éxtasis que liberaba tirando de cuanta cosa encontrara. Sin embargo algo que lo tomó desprevenido, fue cuando se vio sujetado de la nuca, haciendo que su frente y la de ella se unieron, creando una conexión, desempolvando vínculos que creyó rotos, que creyó extintos. Su corazón tembló, imposible no volver a amarla. No, imposible negar que nunca salió de sus pensamientos.
Las cálidas palabras de Agatha retumbaron en su cabeza, ella se balanceaba entre la locura y la expectación, sólo en la espera de su irrupción. Sin embargo Asthur sintió el peligro, la contrariedad, el miedo, pero también el ardor, el hambre...El amor. Se levantó con brío arrodillándose sobre la cama, desprendiéndose de las manos de Agatha, pero no de su control. Para así poder quitar su cinturón con premura, escuchando el tintineo del metal al ser lanzando en algún punto de la habitación. Acto siguiente, se despojó de su pantalón y ropa interior, quedando expuesto y completamente libre. Más sólo le dejó apreciarlo pocos segundos, pues enseguida la levantó consigo para lograr arrancarle el resto de sus prendas, sacandole el vestido por sobre la cabeza.
Se quedó así un largo momento, con la mujer completamente desnuda entre sus brazos, deleitándose y preservando aquella imagen para siempre. Pero no se conformó con sólo mirar. Volvió a tomar su lugar sobre ella, colocando su miembro cerca de aquel sitio tan sensible, saboreando el calor y la humedad, rozando con delicadeza. Él cerró los ojos, lleno del completo goce de estar a punto de... "No". Sintió el sudor correr por su frente, no era momento para dudar, no era momento de pensar, sólo bastaba con dejarse vencer por la demencia. Y su demencia siempre había sido ella.
Gruñó con la vacilación rosando en su rostro y se agachó para besarle con lujuria, como si con aquello lograra acallar todas las voces, despejar su mente de las dudas. Su miembro volvió a rozar aquella intimidad, presionando pero sin entrar. Derritiéndose cual hielo entrando a un horno. "Ella no es quién tu crees y lo sabes".- No te dejaré ir.- Su voz estaba completamente oscurecida por el recelo, pues la sensación de pérdida era fuerte incluso con ella entre sus brazos. Pareciera que tenerla frente a frente no era prueba suficiente para su corazón. Pero no le importaba. Entonces y sin previo aviso, entró de una firme estocada al interior de la sucubo. Ya no deseaba seguir esperando, ni tampoco podía. Debía darse prisa o podría despertar sintiéndose vacío.
Fueron breves segundos en los que no supo describir las emociones que ahora transitaban por su mente. "Es diferente" "Es mejor" "No es igual" "¿Prefieres quedarte sin nada?" "Que calor" "Me encanta" "Es hermosa" "No es ella" "Es mía" "No te dejaré ir". Comenzó a moverse inmediatamente, tratando de acallar todas sus voces, todas las razones por las que no debería estar haciendo esto. Su mente se tornaba en su contra, pero no pudo detenerse.
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Post by Agatha Bloodspell on Jul 11, 2017 7:05:29 GMT
Apreciaba la urgencia con la que Asthur se despojaba de sus ropajes, observándola con aquél fuego en sus ojos. "No es a mí a quien ve...". Sintió de pronto una chispa de tristeza, estando ahí, tendida sobre aquella cama, con los cabellos esparcidos sobre las sábanas y el rostro enrojecido por la pasión que intercambiaban. Tuvo oportunidad de notar los detalles de su rostro y su cuerpo, admirando su belleza. Se lamentó sintiendo al tope de su garganta esa negación que todo ese tiempo luchaba por escaparse de sus labios. No pudo... No pudo detenerse puesto que una vez que Asthur la tomó y comenzó a desvestirla, conscientemente comenzó a desearlo. Empezó a irse más allá de su naturaleza y ahora no sólo lo necesitaba como sucubo sino también como mujer.
Esperaba con ansias sentirlo en su totalidad; aquellos roces que se presionaban contra ella la hacían temblar. Llevó sus manos hacia los brazos de Asthur, presionando las yemas de sus dedos sobre él. Dejaba marcas ante la fuerza que imponía pero estaba tentándola, como si quisiera jugar con sus emociones. "Justo como tú lo estás haciendo...". No hubo tiempo para sentirse peor puesto que en ese momento en que ese pensamiento invadió su consciencia, el Soberano ya estaba adentrándose en ella moviéndose con firmeza. Se le escapaba la voz con cada movimiento.
Las sensaciones eran increíbles, tanto que sentía un ardor hasta la punta de sus pies. Movía sus caderas respondiendo a los movimientos de ese hombre que con tanta pasión estaba tomándola; justo como siempre había deseado... Qué afortunada aquella mujer cuyo lugar ahora estaba tomando... el ser tan amada, tan deseada... "No te pertenece". Gimió más fuerte de lo que había hecho antes; se sentía desesperada. Parecía que no podía ser suficiente el tenerlo así. //Come... come... come...// Sus movimientos fueron más rápidos mientras que sus caderas serpenteaban permitiéndose sentir el miembro de Asthur en su totalidad.
Sus manos se relajaron acariciando aquellos brazos cuyos músculos se encontraban tensionados; apreciababa su figura, la forma tan cuidadosa en la que parecía que ese cuerpo había sido esculpido. "Bendecido por los Dioses...". Abrió los ojos para enredar sus miradas mientras paseaba la punta de sus dedos sobre su pecho hasta llegar a su cuello. Rasguño suavemente. Sus ojos pedían más. Su cuerpo ardía conforme su apetito se hacía aún más voraz. Presionó más su cuello, sometiéndolo para impulsarlo hacia atrás. Comenzó a dominarla su naturaleza; esa oscuridad que se imponía por devorar... por arrancar las pasiones ajenas. Se puso encima de él, aún con su mano apretando mas no de forma amenazante. -Yo tampoco lo dejaré ir-. Se inclinó para besarlo, explorando aquellos labios con sus dientes y lengua; era tan prohibido pero ahora la culpa se había guardado y sólo existía aquella emoción y adrenalina que le hacía palpitar con mayor insistencia ese corazón tan magullado.
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Asthur
Soberano del Invierno
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Post by Asthur on Jul 14, 2017 3:35:35 GMT
Sus caderas se movían a un ritmo acelerado, tal vez con demasiado ímpetu para considerarse romántico, pero no el suficiente para lastimarla. Las gotas de sudor recorrían su piel acalorada, ardorosa. Besó su cuello una vez más, dejando que la mujer suspirara entrecortada, agonizando por el placer que recorría su cuerpo. "Estás corrompido por su recuerdo" Así es, pero él no deseaba escuchar más a la razón, a la realidad que le gritaba con silenciosa voz.
Sus estocadas aumentaron a un ritmo mucho más vigoroso, disparando la sensación de goce hasta la punta de cada extremidad. Sin embargo, Asthur deseaba acallar la enorme confusión que le quemaba, pues el tremendo desorden en su linea del tiempo le creaba un agujero negro en sus entrañas, ¿Cómo terminó así? No podía recordar nada antes de que Alyn apareciera. La preocupación de que algo faltaba, de que una parte de su memoria estaba en la oscuridad, simplemente inaccesible para él, como un velo que cubría el paisaje de una importante verdad. Pero el soberano no lograría concentrarse ni contenerse. No con ella debajo de él.
Alyn lo miraba con tanta intensidad, que sus ojos se estrecharon al sentir la electricidad recorriendo su columna. "Te está consumiendo". Sorprendiéndose un poco al sentir las manos de la sucubo sobre su cuello, aferrándose a él con lascivia. Se dejó guiar por ellas hasta que quedó completamente a merced de Agatha. Era su turno de ceder. Sintió sus caricias, sus besos, era como si sus labios quisieran arrancar hasta el ultimo soplo de su alma."No es ella". Besos demandantes, violentos, "No es ella", ansiosos, incluso dolorosos. -Alyn...Alyn...- La mencionaba cada que tenía la posibilidad, casi de manera inconsciente, cada que reunía las fuerzas y el aliento para lograr articular palabras. -Alyn...- Ella se movía a un ritmo tan intenso como perfectamente sincronizado al movimiento de sus caderas. Sentada sobre su cuerpo, Asthur no podía perder detalle de la mujer, desde los pliegues de su piel, hasta todos sus lunares. "Tan bella como irreal".
Ahora era él quien se aferraba a las pieles de su cama, quién alborotaba las sabanas y jadeaba a ratos cuando la presión en su pecho era demasiada. Estaba tan complacido en todos los sentidos posibles para un hombre, que de verdad pensó que podría morirse y desfallecer en ese mismo lugar en brazos de su amada, completamente feliz. Sin embargo, algo dentro de su caótica mente seguía tratando de tomar el control nuevamente. Esa parte que intentaba iluminar el fragmento de su razón que estaba siendo bloqueado por alguna razón. ¿Cómo llegó Alyn a Mirovia? ¿Cómo lo encontró? ¿Cómo..?. Su rostro se crispó por la aguda sensación en su cabeza, ¿Por qué...?.-¿Alyn...?- Su visión tornándose borrosa y empañada, no le permitía apreciar el rostro de su amada, como si una densa capa de niebla mental se lo impidiera.
Parpadeó repetidas veces, interrumpiendo el vaivén entre sus cuerpos. Levantándose con cuidado para evitar alejar a la mujer, pero manteniendo una mano sobre sus parpados. ¿Qué ocurría? La sola idea de que todo este tiempo ella hubiese sido un espejismo y que ya estaba por acabarse el tiempo juntos dentro de sus sueños le provocó un terrible pánico. Unas terribles nauseas por lo asqueroso que le resultaba seguir existiendo al despertar. Esa preocupación hizo que repentinamente se aferrará a los brazos de la mujer, presionando sus dedos sin medir su fuerza. - Si llegaras a irte...Llévame contigo.- Su tono vacilaba tremulante, pero hablaba en serio, lo dejaría todo atrás por más días a su lado. Y aun con sus parpados cerrados, temeroso de que al abrirlos ella pudiese evaporarse, la ancló como pudo cerca de él. No permitiría que se fuera. Por lo que sus brazos se afianzaron fervientes a su cadera, dejando su rostro apoyado en el cuello de la mujer. - Y si no pudieras llevarme...- Reanudó el movimiento de sus caderas, mordiendo con posesión la piel de su cuello, para dejarle una marca que difícilmente borraría el tiempo. - Mátame aquí mismo.-
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Post by Agatha Bloodspell on Jul 14, 2017 5:41:44 GMT
El nombre de otra mujer pronunciado de aquellos labios tan fríos que acariciaban los suyos desde hace ya rato atormentaban cada vez más y más su consciencia. La tristeza que la invadía, sabiendo que nadie antes y probablemente nunca, pronunciaba el suyo. Desconocía esa satisfacción de sentirse deseada, de ser alguien cuyo nombre estuviera sembrado en la consciencia del ser ajeno. Cerró los ojos, perdiéndose en la oscuridad; aún con aquella tristeza asentándose en su pecho mas experimentando un enorme placer que se extendía hasta las puntas de sus dedos.
Abrió los ojos para mirarlo retorciéndose debajo de ella. Apenas pudo sonreír. "No... no sonrías..." se castigaba; su consciencia volvía a ratos, alzando la voz, arrastrándola hacia un lugar lleno de remordimiento. Poco a poco Asthur fue enderezándose, con cuidado sosteniéndole en sus brazos mientras que cubría sus ojos con su mano. Sus movimientos se detuvieron lo cual le hizo sentir una sensación más fría de lo que había sentido al llegar a la Isla Gélida. ¿Estaba bien? Se quedó inmóvil, observándolo por segundos antes de que el Soberano volviera a aferrarse a su cuerpo. El ruego en su voz... la desesperación... la miseria //Cómetelo, cómetelo//... Pasó una de sus manos por el cabello de Asthur, acariciándolo con suavidad... Estaba ahogándose en una mentira, depositando amor en donde no era merecido.
El peso sobre su cuello, el aliento chocando contra su clavícula; sintió escalofríos. De nueva cuenta el ritmo en su interior continuó a lo que respondió puntualmente, aún con sus manos sobre el cabello del Soberano. Su comando era tan tentador por la forma en que su ruego se clavaba hasta el rincón más oscuro de su alma. Dejó escapar un grito al sentir aquella mordida; el dolor... intenso... le ardía mas eso no hizo más que aumentar el placer que experimentaba, el fuego que se encendía cada vez más y más, aumentando en un pico hasta la cima de la locura. //Pídeselo, PÍDESELO//
Movía sus caderas a un ritmo más acelerado, buscando las formas de darse más placer pero también infundirlo en él. Debía hacerlo... debía terminar... su hambre estaba desatada y si no conseguía alimentarse no estaba segura de qué pasaría. -No podría matarlo aunque me lo pidiera- //Sí, sí puedes// Agatha luchaba contra sí misma en aquél momento, dándose la oportunidad de disfrutar a pesar de la constante resistencia y culpa que apretaba su cabeza. Jaló su cabello forzándolo a que su cuello se hiciera hacia atrás; cada músculo y arteria, tenso, expuesto ante su vista, tentando a la suavidad de sus labios para posarse en él. Recorrió esa piel, tan suave... tan clara... Mordió suavemente entre sus jadeos que entrecortaban su respiración. Podía sentir la palpitación de su yugular en sus labios... tan tentador que era clavar sus dientes, sentir el calor de la sangre escurriendo sobre su pecho... "No... él no... es inocente".
Presionó su pecho contra él, aún abrazando su cabeza con sus manos. Podía sentir el calor intercambiarse entre las pieles como si fueran parte uno del otro. Reposaba su boca sobre la oreja del otro. Apenas podía; estaba perdida, sentía que las palabras no saldrían. -Soy suya- dijo apenas con el aliento cansado, agotado y totalmente sometido al hambre y desesperación. //Que no se escape//
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Asthur
Soberano del Invierno
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Post by Asthur on Jul 19, 2017 22:42:26 GMT
La mujer nuevamente retomaba un ritmo acelerado, uno lleno de rabia y deseo. El clímax se acercaba, los acechaba a ambos como lobo en el bosque, amenazando con saltar en cualquier momento. Sintió su cabello siendo halado, soltando un suspiro que rozó sus labios, apenas audible. -Si.- Así, exponiendo dócilmente su cuello, como si no dudara en dejar su vida en las manos de esa mujer. Cerró sus ojos al sentir sus labios mordisqueando su piel, saboreando su esencia. Jadeó inevitablemente mientras los dedos de Agatha se enredaban en su melena, cerniéndose con firmeza sobre él, ahora dejando que su rostro se hundiera en su pecho, tan cerca de su corazón que logró escuchar el sonido de sus palpitaciones aceleradas, llenas de regocijo. ¡Pidiendo por más!. Sujetó a Agatha del trasero, casi obligándola a recibirlo más profundo, enterrando sus dedos con fuerza dejando más marcas rojizas en su delicada piel. Con expresión ahogada por el placer, Asthur aceleró el compás de cada estocada, llegando más profundo en aquel ser bajo él. Enterrándose cada vez más y más, dejándose intoxicar de sensaciones como desenfreno y hambre. El soberano gruñó al sentir las primeras contracciones en su vientre bajo. No, aun no, no había disfrutado de ella lo suficiente. La alzó en sus brazos para colocarla boca abajo, acto seguido él se posó sobre ella nuevamente, entrando deprisa y con urgencia una vez más. Besó su hombro, permitiéndole a su nariz rozar su piel, aspirando el aroma que esa mujer emanaba, casi llevándolo al éxtasis. Se apresuró a comenzar con el movimiento repetitivo, firme, sin pausas. Lo sentía venir cada vez más cerca, aquella culminación fulminante que se cernía sobre su mente y cuerpo. -Déjame escucharte.- susurró en su oído, arrastrando las palabras.
Apresuró el vaivén, ya sin miramientos, ya sin temor por el futuro, ni dudas sobre el pasado. Dejando que la electricidad corriera entre los dos, dejando que el cosquilleo se esparciera por cada centímetro de su cuerpo. La sintió estrecha e irradiando un fuego demasiado intenso, pero eso lo motivó a continuar, pues sabía que ella deseaba tocar el punto más alto de aquel placer, y cumpliría con gusto sus demandas. Apretó su cuerpo al de ella, deseando que así pudiera sentir su presencia hoy, mañana y siempre. Su aliento agitado, su visión nublada, su juicio perdido, de pronto sus estocadas se volvieron más irregulares, más aletargadas, y de pronto Asthur jadeó, rindiéndose a aquel placer de no poder moverse más, de no poder contener más la explosión dentro de él.
Su cuerpo perdió el control, sus puños apretaron las sabanas y sus músculos se contrajeron bajo la influencia de aquel orgasmo, de ese terremoto de gloriosas sensaciones. Sus brazos flaquearon, pero no dejaron que su peso aplastara a Agatha por completo. Sonrió un poco una vez recuperó el aliento perdido. Besó esa espalda que se encontraba enrojecida gracias a sus "malos tratos". Rió con levedad sin poder evitarlo, dejando escapar un débil suspiro sobre esa piel, ella seguía allí, ella era real, aquella voz ya había desaparecido. Sin embargo, pensó que tal vez había sido un error haber terminado con aquella posición, pues no le había permitido apreciar el rostro que tanto había anhelado por volver a ver, se dijo que la próxima se aseguraría de admirarla como era debido. -Alyn...Amor mío.- Se separó de ella con pesar, pero sintiendo una extraña y peculiar angustia, ¿Por qué no decía nada? ¿La habría lastimado?. Tocó su hombro con suavidad, con la intensión de poder girar su cuerpo.
Pero sus ojos no dieron crédito a lo que vieron.
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Post by Agatha Bloodspell on Jul 20, 2017 3:19:14 GMT
Esa petición, tan suave... tan llena de necesidad le causó un tremor en su piel. Sentía escalofríos de saberse tan deseada y también, tan consentida por aquellos tratos llenos de lujuria y amor; no eran suyos... no... pero ignoraba a esa voz que intentaba dominar ese lado tan salvaje que la había dominado. //Silencio... falta poco// Obedeció a las palabras de Asthur, dejando escapar fuertes gemidos que bien podrían derrumbar aquellas murallas de hielo que los aislaban del resto de la Corte. -Por usted, Soberano... cuanto quiera-. Apenas podía hablar; apenas y el aire era suficiente para pronunciar aquellas palabras y dejar escapar los gritos provocados por el tacto y embestidas de ese hombre. Ese hombre engañado, sumido en un espejismo, perdido en el juego de una mujer que se aprovechaba de su debilidad.
Por primera vez se permitió sonreír, ampliamente, sin sentirse culpable... al menos por el resto del tiempo que se mantuvo atada al Soberano. A los instantes en que su cuerpo respondían en sincronía con el placer ajeno... se dio permiso de disfrutar, estando ya en el pico más alto de esas sensaciones que por tanto tiempo se había prohibido de sentir, de saborear, de tomar como suyas.
Su cuerpo se movía a la voluntad del otro, adaptándose a sus deseos; esa parte tan oscura de su ser sabía perfectamente que era mejor que fuese como el otro quisiera... así tendría más de dónde alimentarse. Aún así, su cuerpo no permitía que el trabajo fuera de uno solo, eso y su propia necesidad de sentir más, de llenarse de esa presencia en su totalidad.
Estaba cerca... muy cerca. Podía sentir la explosión haciéndose presente en los movimientos cambiantes de Asthur, en la manera en que respiraba... de pronto... el calor... la libertad... Al fin consumía lo que su cuerpo tanto necesitaba... se sentía... viva. Oculta entre las sábanas, una sonrisa se dibujó en su rostro; por un momento se olvidó en dónde estaba. Sentía una gran plenitud rodeándola, abrazando su cuerpo, como si pudiera en ese mismo instante alejarse, abandonando su coraza terrenal para hacerse una con el todo.
Pero poco pudo experimentar aquella gloria... poco pudo encontrarse sin culpas... sin temor. La voz del Soberano le heló la espalda. Se sintió tensa, sin suficiente valor para encararlo... Habiendo obtenido alimento... tal vez los efectos de aquél engaño habrían perdido su efecto... era difícil saberlo. Sostuvo la sábana sobre la que estaba recostada para cubrir su pecho, sintiéndose con algo de pudor. ¿Qué decir? ¿Qué hacer? No le había mentido en realidad...
Su rostro se giró lentamente, sintiendo de pronto el peso de sus acciones, de su falta de control y del poco recato que había mostrado ante un ser casi divino. Deseaba desviar la mirada, posar sus ojos sobre aquella ventana y mirar hacia la nada, esperar un castigo digno de su gran falta... pero se merecía aquél contacto directo, se merecía la frialdad de la mirada ajena. Había culpa en sus ojos mas se mantenía firme sin perder la compostura. Alzó ligeramente el cuello, mostrándose lista para enfrentarse a cualquiera que fuera su merecida sentencia. -No soy quien cree que soy- repitió, esta vez sin aquella lujuria interponiéndose en su juicio.
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Asthur
Soberano del Invierno
Sólo corazones destrozados, dirán que amaron.
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Post by Asthur on Jul 22, 2017 22:45:07 GMT
Asthur no tuvo las palabras, no tuvo el aliento, ni la capacidad de ocultar lo afectado que se estaba sintiendo. Lo destruido y humillado. Lo colérico y dolido. Él, el soberano de las tierras congeladas de Mirovia, engatusado por una arcana, ¿Realmente estaba al nivel de un ser tocado por los Dioses?. Los recuerdos de todo lo que había pensado, de todo lo que había dicho, olvidándose de quién era él y de su lugar."Vergüenza". Mirovia era la razón por la cual él seguía con vida y el lugar dónde miles y miles de arcanos lograron encontrar paz, rehaciendo sus vidas. No pudo concebir que por una fracción de segundo, él estuviera dispuesto a abandonarlo todo. ¿Podría perdonarse algún día por haber ignorado así su deber? Lo dudaba.
Se levantó como si aquél fuego que lo había mantenido fundido a ella, ahora le quemase como la peor de las torturas. Ahora envuelto sólo en sabanas, mirando el rostro de Agatha, con una expresión indescifrable. De pronto el poco calor que la habitación les brindaba, comenzó a descender de manera alarmante. Se sintió vació como nunca antes en su vida, oscuro, muy oscuro y frío. - Quiero que se marche...- Habló arrastrando las palabras cortantes y desoladoras, llenas de desdén. Si bien sabía que lo que había hecho no era culpa sólo de ella, no podía seguir en la misma habitación, en el mismo templo o en el mismo mundo que esa mujer. Percibió como el enorme hueco en su pecho comenzó a tragarse todos los vestigios de emociones, de sentimientos y de calidez dentro de él. Todo rastro de amor, lavado. Los pensamientos de su lastimosa actuación frente a ella le golpeaban tan fuerte y tan duro, que su mente vacilaba ya si de verdad estaba viviendo esto o si todo era una cruel pesadilla. "¿Quién fue el traidor ahora?". Apretó sus dientes y entrecerró los ojos, casi brillantes por la rabia que le producía haber caído ante sus deseos más arcaicos. Su voluntad que creyó inquebrantable, fue derribada con el soplo del primer beso.
Pero ella ya sabía demasiado, lo había visto totalmente expuesto, débil, herido y enamorado. "Se burlará de ti apenas se vaya". - ¡Márchese y no vuelva a poner un pie en este templo! Y si llegase a escuchar algún tipo de rumor...No tendré contemplación de ningún tipo.- Nadie debía saberlo nunca y la silenciaría de una manera u otra. Temblando conforme el dolor crecía, conforme la ira lo llenaba por dentro como lluvia torrencial. Su temple, la calma y serenidad, todo desplomándose al unisono de su rostro. Pocos lo habían visto con aquella expresión, pero ninguno de ellos vivió para contarlo. Su mirada se afiló peligrosamente de un instante a otro, haciendo que el hielo bajo sus pies comenzara a resquebrajarse, haciendo que grietas y figuras irregulares se extendieran hasta algunos muros. El ambiente se tornaba cada vez más inhóspito, ahora el aire gélido casi quemara al ser inhalado y los carámbanos de hielo crecían peligrosamente sobre sus cabezas. - Si vuelve...- "No restes la culpa de tus hombros". - No volverá a salir.- Esa era la peligrosa advertencia de un hombre sumido en el dolor de ver que sus deseos, no eran más que sueños irreales. Fueron sólo segundos y de pronto el calor de la habitación se restableció, el suelo volvió a unirse y los muros quedaron lisos nuevamente. Sin embargo, no todo volvió a ser como antes. El corazón de Asthur se marchitó, así cómo todas las flores que Agatha había traído consigo, incapaces de soportar el inclemente dolor del soberano. Cansado de ser engañado, cansado de intentar rescatar el fuego que ardía para nadie.
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Post by Agatha Bloodspell on Jul 22, 2017 23:32:32 GMT
Su cuerpo se sentía sano lleno de vitalidad más su espíritu se sentía débil, totalmente minúsculo. "Escoria, eso eres" pensaba al ver aquél rostro sumido en un profundo dolor y rabia que bastaba con sólo anclar la mirada en aquellos ojos que brillaban de la manera más hermosa y atemorizante que jamás hubiera visto. Apretó la sábana que cubría su pecho, haciéndose ligeramente hacia atrás al escuchar las palabras del Soberano... No podía decir que se sentía traicionada, desilusionada o incluso con el corazón roto pero algo en su interior definitivamente se quebró. Era tal vez esa sensación de haber tenido algo que la había hecho sentir real y amada... pero lo que quedaba para convencerse de que nada de eso le pertenecía venía con un engaño, con la destrucción de la dignidad de aquél hombre. Sintió una punzada en el pecho el cual albergaba un corazón que palpitaba tan fuerte que parecía querer hacer competencia con el silencio que los acompañaba en aquella habitación.
El ambiente comenzó a tornarse frío, tan frío que podía sentir cómo su cuerpo se vencía a la baja temperatura. Por un m omento sintió que había muerto... un infierno frío... inhóspito, totalmente hostil hecho sólo para castigar su lujuria y falta de voluntad. Se merecía eso y más. Sus labios temblaban pero sus ojos se mantenían fijos sobre Asthur, escuchando cada una de las palabras que pronunciaba; sus órdenes y amenazas las cuales no desafiaría. Habían palabras atoradas en la boca de su garganta, queriendo salir, acariciar los oídos del hombre frente a ella para acallar el miedo a la humillación pero no podía. Su cuerpo sufría las consecuencias de ese hielo que se quebraba y comenzaba a tomar más lugar en el cuarto.
Por fin la temperatura volvía y poco a poco se sentía recuperada mas el temblor en su cuerpo permanecía. Sus labios aún moviéndose pero poseían más fuerza para pronunciar las palabras que ansiaban por escapar de su pecho. -No volveré a causarle ningún tipo de dolor, Soberano. No soy digna de usted... ni siquiera de pretender estar en su presencia otra vez... Esto.. lo ocurrido... quedará sólo en mi memoria. Mis labios jamás pronunciarán su nombre...- //Indigna; sólo te importó su cuerpo... su esencia// -No cometeré traición de nuevo... Lo siento... lo siento tanto. Intenté advertirle...- calló. Sabía que no debía decir más; decir más sonaría a aventar culpas pero era ella quien debió tener más cuidado, quien debió haber huído en cuanto el eco de su oscuridad comenzó a resonar en su consciencia. Se levantó de la cama, aún cubriendo su desnudez con aquella sábana. Le dio la espalda por un instante al Soberano para vestirse y no mostrarle la intimidad que minutos antes había sido completamente suya.
Sentía un nudo en la garganta y un frío más intenso que el mismo aire en la base de su vientre. Pero había una calidez aún recorriendo su cuerpo; todavía podía sentir las manos del Soberano recorriéndola casi con la misma pasión. Sólo quedaría el recuerdo de sus caricias, la sensación lejana de su aliento sobre su piel y el eco distante de su voz estremeciendo sus sentidos. Su cuerpo ya cubierto, negándole a quien fuese de las curvas tan peligrosas que arrastraban a los más fuertes. Se llevó una mano al pecho, tratando de acallar el murmullo de su corazón. "¿Cómo pudiste?". -No merezco su compasión- susurró. La suavidad de su voz permaneció cerca de ellos como un secreto más la seguridad con la que Agatha había pronunciado tales palabras era inmensa. No fingía, no pretendía humildad. Ni siquiera el desprecio de Asthur era suficiente para sentenciar su espíritu. Había manchado lo divino, corrompido la pureza de un salvador.
Se agachó para tomar el abrigo que permanecía en el suelo y cubrirse para salir. Ya era tarde y seguramente que la noche no sería tan generosa pero no podía permanecer más en aquél lugar. Su presencia era como un veneno esparciéndose en cada uno de los rincones del Templo. Había tocado el corazón de quien lo mantenía con vida, ahora se sentía responsable por lo que fuese que pasara con él. Tragó saliva, girando ligeramente su cuerpo para encarar al Soberano. Apenas pudo mirarlo. -Quisiera poder devolverle lo que me ha dado; lo he robado y me pesa tenerlo conmigo... Espero que su espíritu se recupere sabiendo que mi alma es miserable... Si cambia de parecer y decide reclamar mi vida; estaré esperando sin temor a recibir su castigo-. Se inclinó ante él, apoyando sus rodillas sobre el hielo que quemaba su piel, con la cabeza agachada, totalmente mostrándose dispuesta y sincera ante sus palabras.
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Asthur
Soberano del Invierno
Sólo corazones destrozados, dirán que amaron.
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Post by Asthur on Jul 23, 2017 1:13:06 GMT
La escuchó, pero no alcanzaba a percibir con claridad el mensaje, pues el desasosiego le impedía esclarecer algo en sus pensamientos. Sólo quería que se fuera, que lo dejara solo para poder hundirse en la miseria que había ayudado a crear. La tormenta que ahora tenía en su interior, le dejaba cada vez más helado, más aletargado e insensible. De pronto vio el cuerpo de Agatha, abrazado por apenas aquella sabana. La tentación hecha mujer. "Tu perdición". Apartó de inmediato su vista, creyéndola más inmoral que él. "Conveniente".
Contuvo nuevas palabras que se formaban en su pecho, esperando por salir y lastimar a la mujer de alguna forma, dejarla tan herida como lo habían dejado a él, pero no pudo, sorprendentemente nada salió de sus labios en ese momento en que su corazón estaba tan adolorido. Talvez porque de verdad no deseaba herirla en ningún sentido, sólo no quería verla nunca más. No quería recordar el punto de quiebre que había alcanzado sólo por ver el rostro de Alyn.
Caminó hasta ella una vez la vio de rodillas, implorando su perdón, cosa que no podía darle pronto y quizá nunca. Se detuvo a una distancia prudente y habló con voz clara e incolora como el hielo que los rodeaba, muy diferente a la que había usado anteriormente.- Tomar su vida no alejará los recuerdos de mi mente, ni de mi cuerpo. Sólo váyase.- Al decir eso, se alejó de ella nuevamente. Llegó al enorme ventanal, e ignorando a los pequeños y secos cadáveres sobre ésta, perdió su vista en el horizonte.
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